Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Get you back? por Asahito

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdon la tardanza!! Aqui se pone bueno... espero sus comentarios

Era de noche en ese día Domingo tan raro... Sin trabajo que hacer pero a la misma vez la mente de Asami estaba demasiado ocupada.

-Ryuichi...-La voz de su padre lo sacó de sus pensamientos, nuevamente.
-¿Qué sucede?-Lo miró.

Estaban en su oficina, tratando de encontrar algún otro tipo de información sobre aquél (o aquellos) que estaban osando de perturbar su paz.

-¿Qué hay de ese chico con el que sale Takaba-kun?
-Lo he investigado pero no tiene ningún tipo de antecedente raro. Más que se gana la vida vendiendo casas y droga.
-¿No ha tenido conflictos de vieja data?-Ojeaba cada uno de los informes sobre los nombres que Maxim le había facilitado a Ryuichi.
-No, absolutamente nada. Al parecer le vende las sustancias a sus conocidos y nada más. No parece ser un tipo problemático. Aunque ahora tengo a Liu Feilong vigilandolo.
-¿A qué se debe?
-Al parecer a estado vendiendo otro tipo de droga que no les pertenece, en sus rutas. Pero tampoco hay mucho que ver, se las vende a los mismos clientes.
-¿Es él quién la está fabricando?
-Mh, no lo sé aún... de eso se está encargando Feilong.
-Bueno, hay que estar atentos entonces. Sea quien sea que está detrás de esto, ya te avisó a ti, también le avisó a Feilong.
-Sí.-Asintió estirándose hacia atrás.-Hasta ahora sabemos que el desconocido trabaja con informantes. Hay gente que se encarga de contratarlos, digamos que son sus subordinados quienes lo hacen. Buscan gente de bajos recursos que deban pagar una deuda grande, que estén desesperados. Pero también se deja ver. El inglés que asesiné, dijo que se trataba de un viejo chino.
-De acuerdo. Es toda la información que hay hasta ahora. Pero, ¿viejo chino? No hay ningún conflicto en los últimos 20 años, además del que tu causaste en Hong Kong.
-Eso fue con el mismo Feilong, y ya está resuelto. Sobretodo ahora que Dome es hijo de un doncel. Está rendido a nuestros pies, padre.
-Tampoco te confíes demasiado.-Lo medio regañó, haciendo que rodeara los ojos.
-Ya no sé por dónde buscar. Tengo a mis hombres metiéndose en todo tipo de lugares, investigando desde que ángulos fueron tomadas las fotografías y desde donde pudieron hackear las cuentas para robar las fotografías que envié de Dome.
-Tranquilo, algo aparecerá. Y disculpa la intromisión pero creo deberías de hablar con Takaba. En cualquier momento querrá irse, y como harás para detenerlo?
-Tendré que decirle si eso ocurre.
-¿Y luego qué? Te odiará por no habérselo dicho antes. Y odiará a todos porque todos lo sabíamos menos él.
-¿Y ahora como lo conoces tanto?
-Apenas lo vi, supe como era su extraña personalidad. Tiene demasiada energía.
-Ts, es así, demasiado transparente. Veré qué hago con él luego.
-Está bien.-Asintió.

La puerta se entreabrió lentamente, y un Akihito son sus manos ocupadas, ingresaba murmurando por lo bajo.

