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Get you back? por Asahito

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Notas del capitulo:

Un poquito de información... Vamos atando cabos porque se les vienen problemas grandes!!!

9 meses y unos cuántos días antes...

Akihito despertaba en aquella enorme cama caliente, llena de almohadas y frazadas de futón, con sus caderas adoloridas y manos marcadas de forma colorada en ellas. Nuevamente una noche de sexo con su amante, lo dejaba adolorido al día siguiente.

"¿Por qué me dejo llevar tanto pidiendo más si sé que luego no podré moverme sin que me duela hasta la uña?" Se quejó en sus pensamientos, adentrándose al baño para poder ducharse.

-Buen día, Akihito. El agua está caliente por si quieres tomar un baño.-Saludó Asami, mientras se peinaba en el antebaño para irse.
-Buen día, Asami. Gracias, eso haré.-Asintió abriendo las duchas.

Dejó caer la toalla y se metió bajo los chorros de agua caliente, relajándose del todo.

-Oye pervertido, deja de mirarme de forma tan descarada.-Se quejó.
-Si no fuera porque llego tarde, te tomaría ahora mismo.-Se colocó el saco, tratando de controlar aquellos instintos que ese rubio mal portado provocaba en él.
-¿Crees que podrás venir a dormir hoy también?-Casi fue inaudible su pregunta.
-No lo sé, Akihito. Estoy alistando el viaje a Italia para cerrar el negocio que te comenté. Tal vez si todo sale bien, podría irme hoy mismo.
-Entiendo.-Asintió.
-¿Tal vez quieras pasar para cenar algo en la oficina?
-De acuerdo, prepararé algo para llevar.-Asintió, cerrando la ducha y adentrándose en el ofuro que Asami acababa de usar.
-Bien, te espero a las 9pm.
-Que tengas buen día.
-Tu igual.-Y luego de cerrar la puerta, se marchó.

-Akihito suspiró pesadamente...- Después de semanas habían coincidido en la cama, hicieron el amor y durmieron abrazados. -Una electricidad recorría todo su cuerpo luego de recordar aquello- Hacía varías noches que Asami no regresaba a dormir, y él, se sentía irritado. Sus emociones estaban hechos un manojo, no era como si quisiera tenerlo ahí siempre, pero...
¿O sí? Le dolía y cosquilleaba el estómago cada vez que se asomaba a la habitación y no llegaba aún. Se iba a dormir 2 o 3 am todas las noches esperándolo, pero casi nunca llegaba a verlo. No entendía por qué tenía aquella necesidad de tenerlo cerca. Asami era molesto, controlador, abrumante... Pero era protector, caliente, y su piel y su olor calmaban todos sus sentidos. ¿Qué significaba él para Asami? ¿Si quiera recordaba que vivían juntos?
No podía estorbar su camino, la vida del mayor era muy atrajeada. Todos los días atendía asuntos distintos e importantes y él no podía pretender cambiar eso. Tampoco estaba demasiado seguro de lo que pasaba con sus sentimientos. Pero había algo que latía fuerte dentro de él, y aunque no quisiera reconocerlo... Quería permanecer a su lado, y decirle todo aquello que estaba volviéndolo loco, tal vez Asami sintiese lo mismo...

-No puedo ser tan patético.-Bufó, hundiéndose bajo el agua para luego salir.-No puedo pretender que alguien como Asami sienta esas cosas... Menos por mi. Kirishima ya me ha dejado en claro que soy una molestia para él... Sin embargo, ¿Por qué se empeña tanto en mantenerme a su lado?-Se secaba el cabello, hablando con el espejo como venía haciendo cada día desde hacía un tiempo.-Creo que debo reconocer que estoy aquí, porque me siento bien con él, me gusta su calor, y por ahora, eso es suficiente para mi.

El día en su trabajo transcurrió tranquilo, hizo algunas sesiones de niños y otras más para la nueva revista a la que lo habían contratado. Para las 7:30pm ya había finalizado. Se apresuró a llegar a casa y preparó la sopa de arroz que tanto le gustaba a Asami con un pan de carne y nuevamente salió volando hacia la oficina.

-Buenas noches, tengo cita con Asami-sama.-Saludó en la entrada de Sion, tratando de calmar su agitada respiración.
-Buenas noches, joven Akihito. El Señor Asami salió, pero ha dicho que lo espere en su oficina, por favor.
-De acuerdo, gracias.-Asintió y siguió de largo.

Una vez en la oficina, sacó todo lo que había preparado en el bolso y lo acomodó sobre un mantel encima del escritorio y se sentó a esperar.
Asami no era un hombre imputual, es más, odiaba no llegar a horario.
Acomodó su cabeza sobre sus brazos recargándose sobre el escritorio y esperó... 1 hora... bostezo... 2 horas...

