Sin borrar la sonrisa de sus labios James se acercó a los de su esposo y los capturo con un dulce beso mientras le rodeaba el cuello con ambos brazos. James se aferró más al cuello de su esposo para profundizar su beso. Los brazos de moreno subieron hasta la cintura de James atrayéndolo hacia su cuerpo mientras sus entrepiernas despertaban. T’Challa escucho una risa suave que lo hizo sonreír a él también
- Parece que ciertas partes de nuestros cuerpos se conocieron – dijo T’Challa
- Y se cayeron muy bien – dijo James – aunque… – y se acercó a su oído para susurrarle – si me acompañas a la cama te puedo enseñar otras partes…
- ¡James…! – gimió
- …Que le pueden caer mucho mejor – dijo este y le mordió el lóbulo de la oreja
T’Challa no lo pensó dos veces y tomándolo en brazos se puso de pie para salir del baño. Al entrar en la recamara lo acostó suavemente en la cama, prometiéndose que se detendría en el momento exacto que se lo pidieran. Sin embargo, para su sorpresa, James retrocedió hasta llegar a las almohadas donde se acomodó y flexionando las piernas las abrió, en una muda invitación.
Con una sonrisa pícara en los labios vio como el rey se relamía los suyos mientras subía a la cama y se acomodaba entre sus piernas. T’Challa intento decir algo pero el asalto por parte de un par de labios golosos lo detuvo mientras giraban sobre la cama, cambiando palabras por gemidos cuando esos labios dejaron los suyos y bajaron por su cuello hasta su pecho y siguieron por su vientre plano hasta la mata de pelos que tenía entre sus piernas
- Ja… Ja… – intentaba llamar a su esposo pero imposible tener coherencia con esa boca jugando entre sus partes nobles
La repuesta que recibió lo dejo sin aliento. Sintió la sonrisa de su esposo contra su entrepierna y se aferró a las sabanas como un náufrago se aferra a un pedazo de madero viejo en medio del mar
James tomo la hombría del rey entre sus manos y deposito un casto beso en la punta misma que desconecto por completo al monarca de este mundo. Bien podría estallar la tercera, cuarta y quinta guerra mundial al mismo tiempo y T’Challa ni se enteraría si Wakanda participaba o no. En ese momento solo importaba esa boca que lo provocaba todo en él. Suaves mordidas se sumaron a la tortura placentera que lo estaba llevando al borde de la locura y obligaba a repetir el nombre de su esposo una y otra vez como si de un mantra se tratara
Cuando la boca de su compañero empezó a engullir lentamente su hombría, él se desconectó totalmente. No era dueño ni de sus actos ni de sus pensamientos. Sintió el líquido pre seminal salir de él mientras la velocidad de esa legua marcaba su ritmo. Volvió del paraíso justo a tiempo cuando iba a venirse y se quiso apartar pero James no lo dejo. Parecía poseído por algo que le decía que hacer exactamente para no dejarlo a él salir del limbo de placer en el cual se encontraba. Sin embargo algo dentro de él lo alerto de que estaba próximo a llegar e intento alejarse de esa boca endemoniada para no acabar en ella y asustar a su consorte, haciéndolo retroceder todo lo avanzado hasta ahora
- No – dijo James sujetándole las caderas al lugar y continuando su labor
- James… si no… ah... – grito T’Challa – Ja… Ja…
Pero fue tarde. Descargo todo sobre la boca del americano que no dudo entregarse hasta la última gota y mirarlo sonriendo mientras se relamía los labios antes de lanzarse contra los contrarios que lo recibieron gustosos
- ¡Por Bast! – dijo el príncipe mientras James escondía el rostro en su pecho – ¡eso fue…! – y escucho la risa cantarina de su pareja – ¿me dejas devolverte el favor?
