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Omega por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola, hoy vengo con el siguiente capítulo. 

 

 

 

Michael le quitó la taza de las manos cortésmente antes de que diera un paso y Dean lo permitió. Al principio sintió cierto escepticismo pero Michael tenía una forma de hablar tan segura que a Dean casi no le cabía duda de sus palabras.

Tomó asiento en uno de los sofás y su trasero se hundió cómodamente. El abrigo se acomodó sobre su regazo y sobre su pecho, cubriendo casi por completo sus piernas, salvo sus talones, que descansaban sobre una blanda alfombra de piso. Michael depositó una taza de té nueva junto a la mesita de caoba que se encuentra entre ambos asientos y añadió los bizcochos. Dean observó la chimenea y mientras lo hacía, Michael se tomó la molestia de encenderla. La pequeñas y cortas llamas de fuego danzaron de inmediato sobre los trozos de vieja madera cortada y el aire se llenó de un ligero aroma a madera dulce, pero nada comparado con el aroma natural de su padre, John.

-Entiendo que pasaste tus primeros años como omega en compañía de Bill Harvelle.- Comenzó a hablar Michael, alejándose de la chimenea. Dean lo miró caminar hasta que tomó asiento en el sofá contiguo.

-Así es, él es como un padre para mí, pero decidió volver con su familia.- Respondió, algo cohibido.- Respeté su decisión.- Susurró con convicción.

-Su familia está aquí. Su hija, su esposa. Justo ahora presencian la audiencia oral de tu hermano y de tu madre.- Le dijo, dirigiendo su mirada hacia él desde el asiento. Su voz fue algo baja pero profunda y Dean notó algo diferente en ella. Michael posó sus brazos en los apoyos del sofá y permaneció con las piernas ligeramente abiertas. Su olor natural a almizcle fue mucho más claro para él en esa posición. Dean supuso que el olor se concentraría alrededor de su cuello. El almizcle es dulce y le confiere una sensación de limpieza profunda.

-¿Audiencia?.- Preguntó Dean, desconcertado. ¿De qué está hablando Michael?.- ¿Audiencia sobre qué?.

-El consejo trata de atar cabos suelto para así poder hacerse de lo que les interesa en suma.- Aclaró, bajando un poco la barbilla, algo abstraído. Su aroma permaneció inalterable. Michael alargó un brazo hacia la mesilla que separaba ambos sillones, tomó la única taza de té y se la ofreció con cortesía. Dean la tomó entre sus manos atentamente. En ese momento solo pudo pensar en la infusión tocando sus labios. Cuando dio un par de pequeños tragos, continuó con la conversación.

-¿Y qué es eso?.- Lo cuestionó interesado. Miró a los ojos de Michael y observó sus facciones mientras respondía.

-Buscan algo, Dean, ese es su principal motivo. Sin embargo, el consejo tiene muchos intereses y entre ellos figuras tú.- Dean parpadeó. Esa respuesta, vaga en sí misma, le indicó que Michael no planeaba ampliar ese tema de conversación intencionalmente pero Dean ya estaba interesado en ello.

-Yo no tengo nada que ver con el consejo.- Afirmó de inmediato, creyendo que estaba en lo correcto pero casi de inmediato recordó las palabras de Gabriel en el auto.

El consejo va a intervenir, había dicho mientras creían que dormía.

-Tienes todo que ver, en realidad.- Lo contradijo Michael y Dean entreabrió sus labios, dándose cuenta de que es verdad.- Tal vez no lo sepas con seguridad, pero el principal motivo del consejo es salvaguardar a los omegas. Esa es la principal razón por la que se fundó al comienzo; ellos están aquí por ti y tu posible relación con Azazel.- Dean apartó la mirada discretamente.- O al menos, solo una parte. Pequeña, diría yo.

Dean permaneció callado unos segundos y sus reflexiones se superpusieron sobre la sutil vergüenza que sintió en la presencia de ese alfa y no pudo comprender al inicio el porqué. No obstante, lo entendió finalmente: su omega no quería que ese alfa creyera que alguna vez se hubiese interesado en alguien más, sobre todo en alguien quien su omega entendía, era inferior a él. Después de comprender aquello, caviló que su padre jamás le habló del consejo, pero escuchó a Bill mencionarlo un par de veces. Bebió nuevamente de su té y se sintió contento de que Michael no hubiese interrumpido sus pensamientos, al contrario, aguardó pacientemente.

