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Notice me, senpai por Sora Hatake

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—Obito-senpai… —Yamato se apartó de golpe del chico. —No, yo no

— ¿Vas a negarlo incluso con los pétalos en la mano?

Yamato vio sus manos para ocultarlas rápidamente tras su espalda de forma nerviosa.

—Descuida, no le diré a nadie

—Tú… ¿lo tienes? —preguntó Yamato—Pero si cuando hablamos sobre lo de Itachi con Sukea dijiste que no le creías.

—Pues sí, no le creía, hasta que dos días después también empecé a toser esos malditos pétalos que saben horrible

Yamato arqueo la ceja extrañado— ¿Los has probado?

—Si… ¿tú no? —dijo Obito, Yamato negó con la cabeza. —Bueno, necesitaba saber si lo que estaba expulsando sabía rico o no, no me juzgues

— ¿Por qué no has ido al hospital? —cuestionó Yamato mientras comenzaba a caminar

—Escuche que una vez adentro no te dejan salir, y no quiero estar adentro de ese lugar, me da miedo —respondió Obito yendo a su lado.

—A ti también —murmuró el castaño

— ¿Qué?

—Nada. ¿Por qué no estas con Sukea? Es raro no verlos juntos

—Se sintió mal en la última clase así que se fue a casa temprano, quizá vaya más tarde a visitarlo para saber que tal esta

—Ustedes son realmente cercanos, ¿no? —decía Yamato

—Claro que sí, somos amigos desde preescolar, conozco a ese tonto desde que toda su apariencia era idéntica a la de Kakashi —respondió Obito sonriendo

— ¿Y por qué solo eres mejor amigo de él y no también de Kakashi-senpai?

—Siempre he congeniado mejor con Sukea, con Kakashi simplemente no se dan las cosas, él es más serio conmigo, pero por alguna razón se lleva mejor con Gai

— ¿Con Gai? ¿El capitán del equipo?

—Si, a él si le sigue sus juegos y bromas, a mí no, solo me llama tonto —reprochó Obito. — ¿No lo has notado?  Ah, cierto, que eres más pequeño y no vas a clases con nosotros

—Pensé que a Kakashi-senpai le agradaría alguien más…tranquilo —dijo Yamato pensando en lo explosivo que era Gai, no había momento en que no estuviera con su actitud explosiva, gritando o corriendo.

—Kakashi es raro, no intentes comprenderlo, ni siquiera el enano de Iruka que siempre anda tras de él puede hacerlo —soltó Obito

— ¿A qué te refieres con eso? —indagó Yamato girándose a verlo

—Pues ya sabes, Iruka siempre intenta agradarle a Kakashi, pero él lo repele una y otra vez, creo que le gusta, aunque dudo que a Kakashi le guste alguien.

Yamato soltó un suspiro, pensaba que ellos eran más cercanos, pero ahora sabía que no, eso aliviaba un poco la molestia en su pecho.

—Obito-senpai…

—No me digas senpai, enano, las formalidades no son lo mío —contestó el azabache.

—Está bien. Obito, ¿tú recuerdas qué hiciste él día que tosiste pétalos por primera vez?

—Veamos —Obito se quedó pensativo unos instantes. —Me levante, ayude a mi abuelita con unas cosas, vine a la escuela, pero en el camino le ayude a una señora a cruzar la calle y me dio unos dulces, llegue tarde ese día, Minato-sensei me dio un enorme sermón y luego me dejo entrar, aunque dijo que le debía un favor, le compartí un dulce a Rin para que me pasará la tarea —contaba Obito

—Pero…me refería a lo que paso antes de que los tosieras —interrumpió Yamato

—Pues todo eso paso antes, lo recuerdo muy bien porque luego de que Rin me paso la tarea yo se la pase a Sukea y él…se la paso a Mei…

— ¿Mei? —repitió Yamato, había escuchado ese nombre antes. — ¿Sukea está saliendo con ella últimamente?

—Sí, bueno, él ha salido con muchas chicas pero son cosas superficiales, después de una cita o un beso las deja, pero con Mei es distinto, creo que ella realmente le gusta a Sukea. Ese día habíamos quedado que iríamos a comer saliendo de la escuela, pero me dijo que tenía planes con Mei, algo me dolió en el pecho así que me fui a casa… mi abuelita me preparo un té pero el dolor seguía y en la noche, Sukea me contó lo que hizo en su cita, fue ahí donde tosí las flores

Lo que había deducido Itachi tenía aún más sentido ahora, aquella enfermedad si se relacionaba con sus sentimientos y emociones.

