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Notice me, senpai por Sora Hatake

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Yamato estaba sentado solo en la cafetería comiendo tranquilamente hasta que dos azabaches se acercaron.

—Bien, ya dinos que ocurrió con Kakashi-senpai —dijo Shisui sentándose a su lado

—Sí, ¿qué paso ayer que te llevo a casa? —indagó Itachi

—Pues, Kakashi-senpai que acompaño hasta mi casa y lo invite a pasar

— ¿Están hablando sobre lo de ayer? No empiecen sin mí —dijo Iruka que iba pasando para sentarse frente a Yamato

El castaño soltó un suspiro. —Bien ¿ahora si ya están todos? —preguntó Yamato viendo a su alrededor, ahora la mesa estaba llena

—Sí, ya suéltalo —decía Obito, que claramente llego acompañado de Sukea, así como Anko lo hizo de Rin y Yugao.

—Ahora sí, ayer Kakashi-senpai me llevo a casa, yo lo invite a pasar y estuvimos charlando un poco, él me empezó a decir que desde hace tiempo quería acercarse a mí pero pensaba que me caía mal. Y luego de eso él se puso raro y-

—Ahí viene —murmuró Sukea viendo a Kakashi acercarse.

— Te estaba buscando Yamato, ¿puedo sentarme con ustedes? —preguntó Kakashi acercándose a la mesa

—Claro Kakashi-senpai, siéntate —Shisui rápidamente se apartó un poco de Yamato para pegarse más a Itachi y dejarle espacio al Hatake.

Kakashi se sentó al lado del castaño. —¿Sobre qué hablaban?

—Sobre…ir a ver los cerezos cuando florezcan —respondió Rin

—¿Yamato ya les dijo que irá conmigo? —preguntó Kakashi

—Sí, justo eso estaba a punto de decir —habló Yamato

— ¿Por qué no vamos todos juntos? —sugirió Anko

—Yo conozco un lugar donde se ven increíbles y venden muchas cosas ricas —Apoyó la idea Shisui

—Mmm bueno —contestó Kakashi con un poco de desánimo que notó Yamato.

—No creo poder acompañarlos chicos, ya saben que no me gustan tanto las multitudes —dijo Yamato

—Si, si, recuerden que Yamato es…ah, ¿cómo se decía? —Obito se giró a ver a Sukea

—Introvertido —añadió Sukea

—Si, Yamato es introvertido, con el tonto de Kakashi tendrá suficiente —siguió Obito

—Dejemos que los nerds vayan solos o nos van a aburrir con sus charlas —soltó Iruka

Kakashi se giró a ver a Yamato para sonreírle como si de un agradecimiento se tratará por entender sus deseos.

—Entonces, ¿dices que Kakashi-senpai parecía tener algo importante que decir, pero te cambio el tema? —preguntó Itachi una vez que estaban en el salón de clases

—Sí, justo así, él se puso raro, estaba todo rojo y no podía terminar de completar su frase, cuando le pregunte después solo me dijo que era sobre ver los cerezos —contestó Yamato

—Sea lo que sea que te quería decir debe ser muy importante —comentó Iruka

— ¿Por qué lo dices?

—Recuerda las notas, Kakashi nunca va a la cafetería y hoy fue porque te estaba buscando —explicó Iruka—Así que cualquier cosa que te vaya a decir es importante

—No lo había pensado así —respondió Yamato

— ¿Pero qué cosa importante sería? —cuestionó Yugao 

—No sé, pero no importa, yo estoy decidido a confesarme hoy —dijo Yamato

 —¡Así se habla! Estoy seguro de que todo saldrá muy bien —decía Shisui emocionado

—Yo…amo las flores, pero tenerlas dentro no es tan agradable como parece, y morir por ellas… —Yamato hizo pausa y agacho la cabeza. Debía estar listo para cualquiera de los dos resultados que tendría su confesión. —Además, de que incluso si no lo hago, papá me dijo que me llevaría a hacer la operación que remueve todo, debe ser ahora o nunca.

Itachi puso su mano sobre el hombro del castaño. —Si las cosas salen mal, estaremos ahí para ti, hasta el último momento, ¿está bien?

Yamato levanto la mirada para verlo y asentir.

Las clases terminaron, las nubes cubrían el cielo y lo inevitable llego, una tormenta llena de sentimientos para el castaño.

