Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sasuke card captor por shiki1221

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y así llegamos al final de esta historia :3 Espero que la hayan disfrutado tanto como yo escribiéndola <3

 

Cap 26: ¿Todo terminó?

Me siento bien y sumamente liviano. No tengo ninguna sensación de dolor o malestar, como si todos los pesares que venía cargando hasta el momento se esfumaran repentinamente. Quizás todo lo anterior no fue más que un sueño o mejor dicho pesadilla. Incontables muertes, batallas y mentiras. Pronto vendrá mi hermano Itachi a molestarme con que debo apurarme para no llegar tarde a la escuela. O tal vez sea mi madre, quien llegue, anunciando dulcemente que el desayuno está listo. Mi padre estará ya sentado en la mesa con su periódico en mano. Y cuando estemos desayunando juntos les contaré sobre este loco sueño en el cual soy un mago poderoso. Alguien con un destino trazado desde hace mucho, pero contra el cual lucho desesperadamente. Mencionaría la existencia de una copia mía y llegaría mi novio para ir juntos a la escuela. Sí, todo hermoso y perfecto cuando abra los ojos.

―Oye, idiota reacciona ―ordenó una voz conocida por Sasuke―. Anda te estoy hablando a ti ―insistió mientras comenzaba a zarandearlo por los hombros―. Voy a ir a desvirgar a tu novio si no te levantas antes de que cuente…

―¡Aléjate del Dobe! ―reclamó abriendo los ojos de un sólo movimiento mientras se sentaba viendo a Charasuke delante suyo―. Te sellaré y tiraré tu carta en el rincón más húmedo y oscuro que encuentre ―amenazó Uchiha poniéndose de pie.

―Ya, ya ―pidió alzando las manos en signo de paz y de no querer problemas… por el momento al menos―. Yo no te robaría ese rubio con cara de idiota. No cuando mi tipo son kitsunes ariscos y gruñones ―afirmó con su mano en su propia barbilla.

―¿Dónde estamos? ―preguntó Sasuke mirando a su alrededor. Nuevamente era un espacio vacío, como una enorme habitación completamente blanca―. ¿Estamos muertos? ―cuestionó interesado antes de caer en cuenta que no había visto a su novio regresar―. Naruto, ¿dónde está? ¿Lo salvamos?

―No, chico―respondió la carta con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón―. No estás muerto y tu novio está a salvo. Escúchalo ―dijo alzando la cabeza hacia arriba.

El card captor no entendía qué estaba queriendo decirle. En el “techo”, si es que existía uno, todo era blanco también. La nada misma. Era como una poderosa luz cegándolo, pero si ponía atención podía oír algo lejano. Una especie de murmullo con las sílabas sueltas de su nombre. Podía reconocer, no sin mucha dificultad, la voz de Naruto. Sonaba entrecortado como si llorara o estuviera con dificultad para respirar. Mientras más atención le ponía más fácil era entenderle. Al darse la vuelta para comentárselo a Charasuke, lo vio rodeado de oscuridad. Esa habitación antes impoluta ahora estaba dividido en una zona luminosa y una obscura. Estaban divididos en un cuarto cuyas mitades eran como el día y la noche. Uchiha se alejó del sitio donde oía a su pareja y extendió su mano hacia su copia para atraerlo hacia el lado suyo.

―No ―rechazó Charasuke dándole un manotazo al otro evitando que lo tocara―. Aquí es donde debo estar. Tú por otra parte debes darte prisa y correr hacia tu rubio.

―¿Por qué? ¿Por qué hay sombras aquí? ―interrogó enojado viendo esa zona―. Se supone que las destruimos todas.

―Esto es mío ―aclaró señalando a su alrededor―. Te dije que cuando exorcizáramos a Kyubi iba a dejar tu cuerpo y llevarme todas las impurezas.

―Morirás ―susurró con un timbre de voz decepcionado.

―Es lo que más deseo hacer desde hace muchos siglos ―dijo con una gran sonrisa.

―No hay necesidad de que te vayas ―comentó Sasuke algo inseguro en sus palabras―. Podrías quedarte junto a las demás cartas. Todas ellas te adoran y eres útil.

―Vaya motivo más interesado para pedirme que me quede ―molestó Charasuke haciendo poner nervioso al otro, mas no lo dejó terminar de armar una nueva excusa—. Usa esta batalla para recordarte lo que eres capaz de lograr. Conseguiste exorcizar una deidad —celebró Charasuke con entusiasmo—. Sólo no permitas que se te suba a la cabeza. Como dicen "mientras más grandes, más duele la caída".

—Tú... —habló el card captor alzando su mano como si fuera capaz de detenerlo con eso.

—Al fin soy libre —dijo la carta espejo con una sonrisa que el mago nunca le había visto—. Vuelve con tu noviecito —comentó mientras le hacía el gesto de la paz y guiñaba un ojo.

—¡Espera! —pidió Sasuke intentando correr hacia el otro.

Sin embargo, Charasuke se dio la vuelta con gran velocidad y le dio una patada en el vientre. El card captor tosió con fuerza y se sintió volar lejos del otro. Literalmente, lo mandó fuera de su propia mente haciéndolo despertar. Al abrir los ojos sintió humedad en su rostro. Se tocó con sus dedos notando pequeñas gotitas y algo... ¿pegajoso?

—¡Estás vivo, Teme! —gritó Naruto con su apariencia humana normal abrazándolo con fuerza.

—¡Ya, detente! —ordenó usando sus manos para poner distancia entre ellos—. ¡Me llenas de lágrimas y mocos! Es asqueroso.

