Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Notice me, senpai por Sora Hatake

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Buen día chicos, comencemos con la clase, pasaré lista una vez que estén todos presentes—dijo Minato entrando al salón. —Retomando lo que nos quedamos ayer

—Minato-sensei se ve algo distinto hoy —comentó Kurenai

—Yo lo veo igual que siempre —respondió Anko

—Siempre hace una broma antes de iniciar la clase, pero hoy está algo serio —murmuró Rin uniéndose a la conversación.

— ¡Perdón por llegar tarde! —exclamaron Obito y Sukea en la entrada

—Solo entren y guarden silencio, chicos —indicó Minato

—Gracias —Dijo Sukea dándose prisa al entrar al igual que Obito.

—Lo ven, siempre les da un sermón y les dice que se lo pagaran después, pero solo los dejo entrar como si nada —insistió Kurenai

— ¿Le habrá pasado algo? —cuestionó Rin

— ¿De qué hablan? —preguntó Obito que se sentaba frente a Rin

—Minato-sensei parece desanimado hoy, ¿tendrá esa enfermedad de los pétalos? —insinuó Kurenai

—No lo creo, él tiene esposa, sería tonto si se enfermara por algo así —corrigió Anko

—Pues algo debió pasarle entonces —dijo Rin

— ¿A quién? —preguntó Sukea curioso

—A Minato-sensei —respondió Kurenai

—Ah, sí, se ve deprimido —dijo el castaño—Hay que preguntarle que tiene

—Vamos a la hora del almuerzo —sugirió Obito a lo que su amigo asintió

La clase paso lenta con los bajos ánimos del docente; el grupo de chicos compartían comentarios de vez en cuando, era demasiado raro verlo así.

—Eso es todo por ahora chicos, los veo regresando del almuerzo —dijo Minato para salir del aula.

—Nosotros vamos a preguntarle, las vemos en el comedor —dijo Sukea para ir tras su sensei junto a Obito

—Sí estuvo serio toda la clase —comentó Anko mientras caminaba al comedor junto a sus amigas.

—Pues esperemos a que los chicos nos digan que le paso —respondió Rin

Al entrar, Anko noto a su hermana y Yamato sentados en una esquina, pudo verla llorando mientras el castaño la consolaba, así que se acercó rápido a ella. —Yugao, ¿qué paso? ¿Hayate te hizo algo? Le pateare el trasero a ese ojeroso

—Anko… Jiraiya-san…él —decía Yamato

— ¿Qué? ¿Qué le paso a Jiraiya-san?

—Murió…anoche.

— ¿Qué? Pero…el Tío Orochi dijo que cenaría con él —dijo la chica consternada

—Murió en sus brazos…por Hanahaki —respondió Yamato cabizbajo.

— ¿Hanahaki? —repitió confundida

—La enfermedad de las flores.

—No…eso, no puede ser cierto —Anko negó con la cabeza.

—Si lo es, él se le confeso al tío Orochi, pero ya sabes cómo es él —decía Yugao entre sollozos

—Lo rechazo…—soltó Anko para dejarse caer en una silla. — ¿Pero por qué no se lo dijo antes? Él tío Orochi, tal vez pudo enamorarse de él y-

—Anko, no puedes forzar a alguien a corresponder, las cosas…no funcionan así —interrumpió Yamato

— ¿Está todo bien? —preguntó Rin acercándose con su charola de comida. Al notar los ánimos bajos la dejo a un lado y se sentó al lado de Anko para tomar su mano.

—Chicas, tengo algo importante que decirles —habló Yamato. Las dos se giraron a verlo fijamente. —Yo, tengo Hanahaki también

— ¿Qué? No juegues Yamato, no es momento de bromas —reclamó Anko para darle un suave golpe en el brazo

—No es una broma… toso pétalos, porque estoy enamorado de Kakashi-senpai.

—No, Yamato, tú no —dijo Yugao para abrazarlo.

—Haremos lo posible para que Kakashi te corresponda. —habló Anko decidida

—Ya te lo dije, los sentimientos no se pueden forzar —respondió Yamato

—Al menos podemos despejarte el camino —sugirió Rin atrayendo la atención de los chicos. —Bueno, solo digo, no podemos forzar a Kakashi a que se enamore de ti, pero si a que seas él único que vaya tras él.

