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GREENHOUSE por Sakurako

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Notas del capitulo:

La historia continua...

CAPÍTULO 3

 

Luego de seis días, la llamada llegó.

-¿Yamashita-san?

-Sí.

-¿Y bien?

-No ha salido de la habitación, cada vez que llevo la bandeja con comida lo encuentro dormido. Es un chico un poco extraño, no ha intentado nada…

-…Aún…- respondió Johnny del otro lado de la línea, pero a Yamashita le pareció como si él estuviera a su lado y le susurrara al oído, tan desagradable como siempre.

-No lo creo, es un buen chico…- respondió sin pensar. Se hizo un silencio incómodo. Al hombre no le gustaban esas actitudes en el moreno, no eran propias de él. –Creo que ha hecho una muy buena inversión, este chico es… especial…

-¡Vaya! ¡Qué extraño, “buen chico y especial” es una combinación muy poco común…! Debe tenerte encantado- se burló y Yamashita lo notó. –No importa, hoy debe comenzar… ya sabes qué hacer…

-Sí, señor…

La llamada se cortó.

*******

-Escuché que llegó un chico nuevo, ¿es cierto?

-Sí, anoche vi cuando Yamashita salía de su habitación… Supongo que estaba “adiestrándolo”- sonó tan irónico como pretendía. Los demás no pudieron evitar lanzarse a reír.

-No sabía que además de puto fueras cómico, Yuya…

Y de la nada apareció Yamashita detrás de ellos. Las risas murieron al instante.

-Keiichiro, prepárate, Kaito-san viene a verte.

-De acuerdo…

-Y ¿Ueda dónde está?

-Sigue durmiendo…- respondió Takahisa Masuda. –Sabes cómo le gusta a Tanaka-san, Tat-chan está muy adolorido…

Yamashita suspiró. Ese tipo, Tanaka Koki, para ser tan joven era una verdadera bestia en la cama. Pero eso no era su problema, después de todo, ese tipo pagaba grandes cantidades de dinero para estar allí, gustaba mucho de Tatsuya y de Keiichiro.

-De acuerdo, por hoy lo dejaré descansar…

-¿Y cómo se llama el chico nuevo? ¿Lo mandaste al calabozo? ¿Cuándo comenzará a trabajar? ¿Es cierto que su propio padre lo vendió? No puedo creer que aún existan ese tipo de personas, quiero decir, ¡¡SU PADRE, POR EL AMOR DE DIOS…!!

-Yuya, cállate, ¿quieres? Odio que hables tan rápido, no te entiendo nada…

-Ese maldito hijo de puta, no es mi padre…

Todos se volvieron hacía la entrada. Allí, parado en el umbral estaba la figura delgada del chico nuevo. Miradas compasivas y llenas de entendimiento. Todos, de un modo muy especial, compartían el mismo destino inevitable, todos forzados por diferentes razones.

-Lo siento, no quise…- Yuya se interrumpió a sí mismo. Después de todo sí había querido. -Ven, siéntate con nosotros, ¿tienes hambre?- Se levantó de su sitio y le ofreció el lugar a su lado. –No te ofendas si queremos saber algo de tu pasado… en realidad, todos aquí tenemos nuestra propia historia.

Kazuya se sentó al lado del chico, y aunque le sirvieron un plato a él también, no probó nada. En realidad sólo había bajado porque se sintió atraído por las risas. Las que había escuchado cuando cruzó el pasillo hacía el ventanal, el que creyó podría ser una salida… debía haberlo imaginado; todos los accesos tenían barrotes o estaban custodiados por guardias.

-¿Cuánto tiempo debo permanecer aquí?- le preguntó a Yamashita. Su voz suave, cansada, quebradiza, temerosa, aunque intentaba ocultarlo.

-Ahora le perteneces a Kitagawa-san.- Kazuya rio con ironía.

-Es una manera no muy sutil de decir “nunca”.

El lugar se hundió en un silencio muy pesado. Algunos habían llegado de maneras mucho más violentas o traumáticas que él, y habían aprendo (a la mala) a… resignarse a su suerte. Incluso Yamashita.

