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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 6: Heridas de un corazón vengativo

 

Blanco. Derrota. Decepción. Era lo que rodeaba a Sasuke en esos momentos. Estar en la cama del hospital era lo último que deseaba hacer. Empero, los médicos insistieron al ver la gravedad de sus heridas y más cuando no les dio una explicación clara. ¿Cómo justificar que una carta mágica con su cara lo atravesó con una espada? Su excusa fue torpe y contradictoria con la de Naruto. Mientras el rubio dijo que se cayó del tejado de la casa directamente sobre las rejas del portón del patio, él dijo que tropezó en una escalera mientras cargaba una espada del club de esgrima de su escuela. Los doctores encontraron poco probables ambas historias. Insistieron en oír la verdad, pero en cada ocasión enredaban de peor manera su mentira. Los adultos en ese caso decidieron retenerlo un tiempo más en observación en lo que la policía investigaba el asunto. Era su deber notificar a las autoridades pertinentes al tratarse de menores.

―Te ves muy acabado ―comentó Sai entrando al cuarto de Uchiha y sentándose en la silla frente a la cama del paciente―. Esa carta te dio una buena paliza ―agregó dejando una cesta de frutas en la mesa de noche.

―¿Viniste a molestarme con ese asunto? ―preguntó con clara molestia en su voz.

―Estás de peor humor que de costumbre ―señaló la reencarnación de Clown―. Cuéntame qué sucedió en el templo Nakano ―pidió con un rostro serio.

―No puedo conversar de eso. Al menos no aquí ―susurró viendo disimuladamente hacia la puerta―. Hay oficiales de la policía custodiándome. ―Prácticamente escupió la frase. Lo estaba irritando estar tan vigilado.

―Lo noté, creen que Naruto-kun y tú son novios y tuvieron un problema de pareja ―explicó sonriendo divertido.

―¡¿Qué?! ―preguntó Uchiha alterado por semejante malentendido―. ¡Espera! Tengo la herida de una espada en mi pecho, ¿qué clase de problemas de pareja creen que tuvimos? ―cuestionó encontrando más ridícula esa teoría que sus propias mentiras.

―Te sorprendería de cuántas maneras un novio celoso intenta asesinar a su ex pareja ―suspiró de manera cansina―. Lanzando ácido, golpeando con puños u objetos contundentes, prendiéndoles fuego y un sinfín de métodos más ―enumeró a sabiendas de que la razón de los doctores de retenerlo allí era asegurarse de que Sasuke no estuviera encubriendo a su agresor.

―El Dobe sería incapaz de hacerme algo como eso ―afirmó con molestia mientras se sentaba correctamente en la cama.

―No negaste lo de ser pareja ―puntualizó con una mirada de picardía―. Veo que notas el buen prospecto de novio que es Naruto-kun ―dijo llevando su propia mano a su mentón adoptando una postura pensativa.

―Eres un aprovechado ―acusó con fastidio dejándose caer nuevamente en el colchón―. No puedo golpearte estando herido ―dijo con un ojo abierto y el otro cerrado mientras sus manos estaban tras su propia nuca.

Sai se limitó a sonreír como hacía típicamente y se sentó en la silla a pelar una manzana. Ambos sabían que lo sucedido no debía dejarse así. Un templo destruido y un sello posiblemente roto. Ni siquiera tuvo tiempo de cerciorarse del estado del mismo. Probablemente debería volver allí y verificar si el demonio había escapado. Sin embargo, la verdadera duda que lo carcomía era si podría vencer al demonio. O lo más preocupante era imaginar de lo que sería capaz si había conseguido liberarse gracias a Charasuke. De sólo pensar en él su sangre hervía. Había asesinado sin remordimiento a unas sacerdotisas en su presencia. Fue débil. Quedó en completo ridículo como card captor. Una carta lo había casi asesinado y otra no había obedecido sus órdenes.

―Sai ―llamó repentinamente rompiendo el silencio entre ellos―. Cuando una carta es sellada obedece a quien la capturó, ¿verdad? ―preguntó girando la cabeza para verlo directamente.

