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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

En este capítulo conocerás el papel que desempeña la compañía de la familia, además, una carta de la correspondencia te llevá a un pequeña controversia con Rico.

T/N se cambió únicamente los pantalones una vez que cruzó el umbral de su habitación y cerró la puerta tras de sí. Luego se posó delante de una mesa cercana a las puertas de cristal que conducían al balcón exterior y sacó toda la correspondencia.

 

Eran tres cartas en total.

 

Miró el exterior de cada una rápidamente, entonces supo que solo una de ellas era una carta oficial mientras que las demás no.

 

La primera venía con el sello oficial de la Legión de Reconocimiento, la segunda tenía el sello del distrito Ehrmich, al sur de la muralla Sina, y la tercera tenía escrita con letra fina y legible el apellido Brzenska bajo el sello de lacre de la familia.

 

No tomó asiento, sino que se quedó de pie y abrió la tercera carta. Únicamente contenía dos líneas.

 

Marcharé a la casa de tu padre en cuanto me sea posible, donde se me informó que resides en estos momentos.

Esperó que podamos hablar con decoro.

                                                                                                                                                                                    Mamá

 

La casa de tu padre”, releyó T/N.

 

Su madre seguía atribuyendo dominios a un hombre que murió hace tres años. Por un breve instante recordó los últimos momentos que pasó con su madre antes de marchar al norte con la intención de unirse al ejército.

 

La dejó desconsolada, suplicando que no saliera por la puerta principal y hecha un manojo de nervios. Pero T/N no la escuchó. No quiso hacerlo y tampoco le importó su aspecto desalineado.

 

Suspiró sintiendo una culpa indudable. Luego dirigió sus ojos hacia la segunda carta, aquella con un simple sello que indicaba el lugar de donde partió dicho mensaje, y leyó las letras en la parte posterior. Descubrió que no era una carta informativa, porque marcaba el nombre Rico Brzenska junto a la frase “Espero que esta carta llegué a tus manos”.

 

Se trataba de una disculpa.

 

Al parecer, Ian Dietrich consideró prudente enviar una carta a Rico Brzenska con nada más que palabrería absurda.

 

Ni siquiera la abrió. Observó el sello de lacre una vez más y la dejó sobre la superficie, junto a las otras. No tenía intención de entregársela a su prima, de hecho, pensó que debía quemarla. Así que volvió a tomarla y la depositó en el interior de la cajonera de su ropa, muy en el fondo. Luego volvió a la mesa, pero no tomó asiento igualmente.

 

La primera carta era la respuesta del comandante Erwin. Decidió que la leería en otro momento cuando, de pronto, escuchó la voz de Rico, quien no consideró prudente esperar a que T/N pudiera notar su presencia con su aroma. Estaba tan ensimismada que tampoco escuchó cuando abrió la puerta.

 

- ¿Tienes alguna carta para mí? – Le preguntó fingiendo despreocupación. T/N la miró, de pie en el interior de la recámara. Rico tuvo cuidado de no hacer contacto visual con la alfa, sino que miró el paisaje exterior a través del balcón abierto, cuyas cortinas se movían ligeramente al compás de las brisas ocasionales.

 

- ¿Esperas recibir alguna? – La cuestionó de vuelta con una mirada escrupulosa. Rico no respondió. En vez de ello, pasó su vista hacia el suelo y luego a sus pies lentamente. Estaba tomando valor porque cuando volvió a hablar su voz fue bastante tímida y su rostro se había tornado cohibido.

 

-Si Ian…– Musitó pero T/N no quiso escuchar el resto.

 

-Si Ian envía una carta, no tengo intención de que la leas – La interrumpió con sosegó. Luego inclinó la cabeza, concentrándose en la correspondencia.

 

Era cierto, entonces, que Rico aún esperaba una explicación por parte de su compañero y de su segundo, aquel mismo que juró estar enamorado de ella.

 

-Quiero leerla, ¿llegó una carta de Ian? – Alzó la voz, disipando su propia vergüenza. Se adelantó un paso, con la mirada fija en T/N.