Sus ojos negros observaron con detenimiento la zona circundante. El cielo completamente despejado hacía que los rayos del sol lo obligaran a cerrar los ojos por su intensidad. El aire que se respiraba era más puro y el viento parecía susurrarle palabras de agradecimiento. Todo ese sitio había recuperado su belleza perdida. Sin el demonio allí contaminando con su poder, todo volvía a su curso natural. Sasuke se puso de pie con dificultad siendo ayudado por su novio. Estaban bastante agotados, pero tenían que encontrar a Sai. No habían olvidado que Gaara estaba indefenso y que aquel traidor podría hacerle algo. Con sumo esfuerzo intentaron invocar magia, fallando una y otra vez. Con mucha vergüenza se vieron en la necesidad de recurrir a los transportes convencionales. Era una situación de emergencia y aun así tuvieron que viajar nuevamente en tren. Sólo rogaban que Gaara estuviera bien. No se perdonarían si no llegaban a tiempo.

Tuvieron un largo viaje en tren que duró horas. Tiempo que aprovecharon para comer algo y descansar un poco. Era tiempo valioso que usaron para sanarse las heridas de mayor gravedad y a la vez acumular reservas. Si se desataba alguna batalla contra Sai, sería mejor estar preparados para usar el máximo de sus habilidades. Estaban tan tensos que ni siquiera eran capaces de emitir palabras o entablar una conversación que no estuviera enfocada en lo estrictamente necesario. Dejaban saber sus ideas o sus planes en diferentes escenarios posibles. Desde uno en el que encontraban a Gaara muerto hasta uno donde tuvieran que ponerlo a salvo. Dormitaron brevemente mientras viajaban en el tren tomando turnos sólo por si algo los estaba siguiendo. Si bien tenían entendida la desaparición de las sombras, con aquel idiota de falsa sonrisa suelto, era mejor no arriesgarse. Ya anteriormente había invadido sus sueños y ellos estuvieron completamente indefensos.

―¿Estás preparado para enfrentarte a tu mago? ―preguntó Sasuke mientras captaba la atención del rubio, quien permanecía con los ojos cerrados.

―¿No me ibas a dejar dormir ttebayo? ―cuestionó Uzumaki abriendo los párpados mostrando una mirada seria y fría.

―No lo estabas haciendo ―señaló el card captor con un atisbo de preocupación imposible de ocultar.

―No voy a volver a bajar la guardia con él ―prometió recordando con rabia lo sucedido en el templo―. No con el responsable de que mi madre me convirtiera en guardián.

―Naruto… ―susurró el moreno sin saber que palabras serían adecuadas.

―¡Ese maldito estuvo burlándose de mí! ―exclamó con rabia mientras se sujetaba ambos lados de la cabeza como si estuviera a punto de partirse―. Mi padre se convirtió en un guardián corrupto para evitar que yo me hiciera guardián. Y Sai… ―respiró agitado como un animal rabioso―. ¡Él convenció a mi madre de morir! ¡Arruinó todo por lo que mis padres trabajaron! ―gritó con lágrimas contenidas en los ojos―. Y casi te mata a ti también ―confesó mientras lo abrazaba con fuerza.

El mago oyó atentamente todos los reclamos del otro. Entendió que seguramente Sai no tuvo más necesidad de ocultar detalles de su plan para ellos dos y se tomó el tiempo de explicarlos. “Como un villano cliché soltando su monologo para el héroe”. Pensó Uchiha viendo al joven de ojos claros saltar en su dirección obligándolo a atraparlo entre sus brazos. Ni siquiera le dio tiempo a esquivarlo y tampoco necesitaba hacerlo. Lo que más necesitaba su pareja era calidez y confort. Por ello, lo recibió gustoso y lo acunó en su pecho dejándolo llorar mientras los primeros rayos del Sol iban asomándose por el horizonte.

Sin darse cuenta ambos terminaron quedándose dormidos, superados por el cansancio. Era tal el desgaste que sus cuerpos reclamaron el descanso que intentaban negar con su consciencia. Para cuando despertaron el tren había llegado a la última estación. Maldijeron no haber tomado un tren bala que fuera directo hacia su destino. De esa manera no habrían corrido el riesgo de terminar en la estación equivocada. Todo por querer sacar un boleto cuanto antes ni siquiera repararon en lo que sería realmente útil para ellos. Lo único rescatable fue darse cuenta que el sueño reparador que tuvieron sirvió para reponer su magia. Así que en cuanto se alejaron de la vista de posibles curiosos cambiaron sus apariencias. Naruto se convirtió en guardián y Uchiha llamó a Vuelo para ir a toda prisa. No tardaron en arribar al hospital. Específicamente entraron por la ventana de la habitación de Gaara.

―Bienvenidos ―saludó el pelirrojo con una mueca extraña. Difícil de percibir, ya que no levantó la cabeza para mirarlos.

―¡Apártate de ese traidor! ―ordenó Uzumaki gruñendo mientras se acercaba a sujetar al moreno.

Sai estaba sentado en una silla al lado de la cama del pelirrojo. Tenía el cuerpo levemente inclinado hacia adelante y los ojos cerrados. Parecía dormir y eso los extrañó. Siendo un mago era seguro que sintió la presencia de ellos llegando. Una trampa, sí, eso tenía que ser. No podía ser otra cosa. Con el báculo en mano, Sasuke dio pasos firmes en su dirección. Sin embargo, el guardián de cabellos rojos alzó la cabeza y colocó sus manos alrededor del otro para protegerlo con su cuerpo si hacía falta. Detuvo el avanzar de los otros dos y se negó tercamente a permitir que lo separaran de Sai.

―Se fue, ¿entienden? ―cuestionó el joven de ojos verdes con un atisbo de tristeza muy notorio en él.

―¿De qué estás hablando, Gaara? ―interrogó el blondo mirándolo como si hubiera perdido la cabeza―. Lo tienes delante de ti ttebayo.

―Tan lento como siempre ―suspiró el otro guardián―. Sai ya me contó todo. Lo que les hizo, lo que planeó y sobre todo me reveló la verdad sobre mí mismo.

―¿Qué quieres decir con eso? ―preguntó Uchiha preocupado por las posibles mentiras o manipulaciones de aquel ser.