―Eso es correcto ―corroboró el otro azabache acomodando los pedazos de manzana cortados en el plato―. Por eso es de vital importancia que selles más cartas que Itachi, pues sólo podrás luchar contra aquellas que te reconozcan como su maestro ―explicó a modo de recordatorio de lo más básico como cazador de cartas.

―Entonces, ¿por qué? ¿Por qué? ―preguntó estrujando las sabanas entre sus dedos―. ¿Por qué burbujas no me obedeció en el momento más crucial de la pelea contra Charasuke? ―interrogó con su mirada ensombrecida por el odio y la rabia.

―¿Por qué no se lo preguntas directamente a Burbujas? ―interrogó Sai acercándose a Sasuke con las cartas Clown en sus manos.

―¿Eso se puede? ―cuestionó con sorpresa Uchiha sentándose de golpe en la cama.

―Claro que es posible ―confirmó el otro azabache separando a burbujas de las demás―. Las cartas Clown son especiales en parte porque cada una es un ser mágico con consciencia propia. Ellas piensan, sienten y hablan ―explicó calmadamente.

Sasuke miró curiosamente las cartas en las manos de su amigo. ¿Esas cosas podían pensar y sentir? Jamás se había parado a pensar en ello. Es más, creyó que era una habilidad especial de Charasuke hablar, pues ninguna de sus cartas lo hizo nunca. Él las atrapó causando destrozos por la ciudad, las selló y comenzó a usarlas sin ninguna dificultad. “Ahora resulta que estas tontas cartas tienen sentimientos propios”. Pensó fastidiado, sería un problema bastante serio si todas eran rebeldes y habladoras como su clon. Esperó a que Sai le diera la carta con la que pretendía hablar. La examinó con la mirada mientras la sostenía en su mano percatándose de una mancha oscura en una de las esquinas.

―Genial, se ensució durante el derrumbe ―exclamó con molestia intentando quitar la molesta mancha con su mano.

―Te sugiero invocarla y preguntarle directamente sus razones ―sugirió la reencarnación de Clown.

―¿Así como así? No tengo mi báculo y no sé si pueda invocarla ―explicó Uchiha tocándose el cuello notando que faltaba su collar con la llave.

―Descuida, para hablar con la forma humanoide de las cartas sólo requieres de tus sentimientos ―afirmó Sai sonriendo mientras apartaba a las demás―. El báculo lo está cuidando Gaara para evitar tonterías de tu parte ―agregó en un tono de ligero regaño.

―Como si fuera a hacer algo tonto ―bufó desviando la mirada por semejante tontería. Sacudió la cabeza y regresó su atención a la carta, concentrando su magia en su mano―. ¡Burbujas! ―gritó invocándola.

La carta comenzó a brillar brevemente antes de que varias burbujas rodearan a Sasuke. Frente a él apareció aquel niño pequeño sellado anteriormente por él. Lo vio mirar a su alrededor girando la cabeza en varias direcciones como si buscara algo o a alguien. La carta claramente estaba confundida y sin entender el motivo para ser llamada a ese sitio. ¿Contra quién debía pelear? Las únicas veces en las cuales fue solicitada su presencia, siempre fue para destruir algo por mandato del card captor. Burbujas miró a los dos azabaches delante suyo con gran curiosidad. Los reconoció en breves segundos, pero no así a sus intenciones. Se puso en guardia en poco tiempo, intuyendo peligro contra él por haberle faltado el respeto a su supuesto “dueño”.

―Hola, Burbujas ―saludó Sai mientras se le acercaba un poco a lo que la carta retrocedió―. Tranquilo no estás en problemas, sólo queremos hablar contigo ―aseguró moviendo sus manos suavemente hacia abajo intentando calmarlo.

