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En las garras de la muerte... por Darkneko

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Notas del capitulo:

Hola, Hola gente bonita... perdonen la horrible demora que he tenido... me enfrasque en un proyecto de fansub... cuando lo tenga terminado les pongo el enlace para que me critiquen el como lo hice... va?... muchas gracias por su atencion... bien... al final de las notas les tengo una sorpresa en las notas finales...

Ya lo saben, los derechos de Naruto corren a cargo del nombre de Masashi Kishimoto (o.O espero no haberle cambiado el nombre)

     Los preparativos en la casa Hatake no cesaron desde la mañana, todos los sirvientes iban y venían con floreros para las mesas, manteles para cubrir los largos tablones de madera que conformaban las mesas, las sillas eran colocadas en sus respectivos lugares, del mismo modo que las bandejas con diferentes bocadillos en la mesa más larga y que por ende, se encontraba al centro, al centro de todo el ajetreo se encontraba Kakashi con una libreta en las manos, marcando todo lo que estaba hecho y observando y dirigiendo lo que faltaba, era pesado ser el encargado de prestar atenciones y prestar su casa para la reunión, daba gracias a que esto era una vez cada siglo cuando menos.

     - Esto es aburrido - Naruto se encontraba sentado en el suelo, sus pies estaban cruzados enfrente y sus brazos apoyados en sus rodillas, su carita reposaba detenida por sus manos entrelazadas, mientras su colita se mecía con lentitud de un lado a otro, a su lado Kakashi que comenzaba a tener dolor de cabeza.

     - Lo sé... pero no hay más que hacer... - Kakashi se lamentaba junto con el pequeño, el peliplateado quería estar en su despacho leyendo un buen libro o mejor aun durmiendo la siesta un rato.

     - Señor, ya llego la carne, ¿dónde quiere que la coloque? - pregunto Tanami, llegando mostrando solo una de las cajas que había llegado.

     - Colócala en el frigorífico que esta en el sótano, sería horrible que la carne fuera robada en la noche por los animales del bosque, no quiero ni imaginar lo que pasaría con los licántropos y la familia Inuzuka - murmuro Kakashi mientras acomodaba las vértebras de su cuello.

     - Como ordene señor - Tanami marchó junto con los demás para ayudarle, Naruto expreso un sonoro bostezo que el mayor pudo ver claramente.

     - Deberías marchar a la cama, estas cansado - el menor negó con la cabeza mientras restregaba con sus manos sus ojos y volvía a bostezar.

     - Quiero quedarme contigo - murmuro medio somnoliento.

     Kakashi tomó al menor en brazos y le cargó, automáticamente Naruto se acomodo en los brazos del mayor cayendo rendido en los brazos del sueño, aun así los preparativos tenían que continuar, en esos momentos todos estaban ocupados, incluso los menores de la casa, Sai junto con Gaara habían ido a comprar las cosas necesarias para los invitados más especiales, mientras que Sasuke e Itachi marcharon a comprar las sales y algunos de los ingredientes necesarios para los cabecillas del consejo del mismo modo que eran las cosas para uno de los brebajes que aseguraba la paz entre las razas.

     Sabían que todo tenía que estar impecable en esta presentación estaba en juego el futuro de un hibrido bastante importante en sus vidas como para dejar que algo saliera mal, esa era la razón por la que los morenos habían ido a comprar las cosas para detener a cada uno de los invitados si estos llegaran a perder los estribos, lo que menos necesitaban en ese momento era una riña que terminaría en una guerra que en esos momento no querían formar parte, sería la destrucción de muchos clanes, lo mismo que paso hacía miles de años.

     - Itachi... ¿crees que?... - el mayor detuvo sus pasos para ver el semblante del menor de sus hermanos.

     - No, nada... - guardo silencio sin saber realmente que preguntar, tenía tantas dudas en su cabeza, pero ninguna de ellas saldría de sus labios ya que todas se abarrotaban en su cabeza exigiendo una respuesta.

