¿Por qué no pude matarlo? ¿Fue por la sangre? ¿Porque somos hermanos? Se preguntó mirando el cuerpo de su hermano tendido sobre su cama, estaba dormido, su rostro apacible, respirando con lentitud. — ¿Alguna vez te abre detestado en verdad? —se preguntó sin perder de vista aquella imagen pacifica de su hermano gemelo. Quizás en su mente si lo odiaba, deseaba su muerte.
El recuerdo de su encuentro con Syd solo le traía una sensación de tristeza más que odio, podía estar seguro que en algún momento si sintió que Syd no le agradaba, quizás los celos de ver a aquella familia feliz mientras él tenía que esforzarse por sobrevivir día a día eran su motor, demostrar que sería más digno ante Syd pero ¿Ante quién? No tenía una persona que lo dignificara, ni siquiera Hilda sabia de su existencia hasta que la cruel broma del destino lo nombro sombra del guerrero de zeta y se presentó ante la sacerdotisa, en ese caso nadie lo dignificaría, seguiría siendo nadie en un vasto banco de nieve, mientras Syd era el hijo de un matrimonio de nobles que con solo aparecer era aclamado.
Y haciendo una larga lista de sentimientos que podían justificarlo, ninguno era el correcto, no odiaba a Syd, no lo envidaba, no le deseaba la muerte, caso contrario no habría atacado a Aldebarán de Tauro cuando vio que esquivo a Mizar y al mismo tiempo no habría atacado a Andrómeda cuando este mostro ventaja por sobre Syd ¿Entonces? ¿Que sentía?
— Bud…perdóname — balbuceo Mizard en sueño, cosa que lo saco de su letargo.
Otra vez Syd tenía esa pesadilla, no sabía de qué se trataba, pero cada cierto tiempo Syd la tenía y siempre entre sueños lloraba diciendo la misma frase, le pedía perdón, pero ¿Perdón de qué? Ciertamente Syd no tuvo culpa nunca sobre su separación, no tenía culpa alguna acerca de cómo todo sucedió, hasta él creía que Syd ignoraba su existencia.
— Nunca te deteste — dijo seguro de sus palabras tras seguir divagando sobre él lo mismo. — No fue por la sangre que no me atreví a hacerte daño, tonto hermano, si te tengo cariño, no sé cómo, y no sé por qué, pero es la verdad.
Y las palabras de Ikki de Fenix comenzaron a resonar en su cabeza, aunque algunas no tenían mucho sentido, como aquellas dirigidas hacia su situación familiar “Siempre hay guerras entre padres, hijos y hermanos pero no había pleito al principio, los niños amaban a sus padres y los hermanos confiaban unos en otros, pero de repente cuando la fortuna llega comienzan a odiarse y a matarse, pero jamás olvidan la época en la que se querían y confiaban unos en otros” Se agarró la cabeza, estaba a punto de comenzar a reír, pero se contuvo de hacerlo, ahora que podía recapacitar aquellas palabras.
— Cuando te recuperes, le iré a decir al fénix que se equivocó de persona para darle ese sermón — susurro mirando a Syd y luego toco su frente, notando la fiebre, rápidamente fue a humedecer el paño que Mizard tenía en la cabeza y se lo coloco con cuidado—. Nunca sentí afecto hacia mis padres y en un principio ese sentimiento también lo fue hacia ti, pero, en algún momento lo supe, supe que eras inocente.
— Hermano — le interrumpió Mizard z, sus ojos estaban abiertos y sus mejillas sonrojadas por la fiebre.
— Descansa Syd, debes recupere para poder llevarte ante nuestros padres, regresaras a tu hogar donde no existen guerras ni odios — susurro tomándole la mano.
— Tu — espeto con la poca fuerza que tenía aferrándose a su mano.