— ¿De qué hablas? —preguntó Anko

—Hay alguien más que gusta de Kakashi, hay que descubrir quién es y evitar que vaya tras él, así Yamato tendrá en camino libre para enamorarlo —explico Rin

—Hay que hacerlo —dijo esta vez Yugao. —No te vamos a perder Yamato, haremos lo posible para que seas correspondido.

Yamato vio las miradas decididas y sonrió. Hablar no estaba tan mal.

Obito y Sukea se asomaron a la oficina de profesores.

—Minato-sensei —lo llamo Sukea

— ¿Pasa algo chicos? —preguntó el rubio girándose a verlos.

—Eso le queríamos preguntar a usted —dijo Sukea acercándose a él—No nos dio nuestro sermón mañanero

—Hoy no me siento de ánimos para hacerlo, pero ustedes seguirán llegando tarde así que se los puedo dar otro día —contestó el docente

— ¿Qué le pasa Minato-sensei? Es raro verlo así de serio —habló Obito

Minato soltó un suspiro—Ocurrió algo que me hizo recordar lo efímera que puede ser la vida

— ¿Algo de qué? ¿Su familia está bien? —cuestionó Sukea

—Sí, murió…alguien más a quien apreciaba mucho. —dijo Minato mientras veía el libro en su escritorio. —Se llamaba Jiraiya, y tenía “Hanahaki”, él…me había contado hace tiempo como estaba enamorado de su mejor amigo, pero sabía que él no le iba a corresponder nunca, su amigo había amado a alguien más antes, y esa persona no le correspondió, así que decidió no amar nunca más, pero Jiraiya-sensei amaba amar incluso si no era amado.

—Vaya, eso suena muy lindo, pero a la vez muy triste —comentó Sukea

Obito se giró a ver al castaño, ese podría ser su final; No, ese iba a ser su final.

Yamato y Yugao caminaban juntos de regreso a casa. Ambos estaban decaídos por las noticias. Ahora Obito no era el único con miedo, Yamato también estaba aterrado después de lo ocurrido con Jiraiya.

— ¿Por qué no nos dijiste antes? —preguntaba Yugao.

—Estaba asustado…además de que si les decía le dirían a mamá

— ¿Entonces ni Tsunade-san ni Dan-san lo saben?

Yamato negó con la cabeza—Mamá ya estaba demasiado estresada con todo lo de la enfermedad como para que yo le dijera que estaba enfermo… solo la preocuparía más y me llevaría al hospital.

—Entiendo, aunque debiste de confiar más en nosotras, ¿cómo es que has podido guardar este secreto tanto tiempo?

—Bueno…es que, he hecho más amigos —contestó Yamato de forma tímida para levantar la mirada, a lo lejos pudo ver a Itachi caminar junto a Shisui. —Yo no soy el único enfermo

—Aun así, debió de ser muy difícil para ti, ¿no?

—Sí, pero también me ayudo a acercarme un poco a Kakashi-senpai, he podido conocerlo un más, y me enamore aún más de él.

—Algo bueno debía salir de todo esto.

— ¿Dónde fue Anko? —preguntó el castaño

—Fue con los chicos para ver si podía obtener un poco de información sobre quien es la persona que está enamorada de Kakashi

—Es cruel, ¿no crees? —preguntó Yamato deteniéndose en la entrada de su casa

— ¿Qué? —pregunto Yugao

—Jiraiya-san murió ayer, pero el mundo sigue rodando. Si yo muero, pasará lo mismo, ¿no?

—No digas eso, ni siquiera lo pienses porque no va a pasar —regañó Yugao

—Pero si pasa, abraza a mamá muy fuerte por mí

—No, no lo haré porque no pasará —contestó la chica negando con la cabeza

—Yugao, por favor

—No lo digas de nuevo porque no lo haré, no va a pasar —insistió la chica antes de correr hacia su casa.

Yamato soltó un suspiro y entró a su hogar. —Estoy en casa—camino por el lugar para llegar a la sala donde Tsunade estaba sentada sosteniendo una fotografía. — ¿Mamá? ¿Estás bien? —la mujer negó con la cabeza así que el castaño se apresuró a acercarse a ella para abrazarla.   

