Que dolor de cabeza pensé en cuanto me desperté. Pues había bebido algo de vino en la fiesta. Llevaba tanto tiempo sin tomar que con tan solo unos tragos ya estaba mareado. Solo tenía puesta la camisa blanca que va por debajo del saco y un bóxer blanco que tenía el enunciado de “man”.
Vi la hora en mi celular y apenas y eran las ocho de la mañana del domingo. Me levanté sujetando mi cabeza que casi sentía que se caería de lo pesada que estaba a causa de los tragos.
Me puse una bermuda para poder bajar a la cocina, necesitaba un poco de agua y un pequeño mordisco de algo sólido.
En la cocina me encontré con el adolescente más lindo de todo el universo, mi Axel. Él estaba preparando su cereal con leche. Yo estaba a sus espaldas, así que no podía verme llegar. Me acerqué lo más que pude y chupe mi dedo medio de la mano derecha hasta que quedará bien húmedo de saliva, pues tenía destinado para ese dedo una misión muy importante, meterlo en el ano de Axel. Con la mano izquierda tape su boca y la otra mano la adentré en su pants pasando por el bóxer hasta llegar a su entrada. Desde luego que él se sorprendió en la manera que llegué a darle los buenos días, apretó algo fuerte sus nalgas sin permitirme el paso.
-Axel vamos, déjame jugar un poco-se lo dije cuándo me encorve lo suficiente hasta poder llegar a su oído.
-D-Da-quité mi mano de su boca para que pudiera hablar e inclusive saqué mi otra mano de su ropa-no sé si no te diste cuenta de que tenemos visita-lo dijo casi en susurro.
Al bajar las escaleras del lado izquierdo esta la cocina la cual tiene dos puertas, una en la que se podía entrar bajando las escaleras y otra que guiaba hacía la sala y el comedor donde rara vez no la pasábamos. En medio de ambas puertas estaba una gran ventana que dejaba ver hacía la sala y una parte del comedor.
-¿Visita?-voltee mi cabeza para poder mirar por la ventana de la cocina, ya que yo estaba a espaldas de ella. Y efectivamente había visita en esa casa solitaria en la que ya ni si quiera mi padre se acercaba-¿qué hacen ellos aquí?-le pregunté a Axel en cuanto vi a la familia que había estado con nosotros en la mesa de mi graduación.
-No tengo la menor idea de que están haciendo aquí, acabo de bajar de mi cuarto.
No me habían caído bien, así que me disgustaba un poco la idea de que estuvieran en mi único lugar de paz, mi casa. Solamente les hablé de una manera cortés porque son familia de mi padre. Pero no podía portarme más amable con ellos.
Me dirigí hacía la sala con la intención de conseguir una explicación.
-¡Dani!- en cuanto me vio mi madre me saludo con una enorme sonrisa.
-Hola-mi cara de confusión la hice notar en cuanto vi a la señora y a sus dos hijos sentados junto a mi madre.
-Les tengo una gran noticia a ti y a tu hermano.
-¿De qué se trata?-sentía que no sería una buena noticia si ellos estaban presentes.
-Ellos se quedarán con nosotros por un tiempo mientras encuentran donde vivir aquí en la ciudad.
-¿Vivir?-la verdad es que no podía creer lo que me acababa de decir, no creí que fuera tan mala la noticia-pero mamá, no hay donde se puedan quedar ya sabes-trataba de convencerla de no aceptarlos.
-Escucha hijo-se paró y me guio hacía la cocina donde se encontraba aun Axel desayunando-Miren, ellos se van a quedar aquí aunque ustedes no estén de acuerdo y es que no tienen donde quedarse y tenemos que ser amables con ellos.
-Pero son familia de mi padre, no tuya. No tienes por qué ayudarlos-lo dije algo molesto.
-Daniel, ¡ya basta! No voy a discutir más esto con ustedes, les guste o no se van a quedar y será en tu cuarto-me vio fijamente molesta conmigo.
-¿Qué, en mi cuarto? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes hacer eso!-golpee la pared algo molesto con mi madre.
-Te vas a quedar en el cuarto de tu hermano-volteo a ver a Axel y él aún se mantenía sin decir una sola palabra solo se dispuso a vernos discutir.
Ella salió por la puerta que dirigía hacía la sala y me dejo con el enojo por dentro.
-¿Puedes creerlo?-se lo dije a Axel esperando me apoyara en mi enorme delirio por no quererlos allí.
-No deberías de ser así con mamá-aún se encontraba con su desayuno en mano.
-Me encanta la idea de quedarme contigo, pero no creo que esté bien que ellos se aprovechen de ella de esa manera, además sabes que papá ya ni si quiera vive aquí.
-Lo sé, pero sabes cómo es mamá, le gusta ser buena persona.
-Es algo que la desacredita mucho, el ser de esa manera-me comencé a acercar a Axel.
-A mí me gusta su forma de ser.
-Pues sabes, a mí me gusta la tuya-le cambié de conversación al darme cuenta de que no le había dado su beso de “buenos días que siempre le doy”. Quería olvidarme por un momento de esa horrible noticia.
Acaricie sus labios con las yemas de mis dedos. Él me vio directo a los ojos mientras mi mirada se plasmaba en esos lindos dientes y esos labios enormes y rosas. Traté de tranquilizarme consiguiendo un beso de la persona que amo, pero giró un poco su cabeza mirando hacía el pequeño comedor de la cocina donde estaba su plato de cereal.
-¿Por qué te volteaste?
-Desde lo de ayer no me arriesgaré a que alguien más nos vea besándonos.
-¿Entonces mientras estén esas personas no me darás un solo beso?
-Debemos tener más cuidado Dani-me volteo a ver algo molesto a mi pregunta.
-¡No! Eso sí que no lo permitiré, esta casa es el único lugar en el que puedo estar contigo como me plazca y ellos no van a venir a impedir que te tenga conmigo.
-Dani baja la voz por favor-lo dijo Axel tocando mi pecho al ver que me molesté un poco.
Estaba algo alterado porque cuando por fin creí que estaría tranquilo en casa con Axel llegan esas personas que son disque familia nuestra. Hace años que no los vemos y seguro se van a venir a quedar un buen tiempo y eso realmente me comenzó a frustrar.