 

-No llegó – Negó, tomando la decisión de ignorar aquel arrebato. A ningún alfa jamás le ha gustado que se contradiga su voluntad, especialmente cuando sucedía por parte de un omega. Sencillamente, no podían evitar molestarse.

 

Pero estaba siendo muy tolerante con ella…como el comandante Erwin siempre lo había sido con Hange. Ahora entendía, de cierto modo, y es que Erwin le tenía cariño a Hange. No de una forma romántica, de eso estaba segura.

 

Por mucho que no nos agrade a los alfas el comportamiento indócil, también nos volvíamos dóciles con frecuencia ante aquellos omegas a los que les tomábamos cariño.

 

Se preguntó qué circunstancias lo llevaron al hombre a tomar bajo su protección a la sargento Hange y al mismo capitán Levi.

 

-T/N – Dijo por lo bajo, un poco alterada - ¿Por qué me mientes? Creí que empezábamos a tenernos confianza – T/N no respondió enseguida, así que Rico continuó – Déjame leerla y, por favor, ¡No uses tu voz alfa conmigo para obligarme a obedecer!

 

Su aroma. Eso fue lo que la delató. T/N había llevado años despreocupada porque los demás descubrieran sus emociones a través de su aroma debido a que los supresores de olor lo impedían.

 

Se equivocó. Rico estaba en lo cierto. Si quería que Rico confiara en ella, debía dejar de pensar en mentirle. Pero, por otro lado, no vio mucha diferencia porque de igual manera no le entregaría el mensaje.

 

-Te digo que no vas a leerla – Respondió con absoluta entereza. Luego se volvió hacia ella – Te interesa tanto, ¿verdad? – Le insinuó y las mejillas de Rico se encendieron un poco – No usaré mi voz alfa contigo si no es absolutamente necesario, pero te diré una cosa – Rico parpadeó y T/N pudo ver que tragaba saliva con algo de dificultad – Guardé la carta que tanto quieres en el fondo del primer cajón de la cajonera junto a mi cama y si por alguna razón desaparece o el sello ha sido roto, te haré responsable a ti y solo a ti.

 

No dijo más, pero debió ser su tono de voz o su dura expresión lo que hizo temblar a la pequeña omega y hacerla abrir los ojos de par en par, extendiendo los pliegues de sus cuencas.

 

Caminó hacia Rico y se detuvo a su lado. Se inclinó un poco hacia su costado, con las manos en los bolsillos, pero ni siquiera la rozó.

 

-Una cosa más – Susurró – Ian fue dimitido de todo cargo solamente, por lo que no está tras las rejas. Y por lo que puedo ver, está bastante interesado en contactarse contigo – El distrito Ehrmich no estaba tan lejos de la propiedad, eso T/N lo sabía – No descartaré la posibilidad de que se presente incluso en esta casa y estará bien, hasta cierto punto – Le aseguró, mirando de reojo su rostro – Pero si te atreves a dialogar con él no me verás titubear cuando lo mate.

 

Los labios de Rico soltaron un quejido lamentoso y su melena vibró a causa de sus temblores. Así que T/N se inclinó un poco más, extrajo la mano izquierda de su bolsillo y tomó el mechón rubio de cabello delante de su oreja. Lo pasó dulcemente por detrás y después depositó un tierno beso en su cien. De inmediato, los temblores pararon, pero Rico no la miró.

 

-Entiendo – Susurró, sorprendentemente sin ninguna fluctuación en la voz – Pondrás su vida en mis manos – Luego suspiró profundamente, relajando sus hombros y adoptando nuevamente una postura sumisa, ligeramente cabizbaja – Lamento ser tan renuente, mi padre…– Se cortó, tragando saliva – Estoy consciente de que tu propósito es protegerme – Cedió, aceptando su subordinación.

 

-Sé que tu padre te concedía todo – Afirmó, satisfecha de que Rico estuviera al tanto de sus intenciones – Creo que ya te dejé bastante claro que yo no soy tu padre – Se irguió sin prisa y luego pasó por su lado antes de salir de la recámara.

