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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Rico conoce a sus nuevos compañeros y una pequeña omega te ha puesto los ojos encima.

Su cabello se movió ligeramente debido al movimiento del carro. Por lo que pudo ver, el oscuro cabello del capitán Levi también danzó, pero con mucha más gracia que el de Rico.

 

-Así que, tú eres una Brzenska – Comentó Auruo, a su lado; se presentaron antes de subirse al carro, pero fuera de eso, no habían hablado. Su compañero había tomado una posición arrogante, con una brazo recargado sobre el respaldo del asiento del carro y tenía una extraña expresión en el rostro…una expresión forzada.

 

-Lo soy – Respondió Rico sin molestarse en mirarlo mucho tiempo; las únicas luces que los acompañaban eran las de las antorchas de los jinetes. Además, era claro que solo buscaba llamar la atención.

 

Rico bajó su mirada y se concentró en sus puños, que enredaban su nueva capa de la legión.

 

-Debiste de haber crecido en una mansión rodeada de caballos – Rico alzó la mirada, sorprendida ante la auténtica emoción en la voz de Petra. La mujer tenía entusiasmo en sus rasgos y sus ojos brillaban de admiración y también de envidia.

 

Rico no pudo evitarlo porque se sonrojó. Petra no pareció notarlo, en cambio, se inclinó hacia el frente y dijo:

 

 – Dime cuántos eran – Rico apretó los labios, avergonzada, pero respondió a su petición.

 

–Doce – Fue un susurro, pero todos en el carro lo oyeron. Rico escuchó las exclamaciones de sorpresa de Gunther y Erd que se encontraban sentados en la parte delantera, dirigiendo a los dos caballos que tiraban del carro.

 

Tenían toda la razón para sorprenderse. El salario de un año de un campesino promedio es lo que valía uno solo de esos caballos.

 

-Pero ahora tu prima es dueña de todo eso, ¿No? – La cuestionó Auruo.

 

- Si – Rico asintió para darle fuerza a su palabra – Desde hace tiempo.

 

Cuando miró a Auruo, vio frustración en su rostro, pero abrió la boca antes de que Rico lo hiciera.

 

-Y además es una contribuyente – Auruo se inclinó hacia ella, desafiante – Si podía destinar ese dinero a la Legión, ¿Por qué no lo hizo antes?, ¿Acaso no se ha dado cuenta por todo lo que hemos pasado?

 

Rico apartó la mirada del rostro molesto de su nuevo compañero pero en cuanto sus ojos vieron al resto, supo que todos estaba interesados en una respuesta, incluido el capitán Levi.

 

Se tomó su tiempo para responder.

 

-Lo sabe – Dijo, teniendo cuidado de sus palabras – Pero yo me uní a las Tropas Estacionarias y eso fue más importante para ella.

 

El silencio se instaló por varios segundos y Rico descubrió que Petra había sido bastante comprensiva, tal vez también el capitán, sin embargo….

 

-Así que tu reputación viene del dinero – Rico se volvió hacia Auruo, molesta. Alzó su puño izquierda con decisión y respondió ante tal prejuicioso comentario.

 

- ¡Yo soy muy buena en lo que hago! – Alzó la voz, respondiendo al desafío.

 

- ¿Cómo te atreves a insinuar eso, Auruo? – La apoyó Petra, tan molesta como Rico. Pero Auruo solo se cruzó de brazos mientras cerraba los ojos.

 

-Eso ya lo veremos – Rico apretó los dientes.

 

Que molesto.

 

Pero dejó eso de lado, alzó nuevamente la mirada por arriba de las cabezas de sus compañeros y observó alrededor.

 

Desde que se separó de T/N en la tarima no la había vuelto a ver. Algunos soldados rodeaban el carruaje, esos que iban a caballo, y había otro par de carros en las cercanía, pero en ninguno de ellos estaba T/N.

 

Por casualidad sus ojos localizaron al comandante, aquel alto hombre de ojos ámbar y cabello rubio cuidadosamente peinado y descubrió que estaba más cerca de lo que había previsto así que debió de haber escuchado todo aquello.