―Me dijo sobre él y sobre Charasuke. Tú ya sabes la verdad sobre ellos dos he de suponer ―comentó el pelirrojo recibiendo un leve asentimiento por parte del card captor―. Al igual que esa carta, Sai no tiene una forma física propia. Usó el cuerpo de varias personas para manipularnos a todos ―relató con cierta rabia―. Él habló con mi madre cuando nací. Es la razón de que ella muriera para convertirme en tu guardián.

Aquella información hizo a Naruto abrir los ojos con sorpresa, mas pronto pasó de la estupefacción a la ira. Así que no sólo había sido él, sino también su padre y hasta Gaara. Todos fueron simples fichas en aquel juego enfermizo de la carta y aquella falsa reencarnación de Clown. Se sintió estúpido, engañado y por sobre todo muy herido. Sai había sido para él un amigo cercano, quien estuvo a su lado cuando perdió a su madre y le dio apoyo. Lo había acompañado y ayudado a reunirse nuevamente con Sasuke luego de tantos años. Todo para sus propios objetivos. ¿Alguna vez lo vio como un amigo o sólo era otra pieza en su ajedrez? Pensar en ello sólo lo hacía rabiar cada vez más y desear golpearlo. Aunque si hacia memoria de lo relatado por Gaara, éste no habría sobrevivido de no ser por Sai. Estaba metido en una encrucijada, ¿valió la pena vivir para convertirse en un guardián? Sólo el pelirrojo era capaz de responder esa pregunta y probablemente no se la contaría a él.

―Eso significa que abandonó el cuerpo de este chico ―comentó Sasuke señalando al pálido joven dormido en la cama.

―Sí, el alma de quien nosotros conocimos se fue ―respondió con melancolía―. No sé cómo será este chico que le sirvió de contenedor.

Para Uchiha no era complicado entender la situación. Él la vivió recientemente con la carta. De estar en lo correcto, otra alma era dueña de ese cuerpo y seguramente sabría de ellos. Cuando Espejo estuvo usando su cuerpo, era consciente de sus acciones. Incapaz de intervenir directamente, pero sí lo suficientemente atento. Se preguntaba si ese chico vivió algo similar, ¿le habría pedido permiso para usarlo o lo habría forzado? Mientras el card captor y el blondo seguían perdidos en sus pensamientos acerca de lo oído, Gaara rememoraba las últimas palabras de aquel idiota de falsa sonrisa cuando lo despertó.

No sabía dónde estaba. Era una especie de campo de flores completamente colorido. El viento soplaba suavemente moviendo los pétalos de colores. Caminó sin rumbo algún tiempo antes de toparse con un lago en el centro de aquel sitio. Se sentó a la orilla viendo la arena bordeando el agua y comenzó a armar un castillo de arena. ¿Para qué? No sabía, pero era divertido para él. De niño tenía malos recuerdos con la arena. En aquel sitio vacío nadie lo molestaba y podía hacer lo que quisiera sin ser juzgado. Sin embargo, también extrañaba los escándalos de Naruto y Sasuke. De estar junto a él estarían peleando por quien hacía mejor unos castillos de arena. Hasta echaba en menos los comentarios pervertidos de Sai. El silencio se sentía enloquecedor. Estar aislado de todos hacía más acentuados sus pensamientos sobre la soledad. No le agradaba eso.

―¿Así que me extrañabas? ―preguntó Sai apareciéndose a sus espaldas―. No esperaba oír eso de ti, mi lindo mapache.

―¿Qué haces aquí? ―interrogó el joven de ojos claros mirándolo fijamente.

―¿Al menos sabes donde es aquí? ―respondió con otra pregunta mientras se acercaba caminando hacia él.

―La verdad es que no ―confesó con sinceridad flexionando las piernas para abrazarlas y apoyar su cabeza en sus rodillas.

―¿Tienes tiempo para una pequeña historia? ―preguntó repentinamente Sai acomodándose a su lado mirando hacia el agua.

―Ni que tuviera otra opción ―contestó sabiendo que no había una salida a simple vista.

El joven comenzó revelándole que él no era una reencarnación de Clown, sólo un deseo. Una entidad idéntica a las sombras. Intangible y dependiente de una forma de vida que prestara su cuerpo para su causa, fuera voluntario o no. De hecho, el cuerpo que estaba ocupando era uno al cual se unió aprovechando la amistad que tenía con su objetivo: Naruto. Le facilitó mucho tener acceso a su madre para convencerla de convertirlo en guardián. También le hizo saber sus verdaderos planes y cómo obligó a Naruto y Sasuke a prestarse para la resurrección de Menma y Charasuke. El pelirrojo e enojó. Mentiría si dijera que se lo tomó bien. Aquel bastardo había asesinado a su madre, le impuso un destino aún más cruel que la muerte y los traicionó. A ellos, que creían que eran buenos amigos y le dieron su confianza.

―Sasuke y Naruto, ¿están vivos? ―preguntó el pelirrojo luego de golpear a Sai y tenerlo bajo su cuerpo.

―Ni siquiera yo lo sé ―respondió el azabache con una falsa sonrisa―. Yo sólo impulsé a Charasuke a liberar al Kyubi. Lo demás depende de ellos, pueden romper el ciclo, quedar atrapados en él o quien sabe ―explicó de manera calmada.

―¿Viniste a matarme? ―interrogó Gaara intentando deducir las intenciones del otro. Si ya había cumplido su rol como peón de su juego, lo lógico era desecharlo por la inutilidad que tenía.

―Vine a compensarte ―confesó soltando un largo suspiro―. Arruiné tu vida y vine a devolvértela ―dijo mientras lo sujetaba del cuello de la ropa para atraerlo hacia él para darle un beso en los labios.