—Ah, maldita sea, olvide mi sombrilla —se quejó Shisui

—Compartamos la mía —dijo Itachi

—¿Tú trajiste una sombrilla? —preguntó Obito viendo a Sukea

—No, tendremos que correr —contestó el castaño.

—A tu casa, está más cerca que la mía

—Traje dos, ¿no quieren una? —les dijo Rin acercándose

—Si, muchas gracias —respondió Sukea

—¿Por qué trajiste dos? —cuestionó Obito

—Una para mí y otra Anko —dijo la castaña entregándoles una

—Pero nosotros solo vamos a necesitar una —comentó Anko

—Oigan, ¿Y Yamato? —preguntó Yugao abriendo su sombrilla.

—Salió corriendo apenas termino la clase —contestó Iruka que llevaba un impermeable.

—Que extraño…Kakashi hizo lo mismo —comentó Sukea

Yamato corría por la escuela buscando a Kakashi. Fue a la biblioteca, a la sala de profesores, Minato-sensei le dijo que se fue apenas terminaron la clase, corrió hacia la salida.

—¡Chicos, ¿vieron a Kakashi-senpai?! —preguntó acercándose a sus compañeros

 —Se fue apenas terminaron las clases—respondió Obito

—Debo ir con él —dijo Yamato para irse corriendo.

—Al fin lo hará —decía Obito viéndolo correr

—Vamos con él —habló Itachi

Kakashi soltó un suspiro, estaba cubriéndose de la lluvia bajo un árbol. Creyó que saliendo rápido podría llegar a casa antes de que la tormenta se hiciera más fuerte, pero no pudo hacerlo.

—¡Kakashi-senpai! —escucho un grito a lo lejos, giró su mirada para ver a Yamato correr hacia él; Conforme se acercaba pudo ver que tenía una sombrilla en la mano, pero aun así iba bajo la lluvia sin protección alguna. —Al fin te encontré

Estaba tan cerca, a tan solo unos pasos de Kakashi, y cuando quedaban solo unos metros, tropezó. ¿Por qué su lado torpe debía salir en un momento así? Pero hubo alguien que le impidió tocar el suelo; Kakashi lo sostuvo evitando que se golpeara con la acera.

— ¿Estas bien? —preguntó el Hatake que había abandonado su refugio bajo el árbol con tal de atrapar a Yamato.

—Si, gracias Kakashi-senpai —contestó el castaño recobrando su postura.

Sus miradas se encontraron bajo la lluvia; Kakashi le sonrió con aquella sonrisa amable que tanto amaba. Esa no era una pequeña oportunidad, esa era la oportunidad que no podía dejar ir a menos de que quisiera morir, era el momento de florecer.

—Senpai, tengo algo importante que decirte. —dijo de forma firme

—¿Qué pasa? —Kakashi lo vio atento

 Yamato respiro hondo, de nuevo quería hablar pero las palabras se quedaron atrapadas en su pecho. Debía hacerlo, sentía que ese era su momento, así que simplemente lo dejo salir. —Kakashi, tú me gustas —dijo finalmente. —Sé que quizá no lo recuerdes, pero en un día lluvioso como este tú me sonreíste de la misma forma en que lo haces ahora y me ayudaste a levantarme después de que me caí; esa sonrisa, ha sido lo más hermoso que he visto en mi vida. Yo te amo, te amo tanto que me duele. No sé si tú me ames, si no lo haces está bien… pero quiero que sepas que yo te amo y admiro como no te lo imaginas, tú…eres mi sol, y yo soy como un girasol buscando siempre tu luz.

Kakashi se quedó callado viéndolo fijamente, ahora era él quien no sabía que responder, o mejor dicho, no sabía cómo hacerlo ya que estaba seguro de su respuesta. Si no encontraba como corresponder con palabras, tal vez debía hacerlo con acciones.

Se acercó lentamente a Yamato para tomar con su mano la mejilla mojada por la lluvia.

Yamato vio fijamente a los ojos de Kakashi mientras sus rostros se acercaban, estaban brillando. Bastaron solo segundos para que sus labios finalmente se juntaran, pero una vez que lo hicieron los segundos se sintieron como una eternidad, porque si, ahora la eternidad era suya.

¿El “te quiero” era suficiente para lo que sentía? Para Kakashi no, por eso quería corresponderle de una forma que pudiera comprender bien sus sentimientos, alargando tanto como pudo aquel beso, que a pesar de ser bajo una fría lluvia, Yamato lo sintió cálido.

