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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 21: El pecado compartido

La costumbre Mikoto de leer su futuro usando las cartas del mago Clown había sido útil para prevenir los peores desastres. Muchas veces se libró de grandes peligros gracias a sus advertencias. Mas una lectura en particular le causó un grado inusual de terror. Su marido preocupado le preguntó que la había tenido tan pensativa aquellos días y tras discutirlo juntos, tomaron una decisión. El matrimonio Uchiha había tomado la resolución de que Mikoto fuera la sucesora de Clown. Era la única manera de salvar a sus hijos de aquel horrible destino. Aquella noche antes de ir al dojo donde efectuarían el ritual, Fugaku abrazó a su esposa con cariño inusitado. Ninguno mencionó una sola palabra. Sólo compartieron esos momentos temiendo fueran los últimos que vivirían juntos. La prueba, según los registros, era peligrosa y letal si se fallaba. De ser por él, el patriarca de los Uchiha, se habría negado a tal situación. No obstante, la entendía. Era consciente de lo difícil que era para Mikoto también y llegados a ese punto, todo lo que podía hacer era darle su apoyo incondicional.

Cuando la luna llena estuvo en su apogeo, a la medianoche, el matrimonio pasó a ver a sus hijos durmiendo cada uno en su habitación. En el caso de Itachi, apenas abrieron la puerta para verlo durmiendo con aquel rostro tan relajado. A diferencia de Sasuke, al cual sí se acercaron a besar en la frente antes de salir. Era tan pequeño que ni siquiera notó la presencia de sus padres en su habitación. Los miraron dándose ánimos para no dejarse vencer por el miedo. Era por el bienestar de sus pequeños, así que no había lugar para las dudas. Luego de asegurar el descanso de sus pequeños, se dirigieron al dojo. El piso de madera crujió por los pasos de la azabache, quien caminó hasta el centro de la habitación. Mikoto alzó sus dedos índice y corazón dibujando una estrella en el aire.

—Ruego la protección de estos niños —dijo antes de tomar entre sus manos una carta Clown—. Ahora y en mi ausencia, evita que la maldad ingresé en esta casa. ¡Escudo! ―gritó preparando un hechizo por si fallaba en la prueba.

—Ese fue un hechizo muy poderoso —comentó Fugaku caminando hasta ella. Colocó sus manos en su esposa masajeando levemente los hombros de la azabache—. ¿No exageraste? Estás agotada solamente usando una carta.

—Estoy bien, querido —tranquilizó ella mientras acariciaba su mejilla—. Mi deber como actual guardiana del mazo del mago Clown es velar por las cartas, pero como madre debo evitar que alguien dañe a mis bebés.

Su esposo, aún inquieto, asintió por sus palabras. Ella tenía razón, pero su preocupación no menguaba. ¿Cómo hacerlo? Si la veía cansada y pálida sólo por usar una. Sabía de su don, así como la fuerza empleada en esa barrera. Tenía demasiada magia. Incluso si ella muriera, el hechizo seguiría en vigencia algunos años más. No necesito de analizarla mucho como para deducir que no sería fácil ingresar a su casa por, mínimo, una década. Al menos, no sin poseer una habilidad extraordinaria. La acompañó prestando su brazo para ser su apoyo y la soltó recién al llegar hasta el altar al fondo del dojo familiar donde se llevaban a cabo los rituales más peligrosos o complicados. Mikoto invocó la espada de la familia Uchiha y cortó el sello de la caja donde estaba el espejo del mago Clown. Aquel que no había sido usado desde hacía décadas. Por generaciones nadie había liberado el sello.

“¿Quién? ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Ella quién es?”

Tras romper el sello la mujer se vio reflejada en el espejo. Al hacerlo su alma fue arrastrada a una dimensión creada por la magia del instrumento. Ella se vio a sí misma rodeada por un espacio vacío y completamente oscuro. Concentró su magia a su alrededor manteniendo la oscuridad lejos de su persona. Observó curiosa como aquellas cosas se movían inquietas. Se acercaban con intención de tocarla, pero al más mínimo contacto con su aura se disolvían en el aire. Lo intentaron un par de veces quemándose en el proceso. Finalmente parecieron entender que debían mantenerse a raya y evitarla. Avanzó hasta donde sintió la fuente de la magia de aquella dimensión.

