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La Mejor Defensa por Charmeine

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Capítulo 5
Agosto. Pedazos de un Agitado Verano
Parte II

   Harry se sentaba en su estrecha cama, observando el exterior a través de su ventana con ojos perdidos y aburridos. Dudley de algún modo había logrado caerse de las escaleras temprano ese día, tropezándose sobre uno de sus juegos inútiles -increíble como las escaleras sobrevivieron a el impacto, Harry pensó sin piedad-y después, Harry había sido culpado por dejar el juguete -una especie de palo extraño-en un lugar donde cualquiera podría tropezarse con él. Sin importarles las protestas bien fundadas de que el chico no tenía interés en jugar con el estúpido palo, el Tío Vernon había agregado tres cerraduras más a la puerta, dos de ellas imposibles de abrir sin la llave correcta. Harry estaba seguro de que su padrino, y el hecho de que Dudley no había sufrido más que un pequeño tropezón, era la única razón por la que no había sido tirado a la alacena debajo de la escalera por el resto del verano. Talvez debiera estar agradecido por ello, pero él era solo humano. Así que solo miraba por la ventana, enfurruñado. Que cumpleaños.

   Algo se movió en contraste a el cielo de la noche, atrapando la atención de Harry. Se inclinó más cerca de el vidrio, sin estar seguro de lo que veía. Lo que fuera, sin embargo, se estaba moviendo directamente hacia su ventana. Harry empujó la ventana hacia arriba lo más que pudo, y saltó fuera del camino mientras las lechuzas empezaban a entrar como bólidos a su cuarto, sin importarles lo que pudieran dañar o tirar al hacer su ingreso. Caja tras caja calló al suelo, cada lechuza buscando y reposando en cualquier percha que encontraran mientras esperaban a que la ventana estuviera despejada de nuevo. Harry rezaba por que ninguno de los Dursley pudiera escuchar el suave ulular en su habitación, a la vez que una novena lechuza tiraba un pequeño paquete y una carta en su cama y se iba igual de rápido que entró. Mientras las demás aves tomaron esto como una señal para irse, Harry abría la carta.

 

   Querido Harry-
   ¡Feliz Cumpleaños! Me siento tan apenado de no poder estar ahí ni poder llevarte a celebrar como es debido, pero como están las cosas ahora... bueno. He estado corriendo por toda Inglaterra, y hubo una junta hace algunas semanas.
   Debiste ver a Molly en la reunión. Increíble mujer, no puedo creer que aún no este en la Orden. La mujer tenía a la mayor parte de los presentes en retorciéndose como niños de primer año en la oficina del Director en cuestión de minutos. Así que ahora la Madriguera tiene protecciones para competir con las tuyas en la casa de los Dursley, y los Weasley deberían esta ahí para recogerte mañana o el día después de ese.
   He notado que tus ropas Muggle son demasiado grandes para ti. No las usas demasiado cuando estas en la escuela, por supuesto, pero esa no es razón para que vayas por ahí viéndote como uno de esos locos Muggles Americanos... ¿ruperos? La cosa de la música. Remus dice que es popular. De cualquier modo, no estoy completamente seguro de lo que esta de moda en estos días, pero estas te deben de quedar, al menos.
   Espero verte pronto.
   Tu padrino, que te ama,
   Canuto.

 

   Harry sonrió. ¡Iría a la Madriguera! Y... tenía regalos de cumpleaños. MUCHOS de ellos. Tomó el pequeño paquete en la cama y se arrodilló junto al resto que reposaban en el suelo. Sirius se había emocionado un poco.

  Alrededor de la sexta caja -todas ellas habían estado envueltas con colores brillantes debajo de el simple papel café de paquetería, y las tapas de las cajas marcadas con pequeñas tarjetas con letras llamativas- una pequeña lechuza se adentró en el cuarto de Harry por la ventana aún abierta. El pequeño Pigwidgeon volaba excitadamente alrededor de cuarto en marcadas elipses antes de soltar un paquete casi tres veces su tamaño en la cama, ululando emocionadamente, en forma orgullosa.

