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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Por fin a llegado la ceremonia de los reclutas, además, Rico se presenta con Nifa y descubres un lado ¿sumiso? del capitán Levi. 

T/N recordaba su propia ceremonia. Ella se mantuvo impasible, callada y serena a lo largo de todo el evento. Ni siquiera habló con sus compañeros cuando finalizó y siguió a los miembros de la Legión. Tampoco lo hizo cuando se puso la chaqueta con las alas de la libertad o cuando le entregaron su montura.

 

Cuando demostró habilidades, sobretodo resistencia, el Sargento Mike la recomendó para pertenecer a su escuadrón. Se unió semanas antes de que Nanaba lo hiciera, quien se mostraba demasiado considerada con el Sargento. Eso hizo que al principio T/N la percibiera como una omega, aunque era poco más alta que el promedio de los omegas y sus expresiones siempre fueron decididas, jamás dudaba.

 

Pero eso no duró mucho.

 

Muchos en la Legión no lo saben, pero los cuartos compartidos siempre se asignan de acuerdo con su género cuando los miembros son meros reclutas. Así, aunque haya hombres y mujeres asignados a una misma habitación, se sabe que todos ellos son omegas o bien, alfas. Esa información se la brindó Henning, en absoluto secreto mientras presumía una sonrisa de suficiencia.

 

Y lo confirmó aquella vez que vio los supresores de olor sobre la mesilla momentos antes de que Nanaba los consumiera y es que los supresores para alfas tienen una letra marcada diferente al de los omegas. Para compensar su error, T/N le confesó que podría ser también un alfa, pero nunca lo aseguró.

 

-Este año no son muchos – Comentó Rico, un paso detrás de ella. Se había cambiado por el uniforme y portaba sus anteojos de combate, en vez de los delgados anteojos que acostumbraba a usar en casa. Las gruesas cintas cafés rodeaban su cabeza en la parte posterior, interrumpiendo su sencillo peinado. Además, cargaba con su mochila de correas de cuero y hebillas.

 

Rodeando la tarima se encontraban los reclutas de ese año. Los susurros se alzaban apenas, seguramente debido al nerviosismo. Ninguno de ellos llegaba a tener la altura de la alfa, pero algunos sobrepasaban la de Rico. La alfa no se detuvo a mirarlos ni un segundo, en vez de ello siguió caminando sobre el pobre pasto del área provocando ruido, hasta llegar a la plataforma por el costado derecho.

 

La plataforma con pisos de madera estaba iluminada por una serie de antorchas que se encontraban tanto en el interior como en el exterior de la estructura, llegando a iluminar, en medio de la noche, los rostros de los jóvenes reclutas que estaban de pie, en formación.

 

Subieron las escaleras de madera y se posicionaron en el pasillo, ocultas de la vista de los reclutas. Ahí descubrió que el comandante ya se encontraba en su posición; se había posicionado en el centro de la plataforma con los brazos cruzados tras su espalda y el mentón recto, imperturbable.

 

Cruzó sus brazos tras su espalda y esperó.

 

El calor de las antorchas acariciaba la piel de T/N, pero ella no le prestó importancia. Se mantuvo inmutable de pie en el ancho pasillo de madera detrás de las gruesas cortinas mientras el fuego hacía sombras sobre su rostro y el de Rico.

 

-Soy el treceavo comandante del regimiento de exploradores – Se presentó Erwin ante la serie de reclutas que lo miraban desde abajo. Su voz demandante los obligaba a prestar atención.

 

Los ojos de T/N no tenían acceso a los rostros de los reclutas, así que solo miró la diciplinada postura de Erwin.

 

-Ella estuvo en el bar – Susurró Rico, a su lado. T/N recorrió con los ojos los rostros de los soldados varios metros delante y distinguió a alguien en particular, por delante del resto – La omega que se sonrojó.

 

Ella y otros soldados esperaban tal como T/N y Rico detrás de las cortinas y escuchaban pacientemente el discurso del comandante. Aunque nadie se miraba entre sí.