―¡Gran mago Clown! ―gritó la azabache alzando la espada―. Soy Uchiha Mikoto y he venido aquí a pedir tu poder ―expresó con determinación.

“¿Mago? ¿Clown? Oh ya recuerdo. Yo soy aquel reconocido mago y ella es… es mi madre. ¡No puedo creerlo! Es mentira, no. Sí es ella, pero no es la persona que me dio la vida. Sólo comparte su esencia, ha de ser su reencarnación.”

―Para hacerte del poder debes afrontar una dura prueba ―habló manteniéndose cubierto por la oscuridad. Estaba nervioso, pero se aseguró de sonar frío y distante.

―Estoy lista para cualquiera que sea la prueba ―declaró bajando su espada para mirarlo con la cabeza erguida.

―Deberás destruir a la criatura frente a ti ―habló sonando un poco burlón.

Dicho lo anterior una figura humanoide cubierta de oscuridad apareció frente a ella. Era como si las sombras fueran brea. Escurrían de manera lenta y asquerosa por el cuerpo de ese ser recién aparecido. Mikoto sin dudarlo se puso en guardia y preparó sus talismanes para la pelea. Aquel ser se movió rápidamente rodeándola. A medida que pasaba creaba una especie de círculo de oscuridad que iba aumentando la altura con cada vuelta. La morena no se dejaba intimidar e invocaba las cartas de Clown para contrarrestar su poder.

―¡Dios del rayo! ―exclamó ella abriendo una brecha por la cual escapó―. Viento ―dijo usando otro hechizo.

Continuaron peleando un largo tiempo desplegando sus habilidades. Mikoto demostró porque ella era la heredera de la familia Uchiha al mostrar su gran repertorio de magia. Sus hechizos eran resultado de un rápido razonamiento. Con su espada cortaba a la criatura e incluso aplicaba la magia de sus cartas en el filo de la misma. Usar a viento en su arma la volvía más afilada que antes. Con aquel poder medido y controlado para ser del menor gasto de energía posible y el mayor daño. La mejor combinación que se podía pedir en un guerrero. Tras unos largos minutos luchando, finalmente consiguió acorralar a esa criatura.

“Finalmente moriré. Podré pagar mi culpa dándole mi vida”. Pensó cerrando los ojos preparado para el ataque inminente. Sin embargo, sintió algo cálido. Unos gentiles brazos lo rodeaban con cariño alejando la oscuridad de su cuerpo y de su alma misma.

―¿Por qué? ―preguntó el ser lleno de confusión por semejante acción.

―Una madre siempre reconoce a su pequeño ―dijo ella sonriéndole con amor.

Al oírla los ojos oscuros del mago Clown se llenaron de lágrimas. Aquella repugnante criatura cubierta de magia putrefacta comenzó a purificarse al sentir la magia de Mikoto. Creyó haber sido lo suficientemente listo para engañarla y hacerla matarlo sin saber de él. No tenía idea si el espejo le había mostrado su vida pasada a ella o si era su alma la que sentía el deja vu. Empero, dejó de pensar en ello por unos momentos para disfrutar sentir su cariño. Hacia tanto que deseaba volver a ver a su madre. Aspiró el perfume de ella, lo sentía tan familiar. Era igual a cuando era un niño pequeño que iba corriendo con lágrimas en los ojos pidiendo consuelo tras asustarse o lastimarse las rodillas por caerse al suelo tras correr. Su mayor anhelo. El deseo que su corazón tanto ansiaba y ni siquiera con toda su magia era capaz de conseguirlo estaba frente suyo.

―Deberías matarme rápido ―sugirió cohibido rompiendo el ambiente.

―¿Por qué haría eso? ―preguntó ella alarmada. Su intención al ir allí era proteger a sus hijos, el asesinato no estaba contemplado entre sus opciones.

―Estoy manchado por la oscuridad ―explicó avergonzado. Sintió asco de su propia persona por mostrarse de esa manera ante ella―. Mi magia ha sido contaminada al punto de que fui sumergido en la misma ―habló viéndola a los ojos esperando encontrar su desprecio y decepción.