El guardián intentó separarse nada más sentirlo. Estaba furioso, más que antes incluso. Se sentía como una especie de esclavo. Tras años de servir a su causa de forma obligada y sin su conocimiento, ahora venía a decirle que le compensaría. ¿Qué era para el otro? ¿Un perro al que tras unos pocos trucos bien realizados se le premiaba con un poco de comida? Sintió algo fluyendo en su interior y poco a poco comenzó a cerrar los ojos. Lo último que escuchó fue un “adiós” de parte de Sai. Volvió a abrir los ojos encontrándose en la cama de un hospital con el moreno dormido a su lado. Al tocarlo, no sintió su presencia mágica, pero sí su respiración. Eso quería decir sin duda alguna que el Sai que conoció había abandonado ese mundo. Cumplió su misión y no había razón para permanecer en el mismo. Ni siquiera por él.

―¿Qué harás? ―cuestionó Uchiha rompiendo el silencio.

―Yo me haré cargo de este “Sai” ―propuso con una pequeña mueca que parecía una sonrisa mal disimulada.

―¿Estás seguro? ―intervino Naruto viendo extraña aquella petición―. Él es quien…

―Lo sé ―interrumpió sabiendo el posible discurso que le daría―, pero quiero conocer al verdadero Sai.

Tras aquellas palabras ambos jóvenes abandonaron el hospital para regresar a sus respectivas casas. Tenían mucho en que pensar y sus cabezas querían explotar. Empero, primero querían dormir. Dejarse llevar por la pereza y ya luego verían qué sería de sus vidas tras haber finalizado su misión. Nunca se habían planteado qué harían tras recolectar todas las cartas o asesinar a Itachi. El mago maldijo tener que darle la razón a Gaara. Él siempre le había dicho que había más vida que sólo la venganza, mas tercamente se negó a oírlo. Y ahora se sentía abrumado por la incertidumbre. ¿Qué sería de todos ellos? Gaara, Sai y Naruto estaban con él para atrapar esas cartas. ¿Dejarían de verse o salir juntos? “No, espera. El Dobe es mi novio. Tiene que verme ese idiota”. Pensó dándose consuelo de que al menos el rubio tenía otro motivo para seguir a su lado. Mas, seguía dándole vueltas al asunto. Por culpa de las sombras, Sai, Itachi y todos los demás, sus salidas se habían limitado a ser; entrenar, besarse, hablar, agarrarse las manos, ir a misiones suicidas y volver a besarse.

―Lo tengo decidido, ¡tendremos una cita normal! ―exclamó con su rostro contra la almohada antes de quedarse dormido.

Pese a sus palabras Sasuke estuvo muy ocupado como para pensar en salir con su novio. Su amigo pelirrojo seguía internado en el hospital en observación y Sai estaba bajo vigilancia. Aseguró saber acerca de las acciones de aquel ente que tomó su cuerpo, pero esas palabras podrían ser otra mentira de parte de Sai. Le dio el beneficio de la duda sabiendo risible su historia, mas no bajaría la guardia tan fácilmente. Cuando finalmente le dieron de alta al guardián de cabellos rojizos, éste pidió un tiempo a solas. Seguramente deseaba reacomodar su vida, sus objetivos y propósitos a futuro. Además él parecía ser el más interesado en vigilar a Sai y averiguar si su historia era verídica o no. Si Gaara se haría cargo del chico de falsa sonrisa tanto mejor. Eso les daba a Naruto y Sasuke la oportunidad de tener una cita. Quedaron el fin de semana para reunirse en la estación del tren y decidir dónde ir.

―Lo siento, yo… ―se disculpó Uzumaki viendo a su novio esperándolo con mala cara.

―Llegas muy tarde, Dobe ―reclamó el otro comenzando a caminar con las manos en los bolsillos―. Muévete, vamos retrasados ―ordenó esperando que lo siguiera.

―Ya me disculpé, Teme. ¿No deberías decir algo como “no llevo mucho esperando, tontito”? ―imitó la voz de una chica de esas historias románticas mientras caminaba a su lado.

―Me da escalofríos de sólo oírte ―comentó Uchiha mientras sacaba de su bolsillo unos boletos―. Ten, esta es tu parte ―dijo dándole los pedazos de papel.

―¿Mi qué? ―preguntó sin entender hasta que los leyó notando que eran cupones de descuento en ramen Ichiraku―. ¡Woow! ¿De dónde los conseguiste? ―cuestionó con una enorme sonrisa de felicidad.

―Los junté con algo de ayuda ―respondió con una sonrisa medio de lado.

―Usaste magia, ¿cierto? ―cuestionó con una sonrisa zorruna―. Anda, dime, usaste tus cartas para conseguirlas ttebayo.

―Silencio ―bufó dándose la vuelta nuevamente―. Al menos agradece de que traje algo para ti antes de darte una paliza en los juegos a los que iremos y hacerte rabiar, perdedor ―afirmó con arrogancia.

―¿Una paliza? ―preguntó frunciendo el ceño―. Quisieras, Sasuke Teme. Yo voy a ganar más premios que tú y luego te los regalaré ttebayo ―aseguró con el puño en alto.

―Eso no pasará, Usuratonkachi ―refutó el moreno mientras lo miraba con desafío―. Yo ganaré tantos premios que no podrás cargarlos todos.

―¿Así que ese es tu malvado plan? ―preguntó con exagerado dramatismo―. ¿Me harás tantos regalos que no pueda tener las manos libres ni un momento? Tú estarás peor que yo.

―No con tus pésimas habilidades ―comentó alzando los hombros.

―¿Quieres ver, bastardo presumido?

―Cuando estés listo, estúpido fracasado.