 

La primera impresión de Rico sobre él fue que es un alfa detallista; le importan las cosas por mínimas que sean y eso solo hizo que le interesara más como alfa. Si T/N creía que sería el adecuado para ella, entonces así era. Pero continuaría observando; no tenía la más mínima experiencia atrayendo la atención de un alfa del que se hubiera interesado para formar un vínculo, no obstante, debía confiar en sus instintos omegas.

 

-Ella no está aquí – Dijo de pronto el capitán, dándose cuenta de lo que Rico estaba haciendo.

 

Rico lo miró, pillada.

 

-Nanaba tampoco vino – Dijo Gunther en voz baja, mirando hacia el camino – Debieron quedarse atrás.

 

Rico descendió sus ojos, decepcionada.

 

No se había separado de T/N tanto en las últimas dos semanas, pero había algo que le daba consuelo y era la prenda que mantenía sumamente oculta hasta el fondo de su mochila…Ni siquiera quería pensar en el castigo que se llevaría si T/N supiera que había tomado su presente del bolso de viaje mientras dormía por la noche; los alfas suelen tener sueño pesado, así que fue fácil para ella recuperarlo la noche anterior.  

 

No lo supo entonces, pero se llevó otra mirada del capitán.

 

Había otra cosa que le preocupaba y era el hecho de que T/N estaba con Nanaba en algún lugar, seguramente en los límites del bosque que rodeaba el interior de la muralla Rose.

 

Debían de estar hablando.

 

Cuando volvió a alzar la mirada, descubrió que el Sargento Mike la estaba observando, en la retaguardia de la formación. Pero cuando vio que Rico se percató de su mirada, espoleó a su caballo y se dirigió hacia la delantera.  

 


 

El cabello de T/N se alzó ante el galope de Cirano al aumentar el ritmo de la marcha y espolear al semental. Se habían quedado atrás por casi una hora, pero aún es posible que los alcanzaran a mitad de camino.

 

Podía escuchar el caballo de Nanaba detrás del suyo, resoplando; Nanaba la seguía muy de cerca y se mantenía en la retaguardia mientras se dirigían hacia el Norte.

 

No era un secreto, pero Cirano siempre ha demostrado ser un semental mucho más resistente que cualquier otro.

 

Quedarse fue la decisión correcta, así se resolvieron muchas cuestiones y se trataron todas las dudas, pero hubo algo que no le contó a Nanaba y fue respecto a la cuenta bancaria que abrió a su nombre. Aún parecía afectada por su nueva posición y de habérselo revelado, tal vez solo la habría hecho enfurecer. Nanaba trataba de odiarla, pero no era fácil; no podía odiar a su amo. Si lo hacía, entonces eso implicaba odiarse a sí misma y ella era mejor que eso.

 

Cuando oyeron los carros de la legión y a los demás jinetes, T/N redujo la velocidad y se mantuvo alejada.

 

A solo una hora de trote, T/N visualizó el castillo del cuartel general de investigación sobresaliendo de entre los frondosos árboles y mientras miraba, la cabeza de Rico se alzó de uno de los carros. No veía su rostro, pero supuso que debía estar impresionada; las estructuras de Mitras o de los distritos dejaron de construirse y diseñarse con ese estilo hace casi cien años y T/N suponía que Rico se había quedado en Stohess o Trost durante todo su servicio en las Tropas Estacionarias.

 

El castillo tenía seis torres de más de quince metros, cuatro niveles de habitaciones y por la entrada trasera se encontraban las caballerizas. Además, contaba con un aljibe.

 

Definitivamente la vista que tenía que ofrecer era impresionante, más aún bajo el brillo de las estrellas de la noche.  

 

T/N redujo el trote de Cirano y se dirigió directamente hacia la caballerizas, pero bajó del caballo antes de entrar.

 

Sujetó las riendas de Cirano, no obstante, apenas lo hizo alguien más las tomó, teniendo cuidado de no tocar su mano.

 

-Disculpe, yo puedo llevarlo – La chica se inquietó ante su mirada – Por favor, déjeme llevarlo.

 

T/N soltó las riendas y asintió con un parpadeo observando el ligero temblor sobre las comisuras de los labios de la pequeña mientras trataba de mantener una expresión serena. Una gota de sudor resbalaba por su cien derecha.

