POV ADRIEN
- ¿Y si son…?
- Chicos, - la voz de Tikki nos interrumpe. - Es ilógico pensar que pudieran ser ellos.
- ¿Quiénes? - Los tres lo miramos irónicos y Plagg lo comprende todo. - Oh, ya entiendo. Sus amados Ladybug y Cat Noir que conocieron en esa ilusión.
- No creo que estemos en una ilusión otra vez. - Marinette se ve pensativa. - No ha pasado nada raro. - Dirige su mirada hacia nuestros Kwami. - Y ellos siguen aquí.
- Tal vez no son los mismos entonces. - Le digo triste. - Tal vez solo sean de otro tiempo u otra dimensión. - Mi amiga asiente de la misma forma.
- Lo primero que debemos hacer es hablar con ellos para saber de dónde vienen. - Dice Tikki.
- O para saber si son sus amorcitos. - Se burla Plagg. Marinette y yo desviamos la mirada, incómodos.
Después de un breve momento de silencio, Marinette comienza a organizarlo todo. Pedimos una cena en el cuarto, nos damos una ducha y nos preparamos para dormir. Podría haberme acostado en el sillón, pero Marinette y yo hemos compartido la cama muchas veces que nos pareció lo más normal hacerlo en esta ocasión. No me malinterpreten, jamás haría algo con ella. Somos como dos hermanos que comparten un mismo secreto y un amor imposible hacia una ilusión.
La tarde del día siguiente, después de realizar nuestras actividades correspondientes, nos dirigimos al hospital, convertidos en Ladybug y Cat Noir, por supuesto. El mismo supervisor nos recibe entusiasmado.
- ¿Cómo están? - Le pregunta Marinette después de una breve charla de bienvenida.
- No tiene ningún daño físico, pero ambos se niegan a hablar. - Nos mira comprensivamente. - Ignoramos que fue lo que les pasó, pero su mutismo puede deberse a un gran choque emocional o a algun evento traumático. Con un poco de terapia psicológica lo podrán solucionar.
- Entonces ¿eso quiere decir que ya no hay razón para que permanezcan aquí? - Le pregunto y el supervisor asiente incómodo.
- Por supuesto, permítanme realizar el pago correspondiente y le regresaré...
- No se preocupe. - Le digo de manera amable, tratando de entrar en mi personaje. - Solo denos un par de horas por favor para organizar su salida. Ya sabe, es por Agreste. - Marinette me mira confundida, pero le indico con los ojos que debe confiar en mí. Asiente con una sonrisa.
- Claro, por supuesto. Faltaba más. - Nos dice alegremente el sujeto. - El horario de visitas ya terminó, pero pueden pasar a verlos a sus habitaciones en cualquier momento. - Nos entrega a cada quien una llave mientras nos mira traviesamente. - Dupain-Cheng se encuentra en la 119 y Agreste en la 118.
- Gracias. - Le decimos lo más inexpresivos posibles. Una vez afuera del hospital, Marinette comienza a reír.
- El supervisor debe haber creído que queríamos hacer algo pervertido en su hospital. - Me dice mientras me enseña la llave con el número 118. La tomo y le doy la 119.
- Pues si son ellos, deberíamos aprovechar la oportunidad. - Le digo burlonamente. Marinette sonríe.
- ¿Cuál es tu plan? - Me pregunta.
- Mira, tengo una cabaña a las afueras de la ciudad, de la que mi padre no sabe nada. Podemos escondernos allí un par de días y decidir qué hacer.
- Pero Adr... es decir, Cat Noir, no podemos escondernos unos días. Tenemos compromisos y... - Levanto la mano para evitar que siga hablando. Tomo mi teléfono y llamo a Natalie. - Hola Natalie, otra vez yo. - Alejo el aparato de mí, ya que su voz se escucha demasiado molesta. - Si, escucha. ¿Recuerdas que te había dicho que me debían unas vacaciones? Bueno he decidido tomarlas. Dentro de un rato tomaré un vuelo a la playa, así que cancela mis compromisos para los próximos tres días por favor. - Otra vez alejo mi celular. Un día de estos le dará un infarto por tantos corajes que la hago pasar. - Lo siento, ya reservé un vuelo privado. ¡Nos vemos! - Termino la llamada y de inmediato llamo a mi mejor amigo. Marinette solo me mira confundida.
- Cat... - Levanto lo mano.
- Hey Nino, ¿estás ocupado? - Comienzo a reír. - Lo siento, dile a Alya que me disculpe por haberlos interrumpido. - Noto el rostro sonrojado de mi amiga y comienzo a reír mucho más. - Les tengo una buena noticia. Se han ganado un viaje a la playa todo incluido y la única condición es que tomen el vuelo dentro de dos horas. - Escucho atentamente la reacción de mis amigos. Por suerte ambos trabajan desde casa así que no tienen inconveniente por ese lado. - Ok, haz las reservaciones para los cuatro... Si, si, Marinette y yo también. Pero no te preocupes. No vamos a ir. - Nino le dicta las condiciones a Alya. -Si, cárgalo a mi cuenta. La especial ya sabes. Si, si todo incluido para ustedes. Nos vemos. - Termino la llamada y miro a mi amiga. - Listo. Coartada terminada.
- ¿Y yo? - Me pregunta inocentemente. - Mis padres... - Levanto la mano por tercera vez y realizo una última llamada.
- ¿Señora Dupain-Cheng? - Marinette me mira asustada. -Si, muy bien gracias... No se preocupe, todo está muy bien. Solo quería pedirle permiso para que su hija pueda venir con Alya, Nino y yo a la playa un par de días. Se que se lo pido con poca anticipación, pero gané un viaje y me gustaría llevar a mis mejores amigos conmigo. - Escucho atentamente. - Si sería hoy mismo y en tres días regresamos. Y por la maleta no se preocupe. Marinette tiene todo lo necesario. - Me mira ruborizada. - Claro, aquí está se la paso. Gracias... Sí, un placer saludarla.
