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Un amor que va más allá de la sangre. por Niche

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Habían pasado varios días después de la última plática interesante con él. Me refería a aquella en la que él se había puesto celoso o eso era lo que me había parecido ver.

Esa tarde que llegábamos de la escuela yo tenía mucha tarea que hacer, así que me subí la comida al cuarto junto con algún litro de agua para no interrumpir lo que tenía que hacer.

Mi madre había salido a hacer las compras de la semana en el carro, así que esta vez nos quedamos solos Axel y yo.  Aunque no era ya nada especial estar a solas con él porque ya nada era como antes o al menos eso no quería yo, pero él parecía pensar diferente ya.

-Listo a terminar esto-me refería a la tarea. Me senté frente a mi escritorio, abrí la laptop y la prendí. Di un movimiento mal con mi codo y no fui capaz de ver el enorme vaso de agua que tenía  a un lado sobre mi escritorio y como todo chico listo la derrame sobre mi pantalón y en todo el piso-¡Idiota!-me dije a mi mismo dándome el levantón de la silla.

Me quité el pantalón mojado y el bóxer no quería salir completamente desnudo de mi cuarto. Así que me puse una toalla para poder salir como buen chico discreto.

Salí de mi cuarto algo disgustado de mi torpeza. Cuando pasé por el cuarto de Axel lo escuché muy silencioso y con un muy pequeño ruido que se me hizo extraño, no di mucha importancia y seguí de paso. Fui por el trapeador que se encontraba en la cocina y al pasar nuevamente por el cuarto de Axel seguía escuchando ese ruido. Como todos dicen, “la curiosidad mato al gato”. Abrí muy poco la puerta y con algo de cuidado, el panorama era la de un cuarto muy normal, Axel se encontraba recostado de lado en su cama y con una de sus manos entre sus piernas, lo más raro era que no tenía pantalón y estaba solamente en bóxer.

Escuché un muy suave gemido que salió de él. No podía si quiera creer lo que me estaba imaginando cuando lo escuché. Era como si se estuviera masturbando. Era un producto de mi imaginación. Axel nunca se había masturbado y no parecía ser esa clase de chico que se tuviera que masturbar, aunque pensándolo bien, está en esa edad de que a los chicos les da por hacer eso seguido. Inclusive a su  edad yo lo llegué a hacer muchas veces.

-¡Axel!-grité empujando la puerta para que se abriera por completo.

Cayó al suelo del susto con su mano dentro de su bóxer.

-¿Hermano? ¿Qué haces aquí?-se levantó de inmediato y saco su mano de donde la tenía. Estaba completamente rojo de sus mejillas.

-¿Qué es lo que hacías?-me fui acercando hacía él.

-Estaba acostado, me iba a dormir.

-¡Axel, quiero la verdad! ¿Qué es lo que hacías?

-Me e…estaba m…masturbando-parecía que era muy difícil para él admitir eso. Lo bueno de Axel es que no podía mentir, así que sin tanto preámbulo me lo confeso.

-¿Y desde cuándo haces eso?-esto parecía un interrogatorio pero quería saberlo. Sentía que estaba tomando el papel del hermano mayor.

-Desde hace más de tres semanas-no pudo más y desvió su mirada de mi viendo hacía el piso, parecía avergonzado.

En ese momento me di cuenta de que él se había estado masturbando después de que jamás lo había vuelto a tocar. Había olvidado por completo que es un adolescente y en esa edad les dan muchas ganas de tener relaciones.

-Dime Axel-puso su mirada sobre mí. Trague saliva y me acerqué más a él estando a unos cinco centímetros de distancia-¿Tienes ganas?

-¿Eh?-sus ojos los abrió lo más que pudo al escuchar eso.

-Me refiero a que si quieres que lo hagamos-fui más claro para que lo entendiera. Me sentía extrañado de decirle eso, porque ya me había resignado a estar en la abstinencia mientras viviéramos en esa casa.

-D…Dani-parecía muy nervioso.

-¿Querías que fuera como antes, no?

-Si hermano-me respondió con aquella voz tan tierna que tanto amaba escuchar.

Cerré la puerta para no tener alguna interrupción. Recosté a Axel sobre su cama. Me quité la toalla para que no me estorbara, me quité la camisa al igual, me sentía como el de antes. Me acomodé sobre él besando su cuello. Mi miembro tocaba innumerables veces el suyo que aún se encontraba cubierto por su bóxer. Le quité su camisa para poder lamer todo su torso como me complaciera. Lamí y mordí sus pezones rosas, los había extrañado tanto. Mi mano la dirigí hacía su miembro moviéndolo, lo tenía erecto, parecía estar muy excitado.

-Axel, te amo-le dije al oído mientras le mordía su oreja. Él solo gimió al sentir eso.

Me senté en la cama dejándolo acostado mientras me veía directo, estaba justamente con mi miembro cerca de su trasero, pues había puesto su pierna derecha sobre mi pierna izquierda y su pierna izquierda sobre mi pierna derecha. Le quité su bóxer que era lo único que me molestaba que trajera puesto. Masturbé su miembro muy lentamente viendo como comenzaba a gemir, parecía disfrutar que yo lo tocara.

Lamí la planta de su pie derecho chupando sus dedos después. Conduje mi lengua hasta llegar a su miembro y procedí a lamerlo. Masturbé y chupé su pene sintiendo lo duro que lo tenía.

No podía creer que por primera vez lo estaba haciendo con él sin que antes se hubiera negado.

Lamí y besé su abdomen con mi mano sujetando su pequeño miembro. Me coloqué sobre él nuevamente, lo abracé y comencé a meter mi miembro en su entrada, esta vez muy lentamente para no lastimarlo. Podía escuchar como sollozaba con cada segundo que pasaba introduciendo mi miembro en él. Le besé sus lindos labios. Pude sentir como llegué hasta el fondo en cuestión de segundos. Escuchaba esos gemidos salir de su boca. Cerró los ojos, se veía muy avergonzado de que lo estuviera viendo como siempre lo había hecho cuando hacíamos el amor.

Una y otra vez. Dentro y casi a fuera. Palabras que me venían a la mente mientras podía escuchar como golpeteaban nuestros cuerpos.

-D…Dani-esa voz, sonaba en mi mente cuando veía su rostro, lo veía mover sus labios, solo esa palabra mencionaba.

Daba hasta a dentro. Por alguna extraña razón esta vez fue mucho más suave y romántico. Las otras veces lo había sentido una necesidad de hacerlo mío. La tarea, la escuela, la casa. Nada fue prioridad para mí, más que Axel. Solamente quería verlo a él, quería abrazarlo, besarlo y no dejarlo ir.


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