—Oye, ¿por qué tú no has ido tampoco al hospital si estas enfermo? Tu mamá es doctora, ¿acaso sabes algo que yo no y por eso evitas el hospital? ¿Qué les hacen a las personas allá? —interrogó Obito

—No te pongas de conspiranoico —dijo sonriendo de forma nerviosa el castaño. —Se algo…pero aun no es seguro

—Supongo que la cura no es si estas enfermo

—Pues no, bueno, aun no estamos seguros de eso

— ¿Estamos? ¿Tú y quien más?

—Itachi y yo…

—Ah, sí, que él también lo tiene

— ¿Harás algo mañana? —preguntó Yamato

—No, debo ir a la escuela por el club y después de eso estoy libre.

—Bien, entonces mañana cuando termines hay que vernos en la biblioteca

— ¿No puede ser en un lugar menos aburrido?

—No, ahí debemos revisar algunas cosas

—Está bien, nos vemos mañana enano —dijo Obito para despedirse con la mano

El charlar con más personas le estaba ayudando a sobrellevar la situación; ahora sabía que no era el único enfermo, no era el único con miedo a ir al hospital, no era el único que tenía a la persona que le gusta cerca y aun así no podía confesarle lo que sentía.

—Estoy en casa —dijo Kakashi llegando a su hogar, escucho ruido en la sala así que se dirigió a aquel lugar.

—Si papá, bueno no voy a sacar la mejor nota pero tampoco voy a reprobar y…no, yo no voy a participar en el torneo de ajedrez… —Sukea estaba contestando el teléfono. —Sí, Kakashi ya está aquí —el castaño le estiro el teléfono a su hermano.

—Aquí estoy papá. Bueno, si se sintió mal debe ser porque solo come en puestos de la calle y no en casa —decía Kakashi colocando el girasol en la mesa de centro de la sala.

—No me delates —murmuró Sukea acercándose para intentar quitarle el teléfono.

—Pero él ya no es un niño pequeño como para que lo cuide —contestó Kakashi apartando a Sukea con un brazo. —Entiendo…si papá. —el mayor colgó el teléfono para ponerlo en su lugar.

— ¿Qué te dijo? —preguntó Sukea

— ¿Por qué le dijiste que te sentías mal? Yo sé que en la escuela lo dijiste para que te dejaran salir antes y responder la llamada de papá, pero sé que no es cierto —habló Kakashi de forma tranquila.

—Pues porque…bueno —Sukea dudaba su respuesta.

—Ahora yo estoy a cargo de tu dinero semanal que envía papá durante todo el mes, para que no lo gastes en comida callejera y te enfermes de nuevo

—No, eso es injusto.

—No debiste mentirle a papá —dijo Kakashi para tomar el girasol e ir hacia su habitación.

Sukea estaba a punto de ir tras él cuando sintió que piso algo, bajo su mirada para encontrarse una flor en el suelo y fue tras Kakashi.

—Olvidaste tu tonta flor —habló parándose en la entrada de la alcoba.

—No, yo la traje conmigo —contestó Kakashi mientras acomodaba sus cosas.

—¿Y esto que es entonces? —Sukea le mostro la flor en su mano

—Una flor azul —contestó Kakashi girándose a verlo

—Que es tuya

—No, es tuya, la mía es un girasol

— ¿Y cuál es la diferencia entre esta y el girasol? Son lo mismo, flores —decía Sukea con obviedad

—Que mi girasol es amarillo, y esa flor es azul, genio —Kakashi le mostro el girasol

Sukea lo vio y luego vio el tulipán azul en su mano. — ¿Y por qué dijiste que es mía? Yo no traje ninguna flor conmigo

—No juegues, desde el otro día estas tirando esas flores por toda la casa

—Yo no he tirado nada… ¡Ah! Claro, de seguro las tiraste tú pero dices que fui yo para que yo limpie, pues no, no limpiaré nada —dijo Sukea para irse

Kakashi negó con la cabeza ante la actitud de su hermano y vio su girasol; A Sukea se le aparecían esas flores azules, y a él esos girasoles, ¿qué significaban aquellas flores? Camino hacia la habitación de al lado para pararse en la puerta. —Oye, Sukea

— ¿Ahora qué quieres? —contestó molesto el castaño

—Tú no tienes esa enfermedad de las flores, ¿verdad? —cuestionó Kakashi

—No, ¿y tú?

—Tampoco. —Kakashi vio confundido la flor para luego levantar la vista y ver a su hermano de nuevo. —Pero si tengo dolor de hombro, ¿me puedes ayudar a ponerme una pomada?

