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Memories por RLangdon

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Si, ahora lo recordaba todo. Mi pasado retornaba y, por consiguiente, los huecos mentales se llenaban, siendo la mayoría de ellos ocupados por Naruto.
 
Podía recorrer mis recuerdos libremente, traté de remontarme al comienzo. Dónde nos conocimos. Fue en el instituto, solíamos asistir al mismo.
 
"Yo puedo vencerte en las carreras" recordaba cada reto en el que nos habíamos visto envueltos. Cada mirada, cada sonrisa suya.
 
Recuerdo que de buenas a primeras me pareció molesto, irritante, a veces trataba de ignorarlo, pero era como si intentara cubrir el sol con un dedo. Simplemente imposible.
 
"¿Acaso temes que te gane, miedosito?"
 
Desafíos. Decenas de ellos desfilando por mi memoria. Retos estúpidos que nos involucraban a ambos. Una y otra vez. Un bucle sin fin, un beso accidental, un sentimiento acrecentandose en mi pecho.
 
Tomé la lámpara y devolví la fotografía a su lugar, cerré la puerta y corrí, indeciso sobre a qué lugar dirigirme primero. Mis pies decidieron por mi, llevandome hasta mi hogar, donde, nada más llegar, me puse a vaciar todos y cada uno de los cajones, revolví hasta sacar el albúm familiar. Si, en efecto, allí estaba él, ocupando diversos escenarios y siendo enfocado desde diferentes ángulos. En algunas fotografías aparecía solo Naruto. Yo mismo había tomado esas imagenes. Fue después de que empezaramos a salir como pareja.
 
El parque, mi casa, su departamento. Pasé una a una las fotografías y, de pronto, alguien a mis espaldas me arrebató el albúm.
 
-Es suficiente- era mi padre, quien, altivo y serio, me miraba. -Solo te haces daño a ti mismo. Le advertí a Tsunade que te internara en caso de que...
 
-¿Recordara?- le increpé molesto. Tantas diatribas que quería decirle en ese momento, pero ninguna acertaba a expresar mi emoción actual. Una mezcla de disgusto y tristeza me envolvía. -Jodete...jodanse todos.
 
Puede que ellos no me hicieran olvidarlo, pero habían contribuido a opacar mis memorias, dejándome vivir en un absurdo mundo de fantasía, lleno de telarañas mentales.
 
Afuera helaba, pero sabía que mi padre se pondría en contacto con Tsunade muy pronto, por lo que me dirigí apresuradamente a su consultorio, apoyándome una vez más de las herramientas con las que forcé la cerradura de la casa de Sakura.
 
¿Cuántas locuras pensaba cometer en una sola noche con tal de desempolvar la verdad?
 
Me escurrí dentro de su despacho. Las gavetas con archivos eran interminables, pero estaban acomodadas por órden alfabético. Pronto encontré lo que buscaba. Allí, dentro de mi expediente, debajo de todos los documentos que me acreditaban como paciente, vi las hojas que daban cuenta de la desaparición de Naruto.
 
Allí estaba todo. Me mordí el labio para reprimir la frustración que experimentaba. Ese fue el día de mi quiebre mental, cuando empecé a distorsionar la realidad.
 
-No podías aceptarlo- oí la voz de Tsunade tras de mi. No me moví. -Todos creímos que se trataba de un secuestro, pero no hubo una sola llamada. Con el paso de los días, tu mente se fue eclipsando y te sumiste en una realidad alterna e independiente a la actual. Te habías mudado, por ende no conocías ningún lugar, tampoco estabas dispuesto a desarrollar más lazos.
 
-Pero eso no fue lo que ocurrió con Naruto- contraataqué, estaba a la ofensiva. -¿Pensarón que estaría mejor si reconstruía mi vida sobre una que no existía?- mi voz se iba rompiendo a medida que Tsunade afirmaba con la cabeza.
 
-Tenías una relación con él- hizo una pausa, analizando mi expresión antes de agregar. -Perderlo supuso un estancamiento y un desorden mental para ti. Enterraste tus recuerdos como mecanismo de defensa ante el daño que significaba hacer frente a la desaparición de un ser querido.
 
-Naruto no desapareció- musité. Recordaba el día en que ocurrió todo, pero nada de ello me explicaba qué había sucedido realmente con Naruto. Yo no tenía consciencia de lo sucedido porque no estaba allí cuando pasó. -Naruto dijo que saltó, que intentó suicidarse, pero no me dijo por qué.
 
¿Realmente Naruto no lo recordaba, o no había querido que yo lo supiera?
 
Me quedaba un sitio más por visitar.
 
