Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Innocence" por Dreamwave

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Volví después de harto tiempo, espero les esté gustando este fic. 

Capítulo 12: “I don't want nobody”

 

- A la mañana siguiente -

Los cegadores rayos de sol iluminaban la antes lúgubre habitación de motel, en donde cierto chico de chaqueta naranja había pasado (casi) la noche entera bebiendo. El piso, decorado de polvo y latas plateadas de cerveza, pedía a gritos ser barrido, la maloliente cama era un desastre, y sobre ella dormitaba otro, pero de cabellos rubios. Afuera se escuchaban autos partiendo, bocinazos y uno que otro insulto vulgar.

De repente, alguien golpeó enérgicamente la puerta del cuarto, no una, sino tres veces.

—Hey, abre la puerta, ya amaneció. ¡Hey! —gritó una voz masculina y adulta.

No hubo respuesta, por lo que las llamadas a la puerta continuaron.

—Oye, chico, no tengo todo el día, ¡Despierta y abre de una vez, me debes dinero! —insistió, irritado al no escuchar nada de parte del cliente— Vamos, ¡Kenny!

—Mmm... —se escuchó un murmullo seguido de un quejido.

—¡KENNY! ¡Ya es lunes!

—Mmmff... Q-qué... ¿Qué pasa, quién es? —preguntó, levantándose y abriendo la puerta.

—Tu madre.

—Ahh, mamá, no quiero ir a la escuela... —se quejó McCormick, su voz sonaba cansada.

—Soy Zascha, el dueño de este motel, ya me conoces idiota, ¿Quién más iba a ser?

—Si eras tú, podrías haber usado una llave de repuesto en vez de hacer tanto escándalo.

—El nuevo empleado las perdió todas, maldito novato —dijo, a regañadientes, luego observó a Kenny de pies a cabeza—. Así que pasaste la noche aquí, sin compañía. Mírate, eres un desastre.

—Lo sé. —dijo, dejando escapar un bostezo.

—Tápate la boca cuando hagas eso, mocoso.

—Increíble, ¡El proxeneta me está dando clases de modales! ¿Me enseñarás a usar la servilleta también?

—Corta el rollo. Aunque sí deberías limpiarte, estás muy sucio.

—¡Como estamos por casa! ¿Ya viste este basurero? Tus habitaciones y este edificio son una mierda.

—Imbécil, ¡No vuelvas a hablar así de mi negocio! Toxic Cherry no es el mejor motel, pero trabajo duro todos los días. Si sigues siendo insolente, no te dejaré volver a entrar aquí, ni a ninguno de mis hoteles, ¿Me oíste? —amenazó, tomando a Kenny por el cuello.

—D-de todos modos, n-no iba a volver, viejo. Me cansé de esto. G-Gah...

El dueño soltó al joven, provocando que tosiera, y luego ambos se sentaron en la cama. Hubo un breve silencio antes de que el mayor hablara.

—La pasaste mal anoche, eh, ¿Chico? Se escapó tu cita, al parecer. Podemos hablar de eso si quieres.

—Zascha... ¿Cómo lo supiste?

—En este lugar mis ojos están en todas partes y lo veo todo. Me entero de todo lo que pasa aquí, y frente a algunas cosas hago vista gorda, pero no contigo. Eres uno de mis mejores clientes, y sé que soy muy duro contigo. Dime que pasó anoche, quizás te doy algún consejo.

—No quiero hablar del tema...

—Vamos, puedes confiar en mi. ¿Qué pasó con aquel chico? Era adorable. ¿Por qué se arruinó todo?

—No se arruinó, yo lo arruiné.

—¿Por qué?

—¡Porque soy un imbécil, carajo! Soy un idiota, un estúpido. Un pedazo de mierda que no se merece un novio como él. No merezco el amor de nadie, en realidad.

—Ken... Eso no es cierto, estás-

—¡Sí lo es! Es verdad, Zascha. Siempre que estoy con alguien termino haciéndole daño. Todos mis ex, sean chicos o chicas, creen que estoy loco. Y todo es por mi maldito gusto por el SM.

