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La Mejor Defensa por Charmeine

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Notas del capitulo:   Gracias por los reviews. =3

   Citando a JoIsBishMyoga: "Ningún personaje de YYH fue dañado en la fabricación de este capítulo. Ningún personaje de HP fue lastimado en la fabricación de este capítulo. Ninguna musa-zorro fue lastimada en la fabricación de este capítulo. Malvadas musas-gato reales y sus autores, sin embargo, son una historia completamente diferente..."

Capítulo 6
Callejón Diagon
Parte I

   La cámara de seguridad avanzaba lentamente de una esquina de el pasillo de concreto a la otra, y de regreso. Este pasillo casi nunca se usaba, aunque tenia varios pares de salas de espera al final de un lado del pasillo, así que el guardia había ganado el habito de nunca revisar el monitor que daba a aquel pasillo. Así que cuando siete baúles y ocho personas -la mayoría sentados junto a sus baúles jugando a las cartas, aunque una estaba flotando varios pies sobre el piso- aparecieron de la nada, ni siquiera lo notó.

   Genkai miró alrededor, y luego soltó una bocanada de humo hacia el remo. "¿Dónde estamos?"

   "La Estación King's Cross, en Londres." Botán respondió, saltando de su remo y haciéndolo desaparecer. Como un pensamiento posterior, añadió, "Y el tiempo local es 10 am."

   "¡¿Diez?!" Kuwabara chilló. "¡No nos fuimos hasta las cuatro de la tarde!"

   "Tomamos un viaje de tres horas a través de nueve husos horarios." Botán le dijo. "Hacia atrás."

   "Espero que todos hayan tomado una buena siesta antes de irnos, como les dije." Genkai añadió. "Tenemos un largo día por delante." Dijo mordazmente.

   Kuwabara prontamente levantó su baúl hasta su hombro, luego tomó el de Yukina también. Yuusuke agarró el suyo y el de Keiko también. Kurama le dio una mirada a los tres baúles restantes, entonces a Hiei, quien tenía una mirada fácilmente interpretable como ‘deja que carguen su propia mierda'. Kurama giró hacia Genkai y dio una pequeña reverencia. "¿Maestra Genkai, podría encoger esos?"

   Genkai asintió, sus ojos sobre Yuusuke y Kuwabara. "Por supuesto." El par alejó la mirada penosamente. "¿Podrían sostener esos dos frente a ustedes? Se que no querrían que el hechizo golpeara al blanco equivocado." Casi tiraron los baúles en su apuro por meter algo en el camino entre Genkai y ellos. Limpiamente redujo los baúles al tamaño de billeteras uno a la vez, después se los dio a sus respectivos dueños, y los guió fuera del corredor a la estación.

   "¿Maestra Genkai, a dónde vamos?" Keiko preguntó, después de caminar un par de bloques.

   "Ahí." Apunto a un pequeño, sucio establecimiento en medio de dos edificios más grandes y modernos. Ninguno de los peatones parecía notar que eso estaba ahí. "El Caldero Chorreante."

   "Bonito lugar." Kuwabara murmuró, obviamente no siendo sincero.

   "Ignoren la fachada, es la entrada a el lugar más mágico de Londres, sin contar algunos de los monumentos." Genkai le dijo. "Buena magia y mala. Estas viendo la mala. Concéntrate."

   "Lo siento, Genkai." Entraron al establecimiento para llegar a un modesto, pero limpio bar. Genkai los guió a través de este, ignorando a un grupo de gente mayor en túnicas y capas, y a un pequeño patio trasero sin nada excepto un bote de basura. Los adolescentes la miraron dudosos.

   "¿Y, dónde esta la magia?" Yuusuke preguntó.

   "Paciencia, Yuusuke." Genkai sacó su varita y miró al muro de ladrillos. "Tres arriba, dos cruzados..." Contó, dando golpecitos a los ladrillos. Los adolescentes se sobresaltaron, mientras el pequeño espacio era llenado por el fuerte sonido de piedra contra piedra, como tallándose una contra la otra. Eficientemente los ladrillos se movieron, imposiblemente, y se doblaron sobre si mismos, volviéndose un umbral que los guiaba a una estrecha calle llena de gente.

