Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lucy vuelve a aparecer frente a un Massiel de 17 años, ¿será que su relación se mantendrá igual?

Sin embargo, tener la protección de César no era del todo satisfactorio para mí, ¿sabes? Es decir, fingiendo ser un sin poder, ¿qué ganancia les podía traer mi presencia? De hecho, yo sólo podía ser un estorbo y un blanco de preocupación para mi hermano… no, un blanco de preocupación para todos.

—¿Para qué demonios crees que estoy yo aquí? —me dijo Alan.

Aún recuerdas de qué va su poder, ¿no? Pues él me confesó que, aunque siempre planeó usar su poder para ayudar a su papá, comenzó a esforzarse en serio luego de conocerme. Comenzó a mostrarme prototipos de ropa de apariencia común pero que en realidad era súper resistente. El propósito de esa ropa era servir como una especie de armadura durante la batalla sin ser pesada, ya que si pesaba mucho, por el contrario de ayudar iba a estorbar, pero llevarlo a cabo fue una tarea muy difícil de realizar.

Tenía otras cosas en mente, pensó que lo que más se necesitaría en el campo de batalla, sería el poder de sanación de su papá, por ello trató de crear algo así como un brazalete que al ponerse se obtuviera ese poder, sin embargo, fue algo que también resultaba bastante complicado, porque el poder de su papá era un poder dual, es decir, un poder con dos funciones que podían parecer dos poderes diferentes.

Alan, solo había considerado replicar el poder de sanación, pero ese poder también permitía absorber el dolor y transmitirlo con una fuerza diez veces mayor. Y para poderlo perfeccionar, me tuve que dejar usar como conejillo de indias. ¿Qué cómo…? Pues, usando las ropas-armaduras, combatí con Alan y su brazalete. Conforme el brazalete y las ropas-armaduras sufrían ajustes y mejoras, las peleas entre nosotros dos comenzaban a subir de nivel, estoy seguro que si alguien ajeno a todo eso nos hubiera visto, se habría preguntado cómo es que él y yo no terminamos muertos en algunas de nuestras peleas.

(Universo 2, E10, 65 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Cuando el verano de mis 17 años estaba por terminar y con él el final de los desfiles de luciérnagas en las noches, solía pasar el rato con Camila y César, mirando con melancolía las hermosas lucecitas que me recordaban tu ausencia. Recuerdo que llegó una noche en la que César nos contó lo que él creyó, el más grande descubrimiento de su vida.

—Después de decenas de experiencias amorosas, he llegado a entender una cosa muy importante. Un hombre de verdad, es aquel que logra encontrar un balance perfecto entre no ser tan cabrón para provocar el sufrimiento de una mujer, pero tampoco tan imbécil para sufrir por una.

—Lo dice el que todavía llora por las noches mientras repite el nombre de Yannel una y otra vez —comenté entre risas.

—Cállate, Massiel, eso era un secreto…

Ambos miramos con sorpresa a Camila.

—Hey, Massiel, ¿no te parece extraño que ella no haya aprovechado esta oportunidad para burlarse de mí?

Entorné los ojos—. Demasiado… ¿estás bien, Camila?

Ella asintió—. Sí… bueno no… bueno, no sé… o sea, tengo ese sentimiento de que no estoy bien, pero no estoy mal, o sea, no estoy triste, pero tampoco feliz, y nada más estoy valiendo madres sin saber qué mierda.

—¿Qué? ¿Te llegó la regla o qué? —le preguntó César.

Camila le dio un codazo en las costillas, sacándole el aire.

—¿No será que te afectó haber confundido el cilantro con el perejil y que Yanis se haya reído de ti sin parar durante más de 2 horas? —inquirí mientras César sufría por recuperar el aire—. Es la primera vez que lo veo reírse así en mucho tiempo.