La carta siguió mirándolo con desconfianza unos breves momentos más. Empero, sintió la magia de Clown en su ser, eso significaba que era buena persona. Si su amado creador dejó su magia en ese chico, no podía ser alguien de malas intenciones hacia él. Burbujas levantó la mano derecha hacia Sai y éste la sujetó suavemente para guiarlo cerca de la cama donde aún permanecía inmóvil Sasuke. Sus ojos negros permanecieron fijos en la blanca tela estrujada bajo sus manos. Las acciones de Burbujas al ser invocado hablaba más de su opinión sobre él que mil palabras vacías. Mostró miedo y se alejó de inmediato. Si las cartas sentían y pensaban ¿qué concepto tenían de él como card captor? “Eres débil”. Llegó repentinamente a la mente de Sasuke. Hasta el momento lo único resonando en su cabeza eran las palabras de la única carta con la que se había comunicado verbalmente.

―Habla, Burbujas ―ordenó Sasuke golpeando con su puño el colchón de su cama―. ¿Qué demonios sucedió durante la batalla contra Charasuke? ―inquirió mirándolo con rencor.

La carta al verlo de esa manera retrocedió un poco. Movió las manos y permaneció con la mirada fija en Uchiha, pero sus labios no se movieron. No se separaron en ningún momento. Sin importar la forma en la que el card captor lo observaba con clara ira creciendo a causa de su silencio. El azabache mantuvo lo más posible su paciencia para dialogar con su carta, pero ¿cómo hacerlo? Le falló en el peor momento. Si no fuera por su rebeldía y negativa a atacar a Charasuke habría conseguido la victoria. O al menos no hubiera terminado con el pecho atravesado por una jodida espada. “Maldita carta inútil”. Pensó con molestia, meditando seriamente la opción de ponerle mano dura a las cartas. Así evitaría ser nuevamente objeto de humillaciones simplemente por capricho de esos “seres”.

―Sasuke ―llamó la reencarnación del mago Clown acercándose a él para apoyar su mano en el hombro de su amigo―. Debes tener paciencia con las cartas ―aconsejó de la forma más delicada posible. El carácter de su amigo era bastante peculiar y no serviría para tratar con las cartas.

―¿Paciencia? ¡¿Me pides paciencia con un traidor?! ―interrogó entre gritos de frustración―. ¡Y ni siquiera intenta explicarse! ―exclamó señalando a Burbujas con su dedo índice―. Míralo, sólo está allí parado sin decir nada ―señaló respirando agitado.

Estando en un hospital sabía que si gritaba demasiado atraería la atención de enfermeras y doctores. Si ellos se metían en sus asuntos no podía asegurar que no los usaría para desquitar sus sentimientos. Aún tenía la posibilidad de que Sai usara su magia para cubrir sus metidas de pata, pero no era de fiar. Sólo de vez en cuando él usaba su magia para lo que él requiriera. Veces en las cuales los daños colaterales lo señalaban directamente como culpable. En esas excepciones no sabía, ni tenía intenciones de averiguar cómo, las personas cambiaban de ideas. Aun si había testigos oculares de que él era el responsable de la destrucción de propiedad ajena, era como si no recordaran. Un par de ocasiones intentó preguntarle obteniendo un seco “No es el momento”. Y en cada una maldijo al otro azabache y a todo su árbol genealógico sin importarle si se mezclaba con el suyo.

―Yo debo solucionar tus asuntos con los doctores y los policías que creen que eres víctima de una relación abusiva ―comentó repentinamente mientras se alejaba rumbo a la puerta de la habitación―. Los dejaré a solas para que puedan solucionar sus problemas en lo que yo arreglo lo demás ―avisó Sai mientras dejaba una corta caricia en la cabeza de la carta y se alejaba.

―Espera, Sai… ―pidió Uchiha en un tono demandante al estar viendo al otro ignorarlo y salir por la puerta.

En parte agradeció su ayuda con ese asunto. No quería seguir retenido en el hospital y mucho menos enterarse de que Naruto terminó en la cárcel a causa suya. O la correccional de menores, lo que era más posible. Sacudió su cabeza con fuerza, como si de esa manera las ideas irrelevantes se cayeran de su cabeza. Era de poca utilidad hacer eso, pero por alguna razón siempre lo hacía. Era un pequeño gesto involuntario que jamás había conseguido borrar, pese a intentarlo. Uzumaki solía fastidiarlo con eso diciendo que parecía un perrito. “Alto, ¿por qué estoy divagando tanto?”. Se cuestionó a sí mismo dándose cuenta de que aquellos pensamientos vagos estaban adueñándose del tiempo que debía ocupar en algo más importante. Sí, esa carta. Esa vil traidora parada delante suyo.

