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En las garras de la muerte... por Darkneko

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Notas del capitulo:

konichiwa minna ^o^... aqui reportandome con un nuevo capitulo que espero les guste...

naruto es propiedad de Kishimoto-sensei... aclarado esto...

disfrutenlo ^o^...

     Pasaron las horas mientras que el azabache miraba desde la ventana de su habitación como el pequeño no intentaba resistirse al castigo, no forcejeaba con las esposas tratando de quitárselas de encima, únicamente sucumbiendo ante los espasmos de su cuerpo producto por el llanto en silencio y la cola intentando mantener caliente su cuerpo era lo único que se movía del cuerpo del pequeño... 

     En la cocina dos pelinegros y un pelirrojo veían que podían hacer, no tenían las llaves para desatar al pequeño, pero no querían que se enfermara, tampoco había comido y la ropa que traía era sumamente ligera, en resumen el pequeño corría grave peligro. 

     - No ha comido desde la mañana y se esta haciendo noche… ¿Qué hacemos?... – preguntaba Sai quien traía una mano en los vendajes, no quería pensar lo que le pasaría al pequeño después de eso, ellos no tenían esos problemas, no se enfermaban, pero habían visto a lo largo de los años como sus sirvientes quienes siempre se preocupaban por su salud, sucumbir ante la gripe o enfermedades peores, también había visto algunos de los mas antiguos morir a pesar de que en la presentación las mordidas tenían el efecto de hacer mas lejanos los años de la edad, aunque seguían con vida. 

    - Lo primero será protegerlo de la lluvia y llevarle algo para comer… - inquirió Itachi mientras que sus hermanos menores se quedaban atónitos por la declaración del mayor quien no supo como descifrar aquellas miradas intrigantes que desprendían los otros por su respuesta. 

     - Ese pequeño despide un olor especial, estoy seguro haberlo olfateado antes… pero no estoy seguro de donde… puede que me equivoque… pero guarda muchos secretos, sería una lastima perderlo… - respondió mientras desviaba la mirada a los otros, no era que el pequeño le interesara o estuviera preocupado por él, pero le llamaba mucho la atención aquel olor que desprendía, recordaba haberlo olfateado antes, pero no recordaba donde. 

     - Bien… Sai ve por una manta… yo traeré la comida e Itachi trae algo para tapar al pequeño de la lluvia debe estar sumamente mojado en estos momentos… así que llevaremos una toalla… - planeo Gaara mientras buscaba objeción a sus hermanos, al no encontrar ninguna cabecearon en afirmación para poner en marcha el plan y partieron a buscar las cosas... 

     Mientras que un peliplateado caminaba por la casa rumbo al cuarto del pequeño para aclarar algunas cosas con su hijo, no era normal que tratara algo suyo de esa manera normalmente no le prestaba atención a esas cosas, su comportamiento debía tener una buena excusa por sus actos y responder si al pequeño le sucede algo, ese niño tiene un gran poder y eso lo supo desde el momento en que lo conoció, además de esa infinita inocencia y don para perdonar como se dio cuenta en la mañana que fue por la rosa para Sai. 

     Kakashi tenía la habilidad innata de poder leer los pensamientos, cosa que le ayudaba en los negocios para flaquear la voluntad de los contrarios y hacer grandes negocios, por eso su gran talento como le decían sus socios, para todo tipo de contratos difíciles y mucho trabajo seguro, es increíble la cantidad de pensamientos insanos e indignos llenos de rencor hacía los demás tienen los seres humanos, por eso no le gustaba entablar relación con quienes no fueran de su familia, inclusive los de otros clanes tenían esa clase de pensamientos, los cuales siempre detestaba. 

     Le sorprendió ver al resto de sus hijos buscando cosas, mantas, ropa seca, una toalla, una sombrilla y comida, sonrió complacido, al parecer el pequeño se gano el afecto de sus hijos y eso lo agradecía infinitamente, en estos momentos por el clima y la situación en la que se encontraba era probable que no sobreviviera por mucho tiempo. 