―Se podrá purificar seguramente ―consoló ella sin perder la esperanza de solucionar las cosas.

―¡Imposible! ―negó con pesimismo. Sus labios temblaron brevemente por el nerviosismo―. Cuando la magia se infecta es porque el alma del mago se ha vuelto oscura y remover las sombras del corazón no se puede. Ni siquiera yo con toda mi magia pude despegarme de la magia de Haku

―Yo las he apartado y ahora estás limpio, ¿no? ―preguntó Mikoto con una sonrisa tranquilizadora―. Soy una miko, así que es mi trabajo purificar el mal.

―¿Por qué te arriesgas? ―preguntó Charasuke entre lágrimas―. Por mi culpa moriste en tu vida pasada, ¿lo sabías? ―preguntó imaginando la posibilidad de que no supiera de sus pecados anteriores.

―Hice lo que tenía que hacer para salvar a mis pequeños ―respondió sin titubear ni borrar aquella expresión de calma.

El menor de los azabaches contempló con admiración a Mikoto. No importaba que él fuera el famoso mago más poderoso de todos los tiempos. Su madre siempre lo haría sentir pequeño e indefenso, pero protegido y seguro. No obstante, el miedo volvió a su corazón. Ella estaba allí usando su poder para mantenerlo lejos de la oscuridad, pero él no consiguió eliminarla en siglos. Una simple humana sería devorada. No podía permitirlo. Su corazón comenzó a acelerarse y le costaba respirar. El temor siguió acrecentándose. Y mientras estaba confundido por su sentir, una especie de tentáculo oscuro lo sujetó por el tobillo y comenzó a arrastrarlo de regreso.

―¡Huye! ―gritó Charasuke mientras era arrastrado―. Destruye este mazo de cartas con la espada. Así se liberaran de la maldición de la familia. ¡Rápido! ―ordenó sonando más a una súplica desesperada.

―¿Qué sucederá contigo? ―preguntó Mikoto preocupada mientras reunía más magia para purificar.

―Ya te lo dije: No hay salvación cuando tu corazón es el infectado ―repitió esperando que lo entendiera.

La maga cerró los ojos un momento viendo como estaba siendo arrastrado nuevamente a la oscuridad. Ella creía que al entrar se encontraría con un hombre imponente y poderoso. Sin embargo, encontró algo mejor. Sintió reverberar su propio corazón. Allí supo que aquella predicción en el templo Nakano era real. Su hijo nació a medias. Una parte de su alma era aquel niño durmiendo en su habitación y la otra estaba frente suyo a punto de volver a desaparecer.

―Y aquellos que moran la oscuridad, arden por mi orden ¡Luz! ―gritó mientras volvía a iluminar todo.

―Deberías huir. Escapa ―suplicó Charasuke sintiendo su brazo ser sujetado por ella.

―No puedo hacer eso ―respondió la mujer mientras lo empujaba fuera de esa dimensión―. Nunca te dejaría solo, cariño ―dijo con una sonrisa.

―¡Mamá! ―gritó desesperado. Ni siquiera las lágrimas en sus ojos le impidieron ver a su madre siendo devorada por la oscuridad.

Se vio forzado a cerrar sus propios ojos y cuando volvió a abrirlos estaba fuera de la dimensión del espejo. Era un templo donde estaba su padre. Volvió a sorprenderse al ver esa reencarnación frente a frente. Empero, su madre corría peligro y necesitaba de su ayuda. La vio desmayada en medio del circulo mágico. Prácticamente parecía muerta, lo cual lo hizo alarmarse.

―¡Mamá! ¡Mamá reacciona! ―pidió Charasuke moviendo su hombro con suavidad.

―¿Quién eres tú? ¿Por qué le dices mamá? ―preguntó Fugaku acercándose. Al hacerlo pudo verlo mejor notando su parecido con su hijo Sasuke. Era como una versión de lo que sería en el futuro. Dejó eso de lado por el momento, pues su esposa había despertado.