-Oye, este no es muy buen lugar para dormir.-Aquellas amplias manos lo sostenían por la cintura y su aliento caliente que olía a menta y tabaco, susurraba en su oído.
-¿De quién es la culpa? Llegué 9:15pm para cenar contigo y no vienes hasta ahora.
-No te enfades, tuve que resolver una pequeña cosa.-Dejó un beso en su sien, y se dirigió a sentarse frente a él.
-Una pequeña cosa que te llevó...-Miró el reloj restregándose los ojos.-3 horas, Asami.-Se quejó.
-Ya pedí disculpas, ¿podemos cenar? Así puedes ir a descansar.
-Sí.-Asintió, y le pasó su vianda para comenzar a cenar.
-Sabe delicioso, realmente no pensé que iba a tener apetito.
-Como no vas a tenerlo si casi no vuelves a cenar.-Rodeó los ojos.
-Haré un esfuerzo. Esta temporada está colmada de trabajo, no puedo desperdiciar tiempo.
-Ya no voy a esperarte despierto, estoy engordando por comer tan tarde.
-No tienes que preocuparte por mí.-Negó, de manera serena.

Sus dudas surgieron nuevamente... No podía ser tan patético de preguntarle a Asami qué significaba él, para él. Si no se esmeraba por llegar a dormir o incluso a cenar, ¿realmente importaba?

-¿En qué piensas tanto?
-N..nada, nada. Una tontería. ¿Entonces no dormirás en casa?
-Negativo. En unas horas volaré a Italia.
-¿Sí? Me alegra que tus planes hayan salido como los esperabas.
-Gracias.-Asintió.-Será sólo una semana, y luego trataré de cenar contigo a diario, ¿vale?
-Vale.-Asintió. Aunque su corazón seguía tan agustiado sin saber por qué.

Luego de cenar, Akihito volvió a guardar todo en el bolso y se recostó en el sillón, mientras que Asami tomaba asiento en el borde.

-Es tarde, Akihito.
-Lo sé.
-¿Qué pasa? ¿En que piensas tanto?
-No sigas con eso, no pienso en nada, ¿en qué podría estar pensando?
-Tus ojos... Están llenos de fuerza.-Se acercó, apoyando su frente sobre la de él.
-No es nada, no te preocupes.
-Quiero que vayas a descansar.-Le pidió, enderezándose nuevamente.
-Bueno.-Suspiró, poniéndose de pie.

Asami lo acompañó hasta la calle, para asegurarse de que abordara de forma segura el auto con Kirishima.

-Volveré pronto, ¿de acuerdo?
-Te esperaré.
-Lo sé.-Acarició su mejilla y lo acercó para poder besarle.-Sé un buen chico, ¿sí?
-Tú igual.-Asintió, correspondiendo un último beso, y se marchó.

Horas más tarde... En Italia...

-¡Bienvenido, Ryuichi!-Alec aparecía por la puerta principal de su enorme mansión, rodeados de subordinados.
-¿Qué tal te va?-Se saludaron con un abrazo corto, palmeando sus espaldas.
-Perfectamente ahora que conseguí tiempo del grandísimo Asami.-Rió, invitándolo a pasar.
-Eres tú el que está empeñado por comprar un piso que me pertenece, sabiendo que no tengo tiempo ni para dormir.-Bufó.
-Hey, que aguafiestas.-Volvió a reír haciéndolo sonreír.-Son 10 años de pareja, necesitaba un buen regalo y ¡qué mejor que un piso en el Portella!
-No pides nada tú.-Sonrió de costado.

Portella se llamaba el enorme edificio de 11 pisos que pertenecía a Asami en ese país. Contaba con 10 suits presidenciales, 20 ejecutivas, 1 teatro para shows, 1 casino, 1 cine y los demás pisos trabajaban como tiendas individuales al mejor estilo shopping, con patios de cervecerías y comidas... y ahora un museo. Era el sitio más lujoso y codiciado del lugar.

-¿Ya le has dicho?
-Aún no. Es un regalo. Quiero cerrar esta venta contigo así podré prepararselo.
-Perfecto.-Asintió.-Bueno, no perdamos tiempo y vamos a evaluar ese lugar.
-Así se habla mi amigo.-Palmeó su hombro, y salieron.

Un profesional en el tema debía tomar medidas del lugar, anotaciones sobre las condiciones en que se encontraba para poder mandar a evaluarlo y así por fin cerrar un número. Ese piso estaba lleno de competencias, Asami recibía llamados a diario de gente poderosa que quería comprarlo; pero hasta ahora se había negado a todos.
Un piso era demasiado, y no quería vendérselo a cualquiera.
Hasta que su gran amigo Alec, de la infancia y compañero de su hermano mayor, había llamado. Quería aquél piso como regalo de aniversario.
Un museo para su amante de 10 largos años.
Un museo era algo nuevo, que Asami nunca había pensado, y él conocía el buen gusto de Bankari, la pareja de su amigo, esculturas y figuras egipcias, finas y delicadas que llamarían la atención de los Italianos y de cualquier turista que visitara el lugar. Accedió, y allí estaba.