     Toco a la puerta dos veces, sin esperar el permiso para entrar abrió la puerta anunciándose como era debido, observó a los ojos del moreno una mirada de tristeza que atravesaba la ventana y se dirigía a donde él mismo había dejado encadenado al pequeño; curioso por lo que el menor veía se acercó, al percatarse de que mantenía su atención fija, sonrió, Naruto había logrado penetrar en lo que quedaba del corazón de su hijo, pero la duda le seguía, ¿Por qué hizo aquello si le quiere a su lado?... coloco su mano en el hombro de su hijo, produciéndole un sobresalto. 

     - Ojîsan… deberías llamar a la puerta antes de entrar en una habitación que no te corresponde… - menciono el menor mirando por primera vez a su padre. 

     - ¿Por qué le hiciste eso a Naruto?… - pregunto logrando que la mirada fuera desviada de nueva cuenta a través de la ventana para posar nuevamente esa mirada llena de dolor en el pequeño. 

    - Se lo merecía… prefiere estar con todos excepto conmigo… - contesto con su voz tan neutral como le permitía el nudo en la garganta que se había formado de pensar en la escena cuando encontró al pequeño. 

     - Eso no es lo que yo veo… él los quiere a todos… aunque aun tiene algo de miedo, se nota que es una pequeño muy particular, se preocupa por todos… - mencionaba intentando con esto calmar al menor. 

     - Sai le trata mal y mira como le contesta… a mi me tiene miedo… - susurro cerrando los ojos al recordar como el día anterior le miro en las dos ocasiones cuando le beso. 

     - No esta acostumbrado a que le traten de una manera que no sean golpes… comprende que siempre ha estado solo… según escuche de uno de los del clan Aburame que conoció a su madre, esta murió al defenderlo de un oso cuando tenía 4 años… es increíble que se haya convertido en un pequeño amante de la paz además de el amor infinito que desprende… no seas tan duro con él…  te advierto que si algo le pasa quedaras a cargo de su cuidado… - sentenció el peliplateado mirando a su hijo quien solo cerro los ojos y esbozo una sonrisa prepotente. 

     - Como si eso me molestara… - murmuro cuando su padre se dirigía a la entrada, fijando una vez mas la mirada en la figura que se encontraba bajo la lluvia, tal vez se había sobrepasado con ese castigo, pero su iba a desatarle quedaría como un débil ante los demás y eso no lo permitiría, frunció el ceño al ver tres figuras conocidas para él acercándose al pequeño con varias cosas en las manos y sus capuchas puestas para evitar mojarse...

     El pequeño se había quedado dormido en esa posición, siendo sostenido por sus muñecas firmemente atadas al tronco por las esposas, había parado de sollozar, aunque era presa de temblores producto del frío que le invadía por la brisa y el agua que le dejaba mojado toda la ropa, no le molestaba ser atado, varias veces en la aldea le habían hecho lo mismo por el simple hecho de encontrárselo en el bosque, lo amarraban por semanas hasta que la cuerda con la que era atado se rompía por un acción misteriosa, liberándole y dejándole escapar para ponerse a salvo de los golpes que, sin duda llegarían al verle liberado. Se sobresalto cuando sintió que algo era colocado en su espalda, despertando en el acto, unos brazos le sujetaron por los hombros tratando de tranquilizarlo con sonidos reconfortantes de su garganta. 

     - Descuida hemos venido para cuidarte por la noche… lamentablemente no tenemos las llaves, así que deberás esperar a que Sasuke te libere, mientras tanto déjame secarte… - el pelirrojo era cobijado por la sombrilla que cargaba en lo alto Itachi, mientras que Sai que era el que cargaba las cosas le pasaba la toalla para secar su cuerpo. 

     - Te voy a cambiar el pantalón para que traigas puesto algo seco… - murmuro al momento de llevar sus manos a las caderas del pantalón siendo observado por sus hermanos mientras las prendas caían al suelo mojadas victimas de la gravedad, Itachi se pasmo al ver la mitad del cuerpo desnudo del pequeño, a pesar de ser golpeado, de ser mordido por los animales del bosque antes de llegar a la casa, no tenía herida alguna, sus sospechas se estaban confirmando. 

     Le coloco los pantalones con cuidado de no tocar piel de más para la comodidad del pequeño, el hecho de estar atado y con alguien tocándote el trasero no es precisamente la situación más cómoda del mundo, pensó el pelirrojo, cuando termino le arropo con una manta para proporcionarle calor al pequeño cuerpo y de esta manera hacer que el temblor de su cuerpo producto del frío desapareciera pero se equivocaron, por más abrigadora que estuviera la manta el pequeño seguí temblando, pensando que se trataba por el frío del tronco. 