- Solo si es de otra manera – dijo James
- ¿Otra manera? – pregunto T’Challa sorprendido y busco su mirada en la que encontró solo lujuria – ¡oh! ya entendí – y robándole un beso envolvió su cintura con ambos brazos para girar sobre él y acomodarse entre sus muslos – mírame, James mírame. Si en algún momento algo no está bien, dímelo y me detendré. Quiero que solo disfrutes ¿está claro? – y James asintió – La amo mi reina
- Aquí solo quiero ser James, el hombre que te ama – dijo dándole un beso mientras sentía la punta del miembro de su esposo se abría paso en su interior
- Aquí, en el comedor, en la sala del trono, en las montañas, en el rio, fuera de Wakanda – dijo T’Challa – tú eres más que un consorte, o un hombre, eres la encarnación misma de Sekhmet – y le arranco un gemido – lo más sagrado para mi
Al mismo ritmo que T’Challa se adentraba más en él, uñas se enterraron en la espalda del rey. Las sensaciones eran únicas. Sentía como si un festival de juegos artificiales estallara detrás de sus parpados. Una mano tomo su nuevamente hinchada hombría y la masajeo. ¿En verdad había tenido miedo de eso?
- ¡T’Challa! ¡James! – fueron los gritos al unísono que retumbaron en la habitación
Cansado y sudoroso pero con una sonrisa en los labios James descansaba con la cabeza sobre el pecho del rey. T’Challa le acariciaba perezosamente la espalda a su pareja. James levanto la cabeza y repartió besos en el pecho contrario, y lo vio sonreír. El rey le acomodo el cabello y se lo hecho hacia atrás antes de robarle un nuevo beso. La noche era joven igual que ellos y su amor
Parte de la familia real de Wakanda desayunaba en medio de una amena conversación cuando los recién casados entraron de la mano en medio de risas cómplices sorprendiéndoles a todos
- Buenos días – dijo T´Challa acomodándole la silla a su pareja
- Buenos días – dijo James sonriendo – Gracias cariño – mientras su pareja le besaba la mano antes de sentarse a su lado – ¿Té? – y el rey sonrió
- Aquí tienes tus tostadas – dijo el nuevo rey entregándole el plato
- Gracias amor – contesto James
- Babba, necesito solucionar lo de las minas ¿me podrías acompañar por favor? – pidió T´Challa – todavía me cuesta tratar con ellos y a ti te escuchan fácil
- Claro – dijo su padre
- ¿Pero vendrán a almorzar, cierto? – dijo James echándole mantequilla al pan
- Ni muero me pierdo un almuerzo contigo – dijo T’Challa mirándolo cómplice haciendo que su esposo se sonrojara mientras Okoye entraba al lugar junto a Nakia
- Mi señor – dijo la general – el talon flight está listo
- Gracias Okoye. Nos vemos en un rato – dijo el rey besándole la frente
- Que tenga un día maravilloso, mi rey – susurro James
- Ya te tengo en mi vida – le contesto este de la misma manera aunque todos lo escucharon – permiso – y salieron
Una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro de James mientras evitaba adrede la mirada de las mujeres presentes
- ¿Hay algo que nos quieras contar, James? – pregunto su cuñada con una ceja levantada
- Nop – dijo él dándole una mordida a su pan con mermeladas
- Yo me retiro – dijo la reina madre haciendo como que se levantaba
- No me dejes solo - suplico James reteniéndola de la mano
- ¡Entonces si paso! – acuso Nakia con una gran sonrisa mientras Shuri la jalaba para que se sentara a su lado
- ¡creo que te acabas de delatar! – dijo Ramonda con una carcajada suave
- ¡No! – dijo James cubriéndose el rostro
- Cuéntalo todo y exagera – dijo Shuri
- No – dijo Nakia – eso ya te metió en problemas antes
- Cierto – dijo la princesa – mejor no. Solo cuéntalo
- ¿Dolió? – dijo Nakia
- Obvio que debió doler – dijo Shuri – fue su primera vez
- Bueno si, pero… – dijo Nakia
- Mejor deja que él cuente – dijo Shuri – ¿Y?
- Fue… – dijo James respirando hondo ante la atenta mirada de las tres mujeres – ¡perfecto! ¡Por Bast! ¿Cómo pude tener miedo de eso? – y olvidando el protocolo corrió a abrazar a su suegra – gracias madre – y le beso la mejilla a la mujer que sonreía feliz