-¿Que te sucede?-Preguntó Asami, encendiendo un cigarro.
-Bueno, supuse que tendrían mucho trabajo así que les he traído la cena.-Bajó la bandeja que traía, y dejó un plato enfrente de cada uno, los utensillos, vasos y una jarra de agua fresca.
-Creo que hubiese sido mejor si te acostabas a descansar y terminar de recuperarte.
-Se dice "gracias", Ryuichi.-Su padre lo miró fijo.
-No se preocupe, Sr. Anton, estoy acostumbrado a la dura personalidad de su hijo.-Fingió una sonrisa, y volviendo su rostro muy cerca de Asami, susurró.-Que te atragantes.-Volvió a sonreír. Asami hizo una mueca.
-Gracias, Akihito. Si lo preparaste tú, de seguro estará delicioso.-Sonrió de forma falsa.-Pero sigo pensando que sería mejor idea que hicieras reposo. Dome ha estado llorando todo el rato.
-Lo sé, Asami, gracias, yo estuve atendiendo a mi hijo. Lo he escuchado muy bien. Y no te preocupes, me siento bien, pronto podré volver a casa.-Y dando un portazo, se retiró.

"¿Quién se cree este maldito viejo gruñón? Hace un momento estaba tocandome de esa forma y pidiendo que no lo aleje, y ahora sólo hablándome de esa forma."
Caminaba de forma brusca por la sala paseando al pequeño bebé, intentando que dejara de llorar.

-Ya, por favor Dome.-Movia su brazo meciendolo, mientras con su mano libre intentaba que agarrara el chupón.-Por favor, por favor. Dale a papá un poco de paz.-Estaba desesperandose y Dome cada vez lloraba más, y se ponía más rojo.
-Akihito...-Asami salió de la oficina el oír que su hijo no dejaba de llorar.
-¿Qué quieres?-Preguntó, dándole la espalda.
-¿Qué sucede, Dome?-Preguntó en un tono pacífico, acercándose por detrás.
-Está llorando, ¿no lo ves?-Rodeo sus ojos sin dejar de moverlo.
-Intento ayudar.-Gruñó en su oido.-Sólo quédate quieto.-Pasó sus brazos por su cintura, abrazandole por la espalda, haciendo que cesara su movimiento.

Dirigió sus brazos a los de Akihito, acurrucando a su hijo por debajo de los de él. El llanto de Dome fue cesando, mientras una de las manos del mayor acariciaba su carita.

-Él te prefiere a ti.-Se quejó Akihito.
-No es así. ¿No te das cuenta que él quiere tenernos a ambos? No peleemos frente a él.-Besó su mejilla.
-Tú, bipolar.-Dijo con rabia.-Tratarme tan mal delante de tu padre.
-No te traté mal, considero que sería mejor que hicieras reposo luego de que te toqué tan...-Jadeó en su oido.-...dentro.
-Pervertido...-Murmuró tiñéndose de bordó.
-Como digas, no fui quién se dejó.-Su mano seguía mimando la carita de su bebe, y su cadera se meneaba de forma lenta contra la del menor.
-Discúlpame, pero no era yo quién lo deseaba desde hace tiempo.-Sonrió.
-Tu persona de la noche en tu apartamento no diría lo mismo.-Rió lento.-Rogando por más con sólo los dedos.
-Ya...-Susurró.-Tu, estás muy cerca.
-Lo estás sintiendo, ¿verdad?-Sonrió de lado aún hablando a su oído.
-Es demasiado.-Se soltó de su agarre.-Con tu hijo presente, ¿no te da vergüenza?-Fingió indignación, y le entregó a su bebé.
-Tú...-Rió, negando mientras acomodaba las mantitas cubriendo a Dome.-¿Qué harás?
-Mientras Dome trabaja con su papi y su abuelo, yo iré a descansar.-Achinó sus ojos y sonrió, pero su cara se notaba cansada.
-De acuerdo, por mi estará bien.-Tomó su mentón y bajando su cabeza, dejó un beso en su frente.-Descansa. Iré a dejarlo contigo cuando vaya a dormir.
-De acuerdo.-Asintió, y de media vuelta bostezando, desapareció por el pasillo.

Asami volvió a la oficina, su padre aún seguía revisando el papelerio, pero esta vez con el ceño fruncido.