- Hola mamá... - La escucho hablar. Me causa mucha risa que nuestra fuerte y valiente heroína que puede vencer a cualquier enemigo, tiemble como una hoja cuando se trata de pedir un permiso a sus padres. Después de unos minutos termina su llamada.
- Te voy a matar Adr…Cat Noir. - Me dice molesta. - Mi madre no paraba de preguntarme si me iba a casar a escondidas contigo. - Comienzo a reír. - No es gracioso.
- Lo siento, Mar… Mi Lady. – Sonrío tratando de calmarla. - Pero para mí si lo es. -Me mira molesta. Le aprieto cariñosamente su brazo y toda su ira se esfuma. - Vayamos con ellos entonces. - Marinette asiente un poco nerviosa mientras nos encaminamos al interior del hospital. Mi propio nerviosismo quiere traicionarme.
Ruego al cielo que sean ellos en realidad.
POV MARINETTE
Adrien y yo entramos al hospital y nos permiten pasar sin problemas. En el pasillo que lleva a las habitaciones juntamos nuestras manos. Siento su nerviosismo tan parecido al mio, que estoy muy agradecida de que su mano tome la mía, pues me transmite un poco más de valor. Llegamos a las habitaciones.
- ¿Estás lista? - Me dice mientras me suelta.
- Si, ¿y tú? - Asiente tratando de parecer valiente. - Muy bien, nos vemos en quince minutos. - Entro en la habitación y cierro con llave. Por suerte al ser habitaciones privadas no hay cámaras de vigilancia aquí adentro.
- Motas fuera. - Pierdo la apariencia de Ladybug y Tikki entra de inmediato a mi bolso. Me acerco a la cama y siento una sensación extraña al verme allí enfrente y dormida. Pongo una mano sobre su pierna para despertarla. - ¿Marinette? - La muevo suavemente y abre lentamente los ojos. Me mira confundida y de pronto una sonrisa aparece en su rostro. Siento una opresión en mi pecho. Estoy segura que es mi Ladybug.
- Mi Marinette. - Sus ojos brillaban como dos zafiros. - Te he extrañado tanto.
Voy directo a sus brazos abiertos y comienzo a llorar. Le abrazo con fuerza, y siento a mi corazón latir rápidamente. El suyo está de la misma manera. No es una ilusión, es real. Ella está aquí entre mis brazos. ¡Oh, Dioses!
- Yo también te he extrañado mucho, mi Ladybug. - Le digo sintiendo su suave cabello negro cerca de mi rostro. Deja de abrazarme y me toma con ambas manos mi rostro.
- Te amo. - Me dice y entonces me besa de pronto, como la primera vez. Pero ahora todo es tan diferente. La sensación es cien veces mejor que en aquella ocasión. Y yo también le correspondo sin torpeza, tratando de que sepa cuanto la amo yo también y cuanto la he extrañado.
- Yo también, mi Lady. - Le digo una vez que terminamos el beso. Sonríe ante aquella alusión a Cat Noir. - Tenemos que irnos.
- Pero, ¿cómo? No podemos salir las dos juntas y mucho menos sin pagar la cuenta del hospital. - Le sonrío brevemente y me pongo de pie.
- ¡Tikki, motas! - Le digo y de inmediato mi Kwami me transforma. - Mi Lady sonríe.
- Ahora tú serás Ladybug y yo Marinette, ¿correcto? - Asiento mientras le tomo la mano.
- Quédate por favor con el camisón. No pudimos traer ropa, pero seguro que a Adrien algo se le ocurrirá. - Ladybug asiente y se cubre con una bata. La tomo del brazo y salimos con calma.
La noto un poco más delgada que antes, su cabello es más largo que el mío y extrañamente es un poco más alta que yo. Pero es ella. Su misma voz, su misma personalidad y la misma sensación que me produce su presencia. Salimos de la habitación y noto que Adrien y Cat Noir ya están afuera. En el rostro de mi amigo puedo notar rastros de sus lágrimas, pero la enorme sonrisa en sus labios delata su inmensa felicidad. Cat Noir nos saluda galantemente mientras besa nuestras manos.
- Me da gusto verte Cat.. es decir, Adrien. - Le digo mientras veo a lo lejos que una enfermera y el supervisor se acercan.
- A mí también Ma... - Ladybug lo pellizca hábilmente ya que él no se había dado cuenta. -Madame. - Me dice mientras los otros tres sonreímos cortésmente.
- Me alegra que ya estén juntos otra vez. - El supervisor nos sonríe traviesamente, - El auto que solicitaron a nombre del Señor Agreste ya está en la puerta de servicio.
- ¡Gracias! - Le decimos al mismo tiempo Adrien y yo.
- Nosotros nos encargaremos de llevarlos a sus casas y les daremos sus indicaciones a sus familiares. - Le digo al supervisor mientras los demás asienten sin decir nada. La recepcionista nos conduce a la puerta del servicio y pronto nos subimos al vehículo.
- Gracias. - Le dice mi amigo Adrien al conductor. - Por favor llévenos a esta dirección. - El hombre asiente cortésmente y nos dirigimos hacia las afueras de Paris. Desde que nos subimos Ladybug me tomó de la mano y en todo el camino no la ha soltado. Siento su calidez que me invade hasta el fondo de mi corazón. Miro de reojo que se ha quedado dormida, al igual que Cat Noir. Adrien y yo cruzamos una mirada y ambos nos sonreímos de una forma tan tonta que cualquiera creería que nos sacamos la lotería. Y creo que así era.