Tsunade dejo la fotografía a un lado y correspondió el abrazo—Sabes que te amo mucho, ¿verdad? Aunque no pueda estar en casa siempre, te amo mucho mi chaparrito

—Lo se mamá, yo te amo más —respondió el castaño.

Él tenía miedo, mucho miedo de morir. Deseaba estar tan seguro como Itachi para poder declararse, pero no lo estaba, podía fallar y morir. Antes de declararse, debía estar seguro de su confesión, porque cualquier movimiento en falso y jamás podría abrazar a su madre como lo hacía en ese momento. Se giró a ver la fotografía que sostenía su madre unos instantes antes, en ella estaban sus padres junto a Orochimaru y Jiraiya. Las palabras que Jiraiya le dijo en el centro comercial volvieron para recordarle que el amor no podía ser forzado, que era doloroso pero hermoso ¿no podía ser solo uno?  

Era ya viernes, y en la clase de Minato-sensei había un ambiente totalmente tensó. Su profesor aun se encontraba deprimido y se reflejaba en su forma seria de impartir clase, pero no solo él se encontraba así.

Anko y Rin veían a su alrededor buscando con la mirada quien observaba a Kakashi. La única información que habían obtenido era que una de las chicas del salón estaba enamorada de Kakashi, pero ¿Quién? Vieron a Mei acercarse a Kakashi.

—Oye, Kakashi, no entiendo esto, ¿me podrías ayudar? —preguntó la chica

—Ahí está Minato-sensei, pregúntale a él —contestó Kakashi

—Minato-sensei está ocupado explicándole a Hayate, ayúdame tú, anda —decía Mei apegándose más al Hatake quien accedió de mala gana.

Obito se la pasó toda la clase escribiendo y borrando lo que ponía. Sabía que la confesión de Sukea hacia Mei sería su sentencia de muerte, así que quería dejar unas últimas palabras escritas, pero nada le convencía.

—Oye, Obito —murmuró Sukea que estaba sentado frente a él

— ¿Qué pasa? —preguntó el azabache levantando la mirada

—Metí el oso en el cuarto del conserje de la zona este, recuerda, lo haremos a la salida, ¿bien? —Obito solo asintió. — ¿Te pasa algo? Estas muy serio hoy

—Nada, solo que no desayune así que tengo hambre

—Si todo sale bien, yo invito la comida, papá regresa hoy así que le pediré dinero para que vayamos a comer algo. ¿Qué te gustaría cenar?

—Una hamburguesa estaría bien

—Entonces eso cenaremos —dijo Sukea sonriéndole

Obito no pudo devolverle la sonrisa esa vez, lo sabía, no llegaría para la cena, moriría antes y lo había aceptado.

— ¿Ya lo has hecho? —preguntó Yamato saliendo del salón de clases.

Itachi, que iba a su lado, negó con la cabeza—Con lo que me dijiste, del amigo de tu mamá que murió, me entraron los nervios y ya no pude confesarme, ahora se que ni siquiera una amistad nos asegura el ser correspondidos. Yamato, ahora si tengo miedo de morir, amo a Shisui, pero también a mi hermanito menor, no quiero dejarlo solo.

—Itachi, está bien tener miedo, pero si no lo haces… de todas formas morirás, y lo harás sin saber si tenías alguna oportunidad de ser correspondido y vivir.

—Esta parece ser una ruleta rusa de amor —comentó Itachi desanimado. —Por cierto, ¿dónde está Obito?

—No sé, yo también quería hablar con él antes de que pasará algo malo —Yamato vio a su alrededor buscando con la mirada al chico

— ¡Yamato! —lo llamó Iruka mientras corría hacia él

— ¿Qué sucede? —preguntó el chico

—Investigue, y ya sé quién quiere con Kakashi-senpai

— ¿Quién? —interrogó rápidamente el castaño

—Mei

—Pero…ella es la chica a la que se le va a declarar Sukea

— ¿Sukea se va a declarar? Eso mataría a Obito, y moriría por nada si ella quiere a Kakashi —dijo Itachi

—Hay que encontrar a Obito y Sukea rápido —indicó Yamato

—Ya viene, ocúltate tras él árbol —ordenó Sukea

—Me va a ver por culpa de este maldito oso aun si me escondo—replicó Obito

—Solo escóndete y sal cuando te diga, como lo planee

—Bien—Obito se puso la cabeza de la botarga y fue tras un árbol.