-Ryuichi...
-¿Mh?-Le miró buscando respuesta, mientras se sentaba con su hijo sobre su pecho.
-¿Puedes contarme que sucedió aquella noche con esa mujer?
-¿Te refieres a cuando me hirieron?
-Sí.-Asintió, quitándose los lentes.
-Bueno, no fue mucho, sólo se exasperó un poco y al no seguirle el juego, terminó lastimándome.
-A detalle, Ryuichi, puede que haya encontrado una conexión.

Asami sintió un escalofrío recorrerle la columna. Se enderezó un poco, y comenzó a hablar...

*Meses atrás...*

Había regresado de Italia hacía unas semanas y mi relación con Akihito estaba casi rota. No lo veía mucho, y cuando lo hacía, me evitaba. Era tal mi cansancio que tampoco podía correrle.
Ese día habían llegado los papeles del piso a nombre de Alec, ya no me pertenecía más. Alec vino a buscarme a la oficina y me pidió que fuera parte de la cena íntima que tendría con Bankari y otros amigos cercanos, para poder darle el regalo de aniversario. Era época de fechas festivas así que el trabajo era demasiado, pero acepté. Me sentí un poco culpable porque ni siquiera había hecho tiempo para cenar o si quiera dormir en casa, pero no sabía en cuanto tiempo más volvería a ver a mis amigos.

-Vamos, amigo, ¿qué pasa?-Alec intentó animarme dándome unas palmadas en mi hombro.
-Sólo cansancio, nada más.-Sonreí de costado, tratando de que ya no insistiera.
-A mi no me engañas.-Rió, vaciando su copa de un solo trago.
-Déjalo, vida.-Llegó Bankari, sacándome a Alec de encima.-Ha de estar muy ocupado y no ha de estar recibiendo el amor de su amante.-Sonrió de forma coqueta como lo hacía siempre.
-Tú...-Me quejé fulminándolo con la mirada.
-No puedes engañarnos, pasen semanas, meses, o años sin vernos. Eres frío y duro para los demás, pero tan transparente para nosotros.-Pasó el dorso de su mano por mi mejilla y me tensé.-Vamos, cuéntanos.
-Bueno...-Bufé, mirando la fina copa que sostenía entre mis dedos. No soy del tipo que ventila sus problemas, mientras menos hable de mi, mejor. Pero la situación estaba colmándome bastante.-No estoy descansando bien, tampoco he comido mejor...
-¿Y que hay del niño que vive contigo?-Éste maldito pervertido de Bankari, sólo quiere detalles sucios.
-¿Qué hay con él?-Lo miré.
-No sé, tu dímelo. ¿Puedes verlo o no...?
-No.-Negué, y creo que mi rostro mostró un poco de resignación, porque de reojo pude ver como Alec y Bankari sonrieron gustosos.
-Eso es abstinencia sexual.

Aquello rompió mis oidos. Puse mi mejor cara de enfado y los miré... ambos recobraron la postura de inmediato quitando las sonrisas de sus rostros.

-La realidad es que además de estar cansado, me siento algo culpable. Hice tiempo para venir aquí, pero no he ido a cenar ni dormir en casa. Él ha estado enfermo y tampoco me hice un momento para pasar a ver si necesita algo de mí.
-Pero para eso tienes tus subordinado, ¿no?-Dijo Alec de forma "obvia".
-Sí, ellos han estado con él todo el tiempo, incluso estoy pagándole una cobertura de salud para que pueda atenderse libremente, pero...
-Lo que le sucede a nuestro lindo Ryuichi, es que está preocupado por su niño, pero como siempre su trabajo es más importante. No ha podido dormir con él, tampoco está pudiendo seguirle el rastro de cerca.

Quería gruñir y mandarlo al carajo por su forma de hablar, pero tenía razón... Cómo siempre, mi trabajo era mucho y más importante. No podía descuidarlo ni un poco. Pero me sentía intranquilo al no poder estar vigilando a Akihito con mis propios ojos, dejarlo solo mucho tiempo siempre tenía sus consecuencias, y eso fue lo que pasó...