Ambos pasaron de caminar a correr en una competencia implícita para ver quien llegaba al primer juego. Uzumaki recordó con claridad que él mismo había propuesto ir a un pequeño festival. Allí era donde regularmente iban las parejas en sus primeras citas, según Sai y sus libros. Así que le pareció una buena idea para tener al fin una actividad en pareja que no incluyera magia o peleas. Aunque no se esperaba que Uchiha comenzara a pelear de la nada por los premios. Le restó importancia porque eso lo hacía mejor para ambos. Más natural. No se podía imaginar a sí mismo diciéndole al otro “mi lindo y tierno Sasu-chan”. Se le revolvía el estómago de imaginarlo y si llegaba a oír un “Naru-kun o amorcito” de parte del siempre serio Uchiha, sentiría miedo. De hecho, imaginarlo le estaba dando escalofríos. Sacudió su cabeza y notó que llegaron al primer puesto para jugar. No era complicado. Era un simple juego de arrojar unos aros a unas botellas y el que embocaba se llevaba juguetes.

―Gané ―aseguró el joven de ojos negros.

―¡Estás idiota! Yo llegué primero ―reclamó frunciendo el ceño.

Así estuvieron el resto de su cita. Era difícil para quienes los veían discernir si eran pareja o muy buenos amigos. A veces se los veía insultándose mientras se desafiaban en los juegos. Y al tener los premios en mano pasaban a darse un beso corto o tomarse de las manos. Sí, en esos momentos no podían decir que eran amigos, pero ¿y el resto del tiempo en el cual se insultaban a todo pulmón? Las personas rápidamente los ignoraban, su atención en ellos duraba unos minutos a causa de sus gritos, mas en general no causaban algún problema como para pedir que se los echara. Naruto y Sasuke la habían pasado realmente bien, pero los incomodaba un poco no haber encajado en lo esperado para una pareja. Tenían sus dudas de si su relación realmente había cambiado en algo, ¿había alguna diferencia entre su amistad y su noviazgo?

―¿Qué tal la pasaste, Teme? ―preguntó el rubio mientras iban caminando a la casa del azabache.

―Bien ―dijo con simpleza y al ver al otro bajar la mirada agregó―. Me divertí aplastándote ―molestó mientras le daba un pequeño golpe en el hombro con el puño―. Oye, ¿te sucede algo? Te ves decaído ―señaló al no recibir un golpe o grito en respuesta.

―Es que… quisiera preguntarte algo, pero no sé si te enojaras ―confesó Uzumaki con una mano sujetándose el brazo.

―Pregunta ―concedió el mago sin hacerse demasiado problema―. Si no me dices no sé qué te sucede. No soy adivino, mago sí, adivino no ―aclaró.

―Sólo promete no matarme ―pidió mientras tomaba aire esperando la respuesta del otro.

―No creo que pueda ser tan malo para pedir eso.

―¡Promételo, bastardo!

―Está bien, está bien ―dijo soltando un suspiro―. Tú pregunta, no me enojaré.

―Bien ―dijo el blondo tomándose su tiempo para explicarse sin enojar al otro―. ¿Alguna vez te has masturbado pensando en mí? ―soltó recibiendo sólo silencio. Abrió los ojos para asegurarse de que su novio seguía ahí y lo vio sacar su llave.

―Llave que guardas los poderes…

―No, no ―negó Naruto saltando encima del otro para tumbarlo en el suelo y no permitirle alcanzar la llave o sus cartas―. ¿Y qué se supone que haces llevando eso a nuestra cita?

―Era por si ocurría una emergencia ―respondió el card captor mientras forcejeaba por recuperarlas―. Y este es uno de esos momentos.

―Prometiste no enojarte ―le recordó el joven de ojos azules antes de quitarle todo lo que fuera peligroso para su persona―. Sólo lo pregunto porque tengo dudas sobre lo nuestro.

―¿Qué quieres decir con eso? ―cuestionó poniendo más atención antes de ponerse de pie―. Vayamos a mi casa y me dices eso que te molesta.

―¿Por qué no puedo decírtelo ahora?

―¿Quieres más público? ―interrogó Uchiha señalando a los vecinos y transeúntes casuales que se detuvieron a ver el espectáculo que estaban montando ellos dos.

―Ohh ―exclamó sonrojado mientras se rascaba la nuca e iba rápidamente junto a su pareja.

El trayecto hasta la casa de Sasuke se realizó en silencio. Cada uno ocupado en sus propios pensamientos sin saber muy bien qué iban a decir al llegar. Ralentizaron sus pasos queriendo darse más tiempo. Más faltaba tan poco para llegar a su destino que no sirvió de mucho. Entraron sin mucha ceremonia a la casa y fueron directamente a la habitación del dueño de casa. Se sentaron en la cama uno al lado del otro sin mirarse. Siendo el que propuso la idea, el blondo se dio ánimo para hablar. Primeramente necesitaba explicar qué era lo que quiso averiguar con aquella pregunta. Tomó aire y juntando sus manos como si estuviera orando, finalmente soltó su problema.

―Lo siento por preguntarte algo así de repente ―dijo sabiendo sus prioridades, pero manteniendo la mirada en sus propias manos―. Es sólo que me estuve preguntando por qué no nos parecemos a otras parejas.

―¿Quieres decir con palabras cursis y eso? ―interrogó Sasuke visiblemente más calmado que antes―. Nosotros nos besamos y nos damos de la mano igual que los demás.

―Sí, eso lo sé ―secundó asintiendo levemente con la cabeza antes de mirarlo de reojo―. Es sólo que… bueno. Siempre que estamos juntos la pasamos muy bien; entrenamos, competimos y nos divertimos mucho, pero no hacemos nada que no hiciéramos antes. Entonces comencé a preguntarme, ¿si estamos enamorados no deberíamos estar como Sai?

―¿Metiéndonos mano y fantaseando con sexo día y noche? ―cuestionó arqueando una ceja.

―No ese nivel de ninfomanía, pero sí un poco ―expresó sonrojado―. Sólo quiero saber si… te gusto de esa manera también ―susurró con las mejillas ardiendo.