—No seas tan dramático, de eso se trata el amor. Puede ser lo mejor y lo peor del mundo, y es incierto, y a veces estúpido, loco, o doloroso. Pero no por eso debes rendirte o echarte a morir. Además, a muchas personas les gusta el sadomasoquismo, hasta los famosos lo practican. Te sorprendería saber que tan pervertida es la gente. Bueno, no estoy seguro de lo último, tú ya eres bastante pervertido, pero en fin, el punto es que eres muy joven para estar así de decepcionado. Acepta que tienes el corazón roto y haz algo al respecto.

—No tengo el corazón roto. —dijo el rubio, con los ojos vidriosos.

—Tu mirada y tu actitud dicen otra cosa. No es el fin del mundo, anímate. Siempre puedes pedir perdón. Y no me engañas, sé que te arrepientes de lo que sea que hayas hecho anoche, ¿Que tal si te disculpas con aquel chico?

—¿Por qué te importa? —preguntó McCormick, algo enfadado.

—Porque ya he estado en tu situación. Yo mismo he hecho cosas de las que no me siento orgulloso, y lo único que puedo decirte es que hay veces en las que se puede revertir el daño.

—¿Y qué pasa si el daño que le hice a Butters es imposible de reparar?

—Con que se llama Butters, ja. Aunque parezca imposible, debes intentar. Una disculpa sincera puede ser muy poderosa. No pierdes nada, y hasta puede que salgas ganando.

—No lo entiendes, no hay palabras que arreglen o suavicen lo que pasó entre él y yo. Le hice algo terrible. Hasta se puso a llorar por mi culpa. Lo único que puedo hacer, es arrepentirme de no haberme detenido cuando me lo pidió.

—Bueno, haz lo que quieras. Allá tú si no quieres escuchar mi consejo. Pero algo me dice que ese tal Butters es muy importante para ti. ¿Estás seguro que no quieres disculparte?

—No vale la pena. Ni siquiera estábamos en la misma página; el quería un novio dulce, y yo, un sumiso lascivo. No pienso arruinar más nuestra “relación”. Quizás en el futuro podamos ser amigos, pero por ahora es mejor evitar vernos... Y hablarnos.

—...Bien. Te entiendo. Espero que las cosas mejoren entre ustedes —dijo Zascha—. Ahora vístete, y si quieres date una ducha antes de ir a la escuela. Van a ser las ocho.

—Demonios, ¡Verdad que es lunes! —exclamó, con las manos en la cabeza— Oye viejo, si me dejaras trabajar aquí, no tendría que ir a clases.

—Mira, Ken, te conozco desde hace tiempo, te he conseguido algunos trabajos, una vez hasta te dejé bailar como Princess Kenny en mi club para caballeros, pero no lo volveré a hacer. Tienes talento, pero este no es tu mundo. No quiero que vendas ni denigres tu cuerpo. Eres mejor que eso, aunque no lo creas.

—Ya dejé de hacer ese tipo de cosas por dinero.

—Que bueno saberlo, niño. Ahora apresúrate, o llegarás tarde.

—Cierto. Me daré una ducha rápida. ¿Cuanto te debo por-

—No te preocupes, Ken. No me debes nada por esta vez. Arreglé el sistema, así que ahora el baño tiene agua caliente. Ten tu ropa. Estaré trabajando en mi oficina. Puedes irte del motel apenas termines, le diré al cajero que no te cobre la estadía.

—Gracias, Zascha. —dijo, recibiendo las prendas y entrando al baño.

—Que te vaya bien, niño.

El dueño de Toxic Cherry abandonó la habitación, mientras Kenny entraba a la estrecha ducha y regulaba la temperatura del agua. Sintió la lluvia tibia y agradable caer sobre su tonificado cuerpo, y parte de sus preocupaciones se disiparon por un momento. No se permitió relajarse demasiado, pues debía llegar a la escuela lo antes posible, o lo suspenderían a causa de sus muchos atrasos.

 

- Mientras tanto, en la parada de autobús -

Un pensativo Kyle Broflovski pateaba la nieve bajo sus pies, mientras esperaba a sus amigos como de costumbre. No obstante, este lunes era distinto. El pelirrojo no podía dejar de preocuparse por la pelea con Cartman y Stan; al mismo tiempo sentía que algo oprimía su pecho. Era similar al miedo. En cualquier momento, su novio aparecería y no tenía idea de como actuar.

