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La Mejor Defensa por Charmeine

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Capítulo 36
Muchos Regresos Felices

   El siguiente Domingo, Hiei despertó para encontrar un gato en su estómago, un pequeño paquete de cartas en su mesita de noche, y una rama de flores de ciruela en su jarra de agua. Muchas semanas muy temprano, pensó gruñonamente, empujando a Yuki para que se quitara suavemente y obteniendo una mordida por molestar. No había árboles de ciruela cerca. Las tiendas de jardín y jardinería en Hogsmade no vendían ramas... solo había una conclusión posible: Kurama. Lentamente, levantó las cartas: siete pedazos de papel duro, que no se doblaban como las tarjetas Occidentales de presentación.

   "Omedeto tanjoubi," murmuró él, leyendo la de arriba en voz alta.

   Debió esperarse esto, realmente. El resto del Tantei sabía que era el cumpleaños de Yukina. Con la historia de cubierta de ‘¡son gemelos!', si querían darle regalos a Yukina, tenían que darle algo a Hiei también.

   Hiei sonrió socarronamente. Seguro que a Kuwabara no le gustó eso. Miró por la pila, encontrando la tarjeta de Kuwabara. Estaba escrita rápidamente - no kanji, y el hiragana estaba borroso y manchado de tinta - y al grano. Feliz Cumpleaños, cuando sea que realmente es.

   Yuki olfateó curiosamente a una de las pálidas flores, y luego se la comió.


   El almuerzo llegó, y los estudiantes se juntaron en la mesa del Gran Comedor, saltando por un lugar y riendo. Algunos tenían las mejillas rojizas y estaban mojados de construir fuertes de nieve en el patio toda la mañana - Yukina, Ron, todos los estudiantes más jóvenes, y Harry mismo. Yuusuke, Kuwabara, Keiko, y Botán habían ayudado también, pero ellos llegaron al almuerzo considerablemente más secos y más cálidos; se habían ido diez o quince minutos antes de que la campana para la comida sonara.

   La razón para esto se hizo clara mientras que el comedor se llenaba. Cada Tantei entró cargando un paquete brillantemente-cubierto con ellos, y lo colocaron junto o en el plato de Yukina antes de tomar sus propios asientos. Un espeso, limpiamente-envuelto cuadrado de Keiko y Yuusuke, un paquete redondo de Hiei, un paquete más pequeño de Botán, una caja y un ramo de flores vibrantes y mezcladas de Kuwabara, un ramo más pequeño de blancas flores de Kurama, y cartas que no se doblaban de todos, inundaban el lugar frente a ella cuando terminaron.

   Parpadeó varias veces. "¿Qué es esto?" preguntó, una vez que el último Tantei (Kurama) se sentó.

   Botán sonrió de oreja a oreja. "Como dicen los Occidentales, ‘un pajarito nos dijo' que es tu cumpleaños."

   Harry parpadeó esta vez. ¿Lo es?

   "¿¡Lo es!?" Hermione preguntó, haciendo eco del pensamiento de Harry.

   "Sí," Yukina respondió suavemente. Jaló el brillante ramo de Kuwabara hacia si, ruborizándose ligeramente. "Hay tantos..."

   Harry miró a Hiei. Eran gemelos, así que este debía ser el cumpleaños de Hiei también... pero el asiento del chico estaba vacío, ni siquiera una tarjeta. Hiei atrapó esa mirada.

   "Me dieron los míos en la mañana," dijo educadamente.

   "Lo conocemos demasiado bien," Kurama murmuró, lo suficientemente suave para que solo Harry escuchara. "Así que solo a Yukina le damos las ruidosas demostraciones públicas."

   Ah. Eso tenía sentido... para cualquiera que no hubiese sido criado con Dudley Dursley. Desafortunadamente, Harry lo había hecho, y esto realmente apestaba a favoritismo. "¿Qué te dieron?" Harry preguntó, probando por mentiras.

   "Tarjetas," Hiei respondió, sin rastro de duda. "Ropas. Dulces." Se volvió ligeramente rojo. "Y una rama de flores de ciruelo."

   "¿Flores de ciruelo?"

