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Como un demonio por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola~

 

Regresamos a nuestros queridos Cyan y Jade, con un poco de Michael al final. Espero les guste.

O como arreglar las cosas

 

Despierto con la luz del sol en la cara. Quiero volver a dormir porque me siento muy cómodo aquí, no he podido dormir en días y me siento bastante bien ahora que lo hice. Sé que no estoy en mi habitación, porque en mi habitación nunca entra el sol de esta manera. Me doy la vuelta, siento mi cuerpo entumido, como si no me hubiera movido en toda la noche.

— ¿estás despierto?— me cuesta abrir los ojos, pero lo hago. Joder, el sol es demasiado brillante. Reconozco la voz de Cyan pero por la luz no puedo ver dónde está.

— ¿Por qué hay tanta luz?— escucho sus pasos y luego la luz deja de ser tan brillante. Cuando puedo ver bien, lo primero que veo es a Cyan sentando en una silla, cerca de la cama— ¿Qué? ¿Murió alguien? estas…— me quedo callado cuando levanta una mano, pidiéndome silencio. Es extraño, y solo por eso me quedo callado.

— ¿Por qué no me lo habías dicho?— hay un… ¿está molesto? ¿Ahora que hice? ¿Qué se supone que debía decirle? No sé qué responder, pero claramente espera que diga algo, y ese algo puede valerme mucho. Miro alrededor. La habitación de Cyan, no recuerdo haber venido aquí anoche, pero aquí estoy— Jade….

— no estoy seguro de que estás hablando…— me decido por decir la verdad, no tiene caso intentar mentir o pasarme de listo con Cyan cuando está muy molesto— ¿Cómo llegue aquí?

— tu viniste por tu cuenta.

— oh…— ah, ya recordé. Anoche intenté dormir pero de nuevo comenzaron esos sueños, debí venir aquí mientras intentaba salir de esos sueños— ya recuerdo— Cyan solo mueve su cabeza, dándome una señal para que siga hablando— te refieres a los sueños que tenía.

— no me hablaste de ellos.

— yo no sabía que los demonios podían hacer eso ¿sabes? De haberlo sabido hubiera venido desde la primera vez que paso— le frunzo el ceño. No es que yo pueda controlar mis sueños— y ni siquiera sé que está pasando, porque eso me… hace sentir así. 

— has estado hablando con Bel.

— no diría hablar. Recibí algunos mensajes en el teléfono pero no respondí ¡Lo he ignorado, como quieres!

— debiste decírmelo— es un reproche, pero no tan fuerte como lo hace normalmente— ¿Qué fue lo que dijo?

— Umm, solo me preguntaba si me gustaba su regalo. Yo no sé de qué está hablando, así que ni siquiera me moleste en escribir una respuesta. Además ¿los regalos no deben ser agradables? No ha pasado nada agradable desde que vino— siento que estoy repitiendo las palabras de Cyan, pero es la verdad.

— dijiste que estabas soñando con tu familia… ¿Quieres… hablar de eso?— eso es inesperadamente amable para Cyan. Me muevo en la cama, acercándome a la orilla para sentarme. No quiero recordar esos sueños, pero tampoco quiero estar huyendo de eso.  Es mejor soltarlo ahora antes de que…

— ¿Bel puede hacer algo con eso? si yo no hablo de eso…

— lo tomara como un arma a su favor.

— siempre soy un niño en esos sueños. Me llevan a la escuela, tengo hermanos, hacemos comidas y cenas familiares, celebramos navidad… yo no… nunca tuve eso. No recuerdo a mis padres, por eso cuando llego el sobre con las fotos no supe que eran, pero fue cuando comenzaron los sueños.

— Michael menciono ese sobre ¿Dónde está? ¿Por qué lo tenía él?

— lo tire— me encojo de hombros— es basura y ¿no estás pensando que Michael tiene algo que ver? No creo que este consciente de lo que hizo, le creo cuando dice que alguien le dio el sobre y el solo lo entrego.

— lo defiendes mucho— sonrió.

—no estamos hablando de él— Cyan vuelve a darme la razón— entonces ¿es culpa de Bel? Esos sueños, eso…

— en parte. Te está mostrando lo que…— sacude la cabeza— dime, Jade ¿tú quieres tener una familia? ¿A tu familia?— las palabras de Bel llegan a mi cabeza. Algo que Cyan no puede darme, las fotos, los sueños.