—Mierda, esta es la peor manera de empezar la semana. Dos de mis amigos están enfadados conmigo. Y uno de ellos es mi novio, más encima. Puedo ignorar a Cartman, pero no a Stan. Tengo que hablar con él después de disculparme con el gordo. A veces siento que nuestra relación pende de un hilo. ¿Aún estará enojado conmigo? —pensó Kyle.

En ese momento, Stanley Marsh llegó a la parada de autobús, y se ubicó al lado del pelirrojo, pero manteniendo cierta distancia. No dijo nada cuando éste lo saludó.

—Qué, ¿Estás haciéndome la ley del hielo por lo de ayer? —preguntó Broflovski, sin hacer contacto visual.

—...

—¿Es todo? ¿Vas a ignorarme para siempre, Stan? Fue una pelea tonta... —murmuró, tratando de no sonar afectado por la situación.

—No importa lo tonta que haya sido, debes disculparte con Cartman. A mí no me digas nada. —dijo Marsh, con las manos en los bolsillos. Usualmente sostenía las de Kyle dentro también, para capear el frío, pero este día no estaban los ánimos para eso.

—Claro que me disculparé, me siento mal por lo que le dije, aunque algunas cosas hayan sido ciertas. Detesto que esto nos haya afectado a nosotros. Stan... ¿Aún hay un “nosotros”? ¿Tan enojado estás conmigo?

—Hablaremos más tarde, ¿Ok?

—Está bien —respondió Kyle, cabizbajo, y luego cambió el tema de conversación—. Que raro, Kenny aún no ha llegado.

—¿Quién no ha llegado? Al parecer soy un fantasma para ustedes —dijo una voz divertida.

—¡Kenny! ¿De dónde saliste? —preguntó Stanley.

—He estado aquí desde hace un rato, pero ustedes no lo notaron. By the way, hola chicos. ¿Cómo está mi pareja favorita en todo el universo?~

—Diablos, él no sabe que estamos medio peleados. Esto es... Incómodo. ¿Qué debería responder? Vamos Stan, di algo... —pensó el pelirrojo, jalando las solapas de su gorro verde.

—E-estamos bien, gracias. —contestó Marsh, aunque su tono no fue convincente.

—¿De veras? Los noto diferentes... ¿Pasó algo entre ustedes?

—No, nada, todo está ok. —respondió el pelinegro, cortante y deseando que su amigo no se entrometiera más.

—Eeentonces, Kenny, eres todo un casanova, ¿A que sí? —preguntó Kyle, desviando la conversación para “salvar” a Stan—. ¿Cómo la pasaste con Butters? Subió una foto a Instagram ayer, creo que todos la vimos.

—Ah, sí. Tuvimos una cita.

—No suenas muy entusiasmado al respecto. ¿Acaso no estuvo bien?

—Ugh. —la actitud del rubio cambió enseguida, y después de hacer un ruido de desagrado, se subió la capucha naranja, aquello siempre modificaba su voz haciéndola ininteligible—. Mmmff, mmfmrrmrpfh.

—¿Qué?

—Creo que dijo “no quiero hablar sobre la cita”, Kyle.

—Que loco que puedas entenderlo, Stan. Está bien Kenny, no importa, estaba siendo metiche. Miren, ya casi llega el autobús.

—¿Mmmrph mmmph?

—No sabemos que le pasó a Cartman, amigo.

—Quizás está enfermo. —comentó Kyle.

—Sí, de seguro es eso. —dijo Stanley, con sarcasmo—. Como sea, tenemos que irnos sin él. Vamos, chicos.

Los tres subieron con rapidez al bus amarillo, que siguió su camino habitual hacia la escuela.

 

- Minutos más tarde -

A pesar de que se sentía emocionalmente agotado, Butters había decidido no faltar el primer día de la semana, ya que como cursaba su último año de secundaria, sus padres estaban siendo especialmente estrictos con él y sus estudios. Hasta tenía clases de reforzamiento dos veces a la semana.

Aquella mañana se sentó en su puesto y jugó con su celular, tratando de animarse y olvidar un poco lo que había pasado con Kenny, cuando justo en ese momento él entró al salón acompañado de Kyle y Stan. Al verlo pasar a su costado, Stotch se sintió invadido por una mezcla de angustia, vergüenza y fragmentos de lo sucedido en el motel.

