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Cartas de una memoria por KS Clockworker

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo de esta historia, espero y les guste :)

Habían pasado ya unas semanas desde que Alex se había marchado. A decir verdad las cosas no han cambiado tanto. Sus padres seguían sus mismas rutinas, aunque ahora la casa era mucho más callada y solitaria. Josh se sintió solo. Sin Alex como compañero de juegos y travesuras, no tenía mucho que hacer; no tenia muchas ganas de nada. Aunado a ello, su mejor amigo, Joey se había cambiado de escuela, yéndose a vivir un tiempo con un familiar en Brahms, o al menos eso le había dicho Sam, el padre de Joey. Tampoco había podido ver a Scarlet que a veces jugaban, ni a Nora, que, a palabras de Elle, se fue a una escuela de chicas, cosa que ella no creía del todo, pero su madre le había hecho eso. Así, Josh se había quedado solo, no tenía con quién jugar, ni platicar.

Joshua extrañaba a Alex demasiado, se sentía sólo, como si algo le faltara, no entendía como alguien podría serle tan necesario. Nunca había imaginado que Alex lo dejaría sin decir nada. Siempre pensó que él estaría ahí, para Josh, con curiosa sonrisa que solamente a él le dedicaba; y poder jugar en el interior de su cuarto, o en el patio cuando Adam estaba fuera de casa. Compartiendo risas y mimos por parte de Alex, sintiendo esas manos grandes y suaves sobre su cabello, o los brazos cómodos de él cuando lo envolvían en un abrazo, o la seguridad que le daba el estar sobre sus hombros o espalda cuando lo cargaba. Josh sabía la situación en casa, sabía sobre la cruda relación de Alex con papá y mamá, también sabía cuánto lastimado estaba su hermano mayor a este acto, y sabía que aunque Alex fuera amable y cálido con él, bajo todo ello había un ápice de recelo y molestia. Es por ello que Josh había decidido que él haría a Alex el centro de su mundo, sus ojos sólo verían a Alex y siempre estarían con él, el corazón de Joshua colgaba de las manos de Alex; le sería devoto, lo amaría con todo su ser. Claro que muchas de esas cosas no las entendía Josh debido a su edad, ¿Qué tanto podría saber un niño de 9 años del amor verdadero?

Casi llegaba el Halloween, fiesta favorita de Josh, aunque esta vez, el pequeño Shepherd no tenía ánimos para celebrar, aun cuando su madre le hizo un bello disfraz para salir a pedir dulces; aun cuando su padre estuvo decorando la casa, incluso tallando calabazas para que Josh se divirtiera, nada de ello parecía hacer feliz a Josh.

     —Este año… será la primera vez que Alex no me lleve a pedir dulces…

Decía desanimado Josh, sentado en un banquillo con la barbilla recargada en la isla de la cocina, mientras veía a su padre tallar una calabaza, y su madre terminaba la cena. Josh pudo notar un aire de pesar y molestia en el semblante de Adam. El Shepherd menor se había dado cuenta que su padre hacía ese gesto cada vez que mencionaba a Alex, como si el jefe de familia no quisiera que lo mencionaran nunca más, como si le doliera.

     —Esta vez te llevara tu madre a pedir dulces. O puedes reunirte con tus amigos e ir todos juntos.

     —Joey no está aquí, su padre dice que no podrá venir para Halloween. No sé nada de Scarlet.

     —¿Qué no tienes más amigos que esos dos?—. Preguntó Adam más incómodo.

     —No… Los niños de la escuela no me hablaron mucho, dicen que soy raro porque me gustan las arañas… Era Alex quién los ponía en su lugar y…

     —Sí, pero Alex ya no está aquí más!

Exclamó con suma molestia Adam, mientras miraba fijamente a Josh y daba un golpe sobre la superficie de la isla. Josh se asustó al ver a su padre molesto, que de un salto se puso de pie dando unos pasos hacia atrás, incluso Lilian soltó el cucharon que estaba usando y miro con nervios a su marido. Adam respiraba hondamente, tratando de calmarse, arrojó sobre la mesa la navaja que usaba para tallar una calabaza y se limpió las manos con una servilleta.

     —Lo lamento… no sé qué me pasó… terminaré esta calabaza más tarde. Estaré en el ático, Lilian, avísame cuando esté la cena. Lo lamento Josh, no quise gritarte.

