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Notice me, senpai por Sora Hatake

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Yamato estaba feliz en el pequeño vivero que tenía la escuela. Los deportes no eran lo suyo como le había dicho a su padre, pero la jardinería sí. Su mamá le dijo que se le daba bien por herencia, no por ella, sino por parte de su bisabuelo, en general ella decía que era muy parecido a aquel hombre.

Además, con las plantas era fácil hablar porque ellas no le respondían; y si interactuaba con otros miembros de club era para hablar sobre flores, cosa que le gustaba mucho hacer así que no se le dificultaba en nada.

—¡Yamato! —escuchó a dos voces llamarlo así que se giró a ver quiénes eran.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Kakashi

—No, ¿tú que haces aquí? —devolvió la pregunta Sukea

—Vine a ver a Yamato —se contestaron al mismo tiempo. —¡Yo llegue primero! —exclamaron de nuevo

Yamato intentaba aguantar la risa al ver aquella coordinación, aunque a los Hatake parecía molestarles que su gemelo dijera lo mismo que el otro.

Kakashi soltó un suspiro —Bien, te veo después Yamato —cedió para irse.

—¿Necesitas algo Sukea? —preguntó el castaño

—Bueno, vine a pedirte un favor —contestó Sukea entrando al lugar

—¿Cuál?

—¿Me dejas fotografiar las flores? Es para mi club —indico mostrándole la cámara

—Claro, ¿qué necesitas fotografiar en específico? Grandes, pequeñas, ¿o de algún color?

—Azules, llévame con las azules

—Bien, hay de esas por acá, sígueme —decía Yamato indicándole el camino.

—Esto es perfecto para los tonos fríos —dijo Sukea acercándose a tomar las fotografías. —¿Y cómo es que las diferencias? ¿Solo por los colores? Porque para mí todas se ven iguales

—No, no, todas son distintas. Las flores son como las personas, aunque algunas parezcan iguales no lo son —decía Yamato atrayendo la atención de Sukea. —Cada una tiene diferente nombre, aroma, significado, sus cuidados son distintos, algunas requieren más atención y otras menos.

—¿Y cuáles son mejores? ¿A las que les das más atención o a las que les das menos? —preguntó Sukea

—Para mí todas son hermosas, le pongo la misma dedicación al cuidado de cada flor que ves aquí

Sukea se quedó callado apreciando las flores frente a él. —Incluso si se ven iguales, tú les das la misma atención a cada una…ojalá papá fuera así —dijo aquello último en un murmuró.

—Perdón, no te escuche —Yamato se acercó más a él.

—Nada —Sukea siguió tomando las fotos para luego centrarse en un tipo de flor. —Esa de ahí, ¿Cómo se llama? —preguntó bajando la cámara para señalar.

—Es un tulipán azul.

—¿Los tulipanes no son blancos? —cuestionó viendo la flor

—Si, estos los hacemos nosotros con diferentes procesos para obtener el color.

—¿Y por qué azules? ¿Qué significan esos?

—Oh, los usamos para los festivales del día de San Valentín y el día blanco. Tienen diferentes significados como la paz y la tranquilidad, pero también simbolizan la lealtad y un fuerte sentido de amistad.

Sukea se acercó más a la flor para tomar una foto. —Así que lealtad y amistad.

—Si, incluso si su color es artificial, los sentimientos de las personas que las dan deben ser muy reales.

—Oye, cuando se trata de flores sí que hablas mucho —bromeo Sukea para verlo.

—Ah, vamos —Yamato desvió la mirada avergonzado haciendo reír al mayor quien le apunto con la cámara para tomarle una foto con aquel rubor en sus mejillas.

—Me agradas Yamato, eres agradable cuando te lo propones.

—Gracias…creo, tú también eres agradable

—Eso lo sé bien —contestó Sukea para guiñarle un ojo  

—Ya lo revisaron tres especialistas y todos dicen lo mismo —decía Tsunade revisando varios expedientes. —Un desnivel en sus neurotransmisores

—Entonces, le quitamos las flores, pero también la capacidad de sentir —soltó Orochimaru

—No está todo perdido, tal vez con medicamentos, pastillas, debe haber algo que podamos hacer para regresarlo a la normalidad —habló la mujer.

—El director me cito temprano en su oficina, la operación fue un completo error. Terminaran la cuarentena de los pacientes, no quieren que se queden aquí a morir ya que no tenemos resultados; como no es contagioso pueden irse a casa.

—¿Y qué hay de la investigación?

—Se la pasaran al centro de epidemiologia y control de enfermedades de la capital del país. Ya no será problema nuestro. —habló Orochimaru resignado viendo una camelia entre sus manos.

—Vamos, que de seguro nuestra investigación les podrá ayudar en algo. Ve el lado positivo, al menos ahora podremos regresar a casa temprano —dijo la rubia dándole palmadas en la espalda a su compañero intentando subir sus ánimos.

—Tsunade…Jiraiya me dijo ayer que lo tiene, está enfermo.