   Hiei apuntó con un pulgar a Kurama, quien sonrió de modo embarazoso y dijo, "Solo es un par de semanas muy temprano. Y las flores no cargan la misma connotación negativa-"

   "¡Oniisan, gracias!"

   Miraron de regreso a la mesa ante la interrupción accidental de Yukina. Los otros Tantei miraron sobre su hombro, a un paquete moteado de...

   "¿Comida para aves?" Kuwabara soltó.

   Hiei miró feo a su plato.

   "¿Comida para aves?" Kurama repitió, moviendo el cuello para ver el paquete claramente. Se sentó otra ves. "Que regalo tan lleno de pensamiento. La comida estará faltando en estos momentos."

   Yukina brillaba. "Sí, y odio tanto molestar a los Elfos Domésticos."

   El resto de la mesa aún se veía algo dudosa, así que Kurama sonrió encantadoramente, ojos cayendo en Yuusuke y Kuwabara. "¿No creen que es un regalo muy significativo?" preguntó, una orilla un tanto espantosa en su voz.

   Harry no estaba al final de la mirada de Kurama, pero el tono solamente era suficiente para hacerlo temblar. Junto a él, Ron tragó saliva. Yuusuke y Kuwabara se pusieron pálidos y comenzaron a asentir entusiastamente.

   "Sip, uh huh, definitivamente, buen regalo."

   Y con eso, el tema se dejó ir.


   El lado de Yukina ganó la guerra de nueve después del almuerzo - de nuevo - y declararon términos de rendición cortamente después de las dos de la tarde. El lado perdedor debía proveer bebidas calientes en sus respectivas salas comunes, y todos debían terminar la tarea sin quejas, si no lo habían hecho ya.

   Harry y Ron, Gryffindors hasta e núcleo, tomaron sus derrotas sin gracia, pero se apegaron a las letras del contrato... si no el espíritu. Así que, una hora después, con Hermione tratando de verbalmente meter las lecciones en sus cabezas, ninguno se quejó. Aunque si hicieron muecas, dibujaron los márgenes de sus libros (Harry logró un increíble dibujo de una Saeta de Fuego), se movían sin parar, y se levantaban a llenar sus bebidas a cada oportunidad.

   Mientras el sol se ponía, y sus pergaminos se ponían más sucios y manchados con fatiga y el pánico de la fecha límite, algo comenzó a picar la mente de Harry de modo que distraía. Era como si hubiese olvidado algo...

   "Así que una poción de verificación se usa para revisar documentos forjados y firmas, el dinero de contrabando, y une llaves a los cerrojos," Hermione estaba diciendo. "Por ejemplo, todas las llaves de Gringotts son exactamente iguales, físicamente, pero si se trata a la puerta y a la llave con-"

   Su voz se desvaneció en el escenario, mientras Harry se concentraba en el interior, tratando de darse cuenta de lo que le molestaba. No era que hubiese olvidado algo, eso no estaba bien, pero... algo estaba fuera de lugar. Algo... ¿pero qué...? Tocó su mejilla varias veces con el extremo suave de su pluma, y se congeló ante el toque cosquilleante y casi imperceptible en su rostro.

   Eso era. Podía sentir su cicatriz.

   Oh Maldita sea...

   Era extraño, pero no le dolía nada. No quemaba, ni le daba comezón. Solo estaba... ahí. Una línea chueca de estoy-aquí bajo su cabello, tan extrañamente carente de dolor como el nudo de su lazo de cuello escolar en su primer día de clases, o el toque de su equipo de Quidditch en el vestidor antes de la primer práctica del año.

   "¿Harry? ¡Harry! ¿Has escuchado una sola palabra de lo que dije?"

   Harry parpadeó a Hermione, sacado de golpe de sus pensamientos remolinos. "¿Sí?"

   Giró los ojos y dio un sonido de no creérselo. "¿Entonces que  estaba diciendo de la interacción química entre la piel de oso  y el pie de gelatina en las pociones de verificación?"

   "Er... ¿tiene que estar comenzada antes de añadirla al caldero?"

   "Sí," Hermione dijo, satisfecha. "Así que las mezclas juntas en un plato separado veinte minutos antes de que-"

   Ella continuó hablando, y ausentemente, Harry trajo una mano a frotar su cicatriz. ¿Qué esta haciendo Voldemort, que de hecho no duele para variar?