—Su puesto está cerca del mío, pero ni siquiera me miró. Es como si no existiera. Debería estar furioso con Kenny, en cambio tengo este sentimiento de tristeza gigante que no puedo ignorar, no quiero que nuestra relación termine así, ¿Qué debería hacer? Estoy seguro de que me está evitando. —pensó Butters, hundiendo la cabeza entre sus brazos.

Debido a su postura, Stotch no se percató de que un chico estaba parado frente a su pupitre. Tenía el cabello rubio hasta el mentón, y llevaba una boina café.

—Butters, ¿Te sientes mal? —preguntó el chico, con voz suave, mientras apoyaba una mano sobre el hombro de Stotch, quién enseguida levantó la mirada.

—¿Eh? Pip, eres tú. No te preocupes, estoy bien. —respondió, fingiendo una sonrisa.

—¿Estás seguro? Te ves algo pálido, puedo llevarte a la enfermería si quieres.

—No, de verdad, no me duele nada. Solo estoy preocupado por algo que me pasó.

—Oh, entiendo. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? —insistió Pip.

—Hmm, no lo creo, es un tema muy personal. No puedo hablarlo con nadie...

—Ok, pero somos amigos, si necesitas a alguien que te escuche, estaré feliz de hacerlo y de ayudarte en lo que pueda. —dijo Phillip, irradiando energía positiva.

—Gracias, Pip.

Butters se quedó pensativo por unos segundos, luego se ruborizó y miró al inglés a los ojos. Quizás era buena idea abrirse con alguien para alivianar sus pensamientos y recuperar su tranquilidad.

—¿Sabes qué? Creo que si necesito hablar con un amigo. Quizás puedas ayudarme con mi problema sin necesidad de que te cuente todo.

—Escucharé lo que quieras decirme, veámonos en la cafetería durante el recreo.

—Bueno. Nos vemos en un rato.

—Ánimo, en la vida todo tiene solución. Y sonríe, te ves realmente lindo cuando lo haces. —dijo Phillip, con su sensual acento inglés.

— G-gracias... —murmuró, sonrojado.

—Será mejor que regrese a mi puesto, ya llegó Garrison. ¡Te veo luego!

El estudiante de intercambio se alejó y minutos después, la clase comenzó. El profesor Garrison se veía notoriamente feliz, lo cual siempre significaba que tenía una pareja nueva, lo que a su vez significaba una inminente charla sobre su nueva relación, con todos sus detalles innecesarios. Este comportamiento aburría bastante a los alumnos, al punto de dormirlos.

A la media hora de clases, Eric Cartman apareció en el salón, y le explicó al Sr. Garrison que había llegado tarde porque en la mañana no se sentía bien. Efectivamente, sus amigos notaron que no se comportaba como el Cartman de siempre. No hizo ninguna broma racista, ni dijo comentarios atrevidos, ni insultó a Kyle o molestó al profesor Garrison. La sala era muy silenciosa en comparación a otros días.

—Stan. Psst, Stan. —murmuró Kyle.

—¿Qué quieres?

—¿No notas diferente a Cartman? No ha dicho ni pío en toda la clase, ni siquiera se ha ido en contra de Garrison como suele hacer. Además, está haciendo la tarea.

—No hay nada de malo con eso. Ahora cállate, al Sr. Garrison no le gusta que platiquemos en clases, nos va a regañar.

—¿Crees que siga afectado por lo que le dije en casa de Token?

—Creo que tú sabes la respuesta a eso, ¿Para qué me preguntas? —hizo una pausa—. Ya sabes lo que tienes que hacer. —dijo Stan, con tono serio.

—Disculparme, sí, lo sé. No seas disco rayado.

—...Como sea, seguiré con mi tarea. No me molestes, por fa. —dijo Marsh, volteándose para continuar escribiendo en su cuaderno, y evitar ver los ojos tristes de su novio—. Quizás estoy siendo un poquito cruel con Kyle, se nota que está preocupado. Incluso creo que sus ojos se aguaron, ¿Acaso soy el malo de la película? Tenía que hacerlo reaccionar, estoy harto de que se lleve terrible con Cartman. Aunque sí exageré la situación estando en contra de Kyle. Aah... Para resolver esto, quizás deba escapar a casa, traer aquello y dárselo por adelantado. —pensó.