     - Tranquilo, todo saldrá bien - le aseguro con una media sonrisa, era cierto, no ganaba nada con preocuparse por cosas que aun no suceden, esperaría lo mejor y de ser necesario se opondría y defendería lo que es suyo con garras y dientes, importando poco si esto le cuesta su vida inmortal atrapada en la soledad que el rubio hibrido apenas comenzaba a desvanecer con sus sonrisas y el afecto que le mostraba.

      - Eso espero - susurro siguiendo los pasos de su hermano mayor, esperando en silencio que todo en la reunión saliera según sus expectativas.

     - Esto es increíble... tenemos que comprar estas cosas extrañas - refunfuñaba el pelinegro siguiendo los pasos del pelirrojo delante suyo, quien en silencio miraba una lista de materiales que tenían que comprar para la reunión, ajo, pimientos verdes, uvas rojas, vino tinto, alas de murciélago, pelos de gato, gallinas negras, entre otras tantas cosas cargaban en las bolsas del mercado.

     -Deja de quejarte y sigue caminando - dijo escuetamente el pelirrojo siguiendo su camino intentando por todos los medios que aquella voz en su interior que le gritaba que despedazara a cualquiera que se le cruzara enfrente se callara de una buena vez.

     Se encontraron los cuatro hermanos Hatake en un lugar en común, evento que hizo que una gran multitud se aglomerara a las cercanías, por las cosas que portaban y por el hecho de que los chicos no eran vistos en el pueblo desde hace un buen tiempo.

     - ¿Ya tienen todo? - pregunto el mayor de todos, los contrarios asintieron con la cabeza dando a entender que estaban listos para marchar a casa.

     Los cuchicheos de la gente en el pueblo no se hicieron esperar, corrían los rumores que esa noche la familia Hatake haría un antiguo ritual en donde los muertos y las criaturas no humanas se congregaban para hacerle un homenaje al rey de las tinieblas al cual, según  ellos esa familia veneraba.

     Era esa noche precisamente en que los rayos de la luna llena se congregaban en un solo lugar, en el cual sería la reunión, siempre se escogía el tiempo en el que la luna y sus mágicos rayos se posaban sobre una de las casas del clan, aun si tocaba en la morada de los licántropos, eso era un convenio que nadie se atrevía a romper.

     Al llegar a su casa, lo que vieron les dejó estáticos por varios segundos, encima de una mesa colocada en el jardín, el pequeño se encontraba mordiendo un trapo con fuerzas, mientras sus pequeñas manos se aferraban al mantel blanco que le cubría, sus caderas estaban expuestas mostrando su trasero suave y redondo al aire, detrás de él se podían apreciar las hebras de su padre quien con una mano mantenía alzadas las caderas del infante mientras la otra estaba perdida en un lugar que hace mucho él mismo había prohibido hasta la maduración del pequeño, su cola oscilaba de un lado a otro con cada movimiento de la mano experta del peliplateado, en un movimiento brusco Naruto soltó la tela en su boca para gritar, fue en ese momento que las bolsas con los mandados cayeron al piso siendo rápidamente recogidos por los sirvientes de la casa.

     - ¡Duele mucho Kakashi-chichi! - se quejo el rubio soltando pequeñas lágrimas por el dolor, el mayor no le presto mucha atención a las suplicas del ojiazul y siguió con su labor.

     - Solo un poco más y ya termino, resiste un poco más - el sonido de los pasos acercándose llamaron la atención de Naruto, sus orejas se movieron a donde el sonido provino, alzo su mirada cristalizada por las lagrimas y esbozo una pequeña sonrisa, levantando sus manos al verlos, fue cuando el mayor de todos termino su labor logrando que el ojiazul nuevamente gritara.

     - Sasuke-san - el peliplateado alzo la mirada sin sacar la mano de la posición en la que la tenía.