Camila hizo un adorable puchero—. Fue mi primera vez cocinando… cualquiera se hubiera confundido, los dos son hierbas verdes con hojitas… no les veo la diferencia…

Los tres comenzamos a reírnos. Continuamos hablando de cosas sin importancia, de esto, de aquello, hasta que entre nuestras voces, el viento y los ruidos de los insectos, escuché el sonido de algo cayendo. Fue raro, porque a pesar de que yo era un cobarde, algo me incitaba a ir e investigar el origen de aquel ruido, pero ni César ni Camila parecían muy interesados en acompañarme, de hecho, preferían evitar adentrarse al bosque por temor a que se repitiera lo ocurrido en la noche en la que desapareciste, y es que de hecho, el ruido provenía de un lugar en el que las luces de las luciérnagas no llegaban.

Me puse de pie y comencé a caminar solo hacia el origen del ruido mientras mi mente me decía «No lo hagas», mi corazón me decía «Hazlo», y Camila y César me decían «Después no digas que no te lo dijimos, cabrón». Me alejé de mis amigos, tanteando el camino con la punta de mis pies antes de dar un paso más, esperé a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad casi total y comencé a buscar algo por donde creí que había sido el lugar del que provino el ruido.

—… ¿Quizás debería regresar? —me pregunté.

Justo cuando me di la vuelta para regresar, escuché el sonido de algo moviéndose entre la hierba a mis espaldas. Normalmente, el pensamiento de que estaba a punto de ser atacado por un oso me hubiera invadido y me hubiera dado la fuerza para correr con todas mis fuerzas para salvar mi vida, pero en lugar de eso, algo me hizo girarme y mirar en dirección de aquello que parecía más y más cerca. Para cuando terminé de girarme y estar completamente de frente al ruido, algo se lazó sobre mí y sentí cómo unos brazos rodeaban mi cintura con fuerza, para luego caer de sentón con aquello encima de mí. Una luciérnaga se desvió de su camino para brindarme un poco de su luz y hacerme notar la cabeza marrón que se encontraba contra mi pecho.

Dejé de respirar por un momento—. Lucy —susurré.

Me abrazaste con más fuerza y restregaste tu cara contra mi pecho para comprobar que de verdad era yo.

—Lucy —repetí. Sentí ligeramente húmeda mi playera a causa de tus lágrimas y de inmediato recargué mi cabeza en la tuya y pasé uno de mis brazos por tu cuello mientras que con el otro me recargué en el suelo para mantenerme sentado, cerrando el puño y agarrando un poco de tierra y pasto.

No tengo idea de por cuánto tiempo permanecimos de esa forma, por un lado, me pareció como si el tiempo se hubiese congelado y hubiéramos pasado una eternidad así, pero por otro lado, me pareció tan instantáneo que me pareció un desperdicio no permanecer así por más tiempo. Tú y yo volvimos a la realidad cuando César y Camila comenzaron a gritar mi nombre en mi búsqueda, tuvimos que tomar distancia e incorporarnos, pero entonces tomé tu mano y te llevé conmigo de regreso con ellos.

Al día siguiente, me encontraba completamente ansioso en el trabajo, miraba el reloj infinidad de veces, esperando el momento de mi salida para ir corriendo y verte. El supervisor notó mi extraño comportamiento, y luego de sonreírme como un padre a su hijo, me dio la oportunidad de salir temprano e ir a verte. Crucé la puerta de la casa del supervisor frenéticamente y miré en todas las habitaciones, hasta que Sasha me dijo que te encontrabas en el patio leyendo un libro que te había prestado Alan. Cuando te vi, dejé de correr, y aunque no me paré, cada paso que daba era más lento que el anterior, ahora, ya viéndote en plena luz del Sol, pude mirarte bien a la cara y finalmente darme cuenta de eras tú la chica que me dio mis guantes amarillos.

No lo entendía, la primera vez que te habías cruzado en mi camino, recuerdo que en esa tarde de invierno me conmovió la calidez de tu amabilidad, te ganaste mi cariño rápidamente junto con mi preocupación, eras tan bella, pero tus ojos reflejaban un infierno oculto, era como si ellos estuvieran revestidos entre gritos de dolor, y a la vez exclamaban con tanto deseo tus intenciones de correr y aferrarte a mí, que me sentí abrumado por aquellos ojos, y solo pude obedecer tus palabras que me pedían ir con mamá Sandra y con César.

