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Historias Paralelas I por Serenity

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NUMA

Numa entro despacio en su casa, su abuela no estaba allí aunque era relativamente tarde, dejo tirado el bolso en la entrada de la casa mientras se quitaba el pullover allí mismo, lo hizo un bollo y lo arrojo al sillon ubicado unos 2 metros a su izquierda. Fue hasta el teléfono pero allí no habia ninguna nota lo que significaba que nadie lo había llamado. Se dejo caer contra la pared mientras suspiraba, ¿aquello no se podía haber terminado así?

Su mente volvio a la escena anterior, cuando le habia dicho a su compañero que si volvia a su casa, este habia intentado convencerlo de que se quedase hasta el día siguiente, lo habia sentado a jugar a la play station algo de lo cual Numa no entendía nada debido a que él mismo no tenia ninguna, luego a mirar algunas peliculas a solas en su habitación y luego le hizo mil preguntas sobre las relaciones y sobre su noviazgo en busca de algun consejo como si el supiese de mujeres. Sonrió al recordarlo, su compañero era un buen chico y se le notaba que lo unico que había intentado hacer era que se sintiese cómodo allí y de que se olvidase de lo de su novia, no había dado la impresión de estar muy animado la noche anterior, y tras ver la chica morena volver sola al grupo y encontrarlo a el sentado en la calle con la mirada perdida, era normal que hubiesen llegado a aquella conclusion.

Por otro lado habia pensando durante todo el camino a casa en si se encontraria finalmente con un mensaje de Lucas, si quizás este lo habia llamado para disculparse o simplemente para saludarlo porque dentro de lo que se autoconvencia en pensar estaba lo que realmente muy en el fondo pensaba, provocado por su mente infantil y romantica como el mismo lo llamaba, y lo cual era que Lucas no podria pasar ni un día peleado con el y que seria el primero en llamar lo que pensaba que tan solo era una mente infantil hacia pensado que no podria pasar un día peleado con el y que seria el primero en llamar y que aquello no terminaria asi.
No terminaria por algo así.

Entro en su habitación y arrojo los pantalones con bronca contra la pared. Estaba enfadado y comenzaba a odíarlo por hacerlo sentir mal, a quien quería engañar, en realidad estaba deprimido, se sentia triste y por sobre todas las cosas estaba asombrado porque no se habia dado cuenta de que aquello le afectaria tanto. Miro hacia la pizarra ubicada encima de su escritorio, un Agustín sonriente lo miraba con picardía.
¿Dónde estás cuando te necesito? Pregunto por lo bajo mientras miraba la foto. Que bien le vendría hablar con su amigo en aquellos momentos siempre se las ingeniaba para levantarle el animo...y ahora estaba solo, que triste era tener solo una persona en quien confiar.
Bueno ciertamente estaba Leon pero no sabia, se dejo caer sobre la cama, queria hablar con alguien, queria distraerse, queria dejar de pensar.
Se levanto y miro el reloj, eran las 8 de la noche. Debia decidir que es lo que haria aquella noche, solo habia algo que podía hacer y era divertirse, aquel sueño volvio a su mente, era extraño siempre olvidaba lo que soñaba porque no podía simplemente olvidar aquella pesadilla tambien?. 
Era sábado por la noche y sabia que estando con Agustín jamas se hubiese quedado en su casa. Miro el armario y decidio que se ducharia se vestiria e iria a hacerle una visita a Leon.
Cuando su abuela llego, Numa ya habia terminado, salio al salon a recibirla, ella lo abrazo.
–Pero qué guapo estás!– exclamo su abuela dandole dos besos,– pero no estás un tanto desabrigado, nene te vas a resfriar. 
Numa le sonrio, cogio la chaqueta de cuero que habia dejado a un costado se la coloco.
–Te vas al cumple de ese amigo no?.
Numa asintio con la cabeza, no le gustaba mentirle pero ¿qué le diria? ya habia metido la pata el día anterior al contarle esa historia asi que solo le quedaba seguir.