―Mikoto ―llamó tocando su hombro antes de sujetarla para ayudarla a sentarse.

Ella giró su rostro lentamente y presionó los párpados queriendo abrirlos, mas al hacerlo sus negros ojos se habían vuelto completamente rojos y una expresión aterradora. Parecía haber perdido la razón, dado que de un momento a otro usó su espada para atacar a Charasuke quien estaba cerca. Fugaku no sabía qué estaba sucediendo, ni qué debería hacer en esa situación.

―¡Ten cuidado! ―gritó Charasuke mientras esquivaba los ataques―. Su alma fue atrapada por la oscuridad de las cartas. ¡No dejes que tomé el mazo! ―exclamó mientras invocaba un espejo para crear un muro entre ellos.

―¿Y tú qué eres? ―preguntó Fugaku obedeciendo a lo pedido. Aun si no se lo hubiera ordenado, de todas maneras lo habría tomado para alejarlo de él. Pues aún no sabía si era de fiar o no.

―Soy, soy una carta ―respondió dudoso. No consideraba buena idea decirle que él era parte del alma del gran mago Clown

La maga comenzó a cortar el aire en sus fallidos intentos por destruir a Charasuke. Pese a no entender bien lo que estaba sucediendo Fugaku captó la energía oscura en ella. Un agudo dolor nació en el pecho de Fugaku. La carta miró preocupado como el guardián se sujetaba el área afectada con un rostro compungido por el dolor. La esencia del patriarca de los Uchiha también estaba cambiando de manera drástica. La razón de ello era el vínculo con Mikoto, la magia de ella al estar infectada estaba intoxicando a su guardián también. La carta espejo estaba preocupada por estar luchando solo contra ambos. Sabiendo que su cordura amenazaba con abandonarlo, Fugaku reunió todas sus fuerzas para sujetar el espejo y el mazo. Podía oír unas voces en su cabeza pidiéndole cometer actos que iban completamente en contra de su razón. Creyendo que si alejaba esas cosas de su esposa todo volvería a la normalidad, usó su poder mágico para dispersar las cartas y el espejo lejos de allí.

―¿Qué sucede, querido? ―preguntó la fémina sin cambiar ni un ápice pese a la acción de su esposo, mientras seguía atacando a Charasuke―. ¿No era que querías morir? ―cuestionó burlándose de los intentos de la carta por defenderse sin herirla.

―Si lo hago, ¿quién te salvará de la oscuridad? ―interrogó el menor mirándola con seriedad. Sus ojos se desviaron a Fugaku sabiendo tonto su actuar.

―¿Y quién fue el que causó todo esto? ―preguntó recobrando la atención del otro―. ¿Acaso no me amas, cariño? ―cuestionó con una mirada llena de tristeza.

―Yo… ―titubeó Charasuke no sabiendo como responder a ello.

―¡No la escuches! ―gritó Minato colocándose delante de él―. No entiendo bien qué está sucediendo, pero tengo la filosofía de que si un ente oscuro desea algo se debe impedir que lo obtenga ―gritó trayendo a la realidad al moreno menor.

―Eso se me hace muy temerario y estúpido al mismo tiempo ―comentó Charasuke―. ¡Cuidado! ―advirtió al ver a Fugaku atacando.

El joven de ojos negros no tenía idea de donde había salido aquel rubio. No lo vio antes, pero agradeció su intervención tan oportuna. Las cuchillas en las manos de Fugaku crearon un ataque de fuego que alcanzó a cortar al rubio. Charasuke no sabía qué hacer. Estaba completamente paralizado de miedo. No deseaba usar su magia contra las reencarnaciones de sus padres, pero si no hacía algo… si no los detenía ellos serían consumidos por completo. Retrocedió arrastrándose de espaldas al suelo sin quitar la vista de su madre. Ella lo había separado de la oscuridad. ¿Acaso no podía hacer lo mismo por ella?

―¡Huye! ―gritó Minato sujetándose el pecho donde tenía las peores heridas―. No puedes dejarte atrapar ―murmuró tosiendo adolorido.

―Pero ella… ella… ―tartamudeó encogiéndose lo más posible como si ello pudiera protegerlo.