     - Ya regresaron... ¿trajeron todo? - pregunto al mirarles antes de seguir haciendo sus cosas, los demás no sabían si dar un paso o no, demasiados confundidos en ese momento para reaccionar.

     - Ha... si - susurro el mayor de los presentes cuando su cerebro de dio paso a las ideas coherentes.

     - No tan duro, Kakashi-chichi, más despacito me duele mucho - se quejo nuevamente el pequeño al sentir la mano del peliplateado apretarle con fuerza.

     - Eso te enseñara a quedarte alejado cuando te digo que lo hagas - los contrarios no comprendían de que estaba hablando, fue cuando una sonrisa se mostró en los labios del mayor, y en un último esfuerzo mostró su mano a los presentes, observó con cuidado lo que en ella tenía.

     - ¿Cómo pudo entrarte una tan grande? - cuestionó el mayor para si mismo, entre sus dedos se encontraba una gran astilla, Naruto se sentó en la mesa acomodando sus pantalones para verla.

     - Oh, muy grande - dijo sorprendido, los demás suspiraron aliviados, realmente habían pensado algo no muy conforme al papel que representaba su padre para el rubio.

     - ¿Naruto que te paso? - pregunto Gaara acercándose para ver su estado, suspirando nuevamente al ver que no tenía ninguna herida visible, Kakashi rasco con uno de sus dedos la frente, había sido tan sencilla la manera en la que el pequeño se había lastimado que aun le parecía recordarlo.

     Naruto había despertado y le había pedido a Kakashi que le dejara en el suelo para jugar un rato, aunque aun se encontraba un tanto adormilado, Kiba llegaba acompañado a su lado por akamaru quien quería robar un poco de comida que portaba el castaño, el rubio llamo a su mascota para comenzar a jugar con ella, el can corría y el ojiazul le perseguía por todo el jardín logrando que algunos de los trabajadores a ordenes de Kakashi tuvieran dificultades en hacer sus labores.

     - Naruto ten cuidado, no corras, en el jardín hay plantas que tienen espinas, no te vayas a caer - Kakashi miraba de reojo de vez en vez al pequeño, Akamaru corría muy rápido y algunas veces al intentar atraparlo Naruto terminaba en el suelo, regreso su mirada a los papeles que tenía en las manos hasta que escucho el fuerte golpe seguido por el llanto del infante.

     - ¿Qué paso? - pregunto corriendo a donde estaba el pequeño.

     - Me caí - dijo entre lagrimas sobándose su adolorido trasero y sintiendo el dolor punzante de que con seguridad algo se le había clavado.

     - Tengo algo en mi colita - soltó nuevamente el llanto mientras sus manos intentaban en vano alcanzar el lugar donde la espina se había clavado.

     - Ven deja te reviso, tu pantalón se rasgó - le tomó en brazos y coloco en la mesa de manera para que pudiera inspeccionarle con cuidado y sin dañarlo, al ver que no se encontraba fuera de la ropa y que la sangre comenzaba a emanar con lentitud, decidió sacarle los pantalones.

      - Aguanta un poco, ten muerde esto, te va a doler - le dio un trapo limpio y seco para que apretara los dientes en lo que él terminaba de sacar aquello, fue en ese momento que sus hijos llegaron de los mandados a los que les había encomendado.

     - Akamaru se escapo y me caí allí - apunto a los matorrales algo secos con los que se había lastimado, el pelirrojo revolvió las hebras rubias con cariño, dedicándole una sonrisa pequeña que sólo mostraba al pequeño de orbes azules.

     - Ten mas cuidado la próxima vez - pronunció Sasuke cargándole en brazos para meterle en la mansión y descansar un poco, faltaba solamente una semana para que diera comienzo la reunión más importante que tendrían que sobrepasar con éxito, una semana en la que sus planes darían frutos, pero no eran los únicos que planeaban en esa semana lo que iban a hacer a continuación.