   "Es como mirar hacia el Makai..." Jadeó Yukina.

   "Es más como ver al siglo XIV." Kurama dijo.

   "Bienvenidos a el Callejón Diagon.

   "¿Has estado aquí antes?" Preguntó Keiko.

   Genkai asintió ágilmente. "Hace muchos años." Miró alrededor, sonriendo suavemente. "No ha cambiado nada." Rápidamente comenzó a señalarles las tiendas en las que encontrarían los libros, sus túnicas, los calderos, y lechuzas si deseaban una.

   "¡Genkai, mira, escobas!" Botán chilló de emoción.

   "Después, Botán."

   Botán no le prestó atención, torciendo el cuello para ver por encima de el montón de niños arremolinados frente a la ventana del mostrador. "¡Ohhh, que belleza!"

   "Es la nueva Saeta de Fuego Millenium." Un niño le dijo. Parecía no ser mayor de nueve años. "Llegaron el último mes. Buen manejo, ramas de árbol de plata, todas escogidas a mano para una optima aerodinámica y fricción mínima..."

   "¿De veras? ¡Wow!" Ante el suspiro de advertencia de Genkai, Yuusuke y Kurama voltearon, agarraron a Botán por los brazos, y se la llevaron con ellos a la tienda. "¡Dime después!" Llamó al niño. "Genkai-" Se quejó, cuando llegaron con el grupo de nuevo.

   "Primero al banco. Luego a los útiles escolares. Luego pueden satisfacer su curiosidad." Entró en el edificio masivo echo de marfil, simplemente siendo el lugar más grande de toda la calle, y obligo a los adolescentes a seguirla dentro. "Gringott's. El banco de los magos."

   "Llevado por duendes, por lo que veo." Kurama murmuró.

   "Los duendes no son exclusivos de el Makai." Genkai respondió. "Y que no se les ocurra nada chistoso." Dijo, más suavemente, a Hiei y a Kurama. "Las bóvedas están en el subsuelo, protegidas por hechizos y dragones, y ninguna tiene las cosas brillantes e interesantes que se encuentran en el Makai. Casi todo es simple dinero."

   "Aburrido." Gruñó Hiei.

   "No sería un reto." Kurama, conforme, comentó.

   Genkai los observó por un largo rato, decidió que realmente no tenían interés en el asunto, y le dio al resto del grupo una mirada fulminante de advertencia. "Quédense aquí. No causen líos." Fue a hablar con uno de los duendes, y cortamente fue guiada hacía otro sitio.

   "No causen líos. ¿A quién cree que le esta hablando?"

   "A ti, Yuusuke." Botán le espetó. "Y a Kuwabara y a Hiei."

   "Yo, el gran Kazuma Kuwabara, no iría tan bajo como para pelearme con un pequeño enano como él."

   "¿Cómo acabas de intentar?" Preguntó Keiko dulcemente.

   "Er..."

   "Se feliz de que esta muy ocupado mirando feo a los banqueros para molestarse contigo."

   "¿Oniisan?" Yukina llamó suavemente. Hiei se tensó por un momento, aún sin acostumbrarse a el apodo. "¿Qué pasa?"

   Indicó hacia los banqueros enanos con su cabeza. "Nos están viendo."

   "¿Se supone que lo hagan, o no?"

   "Si... pero no me gusta."

   "No tiene que gustarte, Oniisan."

   Hiei gruñó, ojos aún enfocados en los duendes.

   Cerca, Yuusuke le hacía caras a un particularmente atento, amargado, viejo duende.

   Genkai regresó, con su cabello revuelto, como si hubiera estado en una montaña rusa, y cargando varios pequeños sacos. Los repartió por el grupo, quedándose con el más grane. "Dinero para el Semestre." Dijo simplemente. "Ahorren y distribúyanlo bien, no les daré más hasta Diciembre."

   Yuusuke sacó algunas de las monedas, mirándolas fisgonamente. "Raro..."

   "Las de cobre son Knuts, las de plata Sickles, y las de oro son Galeones. Veintinueve Knuts son un Sickle, diecisiete Sickles son un Galeón, simple."

   "Simple, dice..." Yuusuke murmuró. Kuwabara ya se veía perplejo por las matemáticas del asunto.