―No puedes hacer nada ―declaró la maga caminando lentamente hacia él―. Se necesita de un mago para poder frenar a otro ―afirmó con su sonrisa aún más enorme.

Mikoto alzó su espada y atravesó el pecho de Charasuke de forma certera. Comenzó a pronunciar un hechizo que él conocía bien. Se comenzó a arrepentir de haberlo creado, pues su función era forzar a las cartas a obedecer al mago poseedor de la carta. En otras circunstancias no habría sido problema para él, siendo un mago no se vería afectado por eso. No obstante, si ella sujetaba su carta. Aquella que guardaba su nombre como tal, estaría perdido.

―Ventus ―gritó Itachi apartando a Mikoto de Charasuke, haciendo que la espada fuera retirada de su pecho.

―¿Sasuke? ―preguntó el primogénito Uchiha confundido por aquella persona herida por su madre.

―¿Itachi? ―preguntó sorprendido de ver también a su hermano allí.

“No es posible. Aparecí en una generación con todas las reencarnaciones de mi familia. Sólo faltaría que en esta época también exista Menma y sería bingo”

El hijo mayor del matrimonio Uchiha había sentido una energía oscura en su hogar y tuvo un mal presentimiento. Buscó a sus padres dentro de la casa, pero al no hallarlos supuso que estaban ocupados en el dojo, pues allí se sentía la mayor cantidad de poder mágico. Decidió llamar a la casa de su madrina. Su intención era simplemente pedir un consejo. Sentía una energía demasiado extraña y aunque no quisiera decirlo tenía bastante miedo. Kushina no había atendido el teléfono, sino que fue Minato. Él, sabiendo de las actividades peligrosas de los Uchiha, por mera precaución se dirigió a la casa de sus amigos para tranquilizar a Itachi. Podía ser un adolescente, pero en ocasiones era imprudente como un niño. Le pidió esperarlo en su habitación sin hacer nada imprudente. No obstante, el rubio no llegó a ir a la habitación del joven ojeroso, pues los gritos provenientes del dojo lo hicieron dirigirse allí. Cuan gran fue su sorpresa al ver a Mikoto y Fugaku comportándose como él cuando fue poseído.

―¡Los mataremos a todos aquí! ―gritó Mikoto atacando a su hijo mayor.

Él la evitó apenas siendo rozado en el pecho. Una enorme laceración se dejó ver por culpa de esa espada. De haber sabido que se toparía con ese escenario no habría ido desarmado. Creyó que Namikaze se había retrasado y por ello, cansado de esperar decidió investigar por su cuenta el origen de aquella energía. Siguió esquivando los ataques de su progenitora hasta que sujetó la única carta Clown allí. Alzó su mano enseñando la carta provocando el horror en el rostro de Charasuke. Era su única esperanza para salvarse. Cerró los ojos y esperó lo mejor.

―¡Para! ―gritó la carta en cuestión intentando correr hacia él―. ¡No lo digas! ¡No pronuncies su nombre! ―advirtió al ver lo que estaba a punto de hacer.

―¡Espejo! ―gritó Itachi sin saber los efectos que tendría.

Al momento de oír su nombre tuvo el deber de cumplir con el propósito para el cual había sido creado. Mikoto había fallado el juicio del mago Clown en el momento en el que se negó a asesinarlo. El espejo de Clown adaptaba las pruebas específicamente para cada pretendiente de su poder. Él no deseaba asesinarla, pero al ser invocado por un nuevo mago tenía que realizar su tarea. Era la reencarnación de su hermano o su madre y padre. Su corazón se estrujo al pensar en aquello. Se trataba de un auténtico dilema. ¿El bien de la mayoría o su propio deseo egoísta? Cambió sus ojos a rojos y creó diversos espejos poniéndole fin al juicio. Aquel circulo había bloqueado la vista del matrimonio Uchiha temporalmente. Para cuando el poder del espejo se despejó todo lo que quedaban eran los cuerpos de ambos adultos. Itachi estaba horrorizado por lo sucedido, pero no lo suficiente como para no correr tras Charasuke, cuando éste intentó escapar del lugar saliendo de la casa.