Apenas terminó su tarea de narrativa, Butters se la mostró al Sr.Garrison para que la corrigiera. Tenía casi todo correcto. Al regresar a su mesa, sacó un sándwich de su mochila y esperó a que sonara la campana.

—Falta poco para el recreo. Tendré que hablar con Pip. Él es muy amable, y lindo. Con su ropa vintage, su gorra gatsby y su melena brillan... Esperen, ¡¿Lindo?! ¿¡Qué estoy pensando!? No puedo fantasear con Pip, se dice que está de novio con ese chico raro y diabólico. Además, en el fondo sé que quiero a Kenny, aunque sea un idiota. —pensó.

Unos momentos después, sonó el timbre y cada chico se fue por su lado: Butters se dirigió a la cafetería, Kyle siguió a Cartman, y Stan se escabulló sigilosamente para ir a buscar algo a su casa. Kenny por su parte se colocó los audífonos y salió al patio, mientras bebía de una botella sospechosa, cuyo burbujeante y dorado contenido no coincidía con la etiqueta.

I don´t want nobody... I don't want nobody baby, but you. There's something 'bout your body, that's got me thinking of nobody... But you. I don't want nobody... —cantó McCormick, apartándose de los demás estudiantes.

 

- En la cafetería -

Después de comprar unas masitas dulces para compartir, Phillip se sentó junto a Butters y le sonrió.

—Me encantan los dulces de crema. ¿Y a ti? —preguntó el inglés.

—También, pero prefiero los de chocolate.

—Toma los de chocolate, entonces. —dijo Pip, ofreciéndole pastelitos a Stotch.

—Gracias, eres muy amable.

—No es nada, creo que compré demasiados, jaja. Ahora, cuéntame que es lo que te tiene tan preocupado, amigo.

—Ok. A ver, por dónde empiezo...

—Háblame de lo quieras, sin presiones. Si te sientes incómodo, me dices.

—Gracias, pero no me siento incómodo contigo. Pip, si quisieras estar con alguien, así mucho, pero sabes que ese alguien tiene un lado oscuro, que no puede controlar ni cambiar, ¿Qué harías?

—Hmm, suena como alguien que conozco, solo que él no tiene un lado, es completamente oscuro. ¿Podrías explicarte mejor?

—¿Es posible que una persona cambie por amor?

—Ah, ya entiendo lo que pasa, ¿La persona que te gusta no resultó ser como creías? —preguntó Phillip, un tanto intrigado.

—Algo así. Ok, seré honesto contigo, estoy enamorado de un chico de nuestra clase. Nos hemos besado, incluso una vez pasamos la noche juntos, aunque solo durmiendo. Las cosas iban de maravilla al principio, especialmente porque supe que este chico me había estado cuidando y defendiendo todo el tiempo. Estaba muy ilusionado cuando me dijo que yo también le atraía. Pero él tiene un secreto, un secreto que al parecer muchas y muchos saben.

—Ajá...

—Su secreto es que le gusta el sadomasoquismo. Y quería que yo fuese su sumiso, y que me metiera en el tema también.

—Creo que me hago una idea de quién es. Continúa.

—La cosa es que accedí a ser algo que no tenía del todo claro. Después de investigar en internet, aún no entendía por completo el tema del sadomasoquismo. Me asusté un poco al ver las imágenes, pero ya había aceptado ser el sumiso del chico en cuestión. Todo estaba bien, me sentía a gusto y nunca me presionó, lástima que ayer nos juntamos en un... En un motel, y me hizo cosas terribles de las que no me gustaría hablarte. —dijo Stotch, afectado por los recuerdos.

—Está bien, Butters, no tienes que decirme. Sé de quién hablas. Es Kenny, ¿Cierto? Kenny McCormick.

—S-sí, ¿También escuchaste los rumores sobre él? —preguntó, ruborizándose.

—No, digamos que me enteré por otro medio, el cual detesto, a propósito. Tranquilo, no tienes que avergonzarte. Lo que sea que te haya hecho, no fue tu culpa y no eres el primero que cae en sus redes.

—Me gustaría ser capaz de superarlo. Y de arreglar las cosas con Kenny, porque de verdad lo quiero. Siento que estoy en un callejón sin salida. —agregó Butters, pasando una mano por la frente.

