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Lagrimas de Luna por Seiken

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-Bailas divinamente Minos, como un ángel. 

 

Albafica susurro para el hermoso juez, que no podía detener el baile que era realizado a la mitad del salón, donde todos los presentes habían dejado de bailar y les observaban maravillados, sin comprender qué era lo que estaba pasando en ese momento. 

 

-O tal vez seas un demonio que ha llegado por mi alma, pero te la entregaré dichoso, únicamente por la oportunidad de estar a tu lado. 

 

En un cuarto en un balcón interior observó a dos sujetos, uno de cabello blanco, el otro de cabello verde, quienes se veían demasiado siniestros con unas mascaras negras que cubrian su rostro, sin embargo, pudo ver cierta oscuridad en sus ojos que sintio una punzada de miedo al verlos. 

 

-¿Estas asustado a pesar de que tu viniste a matarme? 

 

Minos se acercó demasiado a Albafica, que con gusto aceptó esa nueva postura, casi rodeando por completo el cuerpo de su compañero de baile, sintiendo como sus pechos estaban separados por milímetros algunas ocasiones, pero las otras él podía sentir el calor del hermoso cuerpo vivo de su acompañante. 

 

-¿Qué está pasando aquí? ¿Que clase de orgia pesadillesca es esta? 

 

En ese momento algunos humanos ya eran devorados por los vampiros y Minos podía ver como lineas de sangre manchaban su ropa, así como habían desaparecido los dos extraños en el balcón interior. 

 

-No es ninguna orgia, solo es un banquete y un baile, nada a lo que tu debes temer, Minos, yo me encargo de tu seguridad. 

 

De pronto Minos se dio cuenta que en los espejos, que eran demasiados en ese salón de baile, había pocas personas bailando, otras tantas se veían abrazando cuerpos inexistentes y muchos otros, solo se veía a la víctima de esa horrible ceremonia, o al menos, al ser un humano común, ajeno a la magia, a lo inhumano, lo vio como eso, una violenta ceremonia demoníaca, arcaica y terrible. 

 

-Veo que ya notaste que no nos reflejamos en el espejo, pero no temas, todos nosotros nos vemos obligados a portar un antifaz, asi sabras donde nos encontramos, si nos estas dando la espalda, pero creeme, no creo que suceda eso nunca, yo, dejarte ir, cuando eres tan hermoso. 

 

En ese momento el terror se apoderó de Minos, quien quiso soltarse de sus brazos, pero se dio cuenta que su fuerza era inhumana, tan fuerte que no pudo apartarse ni siquiera un centímetro, sintiendo sus labios cerca de su oído, su nariz recorriendo su mejilla y después, sus labios en su yugular, besando su cuello. 

 

-No temas, ya te dije que no quiero hacerte daño mi pequeño… 

 

Minos se petrifico, imposibilitado de seguir bailando, prácticamente perdiendo el sentido en los brazos del príncipe sanguinario, quien lo llevó al interior de esa mansión en sus brazos, como se hacía en los cuentos de hadas, haciéndolo sentir feliz, al menos en su sueño que era custodiado por Aiacos, que solo le veía en silencio. 

 

-Parece que tienes dulces sueños… 

 

Pronuncio el de cabello negro, que tampoco había dormido demasiado bien, cada vez que cerraba los ojos, le veia, a su esposa y a su pequeño, a Violate y a Sukyo, sus tesoros, queria estar con ellos, pero no podria estar a su lado, si no podia vengarlos. 

 

-No sabes como te envidio. 

 

Aiacos cerró los ojos sin decirle a Minos que no deseaba dormir solo, que estaba angustiado, atormentado por lo que sentía, sintiendo que debía ir a un lugar, a un sitio oscuro, hacia donde gritaban por él, su nombre, palabras que sentía cálidas, pero tan asustadas que apenas podía cerrar los ojos. 

 

Aún tenía la esperanza de que su príncipe se encontraba en ese sitio, esperando por el, expectante, sin embargo, él sabía que su amada no estaba, que ya no estaba a su lado, pero, aun asi, le hubiera gustado tanto estar con ella, ser uno con ella de nuevo, poder cuidar de su esposa. 

 

Cerró los ojos poco después, tratando de dormir un poco, ignorando ese sentimiento, al menos, hasta que fuera de dia, porque ya no lo toleraba más y deseaba acudir a donde lo llamaban, si lo atrapaba su familia qué más daba, él necesitaba asegurarse de que solo era su mente jugando malas pasadas, que estaba loco, como decían sus familiares, todos ellos, menos su hermano. 

 

Pero de nuevo esa voz, esas voces, era ella y era su pequeño, se dijo en silencio, levantándose de la cama sin darse cuenta de que ya no estaba en su cama y que debido a la falta del medicamento que les obligaban a tomar, era que sus habilidades naturales, ya no estaban dormidas, ya no estaban sedados la mayor parte del tiempo encerrados en las habitaciones para los pacientes muy importantes. 

