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Historias Paralelas I por Serenity

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NUMA

Numa abrio la puerta de su casa y naturalmente se encontro con su abuela, sentada en el salón bebiendose un té, como siempre, y leyendo una revista. Apenas levanto la vista y Numa dio gracias a Dios que asi fuese, porque todavía tenia tiempo de cambiar la expresión que llevaba en su rostro. Había sido el peor fin de semana de su vida.
Dejo el abrigo en el perchero y camino hacia ella para saludarla solo entonces Eleonora alzo la vista y le dedico una de sus calidas sonrisas.
–Cielo, no te oí llegar.
–Abu, la vejez no llega sola.– comento mientras recibia como regaño un golpe en el trasero con la revista.
–Eres un desagradecido, decirle eso a esta pobre anciana.
Numa sonrio, se sento en el suelo como tanto le gustaba recostandose en el sillon.
–¿Anciana? Abu, tu pasas más tiempo en la calle que yo!– Eleonora rio divertida ante el comentario de su nieto.
–¿Cómo se encuentra Manon?.
–Bien –respondio con desgano, no sabia porque pero no tenia ganas de hablar del tema.
Se levanto para marcharse a su habitación cuando su abuela lo llamo.
–Ven aquí, vamos a hablar un rato que hace mucho que no lo hacemos.
Numa rezongo por lo bajo pero finalmente accedio, sabia que seria una ardua tarea convencerla de lo contrario.
–La verdad es que ultimamente nos vemos pocos y casi ni hablamos, y me gustaria saber que está pasando
–¿A mi?–puso cara de interrogación– A mi no me pasa nada, estoy bien.
–No vas a participar del torneo de boxeo?
–...
–¿Hace cuanto que no vas a entrenar?
–...
–Numa
El chico habia dado vuelta la cabeza intentando ignorarla pero una mano cubierta de algunas arrugas lo tomo cariñosamente de la barbilla y lo giro hacia ella.
–¿Qué pasa?
–Abu, la verdad sí que me queria presentar al campeonato pero luego de aquel accidente, estuve mucho tiempo fuera del entrenamiento en serio, y me perdi de algunas de las sesiones mas importantes y cuando volví el entrenador me dijo que ya era muy tarde para inscribirme. Creo que él tampoco me queria en el campeonato.
La abuela lo miro de costado.
–¿Y por qué no me lo dijiste?
–Ya no importa Abu
–A mi me importa. Ya sé que nunca estuve de acuerdo en que practicases ese deporte pero es algo que te gusta mucho, y ya eres lo suficientemente grande como para decidir por ti mismo ¿no?
Numa la miró durante unos instantes, antes de continuar.
–Abuela 
–¿Si?–pregunto la abuela mirandolo como siempre.
Numa miro aquellos ojos grises y tuvo miedo, hacia mucho que estaba pensando en decirselo, en decirle que era homosexual, pero que tal si aquellos ojos se volvian frios y lo miraban con rechazo, no seria capaz de soportarlo. A último momento decidio de cambiar de tema y plantear algo que en el último tiempo le daba vuelta por la cabeza.
–Me gustaria–trago saliva nerviosamente– me gustaria conocer a mi madre biológica.
La abuela lo miro durante unos instantes evidentemente sorprendida pero por otro lado contenta como si hubiese estado esperando aquella pregunta.
–Aunque no creo que sea posible...–agrego por lo bajo.
–Seguro que se puede, llevará su tiempo pero no creo que más de lo necesario. Todavía tengo en algun lugar la dirección de ellos, me la dio tu padre cuando eras pequeño. Si realmente eran gente de campo como él decia, entonces de seguro que no se han mudado.
Numa la miro agradeciendole la forma en la cual lo reconfortaba, pero él no se queria mentir asi mismo.
– El único problema sabes cual es ¿no?
–Si, el idioma...–respondio el joven– creo que me conformaria con verla, no solo a ella sino tambien conocerla tierra a la cual, en parte, pertenesco.
Eleonora le sonrio, asintiendo lentamente, desvio la mirada y se perdio en sus pensamientos durante unos minutos.
– Y también podrías conocer Dinamarca.– agrego por lo bajo mientras un destello de nostalgia iluminaba sus ojos.
Ambos se quedaron en silencio, a Numa le latia el corazón rapidamente, era uno de sus grandes sueños, claro que estando allí le gustaria hablar con ella, eso era algo que veia como imposible, sin embargo el simple hecho de saber que habia una posibilidad de viajar a aquel país lo había animado. A medida que iba creciendo la curiosidad en su interior iba aumentando, era difícil mirarse al espejo y no saber de donde provenia cada parte, era como ser una persona desconocida que realmente no sabia cómo se veia.
Miro a su abuela de reojo y se pregunto si acaso no le dolia vivir lejos de su tierra, alejada de sus costumbres y de cultura que por lo visto era bastante diferente. Ella a veces le hablaba de mar nórdico, calmo y frio y del incesable viento que azotaba las playas de arena blanca allí en esa region, y de cómo su hijo, su padre, jugaba a los escondites en los refugios macizos y minusculos que los soldados habian construido durante la segunda guerra mundíal. Recuerdos que parecian a veces teñidos de un pasado siniestro pero que a su manera seguian segregando una nostalgia difícil de curar.
Numa se levanto lentamente y volvio a pararse a medio camino, sentia una vacio en el estomago al pensar que todo aquello podía desaparecer al contarle la verdad, nunca habia tenido tanto miedo en su vida, era un miedo completamente diferente, un miedo del cual parecia depender su vida. En aquel momento volvio a pensar en Leon, le hubiese gustado hablar del tema con él , saber de su experiencia y conocer su opinion.Igual después de la pelea que habían tenido, lo dudaba. Estaba hecho polvo pero sabia que en parte era su culpa. Sabía lo que sentía Leon, ¿cómo podía haber sido tan estúpido de emborracharse y terminar en su casa?