—No nos queda mucho tiempo ahora, pero búscame en el almuerzo, te llevaré con alguien que puede darte buenos consejos. Sabe bastante de amor, aunque lo niegue constantemente.

—Espero que esa persona pueda ayudarme. De todos modos, muchas gracias por escucharme, Pip. Eres un buen amigo.

—De nada, cuando necesites conversar, estoy siempre disponible. Quédate con el resto de los pastelitos.

—Genial, están muy ricos. —dijo, mientras miraba por la ventana, divisando a Kenny. De repente recordó la vez que comieron waffles—. ¿Me disculpas un momento? Tengo que salir al patio.

—Sí, ¿Qué vas a hacer?

—Quiero intentar algo.

—Bien, nos vemos más tarde, Butters.

El chico de chaqueta cyan tomó los pastelitos, volvió al salón para guardarlos en su mochila, y acto seguido buscó a Kenneth afuera. Necesitaba hablarle antes de que terminara el recreo, debido a que no aguantaba ser ignorado por él.

Lo encontró sentado en una banca, solo, con los ojos cerrados y escuchando música. Se acercó lentamente hacia donde estaba, y se atrevió a tocarle el hombro, más su mano fue rápidamente apartada.

—K-Kenny, yo...

—¿Butters? ¿Qué pasa, necesitas algo? —preguntó McCormick, ligeramente disgustado.

—No, y-yo solo quería que habláramos de lo que pasó en Toxic Cherry, si no te molesta —respondió, nervioso.

—No hay nada de que hablar. —dijo el chico de chaqueta naranja, después de encender un cigarrillo.

—Tira eso, si ven el humo podrían suspenderte.

—Eso no es asunto tuyo.

—Kenny, ¿Qué es lo que te pasa? Yo soy el que debería estar enojado.

—¿Qué dices, no estás furioso conmigo por lo que te hice?

—Quiero estar enfadado, pero tengo este horrible sentimiento de angustia que simplemente no se va, aunque finja sonrisas, en realidad estoy demasiado triste... Y no puedo dejar de pensar en ti.

—Pues deberías dejar de hacerlo, yo ya no pienso en ti. No estás listo para ser lo que quiero que seas.

—¿Qué? Pero, Kenny-

—No, nada de “pero Kenny”, lo que sea que pasó entre nosotros se acabó. Lo arruiné, lo admito. Yo también me siento mal, pero no te necesito. Puedo conseguir a alguien mil veces mejor que tú, puedo tener a quién me plazca y evitar rollos sentimentales.

—Kenny... No hablas en serio, sé que no.

—Oh, pequeño, hablo muy en serio. ¿De verdad creíste que me gustabas? —preguntó McCormick, con frialdad en todo su rostro.

—...Sí. —respondió Butters, mientras trataba de no quebrarse.

—Qué inocente. Pues no, resulta que te mentí. Nunca me gustaste de verdad. —dijo, soltando una risa y tirando el cigarrillo a la nieve.

—Eso no es cierto, ¡Sé que lo que sentiste por mí fue real!

—Sigue soñando, tonto.

—Cuando tuvimos nuestra primera cita, y fuimos por helado, cuando dormimos juntos, cuando nos besamos por primera vez, cuando me defendiste incontables veces y descubrí que eras Mysterion... ¡No pudiste haber fingido eso! No es posible...

—...

—¿Kenny?

—...

—No me gustó para nada lo que hicimos en el motel, pero quizás con un poco de tiempo... Sé que en el fondo me quieres, aunque te pongas esa coraza de chico malo y te cierres. Kenny, escucha, te perdono por todo, pero por favor di algo... Háblame... —murmuró, aproximándose al chico, pero cuando se disponía a posar una mano sobre su mejilla, sintió un empujón.

—¡No me toques, ni siquiera te me acerques! —exclamó Kenneth, súbitamente— No quiero herirte más, aléjate por favor —pensó.

—K-Kenny, ¿Por qué? No hagas esto... Te estás haciendo daño. Nos estás haciendo daño.

—Deja de hablar bobadas. ¿Qué acaso no entiendes? ¡No te quiero! ¡Yo no quiero a nadie! ¡Ni necesito a nadie! —gritó, como tratando de convencerse a sí mismo.

—Mientes.