 

Tenía mejores lugares para ocultar una carta, pero muy en el fondo antes de esto esperaba que Rico se atreviera a esculcar entre sus pertenencias. De esa forma, T/N sabría con qué estaría lidiando. Todo eso venía de que conocía a la infante Rico, pero no a la omega Rico y si quería desempeñar bien su cargo, debía llegar a conocerla tan bien como pudiera.

 

Sin mencionar que Rico aún necesitaba aprender. Había sido ingenua al creer que al pedirle que no usara su voz alfa podría obtener lo que quisiera, sin otra clase de objeciones.

 

 


 

 

Se sentaron alrededor del comedor con el alfa a la cabecera. Rico tomó asiento a su lado derecho sin dudarlo y al izquierdo la madre omega también lo hizo con una amable sonrisa, claramente orgullosa del trabajo de sus hijos. A su lado estaban ellos en orden de vejez, de modo que Olav era el más alejado de la cabecera. T/N hubiera protestado, pero la madre parecía ser una mujer severa con tendencias a seguir las reglas de etiqueta.

 

En el centro del comedor yacía un atractivo pavo asado bañado en salsa roja sobre una bandeja de plata. Además, una de las invitadas omegas había sacado unas botellas de vino y copas de cristal de una vidriera después de pedirle permiso. Habían llenado las copas y todos tenían un correspondiente juego de utensilios de plata y platos de porcelana.

 

Hace apenas una hora que había oscurecido. Desde que se unió a la Legión, sus horarios de comida se habían vuelto un poco irregulares, sobre todo a la hora de las expediciones, pero siempre había habido una constante y era que no solía cenar hasta poco antes de medianoche. Sin embargo, podía permitirse una excepción.

 

T/N sabía que debía abrir el evento, por esa razón nadie se había atrevido a tomar nada de la mesa. De hecho, todos ellos, todos omegas, tenían las manos sobre su regazo y la mirada puesta sobre la mesa, en una innegable postura de espera.

 

Rico parecía estar llevando bien su encuentro anterior. De hecho, la notaba mucho más relajada.

 

T/N los miró uno a uno, tomándose su tiempo. Luego concedió con una voz imperturbable.

 

-Adelante, comamos.

 

Inmediatamente, todos ellos se movieron al mismo tiempo sin hacer escándalo. Rico se inclinó hacia el frente y comenzó a llenar su plato, ansiosa. T/N no pudo evitar contemplarla un poco, tomando la copa de vino con su mano izquierda. Revolvió el líquido rojo en el interior de la copa antes de beberlo.

 

Usualmente no se permitía beber, pero solo era vino, una bebida ligera que se acompaña frecuentemente con las cenas, más aún si se tiene visitas. Y Rico estaba de acuerdo, porque tampoco se negó a degustarlo.

 

-Ahora que ha vuelto, se dedicará a la compañía de su difunto padre, ¿cierto? – Preguntó distraídamente la madre omega. T/N pensó en su respuesta unos segundos, masticando los restos de la jugosa carne.

 

-Me encargaré de la compañía, sí. – Pudo ver el ligero desconcierto en las facciones de la mujer, pero fue su hija mayor quien continuó con la conversación.

 

- ¿Y de qué es exactamente la compañía? – Preguntó – Entiendo que obtienen sustanciosas sumas de dinero al año, más que cualquier otra al sur de la capital.

 

-Es una compañía maderera – Contesto Rico, casi con monotonía mientras tomaba con su izquierda la copa de vino y permanecía con la mirada sobre la mesa – Obtiene la madera y la elabora de acuerdo con las necesidades de quien pueda pagarla, para cualquier cosa que pueda usarse, desde las puertas de una vivienda o los alfeices de las ventanas hasta carros de armas, carruajes o carretas – Bebió un poco – Cualquier cosa.

 

Olav la escuchó atentamente, tanto que dejó de comer, y parpadeó, impresionado. La hermosa luz blanca que emanaba de la lámpara en forma de araña del techo iluminaba su rostro. T/N creyó que su piel se veía exquisita ante esa luz. Ciertamente, era el más apetecible de sus hermanas.