―Anda, explícate antes de que decidida romperte ―ordenó de forma dura. Su voz engrosada por la forma en la que forzó sus cuerdas vocales lo hicieron sonar amenazante.

Burbujas se acercó a él y permaneció de pie mirándolo fijamente. Sasuke esperó a que tomara aire y comenzara a revelar sus secretos. Si las cartas tenían tanta inteligencia era posible obtener respuestas sobre Charasuke. Comenzando por la más urgente: su nombre. Saber qué tipo de carta era le ayudaría a planear su estrategia para anularlo. E incluso podría buscar hechizos efectivos para neutralizar su capacidad de imitación. Su habilidad era casi imposible de vencer, al menos eso quería pensar. Se negó a sí mismo dejar ir una carta que fácilmente podría compensar su falta de cartas. Mas, Burbujas se negaba a hablar. Su ira resurgía desde lo más profundo de su vientre y subía como bilis por su garganta. Quemaba en lo más profundo de sus entrañas la traición de un ser que le debía fidelidad y obediencia absoluta. La carta sujetó su brazo con su mano de tamaño infantil. Movió la boca dejando salir apenas unos balbuceos inentendibles. ¿Se estaba burlando de él acaso? Enfurecido por la afrenta sacudió su brazo con fuerza quitándoselo de encima.

―¡Vete! ―ordenó Sasuke dominado por su cólera―. Si no me consideras un digno card captor lárgate con Itachi ―sugirió con desprecio―; aunque te advierto que no creo que desee una carta tan inútil como tú ―agregó con clara intención de causar daño.

La carta puso una mirada de tristeza por unos breves instantes, cambiando su expresión a gran velocidad. Dejó atrás aquellas lágrimas retenidas en sus ojos y en su lugar se mostró enojado. Si su card captor lo estaba desechando como basura, ¡pues bien! No necesitaba a un mago tan débil dándole ordenes absurdas. Todas las cartas coincidían en que jamás existiría otro mago como Clown. Si obedecían a los descendientes Uchiha, era simplemente por llevar una fracción de la esencia de Clown. Empero, aún no había nacido ninguno digno como para darles órdenes a las cincuenta y dos. Meros intentos de magos y novatos de la magia los habían utilizado a lo largo de los siglos. Era un desperdicio de sus habilidades en toda regla. Mas, cuando algo salía mal, el mago de turno culpaba a la carta. Estaba harto de oír los berrinches de Sasuke y no soportaría otro segundo a su lado. Sin más que agregar, asumió la forma de una burbuja y salió flotando por la ventana.

―Estúpida carta ―murmuró por lo bajo Uchiha al verlo acatar su sugerencia largándose de allí.

―¡Teme! ―gritó Naruto entrando apresurado. Se lo veía agitado y aun vendado por la pelea anterior―. Al fin me dejaron entrar a tu habitación ―explicó sentándose directamente en la cama de él.

―¿No deberías estar descansando en tu habitación o metido en una cárcel por golpearme? ―cuestionó con una media sonrisa.

―No tengo idea de lo que haya hecho Sai, pero ahora hasta me saludan amablemente ―respondió mostrándose algo incómodo. Se rascó la mejilla con su dedo índice y luego se llevó la mano detrás de la nuca.

―¿Ese idiota lo logró? ―cuestionó aún más impresionado. Siempre sería un misterio para él qué clase de habilidades tenía la reencarnación del mago Clown.

―Sí, ya sabes cómo es Sai siempre se sale con la suya ttebayo ―dijo riendo de manera escandalosa.