   Harry trató de acallar a la pequeña e hiperactiva ave, pero después de un corto tiempo se rindió. Los Dursley aún no habían venido a reclamar, de cualquier modo, y Pig simplemente no podía hacer el mismo bullicio que diez-o-más lechuzas crecidas podían, no importa lo que tratara.

   "Muy bien, Pig, gracias." Murmuró, tomando el paquete de Ron y extrayendo.... ¿un álbum de fotos de ‘Los Más Grandes Momentos de Hogwarts'? Abrió el libro en una página al azar y encontró la primera foto que Colin había tomado de él, en la que Lockhart se había metido y prevenido a Harry de salir de ella. Su persona en la foto aún peleaba contra el hombre, notó Harry, antes de dejar sus ojos avanzar a la escritura confusa de Ron al pié de la imagen.

   " ¿Sabías que su cabello era una peluca para entonces? Fred y George le pusieron una Poción Deshojante en el campo la primera noche. Dicen que aún debería estar calvo. "

   Harry volteó la página. Tenía una foto de él en su Nimbus 2000, durante el primer, insanamente temprano, entrenamiento de Quidditch en su segundo año. " Justo antes de que Slytherin le robara a Gryffindor la practica. Por supuesto, Slytherin necesita toda la práctica que puedan conseguir. Con Harry en el equipo, no podemos evitar patearles el trasero. " Harry soltó una pequeña risa. Eso era tan Ron.

   Colocando el álbum de lado -vería el resto de las fotos después-Harry continuó trabajando su camino a través de los regalos de Sirius.

*****

   La presión llevó a Keiko a sus rodillas, enterrándose más profundo hasta que pensó que su interior iba a explotar. Respirar era casi imposible, y ya se había dado por vencida en mantener sus ojos abiertos para favorecer el intento de mantener los pulmones funcionales. Un áspero, hueco sonido sonó en sus oídos, pero no sabía si era el aire, el latir de su corazón, o los jadeos sin voz del esfuerzo que ella estaba haciendo.

   "Porque..." Logró decir. La presión se fue ligeramente, un brillo violeta que no sabía que estaba ahí debilitándose a negro, con los suaves tonos indicadores de que los ojos estaban cerrados fuertemente. "No." Los jadeos se convirtieron en un reconocible sonido de respiración adolorida, pero no era de ella. ¿No era de ella? "¡DETENTE!"

   La presión se desvaneció.

   Confundida, Keiko lentamente abrió sus ojos, parpadeando cuando cooperaron. Tenía un horrible dolor de cabeza, su piel bañada e zudor como si hubiera estado en clase de gimnasia, y los huesos le dolían de una forma que no podía reconocer. Keiko lentamente volteó su cabeza, sintiéndose como si un millon de pesas la estuvieran jalando en la dirección opuesta, y finalmente vio la razón de su malestar.

   "¡Hiei! ¿Qué DEMONIOS estas HACIÉNDOME?"

   El demonio de fuego la miro con sus tres ojos que no parpadeaban, y de pronto se agachó. Levantó la barbilla de la chica en un gesto sorprendentemente gentil.

   "Peleaste."

   Keiko no lo soportaría. Trajo su mejor mirada amenazante, la que detenía a Yuusuke sobre sus pasos. Diversión era lo único que se reflejaba en los ojos de Hiei.

   "Eres lo suficientemente fuerte mágicamente para poder pelear." Clarificó.

   "¿Y eso hace que este bien que me lastimes?"

   Frunció el ceño. "Nunca habrías durado en la escuela con los niveles de magia tan bajos de magia que tenias. Te hubieras frustrado, y no nos servirias."

   "¿No pudiste decirme eso antes de empezar?"

   "¿Hubieras cooperado si supieras que lograr el objetivo te iba a doler?"

   Keiko dio una pausa. "No lo se." Admitió.

   Hiei asintió cortésmente antes de liberarla.

*****

   Draco estaba sentado en su asiento favorito, mirando distraídamente hacía los campos alrededor de la Mansión Malfoy. A simple vista, o estaba durmiendo con los ojos abiertos o aburrido al punto de la catatonía. En cualquier caso, no era probable que fuera a ser molestado.