 

-Eres una traidora, tu misión era muy simple Violate, mantener vigilado a mi hermano y no pudiste hacerlo… 

 

Aiacos caminaba lentamente, medio vestido, escuchando esa voz, comprendiendo quién era el que le hablaba, sin darse cuenta que a su lado una serie de ojos lo seguía, como si fueran globos o algo parecido, demasiado extraño para poder explicarlo con palabras, porque esas cosas, esos ojos flotaban en la nada, rodeados por un aura de un color que nunca había visto. 

 

-No puede pasar toda su vida encerrado en esta mansión, custodiado como si fuera un imbécil, Aiacos es poderoso y debería ser él quien gobernara a la familia, los dos lo sabemos perfectamente. 

 

Su hermano parecía tranquilo, aunque no podía reconocer esa expresión en su rostro, era como si fuera otra persona completamente diferente, solo una pesadilla se dijo, porque su pequeña estaba cargando a un bebé de brazos, a su bebé, a su Sukyo. 

 

-No está loco y no debería estar encerrado, nuestro pequeño debe crecer con su padre. 

 

Kagaho negó eso, haciéndole una señal a sus soldados, sus guardaespaldas, quienes la atacaron, eran media docena de ellos y su pequeña los mató, a uno de ellos con un lápiz, encajandolo en su ojo en la posición correcta. 

 

-El circulo solo es de alfas, nosotros somos los elegidos de los dioses y nuestros omegas, solo tienen el papel de engendrar con las familias correctas progenie saludable. 

 

Violate trató de atacar a Kagaho, aun con su bebe en sus brazos, pero este la esquivo, sosteniéndola del cuello para azotarla contra la pared, sosteniendo al pequeño con su mano libre, dejándolo ir de pronto, al mismo tiempo que escuchaba unos pasos. 

 

-¿Será por eso que al menos tres de los herederos nacidos omegas han despertado las facultades que ustedes tanto desean? 

 

Eran dos extraños que no había visto antes, uno de ellos era un sujeto de cabello rosa, vestido de traje, a su lado caminaba una mujer con un extraño ídolo en sus manos, de una cosa desagradable, con alas, tentáculos y una apariencia casi humana, si este humano en particular hubiera pasado demasiado tiempo sin alimentarse, sus miembros delgados, pero su estómago abultado, desagradable por completo. 

 

-No perdamos el tiempo niña, tu deber era proteger a Aiacos hasta que pudiéramos elegir un esposo adecuado, algo que no hiciste, en vez de eso marcaste a este omega y sabes que podría perder la razón si llegaramos a matarte. 

 

Pandora sostuvo entonces al pequeño en sus brazos, que era su hijo, al que quiso recuperar, pero le dispararon, en el hombro, el sujeto de cabello rosa, con una mueca divertida, relamiendo sus labios, para inmediatamente patear una de sus rodillas, la deseaba en el suelo. 

 

-¡No se atrevan a acercarse a él!

 

Ella quiso levantarse, pero en cuestión de segundos, un montón de tentáculos o serpientes, líneas negras como manos se elevaron desde el suelo, para rodear su cuerpo, sosteniendo su cuerpo de esa forma. 

 

-Eso debiste pensarlo tu, pero ya que, al menos este pequeño es un alfa, el sí podrá dirigir a la familia Bennu en el futuro, sólo nos faltarían dos alfas más, el nacido de los Walden y el nacido de los Griffon. 

 

Violate trataba de liberarse, cortando algunas de las cuerdas de oscuridad, tratando de golpear el rostro de Pandora, pero ella al darse cuenta colocó un dedo en su frente, deteniendo su cuerpo en ese instante del tiempo, con una expresión aburrida. 

 

-Controlate muchacha, aún tenemos cosas que hacer y tú me serás de utilidad, espero. 

 

Y antes de que Aiacos pudiera reaccionar, atacar a esos bastardos que lastimaban a su pequeña, recibió un fuerte golpe, cuando se dio cuenta de que atravesaba ese cuerpo, no estaba presente en ese sitio, solo podía observar cómo atacaban a su esposa. 

 

-Aunque por favor… borra ese odio de tu rostro, Aiacos estará en buenas manos, hay al menos una docena de alfas dispuestos a tratar con ese maldito fracaso, ellos podrán enseñarle su lugar una vez que logremos liberarlo del sanatorio. 

 

Inmediatamente el cuerpo de Violate comenzó a cubrirse de runas, de extraños símbolos, atrapandola de esa forma, haciendo de ella un simple esclavo que obedeceria las órdenes de sus amos, al menos, el inconsciente de Aiacos eso sentía, tratando de llegar a ella, sosteniendo sus mejillas, desesperado. 