 

     En el suelo podían verse la sangre manchando el lugar, del mismo modo que los sonidos de un festín salvaje no dejaban de inundar el ambiente, en el centro de la cueva un cuerpo que miraba al techo del lugar se encontraba, sus labios se hallaban abiertos y de ellos pequeños quejidos asomaban, sus brazos y piernas se contrarían al compás que sus ligamentos eran jalados por las mandíbulas de los lobos y licántropos conglomerados a su alrededor, la sangre por el lugar corría libre cual río, las ratas bebían de ella y los lobos hambrientos las devoraban, Minato se encontraba al fondo sentado en su trono observando a sus subordinados alimentarse, limpiaba con su pulgar parte de la sangre que manchaba la zona, acto seguido la lamió para no dejar rastro, a su izquierda de pie, se encontraba Orochimaru quien mostraba una sonrisa de lado a lado al ver la expresión de terror, dolor e impotencia del cuerpo que poco a poco era arrancado de la vida.

     - Humanos inútiles que sólo sirven de alimento - susurro la serpiente al escuchar las vértebras del cuello crujir en una mordida causando su muerte, Minato observaba la luna con detenimiento, una semana, una semana más y podría ver a su pequeño nuevamente, lo había tenido en sus manos y él mismo lo había dejado marchar con su peor enemigo.

     - Orochimaru... - susurro el rubio con el rostro recargado en su mano apoyada en el la bracera de su trono, el pelilargo se postro frente a su señor y como acto de respeto fingido se arrodillo.

     - ¿Sí? - pregunto en susurro bajando su cabeza en sumisión, Minato era de cuidado y eso lo sabía además de que no quería tener un enfrentamiento hasta que las cartas que estaba jugando estuvieran en sus respectivos lugares.

     - Procura que todos estén en sus mejores condiciones, dentro de una semana traeremos a mi hijo de vuelta a casa, no importa a quien tenga que matar para ello - fijo sus orbes azuladas en las amarillas de la serpiente que esbozo una sonrisa de lado, cierto era que desde hace bastante tiempo la manada de lobos estaba planeando bajar del poder a los inmortales, artos de que siempre fueran ellos los más elogiados a pesar de las artimañas barbáricas que llevaban a cabo desde el inicio de los tiempos.

     - Como usted ordene, señor - Orochimaru hizo nuevamente una reverencia, caminando de espaldas por unos cuantos pasos antes de dirigirlos hacía la estancia donde los guerreros ya alimentados entrenaban el combate cuerpo a cuerpo y la emboscada, transformaciones a voluntad entre otras formas de ataque para poder destrozar a sus enemigos con un ataque mordaz y certero.

     Del cuerpo tirado en la habitación en donde momentos antes los licántropos una serpiente se escabullía hasta llegar a donde su dueño se encontraba, quien al escuchar lo que la bipedita lengua del reptil le susurro al subirse por su pierna, ensancho su sonrisa por lo escuchado, todo iba según sus planes y los lobos, ni enterados, camino a su habitación sintiendo a cada paso que daba la victoria que representaba.

     En su habitación serpientes por el suelo se colaban, algunas de tamaño considerables, tan grandes que podrían tragarse de un bocado a una persona y hacer como si la desdichada jamás hubiera existido, precisamente una de ellas se alimentaba en esos momentos, los pies de su victima era lo único que se apreciaba, un licántropo menos que le había descubierto, la culpa, como siempre lo hacía, había sido inculpada a los vampiros a sabiendas de que el alfa de los lobos no buscaría las causas de la muerte de su camarada, había cosas más importantes de las cuales preocuparse en esos momentos.

