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Mi querido caballero por Guerrera1

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Notas del capitulo:

Hola les traigo nuevo capítulo, espero que le guste.

El príncipe era caracterizado por tener siempre una mirada fría e indiferente, nunca se le había visto sonreír o animado, quizá los únicos que habían tenido ese privilegio eran su madre y su sirviente, Eren. En el exterior le temían, sobre todo porque en el futuro heredaría el trono ¿A caso se trataba de alguien sanguinario?, ¿Su reinado traería la desgracia al pueblo de Francia? Nadie lo sabía, pero eran preguntas  y argumentos que todos sostenían: “cuando él llegue a ser rey, yo me mudaré a Italia”, “Seguramente, cuando llegue al trono, Francia se convertirá en un país de guerra constante”. El ser humano es débil ante la apariencia, se deja engañar por la vista e invisibiliza el poder del corazón y la razón. En realidad, se podría decir que el príncipe era una de las personas más nobles de todas las tierras feudales, pero ello es algo que el lector descubrirá conforme avanza nuestra historia. Por ahora, hay que centrarse en la presente ceremonia.

Una vez  que el obispo celebró la santa misa correspondiente al ordenamiento del caballero, dijo lo siguiente:

-Ahora, joven príncipe pase frente al caballero para realizar el juramento de vasallaje- Levi se acercó con desgana  delante del que pronto sería caballero, sus miradas se cruzaron, lo que provocó que Smith sintiera un golpe en la boca del estómago, no era de miedo, claro que no, al contrario, era emoción, faltaban sólo unos minutos para ser oficialmente el caballero personal del príncipe. El obispo acercó al soberano un cojín en donde se encontraba la espada que sería de Erwin, una vez que Levi la tomó dijo lo siguiente:

- Yo, príncipe de Francia, Levi Ackerman, te declaro a ti, Erwin Smith, como mi caballero y protector. Recuerda a quien te ha hecho y ordenado caballero, despierta del malvado sueño y  mantente alerta, cuida del honor de tu señor. – En dicho momento el joven príncipe golpeó los hombros de su caballero con la espada bendita mirándolo con desgana, mientras éste subiendo la mirada contesta al ritual:

- Yo, Erwin Smith, acepto mi juramento. Juro proteger a los necesitados, a los pobres y cuidar con mi vida el honor de mi amo, Levi Ackerman. Prometo ser su fiel vasallo hasta la muerte. – Erwin le besó la mano a su nuevo amo y señor.

El obispo cerró el pacto de vasallaje con una oración. Ahora habían obtenido la bendición de ser amo y caballero, Levi y Erwin ahora estaban unidos por un lazo inquebrantable. Erwin estaría siempre a disposición de su señor y le sería fiel en todo momento, sólo buscaría su bien y la permanencia de su honra. Smith se encontraba muy emocionado, mientras que Levi sólo quería salir, no le interesaba en absoluto tener un caballero, se consideraba lo suficientemente fuerte como para ser protegido por alguien más, podía cuidarse solo. De pronto, un fuerte grito terminó por animar el cierre de la ceremonia. Desde fondo de la capilla se escuchaban las voces que decían: ¡Qué viva Erwin Smith!, ¡Qué viva!

La familia real salió del centro religioso junto con los señores feudales de los alrededores, se había preparado un festín para celebrar. Por otro lado, todos los caballeros se reunieron para seguir festejando a su compañero:

-Erwin hoy no te escapas, ayer fue tu entrenamiento espiritual, ahora es momento de festejar que dejaste de ser un escudero. Aunque no sé si tengamos que felicitarte o darte el pésame – mencionó el que antes había sido su superior y en respuesta comenzaron a reír los demás hombres armados- ya sabes, hubiera sido genial que te tocara con cualquier señor feudal o incluso con una bella doncella, pero lamentablemente te tocó con el príncipe. No sabemos cómo te vaya, su mirada habla por sí sola.

-Vamos, no se burlen, no creo que sea tan malo, ¿Cuántos de nosotros hemos convivido realmente con él? – Erwin los vio con cierta desconfianza y burla- ¿Lo ven? Nadie ha siquiera intercambiado palabras con él. Creo que será un buen momento para conocer al verdadero príncipe. Además, si sus padres son de corazón noble, él debe de serlo, quizá sólo sea callado y ahora es mi señor.

- No lo sé, Erwin, pero en fin, como dijiste, es tu amo, no el de nosotros. Entonces ¿qué te parece si mientras los ricos se disponen a festejar, nosotros vamos a divertirnos por allí en el pueblo?

- No creo que sea lo más pertinente, ahora tengo a quién cuidar. – Smith volteó hacia la entrada del palacio.