 

Una omega…no lo sabía con certeza, pero su alfa se lo dijo, así que debía ser cierto. Además, era una de las reclutas que recién se acaba de unir al cuerpo.

 

-Me llamo Ilse Langnar, señora – Añadió innecesariamente. Pero T/N sonrió un poco y dijo:

 

-Lo recordaré – Eso definitivamente la ayudó a retomar su valor. Ilse había llegado a la conclusión de que T/N era una alfa y seguramente los rumores la impulsaron a tomar la primera oportunidad para presentarse ante ella…también pudo haberla confundida con alguien de importancia dentro de la Legión. T/N no tenía ningún cargo de importancia aún, pero seguramente sus opiniones serían escuchadas a partir de ahora…si se tomara la libertad de darlas.   

 

Se dio media vuelta al tiempo que Cirano se movía, pasó su mano izquierda por el torso del animal, acariciándolo, y Cirano resopló en respuesta.

 

Ilse era tan pequeña como Rico pero más delgada. Tenía suaves pecas en las mejillas, ojos grandes de color castaño y cejas delgadas de color negro. Además, su piel era más oscura, lo que le daba cierto atractivo.

 

T/N sacudió su cabeza una vez con sutileza.

 

Era cierto que desde que tomó la decisión de acoger a Rico, ella le había mostrado el otro lado de la moneda y T/N se sentía tentada a desdeñar aquella decisión que tomó hace tres años.

 

Su alfa jamás tomó esa postura; él siempre había estado buscando una pareja adecuada, observando a detalle, seleccionando a los omegas de los grupos con cuidado…pero T/N lo había estado ignorando todo ese tiempo.

 

Caminó en silencio hacia el interior del castillo.

 

El interior de la estructura era bastante fría en los pisos inferiores, los cuales se abrían hacía espacios abiertos y el aire de la noche se filtraba fácilmente por lo que era común que el fuego de las numerosas antorchas de los pasillos que se distribuían cada cuatro metros danzara con el viento y se apagaran a veces.

 

De pronto, sintió una mano sobre su hombro. Se detuvo instintivamente y giró el cuello.

 

Era Henning.

 

-Hange a acaparado al comandante, el sargento me pidió que te dijera que lo vieras por la mañana, cuando todos habremos dormido un poco – T/N miró su adusto rostro pero encontró amabilidad en él.

 

-Entendido – Asintió y su compañero rompió el contacto.

 

-Vamos a comer, T/N – Ella estuvo de acuerdo.         

 

Ambos caminaron a la par por el pasillo y subieron las primeras escaleras circulares a la planta superior, donde había una sala destinada para hacer de comedor.

 

T/N le sorprendió que estuviera repleta de ellos. La mayoría había ya tomado asiento, pero….

 

- ¿Les pasa algo? – La pregunta salió de sus labios sin pensarlo.

 

-No, ya sabes – Dijo de pronto Gelgar posicionando a su costado – Jamás habían visto tanta carne en un mismo lugar.

 

T/N observó bien sus rostros…rostro de emoción y de asombro y otros que simplemente no pudo descifrar.

 

-Aquí y ahora, no espero menos que una rabieta – Comentó Nanaba, molesta.

 

- ¡Están sirviendo cerveza! – Dicho eso Gelgar se alejó, emocionado.

 

Tenía sentido. Su dinero contribuía al cuarenta por ciento de las necesidades de las Tropas Estacionarias, cuerpo del ejército que albergaba a cientos de soldados, mientras que la Legión...bueno, ellos no eran más de setenta ahora.

 

Pero esto no fue idea de Erwin, no. Debió ser de Levi; se mostraba bastante estricto, pero en el fondo se complacía recompensando a los subordinados. Eso fue lo que pensó mientras se dirigía hacia una mesa vacía en el centro de la sala con una charola en mano. Apenas notó que sus compañeros de escuadrón de unieron, pero si notó cuando Gelgar depositó un tarro de cerveza delante de ella, de Henning y de Nanaba.

 


 

Rico exclamó de alivió mientras se alzaba en pie abruptamente.