   Si Draco estuviera seguro de que nadie lo vería, en aquel momento estaría caminando en círculos por el cuarto con furia total. Se imaginaba a si mismo furioso, la expresión revelando aún más amargura que el Perfecto Potter podía crear en él. No, esperen, eso se vería casi feo. Mejor usar la expresión de enojo bien justificado con ojos fríos y brillantes.

   "¡Tres semanas!" Soltaría. "¡Tres malditas semanas!" Con la segunda palabra, llegaría al final de su recorrido y daría un giro agudo sobre sus talones, sus elegantes túnicas flotando suaves en su caminar. "Debió de aceptar la realidad la primera noche." Añadiría agriamente mientras continuaba caminando. "¡Después de que el bastardo lo hechizo con Crucio-! ¡Crucio! ¡En Él! ¡En su propia casa!"

   "¡Pero no!" Gritaría. "¡Tres semanas y se esta poniendo peor! Cada día obedece a cada deseo del hombre, se arrodilla a sus pies y le lame las botas, ¿Y para que? ¿Poder?  ¿Qué clase de poder es ese, chillarle a alguien quien sigue logrando que le patee el trasero un mocoso Gryffindor parte-Muggle?"

   Romper algo en ese punto sería un buen toque. El jarrón en el fondo, talvez. A su padre le gustaba. Podría arrojarlo a través de las ventanas altas que iban del suelo al techo, hacer un buen y alto sonido de colisión. Talvez le caería a un elfo domestico. O a su padre. Era lo mismo, considerando como Voldemort hacía a Lucius comportarse.

   "Maldito elfo domestico." Draco siseó.

*****

   Harry se sentaba en los peldaños de la puerta frontal. Los Dursley habían oído que los Weasley vendrían aquel día (vía transporte Muggle, por suerte) y se habían retirado a la cocina a esperar que el impacto pasara sin que Dudley se quejara de que tenía hambre. Se estaba volviendo crecientemente incómodo, la manera en que su hostilidad llegaba desde la cocina.

   A las cinco pasadas las cinco, un sedán azul se detuvo frente a la casa. Harry se levantó rápidamente, casi golpeándose con la puerta tras de él con la emoción.

   "Harry, apreciado muchacho, es tan bueno verte de nuevo." Percy Weasley le dijo arrogantemente. Harry le dio un vistazo al auto. "¿Espero que hayas tenido un verano placentero? Claro que lo has tenido." Parece que solo era Percy. Harry pareció desinflarse un popo; tenía las esperanzas de que Ron viniera también a llevarlo. Y estar atrapado con Percy todo el camino hacia Devon, pues... al menos Percy no era los Dursley.

   "Trae tu baúl, Harry." Percy mandó sin necesidad. "A sido un terriblemente pesado verano en el ministerio, ¿sabes?" Continuó. Harry se volteó sin decir palabra para entrar a la casa, sacando lo que estaba junto a la puerta para colocar sus cosas en el auto. Escuchó solo algunas frases. "simplemente imposible.... espectáculo de si misma... muy insistente.... muy de acuerdo con el Ministro... el estrés del Torneo, sin embargo, debo decir... persistió... tan duro para mantener desconectado... no podemos dejar que una chimenea Muggle este permanentemente conectada a la red mágica, ¿verdad?"

   "¿Qué? No, por supuesto que no, Percy." Dijo Harry, cerrando la puerta principal de la casa de sus tíos. El hermano de Ron se había puesto peor desde la última vez que lo vio. Permitió a Percy guiarlo al auto, colocando el cinturón mientras el pelirrojo se puso al volante y presionó un botón que leía "Encendido". "¿El auto tiene radio?"

   "Claro que no." Percy giró el volante para alinearse con el camino y manejar seguramente por él. "Y no vuela, tampoco."

   "¡Eso fue hace tres años!" Protestó Harry mientras de algún modo pasaban a través de el trafico de la hora pico.

   "Si, casi lo suficiente para que el Ministerio se recupere de ese fiasco." Harry podría haber tomado eso como una broma de cualquier otro hijo Weasley, pero por la mirada de Percy, este era completamente serio con respecto al asunto. Otro giro los llevó a el Dorset de Surrey, saltándose el país de por medio.