     Minato estaba dando vueltas en su cubículo, las cosas se complicaban cada vez más, en ese temporal era la reunión y la temporada de apareamiento comenzaba poco antes de la reunión, había mandado a capturar algunas de las mujeres más hermosas y sobretodos las cosas vírgenes para poder tener la nueva descendencia, claro que sabía que no importaba la belleza que tuvieran jamás ocuparían el lugar que tomo aquella pelirroja hace tantos años atrás y con la cual, aun siendo un subordinado más tuvo un amorío fuera de las reglas, causa por la cual ahora era el líder de su raza, también sabía que como era él el único que podía aparearse para procrear sin medida ni miedo a perder la vida, tenía que poner a raya a los demás del mismo modo que colocar a nodrizas cerca de cada hembra humana preñada por su semilla; aunado a esto se acercaba la reunión, la más importante, ya que era la que decidía el destino de su pequeño, de su niño; sabía perfectamente que la temporada de apareamiento le dejaría exhausto, esa era la razón por la que dejaba que Orochimaru alimentara a sus serpientes con sus hermanos, ya que eran esas mismas serpientes devoradoras de hombres las que le protegerían, del mismo modo que guardaba en su armario un objeto sagrado que la misma Kushina, su amada, le había dado hacía mucho tiempo, un objeto que sabía, le protegería de una traición, traición que la única mujer que ha amado le había avisado con 7 años de anticipación.

     Dirigió sus pasos a su armario dañado por los golpes que daba para desquitar su furia y desesperación, que en ocasiones le carcomía el alma, le dolía mucho pensar en todo lo que había ocurrido desde la última vez que estuvo con la mujer que amo, de saber que tuvo un hijo producto de su encuentro afectuoso, al saber, que ese pedacito de su ser se encontraba siendo carcomido por las fuerzas más brutales existentes en este plano terrenal, tomo el objeto entre sus manos y apretó los dientes.

     - Kushina - musito, permaneció en silencio unos segundos observando su obsequio hasta que los pasos dentro de su habitación le hicieron guardar con premura su tesoro; giró su rostro para ver al infeliz que había osado entrar sin permiso a sus aposentos y encontró al más viejo de todos los licántropos, la mano derecha del alfa a quien venció.

     - Los recuerdos son dolorosos... - dijo levemente mostrando una sonrisa, sus cabellos eran grises y sus ojos e mostraban opacos, signos claros de su edad y del estado en el que se encontraban sus ojos, sin luz alguna que se colara por sus pupilas, aquel viejo hombre conocía cada rincón de la guarida que el mismo con sus propias garras ayudo a construir, por supuesto que era normal no necesitar el sentido visual para caminar por el recinto, se sentó en la cama de paja cubierta por la manda, apoyando el bastón con el que aseguraba su andar.

      Minato se quedo en silencio observando al anciano, la cola y las orejas permanecían fuera, signo claro de que no era capaz de volver a ninguna forma concreta, su cola no se mecía permanecía inerte en el suelo, siendo arrastrada por los lentos pasos de su dueño, sus ojos empañados por la ceguera y sus manos temblorosas, las arrugas de su piel morena, junto con las canas que le llenaban desde la cabeza hasta la punta de la cola, el rubio líder espero las palabras de uno de los más sabios.

      - No confíes en la serpiente... puede que este planeando algo - murmuro lentamente, siendo su voz pesada, cansada y sobretodo rasposa a los oídos, hacía tanto tiempo que vivía en este mundo, desde los inicio de los clanes, según tenía entendido, uno de los primeros que anduvieron en el consejo cuando este recién se formaba, uno de los que había decidido, por el bien del clan, por el bien de los no humanos, dejar las peleas atrás y hacer un acuerdo, acuerdo que seguía vigente.

     - Lo sé... estoy preparado para ello - dijo tajante aunque con voz suave, miraba por el boquete que había en el techo, la luna bañaba el cuarto con es tenue luz platina que hacía brillar su cuerpo como si un trozo de plata fina se tratara.