Aquellos ojos tan intensos que tenías esos días, se quedaron tatuados en mi mente y solía recordarlos en cada parpadeo. Se tatuaron más profundamente el día que me ofreciste tu mano para escapar de la prisión en la que Santiago y Griselda habían decido a tomar mi vida. Y entonces, cuando coincidí contigo por tercera vez sin reconocerte porque eras muy pequeña, aquellos ojos que tantas emociones provocaban en mí, no reflejaban más que una existencia vacía que no parecía querer continuar.

Era increíble cómo esos ojos se hallaban ahora frente, mirándome totalmente convertidos en unos enormes luceros, se veían tan hermosos, parecía que tus ojos se hubieran robado un pedazo del más grandioso  y espectacular amanecer. Finalmente, cuando llegué a ti y me senté a tu lado, me fue imposible reprimir una sonrisa de estúpido, estaba encantado de notar cómo se te retorcía la panza y el alma porque te había ido a ver.

En aquel momento, tenías la apariencia de una chica de 16 años, parecía que teníamos casi la misma edad, por lo que me costaba un poco seguir viéndote como una hermana menor, además de que el hecho de darme cuenta de que tú eras la chica de los guantes amarillos, mi primer amor, me hizo totalmente consciente de ti como mujer, y es por ello que cuando me mirabas fijamente a los ojos y me tomabas de la mano de la misma forma como lo hacías cuando éramos más pequeños, me hiciste sentir increíblemente nervioso.

Creo que nadie se hubiera imaginado lo que significaría tu aparición, es decir, hasta ahora, esta historia iba más encaminada a la guerra y la traición, el compañerismo y la amistad, pero para nada, esto hablaba de una historia de amor, exceptuando aquel momento en el cruzó por mi mente empezar a salir con Camila, sin embargo, tu llegada desembocó un montón de interacciones amorosas, bueno, en realidad no tantas, pero sí que hubo sentimientos movidos en unos cuantos.

Pero antes de escribirte de ello, es momento de tocar cierto tema. Yo seguía preocupado por ser necesario durante la batalla o antes de ella, quería ayudar en todo, no me era suficiente con practicar con Alan, quería ayudar directamente al supervisor. Cuando te lo conté, me aconsejaste que hablara con él para que él mismo me dijera qué podía hacer, y así lo hice, y como respuesta obtuve:

—Entonces acompáñame.

No recuerdo si ya te lo he mencionado, pero las personas que vivían en su casa, no eran los únicos aliados del supervisor, es decir, había estado años reuniendo a gente, todos buscaban venganza contra Tahiel por sus propios motivos, pero no todos eran poseedores de un poder, de hecho, casi nadie. Pienso que el supervisor se excusó de la idea de que sería grosero considerarlos débiles e inútiles por no tener un poder, pero solo quería aferrarse a la posibilidad de que podría intimidar a Tahiel con un gran número de aliados, incluso si no tenían poderes. Pero inesperadamente, Yanis lo hizo darse cuenta de su error, solo que lo hizo de una manera un poco… hmm… mala, despiadada, cruel… demasiado innecesaria, muy Yanis.

Aquel día, Yanis y Sasha habían estado discutiendo, por lo mismo de siempre, Sasha y Yannel parecían llevarse muy bien y a Yanis le daban celos, pero ese día él estaba especialmente irritado por una pesadilla que tuvo, en donde soñó con la noche que él y Yannel dejaron su hogar, y darse cuenta de que a Sasha le daba igual su discusión, lo hizo querer arrasar con todo. Entonces, cuando salió al patio para no matarlo, escuchó las voces de unos hombres riéndose cerca de ahí, y uno de ellos, se parecía mucho a alguien que había aparecido en su pesadilla.

—¡Yanis, para!

Yanis se detuvo, los tres sujetos a los que había atacado se encontraban inconscientes, y aquel al que se encontraba tratando de asfixiar con sus propias manos, tenía la cara morada por la falta del aire, pero por suerte seguía vivo.

El supervisor lo jaló del brazo para ponerlo de pie y comenzó a sacudirlo de los hombros—. ¿¡Por qué hiciste eso!?

—Oh… así que eran tus nuevos aliados… igual no entiendo tu enfado, ¿qué fue lo que hice mal?