Cantando una canción por lo bajo salio de la casa, hacía frio pero no le importaba, se habia comprado una cerveza, miro la botella durante unos instantes, no le gustaba beber tanto pero si no se ponia un poco alegre no podria disfrutar de su salida y comenzaria a contarle toda su vida al pobre de Leon y tampoco era la idea.
Dio un par de vueltas por el centro antes de viajar hasta el sur y presentarse en la disco relativamente temprano, a las 12 de la noche uno de los chicos de la entrada que ya lo conocia le sonrio.
–¿Vienes de cenicienta hoy?
–jajajaja oye, un poco de respeto!–entro sonriendo, al local con las luces bajas. Leon ya se encontraba en la barra, se sento alejado de la gente que normalmente se amontonaba. 
Se quito la chaqueta y se quedo observandolo mientras pensaba nuevamente en Lucas. Leon se volteo y se acerco cuando se paro en seco para mirarlo detenidamente.
–¿Numa? ¿Qué te has hecho??
–jejeje nada, no exageres. ¿Me das un trago?
–Claro– Leon se volteo para coger una botella, sabia de sobra lo que Numa bebia y volvio a mirarlo.
Le dejo la copa frente a si, mientras se apoyaba en el mostrador.
–Lo sé, te has dado cuenta de que con ese aparato no podías empezar nada y me viniste a buscar, ¿no?
–Leon...
–Uf lo sé lo sé, el guardabosques, ¿dónde lo dejaste?.
–No vino, ya no estamos juntos– sintio una puntada al decir aquello, pero igualmente le sonrio. Leon lo miro inquieto pero alguien lo llamo desde la otra punta de la barra. Numa se giro sobre la banqueta para mirar hacia la pista y ¿qué tal si bailaba? No, se le haria muy raro bailar solo, miro hacia donde se encontraba el escenario, podria simplemente hacerlo pero no. No era una buena idea, simplemente porque hacerlo lo pondria demasiado triste. 
Una mano en su cabeza lo saco de sus pensamientos, Leon se encontraba parado a su lado.
–Me asustaste
–¿Qué paso?
–Nada... nada, no quiero hablar del tema– agrego pero no era verdad, queria contarle todo, queria que él le dijese que todo estaba bien, que aquel tipo de cosas eran pasajeras. Sacudio la cabeza debia dejar de actuar como si fuese una criatura.
Leon lo miro durantes unos instantes, ahora entendía porque aquella forma de vestir, porque aquella forma de mostrarse. Lo observo durante unos minutos mientras este bebia su copa y miraba concentrado la pista de baile. Se habia puesto unos pantalones oscuros de pana y llevaba una camisa azul relativamente ajustada desabotonada hasta la mitad del pecho, se la habia arremangado, lo cual solo le daba un aspecto sexy. El cabello se lo habia tirado para atras, quizás con un poco de gel porque de otra manera seria imposible peinarlo con lo ondulado que era. Se dio cuenta de que lo tenia bastante largo por un mechon que le caia sobre la cara, y en la oreja izquierda llevaba un pendiente que solo se lo habia visto cuando bailaba con Agustín y se habia puesto perfume. Estaba completamente diferente, era otro chico. Nunca lo habia visto con un tipo de ropa que lo hiciese verse mayor como en aquel momento.
Numa se giro, se habia terminado su copa.
–¿Qué?
–Estás apuestísimo...
–Gracias, ¿no tienes que volver al trabajo?
–Si pero tú no te muevas de aqui que tenemos que hablar antes y por cierto si cada vez que te pelees con él te vas a vestir asi, no sé...– Leon hizo una expresión teatral a lo cual Numa sonrio.
Leon lo observo y de alguna forma sintio que aquella era una sonrisa forzada.
–¡LEO!– una voz rompio el silencio que para Numa envolvia sus pensamientos, se giro al escuchar el nombre, un chico rubio de medíana estatura se habia sentado en la banqueta y le sonreia provocativamente al barman. Numa lo observo durante unos instantes, el joven se dio cuenta de la mirada se giro y lo miro evidedentemente molesto.
–¿Perdiste algo? ¿O es que tengo monos en la cara?
Numa comenzo a reirse, el rubio lo miro evidentemente enfadado.
–¿Qué pasa?– era la voz de Leon, miro extrañado a Numa.
–¿Me pones un whisky?– pregunto el rubio
Numa se giro y se apoyo en la barra, todavía tentado por la risa, escondiendo su rostro en sus brazos. Leon lo miro durante unos segundos evidentemente extrañado.
Julién no entendía nada pero le daba lo mismo, solo que cuando Leon se acerco para tomar de la barbilla a aquel chico, la expresión de enojo de su cara se borro durantes unos instantes. Numa lo miro, le tomo la mano, se la apreto, se levanto y se fue a la pista.
–¡Leo! ¿Me pones lo...?
El barman apenas le hizo caso, cogio la botella sirvio el trago y se lo dejo sobre la barra, murmuro algo sobre pagarlo más tarde, y salio de la barra.
Julién miro el whisky, miro hacia la pista, no podía verlo, y decepcionado dejo la barra.
Leon lo alcanzo justo cuando Numa se metia en uno de los reservados, lo tomo del brazo, y lo volteo para abrazarlo. Lo queria con todo su corazón sabia que Numa no sentia nada parecido por él y sabia que se terminaria aprovechando de la situacion Numa estaba triste, beberia como solia hacerlo, bailaria y él estaria allí, para consolarlo. ¿Pero quién consolaba a quién? No era la idea ponerse contento. Numa lo abrazo con fuerza pero en aquel instante penso en cuanto le gustaria abrazar a Lucas. Se separo de su cuerpo, tenia los ojos brillantes.
–Leon, no quiero perderlo.
–No lo vas a perder– ¿por qué estaba diciendo aquello? ¿Era idiota o qué? Debia estar diciendo lo contrario.–tengo que volver al trabajo, ¿te quedas aqui?
–si, voy al baño. Me siento un poco, resfriado.
–Nos vemos luego.
Numa se dirigio a los baños y allí volvio a encontrarse con el rubio estaba sentado en una esquina fumando!Lo miro durantes unos instantes, era realmente precioso, el tipico chico que le gustaba a Leon pero un tanto niño todavía, le daba 15, no más. Tenia el pelo corto rubio que se lo habia revuelto con gel quedandole algo un tanto extraño que Numa no entendía muy bien aunque supuso que estaria de moda, tenia unos ojos claros, preciosos, lo extraño eran que tenia las cejas y las pestañas oscuras seguramente alguno de su padres era moreno. El rubio lo miro rabioso cuando descubrio que lo estaba mirando.
–¿No eres un poco chico para fumar?
–¡A ti que te importa! Metete en tus cosas.
Numa le sonrio, era increiblemente parecido a él, acaso no le habia preguntado lo mismo la primera vez que se habia cruzado con Agustín y este lo habia mirado con aparente interes.
–Te pareces a mi ¿Cuántos años tienes?
–¿Hablo chino o qué? 
Numa se encogio de hombros y se acerco hacia el lavadero para lavarse la cara, se miro al espejo, se veia raro.
–¿Tienes algo con Leon?
La pregunta lo pillo desprevenido pero se giro y sonriendole le respondio, imitando su tono.
–¡Qué te importa!
Se dio medía vuelta y salio de los baños dejandolo al joven insultandolo.
Volvio a la barra. Leon lo miro y le sonrio aliviado al notar que se le veia mucho mejor. Cuando se desocupo, se acerco a Numa.
–Oye Leon, ¿quién es el rubito?
–¿Cual? Ah nadie. ¿Por?
–¿No te dijeron que quien se acuesta con niños amanece cagado? Debe de tener 15 años.
–¿Y? ¿Te crees que le puedo prohibir entre al local? Ni siquiera sé como lo hace.
–jajajaja – Numa sabia perfectamente como hacia para entrar pero era su secreto– ahora en serio, no es un poco chico para que te andes acostando con él?.
Leon lo miro primero sorprendido y luego fruncio el ceño.
–Cuando pille al enano ese...
–El no dijo nada, pero por lo visto si te estás acostando con él.
Leon lo miro evidentamente enfadado. No queria que Numa se enterase porque sabia muy bien lo que diria.
–Leon, ¿no te pusiste a pensar en que ese chico tiene sentimientos? 
–¿Qué sentimientos? Es solo sexo o fue solo sexo, no quiero nada en serio con él.
Numa lo miro reprobando su actitud.