 

-Esa es la sargento Hange Zoë – Aclaró con seriedad, mirando el severo rostro de la sargento por un breve momento; sus cejas estaban curveadas hacia abajo y sus labios estaban ligeramente fruncidos, pero un pequeño músculo arriba de sus cejas tembló y T/N pudo atribuirlo a su propia mirada.

 

-No puedo garantizar su supervivencia y aún así, estoy aquí para pedirles que consideren unirse al cuerpo de exploración…

 

-Ese debe ser el capitán Levi – Volvió a hablar su compañera, desviando su atención de las palabras del comandante – El hombre más fuerte de la humanidad – Musitó con un tono de voz misterioso – Nadie que no lo hubiera visto pensaría que es un omega.

 

T/N miró más allá del comandante y entre los soldados, un poco apartado, logró divisar a la persona de quien hablaba Rico; como si hubiera asistido a muchas ceremonias, Levi parecía estar aburrido, aunque T/N había aprendido que no debía confiar en aquella fachada exterior.

 

No tuvo que mirar para saber que Rico lo examinaba con cuidado.

 

-Que sea pequeño no quiere decir que sea un omega – Comentó T/N, distinguiendo a alguien más. Nanaba se encontraba justo al costado izquierdo de Mike, quien había mantenido una firme expresión antes de revelar una sonrisa socarrona.

 

-Sé que no es una regla, pero no tendemos a crecer mucho – Respondió Rico, armonizando con sus palabras en un ligero asentimiento.

 

Pero si lo es para los omegas varones, pensó la alfa mientras la imagen de Olav aparecía en su mente, siempre son muy pequeños.

 

Mientras ocurría aquello, del otro lado de la plataforma, Levi dirigió sutilmente sus ojos más allá de Erwin.

 

-No cabe duda de que es un alfa – Comentó por lo bajo después de su concentrada y concisa inspección.

 

En respuesta Mike sonrió, pero luego añadió con una voz serena y profunda:

 

-No hay omegas en mi escuadrón – Levi lo miró de reojo por un breve pero significativo instante. No había tenido conocimiento de aquello, lo que lo asombró y desconcertó a la vez.  

 

-Ya veo – Dijo, molesto – No son lo suficientemente fuertes.

 

-Ni lo suficientemente resistentes – Refutó el alfa, ampliando su sonrisa socarrona.

 

-Silencio – Musitó entre dientes Hange delante de ambos. Levi miró su espalda rígida y volvió a su imperturbable y acostumbrada expresión, escuchando nuevamente el discurso que estaba por finalizar.

 

T/N pudo escuchar como las piedras sobre la tierra saltaban al momento en que varios reclutas se retiraban el lugar al mismo tiempo. No se sorprendió por ello, pero tampoco pudo ignorar que se sintió decepcionada.

 

Por experiencia, sabía que no más de diez reclutas se habían quedado.

 

Pero dejo de lado ese hecho porque en ese momento Erwin se giró hacia ella y comenzó a caminar tranquilamente, pero mantuvo su expresión. No lo hizo solo, empero; rápidamente pero con soltura, el capitán Levi y la sargento Hange se le unieron, uno a cada costado dos pasos por detrás. Y poco después, el sargento Mike se adelantó mientras Nanaba y Petra se desviaba hacia los reclutas que recién se unieron a la Legión.

 

El grupo cruzó el área abierta y T/N estuvo segura de que escuchó la voz de Nanaba mientras comandaba a los recién unidos al cuerpo de exploración.

 

Erwin detuvo sus pasos delante de T/N y ambos alfas se miraron impecablemente, sin alterar sus facciones. Ciertamente, no había tensión pero el silencio se mantuvo por varios segundos.

 

-Bienvenida al trabajo, T/N – La voz del alfa tuvo cierto toque de calidez en ella.

 

-Este…Tú eres esa omega – Habló Hange, señalando tímidamente a Rico con una expresión de desconcierto; aquello que le molestaba, había desaparecido por completo – Usas el uniforme.