 

-Ayudame… 

 

Fue su susurro, sintiendo sus manos en sus mejillas, pensando que solo era un sueño, que Aiacos no estaba con ella, que no la veía, aunque como deseaba estar con él, estar con su omega, con su amado, quien trató de besarla, porque Pandora saliendo de su tina de sangre se dio cuenta que algo estaba viendo su esclava, apretando los dientes, para atacar a Violate, marcando su piel con una gruesa cortada que comenzó a sangrar, pero se curo demasiado rápido al ser un licantropo. 

 

-¿Con quién estabas charlando? 

 

Ella no podía ver nada, pero Aiacos si, quien quiso atacarla y de pronto, tres ojos se abrieron en el espacio de esa habitación, los que destruyó inmediatamente, dañando su cuerpo al usar esa energía, necesitaba otro baño y Violate pagaría por eso, porque sabía exactamente a quién le pertenecían esos ojos. 

 

--Ya veo… 

 

Aiacos al mismo tiempo abrió los ojos, despertando a Minos, que le observó fijamente, sin decir nada, no se atrevía a eso, no aun, asi que cuando salio de la cama, tratando de lavar su rostro, se dio cuenta que su amada estaba viva, que su hijo estaba vivo y que su hermano, a quien planeaba llamarle apenas pudiera, solo era un traidor, al menos eso era en ese sueño. 

 

-Soñe con ellos, con mis tesoros, con mi alfa y con mi niño… con mi Sukyo… 

 

Minos se acercó a él con lentitud, para abrazarlo con delicadeza, como siempre hubiera deseado que alguien lo hiciera, deseaba calmarlo y se suponía que eso servía para eso, para calmarlo. 

 

-Tal vez… tal vez no sea un sueño… tal vez de alguna forma ella ha logrado dar contigo, se supone que las conexiones entre almas y omegas son muy fuertes. 

 

Aiacos volteo, llevando una mano a su cabello, completamente horrorizado, porque si eso era cierto, si esas palabras eran verdaderas, su amada llevaba demasiado tiempo víctima de ese encantamiento, de esa horrible mujer. 

 

-Tengo que dar con ellos… por favor… tienen que ayudarme. 

 

Minos le ayudaria, estaba seguro que Radamanthys también lo haría, pero primero tenían que hacer algo por Hasgard, debían dar con él, porque eso era lo correcto, entre omegas debían ayudarse. 

 

-Eso haremos, no tienes porque tener miedo… nosotros daremos con ella. 

 

*****

 

-¿Tu que haces aqui? 

 

Saga preguntó antes de que Kanon estuviera a su lado, observando al sujeto rubio de los ojos cerrados, reconociendo a ese hombre como un alfa y como uno de los suyos, algo que no precisamente significaba algo malo, pero no era nada bueno. 

 

-Mi nombre es Shaka, he escuchado mucho sobre ti, de tu propio hermano. 

 

Saga no mostró lo sorprendido que estaba y lo poco que le gustaban esas palabras, pero Shaka se dio cuenta que dio un paso hacia adelante, tratando de intimidarlo, de eso estaba seguro, aunque, tambien se daba cuenta de que si los dos peleaban, los dos tenían la mismas posibilidades de ganar. 

 

-¡Alejate de Saga! 

 

Kanon era la carta del triunfo del mayor de los hermanos, quien salió de ese orfanato convertido en un lobo de inmenso tamaño, transformándose a la mitad del camino en un humano, deteniéndose junto al omega, como si fuera su sombra o su guardaespaldas. 

 

-No quiero hacerles daño, no he venido aquí para pelear. 

 

El gruñido de Kanon, salvaje y animalesco pudo escucharse en ese claro, sus dientes afilados sobresaliendo un poco, tal vez, pensando en utilizar su tercera forma, la que era mitad humano, mitad lobo, una bestia. 

 

-¡Eso dicen todos! 

 

Saga encontró esas palabras divertidas, porque eran las mismas palabras que diría Kanon si Radamanthys le exigiera apartarse de su lado, pero no dijo nada, su atención estaba fija en el recién llegado. 

 

-Aunque me vi tentado, no acepté su mano, no antes de hablar con Saga, pero, eso no es lo que me interesa en este momento, sino el destino de Hasgard, debemos liberarlo de su jaula cuanto antes. 

 

La sorpresa de los gemelos no se hizo esperar, gemelos educados por el lobo de pelaje blanco, quien les hizo darse cuenta que solo se tenían a ellos, que solo podían confiar en su hermano y que no debian odiarse, no tenían porqué esconderse, solo necesitaban confiar en el otro, solo así podrían triunfar en el campo de batalla. 

