• Pareja: James Potter x Severus Snape •
- ¿A que huele la de ustedes? —Sirius le decía sus amigos en clase de pociones, ese día habían hecho amortentia.
- Chocolate, libros, pergamino…
- ¿Solo eso?—Remus había asentido rápidamente.— Se supone que son cuatro aromas.
- Tal vez a Moony aún no le aparece el cuarto Sirius, no lo molestes. — James estaba seguro que el cuarto aroma sería relacionado con su mejor amigo, pero estaba consciente del miedo de Remus por expresar sus sentimientos.
- La mía huele a puerto, hojas frescas, petricor y perro.
- En serio eres narcisista eh, la mía huele a miel, quidditch, petricor y ¿vainilla? eso es raro, no me gusta la vainilla.
- No siempre son olores que nos agraden, pueden ser algo que te recuerde a alguien.— le había dicho Remus muy amable.
Las clases habían terminado por ese día y los tres amigos decidieron ir cerca del bosque prohibido, necesitaban ir a buscar algunos ingredientes frescos para una poción que estaban inventando, que si salía bien podría ayudar a Remus con sus transformaciones y hacerlas menos dolorosas.
Habían caminado al rededor de 10 minutos para conseguir dictamo, Remus iba al frente con un canasta tomando las plantas necesarias, mientras que James y Sirius iban jugando a ponerse el pie y tirarse cada tanto.
- Creo que ya es todo, hay que volver me muero de hambre.— Remus les decía como siempre con una sonrisa amable.
- Miren alguien perdió su bufanda.—James señalaba con el dedo unos cuantos metros detrás de Remus.
- Es de Slytherin, seguro tiene pulgas.
- Sirius es más probable que tu tenga pulgas.— Remus le había reprendido.
- Si Paddy, además el verde me queda bien, resalta mi belleza natural…— James había empezado a bromear mientras se ponía la prenda sobre el cuello, pero calló de la nada al notar cierto olor a vainilla.
- ¿Qué, se quedaron los colmillos de alguien en esa cosa y se te clavaron? —Bromeo Sirius por el cambio te tono de James.
- ¿James? — Remus observaba preocupado a su amigo, había sido un cambio de expresiones muy dramático.
- Huele a Vainilla, huele exactamente igual a la vainilla de la poción. —Tres pares de ojos parecía que iban a saltar de sus cuencas.
Se encontraban en su habitación debatiendo sobre quien podría ser la dueña o dueño de la bufanda, James había guardado el pedazo de tela en su mochila después de salir del shock, fueron a cenar y al terminar corrieron a su cuarto para encerrarse a debatir sobre la bufanda.
James estaba muy sorprendido, no le gustaba nadie, nunca se había fijado en nadie, en qué momento su cuerpo y mente dijeron “te gusta alguien que huele a vainilla”
- Entonces dices que no te gusta nadie, que nunca has ligado con alguien y que jamás te ha fijado de esa forma en alguna persona.
- Si, Sirius, ya te dije eso mas de tres veces.
- Es extraño, creí que el olor a vainilla podría ser de algún pariente, pero ahora sabemos que alguien te gusta.— Remus seguía tratando de entender la situación.
- No me gusta nadie, ya les dije, pero es raro, que mi cuerpo haya hecho esto, como si fuera mi alma gemela.
- ¿Almas gemelas? si claro, tal vez si fueras más abierto a tus emociones y menos bobo al darte cuenta si le gustas a alguien esto sería más fácil.
- Mira quien lo dice.
- ¿Eso qué significa?
- Chicos no es el momento de pelear.— Remus sabia que de esa discusión no saldría nada bueno.— Seguro que en el mapa dirá quien se dirige hacia allá para recuperarla, aunque de todos modos seria muy difícil, 7 días a la semana, 24 hora cada uno y sin contar el hecho de que tal vez esa persona no le importe perder una bufanda, digo la gran mayoría de esa casa tiene dinero de sobra para más de mil bufandas.
Remus no quería decepcionar a James, al chico se le había metido la idea en la cabeza de que tenia un alma gemela y que inconscientemente su cerebro había elegido a alguien especial.
Había pasado una semana y los tres chicos estaba agotados, trataban de observar el mapa todo el tiempo, James les había pedido hacer guardia en las noches por si esa persona iba a esa hora, Sirius y Remus a pesar de saber que eso ya era extremista lo intentaron las primeras noches, después se quedaban dormidos y James no podía culparlos.