   El tren llegó cortamente después de la cena, entregando el usual paquete de estudiantes aún sujetándose a la alegría de los días festivos, sus cabezas obviamente vacías de impulsos escolares y sus baúles forzadamente llenos con el botín de Navidad. (‘Forzadamente' no era una exageración; cada año, los Elfos Domésticos de Draco expandían el interior de su baúl unos pies cuadrados de más para hacer espacio para sus nuevas cosas.)

   Otro curso de Sangresucias, Draco pensó agriamente, cansinamente, mientras los carruajes sin caballos llegaron al camino que llevaba al castillo. Otro curso de todos muriéndose por Potter, de esa pequeña y horrible cama, de plebeyos, comida de institución y horribles túnicas escolares que causan comezón.

   Pero entonces... otro curso sin padres. Otro curso de ganar en Quidditch. Porque cuando no jugaban contra Potter, ganaban. Otro curso de ser el mejor de la gente INTELIGENTE, quien sabe exactamente que tan importante es la clase. Yo soy Draco Malfoy, y mi familia es una de las tres más antiguas que quedan en el mundo mágico -- ¡en ambos lados!

   Los Malfoy y sus invitados sabían eso, sin embargo. Los liberales en Hogwarts no trataban - no podían - de comprender. No hay nadie tan ciego, como esos que se niegan a ver, como su madre decía.

   Draco se apretó la túnica contra el cuerpo y trató de convencerse de que regresar a la escuela sería genial, de todas formas.


   Para cuando las campanas de toque de queda comenzaron a sonar, quince minutos antes de el tiempo como siempre, a Hiei lo habían ‘feliz cumpleaños'ado una docena de veces, por los Gryffindor más valientes  (y algunos de los estudiantes con absolutamente nada de sentido común o instinto de supervivencia). Un idiota en particular, una chica de Ravenclaw de catorce años cuya inteligencia parecía desaparecer cuando no llegaba de los libros, había de hecho saltado de un escondite y lanzado brillante confeti de muchos colores a él; casi no había logrado evitar su instintiva respuesta de ataque, y aún había algunos papeles brillantes pegados a su cabello.

   No más de esta mierda humana de ‘feliz cumpleaños'. Era tiempo de hacer una escapada estratégica.

   Hiei hundió la mano en el bolsillo dimensional escondido en la tapa de su baúl, sacó su katana, y se salió por la ventana para ir al techo.


   El espacio era oscuro, pequeño y cálido - tal vez demasiado para algunos, pero él era pequeño para su edad y no necesitaba mucho aire. Estaba más caliente, ahora, y eso era lo único que importaba, aunque el aire húmedo aún sabía a pergamino y tinta, metal y cuero, comida-niño y comida-azúcar, y a la pesada lana y algodón en la que estaba metido.

   Un clic, y una delgada línea de algo menos oscuro rompió el espacio en dos. Era tiempo, entonces.

   Empujó la tapa de el espacio con su plana nariz, y salió del lugar, aterrizando en el tapete verde y usado de fuera con un raspón imperceptible. Levantó la cabeza, cuidadoso de mantener la cosa-cadena con cu color-a-roca lejos del piso - esto era extremadamente importante - y se deslizó al pasillo lleno de verde.

   ¡Frío--!

   La sorpresa de piedra fría en su barriga despertó a Harry. ¿¡Dónde--!? Pensó salvajemente, mirando a un cuarto que definitivamente NO era el dormitorio. Estaba sentado desparramado en una silla muy acolchonada, una estantería con libros en un lado y una ventana en el otro. Tapetes rojos y gastados decoraban la ventana, y la vista al Bosque Prohibido era indiscutible.

   Se había dormido en la sala común de Gryffindor. El espacio cálido estaba vacío, el fuego quemando bajo - no apagado aún, pero lo suficientemente bajo que tenía que ser media noche o algo así - y su cicatriz estaba tan presente que casi comentaba a doler.

   No un sueño, entonces. ¿Una visión? De una serpiente masiva en los dormitorios de Slytherin... tras algo... no. Alguien.

   "¡Demonios--!" Harry soltó bajo su aliento, saltando de su silla. Había sentido colmillos en su - no, de la serpiente - boca en la visión. No le importaba que fueran Slytherins, ¡no podían combatir a una serpiente venenosa de ese tamaño, especialmente no si estaban dormidos!