 

-Muchos clanes piensan que nuestros omegas son piezas clave para nuestras jaurías, que no deben salir al campo libre, que no deben arriesgarse, porque solo ellos pueden dar a luz a otro licántropo, ya sea uno de los nuestros, o un humano. 

 

Eso decian y era cierto, los omegas eran los unicos que podian pasar la vida no humana, los genes salvajes y oscuros a sus descendientes, pero pensaban que si uno de ellos se mezclaba con un humano tendrían un hijo débil, en cambio, si dos lobos podían estar juntos, su descendencia seria poderosa. 

 

-Lo mismo sucede con los vampiros y ellos no encierran a los omegas. 

 

Eso era cierto, pero lo que diferenciaba a los licántropos de los vampiros, era que los primeros preferían las uniones puras, para que la sangre preciosisima de la luna no se perdiera, en cambio, los vampiros preferían que sus compañeros fueran humanos, de esa forma aseguraban que su progenie estuviera viva durante el parto. 

 

-No, porque ellos prefieren omegas humanos, nosotros preferimos omegas licántropos, aunque solo son habladurías, porque el primer licántropo nació de un humano, ellos estaban antes que nosotros. 

 

Saga comenzaba a preguntarse de qué le estaban hablando, porque era importante escuchar toda esa charada, esa absurda historia de licántropos, de vampiros, porque perder tiempo en una charla inutil. 

 

-Hasgard sabe donde están los licántropos omegas que escaparon de su jauría, muchos otros han abandonado su hogar y han fundado una nueva, lejos de todo, un sitio seguro para ellos, el mismo sitio a donde manda a todos los omegas que ayuda a escapar, nadie sabe dónde está… pero, si Aspros llega a controlarlo, no podrá más que decirle la verdad, le dirá todo lo que desea saber. 

 

Fueron sus palabras, estaba preocupado, pensando que era cuestión de vida o muerte dar con él, escuchando unos pasos, de un cachorro que se abalanzó en contra de Shaka, o eso intento, porque el hombre más cercano a dios, utilizando su cosmos, ya que pensaban era un regalo de la luna, obligó al joven lobo a regresar a su forma humana, viendo como caía un muchacho demasiado alto, con una apariencia inocente. 

 

-¡Hasgard nunca haría algo como eso! ¡Mi omega jamas haría algo como eso! 

 

Eran lobos, esos tres eran lobos y su omega siempre le había dicho que entre ellos debían cuidarse, que tenían un juramento, así que al ver que era un lobo, que era una criatura como ellos, nacido de Hasgard, querrian ayudarle. 

 

-Nunca se va por tanto tiempo y me había prometido que nos marchariamos a ese sitio, a esa jauría, solo tenía que esperar por unos amigos, solo tendrían que ser unos días… nada más. 

 

Saga observó a Teneo, ,detenidamente esta vez, era idéntico a Hasgard, pero su cabello era azul, un poco oscuro, era apenas un niño de unos quince años, pero al mismo tiempo sería tan alto como Hasgard cuando tuviera su edad, siendo él también un omega. 

 

-Lo encontraremos… no debes preocuparte por ello, este soldado nos ayudará… y otro amigo también lo hará, Hasgard estará a salvo, no temas por eso. 

 

Pero Teneo no podía más que temer por ello, estar asustado por lo que le sucedía en ese momento, era su omega del que estaban hablando, era su madre, y era a su vez la mejor persona que jamás había conocido. 

 

-Por favor… tienen que hacer algo.

 

*****

 

-De haberme amado lo suficiente… pudimos ser tan felices. 

 

Aspros recordaba una época, antes de que Hasgard se marchara, en la que siempre estaban juntos, en las que con cada segundo que pasaba amaba más a su viejo amigo, quien pudo corresponderle, pudo aceptar que los dos se deseaban, porque estuvieron un celo juntos, ambos se dejaron llevar por su deseo mutuo, pero se fue, solo se fue, sin decirle nada. 

 

-¿Por qué no te quedaste? 

 

En ese momento aun estaban en la misma cama, el seguro de que ese hechizo era la única forma de recuperar a Hasgard, aunque lo había perdido de cierta forma, estaba como adormecido, estaba como perdido, actuando como alguien al que no conocía, pero, ya no era el momento de arrepentirse, se dijo, como se lo dijo durante ese celo. 

 

-No podía… la jauría que estabas formando no era un lugar para un cachorro… 

 

*****

 

Hola, que opinan, les va gustando la historia, yo espero que si, asi que les agradezco de todo corazon por los comentarios, las lecturas y las estrellas, los y las adoro. Ahora, cuál creen que sea la respuesta de Aspros a esta última confesión… y si, Aspros es el padre. Nos vemos. SeikenNJ. 


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