—¿Qué? ¿Y por qué ese idiota no ha venido? —reclamo la mujer

—¿A qué quieres que venga? ¿A que le hagan exámenes inútiles y radiografías solo para ver cómo se acerca más la hora de su muerte? —soltó molesto el hombre para luego suspirar. —Perdón, es solo que, todo esto me tiene mal, creí que podríamos encontrar la cura y le diría que estaría bien, pero ¿qué le diré ahora? ¿Que la operación fue un error porque de alguna forma esas flores están conectadas con los neurotransmisores de las emociones y arrancarlas le quitaría la capacidad de sentir algo? Ese maldito pervertido preferiría morir antes de dejar de sentir

—Encontraremos la cura, para Jiraiya y para todo aquel que este enfermo —habló decidida la mujer.

—Si te soy sincero, no creo que nosotros podamos encontrarla, pero…quiero seguir intentando, por Jiraiya  —dijo de forma decidida Orochimaru para ver a su compañera quien asintió.

—Lamento llegar tarde, me entretuve haciendo unas cosas —dijo Yamato acercándose a una mesa en la biblioteca donde lo esperaban Obito e Itachi 

—Descuida, Obito me estaba contando la increíble historia se cayó de la bicleta y se lastimo el ojo —habló de forma sarcástica Itachi

—Sabía que no debí decírtelo —reprocho Obito.

—Itachi, Obito también lo tiene, y le ocurrió lo mismo que a ti, los síntomas comenzaron por sus emociones.

—Entonces si funciona como lo plantee, el libro tiene razón entonces —decía Itachi pensativo.

—¿De qué hablan? —preguntó Obito viéndolos

—Yamato y yo hemos investigado sobre esto, a partir de eso deduje que esta enfermedad está relacionada a nuestros sentimientos y emociones —explico Itachi

—¿Como la gastritis nerviosa? —preguntó sorprendido Obito

 Yamato e Itachi se vieron entre ellos extrañados.

—No lo sé, nunca he tenido gastritis nerviosa —contestó Itachi

—Yo sí, y bueno, te duele la barriga si estas estresado, o te dan nauseas, ¿algo así es esto?

—Si, algo así, supongo —dijo Yamato

—¿Y qué provoca exactamente la tos? —preguntó Obito

—Podría decirse que…celos —respondió Yamato

—No, no, es impotencia —corrigió Itachi. —Como el enamorado del libro, ¿lo recuerdas? Él sentía impotencia porque era incapaz de declarar su amor

—¿Declarar su amor? Chicos, vayan lento, que no les estoy entendiendo nada —habló Obito.

—Leímos un libro llamado “Hanahaki”, donde un enamorado tosía flores, así como nosotros, y la cura para la enfermedad fue declarar su amor y ser correspondió por la persona que amaba —relato Itachi. —Si seguimos lo que el libro decía, tenemos que declararnos antes de que los cerezos florezcan, ese fue el tiempo límite que le dio la muerte al enamorado.

—¿Y ustedes se creyeron eso? —dijo incrédulo el mayor

—Si, y te lo voy a comprobar. —decía Itachi viéndolo. —Dime, ¿qué ocurrió la última vez que tuviste un ataque de tos?

—Fue ayer, fui a casa de Sukea para ver si estaba mejor, lo acompañe a hacer las compras y cuando regresamos estuvimos charlando un poco, él…tenía una flor muy bonita, creo que se la regalo Mei, sentí que iban a salir así que corrí al baño a toser —contó Obito

—¿Te gusta Sukea? —cuestionó Itachi

—No…—Obito rodo los ojos evitando el contacto visual.

—Si, le gusta —soltó Yamato

—De seguro tus síntomas comenzaron después de que ocurrió algo que no te agrado con él —habló Itachi

— ¿Cómo sabes? ¿Tú le dijiste? —Obito se giró a ver a Yamato quien negó con la cabeza

—Bien, entonces si te gusta —dijo Itachi. —A mí me gusta Shisui y a Yamato le gusta Kakashi

— ¡No es cierto! —negó de inmediato el castaño

—Si le gusta —afirmó Obito viendo a Itachi quien asintió con la cabeza. —Ayer cuando te encontré tosiendo lo estabas viendo

—Estamos lo tres en esto, creo que podemos confiar esta información entre nosotros —dijo Itachi

—Bueno, ustedes dos la tienen más fácil para ser correspondidos, Sukea es tu mejor amigo Obito —decía Yamato

— ¿Y crees que por eso será fácil? Hablamos de Sukea, es un maldito playboy que nunca se ha fijado en un chico, ¿cómo haré que me corresponda?

Yamato se quedó analizando aquello un par de segundos, Obito tenía razón, él tampoco estaba seguro de que a Kakashi le gustarán los chicos.

—Además, ya te lo dije, creo que a Sukea le gusta Mei —soltó cabizbajo Obito

—Yo…creo que a Shisui le gusta Izumi —comentó Itachi para suspirar.

—Si alguien la tiene fácil eres tú Yamato, al menos sabemos que a Kakashi no le gusta ninguna chica, ni ningún chico —declaró Obito

—¿Fácil? ¿Creen que será fácil para mí cuando ni siquiera puedo hablarle a Kakashi-senpai? —reclamó Yamato

—¿Hablarme para qué? —preguntó Kakashi que estaba a espaldas del castaño.

En ese momento, Yamato sintió como su alma abandono su cuerpo y se fue lejos, muy, muy lejos.

Notas finales:

Hola! Aquí traigo el pequeño capítulo de hoy, espero les guste

Gracias por leer! Los veo en el siguiente capítulo uwu 


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