     Le dieron de comer algunas galletas para hacer que su estomago tuviera algo que digerir y evitar algún desmayo posterior, para sorpresa de todos ya no tenía hambre, a las tres galletas, que por cierto eran pequeñas el menor ladeo el rostro del lado contrario, su semblante era triste pero sobre todo somnoliento, ocultó su rostro para comenzar a dormir en aquella posición tan incomoda, los demás se quedaron cayados por unos momentos mirándose entre si, sus pensamientos se volvieron uno solo. 

     Itachi acercó su mano para comprobar las sospechas de los presentes, la posó con cuidado en la frente del pequeño que ya respiraba de manera agitada y sus mejillas presentaban un color sonrojado, alarmando a los demás, esto era peligroso, debían meterlo a la casa y pronto. 

     - Sai ve con padre y dile que Naruto tiene fiebre… que llame a Sasuke para que le desate… - así lo hizo el moreno, pero no fue necesario ya que a la entrada de la puerta se encontraba Sasuke con una manta entre las manos y las llaves sonando en su pantalón. 

     Camino con sigilo bajo la mirada atónita de su hermano mayor, se dirigió hasta donde estaba el pequeño, sin mirarle con sus ojos ocultos bajo el flequillo, quito con cuidado y asegurándose de que Gaara tomara el cuerpo del pequeño evitando que cayera al húmedo suelo, cosa que se hizo como espero, tomo la manta y cubrió con ella al pequeño, nadie pronunció palabra alguna, la actitud del menor era nueva para los hermanos, mientras que Sasuke aun con la mirada baja caminaba de regreso a la casa con Naruto en brazos. 

     Los sirvientes se acercaron preocupados por el estado del pequeño que en esos momentos era cargado con cuidado por el menor de los amos, no les miró, camino con paso lento hasta las escaleras, al tener en el primer escalón el pie se detuvo y giró su cuerpo. 

     - Kiba… prepara medicamentos para la fiebre y sopa caliente… llévalos a mí cuarto y prepara el agua de la tina… - termino de decir la frase y se encamino de nueva cuenta a su alcoba con el pequeño en brazos.

     - Chouji… prepara un poco de caldo caliente por favor… - ordeno el castaño observando al cocinero que aun permanecía con la boca abierta por las palabras del menor, parecía otra persona, esta vez se preocupaba por el estado del menor, quizás las palabras del señor de la casa hicieron efecto o tal vez… el pequeño realmente le preocupaba. 

     - Hai… - contesto poniendo su mano a la altura de su frente en un gesto marcial, acto seguido corrió rumbo a la cocina, el sonido de los vegetales al ser partido por el filo del cuchillo no se hizo esperar. 

     - Ino… por favor ve por los medicamentos… - miro a la rubia mientras esta se daba la vuelta encaminándose al botiquín que siempre guardaban en la lavandería. 

     - El resto a sus actividades… - termino de dar las órdenes mientras los demás se dispersaban por los cuartos restantes a terminar las tareas, subió las escaleras para preparar el baño que el joven había pedido... 

    - Vaya, vaya… ese niño tiene mas sorpresas de las que me esperaba… - murmuro Itachi al dejar tendido en el perchero su capa estilando agua y al sacarse los zapatos a la entrada, la sombrilla descansaba en el marco de la puerta esperando que el agua que le empapara terminara en el tapete destinado a esa tarea. 

     - Ese pequeño es un ángel… - murmuro Gaara mirando a Sai, quien al quitarse la capucha al igual que su hermano, aun permanecía sin camisa, por lo que las heridas bajos los ventajes podían imaginarse. 

    - ¿aun te duele?... – pregunto colocando una mano en el hombro del moreno lastimado. 

    - Increíblemente… no…. creo que sus besos son milagrosos… - inquirió el moreno en todo divertido, mientras estiraba su espalda tratando de sentir las heridas, pero nada, la sensación que horas antes le agobiaba había desaparecido por completo, observó el reloj, media noche. 

