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EXPLÍCAMELO CON PERAS Y FILETES por Fooldownc

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Notas del capitulo:

Gracias por leer. 

XV


—¿Qué haces? —preguntó Olivo quien apenas podía pronunciar algo por la extraña situación en la que se encontraba.

—Tienes los labios agrietados —respondió Andrés cubriendo la boca de Olivo con algo parecido a un pintalabios sin color.

Olivo suspiró derrotado. Ni siquiera se iba a molestar en explicar porque hacerle eso a otro chico —y en mitad de salón— era del todo inadecuado.

Andrés quitó con su punta del pulgar un poco de vaselina que le había puesto a Olivo en los labios.

—Ya está —sonrió Andrés.

Olivo subió ambas cejas. Rápidamente volvió a bajarlas. Andrés casi pudo escuchar decir a Olivo: "¿Eres tonto?"


XVI


—¡Ya sé que yo le gusto! —exclamó Olivo realmente molesto. Su nueva novia y él llevaban al menos 1 hora discutiendo sobre la amistad tan cercana que tenía con Andrés.

—¿Lo sabes? ¿Y aún así sigues con él? —preguntó ella indignada. Olivo observó el rostro de asco que ella tenía.

—Entonces, ¿qué? —dijo Olivo—. ¿Dejo de hablarle? ¿Le doy una paliza por ser un marica? —Olivo sonrió al darse cuenta que ver el rostro lloroso de Andrés le dolía aún más que romper con ella—. No puedo hacer eso.

La chica le dió una fuerte bofetada.

Olivo se sentía agotado. Volvió a clases y se desplomo sobre el pupitre.

Andrés apartó el cabello que cubrió el rostro de Olivo con su mano. Olivo tenía los ojos cerrados con mucha fuerza.

—¿Andrés, estás bien? —le preguntó acariciando la mejilla de Olivo. Se veía muy roja e hinchada.

Olivo no respondió.


XVII


—Dilo —le retó Olivo.

Andrés dió un vistazo rápido a la chica que sujetaba el brazo de Olivo.

—Venga, dilo —volvió a repetir Olivo.

—A mi no me importa esperar, Olivo —dijo Andrés, a la vez que se mordía la mejilla por dentro y apartaba la mirada.

—Idiota —contestó Olivo antes de seguir avanzando y subirse en la montaña rusa con aquella chica.

Al bajar, la chica que conocieron en el parque de atracciones seguía pegada al cuerpo de Olivo como una sanguijuela.

Andrés estaba de muy mal humor. Pero no se atrevía a decir nada. Ellos eran simples amigos, no tenía el derecho de estar molesto por algo tan trivial.

Andrés fue a por algo de algodón de azúcar al puesto más alejado. Necesitaba despejarse un poco, calmar su mente. Cuando volvió, Olivo estaba solo.

—¿Y la chica? —preguntó sin ocultar su alegría.

—Se fue —contestó Olivo subiendo los hombros—. "Quiero estar a solas con él. Por favor, vete".

—¿Qué? —dijo Andrés muy sorprendido.

—Estaba escrito en tu frente —Olivo cogió un trozo muy grande de Algodón y se lo llevó a la boca—. Solo tenías que decirlo en voz alta.


XVIII


—Yo... Te estaba esperando a ti.

—¿Eres imbécil? —dijo Olivo dándole un sopapo—. Camina, por tu culpa he perdido una hora de mi vida.

Olivo y Andrés estaban en la biblioteca, haciendo un trabajo de investigación para la clase de ética de mañana. Era tan fácil que Olivo lo había terminado en menos de 5 minutos, pero se había quedado más tiempo esperando a que Andrés terminara.

Casi se da contra el teclado del ordenador cuando Andrés le dijo que él también le estaba esperando. Por hacer el tonto, habían perdido el tiempo y ya era hora de cerrar.

Caminaron por el pasillo vacío del instituto en mitad de la noche. Bueno, en realidad sólo eran las nueve y media pero aún así era tenebroso.

—¿Tu cumpleaños es mañana? —preguntó Andrés de la nada.

Olivo asistió.

Cruzaron el semáforo y se despidieron. Cada uno se fue a su casa.

Cuando Olivo ya estaba a punto de dormir recibió un mensaje a las doce y punto de la noche: "Quería ser el primero en felicitarte".


XIX


Olivo sonrió. Andrés estaba de pie frente a su puerta vestido como un elegante pingüino.

—Yo... Sólo quería —empezó a balbucear Andrés—. Ver a tu mamá, ¿es costurera, no?

—Mi madre es enfermera, Andrés —dijo Olivo intentando no reírse.

—Oh.

Olivo se partió de la risa.

Andrés estaba tan desesperado inventando una excusa creíble para explicar porqué estaba en frente de él vestido con un esmoquin.

—Te queda bien, Andrés —dijo Olivo con sinceridad—. Ahora vete, tengo que seguir estudiando.

—Está bien, adiós —el rostro de Andrés brillaba. Olivo no podía creer lo obvio que era. Hasta un ciego podía darse cuanta de lo enamorado que Andrés estaba de él.

Notas finales:

Comenta si te está gustado mi historia. 


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