El moreno lo miró con alivio de verlo de buen ánimo. Luego de haber casi muerto, verlo sonreír le hacía sentirse vivo. Tampoco lo notaba asustado o frustrado al rubio. ¿Acaso no sentía odio contra la carta? Ciertamente, no eran muy cercanos a Sakura e Ino, pero tampoco era como si les deseara lo sucedido. A Shion la conocieron ese mismo día y Hinata apenas si la ubicaban de la escuela. Una compañera más a la que oían cuando el maestro la nombraba para pasar lista, pero hasta allí terminaba la atención hacia ella. No obstante, aún no conseguía erradicar aquel escalofrió recorriendo su cuerpo. Su imagen rodeada de su propia sangre, los gritos desesperados y la sonrisa sádica de Charasuke eran un cuadro grabado en su mente y demasiado recurrente. Temblaba como si su cuerpo aun resintiera la amenaza. Si hacía memoria del acontecimiento su pecho comenzaba a doler como si la espada estuviera nuevamente atravesándolo. Su mirada viajó al rubio que había estado hablando sin parar pese a no ser realmente escuchado. No se lo veía nervioso o asustado.

―Sasuke ―llamó Uzumaki extrañamente serio. Especialmente por el uso de su nombre sin el típico mote.

―¿Qué sucede? ―interrogó mientras ponía verdadera atención a lo que pudiera decirle.

―Perdimos, ¿cierto? ―preguntó con una mirada apagada. No se lo veía tan lleno de vida como de costumbre.

―Sí, perdimos ―confirmó con una voz monótona sintiendo como si su lengua quemara por admitir semejante hecho.

―¿Qué haremos ahora? ―cuestionó Naruto sujetando la muñeca de su mejor amigo con fuerza―. No pensaras en rendirte, ¿verdad? ¿verdad? ―cuestionó con sus labios temblando por temor a la respuesta.

―¡Por supuesto que no! ―afirmó con un aire de indignación muy notorio―. Voy a entrenar y hacerme mucho más fuerte. Una carta, Itachi o quien sea no será problema para mí dentro de muy poco ―prometió señalándose a sí mismo con el dedo pulgar apuntando a la zona de su pecho donde se ubicaba su corazón.

―Qué alivio ―suspiró el blondo respirando de manera mucho más pausada y profunda―. Creía que lo sucedido te podría afectar mucho más ―admitió un poco contrariado de si contarle eso o no. Sabía del orgullo de su mejor amigo y como no solía tomarse de buena manera los gestos de preocupación. Por lo regular los confundía con lástima.

―Me afecta ―admitió girando su rostro en dirección contraria a su amigo para poder enfocarse en la ventana de la habitación―. Me siento perdido, humillado y estamos heridos ―enumeró sin mirarlo en ningún momento.

Para Uchiha era difícil expresar aquellos sentimientos y menos frente a uno de los guardianes. Sin embargo, la muerte estuvo tan cerca. El frío metal rasgando sus ropas y su piel le daban una nueva mirada a la vida. Había cosas que necesitaba reevaluar urgentemente. Comenzando por dejar de creer en las cartas Clown. Eran unas traicioneras que podían fallarle en cualquier momento. Él poseía magia en su interior como cualquier mago en la familia Uchiha. Debía existir alguna manera de usarla de manera mucho más eficaz. Así como lo hacía Sai. Estaba seguro de que aquel bastardo de sonrisa falsa era capaz de hacer uso de sus poderes. Siendo la reencarnación de Clown seguramente conocía una infinidad de hechizos y dominaba todos los tipos de magia existentes. Su único problema era sacarle esa información, debido a su insistencia en que su rol no era el de maestro, sino el de colaborador del card captor.

―Hay que entrenar y aprender a invocar hechizos de ataque poderosos y destructivos ―soltó Sasuke decidido a abandonar la cacería de las cartas.

―¡Sí! ―asintió el rubio con gran emoción de expandir juntos sus poderes, sin saber de aquel pensamiento de renuncia en la mente del otro.

―No ―remarcó una tercera voz ingresando a la habitación―. Eso no los hará más poderosos sino peligrosos ―dijo con completa seriedad cerrando la puerta detrás suyo.

