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Edge por Lovis_Invictus

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Spoilers generales de la saga de Harry Potter. Añadiré o retiraré cosas canon también dependiendo del cómo guste que vaya la historia.

————— [ • • • ] —————

La mañana consecuente a aquel ajetreado día, tanto el joven James como el mayor de los hermanos Black se levantaron con un humor peor al de otros días, eso ya teniendo en cuenta que ninguno era asiduo a tener una actitud muy positiva al despertar. 

Refunfuñando se alistaron para ir a clases, estaban molestos, no habían ingerido alimento desde las dos de la tarde del día anterior, pues cuando Sirius dio por finalizada su charla en la sala de menesteres la cena también había terminado, y al ir a hurtadillas hacia las cocinas casi son descubiertos por Filch y su extraña mascota, motivo por el cual, sin más remedio, volvieron a su habitación. Aunado al hambre descomunal se hilaban los fuertes síntomas del cansancio, que aparecieron gracias a la trasnochada que tuvieron al permanecer hablando, extrañamente, de Severus Snape. Todo en conjunto hacía mella en sus irritables personalidades, haciéndolas más sensibles aún.

Así pues, tras levantarse a las siete de la mañana para ducharse, esperando alejar el sueño en el proceso, arreglarse y correr al gran comedor, habían pasado su completo día en las nubes. 

Finalizadas las clases la casa Gryffindor terminó treinta y cinco puntos menos a como estaba al amanecer, cortesía del siempre problemático James Potter, quien más dormido que despierto había mal entendido un hechizo durante la clase de encantamientos, mandando a volar a los Hufflepuff de la mesa del frente, cosa que a su vez inició una fuerte discusión entre él y uno de los afectados; todo acabó con ambos alumnos castigados, debiendo ir después de la cena a lavar los orinales de la enfermería. Harto, el león de gafas había decidido saltarse la comida para huir a la torre de su casa y dormir aunque fuese un poco, no soportando un segundo más de píe.

Sirius, por su lado, acostumbrado a la sensación de no dormir demasiado, prefirió quedarse con Remus y Peter en la biblioteca, adelantando algunos de los trabajos para la próxima semana; dadas las seis acordaron parar, habían hecho casi todo lo restante del mes y pese a ello aún les quedaban tres horas para la cena. Aburridos caminaban por los pasillos, merodeando con lentitud y pereza por los múltiples sitios del castillo sin seguir una dirección en específico, en algún punto Lily se unió a ellos, pues sus únicas dos amigas se encontraban en las clases extracurriculares y se sentía un poco sola.

Su amena plática sobre los horrendos defectos de James fue brutalmente interrumpida, un par de voces bien conocidas se abrían camino entre los pasillos, su conversación lejana sonando cada vez más nítida, cuyo diálogo se centraba en súplicas disfrazadas de argumentos y rotundas negaciones. De repente dos magos doblaron esquina, nada más ni nada menos que los Slytherin Lucius Malfoy y Severus Snape, quienes discutían, o más bien, Lucius hablaba mientras el mestizo parecía no saber otra palabra que no fuese no. Ambos pasaron a un costado del grupo rápidamente, sin prestarles mucha atención, pareciendo más bien ni siquiera haber notado su presencia en el ancho pasillo de piedra. 

La mirada grisácea del heredero Malfoy irradiaba determinación, justo como Sirius recordó haber visto el día anterior cuando golpeó a James, eso le obligó a colocarse en pose defensiva, estando dispuesto a saltar si Lucius intentaba golpear a Snape, quien era mucho más bajito y delgado que él y seguro terminaría muy malherido.

De un veloz movimiento tomó a su compañero por la muñeca, halando hacia sí levemente, deteniendo su paso y al mismo tiempo provocando que se tambaleara un poco— Dame una oportunidad— demandó.

— No quiero— contestó el otro en tono seco, inexpresivo, tratando inútilmente de liberar su ahora adolorida muñeca.

— Por favor— continuó Lucius, suplicando esta vez.

— No, ¿Cuántas veces tengo que repetirlo?— preguntó unos decibeles más alto, con sus ojos cerrados, masajeándose la sien con los dedos medio y anular.