Esa noche la gente de Alec llamó desde Italia avisando que un grupo de personas querían ingresar al piso procurando que había sido comprado por su jefe: Luca Klovac. Un tipo el cuál tuve que investigar. De padre ruso y de madre japonesa. Dueño del Pub&Club Dolores, ubicado a las afueras de Tokio, en una ruta bastante transitada, el cuál por mucho tiempo batalló para estar a la altura de competir con Sión, sin éxito alguno.

Alec se enfureció conmigo, como si yo fuera de los tipos que hacen negocios de mierda como éste, vendiendo escrituras de mis propiedades aquí y allá, a distintas personas, -¡Tss! Si ni a él quería vendérselo, maldito imbecil- Estaba a punto de perder mi amistad con él.
Volví a Italia y pasé un mes entero investigando a todos los malditos involucrados, atrasando mis propios trabajos con tal de asesinar a quién se había atrevido a falsificar las escrituras de mi tan presiado piso.
Lamentablemente hasta hoy día no pude dar con el maldito topo que facilitó esos papeles, despedí a todas las personas que habían sido contratadas desde 6 meses antes de que ese tal Klovac lo adquiriera. Sin embargo no pude dar con un culpable directo.

Y allí fue cuando el problema mayor comenzó. Klovac todo el tiempo había contactado con una persona que se hacía pasar por mi. Quise hacerle entrar en razón por las buenas, charlando y tratando de que entendiera que nunca había hablado conmigo, que fue blanco de un engaño. Tenía a Alec por un lado, con su ego ofendido, y a éste desconocido por el otro, jurando que era yo con quien se había comunicado, y quién le había vendido ese piso. Y yo allí en el medio, pensando en que sólo quería volver a casa, pero esa rata asquerosa comenzó con sus amenazas de mierda. Quería sus mugrosos $200.000.000 dólares que había pagado por las escrituras falsas de mi piso, -¡Ni siquiera era el cuarto de lo que valía ese maldito lugar!- Pero mi paciencia estaba terminando, y se acabó del todo cuando mencionó a Akihito Takaba. Envió fotos de él yéndose al trabajo, y dijo que si no le entregaba mi piso, o su dinero sucio con intereses, gozaría con el cuerpo de mi amante. Y llamé, y moví cielo y tierra para ponerlo a salvo cuánto antes, pero cuando quise acordar, mi amante se había esfumado de la faz de la tierra, sin dejar rastro alguno.

Volví a Japón, con la mente nula y el corazón en la mano. De nuevo debía buscarle por mar y tierra, negociar hasta quién sabe qué, con tal de tenerlo a mi lado.
Pasó un mes, pasaron dos.
Y nada de Akihito.
Pero TODO, de ese sucio Pub&Club. Investigué cada rincón y a cada cliente. Conseguí tarjeta de acceso, y aunque Kirishima prácticamente rogó que no fuera por mi mismo, lo hice. Me adentré a aquél lugar, el cuál su maldito olor aún lo tengo impregnado en mis fosas nasales.
Olor a cigarrillo, marihuana, cocaína quemándose, alcohol, transpiración y sexo. Asqueroso. Repugnante y sucio lugar, lleno de imbeciles vestidos de trajes baratos, sudando relojes de feria en sus muñecas peludas, colgando cadenas sobre sus cuellos con olor a óxido y sus bolsillos llenos de viagras. Fue la primera vez que sentí miedo sobre mi columna, si hubiese encontrado a Akihito allí, creo que me hubiese desmoronado, él allí habría perdido su brillo del todo.

Pero en cambio la encontré a ella... Alta, esbelta, blanca como la nieve y su cabello rojo furioso como las rosas, con sus rulos definidos atados en una coleta que llegaba hasta su cintura, con los mismo tacos de diseñador de siempre, altos y finos, filosos como aguja.

