Comencé arreglando la chapa de la puerta del cuarto de Axel.
-Vaya idiota que fui al romper esto-me dije a mi mismo mientras desatornillaba ese fierro roto que desde aquel día en el que lo quebré no había sido removido.
-¿Qué haces Dani?-me preguntó Axel en cuando me vio muy entretenido en la entrada de su cuarto.
-Estoy arreglando esto que rompí-suspiré algo molesto conmigo mismo por ser tan torpe.
-¿Por qué la arreglas ahora?
-Porque hay gente extraña en casa Axel, por eso-hice una seña con mis ojos y mis palabras las alargué un poco para que entendiera sin que los demás escucharan.
Solamente movió su cabeza de arriba abajo diciéndome un sí muy lento.
Yo seguí arreglando eso, pues solamente me estaba guiando por unos cuantos vídeos que vi en YouTube sobre cómo cambiar chapas y de un viejo manual que estaba empolvado en la alacena de la cocina. Para un hombre no saber hacer esta clase de cosas es algo vergonzoso, ya que debemos de saber reparar la mayoría de cosas que se descomponen en casa.
En cuanto terminé de repararlo me dirigí hacía mi cuarto para comenzar a llevar mi ropa al cuarto de Axel. Llevaba todo ese día algo molesto por esas personas que habían llegado a fastidiar solamente.
-Es muy lindo-escuché aquella voz de chica proveniente desde la entrada de mi habitación.
Di un leve vistazo en cuanto escuché aquellas palabras.
-¿De qué hablas?-seguí sacando mi ropa del closet en cuanto vi que quien me hablo fue Aida la hija mayor de Lucia.
-Tu cuarto, está bien arreglado-sonrió mientras daba unos cuantos pasos hacía mi cama.
-Espero disfruten estar aquí-hice una mueca algo molesto.
-Seguro que sí, no nos quedaremos mucho tiempo. Esto solo será temporal-parecía tratar de calmarme, pero aun así mi cara se veía molesta.
La chica de piel morena se acariciaba mucho ese largo cabello lacio castaño que se cargaba suelto. Solo la alcanzaba a mirar de reojo pues estaba bastante entretenido sacando mi ropa y doblándola perfectamente para que no se arrugara.
-Estuvo divertida y entretenida tu fiesta-nuevamente comenzó a hacerme platica-¿Qué fue lo que pasó en la pista de baile? Parecía que discutías con una chica.
-Me tiró mi vaso de refresco es todo-no quería darle ningún detalle que implicara mi relación con Axel, aun temía que Mérida fuera a hacer una estupidez.
Terminé esa plática tan aburrida y comencé a llevar la mayoría de mi ropa al otro cuarto, la coloqué en una parte del closet y ya por fin estaba listo para pasar la noche allí. Sentía algo extraño ahora estar en su cuarto sin necesidad de esconderme o darle alguna explicación a alguien del porque dormía con Axel.
El día se pasó volando y solamente se escuchaban las largas charlas de mujeres mayores en la cocina, sala y en el cuarto de mi madre, pues al parecer se habían hecho muy buenas amigas ella y Lucía. El niño parecía estar tranquilo y la chica de cabello largo cada que me veía me dirigía la palabra.
-¿Y si te lo hago ahora?-le dije a Axel mientras veía que se ponía la pijama de ositos. Se veía muy adorable con ella.
-No podemos.
-Para eso es que arreglé la puerta-me levanté rápidamente de la cama y le puse el seguro para que nadie entrara a la habitación.
-No Dani-se sentó frente a su escritorio en señal de que iba a hacer tarea.
-Anda amor-mordí un poco su oreja lambiéndosela. Sabía que eso lo excitaba así que procedí a acariciar sus tetillas por encima de la camisa.
-N-No D-Dani… Bast….a-le comencé a besar su cuello y lamber.
Bajé mi mano hasta su abdomen algo rápido antes de que me dijera que parara. La introduje dentro de su pantalón y comencé a tocar su miembro muy delicadamente pues parecía estarse relamiendo.
-Deberías de parar-me lo dijo muy despacio, apenas y pude escucharlo.
-Hay que hacerlo, vamos a la cama-comencé a masturbarlo un poco pues ya comenzaba a pararse su pequeño miembro por el contacto de mis manos.
-Si-me respondió en cuanto termine de decírselo, pues su excitación ya no lo dejaba negarse.
Nos fuimos a la cama y una vez arriba me quité la camisa luego de quitarle la de él. Acaricié sus tetillas y se las chupe dándoles leves mordiscos.
-Mmm- lanzaba pequeños gemidos ahogados.
-Trata de no gemir mucho Axel, para que no nos escuchen-solamente afirmó con su cabeza y tapando su boca con ambas manos.
Quité su pijama y su bóxer dejándolo desnudo por completo. Chupé su pequeño miembro y lo masturbé algo rápido para que se corriera pronto. Antes de que sucediera eso lo acomode en posición de cuatro para comenzar a penetrarlo.
-Sujétate fuerte de las sabanas y muérdelas si es necesario para que no se escuchen tus gemidos-nuevamente se lo recordé, pues aun así temía que fueran a escuchar algún ruido indebido.
Abrí sus nalgas y metí dos de mis dedos cubiertos en saliva para dilatar un poco antes de meterlo. Me masturbé para dejarlo bien parado y que entrara fácil dentro de su ano. Lo comencé a introducir pegando el pecho de Axel a la cama y dejando su trasero bien parado frente a mí. Me costaba algo de trabajo meterlo pues su entrada se encontraba algo estrecha.
-Mmm-se escuchaba ese ahogado gemido de Axel entre las sabanas.
-¿Te duele?-pregunté cuando escuché ese gemido de dolor.
Afirmó con su cabeza mientras que seguí metiendo mi miembro algo lento hasta lograr meter solamente la mitad. A partir de allí comencé a moverme hacía a fuera y hacía dentro de su ano apenas dilatado.
-Te amo-se lo dije sujetando su cabello y empujando su cara contra la cama.
Comencé a darle algo lento y fuerte, pues a él le gustaba que lo hiciéramos así. Era algo casi imposible no hacer nada de ruido mientras que lo hacíamos, pues el rechinido de la cama se podía escuchar y esos ruidos que emitía Axel tampoco se podían descartar, aun así estábamos tan excitados que nada de eso nos importó en ese momento.