   Dos pasos hacia el hoyo del retrato, y Harry recordó que no se sabía la contraseña de Slytherin, estaba diez pisos y un edificio entero lejos de las mazmorras, y necesitaba su Capa de Invisibilidad. Pero si me tomo el tiempo para tomarla... ¡pero la necesito! A menos que...

   En impulso, giró y golpeó la mano contra una roca en particular en la chimenea. El cajón secreto y oculto para los prefectos salió, lleno al tope con polvo plateado. Tomando un puñado, Harry lo lanzó al fuego, que brilló color verde, y metió la cabeza.

   "¡Profesora McGonagall!"


   Kurama jugaba con los controles de su ojo espía, en un ciclo por las vistas a un paso eficiente y bien medido. Nada se movía a excepción de los retratos en los corredores del séptimo piso... el sexto... el quinto...

   Un raspón suave en el corredor, demasiado suave para que oídos humanos lo captasen, atrapó su atención, y batió las hojas del ojo espía de regreso a ocultarse en las cortinas. ¿Dónde había escuchado tal sonido antes...? El raspón llegó de nuevo: una larga, lenta, seca pulsación, y Kurama se encontró esperando un siseo o un cascabel sonando.

   ¡Una serpiente--!

   Rápidamente giró en las cubiertas de cama, metiendo sus pies a sus pantuflas en el piso, y se inclinó fuera desde detrás de las cortinas. Estoy tan contento de que los Elfos Domésticos mantengan las puertas en buen estado, Kurama pensó, mientras silenciosamente levantaba el cerrojo, empujando la puerta a abrirse sin el sonido chirriante de madera vieja o metal sin aceitar.

   Lejos en el pasillo, en la dirección de la sala común, un vistazo de movimiento - el tamaño de un dedo de una cola verde de reptil - se desapareció alrededor de una esquina. Kurama se apresuró a seguirlo.


   "¡Profesora!" Harry gritó de nuevo. ¡Cinco segundos más, y luego corro como si me persiguiera el diablo y detengo a la serpiente yo mismo porque mi Líder de Casa duerme como tronco!

   En la magia de fuego cubriendo la cabeza de Harry, copiándola en la chimenea de McGonagall, la imagen de la sala de la profesora llegaba en tonos verdes. El extraño colorido limitaba su visión al sillón y al tapete frente a él, todo lo demás detrás de eso estaba coloreado en sombras y solo sugerían un cuarto. Podía, como sea, escuchar un fuerte ruido, instantes antes de que la profesora llegara a la vista.

   Harry se hubiese reído ante su plana bata de dormir y gorro de noche anciano, si la situación no fuese tan seria. "¡Finalmente!" soltó él. "Hay una serpiente abajo en los dormitorios de Slytherin se que suena loco pero creo que es de Voldemort y es ENORME y venenosa y esta cazando a alguien-"

   "¡POTTER!" McGonagall levantó una mano, ojos agrandados, el sueño alejándose de su rostro rápidamente. "Toma un respiro. Empieza desde el principio. Habla en enunciados reales."

   No había TIEMPO para esto, la serpiente estaba aquí AHORA-Pero los profesores podían llegar a la serpiente antes que él, usando el Flu directamente a los dormitorios de Slytherin. Solo debía convencer a uno, y rápido. "Mi cicatriz se ha sentido extraña toda la tarde. Me dormí en la sala común. Tuve un sueño, donde una serpiente muy grande cazaba en los dormitorios de Slytherin - o algún lugar que esté en las mazmorras y cubierto de tapetes verdes y que huela a adolescentes humanos. Tiene ordenes de atacar a alguien. No sé a quien. Pero está ahí abajo AHORA." Eso debía ser lo suficientemente bueno...

   "¿Potter, te das cuenta de que esta es una de las historias más extrañas por las que me han despertado en la noche?"

   "¿¡Acaso yo JAMÁS he inventado mentiras como esta!? ¡ESTÁ AHÍ ABAJO AHORA!"

   McGonagall tomó su explote en cuenta, suspirando. "Muy bien, Potter. Por favor retírate de mi fuego para que pueda usar el Flu y revisar."