— ¿Qué pasa Sukea? ¿Qué es tan importante? Quiero ir a casa ya —decía Mei yendo hacia él

—Hay algo que quiero decirte

—Solo suéltalo

—Mei, sé que lo nuestro solo han sido besos y citas sin compromiso, pero me gustas, me gustas mucho

Con cada palabra que Sukea decía, Obito sentía un puñal en su corazón, comenzó a toser, pero cubrió su boca rápidamente por dentro del traje evitando hacer ruido.

— ¿Te gustaría ser mi novia? —preguntó finalmente el castaño

—Esto es una broma, ¿no? —dijo incrédula la chica

—No, en serio me gustas, quiero que tengamos algo formal.

—Vaya, tú sí que eres tonto —soltó con un tono burlón. —Sukea, si salía contigo es porque en realidad me gusta tu hermano, ¿por qué saldría con un idiota perdedor como tú? Pensaba que si me acercaba a ti podría acercarme a él, que tendría alguna oportunidad con Kakashi, pero pareces ser tan insignificante que a él no le importó, así que olvida esto, ahora iré directamente por él

—Pero…Mei, tú si me gustas —insistió Sukea

—Pues tú a mí no, ahora nos vemos, imagina que todo lo que tuvimos nunca sucedió —se despidió la chica para darse la vuelta.

— ¡Kakashi nunca saldrá con alguien como tú! —exclamó Obito saliendo de detrás del árbol

— ¿Qué dijiste idiota? Dios, que ridículo te ves así—dijo Mei de forma despectiva

—Kakashi, él no saldría contigo después de lo que le acabas de decir a Sukea, estoy seguro de que te mandará al demonio por decirle idiota a su hermano

—Nadie se resiste a mí, ya lo verán perdedores —soltó la chica antes de irse.

—Sukea, ¿estás bien? —preguntó Obito quitándose la cabeza de la botarga

— ¿Por qué debe ser así Obito? ¿Por qué todos prefieren a Kakashi? Él lo tiene todo y yo… —Sukea tenía la cabeza agachada y apretaba los puños, las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas, no sabía si eran de tristeza o coraje.

—Eso no es cierto… —dijo Obito atrayendo la atención de Sukea. —Hay algo que tú tienes y Kakashi no

— ¿Qué?

—A mí —dijo Obito para sonreírle, era ahora o nunca. —Sukea, me gustas, siempre me has gustado. No necesito compararte con tu hermano porque te conozco bien, eres inteligente, eres divertido, eres agradable, y eres el mejor amigo que alguien podría tener, por eso y más me he enamorado de ti, y estaré siempre a tu lado. Nosotros estamos destinados a estar juntos siempre, mi soul mate.

—Obito… —Sukea hizo una pausa para ver fijamente a su amigo—Te ves muy tonto diciendo esas cosas lindas metido en una estúpida botarga de oso.

Obito comenzó a reír y sintió las lágrimas bajar de sus mejillas, el ataque fulminante llegaría en cualquier momento, lo sabía así que cerro sus ojos con fuerza y miedo.

—Tú eres mi mejor amigo, somos almas gemelas, hemos compartido tantas cosas juntos, que me intentaba convencer de que no me gustabas. —La risa del azabache se detuvo y abrió los ojos con sorpresa para ver a su amigo. —Por eso salía con una y otra chica, porque tenía miedo de decirte que me gustabas y que yo no te gustará y eso arruinará nuestra amistad, o que saliéramos y no funcionará; Pero si yo te gusto, entonces tú también me gustas. Si quería salir con Mei…era porque quería tener algo que Kakashi no, que tonto fui al no darme cuenta de que ya te tenia a ti

— ¿Qué? —soltó Obito viendo confundido al castaño

—Que me gustas, yo también quiero estar a tu lado siempre —dijo Sukea para acercarse al chico.

— ¿Lo dices en serio? —preguntó Obito aun incrédulo

—Dime si te quedan dudas después de esto —Sukea tomo las mejillas de Obito y acercó su rostro al del azabache para darle un beso en los labios que despejo todas sus inseguridades y miedos.

—No estoy seguro de lo que ocurre aquí —dijo Itachi llegando junto a Yamato e Iruka para toparse con aquella escena.