     - Tus guerreros son poderosos, pero los vampiros por proteger lo que quieren pueden volverse peligrosos... cuida tus espaldas que la temporada roja comienza y tus subordinados están comenzando a sentir las necesidades del apareo, en estos mismos momentos están danzando en el cuarto contiguo... si se cansan antes de tiempo, no solo perderás a la manada... cuídate, hijo mío - aquella temblorosa mano se alzo en el aire intentando tocar la piel del rubio, quien al ver su intento se postro cerca del mayor y colocando la mano morena en su cabeza, recibió en silencio la caricia, podía escuchar los jadeos del la recamara siguiente.

     - Ve... detenlos antes de que se esfuercen con el sexo sin fruto - murmuro permitiéndole alzarse en pie, cosa que el rubio hizo, sus zancadas fueron escuchadas resonar un poco molestas, fue en ese momento que una serpiente se acercó a los pies del anciano.

      - Orochimaru... no te saldrás con la tuya... perderás, te lo advierto - musito escuchando el siseo de la serpiente que sacando los colmillos, mordió la pantorrilla, provocando con su veneno la muerte del más sabio de los licántropos, una muerte llena de dolor, sin embargo, silenciosa.

     - Cierra la boca anciano estúpido - susurraron al ver el cuerpo caído en la cama, Orochimaru sonreía victorioso, sólo un poco más y su plan sería completamente un éxito.

     Minato caminaba a zancadas rápidas donde sus subordinados excitados por el olor de la sangre, la carne y la temporada de apareo, montados unos sobre otros meciendo las caderas al compás que se lo pedían sus cuerpos, algunos montados sobre las hembras de los lobos, otros sobre sus propios hermanos, el olor de la pasión se extendía por el aire, logrando que los instintos de Minato comenzarán a despertar, controlando todo lo que podía separo uno por uno a sus subordinados, no solo podía cansarse él por la temporada de apareamiento y sufrir heridas graves a consecuencia de eso; era por ello que en esta ocasión sus subordinados tenían que poner sus energías en el ataque y no en satisfacer sus deseos carnales.

     - El que quiera morir a manos del enemigo, siga con la danza prohibida... los demás prepárense para la batalle que dentro de una semana comeremos carne de inmortal - sus palabras sencillas fueron suficiente para hacer todos detuvieron su frenesí sexual, relamieron sus labios al pensar que próximamente probarían carne prohibida, sin más marcharon nuevamente a los campos de entrenamiento para volverse más fuertes, si es que eso se podía.

 

     En una gran mansión se vislumbraba cerca, de un temple oriental antiguo, dentro de ella personas de blancos ojos se encontraban, haciendo la limpieza, estudiando en las grandes bibliotecas que se encontraban cerca, del mismo modo que muchos otros entrenaban en el patio centrar de dicha casona, en él se apreciaba a un joven de mirada severa, entrenando artes de contacto, había entrenado a sus ojos no solo para ver el futuro de las personas y descubrir el pasado en otras, sino para descubrir las partes del cuerpo por donde la energía para transformarse de algunas especies, con lo cual al combinarlo con las artes de contacto y presionando ciertos puntos podía hacer inútil esta acción por algunos minutos, horas e incluso días; habilidad que sería usado en días posteriores por mandato del señor de dicha casa.

    - Neji-kun es suficiente por hoy - anuncio el hombre de largas hebras color ébano, vestido en una vestimenta típica del antiguo Japón, su rostro serio no mostraba satisfacción o molestia, no mostraban nada, hizo una reverencia para dar por terminado el entrenamiento, acto seguido por el menor presente.

     - Señor, ¿Pronto podré ver nuevamente a Hinata-sama? - cuestionó después de la reverencia, cuando el mayor comenzaba con su caminata dentro de su casa, el día se hacía frío y la noche comía las horas con luz, tenían que guardar fuerzas para lo que sucedería dentro de una semana, los planes comenzarían, sin saber que el destino era manipulado.