    - Tenía razón… ya paso un día y me siento mejor… - sonrió al recordar las palabras que el pequeño le dedico al besarle las heridas y acariciarlas con miedo con esas delicadas manos. 

    - Lo sospechaba… tengo que hablar con padre… vayan a descansar… creo que en la noche iremos a comer algo… - sonrió de forma maliciosa antes de dirigirse al despacho de su padre para hablar del descubrimiento que acababa de efectuar con el pequeño... 

     Kiba entró en la habitación dejando las cosas en la cama para poder ir a preparar el baño que el moreno solicito para limpiar el cuerpo del pequeño del agua de lluvia antes de poder darle en cuidado que necesitaba, la tina fue llenada con calma, con agua sumamente caliente pero lo suficientemente templada para no quemar la delicada piel del infante, al salir de la habitación su sorpresa fue grande al ver al menor de los Hakate portando solo los boxers negros que siempre portaba bajo sus ropas y al pequeño entre sus brazos respirando con dificultad aun con los ojos cerrados. 

    - ¿Ya esta listo?... – pregunto al castaño sacándolo del desconcierto en el que se encontraba. 

    - Hai… - contesto con lo único que le salía de voz, nunca había visto esa actitud en el menor de la familia pero no se iba a detener a preguntar aunque tuviera mucha curiosidad. 

     - Puedes retirarte… - menciono el moreno pasando de largo a su lado, dirigiéndose al baño bajo la mirada atenta de Kiba quien partió por la orden cerrando la puerta tras de si. 

     En el baño del moreno este se encontraba entrando con cuidado a la tina, trayendo en brazos aun a Naruto temblando y sonrojado, mientras que el agua caliente les cubría sus cuerpos. 

     - ¿Por qué tenias que hacerlo?... – le susurro con un tono de voz dolido, melancólico, recordar que le había besado a Sai le hacía sentir realmente mal, por fin después de mucho años le daban un regalo que realmente le gusta y este prefería ser el regalo de otro de sus hermanos. 

     - No ves que me lastimas cuando actúas así… eres mi regalo… solo mío… - sus palabras eran acompañadas por una dolorosa punzada proveniente de donde una vez hubo un corazón latiente pero que ahora, gracias a su estado peculiar solo latía cuando se trataba de provocarle dolor, como en ese momento. 

     Mojo con sumo cuidado las hebras doradas del pequeño, cuidando que el agua no le llegara a la nariz, acariciando con cuidado aquel rostro que permanecía con los ojos cerrados mientras que su respiración se acompasaba un poco, aun manteniendo ese sonrojo producto de la fiebre. 

    - Sai-san estaba lastimado… solo quería ayudar… - murmuro el pequeño abriendo con dificultad sus ojos. 

     - No era mi intención desobedecerle… - acaricio la mejilla del moreno quien se mordía el labio inferior por la actitud del pequeño, no parecía tenerle rencor por lo que hizo, pero como era eso posible. 

    - Gomen nasai… no vuelvo a hacer nada sin su permiso… - termino la frase acomodando su cabeza en el pecho desnudo de azabache volviendo a perderse en la inconciencia producida por la alta fiebre. 

     A los pocos minutos salio del cuarto de baño con el pequeño entre los brazos, mientras observaba la charola con la comida y los medicamentos requeridos para la gripe y el control de la fiebre, recostó al pequeño aun inconciente sobre las mantas de color vino para colocarle la pijama, acto seguido hizo lo mismo con su ropas, la noche era fría. 

     - Abre la boca, necesitas tomar esta medicina… - comentaba mientras dirigía la cuchara llena de una sustancia viscosa de color rosa con un olor algo amargo a un pequeño rubio de orbes azules que acababa de despertar. 

     Al acercarle la cuchara lo suficiente a la boca la olfateo un instante, hizo un puchero de desagrado y se tapo con ambas manos tanto su nariz para dejar de oler eso tan desagradable como su boca para que no le dieran a probar aquello que olía mal, la lógica le decía que conforme olían las cosas, sabían, esta teoría la comprobó en el bosque cuando entroncó un animal muerto por culpa de un ataque, llevaba varios días muerto y olía mal, aun así se acercó a comer un poco, tenía hambre y no tenía fuerzas suficientes para poder cazar por su cuenta, al probar un solo bocado termino devolviéndolo todo, desde entonces primero huele las cosas y después la prueba. 