—¡Yanis!

—Esos hombres eran muy débiles, tipos como ellos morirán en fracción de segundos en el campo de batalla, es decir, ni siquiera tuve que usar mi poder para acabar con ellos, solo serán estorbos, así que velo así, si mueren ahora, no nos molestarán más tarde.

El supervisor lo miró con horror—. ¿C-cómo puedes decir eso?

Yanis rodó los ojos y resopló—. Señor Guilmer, si quieres, no lo tomes como un consejo, es solo mi opinión. No importa cuántos sean, sin siquiera matar a los aliados de Tahiel, sin siquiera servir como escudo humano para ti, ellos morirán, ¿no es ese el tipo de batalla que será esta? Que los débiles mueran ahora o después no hará ninguna diferencia. Todos morirán en la batalla… excepto Yannel, ya que yo la protegeré. Y con suerte, puede que también lo haga el niño imbécil de César.

Luego de que Yanis se fuera y el supervisor tuviera que llevar a aquellos hombres a un hospital, se quedó pensando en las palabras de Yanis, pero… algo oscuro estaba corrompiendo al supervisor, el fuerte deseo de recuperar a su esposa le cegaba los ojos y le impedía aceptar la realidad que le acaban de mostrar. No impediría que los aliados sin poderes fueran a la batalla, solo que a partir de ese momento, se encargaría de reunir solamente a personas con poderes.

Unas semanas después le llegó un rumor por parte de un aliado, el rumor de un monstruo que vivía en un pueblo al sur del nuestro, planeaba ir solo a comprobarlo, pero entonces yo me acerqué a él para ofrecerle mi ayuda, y pensó que estaría bien que yo lo acompañase.

Aquel pueblo era pequeño y humilde, no era rico como las zonas que rodeaban la casa de Santiago y Griselda, pero tampoco era pobre como las zonas que rodeaban la casa de mamá Sandra, parecía que vivían con lo necesario. Cuando el supervisor preguntó sobre el supuesto monstruo, las personas ponían una cara de terror y señalan una vieja casa que se hallaba a las afueras del pueblo. La casa estaba rodeaba por picos y alambres para impedir el acceso o la salida de ella, y entre los picos se apreciaba la hierba alta del patio, las ventanas rotas de la casa y sus habitaciones sin iluminación.

—Disculpen, ¿ustedes son los que estaban buscando al monstruo del pueblo? —nos preguntó un hombre de unos 40 años mientras se nos acercaba.

—Así es —respondió el supervisor—. ¿Usted quién es?

—Uhm… soy el encargado de alimentar a esa cosa.

—Entonces, usted debe saber de dónde provino. Quiero saber toda la información que exista sobre él.

El hombre arqueó una ceja—. ¿Por qué? ¿Nos va a hacer el favor de matarlo?

El supervisor se apresurar a negar con la cabeza—. No, no. Pero quisiera pedir prestada su fuerza.

Sonrió ligeramente—. Oh, se lo va a llevar. No lo pida prestado, lléveselo, se lo regalamos. Bien, en realidad esa cosa es mi sobrino.

—Si es su sobrino, ¿por qué lo tiene viviendo de esa manera? —le cuestioné, un poco enfadado por la forma en la que hablaba de su sobrino.

El señor soltó una sonrisa burlona—. ¿Por qué debería encargarme del asesino de mi hermana?

Abrí la boca, pero las palabras no salieron.

—Uhm, déjame recordar~ —dijo mientras miraba hacia el cielo—… 11 años, sí, fue hace 11 años que esa cosa nació. Yo solía vivir en esa casa con mis padres, mi hermana y su esposo, el día del parto, corrí por la partera, pero ella no se encontraba en el pueblo, así que tuve que correr a buscarla, pero igual no la hallé. Cuando regresé, pensé que a lo mejor mi madre se las había arreglado para ayudar a mi hermana, pero cuando abrí la puerta de mi casa, lo primero que vi fue a un bebé jugando con las tripas de mi padre, y a la cabeza de mi madre frente a la puerta. Mi hermana estaba en la cama de su habitación con un enorme agujero en el estómago, y al lado se hallaba mi cuñado con el pecho desgarrado.