     - Si, dentro de una semana llegará el día de la reunión de los clanes, ese es el momento en el que el plan dará comienzo, Hinata tiene que tener un hijo de la familia, ese será el triunfo para todo el clan, el triunfo definitivo será nuestro - esbozo una sonrisa mediana y no volvió a dirigir la palabra por esa noche.

     - Hai - murmuro el joven deteniendo sus pasos, el plan en si no le desagradaba, pero el tener que forzar a la joven era algo que simplemente no quería hacer, si ella se entregaba, quería que fuese por voluntad propia; cosa que hacia bastante tiempo le había quedado claro, ella no le amaba y eso sería su palabra final, no importaba que mereciera la muerte, Neji no llevaría a cabo el plan de su tío, pero el hecho de ver a Hinata le alegraba de sobremanera el corazón.

     - Hinata-sama - susurro al viento observando el cielo oscurecido por las horas nocturnas.

 

     En la mansión Hatake, las cosas iniciales estaban listas, solo faltaban los preparativos de la comida y el designio cuidadoso de cada uno de los invitados que participarían en la reunión, Hinata caminaba por los pasillos procurando apagar cada una de las luces en el transcurso a su cuarto, cada uno de los miembros de la casa se encontraba en sus aposentos excepto aquellos a los que su trabajo era la vigilancia nocturna de las tierras Hatake; fue cuando observó el pequeño cuerpo de Naruto en pijamas caminando con los ojos cerrados, sus pasos pequeños eran arrastrados, sus manitas tomaban con fuerza su cola, sus orejas se encontraban agazapadas en sus rubios cabellos y sus labios murmuraban cosas que nadie entendía.

     - Naruto-kun... ¿estás despierto? - más el pequeño no dio respuesta, sonrió un poco, al parecer se encontraba caminando dormido, le cargo en brazos, sintiendo la ligereza de ese pequeño cuerpo, acomodo las hebras rubias de su frente, colocando un beso en ella, fue de esta manera que le llevo a la habitación que compartía con su dueño.

     En su camino a la habitación del menor de los Hatake, encontró a Itachi que salía del laboratorio, por fin el pedido de Kakashi había terminado, ahora solo era cuestión de esperar los resultados de todo su arduo trabajo, esto era pesado, pero sabía que sería necesario, en sus cansados pasos, choco con la peliazul.

      - Lo lamento - murmuro siguiendo su camino a su habitación, fue en ese instante que Hinata tuvo la visión de un futuro cercano; siguió sus pasos para dejar al pequeño en su habitación, su corazón latía con fuerza y su respiración se tornaba agitada, esto era peor de lo que había visto hacia mucho tiempo; tenía que dar aviso al señor de la casa, todos debían tener cuidado o la reunión sería considerada como la aniquilación de los clanes, no había tiempo que perder.

Notas finales:

Bien... bien, espero que la espera tan larga por este fic haya valido la pena... nos acercamos a la reunion y ya comenzaron los planes por varios de los participantes... que sucedera?... para saberlo, hay que esperar el nuevo capitulo...

Alguien tiene curiosidad por ver a Minato en la forma de Lobo-humanoide que lo representa?... bien... para todos aquello curiosos... he aquí su fotografia... por este capitulo no les tengo datos curiosos... esos vendran en el siguiente, lo promero... ^u^

 

Bien... decidi algo... regresare a los bloques de actualizaciones para las rondas... siendo de la siguiente manera... ^u^

  • Bloque 1:

- En las garras de la muerte

- Ramen no kumo

- Tanjo bi sere ni meinichi

  • Bloque 2:

- Atrapando un ángel (FMA)

- Fallen angel

- Mil grullas de papel

  • Bloque 3:

- La paranoia de vivir contigo

- Por un deseo (FMA)

- Unmei Totsuzen

  • Bloque 4:

- Bokura wa ai keishiki

- Muere o dime que me amas

- Sólo en el harem de mi rey

  • Bloque 5:

- Toritsuku to Naruto

- Y así te quiero (estreno [sasunaru])


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