Sus ojos negros lo miraron largamente eligiendo con cuidado las palabras que usaría. Debería ser sencillo decirle la verdad. Mas él no era como aquel idiota de falsa sonrisa. No se visualizaba a sí mismo tocando a Naruto a cada rato, de sorpresa y generalmente sin consentimiento como hacía Sai con el pelirrojo. Le gustaba llevar las cosas como amigos. Es decir, salir juntos a divertirse, reír y perder el tiempo. No quería una relación basada sólo en meterse mano, quería compartir todo lo demás. Cosa que ya hacían, pero si para su novio no era suficiente para saberse amado, tenía que hacerle llegar el mensaje. Sujetó la mano del otro con tranquilidad y le regaló una corta sonrisa.

―No quiero que lo nuestro sea sólo sexo, ¿sí? ―preguntó el azabache tocando la mejilla del otro―. Me gusta estar contigo. Alguien con quien ir a la cama se encuentra con facilidad, pero alguien con quien poder ir a los juegos, pelear contra cartas enloquecidas o confiar la vida sin siquiera dudar, es… único. Ese es el tipo de sentimiento que tengo por ti.

―¡Yo también! ―exclamó de inmediato Uzumaki creyéndose malinterpretado―. No quiero sólo acostarme contigo. Yo realmente te amo y no sé qué haría si te perdiera ttebayo.

―Aun así podemos probar… ya sabes ―sugirió recordando lo que le dijo aquella torpe carta―. Aunque probablemente ya no podré hacer algunos hechizos con mi sangre.

―¿Quieres seguir virgen por la magia? ―interrogó Naruto recordando que la pureza de su mago era importante en ciertos encantamientos―. Yo… lo siento. Si quieres conservar el poder de tu sangre yo puedo seguir con sólo besos y abrazos.

―No te preocupes ―tranquilizó el azabache dándole un beso en los labios. Largo y de lentos movimientos haciéndose sentir por el otro―. Tampoco es que desee morir virgen y perder contra esa copia.

Pese a la broma del joven de ojos oscuros, Naruto no tuvo muchas intenciones de detenerse a pensar. Sus sueños de devorar a Sasuke antes tenebrosos y repletos de sangre, desde algún tiempo se habían tornado perversos en otro sentido. Seguía devorando a su novio, sí. Mas a veces cuando necesitaba duchas de agua helada para calmar sus erecciones mañaneras comenzaba a extrañar despertar asustado y húmedo de sudor y no de orgasmos que ni siquiera obtenía voluntariamente. Maldijo también a su vida anterior. Agradeció compartir sus recuerdos sobre lo valioso que era Sasuke desde la vida anterior, pero maldijo que la imagen de Charasuke entregándose a Menma fuera tan vivida que terminaba viéndose en esa situación con su pareja. Se preguntaba en ocasiones ¿Sasuke también lo había vivido? Y si era afirmativo, el maldito bastardo pudo compartir un poco de esa información.

Uchiha tenía sus propios debates internos. Claro que le interesaba llegar a más con su pareja. Ahora que no tenía que estar pensando constantemente en sus deberes podía tomarse más tiempo para apreciar los pequeños detalles. Entre los cuales estaba percatarse de lo atractivo que era Naruto. Sin sus homicidas pensamientos descubrió que tenía lívido. Mal momento de recordarse que siempre rechazó las conversaciones de índole sexual sugeridas por la versión pervertida y manipuladora de Sai. El nuevo y desmemoriado chico de falsa sonrisa era recatado y dedicado al arte y la pintura. Por momentos deseaba verlo como era antes: un depravado fetichista. Actualmente era tan recatado que se sonrojaba incluso cuando Gaara le tocaba la mano. Nunca en su vida pensó que podría necesitar con quien conversar acerca de sexo entre hombres.

―¿Quieres hacerlo? ―preguntó Uzumaki cuando dejaron de besarse. Tenía a su novio bajo su cuerpo recostado en la cama y moría por continuar―. Sería mi primera vez, pero haría lo mejor posible ttebayo ―prometió apenado sin saber qué se dice cuando vas a tener relaciones por primera vez con quien, hasta hace no tanto tiempo, era su compañero y mejor amigo.

―Sí, quiero, Usuratonkachi ―respondió sin dudas el azabache mientras sus manos iban abriéndose paso lentamente entre la ropa del otro.

Ambos tenían las manos sudorosas de los nervios e intentaban camuflarlo pasándolas por la ropa contraria o las sabanas. Naruto tenía en claro que posiblemente se ganaría una buena reprimenda cuando su novio notara esa suciedad al día siguiente. Mejor aprovechar que estaba lo suficientemente excitado como para no hacerle ese tipo de reclamos. Se desnudaron lentamente mientras acariciaban al otro. Titubeantes avanzaban dándose confianza en tocar el cuerpo ajeno. Los besos servían para silenciar dudas o preguntas que quisieran surgir y hacerlos retroceder. Pues encontrándose desnudos totalmente frente al otro, había un leve impulso de cubrirse y de ocultarse. El rubio tomó iniciativa en ello y se acercó a abrazar a su pareja. Por unos momentos Uchiha sólo sentía el latido del corazón del otro y su cálida piel contrastando con la blanca y fría suya. La húmeda respiración de Uzumaki llegaba a su rostro calentándolo levemente la encontraba extrañamente relajante.

―¿Sabes? Incluso estando así me siento en el cielo ―confesó con su mentón apoyado en el cuero cabelludo oscuro evitando ser observado―. Te amo tanto que siento mi corazón explotar cada vez que me sonríes ttebayo.

―Eres tan cursi que me están dando ganas de golpearte ―comentó Uchiha soltando una breve risita baja mientras alzaba la cabeza para ver al otro―. Y aun así me haces sentir el idiota más grande y afortunado del mundo ―finalizó dándole un beso en los labios.