   "¿Cómo haces eso?" Harry preguntó. La varita de Percy aún estaba segura en sus túnicas, y no había echo nada mágico que Harry notara.

   Percy lo miró extrañamente. "Magia, por supuesto."

   "No, me refiero... no importa." El resto del camino se fue en silencio.

*****

   "¡Oh, cariño! ¡Es tan bueno verte de nuevo! ¿Cómo te han tratado los Muggles? Y después de lo del último año, también... vamos, vamos, entra, tengo un delicioso dulce de azúcar que acabo de hacer. Percy, se tan gentil de llevar sus cosas en el cuarto de Ron."

   Nada se ponía en el camino de el huracán Molly. Llevó a Harry a la cocina para atrapar a uno de los gemelos con el dulce. "¡No! ¡Nada para ti, George!"

   "¡Soy Fred!"

   "Fred, entonces, y aún nada para ti. Arruinaras tu cena." Molly le quitó le plato y se lo ofreció a Harry. "Toma un poco, cariño, estas demasiado delgado."

   "¡Mama--!" Molly le disparó a Fred una mirada fulminante. "Er... Come un poco, Harry."

   Harry tomo un par de pedazos, y, bajo la mirada estricta de Molly, unos cuantos más. "Gracias, Sra. Weasley." Tomó una pequeña mordida. "Esta muy rico. Eh..."

   "Por supuesto, quieres ver a Ron. Esta arriba."

   Harry le hizo un gesto a Fred para que lo siguiera y se dirigió a las escaleras, dándole un par de los pedazos a el gemelo. Fred las devolvió de inmediato.

   "Gracias pero no gracias, Harry, Fred ya tiene la mitad de los dulces." Sonrió picaronamente a la mirada de confusión de Harry. "Solo molestaba a Mamá, soy George."

   Fred-er, George-le guiño un ojo y se escapo a el cuarto que compartía con su gemelo. Se dirigió Harry al cuarto de Ron, para encontrar a su amigo empujando el baúl de Harry bajo la cama para que no hiciera bulto. "¿Ron?"

   "¡Harry!"

*****

   Kurama dio un último golpecito con su trapo manchado de aceite, y se sentó erguido para admirar su trabajo. Nadie nunca había culpado al kitsune de ser modesto, pero su persona humana, Shuiichi, que de algún modo se había vuelto parte de Kurama también, no estaba acostumbrado a las felicitaciones personales. Pero incluso Shuiichi estaba presumiendo sobre esto.

   Ciertamente no era un experto en varitas Occidentales humanas, pero podía sentir la fuerza y claridad del poder que había creado-literalmente creado, ya que los rituales de purificación de el último mes y el periodo entre entonces y ahora habían limpiado su firma personal de la magia. Era ahora un desenfocado, pero no genérico, potencial. Ausentemente frotando el aún-separado mango en su mano, se resistió a la falta de necesidad por la varita de infante mientras esperaba a que el sol alcanzara su cenit. Casi.... Casi...

   La varita soltaba olas de poder, y Kurama se movía, tomando la vara y girando la manija de agarre en sus manos. "¡Rarus!" Llamó, presionando la resplandeciente varita contra la base del mango, donde pareció atorarse antes de deslizarse dentro unos centímetros y fundiéndose. El sentimiento de poder se liberó con una bofetada casi física, y aún cuando Kurama lo esperaba por lo que decían las notas de su padre, no pudo evitar tirar la varita. Yació inerte en el pasto mientras Kurama cuidadosamente extendió sus sentidos, moviendo su mano sobre la varita, sin tocarla.

   Nada. El poder había sido correctamente contenido. ~Se ve tan simple,~ una parte de su mente notó, ~¡pero el poder...!~ Cuidadosamente colocó todo lo que pertenecía a la caja de su padre de regreso, entonces se levantó y dio unos golpecitos a el escudo mágico que rodeaba a el claro del bosque. "Terminé." La barrera se disipó con un suave toque de violeta. Mientras Kurama dejaba el lugar, Hiei apareció para caminar junto a él.

   "Gracias por ayudarme con el escudo, Hiei."

   El hombre más bajo miró desdeñosamente a la varita en las manos de Kurama, ignorando las costumbres en los saludos humanos. "¿Ya esta acabado?"

