# Capítulo 2: Llegando al lugar. #
Durante el viaje Alexander se convenció cada vez más de que esto era una mala, ¡terrible! Idea. "Es un menor de edad, es un menor de edad." Se repetía una y otra vez en la cabeza
-Tío.
-¿Dime?
-¿Ya te arrepentiste? - la cara que le dedicaba y esa temblorosa voz, lo hicieron doblegarse.
-Claro que no -acaricia la cabeza de su sobrino-. Pero si durante un tiempo vamos a fingir, será mejor que me llames por mi nombre.
Miguel hizo una mueca graciosa, gesto que hizo reír a Alexander.
-Si, sé que será extraño pero inténtalo.
-A... Alex... -echo un gran suspiro-, no puedo.
-Con Alex esta bien. Yo por desgracia este tiempo tendré que llamarte Susana.
-Entiendo. Y también se que en este tiempo debo de vestir como mujer.
-Gracias. Escoge la ropa que gustes, yo invito.
-No, gracias a ti... Alex -suspira- y esta bien cualquier ropa. Una económica.
-Ya te acostumbrarás a llamarme así, sólo durante el viaje ¿eh? Y respecto a la ropa no te preocupes, escogeré algo lindo para ti -ríe.
-Muy gracioso -le da un golpecito en el hombro.
-No voy a olvidar este viaje.
-Ni yo. Menos cuando tengamos que parecer una pareja.
-¿Eh?
-Si, tenemos que hacerlo creíble. Yo creo que con tomarnos de la mano y abrazándonos de vez en cuando servirá.
Ahora Alexander fue el que hizo la mueca y Miguel quien rió.
......
Al llegar al lugar el chico se asombró con el panorama. Jamás creyó que su tío fuese de convivir con la naturaleza.
-Es hermoso.
-Me alegra que te guste porque estaremos aquí dos semanas -señala una cabaña.
-¡¿En serio?! -sus ojos se iluminaron y Alexander no pudo apartar su vista de él. No sabía que su sobrino pudiese sorprenderse con eso. Incluso estaba más emocionado que la propia Susana.
-Señor Alexander, bienvenido -le recibe una señora mayor con su esposo.
-Muchas gracias.
-Vaya, ella es la señora Susana, ¿cierto?
-¡Ah, si! -se acerca Miguel a saludar-. Mucho gusto.
-El gusto es nuestro. Chiquilla eres muy hermosa, harás muy afortunado a este apuesto hombre.
-No, la afortunada soy yo de tener a un esposo tan atento.
-¡Oh que hermosa pareja cariño! Espero que aquí puedan aprovechar la luna de miel y tengan un hermoso hijo.
-Trabajaremos en ello -sonríe nerviosamente Alexander mientras que Miguel luchaba por no soltarse a reír a carcajadas.
-Pero por favor, no sean tímidos. Entren, entren. Esta haciendo un poco de frío.
-Gracias -responden al unísono la pareja mientras entran tomados de la mano.
......
-Ustedes tendrán su propia cabaña -agrega la mujer-, pero en esta que es la principal, se servirá todos los días el desayuno a las nueve, la comida a las dos y la cena a las siete.
-Entendido, muchas gracias señora Magdalena -sonríe Alexander.
-Puedes decirme simplemente Magda.
-Gracias Magda.
-Hacen una hermosa pareja, espero su matrimonio dure tanto como el de nosotros. Ya tenemos treinta años de casados y estamos tan enamorados como el primer día.
-¡¿Treinta años?! -se sorprende Miguel y cuando su tío estaba a punto de decirle algo continuó -: "ese amor si existe"
Alexander se soprendio, Miguel había dicho eso último con genuina ilusión. ¿Entonces que tipo de relación llevaban sus padres?
-¡Vaya que lindo!
-Pero bueno, ya no los distraigo más. Vayan a conocer su cabaña. Tengan -extiende un llavero con dos mapaches abrazándose.
......
Al llegar a su cabaña, que estaba aproximadamente a unos cien metros de distancia, Miguel entró en silencio.
-¿Qué pasa? ¿Por qué de pronto tan callado?
-Es... es que... me siento como un intruso. Aquí vienen parejas que están muy enamoradas. Tú debiste estar aquí con la verdadera Susana, no con su reemplazo.
-¿Pero que dices? Me has salvado -suspira-. Así que por favor no te preocupes por esas cosas y disfruta estos días.
-Gracias tío.
-Alexander.
-Si... Alex -sonríe.
-Anda, descansa un poco. Sube a la habitación, yo dormiré aquí.
-Aquí solo hay sillas de madera, una chimenea, una mesa y esa cosa rara que no se que es.
-Es verdad, que cosa tan rara. Pero~ olvidas esa hamaca.
-¿Crees poder dormir en eso?
-No estoy tan viejo, ¿sabes?
-No lo decía por eso. El punto de que pagaras es para descansar. Ambos cabemos bien en la cama. Además no creo que este mal, somos familia y ambos somos hombres después de todo.
-De acuerdo, vamos.
Subieron las escaleras y al ver el decorado recordó que había pedido algo muy cursi y romántico. Alexander sintió mucha vergüenza y Miguel entendiendo la situación se lanzó a la cama.
-Es muy cómoda y amplia, ven. Si hay espacio para que podamos dormir sin problemas.
-Si, tienes razón. ¿Por qué no? -se sentó en la cama y luego reposo todo su cuerpo-. Es verdad es muy cómoda.
-Hay que dormir. Estoy cansado.
-Estoy de acuerdo contigo, pero primero quítate ese maquillaje.
-No~ tengo flojera.
-Vamos, o se te va a arruinar la piel.
-No hay problema, soy joven.
-Si, claro. Ven.
Alexander tomó a Miguel por los hombros y lo sentó.
-¡Que fuerza!
-No es para tanto. En realidad eres bastante liviano, incluso pesas menos que Susana.
-Tío, si le dices se va a enojar ¡Alex!
-Si tú no le dices yo tampoco lo haré -ambos rieron-. Ahora quédate quieto. Voy a quitarte el maquillaje.
-¿En serio? ¿Todos los novios hacen eso por su pareja?
-No, bueno, no sé, no creo -suspira-, será que me preocupo mucho por ella.
Miguel lo observó.
-No me mires así. No me tengas lástima sólo porque me botaron.
-No es lástima. Pensé en lo agradable que debe ser estar enamorado y en lo afortunada que es Susana de tenerte en su vida.
Alexander se quedó sin palabras. Miguel lograba apaciguar su corazón con una facilidad que le resultaba un tanto inquietante.
-Espero también encontrar a alguien que me ame tanto como tu amas a Susana -confiesa algo tímido-. Con gusto también cuidaría de ella.
-Y así será -acaricia su cabeza.
El viaje que Alexander planeó con tanto esmero para su pareja terminó convirtiéndose en una gran oportunidad para que tanto Miguel como él llegaran a conocerse mejor.
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