―¿Y cuál es la diferencia? ―interrogó Sasuke con clara molestia en su voz. Se levantó de su cama y se acercó de manera amenazante a su amigo.

―Alguien poderoso sabe cuidar de los suyos ―respondió Sai sin dejarse intimidar por aquella mirada llena de odio del joven mago―. Alguien peligroso sólo destruirá a quien se le acerque demasiado ―advirtió sabiamente.

―Una persona poderosa es peligrosa incluso para sus amigos ―razonó Naruto cruzándose de brazos tratando de analizar la frase para aplacar el enojo de su mejor amigo.

―Pero si no tienes poder no puedes salvar a nadie ―reclamó Sasuke mirándolo lleno de ira―. Sólo puedes observar como todo aquello que tienes delante de tus ojos se desvanece o es robado por quienes sí poseen un gran poder.

―Yo nunca lo he negado ―aseguró Sai mientras soltaba un largo suspiro y se sentaba en el lugar que ocupó antes de salir―. Sin embargo, los recuerdos de mi vida pasada indican que mi poder destruyó todo lo que amé y también todo aquello que odié ―confesó de manera melancólica.

La magia era tentadora para cualquier mortal que soñaba con solucionar todos sus problemas en un par de palabras. Clown nació con aquella supuesta bendición que no le trajo más que desdichas. Sai recordaba que en esa vida llegó en la época de la Santa Inquisición. Su don no fue apreciado sino todo lo contrario. Y eso lo convirtió en una fuente de infortunios para su familia y amigos. Perdió todo a causa de su poder y se quedó como única compañía las cartas Clown. Un motivo que muchos magos desconocían. Ellas tenían el don del raciocinio para serle un sustituto de todo aquello de lo que carecía. Generar esa abrumadora cantidad de magia lo llevó poco a poco a convertirse en un ermitaño. ¿Para alguien era extraño que se enamorara tan profundamente de la única persona que no lo vio mal? Si conocieran siquiera una parte de la historia de su vida, desearían no haber nacido con magia.

Mas, los Uchiha siendo descendientes suyos poseían algunos retazos de su magia. Ninguno provenía de una línea completamente pura, pero sí lo suficientemente emparentados para despertar sus dones mágicos. Todos ellos eran ignorantes de los sentimientos de Clown y ninguno entendía muy bien su verdadero papel en ese juego creado por el mago supremo. Aquel clan de magos intentaron apoderarse del poder que creían pertenecerles y fueron condenados por el juicio final. ¿Cuántas muertes habrían de suceder para hacerlos notar el verdadero error? Sólo quedaban dos Uchiha y ninguno daba siquiera un paso en la dirección correcta sin un guía al pendiente. Eran unos simples topos perdidos en la oscuridad de los complejos juegos del creador de las cartas. Vio de reojo a Sasuke notando su ferviente deseo de mejorar en sus destrezas mágicas. Tal determinación no sería enfriara por alguien como él. Con o sin su ayuda llevaría a cabo sus nuevos planes dejándolo sin opciones más que brindarle su apoyo.

―Hay maneras de incrementar tu fuerza, pero primero debes recuperarte por completo ―cedió Sai con un gesto resignado. Era inútil querer detenerlo, sólo lograría una confrontación inútil con su amigo.

―¿En serio? ―interrogó Sasuke mirándolo seriamente. Creyó que le tomaría más esfuerzo convencerlo.

―Yo también quiero volverme más fuerte ttebayo ―intervino Naruto deseando mejorar lo antes posible.

―Por mí no hay problema ―dijo Sai mostrando su típica sonrisa falsa a ambos chicos―. Yo les ayudaré a entrenar, pero quien dará las indicaciones no seré yo ―aclaró de inmediato al prever las intenciones de ambos de preguntarle.

―¿Cómo? ―interrogaron perdidos con esa respuesta.

―Ya solicité refuerzos ―dijo Sai con una gran sonrisa mientras caminaba hacia la ventana dándoles la espalda―. Luego de arreglar ese pequeño malentendido de ustedes con la policía y los doctores le hice una pequeña llamada ―comentó con aquella expresión perversa que lo caracterizaba.