—Tú también me gustas, quería decírtelo cuando viéramos los cerezos juntos. —dijo Kakashi tras separarse.

—Lo lamento senpai, pero si no lo decía ahora no podríamos hacer eso

— ¿Por qué? —preguntó Kakashi

Yamato le sonrió y entonces comenzó a toser aquellas flores rojas.

—No puede ser, ¡Yamato! —exclamó Kakashi incrédulo ante lo que veía

Todos sus miedos e inseguridades ante un rotundo rechazo se los llevo la lluvia, al igual que aquellas flores que salían de sus pulmones. 

—Cuando dijiste que me amabas tanto que dolía, pensé que era una metáfora o algo así, no que tenías esa enfermedad de las flores —dijo Kakashi viendo a Yamato intentar recuperar el aliento tras expulsar hasta el último pétalo que albergaba su cuerpo.

—No lo es, mis sentimientos por ti son demasiado fuertes

—Pues espero corresponder correctamente a ellos

—Ya lo has hecho Kakashi-senpai, y gracias a eso es que puedo seguir vivo —contestó Yamato para sonreírle.

—Mi cliche favorito es el beso bajo la lluvia, y gracias a ti lo he podido hacer realidad —comentó Kakashi

—Tengamos nuestro final feliz —dijo Yamato

—Para llegar a un final feliz, primero debemos tener toda una historia juntos, y yo quiero vivir esa historia a tu lado, Yamato —respondio Kakashi tomando la mano del castaño

—Yo también quiero vivirla, Kakashi —contestó el castaño apretando con firmeza la mano de su senpai.

— ¡Al fin! —gritó Obito acercándose junto al resto

—Eh, chicos…—Yamato se giró a verlo. Yugao se acercó a él para abrazarlo.

—Lo vez, te dije que lo ibas a lograr —dijo la chica abrazándolo con fuerza

—Lo hiciste nerd —dijo Iruka acercándose con una enorme sonrisa

—Sabía que ibas a lograrlo —añadió Itachi poniendo su mano sobre el hombro de Yamato

—¿Todos ustedes lo sabían? —preguntó Kakashi

—Creo que eras el único tonto que no se había dado cuenta de la forma en la que Yamato te veía siempre —respondió Obito

—Como un girasol buscando al sol —añadió Sukea, Kakashi se giró a verlo para sonreírle, dudada de quien de los dos era el sol, porque la sonrisa de Yamato era tan radiante como el amanecer.

—Oh, miren, está dejando de llover —decía Rin viendo como las gotas paraban de caer y el cielo comenzaba a despejarse.

—Este parece otro de esos clichés de libros —comentó Yamato

—Si, otro cliché que me gusta —respondió Kakashi sonriéndole.

—¡Vamos a comer algo para celebrar! —exclamó Shisui emocionado

La tarde soleada estuvo llena de risas ruidosas, pero por primera vez no le molestaron a ninguno de los dos. Ahora que sus manos estaban juntas, nunca más iban a separarse.

En aquella primavera, el Hanahaki pareció haber unido algo más que parejas, al introvertido de Yamato lo unió a más personas que estaban felices por él, no solo por haber sido correspondido, sino porque seguiría vivo.

De regreso, Kakashi lo llevo de nuevo hasta la puerta de su casa.

—Entonces nos vemos mañana —dijo Kakashi despidiéndose

—Espera senpai, tu sombrilla —se la entregó Yamato

Kakashi la tomo para verla fijamente. —Yamato…yo, te mentí la otra vez

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Yo…si recuerdo la primera vez que nos conocimos, fue cuando te caíste bajo la lluvia. ¿Recuerdas lo que te dije ayer? Sobre que creí que te caía mal… yo fingí que no lo recordaba por eso, porque cuando te di mi sombrilla esa vez que caíste, lo hice esperando que me hablaras para devolvérmela, pero no lo hiciste, supuse que estabas demasiado avergonzado de que te vi y por eso me evitabas, así que fingí olvidarlo por miedo a que te alejaras de nuevo si sabias que lo recordaba

—Ah, vaya, lamento todo ese malentendido senpai, no me acerque a ti por torpe…

—No importa ya —dijo Kakashi. —Yo estaré ahí para atraparte todas las veces que tropieces, como lo hice hoy, solo no te alejes de mí

—No lo haré nunca —contestó Yamato con una sonrisa en su rostro.