— Severus, me estás humillando— se quejó Malfoy, sonando mucho más infantil de lo que hubiese deseado, a lo que Severus respondió lleno de cinismo:

— Tú sólo lo estás haciendo

— Sev-

Un carraspeo proveniente de Lily cortó la nueva queja de Malfoy, en su lugar hubo un silencio mortuorio cuando los Slytherin percataron que la peliroja y tres de los merodeadores se encontraban presentes, observándolo todo.

Como siempre que se los cruzaba, Lucius les miró de soslayo con sus orbes grisáceas, despectivo, acción que a ninguno de los leones pareció importarle, no obstante había algo en aquella situación que a Lily le hizo sentir una extraña pesadez en el pecho: Severus le dirigió una mirada indiferente, alzando las cejas a modo de apuro en busca de una respuesta, ya no percibir en sus ojos la calidez que antes le hubo enviado, ni esa fidelidad jurada.

Pasados unos segundos, al hacerse notorio que la chica no diría una palabra, el joven descendiente de los Prince se volteó estoico hacia su compañero— Dije que no y esa es mi última palabra— habló, zafando su brazo atrapado e inmediatamente tomando rumbo para marcharse, más antes de darse cuenta se vio acorralado (por segunda ocasión esa semana) entre la fría pared de piedra y una enorme armadura; Lucius, al frente, hacía uso de su cuerpo mejor desarrollado e imponente altura para cerrarle el camino.

— Eres el único a quien le he rogado, siéntete honrado— exclamó furioso. Severus rodó los ojos, pero antes de siquiera tomar aire para hablar Lucius le interrumpió: — No pararé de molestar hasta que me digas que sí

Sirius escuchó las palabras y no pudo evitar extrañarse, Peter le hacía segunda, tratando de dilucidar algo no-malinterpretable de todo aquello, ambos estaban seguro que eso parecia una declaración amorosa. Mientras Lily veía a su ex amigo con nerviosismo y algo de melancolía al mismo tiempo, Remus, analítico, no dejaba pasar detalle alguno de la curiosa conversación.

— Ya conoces mis circunstancias— remarcó Snape, medio susurrando, aquello último debido a que hablaba lo menos posible de su estatus de sangre, pese a que dentro del colegio eso era un secreto a voces e incluso le molestaban por ello, no podía evitar sentir repudio hacia su condición de mestizo.

Lucius, mucho menos molesto y más compresivo, colocó sobre el hombro de su amigo una mano, confortante.

— Ellos no tienen por qué saberlo, Severus

El aludido se removió en su sitio, incómodo, rebuscando entre sus pensamientos todas las excusas que pudiesen ocurrírsele:

— No me acomodo con gente de tu estatus

— Irás conmigo, no te dejaré solo en ningún momento

— No tengo ropa de lujo

— Yo la compro

— Ni permiso de Tobías

El muchacho purasangre alzó las cejas, incrédulo— ¿Hablas enserio?

—... Lucius

— Severus

Un corto silencio se abrió paso, mientras ambos jóvenes se miraban fijamente a los ojos.

— ¡Está bien, joder! Iré contigo, pero no le digas nada a nadie— habló derrotado. Malfoy dejó aflorar una sonrisa socarrona en señal de triunfo, la cual le daba a su pulcra imagen un hipnotizante aire sensual.

— Muy bien. Ya hablé con Dumbledore, prepara tus cosas, partimos mañana a eso de las nueve — finalizó contento, alejándose rápidamente para perderse al cruzar la esquina siguiente del pasillo.

Severus reaccionó tarde; sacó la varita de su túnica, lanzando un Sectumsempra sin invocarlo verbalmente hacia el sitio donde el joven aristócrata se había ido, no obstante el hechizo dio de lleno en un mueble decorativo con un florero encima, causando que la madera se cuarteara haciendo crujidos ruidosos. Lucius estaba seguro de que aceptaría ir, creía firme en su poder de convencimiento

— ¡Desgraciado maldito!— gritó con enfado. A paso elegante pero apresurado gracias al enojo cruzó por enfrente de los Gryffindor sin prestarles atención. En el trayecto con un movimiento brusco de varita arregló el mueble dañado y se perdió por la misma esquina que Malfoy, bajo las sorprendidas miradas de los cuatro leones.

De buenas a primeras Lily se había sentido realmente extraña; desde que hubieran peleado siete meses atrás, Severus se la pasaba disculpándose y rogándole por un poco de perdón cada que se cruzaban, e inclusive en las comidas no paraba de verla arrepentido de mesa a mesa, sin embargo desde que hubo regresado el muchacho la había estado ignorando olímpicamente, concentrándose solo en su reducido grupo de amigos de Slytherin, como si ella y su amistad pasada no le importasen en lo más mínimo.