-Tu perfume, lo conozco...-Entrecerró sus ojos de gato, mientras se sentaba sobre mis piernas.
-Veo que no me recuerdas.-Me sonreí de costado, y pude ver el anillo en su mano derecha.
-¿Recordarte?-Torció su cabeza y acarició mi mejilla, intentando encontrar algún recuerdo en mi rostro.
-¿Cómo es tu apellido ahora?-Pregunté tomando su delicada mano de uñas largas, doblé su dedo con suavidad acercando su anillo para verlo mejor.
-Klovac...-Respondió un poco impaciente.-Dime de dónde nos conocemos.-Pidió, retirando su mano lentamente.
-Solías decir que querías que Asami fuera tu apellido de casada.-Carcajeé, y vi en su rostro la sorpresa y disgusto.
-¡¿Ryuichi?!-Se bajó de pronto, acomodándose el vestido que acababa de arrugarse.
-Tanto tiempo.-Llevé el cigarro que acababa de prender, a mi boca.
-¿Qué haces aquí? Tu mano...-Me sañaló. Cierto. Acababa de asesinar al esposo actual, de mi ex prometida. Disparé en su cabeza 3 veces, luego de golpearlo unas tantas más, ¿dónde estaba mi Akihito, si no estaba aquí?
-¡Ah! ¿Esto?-Señalé la sangre de mis manos. Ella asintió.-Acabo de asesinar a la rata inmunda de tu querido esposo, ahora si me disculpas, debo irm...-Estaba por ponerme de pie, cuando se abalanzó sobre mi con una filosa navaja.

Hizo tres cortes profundos en mi pecho, mientras lloraba desconsolada y repetía una y otra vez que había vuelto a arruinar su vida. ¿Yo? Si su esposo estaba en el estudio -muerto, pero ella no lo sabía- y mientras ella estaba subiéndose encima de mi, con las intenciones de tener sexo. ¿Qué mujer enamorada y feliz, se acostaría con otro estando casada? Sólo una infeliz. ¿Y yo había arruinado su vida nuevamente? Vida arruinada era la mía. Que me encontraba desangrándome en el piso, sin saber nada de mi joven amante. Mi más preciada posesión.

Mi más preciada posesión. Gestando solo en un departamento pequeño -sin yo saberlo-, a quién le quitaría totalmente el puesto unos meses después: mi hijo.

Pasé un tiempo más recuperándome, cuando la noticia de que el paradero de Akihito había sido encontrado gracias al Doctor Tahashi, quién lo derivó a un especialista de Donceles de la zona. Akihito fue visto salir del hospital municipal por uno de mis tantos hombres que estaban en su búsqueda por todo Japón (y hasta el mundo entero, diría yo). Tuve que permanecer en las sombras por unos meses más, hasta que pude caminar con normalidad y recobré valor para golpear su puerta y encontrarme con la grata sorpresa -que nunca, ni en mis peores, ni mejores sueños, imaginé- mi primogénito.

Durante mi recuperación mandé a seguir de cerca a la familia Klovac y su esposa para así poder traer tranquilamente a Akihito a mi lado de nuevo. Al parecer eran sólo ellos dos, nadie hizo ningún movimiento extraño, incluso Klovac fue enterrado en un cementario municipal sin presencia de familiares. Era un tipo bastante cobarde y con muchas deudas, sin dudas nadie lo extrañaría...

-Ryuichi...-Anton volvió a hablar una vez que Asami terminó de relatarle todo lo que había pasado esos meses.
-Dígame, padre...-Pidió, mientras largaba un largo suspiro luego de recordar todo aquello.
-¿Has pensado en el padre de tu ex prometida?-Levantó sus cejas, sabía que un detalle se le había escapado a su hijo.
-¿El señor Lee Zhang?-Se enderezó. Sin dudas se le había escapado un pequeño detalle.




Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).