 

- Espero que el tiempo fuera sirviera de algo – Añadió el comandante.

 

-Lo hizo – Asintió la alfa ligeramente. No era extraño que los alfas ignoraran constantemente la presencia de los omegas mientras conversaban entre ellos, así que T/N se conformó con saber que Rico no se lo había tomado a pecho – Debería discúlpame por ello – El comandante sonrió.

 

-Considero que es justificable su abrupta partida. El comandante Pixis personalmente me ha puesto al corriente con los sucesos – Fue sutil, pero escuchó la exclamación de Rico – T/N parpadeó. No miró hacia su prima, pero supo que debía lucir algo avergonzada – Y por ello, es de mi agrado informarle que el capitán Levi ha aceptado el ingreso de Rico Brzenska en el escuadrón de operaciones especiales – Por el rabillo del ojo pudo notar que Hange retiraba su mano mientras reflexionaba.

 

En ese momento, el capitán Levi se adelantó un pasó más cerca de Erwin y T/N se mostró ligeramente sorprendida por aquel movimiento. Miró hacia abajo y vio la oscura cabellera del hombre, que apenas llegaba a la altura de sus pectorales. Levi no alzó la mirada, pero se inclinó un poco hacia el frente con las manos pegadas a sus costados.

 

-Hablo por toda la Legión, señora Brzenska. Le damos las gracias por sus generosas contribuciones – La alfa parpadeó rápidamente, observando los ligeros mechones negros caer por la frente del omega.

 

Pero Levi no duró mucho en aquella posición. Dio un paso atrás antes de erguirse y volver a su antigua postura. T/N se recuperó y asintió con firmeza.

 

Cuando Levi vio eso, se dirigió a la omega que tenía enfrente.

 

-Rico, acompáñame – Le pidió, volviendo a la seriedad acostumbrada. Esta vez, T/N si dirigió su mirada hacia la omega, quien alzó sus ojos hacia ella en respuesta. Asintió sutilmente, pero fue suficiente.

 

Nadie dijo nada de ese intercambio, que claramente todos presenciaron.

 

Rico bajó sus brazos de las correas de su mochila antes de caminar hacia adelante y tanto ella como el capitán Levi se alejaron en silencio; Rico se tomó la libertad de colocarse a la altura de su superior.

 

Cuando miró al frente, notó que el rostro de Hange había vuelto a la seriedad y que la luz de las antorchas se reflejaba en sus anteojos.

 

-T/N – La llamó Mike, detrás del sargento – Reúnete con Nanaba más tarde – Ella asintió y Mike se retiró. Así, solo quedaron ellos tres.

 

-Supongo que es todo – Comentó Hange, soltando un suspiro tranquilizador y cerrando brevemente los párpados.

 

-Aún me gustaría hablar sobre las contribuciones que has otorgado – Le informó Erwin – Cuando lleguemos al cuartel de investigación, reúnete conmigo en mi oficina – El comandante no esperó una respuesta, sino que se dio media vuelta y se alejó.

 


 

Rico trato de seguir los pasos del capitán Levi, pero en cuanto bajaron de la tarima, se volvieron más rápidos y Rico se vio obligada a moverse tanto a la par como pudiera, sin embargo, él la dejo unos de pasos detrás.

 

Ambos rodearon la tarima y se adentraron en una zona más oscura, dejando atrás las antorchas, pero Rico pudo escuchar el ruido de carros y cascos de caballos en lo lejos, lo que indicaba que se dirigían hacia la zona de reagrupamiento.

 

-Los demás miembros del escuadrón son Petra Ral, Auruo Brossard, Gunther Schultz, y Erd Gin. Los conocerás pronto, cuando se les hayan dado instrucciones a los reclutas y terminen sus tareas. Nuestro carro se encuentra por aquí – Le dijo el capitán, manteniendo la elegancia en sus movimientos.