—Bien, ahora sí, nos vemos mañana —Kakashi se despidió con la mano para ir hacia su hogar.

—Estoy en casa —dijo Yamato entrando a su hogar

—Llegaste un poco tarde hoy —comentó Tsunade desde la cocina. Yamato fue corriendo hacia ella para abrazarla con fuerza. —Y por lo visto llegaste muy cariñoso

—¿Todo bien? —preguntó Dan entrando al lugar

—¡Lo hice papá! ¡Finalmente lo hice! —Yamato soltó a Tsunade para ahora ir a pegarse a su padre.

—¿Hacer qué? —preguntó Tsunade confundida

—Finalmente proclame mi amor —respondió el castaño emocionado. —Podré vivir para ver los cerezos mañana—el castaño se apartó y fue hacia su habitación. —Debo alistarme para eso

—Siento que me perdí de algo —habló Tsunade viendo fijamente a Dan

—Nuestro retoñito esta floreciendo. Te explico todo mientras bebemos algo, ¿Qué dices? —preguntó sonriendo de forma torpe

El Hanahaki, aquella enfermedad que llego poco antes que la primavera sin explicación alguna; Cuando los cerezos florecieron, aquellas personas que fueron cobardes y no proclamaron sus sentimientos murieron, como aquellos que no fueron correspondidos. Pocas fueron las personas que prefirieron dejar de sentir y vivir como cascarones vacíos sin sentimiento alguno.

Pero aquellos que corrieron el riesgo de declararse y fueron correspondidos, encontraron a una pareja con quien ver los cerezos durante todas las siguientes primaveras; Claro, el Hanahaki solo aparecía en personas que amaban con todo, y que eran correspondidas de la misma manera.

—Vamos senpai, date prisa —decía Yamato emocionado subiendo aquella colina llena de tonos rosas y blancos.

—Ya voy —contestó Kakashi que iba tras él.

Yamato vio los hermosos cerezos que los rodeaban —La vista es increíble, ¿no lo crees?

—Si, me gusta —respondió Kakashi a su lado. —Pero sé cómo hacerlo mejor

—¿Cómo? —Yamato se giró curioso a verlo, Kakashi le sonrió para sacar un libro. —¡Eres el mejor senpai! Busquemos un buen lugar para sentarnos.

—Pero léelo en voz alta para mí —dijo Kakashi —Quiero escuchar tu voz

—Bien, empecemos con esto —Yamato se sentó recargándose en un árbol y abrió el escrito, Kakashi se sentó a su lado para recargar su cabeza sobre la del castaño y escucharlo atentamente.  

—Sukea, ¿qué tanto quieres que vayamos a la misma universidad juntos? —preguntó Obito que tenía un libro entre manos

—Mucho —contestó el castaño mientras revisaba sus apuntes.

Obito hizo un puchero. —Ya me cansé de estudiar, quiero ir a ver los cerezos

—Bien, pero de regreso vamos a estudiar otro poco —dijo Sukea cerrando su libreta.

—Si, si, otro poco —Obito cerro su libro también y se levantó para ir hacia la salida de la casita del árbol. Bajo primero y luego ayudo a Sukea a hacerlo.

—Hace mucho calor —comentó el castaño. —¿Me compras un helado?

—Es tu turno de invitar las golosinas —respondió Obito

—Por favor, mi soulmate —insistió Sukea juntando sus manos

—Ah, eres un caprichoso Sukea —se quejó Obito. —¿De qué sabor lo quieres?

—¡Fresa! —exclamó Sukea orgulloso de su cometido

—Bien, vamos por tu helado de fresa —dijo Obito tomándolo de la mano.

Sukea sonrió, amaba que Obito siempre tomará la iniciativa de tomarlo de la mano, era como una forma de demostrarle que siempre estaría ahí para él.

Shisui e Itachi caminaban tranquilamente por el parque mientras comían un dulce.

—Esto sabe muy rico, ¿quieres que le llevemos uno a Sasuke? —preguntó Shisui

—Si, vamos a llevarme uno a mi hermanito —contestó Itachi asintiendo

—Espera, tienes algo en el cabello —Shisui se acercó para quitarle un pétalo de la cabeza, Itachi estiró la mano así que Shisui lo colocó en su palma.

—Gracias —dijo Itachi viéndolo para luego toser un poco.