— ¿él cree que quiero a mi familia?— me rio, primero un poco, luego no puedo parar. Me rio hasta que me falta el aire y Cyan me ve como si hubiera perdido la cabeza— no necesito ni quiero a mi familia. Ellos me dejaron ¿Por qué querría volver con alguien que no me quiso? Si Bel pensó que era mi punto débil, se equivocó. Si, pienso en esa familia que pudo ser, pero no quiero tenerla.

— ¿ni aunque no te abandonaran? No sabes si lo hicieron o no.  Pudiste perderte y ellos están buscándote ahora mismo— aún me siento de buen humor.  Le miro ¿está intentando probarme?

— no.  Eso significaría perder todo lo que tengo ahora. Me gusta como soy ahora, como esta todo ahora.

— ¿estás seguro?

— Bel dijo que había cosas que tú no podías darme, pero creo que se equivoca. Tengo todo lo que quiero, y si tú no puedes dármelo entonces no lo quiero— hay algo raro en la forma en que me mira, me pone algo incómodo— entonces ¿ya no tendré esos sueños? Se sentía mal ser tan bueno.

— solo tu dirías algo así— Cyan sonríe— y no tienes que preocuparte por eso más. Espero que hayas aprendido a no jugar con otros.

— lección aprendida. Tengo hambre ¿es temprano?— me siento mejor que nunca. Me levanto de la cama. Siento el cuerpo pesado, pero es más como la sensación de haber dormido mucho que de cansancio. Aún es temprano, no hay rastros de los demás en la casa. Escucho la puerta de la cocina cerrarse— ¿Qué pasa? Parece que aun quieres decirme algo.

— ¿crees que todo se terminó aquí? ¿Qué ahora todo está bien?

— ¿no lo está?— me giro, mirándole con las cejas alzadas. No entiendo qué problema hay ahora— si tú me dices que no volveré a tener esos sueños entonces por mi todo está terminado ¿o quedo algo pendiente?

— No puedes seguir siendo tan descuidado— ¿está molesto porque no tengo cuidado? ¿Acaso él estaba preocupado? No, no puede ser.

— soy descuidado porque confió en ti. Sé que tu estas allí para mí— en un parpadeo Cyan se encuentra frente a mí. No me muevo, solo me quedo mirándole fijamente. Cyan tampoco se mueve, solo se queda frente a mí dejando solo unos pocos centímetros entre nosotros.

— repite lo que dijiste antes.

— dije muchas cosas— susurro. Mi cuerpo está reaccionando, siento el calor de la cercanía, los escalofríos de tenerlo tan cerca— ¿exactamente qué es lo que quieres que diga?

— que no necesitas nada si yo no te lo doy— ahora no puedo contener la sonrisa. Recuerdo bien lo que dije.

—Tengo todo lo que quiero, y si tú no puedes dármelo entonces no lo quiero— hay un cambio en su expresión, algo tan rápido que apenas puedo notarlo, además de que su mano me jala el cabello para acercarme a él y besarme. Me quejo porque me duele que jale mi cabello, pero también disfruto la sensación de sentirle por fin.  Siento la mesa a mi espalda, no puedo ni quiero escapar ¿acaso esto no es una victoria? Cyan ha venido a mi sin que yo tenga que pedirlo o insinuarlo ¿Cómo podría decirle que no? aprovecho la mesa para apoyarme y enredarme en Cyan, mis piernas, mis manos… le siento restregarse en mi pierna, sentir su dureza hace que me olvide de todo. Mis manos bajan a sus pantalones para desabrocharlos, él deja rasguños en mi piel cuando baja los pantalones. Levanto mis caderas lo suficiente para que pueda quitarme los pantalones, entra en mi sin que lo espere, me quita el aire unos momentos, apenas puedo soltar un quejido bajo— Cyan…— apenas puedo hablar, mi voz es más un gemido que otra cosa… y eso parece gustarle. Empuja dentro de mí con más fuerza, más rápido. Le beso, aferrándome a su cabello. Cyan me muerde hasta que siento el sabor de la sangre en mi boca y arqueo mi cuerpo hacia atrás, en un movimiento involuntario. Cuando intento volver a Cyan, veo que tenemos compañía: Michael está mirando desde la puerta.  Me aferro otra vez a Cyan, y le sonrió a Michael, aunque apenas puedo mantener la sonrisa por la cara que pone, poniéndose de un color tan rojo rápidamente. Lo próximo que se es que la puerta está cerrada y Cyan me está besando otra vez. Me quedo en blanco cuando ya no puedo con el placer que siento, el orgasmo demoledor que nos deja respirando agitados y sin movernos por un momento.