Estaba decidido a hablar con su abuela, tenia que ponerse una fecha limite se lo diria antes de terminar el colegio y para eso tan solo faltaba un mes.

 

 

LEON

Leon se dejo caer en la cama, era ya de noche, miro por la ventana y tan solo vio la oscuridad si queria ver algo más se tenia que levantar y asomarse a la ventana y por el momento, cansado como estaba, le bastaba con aquel panorama.
Estaba pensando si acaso no tenia que llamar a Julen, después de todo se había peleado con él, la escenita con Numa y con su novio lo habian puesto de muy mal humor, y al final de cuentas el pobre rubio habia pagado el pato, le habia hecho un chiste malo y él casi lo habia mandado a la mierda.
No queria pensar en lo que le habia dicho a Lucas ni mucho menos en la reacción de Numa porque sabria que comenzaria a sentirse culpable y no era la idea. El habia dicho lo que pensaba y punto, no tenia que andar dando explicaciones, quizás eso era lo que más habia molestado a Numa, que Leon habia dicho la verdad. 

Tan solo una semana atrás, Numa había aparecido en el local, guapísimo, se había emborrachado, y había terminado en su casa. No había pasado nada, ni siquiera se habían besado aunque sabia perfectamente que eso se debía a que Numa no se sentía bien, sin embargo Leon estaba seguro de que si él lo hubiese besado, Numa hubiese respondido. De igual manera sabia que acostarse con él, era ser el premio consuelo, y aquello lo lastimaba. 

Numa volvería con Lucas y de hecho el sábado, cuando a Manon la atacaron, Numa y Lucas aparecieron en su casa cuando estaba con Julen, buscando al italiano. Un leve intercambio de palabras con Lucas, le siguió a uno más fuerte con Numa y se dijeron demasiadas cosas. Leon estaba harto, y la verdad es que la pareja de ambos dos le importaba muy poco, si cortaban mejor que mejor, asi Numa se daria cuenta de como lo estaba pasando él en aquel momento.
Se dio cuenta de que estaba siendo tremedamente egoista pero daba lo mismo, esa era su forma de ser. Estaba harto de todo. Miro hacia el teléfono, ¿debia llamarlo? Seguramente estaria odíandolo. Le tenia cariño a Julen, era muy lindo, muy divertido y era una bola de fuego.
El teléfono sono en la casa, se acerco para atender. Era una voz que hacia mucho tiempo que no escuchaba, la voz de su madre.
–Hola Leo
–¡Mamá! Tanto tiempo, ¿cómo estás vieja?
–Todo bien mi amor, y ¿tú? Ya te has olvidado de mi– murmuro por lo visto, un tanto apesumbrada– nunca me llamas...
–Me dijiste que no lo hiciese, ya sabes como es papá
–Lo sé, lo sé...
– ¿Qué pasa mamá? ¿Paso algo?– podía escuchar como su madre tragaba con dificultad, ¿estaba llorando acaso?
–Nada mi amor, nada. Te quiero mucho. Cuidate. Adios.
–¿Vieja? ¿Ma?– su madre ya habia colgado.
Se quedo unos segundos allí parado antes de buscar el abrigo y salir de la casa corriendo.


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