- Vamos, todos los nobles estarán ocupados en el banquete, no creo que el joven príncipe  salga y estará acompañado. Prometo que regresaremos a tiempo, solo tomemos unos cuantos tragos, anda. – Después de las insistencias de todos los compañeros, el recién armado acepta ¿Qué podría pasar? El príncipe estaría toda la tarde en el palacio.

El sol comenzaba a ocultarse, el crepúsculo alcanzaba su clímax al reflejar su luz rojiza sobre el cielo. Las tardes en la capital de Francia eran un poema visual del que cualquiera tenía privilegio de admirar. Es en este momento que los caballeros armados bajan al pueblo para festejar al nuevo integrante de su orden.

Por otro lado, en el banquete real se sirven toda clase de platillos, desde entradas, platos fuertes y postres. La mayoría de los alimentos habían sido producto de las cacerías del rey, por lo que los invitados lo consumían con mayor  alegría para hacer honor al monarca.

Entre los presentes se encontraba uno de los señores feudales más poderosos de los alrededores,  el señor Adrién. Era conocido por sus grandes líneas de comercio con Italia, además de contar con tierras de cultivo de papata e inmensos siervos que se dedicaban a cultivarla. La mayoría de las personas lo denominaban ambicioso, ya que siempre buscaba nuevos proyectos que pudiera emprender para su beneficio. Sin embargo, todas sus ganancias eran para eso, para su propio bienestar, sus siervos y sirvientes no vivían en las mejores condiciones y la mayoría de las veces tenían que buscar otra manera de subsistir, puesto que lo poco que les daba su señor feudal era realmente marginal. Adrién había conseguido grandes riquezas, pero no lograba saciar su ansioso deseo de fortuna. Lo que pretendía era conseguir una parte de las tierras del castillo, allí podría ampliar sus cultivos o quizá criar un poco de ganado, sin embargo, cuando el señor Adrién tocaba el tema, el rey se negaba absolutamente a la propuesta, no obstante, el avaro no se daba por vencido y guardaba un as bajo la manga.

-Joven príncipe, es un gran honor asistir a su banquete. Gracias por haberme tomado en cuenta –Adrién  hizo una pequeña reverencia ante su superior.

- Gracias a usted por haber asistido, Sr. Adrién.

- Y bien, ¿cómo han avanzado las tierras de su padre? – al escuchar esto último lo único que hizo Levi fue fruncir el ceño.

-Bastante bien, sr. Adrién. Si me disculpa, debo seguir saludando a los invitados, con su permiso.

-Adelante, príncipe, no lo distraigo más. – El hombre hizo una última reverencia y una vez que se hubo alejado el joven se dijo entre dientes: muy pronto esas tierras y tú, mocoso engreído, serán míos. Sonrío para sí.

Levi siguió saludando a todos los invitados reales y a pesar de fingir una inquebrantable tranquilidad y soltura, odiaba con todo su corazón esta clase de reuniones. Consideraba que todos los integrantes de la corte eran personas sin juicio, lo único que podía moverlos era conocer la vida de los demás, para fomentar la falsa filosofía de las apariencias, e  incrementar su riqueza. Eran patéticos. Y lo peor de todo era que en dichas reuniones tenía que simular que era como ellos. Requería de mucho esfuerzo mental convivir con esa bola de cerdos. Sin embargo, todo lo que termina tiene que acabar, después de varias horas, los asistentes fueron retirándose poco a poco hasta que el palacio quedo sólo en compañía de la familia real y sus sirvientes.

-          Pfff qué día- comentó Levi a su madre.

-          Estás cansado ¿cierto?

-          Tch- sonrío un poco el príncipe- sabes que odio estas reuniones.

-          Anda ve a descansar, para tu suerte todo terminó por hoy.

-          Gracias a dios, buenas noches, madre.

-          Buenas noches, amor – su madre le beso la frente.

La noche era obscura, el príncipe entró a su alcoba y decidió no prender el candelabro, le tomaría poco tiempo prepararse para dormir. La luna se reflejaba desde la ventana, mañana Eren como todos los días iría a abrirlas por la mañana, pensó en ello algo malhumorado. Una vez que terminó de vestirse, se dirigió a las cortinas para ocultar  la luz de la diosa Selene.

-          Shhh, no se preocupe, joven príncipe. Si no hace nada que altere al palacio no le haremos daño. –  le dijo un intruso, mientras le cubría la boca.  

 

Notas finales:

¿Qué pasará con el príncipe Levi? D: descubralo en el siguiente capítulo jajajaja.

Espero les esté gustando el fic, si es así haganmelo saber por favor. Cualquier comentario que quieran hacer es bienvenido de mi parte.

Cambiando de tema, quiero desearles un feliz año nuevo, espero que la pasen bonito y que el siguiente año sea mucho mejor al que vamos a terminar.

bye.


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