 

-Primero eres mi subordinada – Declaró el capitán Levi antes que nada, observándola con fastidio – Luego eres una Brzenska y te sentaras en esta mesa – Rico le había devuelto una mirada de desconcierto, con los labios entreabiertos.

 

Su acto debió ser inoportuno e irrespetuoso, pero no lo supo hasta que capitán Levi se lo dijo con esa mirada. Y no lo pensó bien porque en cuanto vio a T/N acercarse a una mesa en el centro del comedor se puso de pie rápidamente e hizo ademán de tomar la charola, la cual aún no se había molestado en tocar.

 

-Pero… – Las cejas del capitán se arrugaron y Rico decidió resignarse. Suspiró en silencio y luego tomó asiento con los hombros ligeramente caídos – Me disculpo – Fue lo que dijo antes de tomar sus utensilios, ignorando la mirada pasmada de Petra y Auruo.

 

El escuadrón de operaciones especiales tenía su propia mesa y Rico había tenido el honor de sentarse al lado izquierdo de la cabecera, donde estaba el capitán; su usual posición en el comedor de la mansión Brzenska.

 

Se llevó un pedazo de carne a la boca y lo masticó, pensando que para ese momento T/N ya habría hecho lo mismo…pero eso no evitó que terminara su frase.

 

-Pero debo estar a su lado – Aunque lo dijo, no se puso en pie, aunque la poderosa sensación la invadía. 

 

-Está bien – La tranquilizó Petra, poniendo una mano sobre su espalda y sacándola de sus pensamiento – Es la primera vez que te separas tanto y por mucho tiempo – Susurró, acercándose a su rostro. Pero Rico la miró con sorpresa porque de cierta forma, Petra estaba insinuando su segundo género delante de todos.

 

Petra vio su sorpresa y sonrió cálidamente.

 

-Auruo y yo somos omegas – Rico vio el shock en el rostro de Auruo con un bocado a medio masticar – Y el capitán…bueno, es el capitán.

 

Levi no dijo nada, sino que bebió su té tranquilamente, aunque…

 

- ¡¿Por qué le dices eso, Petra?! – Saltó Auruo, indignadísimo – ¡Bien podría pasar por un alfa¡, no necesito más humillaciones… – Pero Petra no lo escuchó, sino que soltó una suave y discreta risita.

 

El capitán no parecía ofendido por ello ni nada por el estilo...parecía estar bien con el giro de la conversación.

 

-Nuestro equipo funciona porque la base es la confianza – Señaló su compañera para hacerle entender – No rompemos las reglas si revelamos nuestro segundo género a alguien cuyo género sea igual.

 

-Entiendo – Dijo Rico, más tranquila.

 

Fuera de ellos cuatro, no había nadie más sentado en la mesa. El capitán Levi había ordenado a Erd y a Gunther atender a los caballos, especialmente el suyo, antes de dirigirse al comedor.

 

Además, el lugar se había alzado en ruido así que dudaba que nadie pudiera oírlos.

 

Continuó comiendo en silencio mientras escuchaba de vez en cuando comentarios como: “¿De verdad es carne de Res?”, “Espero que lo sirvan todos los días” y así continuaban, algunos incluso hablaban sobre la cerveza.

 

Pero de pronto, sorprendió a sus compañeros al alzarse de su asiento de improviso nuevamente y posar las palmas abiertas sobre la mesa.

 

- ¡Terminé! – Exclamó – Ahora me iré a dormir – Inmediatamente dicho aquello, se alejó de la mesa hacia la salida sin darles oportunidad de detenerla.

 

-Pero, aún no te muestro tu recámara – Comentó Petra muy desconcertada, viéndola marchar con la cuchara a centímetros de su boca.

 

Cuando Rico se alejó lo suficiente, Petra dejó el utensilio dentro del cuenco de la sopa y dijo:

 

-T/N acaba de salir por esa puerta, ¿cierto? – Preguntó con resignación, sin mirar la puerta.

 

-Yo diría – Asintió Auruo, presumidamente. Era el único que tenía un tarro de cerveza sobre la mesa, pero ni siquiera había comenzado a beberlo.

 


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