• Pareja: Luna Lovegood y Ginny Weasley •
Ahí estaba ella con los pies descalzos, juntando flores silvestres, sonriendo como siempre, viendo la vida llena de colores, se veía tan hermosa con el viento bailando entre las hebras de su rubio cabello, dejando ver esos aretes tan divertidos hechos con cascaras de naranja, siempre tan única.
Para Ginny, era un deleite ver a Luna en su estado natural, pasar los días del verano en la casa de la rubia era algo que a la pelirroja le fascinaba.
Estaba locamente enamorada de Luna, de eso estaba segura, ha querido decirle que la ama desde hace mas de dos años, pero el miedo al rechazo la frenaba, se sentía torpe y sabia que se sonrojaba cada que Luna se acercaba a ella con un ramo de florecitas blancas, siempre le colocaba una sobre su oreja y ésta resaltaba a la perfección con el rojo de su cabello, como amaba esos momentos Ginny, tener a la rubia tan cerca de su rostro a centímetros de su boca.
Sabía que podía parecer creepy, pero se imaginaba una vida así con Luna, ella sentada en el pasto disfrutando el sol y el viento fresco mientras observaba a su amada siendo tan feliz y libre, se imaginaba con hijas, siempre dos niñas, gemelas tal vez, las tres descalzas, juntando flores, buscando nargles, aún no sabia si serían rubias o pelirrojas, pero estaba segura que ambas usarían aretes hechos por su bellísima madre.
- ¿Gin? — sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz melodiosa de Luna, se sonrojo un poco, al notar que estaba muy perdida en sus fantasías.
- Perdón Lun, ¿qué me decías? — la sonrisa que le regaló la rubia, le hizo tener pensamientos algo impuros, por Merlin como quería besarla.
- Deberíamos revisar si no tienes torposoplos reboloteando en tu cabeza, te quedas ida últimamente.
- Solo pensaba en que deberíamos ir a caminar un rato, ya luego me revisas con las gafas divertidas. — Luna le sonrío y entró corriendo a poner las flores en agua pero no sin antes colocar una tras la oreja de Ginny.
El terreno de los Lovegood era muy grande y Luna tenia ganas de rodar por una colina, se dirigieron a una que colindaba entre su casa y la madriguera, era bastante empinada y ambas iban riendo y empujándose para hacer caer a la otra.
Llegaron a la cima a penas respirando, Ginny se recostó para sentir el aire fresco llenar sus pulmones, Luna solo se reía, le dicía que para ser una deportista le faltaba condición a lo que Ginny solo contestaba con una risa.
- No puedo creer que quieras rodar y tener que subir todo esto otra vez.
- ¿Quien dice que lo haré sola? — La cara de Luna le decía que era enserio.
- Bueno pero solo rodaré una vez, cuando ya nos vayamos, porque no pienso volver a subir hasta acá. —La rubia sonrío satisfecha, siempre sabía como convencer a Ginny.
- Es increíble, esta colina es lo único que nos ha separado toda la vida, no puedo creer que no nos conociéramos antes.— Ginny no dejaba de observar ambas casa, siempre estuvo tan cerca del amor de su vida y no tenía ni idea.
- Bueno, pero nos conocimos, eso es lo importante, sabes, siempre he pensado que las flores blancas te quedan de maravilla. — decía Luna mientras colocaba su mano delicadamente sobre el rostro de su amiga, Ginny podía notar que estaban demasiado cerca y su respiración se paró.
El beso que recibió de su bella rubia fue tan dulce, era lento y tenia sabor a fresas, Ginny seguía sin creérselo, Luna la estaba besando, se acercó un poco más sujetando a su amiga por la cintura, por Merlin si esto era un sueño no quería despertar nunca más, el beso finalizó y ambas tenia la respiración agitada y los labios un poco rojos, Luna sonreía mientras seguía dandole pequeños besitos en el rostro, el sonrojo de Ginny era del tono de su cabello, no cabía de felicidad.
- Espero que uses flores en el cabello el día de nuestra boda.— le decía luna mientras le sacaba un anillo hecho con flores silvestres, la cara de Ginny no era mas que emoción y sorpresa.— Te amo mucho Ginny Weasley, estuvimos 11 años solo separadas por esta colina y ahora no voy a dejarte ir nunca.
- Usare flores blancas si tu prometes usar tus aretes divertidos.- Ginny sonreía como boba, el anillo hecho por Luna era hermoso.
- Lo prometo.
Sellaron su pacto con un beso un poco más apasionado, se dejaron llevar por sus emociones y ese día esa colina vio florecer su amor.