Las sirenas de los autos policiales resonaron aquella noche por las calles de Konoha. Las autoridades habían recibido varios llamados al 911 por parte de los vecinos de los Uchiha. Ninguno daba explicaciones claras, sólo repetían que se oyeron explosiones, probablemente provenientes de armas de fuego, junto a muchos gritos. Lo siguiente fue el silencio. Un tétrico mutismo cargado de una pesada atmósfera que presagiaba muerte. Los policías se abrieron paso por la puerta delantera viendo los rastros de destrucción en la casa; cuadros rotos, manchas de sangre y desorden por doquier. Los oficiales entonces avanzaron con precaución hasta que el sonido de un llanto captó su atención. Siguiendo aquel sollozo se encontraron a un niño de cabellos oscuros llorando delante de un rubio.

—Tranquilo, pequeño —dijo uno de los policías con amabilidad intentando acercarse a él.

—¡Ayúdelo! —gritó el niño apartándose un poco al verlo intentar tocarlo.

—Todo estará bien —murmuró el rubio tendido en el suelo respirando con dificultad.

—Señor, lo llevaremos con un doctor y luego nos podrá explicar que sucedió —dijo un policía ayudándolo a ponerse de pie.

—Claro —movió un poco la cabeza y le hizo señas al niño para que también avance.

La ambulancia se llevó a Minato al hospital mientras la policía preguntaba a Sasuke lo que sabía. Para su desgracia no era mucho la información que podía aportar. Sólo declaró haberse despertado por el ruido excesivo del dojo de su casa. Al acercarse vio al padre de su mejor amigo y los cuerpos de sus padres tirados en el suelo. A lo lejos vio a su hermano mayor escapando e ignorando sus llamados. No había nadie más en el lugar. Por ello la conclusión más rápida a la cual llegaron los oficiales fue que Itachi, por alguna razón desconocida, había asesinado a sus padres. Sin embargo, tendrían que esperar a que Namikaze estuviera estabilizado para pedirle su declaración y corroborar si su hipótesis era real.

―Me halaga que me visiten ―dijo Minato sonriendo al ver a Itachi y Charasuke aparecer en su habitación del hospital en plena madrugada―. Pero por sus caras no parece que vengan con buenas noticias ―comentó con más seriedad.

―¿Te parece que podemos traer buenas noticias luego de lo sucedido? ―preguntó Uchiha alzando una ceja cruzándose de brazos.

―Vengo a explicarles un par de cosas respecto a lo sucedido, pues ustedes deberán decidir si pecarán o no esta noche ―explicó Charasuke mirándolos con seriedad.

La carta les explicó acerca del juicio del mago Clown y como Mikoto había fallado. También les habló acerca de las cartas dispersas. Era necesario que supieran que esas cartas podían activarse en cualquier momento y harían peligrar el bienestar de las personas comunes. Si las cartas no se descontrolaban, se corría el riesgo de que cayeran en manos equivocadas. Demonios o personas practicantes de la magia oscura. Recolectar aquellas valiosas reliquias era necesario y sólo un Uchiha estaría capacitado para realizar esa tarea. Itachi de inmediato asumió eso como su deber. Según lo explicado por Charasuke, si su hermanito reunía todas las cartas le tocaría pasar el juicio. Arriesgarse a que terminara como su madre no estaba ni siquiera a discusión. Mas conociéndolo, si se enteraba de lo sucedido querría participar y hacerse cargo también.

―Minato-san ―llamó Uchiha viéndolo con seriedad―. ¿Podrías aceptar a mi hermanito en tu hogar? ―cuestionó.

―¿Irás a cazar las cartas? ―preguntó Namikaze con preocupación por el menor recibiendo un asentimiento―. Me gustaría hacerlo, pero… me temo que si suceden cosas relacionadas con la magia, seré completamente inútil ―explicó apretando su ropa donde tenía la herida realizada por Fugaku―. Si tan sólo fuera un guardián… ―dijo lleno de impotencia.

―De hecho puedes hacerlo ―interrumpió Charasuke con duda―, pero es peligroso.

―¿En verdad podría ser un guardián? ―demandó saber con sumo interés.

