Tony Stark camina por la ajetreada ciudad de New York, acaba de regresar después de una muy larga temporada y la verdad es que todo es tan diferente a como lo recordaba, había más edificios, más franquicias, más gente corriendo de un lado a otro sin poder apreciar lo que sucede a su alrededor…
-¿Tony?- esa voz… sin importar el paso del tiempo la reconocería en cualquier lado.
No puede ser él, no puede tener tan mala suerte ¿o si?, intentando controlar sus nervios se gira despacio en dirección a aquel hombre que de inmediato le roba el aliento pues es aún más guapo de lo que era la última vez que se vieron.
-… ¿Steve?- se toma su tiempo antes de preguntar con voz queda, fingiendo que le ha costado reconocerle.
-¡Por dios! No puedo creer que seas tú- exclama el rubio con alegría, pensando en lo bien que le ha sentado la edad al castaño y le sonríe como si no tuvieran toda una década sin saber del otro.
-Wow… no imaginé que te vería en mi primer día de regreso- comenta el de ojos avellana con una risita nerviosa.
¿Por qué?
Hoy en mi tranquilidad
Si es tan grande esta ciudad
Hoy te tuve que encontrar, oh, oh-oh
¿Por qué?
Tu sonrisa despertó
Sentimientos que guardé
Con candado en un cajón (¿por qué?)
El ingeniero miraba la pantalla del celular fijamente y se mordía el labio dudoso, aquella tarde Steve la había pedido que intercambiaran números sugiriendo in por un café algún día y ponerse al corriente.
De eso ha pasado una semana y Tony no se ha atrevido a escribirle, no sabía si realmente era buena idea volver a ser parte de la vida del rubio, ya lo había arruinado a lo grande una vez y seguramente él ahora tenía la familia con la que tanto soñaba… A decir verdad ni siquiera entendía su actitud, jamás habría esperado que le tratara de esa manera.
-Carajo… una sola sonrisa y me tienes idiotizado, sólo tú has tenido ese poder sobre mí Stiff- susurró a la nada sin lograr decidirse sobre qué hacer.
Claro que el universo parecía dispuesto a intervenir al presenciar su inseguridad pues el teléfono en su palma comenzó a vibrar mostrando en la pantalla el nombre de ojiazul.
-¡Mierda! Mierda, mierda, mierda… ¿Qué hago?- susurró entrando en pánico.
Eres el peor amor que he conocido
Tan perfecto que no te olvido
Piensa en mí, ayúdame a odiarte
Haz las cosas que hacen los cobardes
No me trates bien, ni sonrías más
Pues mi alma sigue sufriendo, sé
Un ex de verdad
Y trátame mal
Ayúdame con eso
-Es extraño estar así- susurró Tony mientras caminaban por Central Park después del prometido café y una larga charla sobre sus vidas.
-¿Extraño? No veo el por qué lo sería- dijo Steve regalándole la misma blanca y pura sonrisa que le hacía perder el hilo de sus pensamientos.
- … vamos Steve, nuestra relación no terminó de la mejor manera. Ni siquiera deberíamos estar aquí.
-¿Por qué no?- cuestionó Steve deteniendo su andar y tomándole del codo con suavidad para que le mirara.
-¿Es enserio?
-Sí, ilústrame Tony…
-¡Te engañé! No teníamos ni un mes que nos fuimos a la universidad y ya estaba siendo todo un idiota ebrio que se besuqueo con una completa extraña. Deberías odiarme Steve…- murmuró mirando al suelo.
-Éramos niños jugando a ser adultos, tú eras extremadamente impulsivo y rebelde, y yo demasiado recto e intenso…- dijo riendo quedamente.
-¡Te rompí el corazón! Rompí nuestra promesa… No te entiendo Steve, deberías estar deseando asfixiarme con tus propias manos ¿Por qué no eres un ex normal?- gritó un tanto exasperado por su tranquilidad.
-Nunca podría desearte el mal. Admito que si llegue a guardarte rencor pero eso fue hace mucho tiempo, aunque ahora estoy algo preocupado… ¿Qué clase de ex has tenido Tony?- bromeó para aligerar el ambiente.