Retomaron las caricias tímidas, pero firmes. Sólo buscando aprender cuales sitios eran eróticos para el otro. Los dedos de Sasuke se dedicaban a pasearse por los hombros del otro. Recorrían su cuello delineándolo mientras producían una sensación de escalofríos. Era casi como una cosquilla, pero más profundo, algo que hacía al rubio estremecerse. Él, de manera más audaz, llevó sus manos a las piernas blancas de su pareja. Las recorría divertido de verlo contraerlas en un acto reflejo. No acostumbrado a ello. Mas, aquel rosado color tiñendo las mejillas de su pareja le indicaban donde le gustaba más sentirlo. Encontró curioso como soltaba leves gemidos si pellizcaba los muslos en la zona cercana a la ingle. “Algo masoquista y yo que pensé que él era el sádico en nuestra relación”. Pensó con gracia, no queriendo compartir su broma interna para no terminar golpeado por idiota.

―Tengo vaselina en el cajón y no preguntes por qué. Mis cartas tampoco están lejos por sí necesito castigarte ―advirtió con una mirada que no le dejaba ni hacer un pequeño chiste al respecto.

―Leí que eso era un mito ―bufó disconforme mientras se acercaba al cajón a buscarla―. Algunos hasta lo hacen escupiendo o qué sé yo.

―La vaselina existe, Dobe. Tenemos magia, peleamos con demonios y existen magos, brujas y sacerdotisas. Dime que es broma que no crees en la vaselina ―pidió el otro rodando los ojos.

―Ya, ya es sólo que podrías ser alérgico, ¿y si te salen hemorroides? ―preguntó mientras untaba sus dedos con el contenido del frasquito y lo olisqueaba curioso―. Podría ser peligroso ―dijo abriéndole las piernas con cuidado observando los ojos del otro pidiendo permiso.

―Luego revisaremos bien que estupideces leíste, pero ni sé por qué te estoy dejando ser el que dirige esto si eres tan torpe ah ―gimió al sentir aquellos dedos tocando su entrada buscando introducirse―. Ni tú puedes equivocarte metiendo dedos ―bufó conteniéndose de cruzarse de brazos.

―Es mi destino supongo ―comentó el rubio haciendo un esfuerzo por no equivocarse. Sólo él podía tener complicaciones encontrando algo que tenía justo delante suyo―. Digo, Menma era quien estaba arriba la mayor parte del tiempo con Charasuke, ¿o no? ―cuestionó dedicándose a masajear aquella zona mientras con una mano estimulaba el pene de Uchiha.

―¿Te parece romántico hablar de ellos teniendo nuestra primera vez? ―interrogó mirando hacia la ventana notando la luna en lo alto del cielo―. Ellos no pudieron vivir muchas cosas que nosotros sí tendremos ―expresó con melancolía.

―Lo siento ―dijo Naruto deteniendo su trabajo manual, retirando sus dedos de la lubricada entrada del otro―. Me siento mal por no poder hacer nada por ellos, pese a todo lo que hicieron para que nosotros vivamos como lo hacemos ttebayo ―confesó con culpa mientras se acercaba al rostro ajeno y lo besaba repetidas veces.

―Quizás, pueda intentar algo ―contestó el otro rodeando la cintura de Uzumaki con sus piernas―. Investigaré y buscaré una forma segura de traerlos de regreso…

―¡No! ―negó de inmediato el blondo mirándolo con seriedad―. Ya viste lo que sucede cuando se intenta recuperar a alguien con magia. Sería peligroso para ti ―afirmó con sus manos sujetando las contrarias a cada lado de la cabeza azabache.

―Entonces deja de meter el tema y mejor mete otra cosa ―comentó con picardía queriendo dejar atrás ese sentimiento de culpa en su interior.

Sin perder el tiempo Naruto alineó su excitado y erecto miembro en el ano de su amante y lo penetró con cuidado. No quería pensar en sus vidas pasadas. Es sólo que venían a su mente recuerdos en forma de sueños. Momentos felices y tristes. Resonancias de una vida que le pertenecía y a la vez no. Sus sentimientos se intensificaban cada vez que sentía felicidad de estar al lado de Sasuke. Alejó aquellos pensamientos para concentrarse en lo que hacía. En el interior de su novio recibiéndolo. Sentía aquel calor envolviendo su miembro mientras se movía suavemente guiándose por los sonidos de los gemidos de su Teme. Cerró los ojos dejándose llevar por el ritmo que sus caderas marcaban. Oía los gemidos ahogados del moreno tenuemente. Aparentemente los reprimía. Probablemente de la vergüenza. Mas, repentinamente aquellos sonidos bajos se convirtieron en gritos.

―¡Usuratonkachi! ―gritó furioso el card captor dándole un golpe en la cabeza al otro usando su mano―. Siento algo húmedo entre mis piernas y por tu bien más te vale que no sea mi sangre.

―No, qué va. Si te preparé perfectamente ―dijo con falsa confianza rogando internamente no haberlo lastimado o estaría muerto.

Al mirar hacia abajo notó algo bastante vergonzoso para él. Había tenido un orgasmo. Apenas si unos pocos movimientos habían bastado para llevarlo a la gloria. Sin embargo, Sasuke seguía excitado y ahora molesto por tener al otro ya “satisfecho”. Viendo que su miembro había tenido una eyaculación precoz se retiró con cuidado del interior del otro y terminó el “trabajo” usando sus manos. Después de todo era lo más sencillo. Masturbar a Sasuke no podía ser tan diferente a hacerlo a sí mismo. Así que entre las maldiciones de su novio por dejarlo a medias, lo hizo llegar a su orgasmo antes de abrazarlo. Murmuró múltiples disculpas que Uchiha luego de estar algo más calmado aceptó. Le correspondió el abrazo y le dio un beso en los labios prometiéndole que no estaba enojado realmente. Sólo eran sus nervios por una primera vez donde ninguno sabía exactamente qué hacer con el otro. Incluso se atrevían a decir que ni siquiera conocían bien su propio placer. Ya lo harían mejor otro día se dijeron a sí mismos antes de dormirse.

―¡Despierta! ―escucharon la voz de un niño y una pequeña mano tocando su mejilla―. ¡¡Despierta!! ―gritó con insistencia antes de sentir agua en sus rostros.