—¿Estás bien? —cuestionó Shisui preocupado

—Si, es solo que hemos caminado mucho y me canso pronto, ya sabes —respondió Itachi

—Haberlo dicho antes —Shisui se dio la vuelta y se agacho

—¿Qué haces? —Itachi ladeo la cabeza confundido

—Sube, te llevo en mi espalda para que no camines más

—No, Shisui, puedo caminar

—No, no, arriba, déjame llevarte —insistió Shisui

Itachi soltó un suspiro y subió resignado a la espalda de Shisui.

—Ahora vamos por ese dulce para Sasuke y luego a casa —dijo Shisui levantándose.

—Bien —soltó Itachi sonrojado por el gesto amable de su pareja.

—Recuerda, yo te voy a cuidar siempre, para toda la vida —dijo Shisui caminando a través de aquellos arboles rosas.

— ¿Me lo prometes? —Itachi recargo su rostro en el hombro de Shisui

—Te lo prometo —respondió Shisui levantando su meñique

—Su estación favorita era la primavera, la mía es el invierno…porque fue la última estación donde estuvimos juntos —decía Orochimaru viendo un árbol de cerezos. —Lo peor no es afrontar el duelo, sino…querer ver a esa persona y darte cuenta de que ya no está, de que no podrás hacerlo nunca más

—Se a lo que te refieres —dijo Sakumo poniendo su mano sobre el hombro de Orochimaru

—Aun no entiendo mucho del Hanahaki, ¿qué tanto debes amar a la otra persona para que tus sentimientos correspondan? Supongo que tanto como la otra persona te amé, por eso es que las cosas terminaron así —hablaba Orochimaru bajando la mirada a aquella tumba que tenía algunos pétalos encima. —El decir que lo extraño solo hace que lo extrañe más, ojalá le hubiera dicho todo esto cuando aún estaba aquí

—Jiraiya te conocía bien, incluso si no lo decías estoy seguro de que él lo sabía, sabía que lo querías a tu manera, por eso debe haber querido pasar sus últimos momentos a tu lado. —contestó Sakumo.

—Si…tal vez, tengas razón —dijo Orochimaru para darse la vuelta y comenzar a caminar.

Sakumo fue tras él. —¿Te gustaría ir a ver los cerezos juntos?

—No —respondió de forma tajante

— ¿Eh? ¿Por qué no?

—No somos adolescentes enamorados, hagamos cosas de adultos

—Bueno, entonces acompáñame a declarar mis impuestos —dijo de forma sarcástica el Hatake provocando que soltará una risa.

—Vayamos a tomar algo —sugirió Orochimaru

—Oye, Orochi, ¿mantendrás eso de no volver a amar nunca? —preguntó Sakumo

Orochimaru se detuvo para pensarlo un momento. —Ahora no estoy tan seguro de hacerlo, pero no… en mi corazón siempre será invierno, por ser la última estación donde estuvimos juntos; No creo que haya alguien más que me llegue a querer con eso, si lo hay, tal vez le dé una oportunidad

—Entiendo. Espero que algún día la primavera pueda volver a tu corazón, y en ella también puedas encontrarlo, no solo en el frío invierno.

El fin del invierno; el inicio de la primavera, ninguna estación dura para siempre, y el inicio de una puso fin al Hanahaki, al menos en aquel año. El mañana llegó para algunos que pudieron ver el sol salir una vez más.

Yamato iba camino a la escuela, conforme más se acercaba al edificio pudo ver aquel llavero de perrito colgando de la mochila del chico que caminaba de forma despreocupada. Esta vez no lo dudo y avanzo de forma apresurada hacia él.

—¡Buenos días Kakashi-senpai! —exclamó acercándose a su costado mientras sonreía

—Buen día Yamato —contestó Kakashi. —Justo quería verte, cuando las clases terminen, ¿te gustaría salir a dar un paseo?

—Claro que si senpai, hay una tienda nueva que me gustaría visitar contigo

—Pues vayamos más tarde a verla —contestó Kakashi tomando la mano del castaño

—¡Buenos días senpai y Yamato! —exclamó Shisui acercándose junto a Itachi

—Quisiera ser como tú que tan temprano ya estas tan animado —comentó Kakashi al verlos

—¿Cómo no estarlo? El sol brilla, los cerezos adornan las calles, e Itachi esta a mi lado, eso ultimo ya me pone muy feliz de por si —respondió Shisui

—Ustedes son muy tiernos chicos —dijo Kakashi

—Ustedes dos no se quedan atrás senpai, desde ese día parece que no sueltas a Yamato —señaló Itachi el agarre de manos

—A mí me gusta así —comentó Yamato con una sonrisa viendo como Kakashi desvió la mirada avergonzado.