 

-Debe ser mucho trabajo, sobre todo de campo – Concedió Amelia con una sonrisa. T/N estuvo de acuerdo.

 

-La fábrica se encuentra en la ciudad industrial, pero la sede está en Mitras. Y solo hay otra compañía competidora del Norte. No obstante, es pequeña comparada con la nuestra – Añadió T/N – Sin mencionar que el imperio es nuestro principal consignatario.

 

-Pero – Dijo Olav y se detuvo un segundo, al darse cuenta de que había abierto la boca – El señor Brzenska murió hace tres años, ¿Quién dirigió al compañía hasta entonces? – Se sonrojó un poco pero mantuvo la mirada firme. Eso le gustó a T/N, contemplar el tierno coraje de un omega sublime cuyo carácter no ha sido marcado por la violencia.

 

-Le cedí el liderazgo al hermano de mi madre, pero no fue nada oficial – Dijo simplemente, sabiendo que Rico no sabía nada de eso.

 

-Vaya, ¿Y él estará de acuerdo en devolver dicho liderazgo? – Esta vez, la cuestionó la madre, limpiando con una servilleta los restos de salsa de sus labios. Claramente, aquello le interesó de sobremanera.

 

-Bueno – Mostró una sonrisa de lado – Si se niega, hay muchas formas en que puedo resolverlo.

 

Apenas dijo eso, Rico entró en la conversación.

 

-Pero hay una que te gustaría mucho, ¿no? – Murmuró con vehemencia, mirándola bajo sus anteojos transparentes. Su mirada no fue de su agrado y el rostro de T/N se ensombreció un poco – Si fuera necesario, ¿lo matarías?

 

Pequeña mocosa

 

El resto de la mesa se quedó en absoluto silencio. No tuvo que ver para saber que todos habían dejado de comer.

 

- ¿Preguntas si he matado personas antes? – La interrogó. Ambas miradas estaban puestas en la otra, inmutables. Los labios de Rico se estrujaron un poco y la alfa supo que la respuesta era un “si”.

 

T/N apartó la vista y la devolvió al frente, sin mirar a nadie en particular.

 

Ahora iba a castigarla con la verdad.

 

-Si, lo he hecho.

 

Rico, por supuesto, no esperó esa respuesta. Pero T/N no se volvió para ver su estupefacta reacción. No había buscado que lo supiera de esa manera, era una lástima.

 

Dentro de las tropas de guarnición, Rico no había tenido que enfrentarse a mucho. Era la policia militar quien se encargaba del orden en el interior de los distritos y las ciudades. La primera división de élite que dirigía anteriormente tenía la única misión de proteger a las personas importantes en caso de que se presentara una invasión de titanes, lo que aún no había ocurrido y menos probable que ocurriera dentro de la muralla Rose.

 

Por otro lado, T/N se enfrentaba a peligros constantemente. La legión a veces se encargaba de labores que involucra la detención y captura de maleantes dentro de las murallas, aquellos casos difíciles para la policía militar, y a ella se le había asignado más de un trabajo a lo largo de los últimos tres años. En dichas ocasiones, tuvo que matar. Y no estaba orgullosa de decir que más de una vez.

 

Y, sin embargo, no solo lo había hecho en esas circunstancias.

 

-Pero no llegaría a eso – Añadió con bastante calma y consolides, dando por finalizado el tema de conversación. Eso les dio paz a los jóvenes invitados, quienes después de unos segundos parecieron aceptar que matar era una acción comprendida en la vida de un soldado. Así salieron pronto de su estupor y continuaron con la cena, como Rico también lo hizo.

 

Hubo mutismo por parte de todos hasta que la madre omega decidió reanudar la conversación, poco minutos después.

 

-Usted debe tener muchos pretendientes, señora Brzenska, eso nos consta a todos. Sin embargo, no ha encontrado aún una pareja adecuada, ¿Puedo saber por qué es eso? – Su tono de voz fue animado, olvidando el incidente anterior.

 

-No lo he hecho, cierto. Tampoco diría que tengo demasiados – Respondió, un poco pensativa.