¿Sería aquella nueva actitud gracias a lo ocurrido con su mamá?

Su rostro se contrajo en una mueca dolorosa al sentir como el nudo en su garganta se acrecentaba, estaba molesta con él, con ella misma, ansiosa por un poco de contacto pero, en especial, se sentía tremendamente triste.

— Lily— la llamó Sirius, ella y los otros dos magos voltearon a verle, confundidos. El joven Black tenía la mirada perdida al fondo del pasillo, como si dentro de su mente estuviese repasando algo de suma importancia— No puedes seguir así, ninguno de los dos puede seguir así ¿Sabes?

Lily volteó la cabeza a un costado, admirando la cancha de Quidditch con el sentimiento de la melancolía golpeándole fuerte, siendo incapaz de mirar a ninguno de los presentes— Él y yo no tenemos nada de qué hablar— refutó, fingiendo molestia en su voz. Cierto era que sí, deseaba hablar con él, no había hecho otra cosa más que pensar en cómo debería sentirse tras todo lo que esa extraña anciana le hubo contado a mamá, esos últimos siete años de amistad le pesaban en forma de culpa sobre los hombros, haciéndole sentir cada vez más pequeñita. Lily necesitaba saber si Severus estaba bien. Sin embargo y aún con todas aquellas sensaciones al borde de su tráquea, el orgullo debido al enojo le impidió callarse: — Él usa magia oscura, eligió el mal camino y arruinó nuestra amistad

Sirius sintió algo de enojo al escuchar esas palabras, pero tampoco era que pudiese ir a decirle todas las cosas que Severus pasaba en casa, junto al cruel acoso que tanto James como él y un montón de otros estudiantes le propiciaban; era obvio que llegaría a su punto de quiebre con semejante "broma", quedando en ridículo delante de un montón de personas; no justificaba el actuar de Snape, para nada, pero entendía bien el trasfondo que le había llevado a tomar todas esas horribles decisiones. Espera, de todo corazón, el chico tenga en algún momento la confianza suficiente como para contarle sus secretos a alguien. 

Hizo una mueca disgustada que despareció en lo que dura un parpadeo, a sabiendas de no ser nadie para molestarse en lugar de Snape.

— Piénsalo, tal vez seas la única persona que le queda— fue todo lo que pudo decir, una sombra de arrepentimiento se cruzó en sus ojos, sin mediar palabra más simplemente se retiró en dirección contraria al par de Slytherin.

La bruja palideció, volteó a verle casi en shock; sus preciosos orbes verdes se cristalizaron al comprender las cosas y de repente el nudo que le impedía respirar con normalidad se apretó. Negó con la cabeza, incapaz de aceptarlo, no podía ser así, no debía ser así, porque eso solo le haría sentir mucho más culpable y todavía no se sentía lista como para perdonar a Severus.

Remus, dándose cuenta de la extraña reacción en su amiga, le colocó una mano en el hombro para intentar calmarla— A lo que Sirius se refiere es que las cosas no deberían terminar de esta manera si ustedes en realidad se llevaban tan bien, él ha perdido a su hermano por algo tan tonto como el estatus de sangre, por eso le remueve lo que pasa entre ustedes dos. Sólo piénsalo un poco, Lily, al menos dale un cierre a su historia— dedicó una última mirada compasiva hacia la chica, prosiguiendo, junto a un silencioso Peter, a andar los pasos de su amigo, dejándola sola.

Lily volvió la vista a la ventana, el sol ya se había ocultado, dando paso poco a poco al hermoso cielo nocturno que podía vislumbrarse en el castillo; la luz de las estrellas recién descubiertas brillaba preciosa sobre el césped del terreno aledaño. Una lágrima que le resultó amarga bajó hasta la mitad de su rostro, deteniéndose únicamente porque ella pasó el puño con fuerza para secarla. Ahí no había nada que pensar.

O al menos eso deseaba creer.

Por otro lado, los tres amigos de la bruja regresaban por sobre sus pasos hacia la torre de Gryffindor, mientras Sirius iba a la cabeza, caminando un poco más rápido que sus acompañantes, los otros dos proseguían sin demasiada prisa.