   "Si."

   "Hn."

*****

   Lo primero que notó Harry fue el olor, la espesa peste de cosas pudriéndose y cosas de pantano. Lo pegajoso se adhería bien a las rocas medio-sumergidas y a los árboles muertos, expandiéndose hacia fuera en un engañoso tapete sólido sobre la sucia, quieta agua. En algún lugar cercano, una voz profunda llamaba ásperamente. Él la siguió, haciendo una cara de disgusto cuando lo mucoso parecía pegársele a los pies.

   Cortamente, luchó contra un charco de lodo oscuro y espeso hasta la base de una masiva piedra labrada, muchas veces más alta que la talla de Harry y muy larga debido a que estaba tumbada de lado. Harry miró por encima de la roca, aferrándose al borde para no resbalar en el lodo, antes de agacharse rápidamente. CONOCÍA esa cara, incluso aunque estuviera siendo iluminada por la luz púrpura, e incluso aunque no había obtenido una buena vista de la cara, la mano del segundo hombre brillaba como el metal.

   "Consíguela." Voldemort ordenó. Pettigrew lloriqueó, pero se movió en la dirección de Harry. Este último se congeló, tratando de encontrar el familiar peso de su varita en algún sitio de su cuerpo, pero no podía sentir nada que no fuera delgada tela. Sus lentes tampoco estaba. Espera-- ¿Cómo podía ver sin esos?

   En el otro lado de la piedra, el sonido de los movimientos de Pettigrew cambiaron, como si se hubiera detenido, y empezó a alejarse. Un pequeño y fingido relinchido y Harry instintivamente miraba por encima de la roca, para ver a Pettigrew guiando a un potrillo dorado con un cuerno en su frente hacía su Amo. Voldemort sacó un cuchillo de su manga.

   "¡NO!" Harry saltó sobre la roca, o al menos trató. Se estrelló contra algo de camino a su objetivo que hizo que su cicatriz comenzara a arder como si estuviera a fuego vivo. El paisaje se volvió borroso y oscuro al Harry caer de espaldas, manos fijas en su frente.

   El grito de el unicornio se parecía extrañamente al de su madre.

*****

   "¡Harry? ¡¡HARRY!! ¡Despierta!" Los ojos de Harry se abrieron rápidamente, y se aferró a los brazos de Ron. "¡OW! ¡Harry!"

   "¿Ron?"

   "¡Ya era tiempo! ¡He estado intentando despertarte por diez minutos!" Ron se zafó de Harry, haciendo que el chico mostrara una mueca de dolor al caer la luz de la mañana en su rostro. "Estabas gritando." Añadió más suavemente, viendo a Harry cubrir su rostro con sus manos y gemir. "¿Fue...?"

   "Malo."

   "¿Pesadilla?"

   "Quisiera."

   "Oh."

   "Necesito una ducha." Murmuró Harry, enderezándose. Justo con igual velocidad regresó a su posición anterior. "Okay...  eso fue algo rápido."

   "Harry, estas tan blanco como Peeves. ¡Quédate acostado, tonto! Creo que iré por Mamá..."

   "¡No!" Harry se propulso hacia arriba con sus nudillos. "Solo se preocupará. No es nada. Estaré bien."

   Ron lo miró dudoso mientras Harry se levantaba de la cama por si mismo. "Bien... de acuerdo, Harry, pero te vez horrible."

   "Ojala me sintiera así de bien." Harry masculló, dirigiéndose al baño escaleras abajo. Sentía como si la cosa pegajosa del sueño aún estuviera encima de él, como en la pesadilla. Pesadilla. Pero juzgando por su dolor de cabeza, había sido una visión. Tembló, puso el agua casi ardiendo, y se talló fervientemente la piel. Merlín, rogaba por que no fuera una visión.  El potrillo murió... de repente, recordó a Firenze, y su detención en el Bosque Prohibido del primer año, cuando Quirrel había estado bebiendo sangre de unicornio para Voldemort.

   "Es un horrible crímen, el matar a un unicornio." El centauro le había dicho entonces, al llevarlo de regreso a la escuela. "Solo aquel que no tiene nada que perder, y todo que ganar, cometería tal crimen."