En ese instante, McCormick agarró a Butters por el cuello de su chaqueta. Apretó los dientes, mientras lo miraba con sus ojos azules, llenos de emoción y rabia. Los de Butters reflejaban miedo.

—Te perdono, Kenny. Por favor... No quiero que las cosas terminen así. Tú tampoco quieres, y lo sabes. La verdad es que yo... Te amo, Kenny. Eres como mi ángel. Siempre lo fuiste... No quiero perderte, por fav-

—Cállate... No sabes lo que dices. No puedes amar a alguien como yo, soy incapaz de corresponderte. —dijo, soltando al chico—. Me perdonaste, pero yo no puedo perdonarme por lo que te hice. —pensó, mientras se alejaba del lugar.

—K-Kenny, ¡Espera! —exclamó Butters, corriendo detrás del rubio, para luego abrazarlo por detrás—. No me dejes.

—Suéltame.

—No, no quiero.

—¡Suéltame, Butters! —gritó, liberándose del abrazo—. Comprende, no soy para ti, y no puedo darte lo que te mereces. ¿Quieres una disculpa? Pues lo siento, ¿Ok? Ya vete, deja de hacerlo más complicado de lo que es.

—...Ok. Adiós, Kenny. Espero que seas feliz con tu decisión.

—Pfft, como sea. —murmuró, desviando la mirada.

Leopold regresó a la sala de clases pensando en las palabras de Kenneth. Le dolían, y una parte de él creía que las había dicho en serio. Pero otra parte de él se negaba totalmente a esa posibilidad.

—Kenny, ¿Por qué dijiste todas esas cosas hirientes? Sé que tienes miedo de aceptar tus verdaderos sentimientos y ser vulnerable conmigo. No tienes en cuenta que no me rendiré tan fácil, será mejor que vea a la persona que mencionó Pip. Con suerte podrá ayudarme. —pensó.

 

- En ese mismo momento, en el pasillo principal -

Kyle había caminado detrás de Cartman hasta que éste notó que lo estaban siguiendo, pero no le dio importancia. Se detuvo frente a la máquina de Cheese Poofs, como en casi todos los recreos ya que era un snack que comía a diario.

—¡Carajo, no tengo monedas! Creí que las había traído... —se quejó Eric, apretando con rabia su monedero.

—Yo tengo cambio, Cartman. —dijo Kyle, con timidez.

—No quiero tu dinero, sucio judío. ¿Y por qué demonios estabas siguiéndome?

—Esto... Eh, porque quiero hablar contigo.

—¿Sobre qué? Yo ya no hablo contigo, idiota.

—Mira, necesito disculparme contigo, ya no quiero que Stan esté enojado conmigo, ¿Entiendes? Muchas cosas que dije sobre ti eran ciertas, pero me di cuenta de que algunas cosas es mejor solo pensarlas, no decirlas. —dijo Broflovski, moviendo las manos para explicar.

—Eres pésimo tratando de pedir perdón. Y no quiero seguir escuchándote, necesito golpear está máquina expendedora para ver si salen algunos paquetes.

—Vamos, Cartman, déjame invitarte los Cheese Poofs.

—No, ya déjame en paz, maldito judío.

—Ugh, muévete —dijo Kyle, apartando a Cartman y metiendo monedas en la máquina—. Ten, acéptalos como una ofrenda de paz. Sé que tienes hambre. —insistió el pelirrojo.

—Bieen, si así dejas de molestar. —dijo Eric, abriendo uno de los snacks.

—Lo intentaré de nuevo. Cartman, lo siento. Te dije cosas feas en lo de Token, y me arrepiento, no era mi intención herirte, a veces puedes ser terrible pero eres mi amigo, y no quiero que sigamos peleados, espero podamos llevarnos mejor de ahora en adelante. Por nuestros amigos también.

—No, así no acepto tu disculpa. Tardaste demasiado en hacerlo, así que tendrás que suplicarme que te perdone.

—¡Ah, vamos, no seas pendejo!

—Arrodíllate, e intenta de nuevo, judío. No tienes opción, jaja.

—...Ok, está bien, dios —dijo el chico de gorra verde, obedeciendo a Eric—. Te ruego que me perdones, Cartman. Por favor, perdóname por lo que dije.

—Así me gusta, Kyle. Muy bien, te perdono.