— Entonces... ¿Qué es lo que está pasando contigo y Snape?— Peter preguntó de repente al cruzar un par de pasillos más, provocando que tanto Remus como Sirius se detuviesen en seco, este último incluso tambaleándose un poco antes de, congelado, voltear a verle como si fuera alguna clase de peligrosa bestia fantástica.

— ¿Qué?— Black preguntó, atónito.

— Sólo quiero saber que fue lo que te hizo cambiar tu actitud con Snape, incluso lograste convencer a James— resolvió el otro, tranquilamente.

— Lo que hacíamos contra él no es correcto, Pete— enajenado, Sirius respondió a aquella horrible sentencia, sorprendido por como a su tímido amigo parecía no importarle en lo más mínimo la crueldad de las cosas que entre él, James, y el mismo Peter habían provocado a Severus.

— ¡Por supuesto que no lo es! — exclamó el rechoncho joven con obviedad— ¿Pero eso alguna vez importó? Puede que hayamos dejado en paz al murciélago grasiento, pero seguimos haciéndolo con otros alumnos ¿No está eso mal también; porqué parar con Snape en primer lugar?— Sus ojos azules rodaron en son de hartazgo al ver las impactadas expresiones de sus dos compañeros— Por Merlín, quiten esas caras, sólo estaba curioso, esa actitud no es algo que desparezca de la noche a la mañana, a menos que sepan algo de él que el resto no. Como sea, tampoco es mi problema, supongo; me adelanto, volveré a la biblioteca por algunos libros de herbología para repasar porque no entendí la última clase— comentó como si nada, haciéndose notorio que en verdad no le importaba al encogerse de hombros y continuar su rumbo, se desvió en un la esquina contraria a donde se supone quedaba el camino a la torre de Gryffindor.

Tanto Sirius como Remus se quedaron de piedra ahí donde estaban; Lupin, consciente sobre la paliza moral que Peter, queriendo o no, le había propinado a Sirius, volteó a verle, preocupado. El joven, con las manos en los bolsillos de su arrugado pantalón, permanecía con una expresión dolida, pensando en lo mal que se sentía por haber sido todo un imbécil; no fue justo con ninguno de los chicos a quienes molestaba, él sólo quería desahogar toda la ira que acumulaba en casa, por los gritos, los insultos, los golpes, jamás la pasó por la cabeza que quizá uno de esos muchachos tenía un vida similar o peor que la suya, y fue completamente estúpido que una situación tan rebuscada como lo que había sucedido con Snape le hubiese abierto los ojos, porque eso quería decir que en verdad no era tan inteligente como le gustaba hacerse creer. No, en realidad era un idiota.

— ¿Canuto?— preguntó Remus en voz baja, temiendo alterarle aún más de lo que parecía estar. 

— Lo siento— terminó diciendo después de unos segundos en silencio. Se giró para verle, su bonito rostro dejaba vislumbrar una sonrisa apesumbrada, se notaba aturdido— Pete me tomó con la guardia baja, no creí escuchar eso en voz alta algún día, al menos no de él, aunque por dentro sabía que lo que hacíamos estaba mal

Remus le desvió la mirada, apenado, por primera vez desde que se unió a ellos se quedó sin palabras, no sabía que responderle a su amigo, porque lo dicho por Peter no se trataba de ninguna mentira y los cuatro lo sabían. Sirius buscaba desquitar su estrés en chicos que tuviesen alguna característica que odiaba, James se enfrascaba en Snape pero no se limitaba únicamente a él, haciendo segunda a su mejor amigo con cada muchacho que se atreviese a intimidar; Peter, por su lado, los seguía como una sombra, admirándolos por demostrar su valía, sin tomar en cuenta la magnitud de la horrible realidad. Mientras tanto Remus estaría detrás, cabizbajo, dedicándole una mirada afligida a las víctimas de las "bromas" propiciadas por sus hermanos, pero sin detenerlos, porque era un cobarde, temeroso a la soledad, tanto así que, si eso le garantizaba seguir perteneciendo a ese cálido grupo, prefería ver sufrir a los demás en completa mudez.

— Deberíamos ir a despertar a James, no quiero tenerlo a las tres de la mañana quejándose por tener hambre— comentó Sirius ante la creciente incomodidad en Remus, quien, no muy convencido, asintió con la cabeza, no obstante justo cuando su amigo dio media vuelta para retomar su andar él decidió tomarle de la muñeca, tímido, con un roce que a duras penas podría considerarse agarre. 