Adam se puso de pie y se dirigió a su hijo, el pequeño tensó el cuerpo por reflejo, pero solamente la mano de su padre acaricio su cabello. Josh sabía que ese gesto era una disculpa, bajó la mirada sintiendo como su padre se marchaba por el comedor.

     —Yo sólo… es que extraño a mi hermano mucho, mamá.

Dijo en voz baja Josh, con los ojos húmedos a punto de llorar. Lilian trago saliva, sintiendo los ojos calientes por el llanto que estaba reteniendo, fue hacia su hijo abrazándolo duro.

     —Lo sé mi vida. Lo sé… todos lo extrañamos como no tienes una idea… incluso tu padre, le duele mucho.

 

La noche de Halloween fue aburrida, incluso Josh dejó dejar la recolección de dulce a mitad del camino, diciéndole a Lilian que mejor volvieran a casa, y aunque ella trato de incentivarlo a seguir la búsqueda el no quiso seguir, volviendo ambos a casa. Ni siquiera había logrado juntar muchos dulces, y aunque Lilian le ofreció prepararle algún pequeño postre, él se negó y se dirigió a su cuarto. Una vez ahí, se encerró y se quitó el disfraz, tan pesado se sintió que ni siquiera se puso un pijama, quedando en bóxer y camiseta. Con movimientos cansados ​​subieron a la literatura de Alex, de donde sacaron a playera de su hermano que había escondido bajo la almohada, ya abrazó duro, como si ésta fuera el pecho de su hermano, incluso aún podía sentir las reminiscencias del aroma de su hermano , haciéndose ovillo y quedándose dormido.

A la mañana siguiente, el toque de la puerta de su madre lo despertó.

     —¿José? Despierta cariño, es hora de desayunar.

     —… S-Sí, mamá… ya voy…

Dijo somnoliento Josh, tratando de abrir los ojos, aunque aún sentía los pesados. Tardo unos minutos en despertar completamente. Al hacerlo, demostró la playera de Alex entre sus brazos, lo olfateó una vez más y la guardó en su escondite otra vez. Aún se sentía adormilado, seguramente era porque había dormido demasiado. Se vistió y se lavó la cara y se dirigió a la cocina para tomar el desayuno. Al bajar y pasar por el reloj de la entrada, vio que apenas eran las 8:30, seguramente su padre aún no llegaba de trabajar. Entró a la cocina y su madre lo saludó con un beso en la frente. Él se sentó y vio su plato, su madre había cocinado hotcakes, colocándoles un poco de fresa picada encima ya lado un pequeño frasco con jarabe de arce. Josh sonrió, amaba los hotcakes para desayunar, la forma en la que se los había servido mamá era su favorita. Pero esta vez, los querían comer diferentes. Con el tenedor perforando las fresas, colocándolas a un lado del plato, y pidiendo un poco de miel de abeja. Lilian se extrañó, ya que sabía que su hijo no le gustaba tanto la miel. Pero al escucharle decir que Alex los comía con miel ya fruta aparte, se complació a su hijo.

Cuando estaba a punto de terminar, escucharon como la puerta de la entrada se habria y entraba Adam, anunciando su llegada. Se dirigió a la cocina, donde fue recibido por su hijo y esposa, llevaba un pequeño manojo de cartas, seguramente cuentas por pagar, catálogos y promociones. Lilian le atribuye de desayunar a su esposo, para después tomar las cartas y comenzarlas a revisar. Josh comía alegre, mientras su padre comenzaba a comer, viéndolo extrañado de comer su ultimo hotcake con miel en vez de jarabe.

Cuando la madre llegó a la última carta y ver el remitente, sus ojos se abrieron de gran manera humedeciéndose en el acto, su labio empezó a vibrar, al igual que sus manos, Adam notó esto, preguntándole a Lilian que si se encontró bien; ella, tratando de calmar su voz para no hacer sospechar a Josh, le dijo que sí, acercándole la carta para que viera quién la había envidiado. Adam vio el sobre, tomándolo y leyendo, dejó salir un leve suspiro, tragando el bocado que aún tenía en la boca. Su cuerpo vibro ligeramente, solo alguien que lo conociera bien como su esposa, sabia que tenia un poco de miedo. Y sus ojos bajo aquel ceño fruncido demostraraban que tras esa fría e inflexible personalidad, se encontraba un hombre cálido y amoroso, cosas por las que se había enamorado Lilian.