Su mirada se había desviado hacia el fuego de la chimenea pero Michael lo contemplaba a él, deleitándose. Dean dejó que lo hiciera, no tenía nada que perder y él tiene todo que perder.

-¿Qué es lo que más les importa?. Al consejo...si buscan algo, ¿Qué es?.- Michael apartó la mirada de él y sus ojos, más oscuros, vagaron sobre su regazo antes de responder.

-Una forma de ingresar a una bóveda.- Contestó casi en un susurró. Michael hizo un gesto con los labios, tal vez en un afán caprichoso, y a Dean le encantó ver cómo se formaban unos hoyuelos en sus cachetes. El cabello negro azabache del alfa mantiene un corte recto y por supuesto, Dean no pasó desapercibido su recién afeitado rostro.

-¿Una bóveda?. ¿Por qué una bóveda?, eso suena tan desinteresado.- Dijo, consiente de que, en realidad, él es un ignorante. Se fue de casa joven, no hay razón para creer que después de su presentación se le brindó una adecuada educación.

-No es la bóveda lo que les importa, sino lo que hay adentro.- Aclaró Michael cordialmente, pero Dean además descubrió un ligero matiz de cariño en su voz. Y su omega se deleitó con ello en silencio.- No puedes ingresar a una bóveda como esa sin ser el dueño, ni siquiera el consejo tiene ese poder, Dean.- Lo miró a los ojos.- El dueño debe ser poseedor de un objeto con el que se le reconoce como el dueño legítimo. Objeto que además es registrado por la compañía.- Dean observó sus mejillas mientras hablaba y de alguna manera, su mirada descendió hacia su gran mano abierta sobre el apoyo del sillón, donde descubrió un grueso anillo de plata y en la muñeca derecha, un considerable reloj plateado.- Después de que el dueño original muriera, la bóveda pasó a manos de su heredero más directo, quien ahora posee pleno derecho de su contenido mientras pueda demostrar que lo es. Sin embargo, si eres poseedor de la llave puedes ingresar, seas quien seas.- Michael hizo una pequeña pausa.- De cualquier manera, son asuntos que no nos competerán en unos días.- Continuó levantando la mirada.- He arreglado casi todo, salvo por un cabo suelto y no pienso que será un problema para mañana mismo.- Dean alzó otra vez la vista hacia sus ojos.- Ser quien soy trae muchos beneficios, ya los descubrirás.- Añadió, esclareciendo y sin mucha intención de alardear.

A Michael no le gusta presumir.

Con lo que Michael acaba de decirle, su interés sobre el consejo y el asunto de la bóveda se desvaneció casi enseguida, pero no podía dejar de pensar en el anillo de Azazel. El hombre no llevaba el anillo cuando lo conoció pero se lo puso por primera vez cuando Dean lo invitó a su departamento. Michael también debía tener una bóveda como esa, se preguntó si Azazel la tendría y de ser así, ¿a quién le pertenece ahora?.

-Eres un hombre muy seguro, Michael.- Dijo, cavilando.- Sin embargo, estás empleando las mismas tácticas que tu hermano.- Michael lo miró con atención y Dean observó nuevamente el brillo dorado en sus luceros expertos. Su olor cambió y Dean se dio cuenta de que, de cierta forma, lo había ofendido, pero estaba abierto a nuevas interpretaciones. Eso lo relajó.

¿Favores? ¿Con eso quería pagar su cuello?.

-Y sin embargo, aún no sé si eres merecedor de mi presente.- Proclamó. Entonces, el humor de Michael cambió drásticamente.

-¿Tú presente?.- Curioseó él, parpadeando lentamente una vez. Cerró los dedos de su manos derecha y acarició su pulgar una cuantas veces. Sus pestañas negras y rizadas le confirieron una apariencia inocente en ese momento pero sus luceros brillaban con claro anhelo insondable. El fuego de la chimenea se reflejó en ellos y Dean no estaba seguro de si miraba las llamas realmente.

Dean evaluó su rostro por largo tiempo y las comisuras de sus labios se alzaron sutilmente.