— ¿Qué te paso? —preguntó Sukea mientras untaba la pomada

—Nada, es solo que el otro día el voleibol me caí varias veces —contestó Kakashi

—Ya está, como nuevo —dijo Sukea para darle una palmada en el hombro

Kakashi soltó un pequeño gemido de dolor—Te dije que me duele el hombro

—Ay vamos, fue solo un pequeño golpe —contestó Sukea golpeando de nuevo haciéndolo quejarse— Perdón, ese no fue intencional

—Bien —Kakashi tomo su ropa para cubrirse

— ¿A dónde vas? —preguntó el menor

—Debo hacer las compras para la comida

—No, si te duele el hombro quédate, yo las hago —habló Sukea

—Papá justo me acaba de decir que no te de dinero

—Te traeré una nota con lo que gaste, pero quédate a descansar, yo voy por todo —insistió el castaño

Kakashi soltó un suspiro—Bien, deja darte una lista. —El chico fue hacia su escritorio para anotar las cosas.

—Vuelvo después, no tardo —decía Sukea tomando la lista y el dinero para salir.

— ¡Hola Sukea! —exclamó Obito que había llegado en su bicicleta.

—Voy a hacer las compras, acompáñame —dijo el castaño para subir a la parte trasera de la bici.

—Vamos a toda velocidad. —habló Obito

— ¡Ten cuidado! ¡No quiero que te caigas con mi hermano! —exclamó Kakashi desde la entrada

— ¡Deja de molestar con eso Kakashi! —contestó Obito

—Ignóralo y vámonos —dijo Sukea sujetándose al azabache.

 Kakashi solo sonrió para verlos irse; Le gustaba molestar a Obito, pero sabía bien que podía confiar tanto en él como en su hermanito.

Yamato iba en el auto con Dan, habían salido a comer y ahora se dirigían a recoger a Tsunade al hospital.

—¿Y qué tal has estado estos días? ¿Qué tal el voleibol? —preguntó Dan mientras esperaban

—Bien, los últimos entrenamientos han sido algo cansados, pero todo bien —contestó el castaño

—¿Seguirás en el equipo o piensas cambiar? Porque deberías intentar algún deporte como-

— ¿Esgrima como tú cuando estudiabas? ¿O beisbol como el tío Nawaki?—se adelantó Yamato en hablar

—Si, justo eso, de seguro lo harías genial, solo mira a tu tío siendo un jugador profesional de primer nivel —lo animaba el mayor  

—No lo creo papá, los deportes no son lo mío —decía mientras jugaba con su cabello.

—Yo decía que el trabajo de oficina no era lo mío, y mira, trabajo 8 horas sentado frente a una computadora y no me quejo de tener mi trasero aplastado todo el maldito día

—Te estas quejando ahora mismo

—A lo que me refiero es que deberías intentar cosas nuevas y veras que no es tan malo

—Bueno…últimamente he hecho eso, creo —decía Yamato mientras pensaba lo que aconteció esos días. —Hice un amigo, bueno, no se si él me consideré su amigo, pero-

— ¿Quién es? ¿Solo un amigo? ¿No es una amiga? ¿Es real?—interrogó Dan casi saltando al asiento trasero donde estaba su hijo

—Se llama Itachi, va en mi clase y últimamente hablamos seguido

—Vaya, esto es…genial la ultima vez que te escuche decir que tenias un nuevo amigo fue cuando tenias 6 años y hablabas de un amigo imaginario

—No me recuerdes eso, por favor

—Bueno, pero me alegro de que hables con chicos de tu edad más allá de Anko o Yugao. Sabes que si necesitas algo puedes decirme —Dan se giro a verlo para dedicarle una sonrisa.

Yamato no pudo contestar nada, le estaba ocultando a sus padres aquel extraño padecimiento; Incluso si lo hacía buscando no preocuparlos más de lo que ya estaban -en especial Tsunade-, aun así, sentía que no se merecía toda esa confianza que le daban.

 La rubia finalmente subió al auto. —Espera un poco, Orochimaru también viene —habló en un tono cansado

—¿Ocurrió algo? —preguntó Dan al verla.

—Salió mal, todo salió mal. —contestó negando con la cabeza.

Ninguno de los tres dijo algo más hasta que el silencio se vio interrumpido cuando Orochimaru subió al auto.

—Vámonos a casa, quiero descansar —soltó Tsunade.

Yamato iba tranquilo, en completo silencio, pero su mente estaba tratando de saber que ocurría tras los rostros largos y cansados de Orochimaru y Tsunade. Era obvio que se trataba de malas noticias, ¿pero sobre qué? ¿Algún paciente había finalmente cedido antes las flores? ¿La operación de remover las flores salió mal? No podía ser eso, fue hace días y en las noticias dijeron que el paciente se recuperaba bien. ¿Entonces cuales eran las malas noticias?

—Nos vemos mañana —dijo Orochimaru para ir hacia tu casa

—Oye, lo que ocurrió…no fue tu culpa, esperemos a los análisis de mañana para sacar conclusiones —habló Tsunade deteniendo el andar de su compañero quien solo giro su rostro para verla y asentir antes de continuar su camino.