     —Josh… tienes que ver esto… seguramente es más para ti que para nosotros.

Josh miró a su padre, con las mejillas llenas, como si fuera una ardilla. Tragó el bocado y tomó la carta extrañada de recibir correo. Al ver la dirección de donde venía se levantó de golpe, iluminando su rostro con una gran sonrisa.

     —¡Fuerte Bragg, Carolina del Norte! ¡Es Álex! ¡La carta es de Alex!

Josh dio pequeños saltos de alegría, por primera vez en mucho tiempo, pudo ver una pequeña sonrisa en Adam, y aunque Lilian mostró un gesto de incredulidad e incertidumbre, no le importó mucho.

     —Anda, si terminaste de desayunar ve a tu cuarto y lee la carta, si Alex nos menciona, avísanos.

     —Sí papá, ¡Gracias!

Josh tomó el pedazo sobrante de hotcakes, metiéndoselo de golpe y tragándolo sin masticar. Para salir corriendo a su habitación. Cuando los padres se quedaron finalmente solos, Lilian arrastró un banquillo para sentarse frente a Adam, mientras él daba un pequeño sorbo a su café.

     —¿Qué es esto, Adam?

     —No sé de qué estás hablando, mujer.

     —¿Cómo que no sabes? ¿De dónde salió esa carta? ¿Qué intentas hacer?

Lilian se vio un poco molesta y dolida, incluso Adam pudo notar como el rostro de su esposa se transformaba.

     —No intento nada, cariño. Sólo… —. Adam dejó salir un gran suspiro, alejando su plato, dejando intacta la mitad de su desayuno.

     —Me daré una ducha querida. Y me dormiré un rato, la noche estuvo algo ocupada en la comisaria.

Adam se levantó de su lugar, le dio un beso a su esposa y se dirigió a su habitación con paso pesado. Lilian se quedó sola en la cocina, en silencio, sin entender muy bien qué acababa de pasar, se sintió nerviosa, colocó su mano en su pecho, sintiendo el latir agitado de su corazón, dejó salir un gran suspiro, se puso de pie y Comenzó a limpiar la cocina, para después de acercarse a su cuarto de costura.

 

Josh subió corriendo a su cuarto, cerró una puerta con seguro y de dos saltó llegó a la literatura de Alex, sacando su camisa y envolviéndose en ella como si fuera una manta, abrió con cuidado el sobre, tratando de no dañar la carta; desdobló la hoja de papel y empezó a leer:

 

25 de octubre de 2003

Fuerte de Bragg, Carolina del Norte

Para Josh:

Hola Josh, ¿Cómo ha estado? Sé que han pasado unos meses desde que me fui de casa, la verdad es que siento que ya han sido décadas, incluso extraña la comida de mamá. Debo levantarme temprano, cuando ni siquiera ha salido el sol, el entrenamiento aquí es duro, ni siquiera las prácticas con papá eran tan duras como lo es aquí.

Sé que hay muchas cosas que hablar, pero me temo que no tengo el suficiente papel como para poder explicar todo… Yo… lamento mucho el tener que irme sin decirte algo, amiguito. Imagino qué doloroso fue cuando llegaste a casa y no me viste ahí, tenía tantas ganas de decirte, de poder despedirme de ti, pero sabía que si lo hacía, no podía irme de casa. Conoces a papá y sabes su trato conmigo, si hubiera hecho algo por quedarme más tiempo en casa, seguramente me hubiera echado a patadas, y te hubiera tocado verlo. Así que creo que fue lo mejor.

De verdad lo lamento mucho hermanito. Nunca quise lastimarte tanto. Tal vez esté lejos de casa y no sé cuándo pueda volver, hay rumores de que nos producirán a medio Oriente cuando terminemos nuestro entrenamiento. Una parte de mí quiere fallar, para volver a casa y estar contigo. Pero una parte también me dice que no debo hacerlo, debo mostrarme que puedo hacerlo, y demostrarle a todo: A Shepherd's Glen, a mamá ya papá que soy mucho más de lo que ellos imaginaron. Quiero marcar una diferencia, aunque ésta sea mínima.