-Por alguna razón, ya no es una práctica muy común.- Habló, mientras depositaba su taza vacía en la mesa muy consiente de la mirada del alfa puesta en él ahora. Incluso Dean podía jurar que sus pupilas se dilataron.- Bill me habló de ella y quedé encantado entonces. Así que compré una caja de madera pequeña, apropiada para guardarlo. Recuerdo que Bill se ofreció a comprarla, pero no podía soportar la idea de alguien más que yo tuviera que ponerle las manos encima.- Musitó, reflexionando un poco en cómo insistió firmemente ser él el quien la consiguiera en una pequeña tienda de artesanías en el centro de la ciudad. Suspiró ligeramente. Le sorprendía que no le incomodará que su padre la halla tocado, como seguramente lo hizo.

-Esperé mucho tiempo para poder utilizarla.- Los ojos de Michael brillaron con curiosidad y capturaron el rostro de Dean a detalle.

-Seguro tu padre te ha hablado de esa costumbre, aunque, inicialmente, iba a ser para alguien más.- Estaba siendo sincero con Michael porque esperaba que Michael fuera sincero con él. Michael asintió ligeramente, observando por un instante el crepitar de la chimenea, que de pronto se intensificó. Dean lo imitó.

La razón por la que Michael tardó dos horas en arribar a la mansión Winchester, fue debido a una charla amena que mantuvo con su padre. Su padre, Chuck Novak, siempre le prometió tener esa plática con él, así como con todos sus hijos, cuando tuvieran una potencial pareja en puerta y Michael llevaba esperándola por años. Su padre le dijo muchas cosas y por supuesto, mencionó el presente del que Dean acababa de ponerle al corriente. Y eso lo complació mucho más; no sólo se trataba de su belleza, sino también de su forma de galantear lo que convertía a Dean Winchester en la pareja que había esperado por más de treinta años. Llevar a cabo la tradición debe ser propio y esperado de él, no supo porque no lo vio venir antes.

-Debió mencionarlo, si. Y espero pronto ser merecedor de ello.- Dijo seriamente pero la euforia se reflejaba alrededor de las cuencas de sus ojos, ensombreciendo sus ojos. Michael se inclinó sobre el asiento en dirección hacia él.- Pero hay algo que me ha desconcertado de lo que has dicho.- Dean volvió su vista hacia él con timidez, quien le devolvió la mirada firmemente.- Hablas de Bill Harvelle como si estuviera enterado de tu género.- Dean parpadeó con ello, desconcertado. Debió de haber fruncido el ceño.

-Claro que Bill sabe que soy un omega.

Ante sus palabras, Michael desvió su vista ligeramente, meditabundo. Dean lo miró, tratando de descubrir qué estaba cavilando el alfa.

-Hubiera sido difícil que no.- Continuó él.- No obstante, mencionaste que su hija y su esposa están aquí, pero no lo mencionaste a él.- Dean sintió su lengua secarse y su garganta se puso tensa.- ¿Por qué no vino él también?. Es que ¿le ha pasado algo?.- Conjeturó, inclinando hacia un lado su cabeza. Michael arrugó los labios pero esta vez no se formaron hoyuelos en sus mejillas.

-Yo no sigo órdenes de tu padre.- Explicó, siendo claro en cada una de sus palabras. Sus ojos se alzaron hacia los suyos y ambos pares de luceros se encontraron.- Si quieres la verdad te la diré porque, Dean, yo no quiero que seas simplemente mi pareja o la madre de mis hijos.- Después de eso, Michael se inclinó un poco más y lo miró profundamente, acercando ambos brazos hacia él. Dean contuvo la respiración incluso cuando Michael tomó entre sus manos las suyas con delicadeza, porque el aroma del alfa lo embriagó.

Dean supo que estaba a salvo con él. Entonces Michael le aseguró:

- Yo deseo que seamos un equipo.- Prometió.

Dean intentó tragar saliva. Se quedó contemplando los ojos de Michael y el brillo dorado en ellos por mucho tiempo. Hasta que se obligó a parpadear.

-¿Qué pasó con Bill?.- Su voz fue apenas un murmullo. Sus labios permanecieron entreabiertos y Michael los contempló. Después Michael levantó una mano con la suya aún enterrada entre sus dedos y acarició dulcemente su mejilla izquierda con el pulgar.

-Dean...Bill murió.

 

Notas finales:

Solo como un dato extra: pueden encontrar mi historia en wattpad. 


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