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Un amor que va más allá de la sangre. por Niche

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-hagan su trabajo-les dije a los hombres que aun sostenían a la chica.

Ellos solo asintieron sin decirme una sola palabra, pues no me interesaba mantener una charla con ellos, solo quería acabar con eso ya.

- ¡¿Qué van a hacerme?!-desesperada gritó Aida, pues ni si quiera había dicho que le harían.

-Necesito tener la certeza de que no volverás a molestarnos y para ello quiero algo de ti-le dije mientras ellos se la llevaban.

- ¡No, diles que me suelten! -gritó desesperada.

Ni si quiera sentí un poco de empatía con esa chica, pues ella se había mentido conmigo y Axel, hubo momentos en los que quise matarla, para que él y yo pudiéramos estar felices nuevamente, pero me sé controlar, así que como dije antes está era su primera advertencia.

Me recargué sobre el carro esperando a que terminaran con lo que les había encargado, solamente me quedé mirando el cielo estrellado que se veía en esa zona, nada más podía pensar en estar con Axel bajo un cielo tan hermoso.

A decir verdad, el cielo luce aun mejor si se está lejos de la ciudad, esas luces lo opacan.

Aun me pregunto si alguna vez Axel y yo podremos estar libres de prejuicios ante los demás, sin tener que escondernos de nadie por temor a que juzguen lo que sentimos el uno por el otro, pero creo que para eso aun falta algo de tiempo.

Luego de varios minutos los hombres vinieron hacía mi con la chica llorando, ya llevaba el maquillaje corrido por toda la cara y parte de su vestido.

-Ya están las fotos-me dijo uno de ellos.

-Bien, se los agradezco-fue lo único que respondí mientras me entregaban la cámara.

Lo que les había ordenado era que le tomaran fotos desnuda para tener una manera de chantajearla por si se volvía a meter con nosotros.

Ellos se fueron en sus autos que tenían estacionados del otro lado de las casas, ya les había pagado por adelantado, así que ni si quiera me pidieron nada, fue difícil juntar ese dinero, pero era la única manera viable que veía para hacer el trabajo, ya que de ninguna manera yo sería capaz de verla desnuda, me daba asco el solo pensar en eso.

La ropa de la chica se veía en un estado terrible, incluso su vestido estaba roto, ni si quiera quise preguntar que tanto hicieron porque no me interesaba.

Saque un cambio de ropa y unos zapatos que llevaba para ella porque sabía que debía devolverla lo mejor posible a casa. Le arrojé el cambio mientras que los dejó caer, ni si quiera se molestó en atraparlo.

-Cámbiate, te vez horrible-le dije mientras que ella apenas y estaba dejando de llorar.

Solamente la vi agarrar la ropa del piso, me volteé para no verla cambiarse.

-¡Súbete al auto!-le ordené una vez que la vi que ya se había cambiado de ropa.

Parecía que eso le había afectado más de lo que pensé. Se veía desecha y ni si quiera me volteaba a ver a los ojos.

- ¡Te dije que te subieras!-le volví a ordenar mientras abría la puerta del copiloto para obligarla a meterse.

-Eres un maldito-susurro, lo cual apenas y pude oír.

Sabía que ella me odiaba en ese momento, pero me importaba muy poco lo que sintiera por mí, ya que lo que más quería es que desapareciera de mi vida.

-todos estos días jamás tuviste la intención de estar conmigo, ¿no es verdad? -dijo con la voz calmada y entre sollozos ya cuando estábamos dentro del auto.

-No, jamás pensaría en tocarte un solo centímetro, me repugnas-le dije serio sin verla a los ojos.

-Entonces esas expresiones tuyas de preocupación, ¿fueron fingidas? ¿no estabas ni un poco preocupado porque yo enseñara el vídeo?

-Eres una chica muy idiota, que pretendía manipularme con eso, sabía que no se lo mostrarías a nadie hasta obtener lo que quisieras y cuando me dijiste sobre salir fue el momento perfecto para traerte aquí, llevaba tiempo planeando como sacarte sin que sospecharas.

-Ya veo… De verdad que creí que podría con alguien como tú, todos los chicos siempre terminaban enamorándose de mi y creí que tu también lo harías. Pero ese amor tuyo enfermizo que tienes con Axel, creo que es suficiente para entender que nunca te fijarías en nadie más.

-No entenderías lo que ambos sentimos y si debo de matar por estar con Axel, lo haré-en cuanto dije eso noté de reojo que puso un semblante de susto.

La verdad es que ni si quiera sé de que soy capaz con tal de estar con Axel, pero no creo que ella quiera averiguar si realmente soy capaz de algo así.

-Aquí tengo tus fotos-le dije mientras la veía y le mostraba la cámara-hice esto porque quiero tener la seguridad de que no volverás a molestarnos, no solo están estas fotos, los tipos que se acaban de ir tienen una copia, así que si intentas quitármelas de nada te servirá. Yo no haré absolutamente nada con ellas, pero está en ti si quieres que las muestre y te haga la vida imposible, como ya dije antes puedo destruirte, no importa cómo, yo encontraré la manera de hacerlo-le estaba explicando todo eso, ya que al parecer aun ella no entendía todo lo que había pasado.

-No te preocupes, no volveré a intentar hacer nada, me ha quedado claro de que eres un maldito enfermo y temo porque me hagas algo peor que esto, así que estate tranquilo-dijo la chica aun con voz baja, se le notaba muy diferente su semblante al de antes de lo sucedido.

Aun así, no me importaba si la estaba pasando mal con esto, como dije antes no sentía ni un poco de empatía por ella, lo único que quería es que se fuera de la casa con su familia, era muy molesto tenerlos ahí.

-Deber limpiarte esa cara horrible que tienes-le di una toalla para que se limpiara el maquillaje que ya lo tenía todo corrido-cuando lleguemos a casa lo más seguro es que nuestras madres ya estén ahí, les dirás que fuimos a cenar solamente, que nos “reconciliamos”, ahora somos los mejores amigos, mi madre sabe que tú y yo no nos llevamos bien, así que debes sonar creíble, debes tranquilizarte cuando lleguemos a casa-se lo dije mientras que ella trataba de quitarse el maquillaje corrido.

Luego de eso duramos un rato ahí mientras que ella dejaba de sollozar, pues no podía llevarla a casa de esa manera, tenía que verse un poco decente y parecer que realmente nos divertimos saliendo para que mi madre no hiciera preguntas sobre lo que pasó.

En todo el camino a casa ella no dijo ni una sola palabra, no sabía si estaba aterrada por lo que le había hecho o estaba molesta, de igual manera estaba confiado en que no diría nada a nadie.

Una vez que llegamos a casa apagué el carro y la volteé a ver antes de que saliéramos del auto.

- ¿A dónde fuimos? -le pregunté.

Esperé unos cuantos segundos mientras la veía con la mirada hacía el piso del auto, ni si quiera me volteaba a ver.

-Te pregunté, ¡¿Qué a donde fuimos?!-en eso pareció reaccionar y me volteo a ver.

-A cenar-me dijo.

-Bien, espero que no arruines esto.

Nos bajamos del auto y ambos caminamos hacía la entrada, la dejé ir primero que yo, antes de abrir la puerta se escuchaban las risas de mi madre y esa señora, pues era muy obvio que ya habían vuelto.

-Hola cariño, ¿Dónde estaban? -mi madre de inmediato dijo cuando nos vio entrar.

La chica solo volteo a verme, parecía ni si quiera querer hablar.

-Salimos a cenar algo, Aida quería salir, así que la invité-le dije con una leve sonrisa, pues mi madre de inmediato me creyó.


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