   "Si, muy simple. Solo no compren algo que no les alcanza." Los guió de regreso a la calle. "Y confirmen conmigo antes de hacer cualquier gasto extravagante. Como escobar." Le dio a Botán una Mirada mientras caminaban. "Solo los jugadores de Quidditch necesitan de esas."

   "¿Quidditch?"

   "Un deporte popular. Es como básquetbol en escobas, solo con balas de cañón persiguiendo a los jugadores."

   Los ojos de Yuusuke brillaron. "¡Genial!"

   "Lo primero es lo primero, Yuusuke. Aprenderás sobre el Quidditch pronto. Justo ahora, necesitan varitas." Se detuvo en la última tienda de la calle. Un pequeño signo sobre la puerta leía, en letras grandes y doradas, Ollivanders: Haciendo las Mejores Varitas desde 382 A.C. Una suave campanilla sonó cuando se empujó la puerta, para que el grupo entero y Genkai pudieran entrar a ocupar gran parte del espacio en la pequeña tienda. Solo había una estancia chica al frente de la tienda. El resto de el espacio lo ocupaban torres de cajas cubiertas en polvo, pasillos angostos, y más cajas que no cabían en ningún otro lugar. Kuwabara tembló.

   "Hey, Kurama, esta tienda es casi tan vieja como tu-er, Youko." Yuusuke lo molestó infantilmente, tratando de ignorar la cantidad de poder casi tangible en el cuarto.

   "Él no es tan viejo. De cualquier modo, esta tienda de seguro fue construida en el siglo XV o más tarde. No se ve Romana o medieval-"

   "¡Ah!" Una suave voz interrumpió. Varios de los muchachos saltaron de sorpresa, al mismo tiempo que un anciano con cabello despeinado pareció materializarse desde las partes más oscuras de la tienda. "Profesora Genkai. Me preguntaba cuando tendría el placer." Sus ojos extremadamente pálidos recorrieron al resto del grupo, deteniéndose en Kurama. "Y tus estudiante. Oh, cielos. Creó que tenemos un problema..."

   "¿Problema, Ollivander?" Genkai preguntó perspicazmente.

   El viejo hombre se acercó a Kurama, tomando su barbilla con sus largos y esqueléticos dedos y volteando la cabeza del pelirrojo de este modo y de aquél, respondiendo a la calmada mirada de Kurama con la suya propia. "Una incongruencia como esta... No puedo tener una varita para ti, seguro que no. Creativo, lo que hiciste, no hay duda de ello. Algo sobresaliente-increíble, imposible, algunos dirían que terrible-pero sobresaliente. Pero tiene su precio, y una parte de él es que no podré hacerte una varita."

   Kurama se sacó la varita que había echo de la manga. "¿Estará bien esta?"

   "¡Oh!" Ollivander parecía aliviado. Cautelosamente tomó la varita, examinándola. "Estilo oriental, madera de rosa, ocho pulgadas... ¿el corazón es tu propio cabello, supongo?" Kurama asintió. "Bien, bien.¿Quién te la hizo? ¿Un consanguíneo?"

    "No, yo la hice. Mí padre me dejo un equipo."

   "Aún mejor." Ollivander le regresó la varita a Kurama. "No dejes que otra gente la use. Eso es arriesgado, incluso con las varitas hechas para aquellos que tienen almas que corresponden a sus cuerpos, y la tuya no lo es. Podría decidir disparar hacia el lado equivocado si alguien más intenta usarla." Volteó hacia los otros, una cinta de medición apareciendo en su mano. "Ahora que eso está listo, busquemos las varitas para ustedes. ¿Quién va primero?"

   "Yo." Yuusuke dijo, algo violentamente, tomando un paso al frente.

   "Muéstrame tu brazo, entonces." Ollivander respondió con regocijo. Empezó a tomar medidas, de el codo al dedo, muñeca al codo, y luego en lugares más extraños como alrededor de la cabeza de Yuusuke.

   Genkai se apretujo entre los otros adolescentes para llegar con Kurama y le indicó que se inclinase. "Ya has terminado aquí." Le indicó calladamente. "Ve afuera. Hay mucha gente aquí." Le dio una mirada estricta. "Cómprate un helado o algo. Te veremos en la tienda de mascotas... no la de lechuzas, la otra. Y mantente FUERA de el Callejón Knockturn.