— ¿estás bien?

— ¿preguntas eso ahora?— me rio— no es lo que pensaba cuando dije que quería desayunar, pero no tengo quejas.

— nunca las tienes cuando se trata de sexo— le empujo un poco para bajarme de la mesa. Apenas siento las piernas cuando me pongo de pie.

— oh, los tengo, cuando me interrumpen. Pero ahora gracias a no sé quién, ya no puedo tener sexo con nadie— intento sonar molesto, pero es muy difícil después de una buena ronda de sexo. Alcanzo a escuchar la puerta principal cerrarse, y antes de que pueda preguntarle a Cyan si estamos solos, su mano me sujeta con fuerza del brazo y me hace girar, empujándome de nuevo contra la mesa, en una posición que no me gusta mucho— Hey…— aún no tengo mis pantalones, así que puedo sentir como vuelve a restregar si pene en mi trasero.

— ¿acaso no tienes suficiente de esto?— no puedo pensar con claridad cuando está provocándome así— podemos parar… dime, Jade ¿Qué es lo que quieres?

— Te odio…— mi voz suena ridícula. Me muerde el hombro, sé que dejara una marca por el dolor que siento, pero no digo nada. Vuelve a morderme en la espalda, una y otra vez, hasta que empiezo a retorcerme, no sé si para librarme de eso o para pedirle más— joder, solo hazlo ya…— sus dedos se clavan en mi cadera, pero nada más.

— ¿no dirás nada más?

— me voy a vengar por esto— murmuro, justo entonces él empuja, entrando otra vez, y cualquier cosa que pensaba decir se pierde entre mis gemidos.

 

 

Ya no tengo esos sueños raros, así que me siento mejor que los últimos días, y ni siquiera el hecho de haber tenido sexo con él me hizo sentir peor. No me siento más enfermo que las veces anteriores que lo hicimos.

— has estado muy serio últimamente— le comento a Cyan. Azrael aún no llega y mandamos a Michael por comida. Ha sido muy divertido recibir sus miradas en casa,  no necesita hablar para que pueda entenderle. Últimamente repite tanto las mismas señas que me las aprendí en una sola tarde: ¿Por qué en la cocina?

— tu pareces de buen humor.

— tengo buenos recuerdos ¿Qué te preocupa?

— estoy molesto— le miro, mordiendo la goma de un lápiz.

— yo no he hecho nada. Me he portado… eh, bien, supongo— le escucho resoplar, y pone los ojos en blanco.

— no es contigo.      

— oh, bien— entonces no me interesa. Bostezo, mirando los papeles que tengo frente a mí, ni siquiera recuerdo que son. El negocio va tan bien que podría asustar, sé muy bien que si todo va bien es por Cyan. Sus dedos me tocan la mejilla, un toque suave primero antes de que presione con fuerza y haga que levante mi rostro— ¿Qué?

— estas pálido ¿quieres ir a casa?

— ¿Qué?— hay algo raro, algo se siente mal y a la vez no… no sé qué es eso. Cyan me suelta, tiene el ceño fruncido, como si él tampoco supiera que acaba de pasar ¿él acaba sugerirme que vaya a casa? antes de decir algo más un destello en la habitación rompe lo que sea que se estaba formando aquí.  En el centro de la habitación distingo una figura de blanco, luego un grito.

— ¿Qué infiernos está pasando?— masculla Cyan. Me levanto, porque reconozco a Azrael. No viene solo, alguien se desliza al suelo y es quien grita.

— ¿Quién tortura a Michael?— quiero decir algo más, pero cuando Azrael se gira a vernos no soy capaz de decir nada. Recuerdo las palabras que Cyan me dijera una vez, como si me estuviera diciendo ahora: No querrás ver a Azrael enojado. Tenía razón. Tal vez solo sea un humano, pero puedo sentir la furia de Azrael y sé que acercarme mas no es la mejor idea. El brazo de Cyan se extiende frente a mí, deteniéndome aunque no planeaba acercarme más. Otro grito de Michael, desde el suelo. Se sujeta la cabeza con fuerza y grita como si realmente lo están torturando.  Azrael nos da la espalda, pero aun así no nos acercamos. 