   Pero Voldemort estaba con vida. No necesitaba beberla. ¿qué demonios estaba haciendo con la sangre, entonces?

*****

   "¿Qué son estos?" Kuwabara preguntó.

   "Encantamientos." Genkai respondió. "Ninguno de ustedes tiene la ventaja de hablar Inglés fluido."

   "¡Oh--!" Keiko Jadeó. Abrió la pequeña caja para encontrar un par de aretes de oro perno. Mirandó a la caja que Yuusuke tenía, vio un único arete idéntico. "¡Maestra Genkai, estos son demasiado!"

   "Tonterías. Son objetos de uso normal para las chicas-parca."

   "Genkai, mis orejas no están perforadas..." Yukina murmuró.

   "No son aretes humanos. No necesitas tener la piel perforada."

   "Hiei, te lo estas poniendo en la oreja equivocada." Kurama le dijo.

   "¿Y?"

   "Y, pensaran que eres gay." Yuusuke añadió al ponerse el arete en su lugar. "Los Occidentales son raros al respecto."

   "Los humanos son ‘raros' sobre ‘eso'." Hiei gruñó.

   "No se supone que digamos cosas así, Hiei." Botán le recordó. "Todos aquí somos humanos. ¿Correcto?"

   "Si, Hiei. Piensa humano."

   La mirada fulminante de Hiei se dirigió a Kurama.

   "Hablando de pensar humano," Keiko comenzó. "Como vamos a explicar... bueno..." Sus ojos fueron hacia Hiei.

   "Estoy seguro que nadie sospechara que Hiei es nada más que un humano, Keiko." Kurama le aseguró apaciblemente.

   "Yo no.... Yo se eso. Lo que quería decir es que, considerando todo, ¿esto es una escuela humana, cierto?" Genkai asintió con aprobación, y Keiko continuó. "Bueno... los humanos de preparatoria y secundaria son bastante chismosos. No creerían algunos de los rumores que se crearon cuando Yuusuke regresó... de cualquier modo, estoy muy preocupada por Yukina."

   Los ojos rojos de Hiei se voltearon hacia Keiko. Yukina movió su cabeza inocentemente con confusión.

   "¿Yo?"

   "La mayor parte de las personas no entenderán como son tú y Hiei. Es obvio que se preocupan mucho el uno por el otro," Hiei le dio una mirada cautelosa y casi sádica por el comentario. "pero no entenderán que no es romántico. Y con Kuwabara... me preocupa tu reputación."

   "Podría llevarnos a más líos de los necesarios." Kurama añadió. "Si los otros estudiantes creen que Yukina esta en un triangulo amoroso con Kuwabara y Hiei-- por favor no me miren así, no intento empezar una pelea-estarán menos inclinados a confiar en ella, y tendrá problemas haciendo su parte en esta infiltración. Y sin mencionar lo que los chicos intentaran si creen que ella es..." Divagó a propósito, dejando que el resto del Tantei asumiera el resto, y miró a Hiei en modo de advertencia, ya que el pequeño literalmente humeaba por las implicaciones.

   "Eso es fácil de arreglar." Yuusuke dijo cómodamente. "Diremos que son familia." Le dio a Hiei una mirada especulativa, pretendiendo no notar que el demonio de fuego se veía lívido, casi incapaz de detenerse a si mismo para no atacar a Yuusuke. "¿Cómo...hm.... les suena ‘hermano'?"

   "¡Yuusuke!" Varios gritaron ante su audacia. Genkai fulminó a Kuwabara con la mirada para que se callara. Kurama colocaba una mano relajante y previsora en el hombro de Hiei. El demonio de fuego carecía de color en el rostro, y cuidadosamente evitaba la mirada de Yukina. Silencio tenso reinó por muchos segundos mientras el grupo le permitía a Yukina procesar la idea.

   "Hiei sería un maravilloso hermano..." Yukina divagó.

   "¿Pero...?" Keiko le animó a continuar.

   Yukina miró a Hiei. "No serás capaz de buscarlo. Mientras estemos en Inglaterra." Murmuró. No necesitaban oír sobre quien se refería. Hiei había estado buscando al hermano gemelo de la chica desde que Yukina había descubierto que tenía uno, meses atrás.