   Harry se quitó, parpadeando furiosamente para reorientar sus ojos a los colores no-verdes y oscuros de la sala común, y luego corrió a tomar su Capa.


   Kurama se presionó contra las frías rocas de el muro del corredor, solo dentro de el arco hacia la sala común de Slytherin. La serpiente no había ido a ninguno de los dormitorios de los chicos, así que su objetivo - ya fuese una persona o un objeto o algo más, Kurama no tenía idea - no estaba dentro de una octava parte de la población escolar. Así que iría a los dormitorios de las chicas, o a través de la sala común y al resto de la escuela.

   Podría perder el rastro si salía de aquí, así que realmente solo tenía una opción. Es una lástima que no podré descubrir quien es su blanco. Metió una mano a las profundidades de su cabello, buscando las familiares espinas de su ramita de rosa, y se paró limpiamente a la sala común.

   La serpiente estaba al final del cuarto, claramente apuntando a la puerta y a la escuela en si. Era un ejemplo hermoso de su especie, Kurama notó. Mientras Kurama tomaba un segundo paso, dedos pinchando la rosa, la lengua de la serpiente salió. Instantáneamente, la criatura giró abruptamente, siseando furiosamente.

   Tenía su esencia.

   Saltó hacia él, boca abierta, colmillos brillando.

   "¡Látigo de Rosa!"


   Harry corría por la escuela como si tuviese Bludgers en los talones, sus pasos haciendo eco en los angostos corredores y pasajes cerrados del castillo. Se atrapó a una estatua labrada, usando el instante para enviarse en dirección a la entrada de las mazmorras - y casi choca de cabeza contra el Profesor Snape. En instinto, se arrojó contra el muro, presionándose tan plano como le era posible, pero el profesor ni siquiera miró alrededor al pasar veloz a su lado.

   Detrás de él, oculto tras las túnicas flotantes de el profesor -- ¡incluso su gabardina de vestir es tan dramática e intimidante como el resto de su guardarropa! Harry pensó - Snape arrastraba a un familiar Slytherin pelirrojo por un brazo. Las pijamas de Kurama estaban cubiertas de sangre, un poco manchaba su rostro, y se tambaleaba al seguir el paso de Snape. McGonagall los seguía a ambos, con una rosa ensangrentada en sus manos, cara estricta cubierta con una expresión muy familiar de preocupación.

   Harry cayó en paso detrás de ellos. Tenía que saber lo que había pasado. ¿Y no estarían ambos llevando a un estudiante a la Enfermería si la serpiente estuviese suelta aún, verdad?

   Pasaron un par de escaleras, y lentamente Harry comenzó a tomar más detalles que solo ‘Kurama, pijamas, sangre'. El Tantei Slytherin estaba mascullando algo, el apresurado paso noqueando las palabras de aliento en algo sin sentido. Bajo un pasillo y arriba por otras escaleras, con Kurama tropezándose en el último peldaño, y Harry se dio cuenta d que Kurama no estaba prestando nada de atención a donde estaba caminando - de hecho, estaba mirando blancamente a algún espacio arriba y a la izquierda. ¿Perdida de Sangre? ¿Terror? Harry había estado en un estado similar después de Cedrid, y después de los Dementores, y después de luchar con el basilisco... aunque, hecho, él había estado envenenado entonces. ¿Había Kurama sido mordido, antes que los Profesores lograran llegar a él?

   Snape abrió las puertas de la enfermería y ladró a Pomfrey, luego giró a Kurama y lo empujó a sentarse en una cama... revelando la cabeza de una serpiente unida el hombro izquierdo del chico. Harry caladamente salió del camino mientras la enfermera se apresuraba dentro, su mirada fija en los restos sangrientos.

   Era Nagini.

   Kurama se tambaleaba un poco, y sus ojos cayeron en Snape. "No puedo seguir a la serpiente," dijo él, las palabras claras como el cristal ahora que estaba sentado y quieto. "Maté a la serpiente, no puedo seguir a la serpiente-"

   "¿Severus, de qué está hablando?" McGonagall preguntó, mientras Pomfrey convocaba un carrito lleno de objetos a través del cuarto. Abrió una cabina en la base, sacando botes de poción, gasa, una charola, una herramienta horriblemente similar a un par de pinzas... sostuvo la charola bajo la cabeza de la serpiente, batió la varita, y las pinzas agarraron los colmillos de Nagini, sacándolos de su agarre.