—Creo que…Obito fue correspondido —dedujo Yamato

—Pero ¿por qué está vestido de oso? —cuestionó Iruka

—Sukea…me has salvado la vida —dijo Obito una vez que el castaño se había apartado

—Vamos, no fue para tanto tonto

—No, lo digo en serio…me acabas de salvar la vida. —Obito se apartó un poco y comenzó a toser.

— ¿Estas bien? —Preguntó Sukea viendo aquello para luego alarmarse al ver los pétalos salir de la boca de su amigo— ¡Obito! ¿Qué demonios te pasa?

—Hay que quitarle ese traje —indicó Yamato

Obito tosía y tosía sin parar. Los chicos le ayudaron a quitarse la botarga, pero el ataque de tos no cesaba. Comenzó a vomitar una a una todas las flores que se albergaban en sus pulmones.

Jadeaba buscando aire hasta que pudo respirar con normalidad.

—Los tulipanes…eran por ti—dijo Sukea

— ¿A qué te refieres? —cuestionó Obito aun agitado.

—Los tulipanes azules que han estado apareciendo alrededor mío últimamente. Simbolizan, lealtad, amistad y amor… ¿eso sientes por mí, Obito? —preguntó Sukea

Obito asintió —Si, y lo he sentido siempre, pero tenía el mismo miedo que tú, no quería arruinar nuestra amistad

Sukea tomo la mano de Obito para sonreírle. —No lo hará, porque haremos que esto funcione, mi soul mate. Yo quiero que te quedes a mi lado, para toda la eternidad

Obito asintió y apretó el agarre de manos—Aquí estaré siempre para ti, las cosas no tienen por qué cambiar.

Yamato vio a Itachi para sonreírle. Al final todo había salido bien al menos para uno de ellos.

— ¿Ustedes también están enfermos? —cuestionó Iruka viendo a Itachi y Yamato

—Sí, lo estamos —respondió Itachi

—Tú debes estarlo por Kakashi —dedujo Sukea

—Lo ves, te dije que eras muy obvio —soltó Iruka

—Sí, estoy enamorado de Kakashi-senpai —respondió Yamato apenado.

—Te ayudaré a ser correspondido —dijo firmemente Sukea

—Eh, pero… —Yamato iba a decir algo

—Si alguien puede evitar que Mei se acerque a Kakashi, ese es él, hay que confiar en Sukea-senpai —habló Itachi.

—Sin honoríficos, enano —corrigió Sukea  

—También te ayudaré en lo que necesites —dijo Iruka

— ¡Oigan, tontos, no se olviden de nosotros! —exclamó Anko acercándose junto a Rin y Yugao

Yamato vio a su alrededor, estaba rodeado de personas, no…estaba rodeado de amigos, que le ayudarían a llegar a Kakashi.

Por un momento perdió las esperanzas tras lo ocurrió con Jiraiya, pero Obito y Sukea se las regreso, no solo a él, sino a Itachi también.

—Los cerezos están cerca de florecer, hay que hacerlo Yamato —dijo Itachi sonriéndole

—Lo haremos bien —respondió el castaño para devolverle la sonrisa. —Pero antes… Sukea, creo que tú y Kakashi-senpai deben hablar, sé que tienen algunos problemas

Sukea soltó un suspiro —Descuida, resolveré eso hoy, confía en mí

—Ahora mismo, confió en todos ustedes —dijo Yamato viendo a sus amigos.

Notas finales:

Wow, no puedo creer que ya va más de un mes que empece a publicar esta historia de forma constante.

Espero les haya gustado el capítulo!

A partir de aquí dejaré un pequeño o largo extra jasjsajsa son pequeñas partes que no logre meter en el capítulo en si pero que se las comparto aquí! 

EXTRA

Sukea y Obito caminaban juntos de regreso a casa.  

—Sabes, cuando tengamos hijos esta será una anécdota divertida para contar —decía Sukea mientras comía un helado -que le había comprado Obito por el mal trago que pasaron con Mei-.

—¿Eh? ¿Tú quieres eso? —cuestionó sorprendido el azabache.

—Si, quiero contarles como su papá se me declaro en una botarga de oso, suena como una gran historia.

—Oye, vamos despacio, ¿sí? —dijo Obito tomando la mano de Sukea quien asintió. —Pero si los tenemos algún día, ¿Cuántos quieres y como quieres que se llamen?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).