 

-Es cierto que debe ser una persona muy ocupada – Añadió la mujer, comprensiva – Pero cualquiera encuentra tiempo para preparar una boda.  

 

- ¿De qué disfruta más, de las omegas hembras o los varones? – La pregunta saltó de los labios de la omega Zoila y T/N se quedó a medio bocado, sorprendida. Era claro que había estado esperando por la oportunidad.

 

Pudo notar en la mirada de la madre que pensaba, al igual que ella, que eso había sido demasiado indecente, pero antes de que nadie pudiera decir nada Olav se puso en pie, recorriendo con brusquedad su silla hacia atrás y colocando ambas manos sobre la superficie de la mesa.

 

-Me disculpo por mi hermana, señora – Exclamó con firmeza, evitando su mirada con obvias razones – Ella asume que usted es un alfa que se vanagloria de su posición social y económica para satisfacer sus necesidades carnales de formas indecentes – Tomó una pausa y añadió – Le he dicho que no es cierto. Usted es un alfa íntegra.

 

Zoila parecía sorprendida por haber sido descubierta, pero no se avergonzó por ello. Abrió la boca y habló nuevamente.

 

-Los soldados no tienen una buena reputación en cuanto….

 

-Lo es – La interrumpió Rico, mucho más molesta que T/N. Miraba a Zoila como si quisiera darle una lección y la alfa vio por primera vez su lado mandatario – Mi prima es un alfa íntegro. Jamás se aparearía con un omega si no tuviera la intención de unirse y desposarse con ese omega.

 

T/N no pudo evitar maravillarse al ser defendida por su pequeña prima. No era extraño que un omega defendiera al alfa en este tipo de situaciones.

 

- ¡Bien, entonces! – Sonrió la madre omega, calmando el incómodo ambiente, pero con un brillo de alivio en sus ojos – Zoila, a partir de ahora cierra la boca.

 

T/N miró de nuevo a Olav y relajó su expresión.

 

-Ya puedes tomar asiento – Le dijo y él lo hizo.

 

Y así continuaron con la cena, la mayor parte en silencio, hasta que terminó.

 

T/N escoltó a la familia por los pasillos de la mansión hasta el vestíbulo principal. Rico, por otro lado, se apartó en cuanto el evento terminó sin despedirse de nadie y su prima la dejó. Se detuvo un momento, esperando que todos se reunieran, luego T/N se adelantó y abrió la puerta, dejando entrar una fría brisa del exterior. Ciertamente, ya era muy noche, pero afuera, justo debajo del pórtico, esperaba un carruaje negro alado por un solo caballo.

 

Esperó a que los hijos omegas salieran por la puerta después de hacer una pequeña reverencia y despedirse, pero la madre se quedó atrás.

 

De pronto, la mujer se acercó y tomó sus manos. T/N parpadeó ante aquel inesperado acto. Sus manos eran frías, compradas con las suyas.

 

-No se quedará mucho tiempo, ¿No es así? – El alfa miró sus ojos blandos y asintió – Si algún día decide que es hora de unirse a un omega, le pido que piense en unos de mis hijos.

 

La mujer no esperó una respuesta. Separó sus manos y salió por la puerta, directo hacia la puertecilla del carruaje que esperaba por ella y por donde sus hijos se habían perdido de vista.

 

T/N esperó a que el carruaje desapareciera en la oscuridad de la noche para salir del umbral y cerrar la entrada.

 

Ahora el silencio le parecía un suplicio. Aunque duró poco.

 

-No invites a nadie más – Escuchó la suave voz de Rico tras sus espaldas. Giró el cuello para verla de pie, unos metros atrás. T/N supo que aquello había sido una súplica. Luego, Rico se giró hacia el costado derecho, pero antes de dar un paso, añadió – El pequeño, Olav. Él me gustó.

 

Acto seguido, caminó hacia el pasillo.

Notas finales:

Estoy creando un blog personal con la intención de subir todos mis escritos, incluso aquellos que aún no he terminado de escribir y que he publicado en otras plataformas, para continuarlos oficialmente por ese medio.

En algún próximo capítulo les compartiré el link.


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