   La cabeza cayó en la charola con un sonido enfermizo, y Pomfrey se la dio ágilmente a Snape, ahora libre de cuidar a su paciente con las pociones y la gasa.

   Snape se inclinó sobre la charola, pellizcando algo bajo el desastre ensangrentado en donde el cuerpo de la serpiente debía unirse a la cabeza. Jaló un collar libre. "Un encantamiento para unirlo - probablemente para que a la serpiente no se le resbalara de inmediato," murmuró para si. Una pausa, mientras lo traía más cerca de su rostro, y entonces súbitamente golpeó el pendiente contra la mesita de noche más próxima.

   "Sigue a la serpiente," la voz de Voldemort llegaba como eco del pendiente, siseando y orgullosa. Todos menos Kurama palidecieron. "Recoge a la serpiente. Aparécete a mi."

   "No puedo seguir a la serpiente," Kurama repitió.

   "No obedezca a la voz del pendiente, Minamino," Snape comandó, voz dura.

   "Muy bien..." se inclinó contra Madame Pomfrey, ojos aún abiertos y despiertos, pero toda la tensión visiblemente se drenó de su cuerpo.

   Snape miró a Kurama a modo de medición, y asintió para si. "El veneno parece inducir un estado hipnótico, maleable y abierto a sugerencias," murmuró él. "Aunque no tengo idea de que especie sea-"

   "Es un sabueso de naga," Kurama interrumpió ausentemente. "Rani tenía una. Le enseñó a bailar Kali-Sobre-El-Mundo con ella, y volvió diez millas cuadradas de tierra de cultivo en jungla impenetrable cuando murió..."

   "Minamino, tu juicio esta impar en este momento," Snape dijo. "Estate quieto por los próximos veinte minutos."

   La boca de Kurama se cerró, aunque continuó mirando mareadamente al espacio, y Snape conjuró un rápido encantamiento silenciador sobre la cama de hospital. "Si debes quitar ese encantamiento, Poppy, cuida tus palabras. Tengo pocas dudas de que, en este punto, cualquier cosa que Minamino escuche pueda tener efectos permanentes." Pomfrey asintió, y silenciosamente quitó el vendaje. Empujó en el hombro no lastimado de Kurama, dirigiéndolo a recostarse (sus ojos se cerraron antes de que su cabeza aterrizara en la almohada), mientras Snape giraba hacia McGonagall.

   "Minerva... ¿QUÉ estabas haciendo al llamarme de la sala común de SLYTHERIN a la una de la mañana?"

   McGonagall suspiró. "Harry Potter tuvo otra visión."

   "Harry Potter," Snape repitió, sus labios adelgazándose a una expresión de desprecio.

   "Bien, Severus, sé que no te agrada el chico-"

   "Si él está involucrado..." Snape se desvió, mirando sospechosamente alrededor del cuarto. Abruptamente, agitó la varita. "Accio Circumscriptus Harry Potter!"

   Harry se impidió chillar mientras lo sacaban del piso, mágicamente flotando hacia Snape - quien lo atrapó limpiamente con un brazo, quitando la capucha de la capa con un rugido.

   "¡Potter!"

   "¡Señor Potter!" McGonagall exclamó. "El toque de queda... ¡es usted un prefecto, por Merlín!"

   Snape le quitó la Capa a Harry, ganándose un "¡Hey--!"

   "Una Capa de Invisibilidad. Una Capa de Invisibilidad," Snape repitió, sacándola del alcance de Harry. "¡Tú, niño idiota! ¡Hemos pasado incontables horas trabajando para mantenerte vivo, y todo este tiempo has estado escapándote para buscar problemas con una Capa de Invisibilidad!"

   McGonagall se unió. "De todos los... ¿qué estaba PENSANDO, Señor Potter?" (era horriblemente espantoso encontrar a Snape y McGonagall de acuerdo en algo, particularmente con respecto a estar furiosos con un estudiante)

   "Estaba pensando," Harry siseó, "que era una serpiente y que soy el único maldito hablante de Parsel en la escuela. ¡Estaba pensando que tal vez yo pudiese ser capaz de por lo menos confundirla lo suficiente para matarla antes de que atacara a alguien! ¿¡Qué más podría haber estado pensando!?"