 

- ¿Qué es lo que hace el escuadrón exactamente? – Levi se detuvo y la miró sobre su hombro izquierdo. Su mirada era escrupulosa. Rico imitó su expresión de algún modo y pudo ver que los ojos del capitán relucían con alguna sutil emoción…tal vez aprobación.

 

-Nos encargamos de lo que los demás no pueden hacer – Fue su respuesta. Se volvió hacia el frente y continuó andando, esta vez con menos prisa.

 

-Entiendo – Dijo – Respecto a lo que pudo haber dicho el comandante Pixis, yo…

 

-No sé lo que dijo el comandante Pixis – La interrumpió – Solo él lo sabe.

 

Levi no lo vio, pero Rico se sintió profundamente aliviada. No estaba lista para que sus nuevos compañeros se enteraran de ello.

 

Casi no vio cuando el capitán se detuvo de nueva cuenta, pero lo imitó a tiempo, colocándose a su costado derecho.

 

-Tu prima – Dijo con una nota de voz misteriosa – Ella te puso bajo su dominio.

 

Rico parpadeó, desconcertada.

 

Lo sabe…sabe que soy una omega.

 

-Ella… – Dijo tímidamente – Ha sido muy buena conmigo – Levi la miró de reojo por largo tiempo con una expresión analítica pero al mismo tiempo ligeramente caprichosa y Rico lo supo porque ella misma la ponía a veces…hasta que finalmente desvió sus ojos, aburrido.

 

-Espera al resto del escuadrón en el carro – Ordenó simplemente y Rico miró unos metros más allá, percatándose de que habían llegado a los límites zona de reagrupamiento, donde ya había varios soldados de la Legión esperando.

 

-Si – Respondió, alejándose mientras pensaba que era dificil comprender al capitán y ponía sus ojos en el único carro que estaba vacío.

 

Se detuvo delante de las ruedas traseras entretanto colocaba las manos sobre las correas de la mochila y bajaba la mirada un poco, pensativa y apesadumbrada.

 

-Tú – Dijo alguien junto a ella. Rico giró el cuello y vio a una chica de cabello castaño rojizo señalándola con la punta del dedo índice. Debió ver el desconcierto en su mirada, porque bajó el brazo y apretó ambos puños, transformando su expresión – ¿Qué es lo que haces aquí?, tú…Estas usando el uniforme.

 

Rico giró su cadera, colocándose de frente a Nifa y dijo:

 

-Soy una soldado – Eso pareció molestarla más, porque masculló entre dientes:

 

-Claro…tiene sentido, de ese tipo le gustan – O eso fue lo que Rico logró escuchar - ¡¿Es que vienes a restregármelo?! – Le preguntó, alzando la voz en furia.

 

Rico parpadeó, mostrando confusión cuando Nifa se adelantó un paso hacia ella, pero Rico solo bajó los brazos de las correas que cruzaban sus hombros y los dejó a sus costados.

 

- ¿He?

 

-Antepone tus necesidades a las suyas – Susurró – Déjame decirte que no lo tienes todo asegurado…Descubriré cuando será su…

 

Bien, ya entiendo

 

-Tienes razón – Asintió sutilmente Rico, con una pequeña sonrisa – Ella pone mis necesidades delante de las suyas. Es muy considerada, protectora y me da mi lugar; me lleva al teatro, me da un asiento en sus reuniones de su empresa y a veces me deja dormir en su cama – Afirmó, orgullosa de ello. Abrió ambos ojos y miró el horror en los rasgos de Nifa – Tengo mucha suerte de tenerla a mi lado.

 

-No lo dices en serio – Las lagrimas comenzaron a acumularse bajo sus cuencas y parecía a punto de desplomarse sobre la tierra, pero entonces Rico notó la presencia de otro persona…un hombre alto de cabello castaño oscuro y ojos amigables, pero serenos.

 

Se había adelantado sin que Rico lo notara, así que era demasiado silencioso.