   Kurama asintió y se fue silenciosamente.

*****

   "Cada varita tiene el corazón de una sustancia mágica." Ollivander les informaba a los estudiantes, partiendo a buscar entre las cajas mientras la cinta de medición seguía midiendo a Yuusuke por su cuenta. "Aquí en Ollivander's," Su voz informó para llegar a la sala de estar. "usamos cabellos de unicornio, nervio de corazón de dragón, y plumas de fénix. Justo como ninguna bestia es igual a la otra, ninguna varita de Ollivander será igual a otra. Y, por supuesto, nunca obtendrás tan buen resultado con la varita de otro mago, no después de haber sido elegido por una. ¡Aquí!" Re-emergió de las repisas polvorientas con una caja y se la presentó a Yuusuke. "Roble y pluma de fénix, nueve pulgadas. ¿Y bien? Vamos, agítela."

   Yuusuke tomó la varita de la caja, mostrándose escéptico al extremo, y la movió suavemente. Las luces parpadearon, y Ollivander le quitó la varita rápidamente.

   "Haya y nervio de corazón de dragón, siete pulgadas y cuarto." Yuusuke agitó esta, y una pila de las estanterías explotó, haciendo que les llovieran cajas y polvo al grupo.

   "Definitivamente no." Ollivander tosió, alejando el polvo con una mano. "Intenta esta. Manzano y pluma de fénix, ocho pulgadas."

   "Mira, viejo-" Yuusuke empezó, moviendo la varita violentamente.  Una explosión lo hizo separarse del suelo, deteniéndolo a la mitad de su oración.

   "¡Oh, esa nunca funcionará!" Ollivander sacó la varita de las manos de Yuusuke al saltar el joven de el suelo, sin inmutarse. "¿Talvez eres cabello de unicornio, sin importar las apariencias...? Aquí, ébano y cabello de unicornio, diez pulgadas." La nueva varita salió de la mano de Yuusuke apenas Ollivander se la hubo pasado. "O no. No importa, joven hombre, ¡encontraremos la varita para ti!"

   "Incluso si hacemos a la tienda volar en pedazos en el proceso." Genkai añadió.

   "Sucede todo el tiempo." Ollivander aseguró. "Hay razones por las que mi tienda es la que esta al fondo de la calle. Aquí va, sándalo y pluma de fénix, ocho pulgadas y media. ¿Huele bien, no? Muy espiritual. Vamos, pruébela!"

   Yuusuke miró al hombre con enojo. (¿A quien le importaba como olía una varita, después de todo?) y con movimientos poco animados agitó la varita. Un baño de chispas plateadas salió de la punta de la varita, llenando el cuarto y flotando gentilmente hacia la puerta. Yuusuke parpadeó y miró la varita en su mano con sorpresa.

   "Excelente elección, joven hombre." Ollivander le aseguró. "¿Quién sigue?"

   "¡Yo!"

*****

   Kurama se volteó de la ventana, riendo suavemente, y bajó por la calle. Pobre Sr. Ollivander. Probablemente nunca había tenido a cinco estudiantes adolescentes pidiendo ser los siguientes. Bueno, cuatro lo hacían; Hiei se había alejado un poco, observando, y Kurama sabía que el demonio de fuego simplemente esperaba a que los otros se distrajeran peleando por quien iría primero, momento en el cual daría un paso al frente y se aseguraría de ser el primero.

   Miró las ventanas de las tiendas al pasar. Túnicas de segunda mano; nunca pondría un pie ahí. Una tienda de juguetes de algún tipo, el letrero en la ventana anunciando cohetes que se encendían con humedad, así que talvez sería bueno echar un vistazo cuando fuera de regreso. Kurama suprimió una mirada de desprecio hacia la tienda de animales distintos a las lechuzas. Gatos y animales por el estilo estaban todos muy bien, y las ranas y las lagartijas tenían sus usos, pero las ratas, liebres y esas cosas-fue un zorro por demasiados siglos como para considerarlas mascotas. Eran, en su opinión, el almuerzo, aunque dudaba disfrutar del sabor en este cuerpo humano suyo.