-Yo soy Yuya, por cierto. Él es Keiichiro,- le saludó con un ademán. –Él es Yuuichi y él es Takahashi… el que aún sigue durmiendo es Tatsuya, ya lo conocerás, te caerá muy bien…

Otro silencio.

Todos miraban a Kazuya con intensidad, pero él seguía allí sin decir nada.

-No importa. Puedes tomarte el tiempo que quieras. ¿Sabes? Yo tardé meses en tomar confianza y poder hablar con todos. Descuida todos esperaremos hasta que te acostumbres sólo no tardes mucho, ¿quieres? y…

-Yuya, ya callaye, ¿cómo haces para hablar tanto?

-Kazuya…- le interrumpió. –Kamenashi Kazuya…

-De acuerdo, basta de pláticas. Koyama, Masuda ayudará a prepararte, Kaito-san te quiere por el día entero, vendrá por ti en dos horas, debes estar listo.

-¿Saldré?

-Si él así lo quiere….

Kazuya notó extrañado cómo el rostro de Keiichiro se iluminaba, parecía feliz, pero… ¿por qué? ¿Era porque realmente anhelaba ver a ese tipo o porque saldría de ese lugar? Deseaba tanto poder preguntarle, pero no lo hizo…

-Tegoshi,- le llamó. –Tú ayudarás a Kamenashi a prepararse…

Kazuya abrió los ojos de golpe, su rostro en una expresión de terror puro. Yamashita lo observó pero se volvió, ignorándolo por completo.

-Desde ahora y todas las noches tu nombre será “Roku”, ¿comprendes?

-Mi… nombre…

Tegoshi lo observó con cierta pena, recordando con amargura la primera vez que él había tenido que bajar al salón.

-Así es. Si un cliente te pregunta, tu nombre es Roku. En este lugar solamente hay cinco reglas. Una: haces lo que se te ordena. No importa qué te pida Johnny-san o yo. En cuanto a los clientes, yo me encargo de ellos. Dos: jamás intentes escapar. De todas maneras no hay forma de salir de este lugar. Tres: jamás des tu nombre real. Cuatro: jamás tendrás sexo sin protección. Una vez al mes vendrá un médico a examinarte de cualquier manera. Y cinco: no te enamores. No importa lo que los clientes te digan, tú no eres más que un escape para ellos. Si acatas estas simples reglas, tu estancia aquí no será tan terrible, ¿comprendes?

Kazuya asintió más bien asustado.

*******

 

-No te preocupes tanto,- le tranquilizó Tegoshi mientras le mostraba cómo debía atarse el cinturón del extravagante kimono. -¿Esta será tu primera vez?- Kazuya asintió casi imperceptiblemente. –Cuando el momento llegue, cierra los ojos y piensa en algo agradable… es más fácil de esa manera…

Luego de un rato, Kazuya se observó al espejo. Por un segundo no pudo reconocerse, lucía bastante diferente. Él siempre había notado esas líneas andróginas, pero el gigantesco y excepcional kimono junto con el sutil maquillaje que le habían colocado, no hacían sino resaltarlas.

De repente, se escuchó un timbre y Yuya se puso de pie en seguida.

-Vamos, nos están llamando…

-¿Tú no te vestirás?

-Sí, hoy llevaré ese sencillo kimono….- apuntó a la silla.

Kazuya notó fascinado la rapidez con la que el chiquillo se colocaba el atuendo, se acercaba al espejo y se colocaba un poco de brillo en los labios y listo.

*******

 

El salón era grandísimo, de un extremo estaban los pequeños cubículos y al otro lado la barra, al centro una gran mesa rectangular y a los costados sillones. En uno de estos estaba sentado Kazuya y detrás de él, Yamashita, firme como su sombra.

El primer hombre llegó, un tal… Kato Shigueaki, un tipo bastante joven y muy bien parecido. Observó a su alrededor y por un segundo miró a Kamenashi, parecía que se acercaría cuando en su vista se atravesó Ueda. Se quedó mirándolo un momento, los labios de ese chico, sus ojos risueños y ese cabello ligeramente largo que enmarcaba su rostro de niño, eran demasiado sensuales como para ignorarlos…

Shigueaki-san le hizo una seña a Yamashita y este se acercó. Hablaron algo y se dirigió a uno de los cubículos. Enseguida, el moreno se acercó a Ueda y algo le susurró. Segundos después este siguió al hombre.