Estaban en un pasillo donde no solía transitar tanta gente, trataban de descansar después de clases y Remus ya estaba listo para sacar el mapa y empezar su guardia.
- Ya no vamos a seguir con esto.— James se veía triste y decaído mientras se confesaba con sus amigos. — Es una tontería, es olor a vainilla, por Merlin, cualquiera puede oler a eso, fue estúpido de mi parte creer que hay alguien que me gusta sin que yo lo sepa.
- Es verdad, auch.— Remus le había dado un codazo a Sirius.
- Lamento oír eso James, ya verás que habrá alguien para ti y que te darás cuenta conscientemente.
Los tres amigos se habían quedado petrificados al oír “Perdí mi bufanda hace unos días buscando dictamo y cuando volví en la hora de la cena ya no estaba”.
No podía ser verdad, era Severus Snape charlando muy tranquilamente con Regulus Black.
- ¡Yo tengo tu bufanda y creo que somos almas gemelas! — James se había levantado rápidamente y ni Sirius o Remus pudieron detenerlo de lo que podía ser un choque de trenes.
- ¿Qué? — Severus había quedado en shock.
- Vaya Potter, ademas de ladrón y chismoso estas loco.
- Reg.— Sirius trató de reprender a su hermano, le era imposible estar de algún lado cada que se trataba de éste contra James y viceversa.
- ¿De qué hablas Potter? -Severus trataba de entender al Gryffindor.
- La encontramos en el bosque y huele a vainilla y mi amortecida olía exactamente igual a tu bufanda.
- James deberíamos… — Remus seguía tratando de alejar a su amigo de su perdición.
- Cualquiera puede oler a vainilla Potter.— Regulus seguía insistiendo en dejar claro las incoherencias del de gafas, al parecer su amigo no superaba el shock.
- Yo… gracias por la bufanda, lamento decirte que no es reciproco, la amortecida puede decirte quien te atrae, pero no significa que a la otra persona le pase lo mismo.
James pudo oír como su corazón se rompía, Severus le había regalado una sonrisa lastimera y el Gryffindor solo había atinado a devolverle su bufanda.
¿Por qué había actuado así? ¿Por qué creyó que Snape le agradecería con un beso? ¿Le gustaba Snape o solo era la idea de haber encontrado al dueño de la bufanda?
Dos semanas habían pasado desde que se concentraba 100% en evitar la mirada del chico de Slytherin, se sentía avergonzado, le parecía una tontería pero no podía evitar sentirse así.
Su vida no podía ir de mal en peor, ese día el profesor Slughorn lo había colocado con Snape como pareja para realizar la poción de muertos en vida, Severus se había acercado a su mesa para comenzar con el proyecto, ninguno decía nada, de vez en cuando el Slytherin le pedía algo o le decía como hacer algunas cosas para un mejor resultado.
- Eres muy bueno en pociones. — James trató de sacar conversación, de todos modos ya todo era incomodo, no podía ponerse peor.
- Se me da bien, mi madre me enseño todo lo que sé.
- Prácticamente todos en mi familia paterna lo son, pero a mi no se me da bien.
- Sigues bien las ordenes, ser un aprendiz no te iría mal. — Ambos rieron ante ese “chiste”.
- Oye, lamento haberte hecho sentir mal el otro día, no era mi intención avergonzarte frente a tus amigos y Regulus.
- Tranquilo, yo llegué gritando que eras mi alma gemela.
- Creo que ese es el problema, desde ese día no puedo dejar de pensar por qué en mi amortentia estaba el olor a miel.— James sentía que se desmayaba.— Y estos días te observe y usas mucha, ¿Le pones miel a todo?
- No es tanta.— Se defendió, por alguna razón se sentía acorralado, pero no de una manera incomoda.
- El punto es que, tal vez si existan las almas gemelas, aunque ni siquiera estábamos enterados.
James le sonrío como un tonto y Severus le devolvió la sonrisa, mientras tomaba la mano de chico, estaban tan distraídos el uno con el otro que por primera vez una poción le había salido mal a Severus Snape, el profesor Slughorn les había bajado puntos a ambos, pero a ninguno le importó, los dos sabia que este era el comienzo de algo increíblemente nuevo.