Naruto y Sasuke abrieron de inmediato los ojos cubriéndose su desnudez con las sábanas. Delante de ellos, es decir sobre la cama habían dos niños de unos tres o cinco años. Mucho más que eso no podían tener. Uno de ellos tenía el cabello rubio y parecía una réplica de Naruto. El otro era como una versión miniatura de Sasuke. ¿De dónde habían salido esos dos pequeños? No parecían sobrepasar la edad que mentalmente les dieron. Y del shock de tener a esos dos ahí no podían siquiera decir una oración coherente. Les parecía increíble lo que veían y se preguntaban si no estaban alucinando.

―¿Quiénes son ustedes? ―interrogó Uchiha reponiéndose mientras sujetaba la llave de su báculo listo para pelear si fuera necesario.

―¡Somos sus hijos! ―respondieron al mismo tiempo con una gran sonrisa.

―¡Soy muy joven para ser padre! ―gritó Uzumaki sujetándose la cabeza mientras se ponía pálido―. Esto es imposible, mi primera vez fue anoche y salió mal.

―No tanto ―contestó el moreno más pequeño―. Pese a que tuvieran una noche de sexo malo, express y con una eyaculación precoz pudieron hacernos a nosotros, kitsune-chan ―comentó guiñándole el ojo.

―¡Charasuke! ―exclamó el mago de los ojos negros al reconocer aquel mote y esa actitud pícara y sin vergüenza.

―¡Bingo! ―celebró juntando sus pequeñas manos―. Tardaron en darse cuenta que somos cartas. ¿Qué clase de guardián eres? ―preguntó Charasuke con una sonrisa burlona.

―Una decepción ―aportó Menma mirándolo con seriedad teniendo sus brazos cruzados.

―Como sea ―habló Charasuke acercándose gateando hasta Sasuke para jalarle el cabello. Aunque tenía dificultad para alcanzarlo con su tamaño―. ¿Se puede saber qué demonios nos hiciste? ―interrogó con sus ojos tornándose carmesí brevemente.

―No sé de qué me hablas ―respondió el mayor moviendo la cabeza evitando con facilidad ser capturado por aquella pequeña mano―. Yo no los llamé ―respondió.

―Lo hicieron ―corrigió el menor con los ojos algo llorosos por no alcanzar su cabello―. ¿No aprendiste nada acaso? No tengo idea de qué te enseñé, pero sé que tenía que ver con esto ―expresó con sus labios temblando levemente.

―No entiendo ―intervino Naruto mientras acariciaba el cabello de Menma recibiendo gruñidos de su parte haciéndolo sonreír de ternura.

―Nuestros recuerdos son confusos ―dijo Menma mostrándose frustrado―. Sabemos nuestros nombres, que compartimos la mitad de nuestras almas con ustedes. Somos cartas Clown, pero nuestras vidas pasadas, esas que nos unen a ustedes no las recordamos ―explicó mientras se acercaba a Charasuke y le sujetaba la ropa por la espalda llamando su atención.

Aquello dejó sin palabras al card captor. Sí había aprendido algo de las memorias de Clown era que sus deseos, aun los inconscientes cobraban forma. De forma demasiado cercana a lo literal, parió dos cartas tras una noche de tener relaciones sexuales. Y ni siquiera fue del todo satisfactorio. “Tendré que comprar condones mágicos o lo que sea que evite que cree cartas. Aunque seguramente tendré en abstinencia al Dobe hasta que sepamos bien lo que haremos”.De un momento a otro vio al rubio abrazando a ambas cartas. Él no parecía para nada molesto con lo sucedido. Frunció el ceño con descontento. Al menos debería estar preocupado de que no tuvieran sus recuerdos. A pesar de su dulce apariencia temía a lo que podría suceder si recuperaban por completo sus recuerdos. Si volvían a ser aquellos entes dominados por la oscuridad. Aunque también no podía evitar pensar en que sería una buena forma de agradecer su ayuda permitirles quedarse y dejarlos vivir así sea como cartas.

―¡Sasuke! ―gritó repentinamente el blondo―. Te prometo ser un hombre responsable y criar a nuestros hijos a tu lado.

―¿De qué estás hablando? ¡Son cartas! ―le recordó viéndolo como si hubiera perdido la cabeza.

―No dejan de ser nuestros hijos ttebayo ―reclamó con seriedad Uzumaki―. Hicimos el amor sin protección, ¿qué esperabas que pasara? Ahora tenemos dos pequeños que cuidar.

―Ellos son novios, decir que son nuestros hijos es como si dos hermanos fueran amantes ―afirmó rodando los ojos.

La discusión continuo un largo rato acerca de las nuevas cartas. De hecho ni siquiera tenían un nombre aun. Y a diferencia de las cartas Clown ellos tenían sellos y formas diferentes. En ese momento al último Uchiha le llegó el pensamiento de que quizás podría crear su propio mazo, intencionalmente o no. Eso le hizo tener una nueva meta en mente. Empero, por el momento vería como lidiar con las dos cartas Sasuke creadas por él. Fuera de su casa se encontraban Sai y Gaara paseando con intención de visitarlos. El pelirrojo había propuesto un viaje para pasar tiempo juntos los cuatro en las aguas termales. Nada más llegar a la puerta Sai se detuvo abruptamente llamado la atención del otro.

―¿Sucede algo, Sai? ―preguntó Gaara viéndolo preocupado por aquella reacción.

―Nada, es sólo que este lugar me trae algunos recuerdos de cuando estuve poseído por aquel ser extraño ―explicó apenado.

―Descuida, todo terminó ―tranquilizó el pelirrojo con una sonrisa tenue antes de darse vuelta para llamar a la puerta.

―Tienes razón todo terminó ―repitió sus palabras mientras una falsa sonrisa se dibujaba en su rostro a espaldas del otro.

 

OWARI

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).