-Steve…
-Mira, tomamos caminos separados pero logramos lo que deseábamos, eres el ingeniero que siempre dijiste que serías y yo soy feliz con mi arte… Me gusta pensar que todo eso debía pasar para traernos hasta aquí- declaró acariciando inconscientemente el codo que aun sostenía con suavidad.
-¿Qué pude hacer para merecerte en mi vida?- murmuró Tony sin poder controlar las mariposas en su estómago.
¿Por qué
Te atreviste a saludar?
Con un beso, sin pensar
Sin ver mi fragilidad, oh, oh-oh
Y sé (y sé)
Que mañana yo seré
La culpable de esperar
Dejarte escapar sin preguntar por qué
Eres el peor amor que he conocido
Tan perfecto que no te olvido
Piensa en mí, ayúdame a odiarte
Haz las cosas que hacen los cobardes
Las semanas transcurrieron, Tony luchaba por controlar a su idiota corazón pues cada que veía o simplemente escuchaba la voz del rubio por el teléfono sentía que sufriría un infarto, parecía un maldito colegial, siempre nervioso y sonrojado, viéndose obligado a recordar todo el tiempo que Steve sólo era amable con él, una persona demasiado hermosa como para guardarle rencor por sus errores pero que su tiempo juntos ya había terminado a causa de su inmadurez.
-¿Tony estás bien? Haz estado muy distraído- cuestionó Steve, eran pasadas de las ocho de la noche y habían quedado de verse fuera de la misma cafetería que en antaño.
El rubio le tendió su café y Tony sonrió al darle un sorbo pues él aún recordaba exactamente como lo pedía.
-Sí, sólo… he estado pensando es si esto no le molesta a tu pareja. Digo, sé que han pasado muchos años desde lo nuestro pero entendería si él o ella se incomodara…
-¿Eso es lo que ha estado rondando en tu cabeza?- preguntó el ojiazul riendo quedamente.
-Discúlpame por preocuparme por ti Rogers- siseó ocultando su puchero tras el vaso mientras daba otro sorbo.
-No tienes que preocuparte por eso…
-Bien, porque no quiero causarte problemas- le interrumpió un tanto aliviado aunque su pecho doliera ligeramente.
-Tony, déjame terminar… En realidad fue ella quien me empujó a llamarte- confesó sonrojado
-¿Por qué?
-Bueno, Sharon sabe lo importante que fuiste y que siempre tuve el pesar de no haber cerrado nuestra historia apropiadamente, dije cosas de las que me arrepiento mucho y me alegra que ahora podamos ser amigos- dijo sonriéndole alegre. Tony sonrió en respuesta, pero la alegría no llegaba a sus ojos.
No me trates bien
Ni sonrías más
Pues mi alma sigue sufriendo, sé
Un ex de verdad
Y trátame mal
Ayúdame con eso
Eres el peor amor que he conocido
Tan perfecto que no te olvido
Piensa en mí, ayúdame a odiarte
Haz las cosas que hacen los cobardes
No me trates bien
Ni sonrías más
Pues mi alma sigue sufriendo, sé
Un ex de verdad
Y trátame mal
Ayúdame con eso
Ayúdame con eso
Semanas se convirtieron en meses y pronto pasó poco más de un año desde su reencuentro con el rubio con los ojos más azules de la creación, a pesar de lo doloroso que en ocasiones parecía ser.
Hoy es un día muy hermoso, tanto como el novio que lucía espectacular en aquel esmoquin blanco y negro con el rostro sonrojado y la mirada brillosa mientras veía a su novia caminar hacia el altar con la sonrisa más resplandeciente de todas.
Tony respiró profundo y mostro la más grande de sus sonrisas, ocultando perfectamente cuanto le mataba estar ahí pero sin atreverse a defraudar al rubio que le había pedido con tanta ilusión que fuera uno de sus padrinos, observo como la pareja se tomaba de las manos y unían sus labios, el beso fue suave, llenó de una ternura que le recordó al moreno aquel suave primer beso que compartieron es sus tiempos de secundaria, haciéndole pensar en aquella calidez en el pecho calidez que se sentía tan correcta, que le llenaba de paz, le hacía sentir en casa y que ahora hace tanto tiempo que había perdido.
Sin duda alguna este era uno de esos casos en los que el universo conspira para que dos personas terminen uniendo sus caminos, pero el universo a veces puede ser cruel.
FIN