 

- ¿Cuál es tu nombre? – Le preguntó, tratando de no sonar irrespetuoso. Debía creer que le estaba haciendo daño a su amiga a propósito, pero Rico no dejó que eso la afectara. Se adelantó tres pasos hacia Nifa, extendió la mano y dijo:

 

-Mi nombre es Rico Brzenska – Sonrió un poco, para darle dramatismo – T/N es mi prima mayor y he sido transferida desde las tropas estacionarias del distrito de Stohess.

 

Pero no recibió un estrechamiento a cambio. La expresión de Nifa se volvió de auténtico asombro mezclada con una visible vergüenza. Abrió los labios, pero no salió nada de ellos. En vez de ello, alzó los brazos y colocó sus palmas en sus propias mejillas.

 

- ¿Te deja dormir en su cama? – Preguntó de improviso alguien detrás de ella – Debes de haber pasado por algo terrible – La chica, una mujer de cabello pelirrojo y ojos ámbar tenía las manos unidas sobre su pecho, delante del nudo de la capa de la Legión.

 

Había lástima en su mirada.

 

-No debí de haber dicho eso último – Confesó Rico, decepcionada y molesta consigo misma. Era sumamente lógico que otra omega llegara a esa conclusión; solo un omega herido podría sentirse absolutamente seguro dormitando en la presencia de un alfa muy cercano.

 

La nueva integrante pareció darse cuenta de que había abierto la boca y de que toda la atención estaba sobre ella porque su rostro se tornó mucho más carismático.

 

-Mi nombre es Petra y tú debes ser la nueva integrante del escuadrón del capitán Levi, es un placer conocerte – Adelantó su mano y ambas se estrecharon.

 

-Lo soy – Aseguró, ignorando el susurro “capitán Levi” proveniente de Nifa.

 

-Ey – Llamó el capitán apareciendo de la nada, lo que sobresaltó a todos. Petra imitó una posición recta, con las piernas firmemente unidas - ¿Terminaron de presentarse?

 

-Si – Asintió Rico con seguridad, luego miró más atrás del capitán y descubrió a otros tres hombres que lo acompañaban. Notó que Petra mostraba asombro hacia ella, pero lo ignoró.

 

-Bien, porque nos vamos.

 


 

El armonizado ruido de las hojas siendo aplastadas bajo sus botas quedó interrumpido por el ruido de otro par de pies en las cercanías.

 

-T/N.

 

T/N se detuvo, pero no se volvió.

 

-Tenemos que hablar – T/N giró el cuello y miró el rostro de Nanaba, aun en la penumbra de la noche.

 

- ¿Tenemos? – Dijo sombríamente.

 

Nanaba mostró una expresión adusta, pero sus ojos la desmentían; T/N vio inquietud en ellos.

 

-Tienes que hablar conmigo – Refutó y la inquietud de sus ojos desapareció – Además, yo tengo tu caballo.

 

T/N desvió un momento su vista, sopesando sus opciones.

 

-Bien – Luego, giró su cuerpo hacia Nanaba y metió ambas manos en los bolsillos de su abrigo. Eso la tranquilizó porque abandonó su postura tensa; sus hombros rígidos bajaron y dejó de apretar los puños.

 

- Tu… – La señaló – Te fuiste repentinamente antes de que pudiéramos conversar – Respiró hondo, afectada.

 

-No parecía que quisieras hablar – Objetó T/N, haciendo memoria.

 

-Porque… ¡Estaba pensado! – Dijo, dubitativa. Su voz tomó fuerza, pero se mantuvo en un nivel adecuado.

 

- ¿Y terminaste de pensar? – Le preguntó con serenidad. Las copas de los árboles danzaron en respuesta a una suave brisa, haciendo que dejaran de hablar por unos momentos, hasta que el sonido se detuvo.

 

-Lo hice.

 

-Entonces empieza – Se miraron por unos segundos, ambas conscientes de que T/N acababa de dar una orden. T/N pudo escuchar el sonido de los cascos de los cabellos al moverse y el de las ruedas de las carretas al andar por el camino.

 

La legión se estaba marchando.

 


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