    - Abre la boca… - ordeno acercando la cuchara con aquella sustancia a la boca del menor quien retrocedió hasta la cabecera de la cama del azabache donde lo deposito para mantenerle vigilado por si algo pasaba, negando con la cabeza aun cubriéndose con sus manos la nariz y la boca. 

     - ¿Por qué no?... – pregunto retirando un poco la cuchara de la cercanía del pequeño sentándose en el borde aun con la cuchara preparada para la acción. 

    - Huele feo… no quiero tomarlo… - rezongó el pequeño volteándose para no ver al mayor, aun tenía las mejillas rojas, signo claro que aun no recuperaba las fuerzas y que la fiebre aun seguí latente... 

     En las afueras de la habitación se encontraba el peliplateado mirando con una sonrisa en los labios la escena de su hijo, ahora entendía que era tener responsabilidades de un ser viviente, además de expresar lo mucho que significaba Naruto para su hijo desde el momento en que se lo entrego, cerro los ojos conforme sabiendo que el pequeño se encontraba en buenas manos y se retiro a sus aposentos para descansar después del ajetreo del día anterior. 

     Fue interceptado por Itachi que le pidió unos minutos para hablar de Naruto, con mucha serenidad, digna de su persona se dirigió a su oficina donde la charla sería un poco mas privada... 

     Kiba por su parte fue a la habitación de Sai para cambiarle los vendajes, al momento de retirarlos casi suelta un grito asustado, sabía que la familia Hakate por su condición se recuperaban rápido, pero eso era ridículo, frente a si tenía la espalda sin marca alguna de un moreno que el día anterior había sido cruelmente castigado por la mano de su padre y ahora, no tenía herida alguna, era como si nunca le hubieran tocado con la vara que le partió la espalda al impactarse con ella. 

     - ¿Qué pasa?... Kiba… - pregunto Sai un poco preocupado por el semblante del castaño que no podía pronunciar palabra alguna, además de que por la impresión se fue al suelo con todo y vendas que tenían pocas manchar de sangre en ellas. 

     Kiba salió de su ensimismamiento para comprobar con las palmas de las manos el hecho de que no había nada, normalmente duraban 4 días en sanar sus heridas y eso si le eran bien tratadas. 

     - ¿te duele?... – pregunto haciendo un poco de presión donde sabía que se encontraba la herida mas grande. 

     - No… - fue la simple respuesta que recibió por parte del ojinegro. 

     - ¿Qué pasa?... – pregunto nuevamente Sai al ver que las caricias a su espalda no le provocaban escozor como las veces pasadas. 

     - No están… - murmuro Kiba aun asombrado mientras sus manos vagaban por la espalda del moreno quien no entendía a que se refería pero que agradecía que enormemente el hecho de que ya no le fuera incomodo andar o hacer movimiento alguno... 

     Cansado de esa actitud, el moreno hundió la cuchara dentro de su boca bajo la mirada del pequeño quien separo sus manos del rostro para ver que había hecho su amo, su sorpresa fue grande cuando el moreno con mirada un poco molesta le tomó por la nuca acercándolo a su rostro, abrió la boca para protestar, pero era demasiado tarde, Sasuke le estaba besando y no solo eso, la sustancia de olor agrio y sabor igual pasaba caliente de la boca del mayor a la suya, produciéndole escalofríos. 

     Intento sacar esa sustancia de su boca pero le era imposible con la boca del mayor contra la suya, en contra de su voluntad se la tuvo que pasar, el moreno sonrió complacido por el acto, tomo el caldo que yacía humeante en el plato hondo y acerco nuevamente la cuchara.

     - Ahora se bueno y come… te hara bien… - Naruto comió, no porque tenía hambre sino por el hecho de que aun sentía la medicina en su boca y quería desparecer el sabor que le quedo de ese medicamento. 

     Cuando todo estuvo terminado, el rubio se sentía terriblemente cansado, no entendía como el cuerpo se puede sentir tan pesado en tan solo media hora, el moreno se acercó a el para abrazarlo y juntarlo a su cuerpo, compartiendo calor y asegurándose de esta manera de que en pocas horas el medicamento hiciera efecto. 