—Finalmente, ahora podemos dejar este asunto atrás —dijo Broflovski, levantándose rápidamente del piso—. Entonces... Te veo por ahí, amigo. No comas demasiados Cheese Poofs.

—Espera, Kyle. Hay algo que debo decirte.

—¿Si? ¿Qué pasa?

—Ven, vamos a sentarnos, será por un segundo.

Los chicos fueron al patio y se sentaron en una banca. Cartman miró a Kyle con cierta tristeza.

—¿Estás bien? Me llamaste por mi nombre.

—Sí, Kyle. Sobre lo de ayer... Tenías razón. En todo.

—¿Queeé?

—Pues eso, tenías razón. Soy tal como dijiste, racista, mentiroso y narcisista. Y la verdad es que sí me burlo de ti y de Stan porque siento envidia de su relación. Ustedes dos son perfectos juntos, se ven tan felices, y además son muy buenas personas. Cuando los observo no puedo evitar sentir que yo jamás tendré una relación amorosa como la de tu ustedes, y me dan celos. Me pongo como un imbécil, y los molesto, ya que por un momento me hace sentir mejor. De todos modos, no tardo en volver a sentirme mal conmigo mismo. Esta es la única vez que escucharás eso de mi.

—Wow. Viejo, en el fondo sabía que tenía razón, pero escucharlo de ti es otra cosa. Me alegro de que lo hayas compartido conmigo, y te entiendo, debe ser difícil lidiar con las constantes muestras de afecto que hago con Stan. Y oye, no te sientas mal contigo mismo, el amor empieza por casa. No puedes querer a alguien si no te quieres a ti mismo. Tal vez deberías mejorar eso, y algunas actitudes negativas tuyas, créeme que el resto llegará solo. Todos merecemos ser amados, Cartman. ¿Te sientes mejor?

—Sí, gracias Kyle. Una última cosa que quiero decirte es que... Hay otra razón por la que me molesta verte siendo acaramelado con Stan. Escucha, no puedo creer que vaya a decirte esto, pero Kyle, tú... Tú me gustas. Me gustas, carajo. —confesó Eric, con las mejillas al rojo vivo.

Hubo un silencio extraño entre ambos estudiantes, hasta que Kyle decidió no tomarse en serio lo que había escuchado y romper aquella atmósfera incómoda. ¿Su amienemigo de toda la vida se le estaba declarando? Imposible, en ninguna realidad alterna estaría de novio con Cartman.

—...No jodas. W-wow, doble wow. ¿Hablas en serio?

—Sí. Me gustas. Puede que te cueste creerlo, no te culpo, y sé que siempre me aprovecho de ti o te insulto, pero al final me di cuenta de que lo hacía porque me gustabas.

—Esto es muy bizarro, ¡Tú odias a los judíos! Aparte, estuviste con Heidi, ¿Que no eras hetero? —preguntó el pelirrojo, desconcertado.

—Creía que era heterosexual, sí, más piénsalo mejor, Kyle. Cuando era chico bailaba como Britney Spears, me metí ya sabes qué de Butters en la boca, me he vestido de niña incontables veces, fantaseo con Yo Cupido y soy fan de Lady Gaga.

—Bueno, te creo, todo eso suena bastante gay, pero... No puedo gustarte yo, tienes que estar bromeando. ¿Es una broma, cierto? Muy gracioso, de veras me sorprendiste, jaja. —se rió.

—...Sí, una broma... Solo estaba jugando contigo. —dijo Cartman, actuando para ocultar su decepción.

—¡Lo sabía! Sabía que era joda, jajaja.

De pronto, sonó el timbre anunciando el fin del recreo y el inicio de otras dos horas de clases. Los estudiantes volvieron a los salones, excepto Eric que fue al baño por un momento, después de hablar con Kyle.

—Mierda, eso no pudo salir peor. ¿Qué estaba pensando? Soy patético. Es literalmente imposible que alguien como yo le guste. Al menos ahora cree que estaba bromeando... Judío estúpido. Stan no sabe la suerte que tiene.

El chico de chaqueta roja deseó irse a casa, no obstante se dirigió a la sala de clases, después de cerrar la puerta del baño de un portazo.

Notas finales:

Gracias por leer, pronto subiré un nuevo capítulo, nos vemos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).