— No fuiste solo tú, James también lo hizo, Peter aportaba al acoso cuando estaba con ustedes y yo lo sabía pero nunca dije nada— dijo, sus ojos brillaban en la extraña mezcla de lo que podría ser arrepentimiento y determinación. Un escalofrío recorrió la columna de el joven Black, siendo que jamás le había visto así de emocional, siendo Lupin el triste eslabón inestable entre los cuatro amigos— A lo que me refiero es... Tú no estás solo en esto, Sirius

Canuto no pudo evitar sentir el pecho inflarse de tristeza, jaló a su compañero tomando la temerosa mano que le tenía semi cautivo y lo enredó en un cálido abrazo, apretándolo incluso un tanto más de la cuenta— Tú me pones jodidamente sentimental

La bonita risa de Remus, en sus tonos más bajos, chocó contra su oreja y removió algo de su cabello rizado, pudiendo pasar eso solo porque ambos eran de la misma altura. Cuando se separaron ambos se  sonrieron el uno al otro, Sirius le susurró un sincero agradecimiento y procedió a deslizar una mano por los hombros de su compañero, volviendo hasta la enorme torre donde descansaban aquellos pertenecientes a su casa.

Por el camino se cruzaron a varios alumnos quienes, hambrientos, se dirigían hacia el Gran Comedor, esperando rellenar sus estómagos con la deliciosa comida que preparaban los elfos del castillo. Apenas cruzaron el retrato de la dama gorda pudieron divisar a James Potter sentado sobre uno de los sofás cercanos a la chimenea, en silencio, leyendo un pergamino con mirada enfadada y el entrecejo arrugado.

— Me llegó una carta de Dumbledore— informó Cornamenta apenas entraron en su campo de visión. Bajó el pergamino, dejándolo reposar en su regazo; entonces se quitó los lentes, parpadeó un poco al desenfocársele la visión y prosiguió a tallarse el rostro con frustración— ¿Y Peter?

— Biblioteca— respondió Remus escuetamente— Quizás ya nos esté esperando en el gran comedor

Contrario al temple calculador, casi frívolo de Lupin, Sirius tomó asiento a un lado de su mejor amigo, preocupado colocó una mano sobre la rodilla ajena, sobando— ¿Qué sucedió, hermano?

— Es mi castigo por lo que pasó con Snape... Se me dará de baja como cazador en el equipo de Gryffindor hasta nuevo aviso— comentó, rascándose la cabeza. Si bien aquella decisión le molestaba, en realidad lo mínimo que esperaba era ser expulsado, pero Dumbledore era muy indulgente con los merodeadores, como siempre; ni siquiera había llamado a sus padres todavía.

—¿¡Qué cosa!?— gritó Sirius, dramático—, ¡Es una locura! ¡Inaudito, horrendo, exagerado, inhumano!

James inhaló profuso, tomando aire cálido en un poco funcional intento por reducir el punzante dolor que su ruidoso amigo había causado en su creciente migraña; con poca fuerza le dio un zape a la mitad de la nuca, despeinándolo— Sirius, el exagerado aquí eres tú

El aludido le vio como el que ve a un muerto; ofendido, colocó una mano en su pecho sintiéndose traicionado de pronto— ¿¡Exagerar?! ¡Se trata de Quidditch, Potter! ¡Quidditch! ¿¡Qué vamos a hacer con un cazador menos!?

—Sí, Sirius, pero herir así a alguien es un delito, agradece que Dumbledore no lo expulsó o envió a Azkaban por un rato— dijo Remus, doblando suavemente el pergamino, siguiendo los dobleces marcados solo para volver a hacerlo lucir como un sobre cerrado. Sirius le envió una mala mirada que el licántropo pasó por alto, ignorándole por completo.

— Odio decir esto, pero creo que Lunático tiene razón— James Potter soltó un suspiro cansado, dejó caer su cabeza hacia atrás, recargándola en el respaldo del sofá— Entonces, mi estúpido amigo Canuto... ¿Irás a la ridícula reunión de mañana?

— Tengo qué, recuerda que debo intentar cambiar las cosas que vi— respondió sin vacilar

—¿Qué reunión? —preguntó Remus con curiosidad.

