Ya habían pasado unos dos días de lo de antes, estaba más tranquilo desde que ellos habían llegado, aún seguían en la casa, pero parecía que la chica estaba presionando a su madre para irse pronto, así que con eso me bastaba por ahora.
- ¿Estás listo? -le pregunté a Axel sujetándolo de la barbilla para que me mirara directamente.
-No lo sé Dani, no parece una buena idea salir así-me dijo un poco nervioso.
-No te preocupes, mi madre jamás sospechara-le dije dándole un beso en los labios.
-Pero esa chica siempre dice cosas y puede decir algo.
-Ya no nos molestará, anda alístate para irnos-le dije algo ansioso.
Mi idea era ir con Axel a un hotel, pues ya que me había ocupado de esa chica estaba seguro de que no abriría su boca al vernos salir y no regresar en un buen rato.
Planeaba hacerle el amor a Axel y no sabía cuanto tardaríamos, así que me estaba despreocupando de ella.
Además, quería aprovechar estos días a estar con él porque pronto tendría que buscar un trabajo y sería más difícil estar a su lado, aunque siempre haré lo posible porque no nos separemos por mucho tiempo.
Luego de que Axel terminó de cambiarse ambos salimos del cuarto dirigiéndonos al auto, como siempre todos estaban en la sala y nos vieron salir, ya que le pude inventar una buena excusa a mi madre y la chica estaba completamente callada sin mirarme, pude saber que ya por fin era hora de estar con Axel, nadie nos interrumpiría, no importaban las horas que estemos fuera de casa, a mi madre en ningún momento se le puede ocurrir que estaremos en un Hotel, así que no había preocupación alguna, solo éramos dos hermanos saliendo a pasear un día soleado.
Ambos subimos al auto y no dejaba de notar lo nervioso que se veía Axel.
- ¿Qué tienes? -le pregunté mirándolo antes de comenzar a conducir.
-N-Nada…-parecía que ni si quiera quería dirigirme la palabra.
-No tienes que preocuparte más por esa chica, no dirá nada-le dije eso porque creí que aun estaba pensando en ella.
-esta bien…-ni si quiera supe si logré calmarlo, pues lo seguía viendo con la misma actitud.
-Te llevaré a un buen lugar, lo haremos como nunca Axel, ya que tenemos mucho sin hacerlo-le dije en cuanto comencé a conducir.
Él se quedó callado en todo el camino, ni si quiera sabía que era lo que tenía pues cada que le preguntaba solo me decía que estaba bien.
Entramos al hotel, era un lugar un poco retirado para evitar encontrarnos con personas conocidas, pues aun me quedaba ese miedo de que alguien nos viera entrar a un lugar como este.
En cuanto cerré la puerta sujeté a Axel de la cintura mientras lo besaba, era mucho más bajito que yo así que debía encorvarme para seguir besándolo mientras caminábamos hacía la cama.
Nuestras lenguas se rosaron una y otra vez, caímos sobre la cama él estando debajo de mi y no dejé de besarlo en ningún momento, comencé a meter mi mano por debajo de su camisa.
-Axel, ¿no extrañabas esto? -le pregunté entre susurros y entre besos.
Le quité su camisa y comencé a chupar sus tetillas mientras lo veía hacía arriba, realmente parecía muy avergonzado, pero aun así se veía que lo disfrutaba.
Me quité la camisa porque realmente me comencé a calentar cuando noté que Axel estaba algo excitado.
Le quité su pantalón y bóxer arrojándolos al piso, pues me calenté más y quería hacerlo ya, pero primero necesitaba disfrutar de él, ya que tenia mucho tiempo sin tocarlo.
Lamí su pequeño miembro y en cuanto tuvo contacto con mi boca se le paró.
-Así que te estás muriendo de las ganas-le dije mientras veía lo mojado que estaba-¿Por qué no me dijiste que también te estabas muriendo de las ganas?-le eché una pequeña sonrisa.
Esa era la razón de que Axel estuviera tan serio conmigo en momentos, pues quizá le daba pena admitir que quería esto tanto como yo.
Me quité la ropa que restaba y me senté en la orilla de la cama, acomodé a Axel de rodillas frente a mi para que él también probara mi miembro.
-Debes estar tan ansioso como yo, ¿no? -le pregunté mientras le sujetaba la barbilla para que me viera a los ojos.
Le acomodé mi pene en su boca ayudándolo a que le entrara, era difícil porque tenía su boca pequeña y mi miembro tenía un tamaño grande, lo comenzó a chupar mientras que yo le ayudaba a meterlo.
Fue cuestión de segundos para que ya estuviera bien erecto, no dure ni dos minutos cuando ya me había corrido en la boca de Axel, pues esa situación realmente me ponía muy caliente, verlo frente a mi sin ropa y con su cara enrojecida por la excitación.
Luego de dejarle la boca llena de semen, lo acomodé en 4 sobre la cama, pues quería probar todo de él, extrañaba tanto esa parte de él.
-N-No Dani-me lo dijo en cuanto comencé a lamer en su parte trasera.
Se le veía como sus piernas temblaban con la excitación, yo seguí con lo mío, abrí sus nalgas y metí mi lengua, eso hizo que el diera leves gemidos, se tapaba su boca, pues parecía darle pena que lo escuchara.
-Descubre tu boca, quiero escucharte-le dije antes de seguir lamiéndole atrás.
-Me da mucha pena que hagas eso-lo dijo susurrando, apenas y lo pude escuchar.
Siguió gimiendo con su cara pegada a la cama.
Lo tenía muy apretado, así que metí dos dedos moviéndolos dentro, esto hizo que le temblaran más las piernas, parecía que iba a correrse.
Me coloqué detrás de él mientras masajeaba mi pene para ponerlo más mojado y entrara fácil, ya que sería un poco complicado entrar.
Comencé a apretar mi miembro contra su ano mientras que entraba de poco en poco.
-¡M-Me duele, Dani, para!-Axel apretó los sabanas mientras pegaba más el pecho a la cama dejando su trasero más arriba.
Era obvio que le dolería por lo cerrado que estaba, pero no había forma de evitarlo, esas eran las consecuencias por no hacerlo diariamente.
Dejé caer mi peso sobre él para hacer que entrara todo mi miembro.
Cuando por fin había entrado, me agaché hasta acercar mi cabeza a la de Axel, le lamí su oído mientras me que movía lentamente.
-Estas ardiendo aquí dentro-me refería a su parte trasera- ¿tan excitado estás?
-D-Duele…-Axel parecía ni si quiera poder hablar, dejaba salir leves gemidos mientras yo hacía leves movimientos de adelante y atrás.
Le sujeté la cadera y comencé a moverme con un poco más de rapidez y él aun seguía gimiendo, pero mantenía su cara pegada a la almohada.
-Dime… ¿Extrañabas esto?
Comencé a masturbarlo y no duró ni un minuto que había comenzado cuando se corrió en la palma de mi mano.
-Me encanta que estés tan excitado como yo.