— Michael— apoya una mano en su hombro, pero Michael no reacciona y por la forma que grita lo mejor sería darle una bofetada ¿no? funciona en las películas. Azrael sigue intentado hacer que Michael ¿Qué? ¿Le escuche? El chico no puede hacerlo.  Empujo el brazo de Cyan para poder pasar y acercarme, no miro a Azrael porque no estoy tan loco como para querer adelantar mi muerte. Él esta tan concentrado que no me nota, o eso creo, me paro frente a Michael, tiene los ojos cerrados y a veces grita, sacudiéndose como si estuviera viendo algo horrible.  Suspiro.

—ah, en serio no hay otro remedio— levanto mi mano y la bajo con fuerza.

 

******************

Un dolor diferente me sacude. Es… un golpe fuerte que me hace ver luces y por fin abrir los ojos. Hay silencio de nuevo, huele a abrillantador de muebles y a madera, y veo a Jade frente a mí, pero solo un momento antes de que desaparezca. Azrael está ahora frente a mí, con ropas blancas y unas grandes alas oscuras. No son como las alas que le he visto a Cyan, estas son unas alas de ángel, de tonos negros o morados brillantes. Hace algunas señas.  

¿Estás Bien?

No recuerdo como llegue aquí, me siento confundido y me duele la cabeza, también una mejilla. Veo que Azrael está molesto, y a la vez, veo preocupación, así que no como debo responder a eso. No siento fuerza para levantarme tampoco, porque estoy en el suelo. También él parece notar eso, porque me extiende una mano para ayudarme. La tomo, se siente cálido al tacto, y me da un jalón para levantarme y con la otra me sostiene para que no me caiga y nos dirigimos al sofá. Cyan y Jade están a un lado, de pie y sin mirarnos.

— ¿Cómo se te ocurre hace eso?

— funciono, no sé de qué te quejas.

— pudo ser peligroso…— no sé de qué están hablando, pero Jade pone los ojos en blanco y hace muchos ademanes para quitarle importancia. Azrael me deja sentado en el sofá.

— ¿Puedes traerle agua?— no sé a quién se lo dice, pero los otros dos dejan de discutir y nos miran. Cyan cruza los brazos y desvía la mirada. Jade le da una mala mirada y murmura algo antes de ir al escritorio y regresar con una botella de agua que me extiende.

¿Qué paso?

— sí, yo también quiero saber que paso— Jade mira a Azrael, así que también le miro.

¿No recuerdas?

Una pregunta. Recordar… fui por comida, eso lo recuerdo, salude a los chicos y regrese, en el camino… oh. Hago señas, formando un nombre.

Bel.

— sí, te encontraste con él ¿Qué fue lo que hizo?— no respondo de inmediato. Recordar el sonido me causa malestar, me dan ganas de vomitar— ¿Michael?

— ¿Qué hizo Bel?— Cyan es quien pregunta, apareciendo de repente. No le miro mucho, miro al suelo e intento recordar. Azrael apoya su mano en mi hombro y finalmente encuentro las palabras que quiero decir. Levanto mis manos y hago las señas.

Quería lo mismo que antes, que le ayude. Me negué. Me pregunto por Jade y me dijo que me daría un regalo ¿eso fue sonido? dolía. Él puede hacerme escuchar. De verdad.

— lo hizo— Cyan le da una mirada a Jade. Azrael vuelve a parecer molesto.

Tú estabas allí. Me ayudaste.

— si yo… estaba regresando ¿Te ha lastimado?— no sé cómo responder eso. No tengo ninguna herida, aunque aún me arde la mejilla, pero no me siento bien. El recuerdo de todo viniendo sobre mí me hace temblar. El ruido es aterrador, viniendo de todos lados, todo vibrando, rugiendo, rodeándome. Azrael vuelve a poner su mano en mi hombro, sacándome de los recuerdos— no te preocupes— se da la vuelta, y antes de que pueda volver a llamar su atención para decir algo, él vuelve a tener apariencia normal y sale, seguido de Cyan. Tengo que jalar de la manga a Jade para llamarle atención porque también se quedó mirando la puerta. No me siento con la fuerza para escribirlo.

¿Qué paso? ¿A dónde van?

— no lo sé, Azrael le pidió a Cyan hablar— ah, me ha entendido. Me siento mejor haciendo señas— te sigues viendo pálido. Umm lamento haberte golpeado, pero no había otra forma— me llevo la mano a la mejilla— funciono.

¿Por qué me golpeaste?

— no entiendo eso— tengo que hacer las señas dos veces y además señalarme la mejilla— Oh, es que estabas gritando como demente, y no parabas aunque Azrael estaba llamándote.  Esta muy molesto. Bel se ha metido en una buena ahora.