Sirius rodó los ojos en son de hartazgo, con la zurda deslizó los rizos que cubrían su rostro hacia atrás, peinándolos— Cada cierto tiempo los sangre pura del por aquí  hacen una maldita reunión, se visten pomposos para llamar la atención, sólo beben licores caros mientras presumen los logros de sus familias, hablan de lo sucios que son los muggles y critican crudamente las decisiones que toma el ministerio

El Gryffindor analizó la respuesta dada por su amigo. Ciertamente se veía como ese tipo de juntas desesperantes en las cuales solo piensas en salir corriendo sin medir las consecuencias que eso contraiga. Su mente se quedó en blanco por un momento; luego sus ojos miel brillaron de esa manera tan única como lo hacían cada que descubría algo nuevo— ¡Eso es! —sus amigos le observaron sin entender—, Hace un rato nos encontramos a Malfoy y a Snape conversando en uno de los pasillos, Malfoy le pedía un favor a Snape, fue tan insistente que él terminó aceptando, quería que lo acompañara a algún lado

Black se dio una palmada seca a media cara, incorporándose de inmediato y maldiciendo por andar siempre en sus ególatras y arrogantes nubes— Si seré imbécil... Era obvio, la maldita reunión es en casa de los Malfoy

James también se levantó del sofá, una aterradora sonrisa burlona se ciñó en su rostro cuando, divertido, le pasó una mano por los hombros a Sirius— Bueno, mañana será un día largo, naricitas, te daré mi bendición antes de que te vayas

Canuto, irritado, de un manotazo se quitó a su amigo de encima, dirigiéndose a la salida de la sala común— No me molestes, James, es solo una estúpida reunión ¿Qué puede pasar?

[ • • • ] 

Un estruendo muy fuerte se escuchó en la habitación compartida de Narcissa Black, varios pares de ojos se clavaron en la puerta de madera, preocupados por la señorita pero conociendo lo suficiente su turbia historia familiar como para querer entrometerse. Dentro, un espejo a cuerpo completo yacía destrozado en el suelo, mientras un par de ojos azules, empapados en lágrimas, observaban la luz de las velas reflejarse desde las distintas locaciones que el roto objeto podía otorgar.

— Relájate, Cissy — pidió Bellatrix, quien desde el otro lado del cuarto, reposanso sobre la cama de su hermana, admiraba el espectáculo. 

Narcisa volteó y con la mirada la amenazó para que se callase— ¿¡Cómo malditas quieres que me relaje si Lucius pasó de mí para llevar a ese rarito a la reunión!?

Bellatrix le observó con desinterés— Para empezar ¿Cómo lo sabes?

— ¡El mismo Lucius me lo dijo! ¡Le saqué el tema para saber a quién llevaría y me dijo que iría con Snape!— pateó un trozo del cristal para intentar tranquilizarse, cual fue a dar de lleno en una pared, quebrándose en pedazos aún más pequeños— No sé qué hago mal, no parece querer algo conmigo... ¿Acaso él-

— No seas tonta, Cissy— habló Bella, levantándose perezosamente del inmueble— Es hijo único, sería incapaz de cortar el linaje Malfoy así de fácil— se acercó a ella para depositarle un beso en la mejilla y secar sus lágrimas— Mira, tengo una idea, tu deja todo en mis manos, ¿Vale?

No demasiado segura de aquello, pero confiando ciega en la hija pródiga de la familia, Narcissa asintió, inocente, dándole paso libre a su excéntrica hermana para que hiciese lo que tenía que hacer.

Después de todo, Bella siempre sabía qué hacer.

 

Notas finales:

¡Buenas!

Acabo de percatar que sólo tengo planeados 11 capítulos, terminaré de escribirlos y ya después me jalo los cabellos pensando en cómo continuar esto... como en todas mis historias :)

En fin, tardé más de lo esperado, solo andaba haciendo portadas, se me secó el cerebro y me dio pereza, nada más. Como sea, perdí horas de mi vida tratando de hacer una portada medianamente decente para este fanfic, pero nada me llega a la mente ¿Algunas ideas? No me gustaría que llevara dibujos de otras personas ni nada de arte robado... ¿Cómo la harían ustedes? ¿Qué colores pondrían?

Una disculpa por la enorme tardanza, trataré de regresar a las publicaciones mensuales. Tal vez a lo largo del mes publique un one-shot triste de nuestra bonita pareja para compensarlo, idk.

 


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