―¿A quién llamaste? ―interrogó Naruto esperando que no fuera la persona que él estaba esperando.

―Precisamente es él ―asintió el azabache viendo a Uchiha con un rostro más emocionado.

―Al fin volverá ―susurró con un largo suspiro. Contrario a la mueca de desagrado del rubio.

El card captor estaba ilusionado por volver a ver a su tutor. Si existía alguien capaz de hacerlos más poderosos a los guardianes y especialmente a él, era quien lo cuidó esos últimos años. Aunque una parte de él no deseaba verlo, pues aquello significaría al mismo tiempo, explicarle que una de las cartas Clown se comportó de manera rebelde en su presencia. Presintió un largo regaño y un sermón sobre sus capacidades. Por culpa de Burbujas sus habilidades serían puestas en tela de duda. ¡Maldita carta! Él prometió estar bien y resolver cada problema estando por su cuenta viviendo solo. ¿Cómo explicaría que no podía mandar ni siquiera sobre cartas selladas? Sasuke no pudo evitar ponerse a reflexionar sobre lo sucedido con la carta Burbujas en busca de las palabras adecuadas para expresarse. O mejor dicho, excusarse con su tutor.

 

“Yo sólo tengo un objetivo imposible de lograr por mi cuenta. Por mucho que me odie a mí mismo por mi debilidad, es una verdad que debo aceptar. Mis hechizos no son los mejores, algunos son bastante débiles y realmente no sirven para nada. La magia de las palabras es algo que pocos magos dominan, pues requieren de una concentración absoluta y gran ingenio para convocar poderes sin un objeto o un hechizo demasiado largo. Incluso entre los mejores de los mejores se dice que pueden usar sus habilidades con sólo pensarlas. Yo realmente estoy demasiado lejos de lograr proezas de ese nivel. Sin embargo, las cartas del mago Clown me acercan un poco. Siento que mejoro cuando cuento con su ayuda. Me siento fuerte e invencible y por ello les deposité siempre toda mi confianza.

En el principio, todo marchaba de maravillas; yo les daba ciertas libertades y privilegios a cambio de su ayuda en ciertos momentos. Empero, Burbujas me falló. Sólo le pedí una cosa, una mísera e insignificante cosa y no fue capaz de cumplirla. Contaba con él para vencer a Charasuke. ¿Por qué no atacó? ¿Acaso su par es más importante que mis órdenes? Porque al parecer es la palabra de mi maldita copia barata la que vale más. ¿Harán lo mismo las demás? ¿Renegaran de mis órdenes para proteger a su semejante? No le quiero cerca de mí sí tendrá su fidelidad puesta en otro. Esto será una advertencia para las demás. No pienso conservar estorbos para mi venganza. Si debo destruir a familiares o amigos para conseguir mi propósito lo haré sin dudarlo. Soy un vengador. El sentimentalismo barato no debe nublar mi juicio ni hacerme dudar de mis decisiones.”

 

―¿Podrán con el entrenamiento que les debe estar preparando? ―preguntó Sai mirando significativamente a Naruto―. Especialmente tú que tienes asuntos pendientes.

―No soy un niño ahora ―aseguró el rubio bajando la mirada mientras apretaba los puños con molestia―. No es que me emocione mucho volver a verlo luego de tantos años, pero… ―Se interrumpió unos momentos tomando aire para continuar―. Incluso yo entiendo que lo mejor es tener a un guardián con experiencia.

―¿Estás seguro, Dobe? ―cuestionó Sasuke apoyando su mano en su hombro―. Entiendo si tú no le guardas el mismo aprecio y cariño que yo ―comentó mirándolo preocupado―. Para ti será difícil lidiar con…

―Si quiero volverme fuerte en poco tiempo, no puedo comportarme como un berrinchudo que se oculta de sus problemas ―aseguró sujetando la pálida mano entre la suya―. Yo seré más fuerte, créeme ttebayo.

―Te creo, Dobe ―dijo sonriéndole con agradecimiento.