¿¡Van a pelear!?

— no lo sé— parece tan despreocupado que no lo entiendo ¿Por qué luce tan calmado?

¿No te asusta?

— ¿Miedo? No tengo miedo— se nota, aunque hace días si parecía asustado— ¿Por qué debería tenerlo?

Cyan podría morir.

— eso no…— la expresión de su rostro va cambiando conforme parece procesar lo que le dije. Eso o no me entendió. Espero que sea lo primero. Me recuesto en el sofá. Hace años, cuando era un niño que vivía en casas de acogida, me preguntaba si todo sería más fácil para mi si pudiera escuchar aunque nunca sentí que lo necesitara a todos parecía impórtales mucho el hecho de que yo fuera sordo. Después de ser regresado varias veces comencé a desear ser como los demás, escuchar, para poder quedarme con alguna familia. Lloraba. Llore mucho. Pero ya no, porque termine por entender que mi sordera no era el problema, tampoco yo era el problema. Mi tía me ayudo bastante, al tener un hogar en el que no importaba si escuchaba y el poder asistir a clases para poder regularizarme y comunicarme mejor con los demás termino por enseñarme que escuchar no es importante. Puedo hacer muchas otras cosas, así que ya no desee ser como los demás, me siento orgulloso de lo que soy y de lo que he logrado a pesar de que parece que tengo todo en contra. Y hoy… saber como es escuchar, de pronto verme rodeado de ruido sin saber que es, que lo produce, de donde viene… es aterrador, me dio miedo. No quiero volver a escuchar, no así.

La puerta vuelve a abrirse un rato después y Cyan y Azrael entran. Jade no ha dicho nada desde esa pequeña conversación. No le he preguntado cómo sigue, aunque después del espectáculo indecente en la cocina creo que esta bien. Azrael viene directo a mí.

Todo. Esta. Bien. ¿Cómo estás?

Mejor. Aún estoy agotado, no sé por qué. Gracias por ayudarme.

— tengo hambre, no hubo comida hoy tampoco y me dejaron aquí sin decirme nada— me quedo mirando la repentina cercanía que noto entre ellos. Sé que son muy cercanos, imposible no notarlo, pero ahora es diferente: algo ha cambiado en ellos.

¿Hambre?

Me duele el estómago, siento ganas de vomitar.

Entonces. Comer. no. es. Buena. Idea.

Voy a trabajar.

— Michael, eso no…— mejor. Ve. A. casa. Descansa.

Pero puedo hacerlo.

— Jade— veo que le llama. Ellos siguen discutiendo, y de nuevo me parece evidente que hay algo distinto. Azrael debió llamarlo de nuevo, porque los dos voltean a vernos al mismo tiempo— Michael dice que se siente mal y quiere ir a casa— ¿Qué? miro mis manos, intentando recordar cuando he dicho eso.

— si es lo que quiere, está bien. No quiero que vuelva a tener una crisis de esas en medio de la oficina delante de humanos que no lo entenderán.

— entonces, nos vamos— Azrael vuelve a poner una mano en mi brazo, solo que ahora si siento una sensación cálida y extraña antes de encontrarme en la sala de la casa. Suspiro al notarlo, ahora que estoy aquí sí que tengo unas ganas enormes de acostarme en la cama. Como aun no siento fuerzas para hacerlo, me acuesto en el sofá.  Azrael tiene una sonrisita cuando me ve.

Mentiste.

— parecías cansado.

¿Está bien que un ángel mienta?

— ciertamente hay algunas costumbres que se apegan. Jade y Cyan hacen lo que quieren todo el tiempo. Pero tu de verdad te sientes mal, así que no es una mentira— me rio por su intento de excusa. Si, quedarme a trabajar no hubiera sido una buena idea.

Gracias. Por traerme. Y por ayudarme. Siempre me cuidas.

— es mi trabajo después de todo… o uno de ellos— oh. Es verdad. No tendría por qué estar cuidando de alguien tan común y como yo. Azrael me mira unos momentos, luego extiende su mano y me da unas palmaditas en la cabeza— eres especial, Michael. Y muy valiente… ¿Te sientes bien? Espero que no te de fiebre repentinamente— oh, no…  ¡tan vergonzoso! ¿Por qué dijo eso? es tan vergonzoso que solo puedo tomar un cojín y cubrirme la cara.

Notas finales:

Gracias por leer, hasta la próxima semana!!


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