Creo que por ahora es todo, hermanito. Trataré de enviarte una carta a la semana para al menos poder hablar contigo, siempre estarás en mis pensamientos. Te quiero mucho Josh, y prometo que pronto volveré a casa. No cause problemas, ahora que papá no tiene a quien culpar (¡Jaja! Es una broma… o tal vez no). Te protegeré incluso estando lejos de ti, amiguito.

 Abrazos.

P. Alex Pastor.

  

Josh terminó de leer a carta, sus ojos estaban húmedos y finas lágrimas corrieron. Tardó unos momentos en digerir el contenido de la carta, haciéndose ovillo entre la playera de Alex, olfateándola, imaginando que era a Alex quien abrazaba mientras su hermano le devolvía el abrazo. Así se quedó por unos momentos, cuando volvió en sí, tomó de nuevo la carta, bajó de la literatura y la guardó en un cajón del escritorio, tenía ganas de escribirle a Alex, poder platicar con él, pero no sabía qué contestarle, tomó asiento y busco una hoja y un bolígrafo, pensado por unos instantes, y comenzó a escribir:

 

1 de noviembre de 2003

Si crees que voy a empezar esta carta con un «Hola, ¿cómo estás?», estás equivocado. Me hiciste encantar a Alex, no es justo. Hubiera preferido que te despidieras, que al menos me hubieras dicho que te ibas a ir, al menos así no hubiera sido tan duro para mí.

Entiendo la razón por la que te fuiste, así que no me hubiera interpuesto en tu viaje, pero al menos me hubiera gustado decirte adiós… darte un amuleto o algo.

Bueno, las cosas son como son ahora, solo ten cuidado por favor. Ya te fuiste lejos de mí, no quiero perderte una segunda vez.

Estos últimos meses me ha sentido solo sin ti, Alex. Ya casi no salgo de casa y la escuela se volvió aburrida. No tengo con quien jugar, Joey se fue del pueblo, a estudiar con un familiar, y no he visto a Scarlet en mucho tiempo, el doctor Fitch ni siquiera responde cuando alguien le pregunta sobre ella y cambia de tema.

Cuídate mucho Alex, tienes que volver a casa pronto.

Josh

 

Josh tenía una gran sonrisa de oreja a oreja, mientras terminaba de escribir una carta y colocarla en un sobre nuevo, copiando la dirección de sobre anterior. Cuando terminó, salió de su cuarto y bajó a la sala buscando a su padre. Lilian le comentó desde la cocina que su padre estaría dormido hasta medio día, así que esperara por él, Josh esperó, yendo a jugar un rato al patio, hasta que vio a su padre en la cocina, tomando un poco de agua, para acercarse al sótano.

     -¡Papá!

Exclamó desde su columpio, saltando desde el asiente de éste y yendo hacía su padre que bajaba por la puerta del patio al sótano. Adam se vio aun un poco cansado, pero se vio relajado y más atento.

     —¿Qué pasó, Josh?

     —Yo… eh… Leí la carta de Alex. Dice que todo está bien y se disculpó conmigo, y les manda saludos. ¡Je! Dice que incluso extraña la comida de mamá…

Adam sonrió afable a su hijo, como si se quitará un peso de encima; y con su mano áspera acarició el cabello de Josh.

     —Me alegra mucho que hayas podido saber de él, espero que ahora estés más tranquilo respecto a tu hermano.

     —Lo estaré, papá, él dijo que trataría de escribirme cada semana.

     —Eso espero. Estará mucho tiempo lejos, más le vale no perder contacto con nosotros.

Adam se giró para continuar su camino al sótano, pero Josh lo detuvo de nuevo.

     —Papá… me gustaría ir a la oficina postal… quiero llevar esta carta que le escribí a Alex.

Adam abrió los ojos sorprendidos, y sonrió un poco nervioso, viendo como Josh sacó un sobre del bolsillo de su short

     —Bueno, si quieres yo mañana que vaya a trabajo la puedo llevar por ti, la oficina está cerca de la comisaria.

     —¿En serio? ¡Gracias papá!

Dijo alegre Josh, entregándole el sobre y sacudiendo un pequeño abrazo, regresando a sus juegos. Adam se quedó viendo unos momentos el sobre, para seguir su paso a sótano.


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