-Ya no lo haremos más Axel-y si, allí se encontraba el hermano mayor diciéndole al menor que ya no había nada entre ambos.
-¿Entonces ya seremos cómo hermanos?-me dolían esas palabras pero acerté ante su pregunta.
-Cometí muchos errores con la familia, estuve a punto de decir todo.
Nos encontrábamos en mi cuarto, ese día era de noche y justo el momento para decirle todo eso.
Ya habían pasado algunos días luego de aquella pelea que había tenido, mis manos estaban aún lastimadas, pero podía moverlas más libremente.
-Eso me pone feliz Dani-vi cómo me sonrió. Realmente él estaba feliz, no podía creerlo, jamás creí decirle algo como eso.
Mi idea era que él y yo estuviéramos juntos para siempre, haciendo el amor como es debido, pero hasta que no pueda tener una casa propia con Axel será un poco difícil que sigamos teniendo una relación. Por primera vez en la vida me sentía muy deprimido, aunque no lo diera a notar me sentía muerto por dentro, como dicen los que se enamoran y los dejan. Yo estaba justamente como alguien al que le estaban matando toda ilusión de estar con la persona que más ama en la vida.
-Te vez feliz-le dije.
-Siempre quise que lleváramos una relación de hermanos y no de otra cosa.
-Sí, me imagino que si-me senté en la cama-vete, tengo tarea que hacer.
No estaba de humor para hacer algo, pero no podía tenerlo allí si tenía tantas ganas de tenerlo en la cama, teníamos tiempo sin hacerlo y eso me mantenía aún más frustrado.
-Axel me dijo que estás mejor Daniel-mi madre hablo en la cena de la siguiente noche luego de terminar con mi hermanito.
-Lo estoy-tosí un poco viendo a Axel que estaba justamente sentado frente a mí. Él me veía muy poco, parecía evadir mi mirada.
Apenas y había tocado el pollo a la parrilla que había hecho mi madre y me encontraba satisfecho. Estos días había estado sin comer mucho y afortunadamente ninguno de ellos se habían dado cuenta. Lo que hacía era tardarme mucho rato comiendo un solo pedazo de lo que fuese que estuviera en el plato y ya que todos se retiraban de la mesa yo lo hacía con mi plato casi completo. Llevaba días deprimido, ni si quiera funcionaba tan bien en la escuela y ya casi era tiempo de salir y estos son los días en los que más tareas me dejan. Estaba realmente exhausto de pasar por todo eso sin que alguien se diera cuenta.
Finalmente se retiraron de la mesa y yo detrás de ellos.
Me fui a mi cuarto con solo darle las gracias a mi madre por la comida, Axel no me dirigió la palabra en ningún momento y se quedó abajo con mis padres viendo la televisión, me alegraba que pasara más tiempo con ellos, tal vez así se sentiría mejor.
Sentí un profundo mareo cuando cerré la puerta de mi cuarto, pude sujetarme de uno de los muebles antes de poder caer sentado sobre el piso.
-Que pesadez, ahora tendré que lidiar con esto-tenía alguna idea de lo que le pasaba a mi cuerpo al no recibir la suficiente proteína que era debida, pero no podía hacer más.
Se llegó el siguiente día y lo único que podía hacer desde ahora era contar cada uno de los días que pasaban por mi vida. Las cosas empeoraban cada día más.
-¡Axel, vámonos!-dije apenas y escuché cando cerraba la puerta de su habitación.
-Daniel, ¿estás bien?-una madre preocupada por su hijo que estaba deprimido y posiblemente enfermo apareció muy tarde.
-Si mamá, ¿por qué no lo estaría?-di otra sonrisa fingida.
-Te vez muy pálido-toco mi frente mirándome con sus ojos de madre sabelotodo. La verdad es que esta mañana había tenido otro mareo.
-Estoy bien, no te preocupes-sonrisa fingida a flote-ya nos tenemos que ir-lo dije en cuanto vi a Axel bajar de las escaleras, no quería que él se diera cuenta por lo que estaba pasando. Como lo mencioné antes lo menos que espero es que me vea como alguien que no podrá protegerlo.
Nos subimos al carro y como de costumbre ni una sola palabra salió de su boca.