   "¡Tú--!" Snape se tragó cualquier cosa que fuera a decir, tomando un respiro profundo y frustrado a través de dientes apretados. "Idiotas - Gryffindors - heroicos," masculló para si bajo su aliento. Sus siguientes palabras eran dirigidas a Harry. "Tú obviamente NO aprendes de la experiencia. Me quedaré con esto," agitó la Capa, "hasta finales de año."

   "¡No--!" Harry le lanzó una mirada suplicante muda a McGonagall, pero su expresión mostraba que estaba de acuerdo.

   "Lo escoltaré de regreso a los dormitorios, Señor Potter," dijo ella planamente, tomándolo firmemente por el brazo. Snape lo soltó, y él y Harry se fulminaron con la mirada hasta que las puertas de la enfermería se cerraron, interrumpiéndolos.

   McGonagall se alentó casi instantáneamente después de eso, aunque su agarre no se calmó ni un poco. Mientras giraban por la esquina  y avanzaban por el corredor que daba a las escaleras - el pasillo que conectaba a las escaleras movedizas de este piso estaba cerrado, incluso aunque Fluffy no lo habitaba más - ella habló.

   "Hizo bien esta noche, Señor Potter - antes de que corriera de cabeza al peligro," le dijo ella, su estricto, firme tono calmante; si ella no sentía necesidad de forzar optimismo, y su voz no estaba temblando, ella honestamente pensaba que no había mucho problema. "La serpiente está muerta, y el Señor Minamino esta recibiendo excelente cuidado - si lo peor pasa a peores, podemos fácilmente llamar a un curado de San Mungo, y entiendo que una de las Hufflepuffs de la Profesora Genkai es una curadora natural también.

   "Ciertamente comprendo su instinto de correr al rescate usted mismo..." y ahora su voz temblaba. Harry la miró nerviosamente. "Duramente hemos - no hemos sido exactamente los mejores guardianes para usted antes."

   "Han estado bien," Harry masculló, no enteramente diciendo la verdad. Ellos trataban. No era su culpa que Voldemort siguiese deslizándose debajo de sus guardias. Y no era enteramente mentira que él no fuese saltando de cabeza al peligro cuando pensaba que podía ayudar. Pero...

   "No tenía que tomarla," gruñó.

   Sin respuesta.

   "Era de mi PADRE."

   Sin respuesta.

   "Dumbledore me la dio."

   "Merlín sabrá lo que Albus pensaba, entonces," McGonagall respondió, su voz estricta de nuevo. Maldición. No funcionó. La profesora palpó el retrato de la Señora Gorda, despertándola. "Trampa del Duende."

   "Es algo tarde para estar fuera, querida..." La Señora Gorda masculló, bostezando mientras se abría el retrato.

   McGonagall liberó el brazo de Harry al pie de la escalera a los dormitorios de los chicos. "Ve a la cama."

   Gruñendo, Harry caminó escaleras arriba y fue a la cama. Sin capa.

**Continuará**

Notas de la autora:

"-Los cumpleaños del Tantei nunca fueron mencionados en YYH, por lo que recuerdo, y no pude encontrar ninguna mención de ellos en línea. ¡Así que! Consulté a un amigo con experiencia en tarot y horóscopos, revise mis propios libros de zodiaco Occidental, hice grandes cantidades de razonamiento deductivo... y tiré la mayoría de eso para rodar un dado de RPG de forma graciosa.

-"Tarjetas," Hiei dijo, sin rastro de duda. "Ropa. Dulces.": está mintiendo. Le dieron tarjetas y las flores.

-Rani. Kurama ha estado alrededor por más de mil años; debe tener más nombres en su pasado que solo Yomi y Kuronue. Así que me inventé unos. Como personajes, no aparecerán en la historia - de hecho, la mayoría ya están muertos. Simplemente están alrededor de el pasado de Kurama.

-Accio Circumspectus: un encantamiento de convocación limitado, para cuando quieres un objeto solo si está en el mismo cuarto que tú (para que no dañes o rompas ventanas al obtenerlo)"


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