―Podría hacerlo, pero necesitas de un mago ―explicó la carta tomando aire para decir lo siguiente―, pero ambos morirían ―advirtió mordiéndose los labios―. Tú no cumples los requisitos para ser un guardián, de hacerlo sería una unión profana. La magia se pudriría y eventualmente morirías tú y tu mago.

―Yo lo haré ―declaró Itachi poniéndose delante de Charasuke para verlo cara a cara―. Si lo hago podrá proteger a mi hermano mientras yo junto las cartas.

―Es por un bien mayor ―secundó Minato a lo dicho por el moreno―. Estaremos bien ―dijo con optimismo mientras sonreía.

―Serán odiados y eventualmente asesinados como tus padres ―advirtió mirando significativamente a Itachi―.¿Están seguros? ―preguntó acercándose a ambos para sujetar sus manos. Cuando asintieron sin mostrar ni siquiera nervios procedió a realizar el hechizo―. Lo puro se ensucia, lo impuro se santifica, por el nombre de Clown doy mi bendición a esta unión impía.

Una vez realizado el hechizo Minato adquirió magia. Estaba gratamente sorprendido por los resultados. Jamás había pensado que llegaría el día en el cual él podría estar a la vanguardia en la protección de los Uchiha. Charasuke les repitió que eventualmente serían destruidos y teniendo eso en mente, Itachi sugirió que lo responsabilizaran de la muerte de sus padres. Si Sasuke creía que él era un asesino, lo odiaría y no sentiría pena cuando le llegara su hora de morir. Era mejor eso a causarle un dolor tan grande como el que él sentía tras perder a sus padres. Supuso que tendría algún arrebato de ira. Él mismo lo tuvo al salir corriendo tras Charasuke, pero tras entender la situación… sintió pena. La carta estaba genuinamente dolida por lo sucedido. Como fue acordado Namikaze desde ese día se encargó del cuidado de Sasuke, aun a costa de perder a su propia familia.

―Pude ayudarlo, yo pude hacer algo… ―dijo Sasuke con gran aturdimiento en medio de aquel laberinto de espejos.

Uchiha aún estaba en medio del juicio del mago Clown. Según notó, ese espejo le mostraba los recuerdos de su alma. De su espíritu por completo. Había vuelto a ver el pasado de Charasuke en secuencia, como una película ordenada. Lo que jamás se esperó, fue que la historia de esa carta llegara al momento en el cual habían sido asesinados sus padres. Estaba sin palabras al no saber nada de eso. ¿Qué había estado haciendo todo ese tiempo? Estuvo luchando contra la persona que intentaba protegerlo. En lugar de buscar una manera de salvarlo de la magia de esa estúpida unión… ¡No! Si hubieran trabajado juntos ni siquiera hubiera hecho esta estúpida unión tan peligrosa en primer lugar. Mientras él estaba parado procesando aquello, la imagen de Charasuke apareció en un espejo delante suyo.

―Cuando la magia es infectada no hay vuelta atrás ―recordó Charasuke con un rostro inexpresivo―. Tus padres se infectaron durante mi juicio y tuve que asesinarlos para salvarlos de ser transformados en demonios.

―¡Entonces sólo debiste nombrar un sucesor para que se hiciera cargo si no podías por tu cuenta! ―gritó furioso destruyendo el espejo, viendo como Charasuke aparecía en otro.

―Si le daba el poder de Clown a otro mago la maldición de Haku lo tomaría en su lugar ―respondió mirando con aburrimiento como el card captor destruía nuevamente el espejo donde estaba―. Por eso yo soy el que se encarga del juicio del mazo. Para evitar que la tragedia se repitiera nuevamente, decidió hacer algo antes de suicidarse: separó su alma en dos pedazos. Uno que estuviera impoluto, perfectamente blanco y puro ―dijo colocando la mano derecha en el pecho de Sasuke―. El otro conservaría todos sus recuerdos y sería el encargado de protegerlo a toda costa ―explicó señalándose a sí mismo.

―Y Sai ¿qué es? ―interrogó recordando las palabras de su amigo quien le dijo ser un “anhelo”.