   Hiei se alteró ligeramente. "Mis contactos aún podrán contactarme." Dijo, mascullando. "No puedo buscar personalmente con las barreras del Reikai en el camino."

   "¿Entonces serías mi hermano en la misión?" Preguntó dulcemente. "¿Por favor?"

   "Yo..." Hiei observo de manera horrible a Yuusuke por unos momentos. Su comentario y la petición de Yukina lo colocaban en una posición difícil-una de la cual no se podría escapar sin lastimar los sentimientos de Yukina. Y eso era algo que categóricamente se negaba a hacer.

   "No creo ser bueno como hermano." Murmuró. "Pero si quieres, lo intentaré."

*****

   Harry cerró el agua amargamente y salió de la ducha. El agua caliente no logró hacer nada con su dolor de cabeza, pero al menos no se sentía cubierto en una sustancia pegajosa como antes. "Solspec." Murmuró, golpeando suavemente el armazón de sus anteojos (un par mágico que Sirius incluyó con sus regalos; tenían varios encantamientos de fábrica, incluyendo auto-enfoque, Impervius para toda ocasión, y este encantamiento Solspec para lentes de sol). Se obscurecieron obedientemente, y se los puso. Ayudó solo un poco. Dejó el baño solo para ser casi arrollado por los gemelos mientras bajaban velozmente a desayunar.

   "¡Buenos días, Harry!" El que iba al frente llamó fuertemente, haciendo a Harry gemir.

   "¿Qué rayos te bebiste anoche, Harry?" El otro preguntó, más calladamente. "Mamá se pondrá histérica."

   "¿Beber?"

   "Hombre, esa debe ser una buena resaca, si no recuerdas haberte embriagado." Harry decidió que este debía de ser George. "Ven, tenemos algo de poción PepperUp en la habitación."

   "No tengo resaca." Harry masculló.

   Fred empujó los lentes de Harry arriba y fuera del camino, haciendo a Harry gemir de nuevo. "Perdón." Suavemente colocó los anteojos de regreso. "No tiene resaca, George." George miró a Fred, Fred miró a George, y de pronto agarraron a Harry por los brazos y lo halaron escaleras abajo..

   "¡Que demo--!"

   "Mamá te tratará como un minino recién nacido. Al menos si estas abajo, te pondrá en un sillón en lugar de una cama."

   "Y tendrás la oportunidad de comer algo aparte de sopa de pollo."

   "Y de ver a alguien que no sea ella, porque no puede poner el cuarto principal en cuarentena."

   "Yo NO-"

   "¡MAMÁ!" Fred gritó, la mano de George tapando la oreja de Harry una fracción de segundo antes de que Fred gritara en su oreja. "¡Harry esta enfermo!" Lo sentaron a la mesa de la cocina, apartándose cuando el huracán Molly se abalanzó sobre él.

   "Solo MÍRATE ¿Qué crees que haces fuera de la cama cuando estas así? ¿Qué estaban pensando, trayéndolo a Harry aquí abajo en su condición?"

   "Ya estaba levantado, Mamá-"

   "No estoy enfermo."

   "Ciertamente no eres la imagen de la salud, Harry cielo. Fred, vé que tenemos en el botiquín, se que tengo las recetas para la sopa de pollo. George, ve a traer Aflicciones Infantiles y las Pociones para Curarlas." Los gemelos le dieron una mirada suplicante que pedía perdon cuando sus predicciones se volvieron realidad. Ron tuvo la mala suerte de entrar justo entonces a la cocina. "¡RONALD WEASLEY! ¡Como te atreves a no decirme inmediatamente! ¡Deberías ser más responsable! Ve a revisar en el gabinete de pociones a ver que tenemos."

   "NO estoy enfermo!" Harry protestó de nuevo.

   "Silencio, cariño." Miró hacia arriba cuando el correo de la mañana arribó. "No ahora-oh, solo déjalas en la mesa." Hedwig ululó en ofensa. "Para con eso, Harry esta enfermo."

