Habían servido para la cena pechuga rellena, acompañado de una ensalada y un aderezo agridulce. Fue extraño, pero sabía muy bien.
Nos trajeron unas botellas de vino a la mesa, lo cual no duro mucho estando mi padre allí. Él tomó mucho junto con esa mujer llamada Lucia.
Yo igual me serví unos cuantos tragos para quitar un poco el estrés de toda la semana. La chica se había servido aún más que yo y parecía estar en sus cinco sentidos.
Había llegado por fin la hora del baile en parejas, el momento menos esperado por mí. Ya que como lo había dicho antes, quería bailar con Axel. Tenía una idea. No iba a bailar, pero tampoco iba a quedarme allí sentado viendo a todos bailar.
-Axel, acompáñame al baño-le dije al oído de nueva cuenta para que me pudiera escuchar.
En cuanto me escuchó asintió. No dijimos nada y solo nos fuimos. Ellos se veían entretenidos en el alcohol, así que no los interrumpimos.
-¿Sabes que quiero que hagamos?-una vez que estuvimos un poco alejados de la música y cerca de los baños donde no habían muchas personas me atreví a decirle.
-¿Bailar?-se rió un poco.
-No… Se me ocurre algo mucho mejor. ¿Y si lo hacemos en el carro?-cuando escuchó mi pregunta vi como su expresión cambió a sorprendido-Vamos Axel, dame ese regalo.
-No, Dani, eso no-se molestó por lo que le había propuesto así que dio un paso atrás queriéndose ir.
-Anda amor, será rápido-quizá por haber tomado alcohol estaba un poco más atrevido con esas cosas. No me importó el que nos vieran haciéndolo, aun así insistí.
-Nos verán-seguía negándose.
-Hazlo por mí… Nadie nos verá.
-Está bien-torció los ojos algo molesto.
Lo sujeté de la mano y lo más rápido que pude lo llevé al estacionamiento enorme que había en ese lugar. Nuestro carro estaba casi hasta el fondo, así que no era muy visible ante todos.
Entramos al carro y nos metimos en los asientos traseros y en cuanto cerré la puerta comencé a besar a Axel. Tenía muchas ganas de hacerlo con él por alguna extraña razón. Besé su cuello mientras que desabrochaba su camisa. Me quité mi saco y mi camisa.
-Axel, te amo-le dije mientras que estaba muy excitado. A lo cual él no me respondió. Me hizo pensar que estaba enojado conmigo, pero no me importó mucho en ese momento.
Me desabroché el pantalón y lo bajé un poco hasta que mi miembro estuviera completamente a fuera. Sujeté del cabello a Axel y lo hice que lo metiera a su boca. Lo movía de arriba abajo para que lo chupara bien. No se veía con todo el ánimo.
-Axel, quítate el pantalón, ¡ahora mismo!-saqué mi miembro de su boca para que procediera con lo que le había dicho.
Como buen niño se quitó la ropa, se veía algo tembloroso y nervioso. Tenía mucho que no lo veía de esa manera.
-¿Estás bien?-le pregunté al ver que no se veía muy convencido.
-Si-solo eso respondió cuando terminó de quitarse su bóxer.
-Amor, ¿estás molesto conmigo?-traté de buscarle su cara, perecía ocultarme sus gestos.
-No, solo hazlo-se sentó sobre mi miembro con la mirada hacia adelante y sujetándose del asiento delantero para no perder el equilibrio.
-¿Sabes que te amo mucho?-se lo dije al oído abrazándolo.
-Sí, lo sé-fue lo último que me dijo antes de que comenzara a penetrarlo.
Me moví algo lento disfrutando cada segundo, además de que estando allí dentro no era muy fácil moverme como siempre lo había hecho en una cama.
Escuchaba esos pequeños gemidos de Axel mientras la metía hasta el fondo. Yo gemí al igual que él. El hecho de estar en un lugar público me excitaba aún más.
Escuchaba esos leves golpes de mis piernas con su trasero, lo seguía penetrando. Seguía escuchando sus gemidos. Le sujeté su miembro y se lo masturbé mientras que él daba leves brincos, aún sostenido del asiento del conductor.
-Que bien lo haces, ya vas aprendiendo más-se lo dije al oído cuando sentí su semen en mi mano.
No estuvimos mucho rato allí, ya que había una fiesta dentro de ese lugar de ricos.
Me terminé por correr en su interior y como siempre fue excitante. Ambos nos veíamos algo agitados y sin abstenernos de sudar salimos del carro con los trajes bien puestos.
-Déjame darte un último beso-nos encontrábamos en el estacionamiento aun, recargados sobre ese carro en el que lo acabábamos de hacer.
Le sujeté su barbilla y comencé a besarlo. Le agarré su trasero mientras mis labios aún estaban sobre los de él. Era como si lo fuéramos a hacer otra vez y en realidad aún tenía ganas.
El beso dejó de existir, cuando sentimos la presencia de una persona cerca de nosotros, allí, parada, viendo lo que hacíamos en ese instante.
Soltó su bolso y lo dejó caer sobre el piso del estacionamiento, nos veía como extraños, como si jamás se hubiera imaginado encontrarse con una escena así, en esta fiesta tan aburrida. En cuanto Axel la vio me separó de él empujándome con ambos brazos, al parecer le dio vergüenza que alguien nos viera besándonos.
-¿D-Dani?-sonó su voz algo confundida.