―Un error ―respondió la carta formando incluso más espejos para rodear a Sasuke mostrándole sus recuerdos junto al mencionado―. Clown tenía preparado todo para ti y para mí, pero al momento de la verdad tuvo una pequeña duda. “¿Qué habría pasado si Menma resucitara?” Esa maldita duda creó inconscientemente a un tercer ser que representa los deseos más egoístas de Clown alguien capaz de liberar al zorro de las nueve colas con tal de reunir a Menma conmigo.

―¿Contigo? ―interrogó Uchiha mirándolo con furia. No creía a Sai capaz de hacer cosa semejante. Ni por mucho que deseará hacerlos felices.

―Soy una carta, pero llevo parte del alma del mago, así que Sai quería convertirte en el sucesor de Clown para que volviéramos a ser uno y yo renaciera en ti. Al mismo tiempo liberaríamos a Menma para que fuera transferido al cuerpo de Naruto. Se supone que yo no dejaría que tú y Naruto se enamoren para no tener el mismo final que Menma y yo.

―Tienes que estar mintiendo. Sai es mi amigo ―negó el card captor negando con la cabeza―. Era Itachi el villano ―quiso convencerse para mitigar la culpa por haberlo asesinado.

―Itachi sólo fue un estúpido con complejo de mártir. Él leyó unos archivos modificados por Sai e ingenuamente creyó que liberar al zorro era suficiente para ser el sucesor del mago Clown, para ser él quien cargue con los pecados que cometí.

―Si lo hubiera sabido antes…

―¡No habrías cambiado nada! Lo habrías empeorado

―¡No es cierto! Yo pude hacer algo

―Escúchame bien, cuando lastimas a alguien que amas sientes culpa, arrepentimiento y aunque sabes que es lógico, era necesario o cualquier razón que tu cabeza dicte como “correcta” tu corazón se niega a aceptarlo. De eso es lo que Haku y Zabuza se alimentan desde que Menma y yo nos arrepentimos de lo que no hicimos. Cuando sintió culpa y el peso de sus propios pecados comenzó a consumirlo. Minato quería volverte fuerte para cuidar de ti mismo cuando ellos ya no estuvieran. Itachi deseaba salvarte y cuando supo que soy una parte de ti, peor aún, cuando vio que soy su hermano de otra vida, se empeñó en volverse el sucesor a pesar de lo que tú y yo quisiéramos.

―¿Qué hubieras hecho si él se volvía sucesor? ―demandó saber Sasuke impaciente por la respuesta.

―Yo estaba dispuesto a morir junto a Itachi ―declaró completamente serio y decidido a terminar con su propia existencia―. Él planeaba volverse dueño del mazo y destruirse junto con el mismo. De esa manera tú no tendrías ningún dolor o sufrimiento, pues habría muerto una persona que odiabas y no conocerías la culpa o cualquier sentimiento negativo que pudiera enturbiar tu alma.

La mente de Sasuke colapsó en ese momento. Fue como recibir una descarga directamente en su cerebro. Una opresión en el pecho le impedía respirar obligándolo a boquear una y otra vez sin conseguir llenar sus pulmones de oxígeno. Sus ojos comenzaron a escocer pugnando por llorar. Todo su esfuerzo, todas sus metas eran inservibles. Por su culpa le había arrebatado su padre a Naruto, sus padres y hermano perecieron velando por él. ¿Y qué consiguió? Nada. Aún tenía a Naruto a su lado, pero ¿por cuánto tiempo? A juzgar por lo visto en ese juicio él era causa de desgracia. No importaba la vida en la cual viviera, siempre su familia moría. Habiendo conocido el destino de Menma y Charasuke, intuía lo que le esperaba a su rubio. Y tembló. El miedo de perderlo también comenzó a acrecentarse.

―Creo que es obvio, pero de todas maneras lo diré ―dijo Charasuke rompiendo el silencio apareciendo delante de él―. Uchiha Sasuke, como carta del juicio final he visto suficiente del valor de tu alma y declaro la prueba terminada ―avisó mientras hacía aparecer una espada y sus ojos cambiaban a color rojizo―. ¡Has fallado!

 

CONTINUARÁ….

 


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