Jueves, 1 de diciembre 2011
Aquel era un rutinario día de trabajo en el taller, el ruido de hombres trabajando y música de fondo que se camufla con el fuerte ruido de las máquinas trabajando.
En eso se escucha a alguien en la entrada, mi mirada se dirige a aquella voz, parece no fue el único que lo escucho. Kid al ver al recién llegado se acercó muy amistoso.
Detuve todo lo que estaba haciendo y como un niño curioso me acerque, debo decir que quede impactado al verlo.
-Penguin ¿qué haces por aquí?- Pregunto en tono jovial el pelirrojo.
-Andaba por la zona y mi auto se descompuso, recordaba que Law me había mencionado que tu taller estaba cerca y no creo que allá alguien mejor para darme un veredicto de si es hora de cambiar de auto- La conversación siguió, lo sé por el movimiento de sus bocas, pero en mi caso según palabras de Kid tenía esa mirada de idiota enamorado “cariñoso” apodo que decíamos a las personas flechadas.
No mentiré, no tenía idea de que estaban hablando, mi cerebro en esos momentos a lo único que podía poner atención era a su mirada café que se notaba dulce, la dulce melodía de su voz, sin mencionar su forma de hablar suave pero firme, su cuerpo más pequeño que el mío pero que sabía no perdía su porte masculino y esa gorra que ocultaba su cabello y parte de su rostro que de no ser por los momentos en que se movía para hablar no hubiera notado el color de sus ojos, esa gorra o maldición hasta la gorra me parecía de lo más tierna y perfecta en él.
Maldecía y agradecida en partes iguales el haber encontrado tan hermoso ser, agradecida porque era una dicha para la vista y maldecía porque no me creía merecedor de su ser.
-Como te decía Penguin has venido al lugar correcto, Killer es un experto en el tema- Al escuchar mi nombre salí de mi ensoñación, al ver a Kid noté su mirada de burla y a la vez de estar al tanto de mi situación. No sabía en que se supone que era un experto pero no desaprovecharía esa oportunidad de por lo menos presentarme con aquel hermoso hombre.
-Mi nombre es Killer, un placer- En esos momentos me encontraba con la máscara de protección para soldar y si soy totalmente sincero en frente de él no tenía el valor de quitármela ni en esa ni en las siguientes ocasiones que lo vi.
-El placer es mío- Me respondió regalándome una de las más maravillosas vistas de su rostro y sus ojos que nunca olvidare.
-Bueno los dejo solos- Dijo Kid.
Y así fue, nos seguimos reuniendo por cuestiones de su auto y en cada una de esas ocasiones Kid desaparece misteriosamente, con el tiempo tomé el valor de estar sin mi mascara frente a él, vio la cicatriz de mi rostro y no mostro ninguna reacción negativa, por el contrario su rostro mostro tranquilidad y comprensión, como si siempre hubiera sabido que estaba ahí, en ese momento lo supe, él y yo teníamos que estar juntos.
Y se lo pedí, le pedí formalmente que saliera conmigo, cuando me dijo que sí fui el hombre más afortunado y feliz del mundo, fue la segunda vez que me regalo la misma mirada que cuando nos conocimos y por segunda vez sé que nunca la olvidare.
Nunca creí en el amor a primera vista, pero al conocerlo y al pasar los días y sentir que cada uno es más maravilloso que el anterior, puedo creer que si existe. Y a mí me toco enamorarme de la persona más maravillosa que existe.