La última vez que lo hice con Axel lo lastimé mucho lo admito, pero la culpa fue de él por no acceder, le pedí perdón cada vez que pude.
-Axel, dime algo-lo toque del hombro mientras que se servía un poco de leche y como siempre, no me dijo nada.
Ya habían pasado dos días después de esa escena de celos que me dio y desde entonces no me ha dirigido la palabra en lo más mínimo, lo he llevado a la escuela y no se despide de mi ni siquiera con un beso como lo hacía siempre.
-¿Cuántas veces quieres que me disculpe?-le dije tapando su paso. Bajo su mirada sin decirme una palabra-¡Axel!
-¿Otra vez peleándose?-entro nuestra madre a la cocina de sorpresa.
-Bueno, no es que-me distraje por un momento viéndola y en eso Axel aprovecho para irse de allí.
-¿Qué tiene tu hermano?
-Debe de estar cansado.
-Es que hace días que lo veo muy distante y ya me hablaron en la escuela que va muy bajo en los exámenes, ¿se sentirá enfermo?
-No, él seguro está bien, debe ser que no le gusta estar en esa escuela, ya sabes que él quería un maestro privado, recuerda que te lo dije.
-Pues si hijo, pero eso fue hace mucho, hace unas semanas que le está yendo mal, debería de hablar con él-dio un paso para dirigirse a la puerta de la cocina, yo sabía que ella tenía planeado hablar con Axel y obviamente no se lo iba a permitir, puede que se le salga decirle todo lo que le hice y eso nos metería en problemas.
-No mamá-la detuve y bese su cachete-será mejor que yo hablé con él, seguro que me dirá que es lo que tiene.
-Si Daniel, tienes mucha razón, eres tan buen hermano-me sonrió y tallo mi cachete, parecía feliz de ser mi madre. No dije más y me dirigí al cuarto de Axel, como se había dañado la perilla pude entrar sin problemas.
-Axel-él se encontraba sentado en la cama con su vaso de leche en las manos y la mirada ida, parecía enfermo-¡¿Axel, estás bien, te duele algo?!-me hinque frente a él y vi aquella mirada que solamente veía a la nada-¿estás enfermo?-toque su frente, estaba muy caliente, lo moví muy levemente y eso hizo que soltará el vaso de leche dejándolo caer sobre el piso, se tiró sobre la cama aun sin verme, se veía muy mal, ¿Cómo no me había dado cuanta antes de que él estaba enfermo? ¿Qué clase de pareja soy que no nota cuando la persona que ama está mal?-tranquilo amor-lo acomodé mejor sobre la cama y lo tape, no podía dejar que mi madre lo viera así, no sabía si por la fiebre Axel le podría decir algo-Axel, ahora vuelvo.
Bajé algo rápido y salí sin que mis padres me vieran, prontamente compré unas cuantas cajas de pastillas que le pudieran servir. En cuanto llegué lo hice tomarse más de una pastilla sin que él quisiera. Axel odiaba tomarse pastillas, odiaba todo tipo de medicina, es por eso que mi madre siempre le daba remedios caseros.
-Vas a estar bien, ¿sí?-toque su frente una vez más y aún estaba muy caliente.
-Dani-me lo dijo apenas moviendo los labios.
-¿Pasa algo?-me senté en la cama sujetando una de sus palmas con ambas manos, tenía sus mejillas muy rojas y esos hermosos ojos en los que siempre me perdía, los tenía llorosos.
-No vuelvas a tocarme, por favor…-aquello que dijo con sus suaves palabras me hicieron negarme automáticamente a lo que me estaba pidiendo, no podía hacer eso, no podía tratarlo como a mi hermano.
-No me pidas eso-bese muy levemente sus labios-no puedo prometerte nada de eso, bien lo sabes.
-Me lastimas hermano-nuevamente veía aquel dulce hermanito que tanto amaba, pidiéndome eso, se veía tan indefenso, tan enfermo. Tantas emociones juntas al verlo que no podía soportar verlo mal.
-Ésta bien, no volveré a tocarte, pero recupérate, no quiero verte peor-cumpliría esa media promesa solamente hasta que se mejorara, no podía abstenerme durante mucho tiempo.
-Gracias Dani-me lo dijo con una media sonrisa que apenas y podía hacer.
-Te amo Axel-se lo repliqué para que no se sitiera más mal, posiblemente él comenzaría a amarme después de que viera que lo cuido bien.
-Quiero dormir…
Fue lo último que me dijo antes de cerrar sus ojos, ese día me quede junto a él hasta que llegará la noche, no me importo nada más que solamente él, fue algo difícil ocultarle a mi madre que estaba enfermo de fiebre, ella es muy preocupaba, pero a mí siempre me cree, así que lo que le inventé fue que Axel estaba cansado y quería estar solamente conmigo.