»En primera instancia no me imaginé que el bebé había sido el responsable, un bebé recién nacido no tendría la fuerza ni para gatear, pero cuando me encontraba llorando en un rincón de la habitación de mi hermana, vi al bebé arrastrándose con ayuda de unas garras en lugar de manos, y se reía, reía felizmente porque quería jugar conmigo… Suena como una historia de terror, ¿no? Encerré al bebé en el baño, aunque hacerlo me costó un dedo. —Nos mostró su mano izquierda, a la que le faltaba el dedo pulgar—. Enterré a mi familia en el patio, y les pedí ayuda a los vecinos para que me ayudaran a encerrar a esa cosa con alambres.

Notas finales:

Les había comentado que pronto llegarían las recomendaciones de manhwas de reencarnadas, pero me voy a esperar un poquito, hace unos días, anduve editando el capítulo 23 y tuve una iluminación jajajaja.

Lo explicaré mejor cuando lleguemos a ese capítulo, pero es que neta, ese capítulo es perfecto para que les introduzca a los manhwas de reencarnadas, bueno, yo los llamo manhwas de reencarnadas, pero no todos los manhwas de reencarnadas tienen reencarnadas jaja, algunas protas transmigraron o viajaron en el tiempo, pero a todas ellas las pongo en la misma bolsa porque sus manhwas pasan en la edad media, ya saben, donde hay emperadores, duques, magos, caballeros, princesas y todo eso.

Empecé a leerlos desde el año pasado, y yo creo que ya leí más de 100... igual y no todos los leí por completo, hay algunos muy malos o las traducciones que encontré eran horribles y los abandoné, pero aún quitando los mahwas que dejé de leer, he leído muchísimos, y creo que mi cliché favorito de este tipo de manhwas, es el de morras coreanas de la actualidad transmigrando en la villana de alguna novela que leyeron, y sumando que también me topé con manhwas de autoras transmigrando a sus novelas, lo admito, yo, una joven adulta de 22 años pensó en qué vergas pasaría si yo transmigrara en una de mis historias, y aun más, en una villana.

Pero entonces pensé: "Chales... pero yo no tengo ninguna villana". En ese entonces yo andaba trabajando en "Las voces del Sol" y aún no empezaba a editar "Un Camino lalala", entonces solo le di un vistazo rápido a mis recuerdos, y me di cuenta de que, en primera, yo no manejo villanos, sino antagonistas, y dentro de mis grupos antagónicos, los "final boss" son vatos.

Aquí... pues parece que es Tahiel, ¿no? No es el final boss de Massiel, pero sí para el grupo protegónico. En "Ojos Color Violeta", el final boss es el papá de la prota. Y en LVDS y "La guardiana del escondite de un Dios", no están terminadas, pero dentro de lo que tengo planeado, los final boss son hombres. Bueno, esto me sirvió para despabilarme y ver que tenía que ponerme las pilas para pensar en alguna villana o antagonista, aún no lo he hecho, pero lo haré.

Pero les comento, anduve editando el cap. 23, y joder, Simona Aboulker, la 1ra líder de REVENISH, encajaría muy bien como una de esas villanas de manhwas de reencarnadas, ella no es la final boss de Massiel, pero si Massiel no fuera el prota y en su lugar fuera cierto personaje femenino, Simona cumple con todo. Si a mí me atropellara un camión y transmigrara a Un Camino lalala, es probable que lo haga en Simona XD

Y estaría muy bueno, Simona por sí sola no es tan poderosa, pero influye bien cabrón en vatos poderosos, tipo, el hombre rayo es un monstruo, pero Tahiel lo es aún más, y él haría casi cualquier cosa por Simona, y, de esto no aparece nada aquí, pero por ahí hay otro tipo llamado Ancel que tiene a Simona en un altar, y para bien o para mal, hizo un mega desmadre a partir de la admiración que le tenía a Simona. Igual Ancel tampoco es poderoso por sí solo, pero imaginense que él se hizo de 11 hombres rayo.

Hasta aquí le corto porque sino me voy a poner a fantansear machín con las posibilidades de lo que podría hacer ocupando el cuerpo de Simona.

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).