-¿Cuánto tardará?
-Tal vez uno, o dos días. Trataré de que sea lo más rápido posible.
-Te lo agradeceré.-Asintió Asami, despidiendo al joven que acababa de registrar cada uno de los detalles del piso.
-Apenas tenga el valor, lo contactaré.-Los 3 se despidieron.
-Bueno Alec, falta menos para que te pertenezca.
-Así parece.-Asintió.-¿Vamos por una cerveza negra?
-Por favor.

Ambos salieron de allí, y se dirigieron al casino para poder beber en la barra.

-Ryuichi...
-¿Mh?
-Me han comentado que haz hecho estragos en Hong Kong.
-Vaya... Hasta aquí llega el chisme.-Rió, dándole un sorbo a su vaso.
-Bueno, es que ha sido un revuelo bastante grande.
-Na, son especulaciones y comentarios tontos. Ha pasado un buen tiempo ya...-Negó.
-¿Tan importante es ese chico para ti, como para semejante situación?
-Sabes que lo que me pertenece, no se toca. Y acabaré con todo aquél que intente dañarle.
-Estamos hablando de una persona, sabes a lo que me refiero, ¿verdad?
-Tu también sabes a lo que me refiero.-Lo miró de forma intensa, tratando de cerrar el tema allí.
-Conmigo no funcionará, sabes que cuando quiero sacarte información, lo hago.
-Ésta vez no funcionará, ya lo he expuesto demasiado.
-Sólo responde, ¿qué tan importante es?
-Ni yo lo sé aún.
-¿No te haz parado a mirar el desastre que hiciste?
-¿Cuándo me importó eso?
-¿Tiene algún beneficio para ti?
-No sé, aún estoy averiguandolo.
-No quiero meterme en tus asuntos, pero si no vale tanto la pena, deberías alejarlo un poco. No puedes hacer y deshacer tan repentinamente de la forma que lo hiciste en China.
-¿Quién lo dice?-Levantó sus cejas.
-Ryuichi, yo...
-Tu mismo lo dijiste, no te metas en mis asuntos. ¿Te ha enviado Maxim o qué? Piensa una vez más antes de hablar, Alec. Sino tomaré mi maletín y me iré de vuelta a Japón.
-No te enfurezcas. Sólo pienso que no deberías arriesgarte demasiado, nada más.
-Seré capaz de hacer hasta lo imposible por lo mío. No me interesa en lo más mínimo. Perderé lo que tenga que perder, pero se quedará a mi lado.
-Y está perfecto, pero que valga la pena.
-Aún no sé, sólo sé que por el momento lo quiero aquí.

Sin decir más, siguieron bebiendo.

Los días transcurrieron yendo de un lado a otro, firmando planos, papeles, subiendo y bajando presupuestos. Asami por fin le había vendido el piso, era oficial y Alec podía comenzar a remodelar.
Una semana había pasado y por fin estaba de vuelta en Japón pero su trabajo seguía siendo demasiado, aún no había regresado a casa.
Akihito por su parte, estaba terminando su última sesión de la semana y podría volver a descansar por una semana entera. Pero de camino a casa vio un carro negro que casi le choca...

-¿Asami?
-Akihito ten cuidado.-Se bajó asustado del carro y lo ayudó a ponerse de pie.-Vamos, sube.-Lo medio empujó dentro.
-¿Qué haces aquí?-Estaba sorprendido y no comprendía bien.
-He vuelto.
-¿Cuando?
-Hace 3 o 4 días. ¿Te duele?-Sacudió sus rodillas pero el rubio quitó sus manos con brusquedad.-¿Qué pasa?
-¿Volviste hace 3 o 4 días?-Estaba desconcertado.
-Sí, estoy trabajando, Akihito.
-No llamaste, ni tampoco fuiste a casa.
-Sí, cuando llegué dormí en casa pero no quise despertarte, te veías muy cansado y yo en pocas horas me iba nuevamente a seguir con el trabajo. Estas noches tome unas siestas en Sión, no tengo casi tiempo.
-Qué desconsiderado eres. No te toma más que 5 o 10 minutos hacerme una llamada o aunque sea un mensaje de texto.
-Tu tampoco llamas, tienes el recordario a las 9pm y sin embargo lo evades completamente.
-Ah, déjalo. Yo sigo aquí, a dónde quieras que vayas me encuentras, incluso puedes atropellarme... Pero tú, estabas en otro país, luego apareces aquí como si nada. No sé ni como, ni cuando, ni donde.
-Oye Akihito creo que te estás preocupando demasiado, ¿qué pasa?
-Dile que se detenga quiero bajarme, no me siento bien.
-Akihit..
-¡Dile que se detenga o voy a vomitarte entre las piernas!

Y así pasaron los días... Akihito tenía una inflamación abdominal que no lo dejaba alimentarse de forma correcta. Vivía con dolores, vómitos y espasmos. Asami se comunicaba por llamaba pero casi no volvía a casa. Y las emociones del mejor estaban hechas un manojo. Lo necesitaba cerca pero a la vez quería que estuviera 20 metros bajo tierra. Los pocos momentos que estaba juntos no hacía más que quejarse, y Asami simplemente se dormía, y Akihito cada vez se desilusionaba más, y más, y más...



Continuará....


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