–¿Qué quieres que haga? ¡Es asi!– respondio Leon defendiendose.
–Leon, ese chico...
El rubio apareció en la barra.
–Pero que oportuno que eres enano, justo cuando me iba a decir algo importante.
–Te jodes porque no pienso irme. Y por cierto, quiero una cerveza.
Leon lo miro desafiante.
–Hace un rato pediste un whisky y lo dejaste aqui, ya podrias ir pagando.
–¿Por qué? No me lo bebí así que no pienso pagarlo, y por otro lado solo lo pedi en broma porque supuse que no me lo ibas a poner.
Leon se quedo callado, se habia dado cuenta de que habia pasado de él, era un niñato pero no por eso tenia que ser tonto. Numa los observaba a ambos dos y sonreia. Le guiño un ojo, y Leon se dio cuenta de lo que le habia querido decir antes y se sintio como un idiota ni siquiera habia pensado en ello, el chico estaba enamorado de él, aunque ahora estaba muy claro.
–No hay nada que yo pueda hacer– le dijo a Numa, este se encogio de hombros. Leon destapo una cerveza y se la puso en la barra.
–Yo invito– dijo Numa y le hizo una señal al rubio, pero este tiro el dinero sobre la barra sin siquiera mirar al chico de los ojos verdes, agarró la botella y se fue, sin antes volverse y mirarlo a Leon de forma extraña.
Leon volvio sus ojos hacia Numa, este lo miraba como esperando algo.
–¡¿Qué?!
Se dirigio hacia la esquina para atender al resto de los clientes.
Estaba haciendo lo correcto entonces, ¿porque se sentia así de "mal"?

 

 

 

Notas finales:

Fin de la primera parte. La segunda parte la subiré en estos días.


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