—¡Oye, enano! No nos esperaste —regaño Anko acercándose a espaldas de Yamato para darle un suave jalón de orejas

—Ah, lo siento, quería encontrarme con Kakashi-senpai en el camino —contestó el castaño

—Buen día a todos —saludó Rin sonriéndoles de forma amable. —Shisui, ayer fuimos a comer al restaurante que nos recomendaste y tenias razón, todo estuvo delicioso

—Vayamos todos juntos un día de estos —sugirió Shisui

—Me agrada la idea —contestó Kakashi mientras acercaba a Yamato hacia él para apartarlo de Anko

—Te estoy viendo Hatake, más te vale que cuides bien a Yamato o te patearé el trasero —amenazó Anko. —Nada de romperle el corazón

—Oye, no seas así —dijo Yugao. —Kakashi-senpai no es un rompecorazones, ¿verdad?

Kakashi negó con la cabeza. —Para nada

—Más te vale —dijo Anko

—Nos vemos más tarde —se despidió Kakashi una vez que llegaron al edificio para cada uno ir a sus respectivos salones

—Que tengas un lindo día, senpai —dijo Yamato

—Siempre que estes conmigo, lo será —contestó Kakashi con una sonrisa antes de irse provocando que Yamato se sonrojara

—Ay, Dios, todos ustedes son tan empalagosos, llenos de amor —se quejó Iruka acercándose

—¿Celoso? —cuestionó Itachi

—Claro que no, ni que necesitara una pareja para ser feliz…aunque, bueno —decía Iruka cruzándose de brazos para luego ver a Yugao

—No, gracias —respondió la chica para apartarse de él

Kakashi, Rin y Anko fueron a su respectivo salón.

—Naruto me dijo que la paso bien con ustedes, ojalá me pudieran ayudar a cuidarlo otro día chicos —decía Minato sonriendo

—Él nos dijo que usted come en serio los pasteles de tierra que prepara, ¿eso es cierto? —preguntó Obito

—No, solo finjo hacerlo —respondió el rubio

—¡Ah, lo ves! Te lo dije, tan pequeño y manipulador —indicó Obito

—Un niño te estaba manipulando, cada vez caes más bajo, Obito —comentó Kakashi al escucharlo

—Calla Kakashi, ese niño era muy listo, ¿verdad Sukea? —dijo girándose a ver al castaño

—Claro, muy listo —apoyó Sukea viendo a Obito para luego acercarse a Kakashi—No lo es tanto —murmuró haciendo reír a su hermano.

—Bueno, tomen asiento chicos, comencemos con la clase —habló Minato

Sukea fue a su lugar para ver su reflejo en la ventana —Ah, maldición, mi pelo empieza a regresar a su color natural, ¿debería teñirlo de nuevo o dejarlo plateado?

—A mí me gusta castaño —dijo Obito viéndolo. —Pero como sea que lo tengas te ves lindo

—Lo teñiré, solo porque a mi soulmate le gusta así—contestó Sukea sonriéndole.

Notas finales:

Aydios, estoy nerviosa y emocionada por este capítulo aaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Espero les haya gustado uwu Gracias por leer y acompañar a los introvertidos en esta historia 

Ya pueden respirar con tranquilidad jssjasajas o tal vez no...

Aun falta el capítulo final! 

EXTRA

Kakashi y Yamato estaban en la terraza de la escuela.

—Kakashi-senpai, ¿recuerdas lo que me preguntaste el otro día? Sobre mis planes para el futuro

Kakashi asintió. —¿Ya tienes algo en mente?

—Si, en aquel momento no te pude responder porque ni siquiera estaba seguro de tener un futuro, pero ahora que lo estoy ya se que quiero

—¿Y qué quieres? —preguntó Kakashi

—Estar a tu lado siempre —contestó Yamato. —Ese es mi plan para el futuro

—Me gusta, vamos a hacerlo real —dijo Kakashi para sonreír. —¿Me dejaras tener un perro cuando vivamos juntos?

—Solo si tu me dejas tener la casa llena de plantas

—Trato hecho

 


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