Otro hombre arribó, un hombre grande, delgado, de ojos claros y presencia fuerte. De pie en la entrada, en el rellano de las escaleras, observó a los chicos. Primero a Masuda, era un chico muy lindo, pero había estado muchas veces con él, había sido su favorito por mucho tiempo y era hora de probar algo nuevo… su mirada se paseó y llegó hasta Tegoshi, problemático, demasiado sensual… entonces su mirada se detuvo en Kamenashi, ese chico era nuevo o lo habría notado antes. Con un gesto llamó a Yamashita y este se acercó enseguida.

-Buenas noches, Misoguchi-san, San está listo, usted…

-No, esta noche no estoy interesado en él, quiero a ese chico…- Yamashita siguió la mirada del tipo y llegó hasta Kamenashi.

-Lo siento, señor, pero ese chico no está… disponible. Por el momento él está en… ¿cómo decirlo? En entrenamiento.

-Pagaré lo que sea necesario. Dígame cuánto…

-No se trata de dinero…

-¿A caso mi dinero no vale aquí?- dijo molesto.

-No es eso, señor. Puede escoger a quién quiera, excepto ese chico. Él está reservado…

-No comprendo. Si es verdad lo que me dices, bien puedo “entrenarlo yo”

-Señore…

-Autocomplacerse…

-¿Autocomplacerse?

-Sólo quiero mirar.

-De acuerdo, por ahora es todo lo que se le permite… Ese chico puede estar presente si usted así lo desea mientras está con alguien más, él puede tocarse y usted puede mirar pero no tocar, ¿comprende? Usted decide…

-Una felación me caería muy bien. Sus labios lucen deliciosos…- negociaba aún. Mirando al chico intensamente. Kazuya sintió la mirada y un escalofrío recorrió su espalda.

-Lo siento, aún no está listo para eso…

-Está bien, entonces lo quiero a él…- esta vez señaló a Tegoshi. –Necesito algo… diferente por esta noche…

-De acuerdo. Cubículo # 6.- el tipo asintió y con una sonrisa y antes de dirigirse al lugar, agregó.

-También a ese chico… veamos si puedo hacer que se corra con sólo mirar…

Yamashita asintió, Se acercó al castaño y le pidió que le siguiera. Luego se acercó a Yuya.

-Es hora de trabajar…- le dijo. -Vamos, no debes hacer esperar a un cliente.- le apresuró.

Masuda los siguió con la mirada. Por un segundo se sintió celoso, ese hombre había sido su cliente por casi tres años.

Cuando llegaron al cubículo Kamenashi no pudo evitar fijarse que en el cubículo de enfrente estaba la puerta abierta y dentro logró divisar a un hombre sentado en el sillón cuadrado con los pantalones abajo y a un chico, Ueda, entre sus piernas, casi desnudo y realizándole sexo oral. La cara del hombre lo decía todo. Kamenashi se ruborizó intensamente.

-De cerca eres mucho más lindo…- le alagó el hombre que le esperaba ya un poco impaciente. –Acércate…- le tendió la mano. –Dime tu nombre.

Kamenashi miró a Yamashita y luego al hombre y entonces se acercó. Se sentó frente a él en un pequeño sillón. –Roku…

-¿Y el tuyo?

-Puedes llamarme Yon…

-Quítense la ropa…- ordenó. Kamenashi comenzó a deshacer el nudo del cinturón con manos temblorosas, el hombre lo miraba atento a cada movimiento. Alternado la mirada entre uno y otro. Cuando el cinturón cayó al suelo, un gemido ahogado le llegó desde el otro cubículo, Kamenashi se volvió por instinto y vio al hombre descargarse en el rostro de Ueda. -Te excita eso, ¿no?- le preguntó y el castaño se sonrojó aún más. El hombre se carcajeó ante su reacción. -Eres adorable…- se carcajeó. –Acércate…- le ordenó a Tegoshi. El chico se había quedado con la ropa interior. La sacó. El tipo se relamió los labios la verlo completamente desnudo. –Tócame…- Kamenashi observó a Tegoshi acercarse y arrodillarse frente al sexo del tipo. Se quedó inmóvil por un segundo, estaba en shock, todo esto le parecía demasiado grotesco. El tipo miraba atento los gestos de Kazuya mientras sentía las pequeñas manos del Yuya pasearse por su erección.