   Hablando de sabor... ¿No había Genkai sugerido un helado? La tienda estaba justo al frente. Se llevó una sorpresa al ver todos los distintos sabores, eligiendo un simple cono de vainilla con menta-que resultó ser una cremosa y blanca bola de helado de vainilla con toques de habas de vainilla y pedazos imperceptibles de hojas de menta. Y no era el sabor químico y falsamente coloreado que Kurama había aprendido a esperar en el mundo humano, sino la vainilla real, suficiente de la clorofila y jugos de la hoja para registrarse en su ki.

   Nota a mi mismo, pensó, comprarle un cono a Hiei después.

   Continuó su camino, observando las tiendas y comiendo su helado en una forma talvez veloz y algo imprudente. Un grupo de canicas de oro sólido le llamó la atención, hasta que vio una de las esferas lanzándole tinta a la cara de un cliente. Un brillo dentro de la misma tienda lo hizo ir en esa dirección, hasta hallarse parado frente a una estantería que mostraba un set de ajedrez echo de piedra brillante negra y resplandeciente cristal. Era bonito, y sin duda costoso -sin mencionar sobre-valorado y fácilmente hurtado; su lado Youko ya había evaluado el precio real y ofrecido diez formas distintas de robarlo en cuestión de segundos-pero no le interesaba mucho. Volteó para ver el resto de la tienda.

   Finalmente, paró justo frente a un juego de té de estilo Occidental-le llamó la atención por las encantadoras rosas en el diseño pintadas delicadamente al lado de cada pieza. El letrero frente a el equipo decía que era un ‘Juego de Te Siempre Caliente', y Kurama pensó que sería algo que su madre apreciaría. Llamó al encargado.

   "¿Señor? ¿Cuánto por un juego?" La respuesta estaba, de hecho, bastante cerca de el valor que el kitsune le dio, después de añadir el dinero para la ganancia por parte de la empresa, pero le costaría a Kurama gran parte de la libertad de gastos que Genkai les dio. Oh, bien. No necesitaba permiso para comprar--¿qué compraban los estudiantes estos días? Dulces, manga, posters, aunque podría ser algo distinto en este país. ¿Los Ingleses tenían manga? Oh, cielos... sería difícil aprender a encajar aquí-

   "¡Hola, Susan!" Kurama saltó cuando un chico habló por su espalda y a su izquierda. El hablador se movió para pararse junto a él y le echó un vistazo al juego de té. "Estos son muy buenos." La voz remarcó. "La madre de Ron tiene un juego. Espero que tengan uno con un diseño menos afeminado, para que pueda dárselo al Pro-un viejo amigo de mis padres." Kurama notó con desconcierto que el chico le hablaba a él. Lo miró de arriba abajo, evaluando al chico que aún le hablaba sin darse cuenta de nada.

   Salvaje y desaliñado cabello negro, mechones cayendo al azar sobre una cicatriz descolorida y anteojos gruesos. Kurama no pudo decir de que color eran los ojos tras esos anteojos. Piel pálida-parecía que el chico no salía muy seguido al sol, y que no se alimentaba bien tampoco, pero Kurama no podía ignorar las ropas usadas y excesivamente grandes que el chico usaba. Más bajo que Kurama, aunque el zorro estaba por debajo del promedio comparado col los adolescentes Occidentales modernos, y Kurama adivinó que talvez sería un año menor también. Varias bolsas con paquetes y un bolsillo notablemente lleno de monedas--¿Huh? ¡Pero el resto del chico decía que era pobre!

   "Bebe mucho té." El chico continuó. "porque le da frío facilmen-" finalmente volteó-oh, ojos verdes-justo hacia la cara del sorprendido Kurama. "¡OH! Cielos, yo-yo creí que eras uno de mis compañeros." Se ruborizó ligeramente. "Lo siento, um..."

   "Esta bien." Kurama le dijo, atrapando al chico por la manga antes de que pudiera irse, como pretendía. Esto podría serle de ayuda... er, con un poco de trabajo, pensó, mientras el chico se volvía aún más rojo y alejaba la mirada. Amablemente lo dejó ir, dejando su mano en el aire, ofreciendo un apretón de manos. "Soy Kurama." Le dijo, sonrisa brillando en su rostro.