Yamato lo vio aun pensando en que ocurría, cuando noto que una flor cayo de la bata blanca del hombre, se acercó de inmediato a recogerla. —Orochimaru-san, se le cayó esto

Orochimaru de nuevo se detuvo para ver al chico. —Yamato, tú sabes de flores, ¿no?

—Si, estoy en el club de jardinería —contestó sonriendo el castaño para acercarse a darle la flor.

—Entonces dime, ¿qué flor es esta? —preguntó Orochimaru mientras la tomaba

—Es una camelia —respondió viendo la flor roja. —En el lenguaje de las flores significa admiración, esperanza y amor, pero no es cualquier amor, sino un amor eterno y a la vez pasional, debe ser muy importante para la persona que se la dio.

—Ya veo

—Que descanse Orochimaru-san —dijo Yamato haciendo un gesto de despedida antes de ir hacia su casa.

Una flor que representaba en amor eterno y pasional; Era un significado lindo, el problema con aquella flor, era que no se la había dado nadie, al igual que el resto de las flores que había en su habitación, solo aparecían de la nada cerca de él. Era un hecho inexplicable, pero no tenía tiempo de pensar en aquellas flores rojas, toda su concentración estaba en el “Hanahaki”, fue entonces que su mente comenzó a trabajar; Los pacientes tosían pétalos rojos, él no estaba enfermo, pero si se le aparecían aquellas camelias, ¿había alguna relación entre ambas cosas? El libro no mencionaba nada de ello, aunque no podía fiarse tanto de un libro que sonaba fantasioso, la idea de remover las flores que tomo de ahí había salido mal y no se explicaba el porqué. Su teléfono comenzó a sonar así que soltó un suspiro para tomarlo.

—¿Qué quieres Jiraiya? No estoy de humor —dijo contestando.

—Lo mismo dices siempre, ¿qué tal tu día? ¿El libro de Minato te sirvió de algo?

—No, la operación salió mal, remover las flores fue un error.

—Bueno, eso es porque en el libro, quien removía las flores era la muerte, y tú no lo eres mi querido Orochimaru —decía Jiraiya

—¿Entonces debo de tomar de forma literal lo que dice el libro? Porque si es así entonces la gente con Hanahaki tiene hasta antes de que los cerezos florezcan para declarar su amor, eso fue el limite de tiempo que la muerte le dio al enamorado.

—Vaya, es poco tiempo, ¿no crees? ¿Cómo podrá declararse esa gente estando en el hospital? —cuestionó Jiraiya

—No lo harán, porque esta enfermedad es real, no un cuento de hadas —replico Orochimaru

—El libro no es un cuento de hadas, el enamorado pudo haber sido rechazado, recuerdo que cuando leí el libro Minato y yo hicimos nuestras teorías sobre lo que pudo haber pasado si su enamorada lo rechazaba, ningún final era feliz, más que el ser correspondido. ¿Quieres que te cuente de donde conozco a Minato? Creo que no te lo había dicho antes

—En realidad no me importa

—Te lo contaré de todas formas, charlemos hasta que te quedes dormido

Orochimaru vio el reloj, eran las 11 —Falta mucho para eso… sabes que no soy del tipo que se duerme pronto

—Perfecto, ponte cómodo, hablemos mientras llega el amanecer

Orochimaru suspiro de nuevo. Era lo mismo que cada noche, él debía de levantarse temprano al día siguiente, preparar el desayuno de sus sobrinas y luego ir a trabajar, pero le costaba tanto dormir; Jiraiya igual trabajaba al otro día, pero cada noche lo acompañaba hasta que pudiera conciliar el sueño.

Observaba las estrellas a través de su ventana mientras escuchaba a Jiraiya contarle como se hizo amigo de aquel chico que fue estudiante cuando daba clases en una universidad, antes de trabajar en la editorial donde lo hacia ahora junto a Dan.

—Oye, Orochi, ¿estás viendo el cielo? —preguntó Jiraiya

—Si, lo hago

—Yo igual, entonces es como si estuviéramos juntos porque justo ahora vemos las mismas estrellas brillantes.

—No digas tonterías —soltó de forma seca para oír las risas al otro lado de la línea.

—¿Aun no tienes sueño? Porque yo quiero reír contigo un poco más —dijo Jiraiya

—Siempre que dices eso eres él único que se ríe de tus chistes simplones

—Tienes un humor un poco difícil, pero me gusta reír contigo, Orochi

Notas finales:

Espero les haya gustado el capítulo (?—???—??) Se que aun tienen dudas pero todo será respondido con el continuar de la historia (espero que no se me pase nada asjsa)

Nos vemos en el próximo capítulooooo


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