   "¡NO estoy enfermo! ¡Es solo Voldemort!" Finalmente chilló de la frustración. El barullo resultante-Ron saltando de sorpresa contra el gabinete de pociones y rápidamente evitando que cayese, George tirando el libro, y una colisión en el botiquín en el que Fred buscaba-fue casi ignorado mientras Molly lo atrapaba en un sorprendentemente potente abrazo.

   "¡Oh, Harry!" Jadeó, consternada. "Eso es, voy a hablar con Dumbledore, ¡Y ni siquiera pienses en persuadirme de ello, Harry Potter!"

   "No hay nada que pueda hacer." Dijo Harry de todos modos.

   "¿Qué te acabo de decir?"

   "Pero no se que esta haciendo. Pudo haber sido un sueño solamente. No sería justo molestar al profesor Dumbledore con un sueño."

   "HARRY. Podría ser nada, pero podría ser algo. Ven conmigo, iremos al fuego y le diremos a Dumbledore exactamente lo que viste. Fred, George, vayan a poner el sillón frente a la chimenea." Molly colocó a Harry en la silla, prendió el fuego con un toque de la varita, y tiró un manojo de polvo a las flamas. "Profesor Dumbledore, por favor." Tomó las cartas de la mesa y las revisó, dejando una en el regazo de Harry mientras la cara de Dumbledore aparecía en el fuego.

   Harry lentamente abrió la carta mientras Dumbledore y Molly intercambiaban saludos, ojos abriéndose como platos al sacar la carta dentro y una brillante placa de prefecto calló a sus piernas. Miró a Dumbledore con sorpresa . La cara de el viejo mago se volvió hacia él, ojos gentiles.

   "Bien, Harry, oí que tuviste una noche difícil."

   "Profesor... Yo.... ¿Qué...?" Harry aún no quería procesarlo, y levantó la placa en silenciosa acusación.

   "Bien, Harry, eres un prefecto. Creí que reconocerías la placa."

   Harry reconoció el tono en la voz de el Director. Decía ‘es la forma en que las cosas son, se feliz, y, aunque puedes preguntar muchas cosas, no las responderé de un modo que tenga significado'. Suspiró. "Si, Profesor."

   "Dumbledore, no es por ser ruda, pero ¿podríamos hacer esto corto? Harry no esta en condición de salir de la cama."

   "Estoy bien, Sra. Weasley."

   "No, cariño, no lo estas."

   "Harry." Dumbledore llamó para llamar su atención. "Molly esta en lo correcto. Si no te importa, por favor dime que sucedió."

   Y Harry contó el sueño, desde cuando apareció en el pantano, a tratar de salvar al unicornio sólo para golpear la barrera.

   "Y no ví que paso entonces. Creo que estaba despertando." Se detuvo un momento. "Pero lo oí gritar." Quisiera no haberlo escuchado.

   "Ya veo." Dumbledore murmuró. "Gracias, Harry. Esto ha sido iluminador."

   "¿Señor?"

   "Deja que Molly te vea, Harry. El peor de los efectos de la barrera deben de haberse ido ya, pero permanecerás dentro de casa el resto del día.. Molly, si no esta mejor para mañana, llama a Madame Pomfrey."

   "Si, Dumbledore."

*****

   "¿Están todos?"  Genkai cuestionó.

   Yuusuke miró alrededor. "No."

   "Hiei esta en el árbol." Kurama lo corrigió.

   "Oh."

   "¿Todos tienen sus baúles? Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete..." Los ojos de Genkai se cerraron un poco.  "¿Hiei, y tus cosas?"

   "En el baúl de Kurama."

   "Te conseguiremos uno en Londres." Genkai ignoró  la mirada desagradable del demonio. "¿Todos tienen sus encantamientos de lenguaje?"

   "Si." Todos dijeron. Excepto por Hiei, quien fulminó con la mirada al grupo por pensar que se le olvidaría.

   "¿Han usado todos el baño?"

   "Muy gracioso, Genkai."

   "Entonces junten los baúles. ¿Botán?

   "¡Yup!" Botán manifestó su remo y se subió a él. "¿Todos listos? ¡Nos vamos!"

   El grupo se desvaneció.

**Continuará**

Notas finales:

Comentarios apreciados.

Ayuda a agilizar la traducción.


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