     - No vuelvas a hacerme menos… me siento mal… ah cierto… matte no te duermas… tengo algo para ti… - mencionó saliendo de la cama haciendo que Naruto se levantara y sentará para ver los movimientos de su dueño. 

     Saco una bolsa y de ella saco el collar que le dio de regalo Sakura, lo colocó en su cuello de manera que le quedara ajustado a esa parte del cuerpo pero con suficiente espacio para poder meter dos dedos son lastimarlo o cortarle la respiración 

     - ¿Qué es esto?... – pregunto curioso mientras tocaba la bolita que le colgaba en medio del regalo que le había hecho su amo. 

     - Es un cascabel… de esa manera sabré donde estas en la casa… - mintió, no le iba a decir que era un objeto encantado que podía hacer que perdiera la voluntad y se volviera completamente a la voluntad suya, realmente no sabía si funcionaría, pero al ojiazul le quedaba muy bien, le daba un toque elegante y sobre todo de distinción. 

     - Arigato… Sasuke-san… - mencionó naruto tomando las manos del mayor y regalando besos en sus dedos de una manera que no creía el moreno, era un gesto tierno, mientras que las lágrimas en sus ojos comenzaban a abultarse, nunca había recibido un regalo, este lo atesoraría como el más valioso. 

      - Vamos a dormir… - inquirió el mayor acomodándose de nueva cuenta en la cama abrazando al rubio quien escondió su rostro en el pecho, regalando su calido aliento en aquella zona un tanto sensible de Sasuke, pero que no le dio importancia, beso sus cabellos en un gesto que no comprendía ni el mismo. 

     - Oyasumi nasai… mi pequeño… - y terminaron dormidos en menos de 5 minutos, sintiendo la cercanía del otro... 

     - Sou ka… - murmuraba Kakashi al escuchar la teoría de su hijo. 

     - Al parecer tenemos una joya entre nosotros, ojîsan… - termino el mayor de sus hijos. 

     - Ahora solo nos queda la presentación ante los clanes… esperemos que no suceda nada malo, aun falta un año para comenzar con las juntas… no quiero saber que pasara si alguien más va detrás del niño… - esa reunión era la mas importante en el mundo de los sobre humano tenían que tener cuidado con lo que hacían y sobre todo con quienes llegaban a la fiesta al nuevo miembro, había clanes de cuidado, además de que ese día sería cuando los licántropos y los no muertos estarían una vez más bajo el mismo techo, según los rumores la banda de lobos tenía un nuevo líder y era de cuidado, pero muy respetado... 

     - Por fin llegaste… Orochimaru… ¿Qué noticias me tienes?... – mencionaba un hombre sentado en un gran trono forrado de piel, con dos jóvenes de buen parecer a su lado que le daban a probar comida y algo de vino tinto para acompañar. 

     - Lo encontré… pero lo que le diré no le gustará… Kaseiyo-shuseki… - pronunciaba agitado un ser de largos cabellos color negro con  unos ojos de color amarillo afilados, sujetando sus piernas para poder tomar aire. 

     - Habla de una vez… - decía molesto el rubio parándose de su lugar y apartando con algo de brusquedad a las jóvenes mientras que su mirada azul cambiaba a un tono rojo y de sus labios unos colmillos sobresalían, sus manos se transformaban en garras y de sus pantalones comenzaba a asomarse una cola, todo el cuerpo se cubrió por pelaje del color del oro, brillando a la luz de la luna menguante. 

     - Pues… al parecer la aldea lo ha cambiado por la vida de los aldeanos con los vampiros… - murmuro asustado ante la imponente figura que se encontraba frente de él. 

    - Vamos a matarlos a todos… - ordenó con un gruñido que hizo temblar a mas de una presente. 

     - No es tan fácil, señor… esta con la familia Hakate… - el aspecto grotesco fue rápidamente reemplazado por el de un joven apuesto de ojos azules que miraba preocupado, revolviendo su cabello rubio con una frustración, eso cambiaba las cosas, el plan para traer a su tesoro debía cambiar, en un año estarían preparados para el encuentro entre clanes… allí lo volvería a ver.

Notas finales: que les parecio?... no tengo nada que decir solo que nos vemos en el siguiente capitulo ^u^... matta ne...

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