El tipo estiró la mano y alcanzó la muñeca de Kazuya, pero en ese instante Yamashita se acercó y lo apartó de manera nada amable. –Le dije que no podía tocar, Kuro-san…- le dijo en tono de advertencia.

Kuro bufando con molestia, Tomó el rostro de Tegoshi y con cierta violencia comenzó a embestir en su boca. Segundos después, el hombre se corrió en ella… Tegoshi, asqueado escupió la simiente y como castigo el tipo le besó violentamente lastimándole los labios.

-Quítense la ropa interior y comiencen a masturbarte el uno al otro…- les ordenó. Los dos casi obedecieron, pero Yamashita se interpuso.

-Le dije que este chico sólo puede tocarse a sí mismo, nadie más, ni siquiera un compañero…

El tipo, molesto, tomó a Tegoshi y comenzó a tocarlo violentamente. Yuya hizo un gesto de dolor. Kuro-san lo apartó fastidiado y estuvo a punto de ir por Kamenashi cuando Yamashita volvió a interponerse.

-¡Esto es estúpido,- gritó. -tengo mucho dinero y…!

Y Yamashita se cansó de escucharlo, llamó a la gente de seguridad y lo acompañó para liquidar la cuenta y advertirle que ya no era bien venido en ese lugar. Y aunque el tipo amenazó con hablar con Johnny-san, Yamashita no se inmutó. Yamashita se le quedó mirando con furia contenida, odiaba profundamente ese tipo de personas.

-¿Estás bien?- se acercó Kamenashi a Yuya.

-Sí, no te preocupes, la he pasado peor…

-¿Por qué ese tipo hizo eso?- preguntó inocente. Y Yuya no pudo sino observarlo divertido y algo enternecido, aunque sintiendo una gran pena por lo que a él le esperaba en ese lugar.

Tegoshi Yuya era meses menor que Kazuya y sin embargo, la diferencia en experiencias en esa área era abismal.

-¿Así que es cierto, eres virgen…?- Kazuya no respondió. –No quería creerlo. Es extraño, casi todos los que terminamos aquí… bueno, ya hemos recorrido un largo camino, ¿sabes?

Kazuya no entendió lo que el chico quiso decir. Pero aun así se sintió con la necesidad de explicarse, al menos en parte, la razón por la que creía estaba allí.

-Estoy aquí porque este es mi castigo…

-Pues debiste haber hecho algo muy malo para merecer esto…

“Matar a su propia madre es demasiado malo, ¿no?”

 

*********

 

Esa noche Kazuya había visto muchas cosas, demasiadas como para que su cabeza las digiriera tan fácilmente. Había visto a sus “compañeros” seguir a hombres hasta los cubículos y practicarles sexo oral. Había visto cómo eran arrastrados a sus habitaciones. Podía escucharlos gritar de dolor… no, ¿esos eran alaridos de placer…?

Esa noche había llorado en su habitación por primera vez desde que le encerraron allí, pensando en lo que sería su vida a partir de ese momento.

 

Casi todas las noches era lo mismo. Viernes, sábados y domingos eran una locura, mucho ruido, alcohol y sexo; había muchos clientes y una que otra cara nueva. En cambio, lunes, martes, miércoles y jueves, eran días relativamente tranquilos. Los clientes eran hombres “especiales”, ya saben, de los que pagan grandes sumas de dinero para cumplir sus fantasías, o clientes asiduos.

De alguna manera Kazuya comenzaba a familiarizarse con todo esto. Bueno, al menos con sus compañeros. Él siempre tuvo esta familia disfuncional, no conoció a su padre y su madre, bueno, nunca fue una madre modelo, y los hombres con los que se acostaba… bueno, por primera vez creyó que este lugar era agradable, en cierta manera.

 

 

CONTINUARA...

Notas finales:

Cuéntenme qué les parece.


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