-Sasuke- Tsunade alzó la voz al verme caminar hacia la salida. -¿Estarás bien?- quiso saber.
 
No respondí.
 
***
 
Su nombre fue uno de los primeros en acudir a mi memoria. Desde hace varios días que hacía eco en mi mente, pero no logré anexarlo con nada, hasta ahora.
 
Nadie más conocía ese escóndite subterráneo. Nadie más que yo.
 
-Tardaste mucho, Sasuke- lo vi acomodando unas cartas bajo la luz de la única lámpara que pendía a mitad del angosto pasillo. Kabuto estaba sentado en posición de loto, semblante calmo y mirada calculadora, tal como lo recordaba.
 
-¿Cómo fue qué pasó?- lo interrogué, sentandome a su lado. -¿Por qué te llevaste a Naruto y qué fue lo que hiciste con él en todo este tiempo?
 
-A alguien le hace falta pulir sus recuerdos- rió. Me exasperé y le di un puñetazo que lo silenció en el acto. -Tranquilizate, Sasuke- se limpió la sangre del labio y me miró más serio. -Orochimaru sama tenía la firme creencia de que despertaría luego de la muerte. Él no era creyente, sin embargo, tenía su propia ideología en base a la existencia de un plano adyacente al que actualmente conocemos...el limbo.
 
Entrecerré los ojos, sumamente molesto y confundido por lo que escuchaba. No obstante, sentía inquietud.
 
-Antes de que mi mentor muriera- prosiguió, colocando tres cartas frente a mi. Todas habían sido escaneadas y mostraban fotografías y datos relevantes. Era Naruto, y los dos varones que vi en aquella recámara. -Me pidió recolectar tres cuerpos. Dos de ellos no los pude traer. El de Anko era muy débil, asi que fue reemplazado por el de Kimimaro. Después fue Suigetsu, y por último...- se ajustó las gafas y se encogió de hombros. -Él te habría querido a ti, Sasuke. Tú habrías sido el cuerpo idóneo. Sin embargo, se me prohibió atentar contra la vida de las personas. Naruto era lo más cercano que teníamos, por eso no dudé en traerlo. Pensé que gradualmente intentarías algo estúpido, pero enloqueciste.
 
Lo sujeté del cuello de la camisa. Quería asfixiarlo.
 
-¿No quieres escuchar el resto?- no hizo intento por detener mi agarre sobre su cuello. Sentí que quería manipularme, pero a la vez no tenía sentido puesto que me había dicho la verdad, hasta ahora. Lentamente deshice mi agarre. Ese bastardo había influenciado de algún modo la trayectoria de mi vida.
 
-¿Por qué debería escucharte?- pero quería saberlo. Algo más ocultaba.
 
-Mi mentor murió hace unas semanas. El experimento fracasó. Ningún cuerpo fue compatible con su alma- suspiró, se veía contradictorio. -Tu cuerpo habría sido el indicado.
 
-Tu te llevaste el cuerpo de Naruto y lo mantuviste oculto por meses- quería matarlo, ansiaba desollarlo vivo.
 
Kabuto asintió, casi solemne.
 
-Si, lo hice, Sasuke, pero alguien pudo retener mis acciones y no lo hizo.
 
-Yo no tengo nada que ver en esto- repliqué, colerico.
 
-No he dicho que fueras tú- me extendió una carta. La tomé y mi cuerpo sufrió una ligera sacudida involuntaria. -¿Sakura?
 
Kabuto sonreía de nuevo, como si el asunto le hiciera gracia.
 
-Tu pregunta es ¿Por qué Naruto saltó?...ah, todo es un hermoso patrón psicológico, Sasuke. Sakura te amaba, Naruto te amaba. Tu lo elegiste a él. Ella atentó contra su vida.
 
La culpa me invadió nuevamente. Por eso me había sentido de esa forma cuando ella me abrazó.
 
-Cuando Naruto se enteró de la verdad, él también atentó contra su vida. Solo había dos testigos en el lugar de los hechos- su sonrisa se amplió. -Así es. Sakura y yo. Ella lo vio todo. Naruto se había roto una pierna, dos costillas y se dislocó el hombro tambien. Naruto le pidió ayuda, pero ella solo se marchó. Piénsalo, Sasuke ¿Cuán criminal es un cómplice que ve el crimen que se ejecuta pero no lo detiene?
 
Imaginé a Naruto, tirado en el asfalto, extendiendo el brazo en dirección a Sakura, suplicando ayuda con su cristalina mirada.
 
-¿Es todo?- me atreví a formular. Cuando Kabuto asintió, mis puños actuaron por cuenta propia. Una y otra vez arremetí contra él.
 
Después me marché.
 

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