―Ejem ―tosió Sai captando la atención de ambos chicos―. Odio interrumpir tan bonito y meloso momento, pero yo ya debo volver a mi hogar ―avisó caminando nuevamente hacia la puerta―. Prepárense porque mañana mismo se los llevaran a entrenar.

―¡¿Mañana?! ―gritaron con sorpresa por semejante velocidad. Siendo que lo llamaron ese mismo día, era sorprendente que respondiera con tal brevedad.

―Sí, le conté acerca de lo sucedido ―confesó Sai antes de retirarse.

No iba a darle tiempo a Sasuke de protestar al respecto de su decisión. Necesitaban ayuda de inmediato. Una sombra en el suelo se movió de forma extraña. Su imagen no se correspondía a ningún elemento cercano y mucho menos al de una persona. Largos brazos y una cabeza anormalmente enorme intentó devorar la sombra de Sai. Siendo evitado por un golpe dado por el pie de la reencarnación del mago Clown. Un círculo mágico se dibujó alrededor de su pie causando que se destruyera aquella criatura. No era la única en ese lugar. Detrás de las sillas, en las paredes e incluso en el techo había diversas sombras moviéndose inquietas a la espera de alguna víctima.

―Debes recuperarte pronto, Sasuke ―susurró Sai viendo aquello con gran preocupación―. Necesitamos de tus poderes cuanto antes ―dijo apretando los dientes.

No había querido preocupar a Uchiha cuando aún se encontraba débil y herido, pero habían comenzado a manifestarse sombras. Aquellas cosas se encargaban de hurgar en la oscuridad del corazón de las personas que atrapaban llevándolas al desastre. Personas desempleadas, aquellos con baja autoestima, estudiantes con bajas calificaciones o cualquier problema por minúsculo que fuera era potenciado hasta llevar a la persona al suicidio. Incluso rechazos amorosos, de los cuales la mayoría sufría en algún momento de sus vidas y era superado con el tiempo, se volvían tragedias. El poder del demonio zorro era abrumador. Simples retazos de su poder bastaban para hacer sucumbir a las personas no mágicas sin que estas tuvieran tiempo de entender lo que les estaba sucediendo.

―Odiaría ser una carta Clown en estos momentos ―murmuró caminando entre las sombras creando círculos mágicos a cada paso que daba.

Ciertamente, Sai tenía razón. Las sombras se habían extendido desde el templo Nakano hasta Konoha. Varios kilómetros a la redonda habían sido infectados por las sombras y a cada víctima que se cobraban su poder aumentaba aún más. Incluso las cartas Clown aun libres estaban temerosas por su futuro. Su magia tan pura atraía a las sombras como polillas hacia la luz. Sin un mago que las ocultara en la seguridad de un mazo estaban a la deriva. Dejarse atrapar con facilidad por el primer mago que se les acercara se volvía una tentación bastante grande. Sin embargo, por principios y orgullo no podían permitirse algo como eso. Aun si temían por su bienestar.

Burbujas había estado flotando despreocupadamente por los cielos desde que Sasuke lo echó. Su brazo tenía una gran mancha negra como si hubiera sufrido un fuerte golpe. Se lo miraba con curiosidad al arremangarse. Le dolía y le picaba bastante. Como cualquier niño pequeño comenzó a rascar la zona con la mano contraria provocando que se extendiera más por su brazo. El ardor aumentaba y se expandía haciendo que se rascara con más intensidad. Era un círculo vicioso en el cual sólo se causaba cada vez más daño a sí mismo. Comenzó a asustarse al ver la piel abrirse por sus uñas. Pese a ser una carta su cuerpo en la forma humanoide tenía muchas semejanzas al de una persona humana.

Se detuvo unos momentos en un parque para buscar un poco de agua de la fuente. Intentó lavarse aquella mancha, pero era inútil. Sólo le ardía más el tocarse. Un simple roce resultaba doloroso. Y para empeorar su suerte tras suyo comenzaron a reunirse varias sombras. Aún permanecía ajeno a aquel peligro, pero para cuando se diera cuenta podría ser demasiado tarde para hacer algo.

 

CONTINUARÁ….  


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