   "¿Kur...?"

   "-ama. Si. Mina- no, ah, Kurama Minamino." Tomaría un rato acostumbrarse a decir su nombre al revés.

   "Harry Potter."

*****

   Hoy era el último día posible en el que podrían obtener sus útiles escolares. La Sra. Weasley lo pospuso varias veces después del incidente de Harry y su cicatriz, ya que no se había recuperado totalmente hasta la madrugada siguiente. Harry supuso que era por haber pasado varias horas despierto, incapaz de convencerse de que realmente no iba a tener otra pesadilla con Voldemort al momento de cerrar los ojos, pero Molly llamó a Madame Pomfrey a la chimenea de todas formas. La enfermera estricta de Hogwarts había ordenado que reposara, por al menos unos cuantos días, y añadió que debería ser contactada de inmediato si el chico tenía otra pesadilla. Con una condena tan oficial, Harry fue dejado en la cama por un tiempo ridículamente largo. Había sido una experiencia  fatigosa, para decirlo suavemente.

   Pero finalmente-FINALMENTE-la Sra. Weasley había cedido, y hoy los estaba llevando a él, Ron, los gemelos, y Ginny a Londres. Se quedarían por una noche en el Caldero Chorreante y se irían en el tren al día siguiente.

   "Estaré bien atrás." Harry le decía a la Sra. Weasley. "Ginny debería sentarse al frente." Si recibía más tratamiento especial, se volvería loco. Metió su baúl en la cajuela del auto en el que Percy había ido a buscarlo-no era un auto del Ministerio después de todo, pero Molly había sido más observadora mientras el Sr. Weasley arreglaba este, lo que explicaba la inhabilidad para volar o volverse invisible-y lo cerró. Las dos jaulas de las lechuzas fueron a los asientos traseros, los cuatro chicos entrando seguidamente, y se fueron.

   El viaje fue relativamente calmado, si ignoraban los árboles, casas y suburbios enteros que saltaban fuera de lugar, y fue menos de una hora antes que la Sra. Weasley parqueara el auto en un espació que convenientemente apareció justo al frente de el Caldero Chorreante. Los guió al bar, los chicos Weasley cargados con los baúles y Harry con las jaulas, y colocaron todo junto a las escaleras.

   "Ahora, voy a arreglar nuestros cuartos, y a comprarle a Ginny túnicas nuevas." Les informó. "Ustedes chicos adelántense, los veré en Flourish & Blott's a las, hm, a la una en punto." Eso les daba casi dos horas libres. "Nada de travesuras. Nada de peleas." Sus ojos se volvieron escrupulosos. "Fred y George, nada de bromas. Ninguno de ustedes arruine su apetito. ¡Y NO vayan al callejón Knockturn!"

   Los cuatro murmuraron (en contra de su voluntad) unánimemente un ‘si', y dejaron el bar. Mientras caminaban por el callejón Diagon, Fred colocó un brazo de compañerismo alrededor de su gemelo.

   "Sabes, George, no hemos podido conseguir eso aún."

   "No hemos, ¿verdad?" George dijo en tono amistoso.

   "¿Conseguir que?" Harry pregunto.

   "¡Las túnicas de vestir de Ron!" dijeron al unísono.

   "¡Que!" Ron bramó.

   "¡Buenas túnicas de vestir para nuestro hermanito favorito!"

   "Soy su único hermanito." Ron protestó automáticamente. "Pero... como..."

   "Eso no importa, Ronniekins." Fred le dijo, llevándose una mirada amarga por el sobrenombre. George le sonrió a Harry por encima del hombro de ron al Fred continuar, "Es suficiente con decir que obtuvimos el dinero legalmente, y te compraremos túnicas nuevas por la bondad en nuestros corazones."

   Eso ganó un gruñido de incredulidad de Ron.

   "Estoy herido. ¡Nuestro hermano no nos cree!" Fred dijo desconsoladamente.

   "Yo no nos creo." George le dijo. Volteó hacia Ron. "Esto es simple auto-preservación., estricto y fácil. El moho en esas túnicas nos hace estornudar."

   "Eso lo puedo creer." Murmuró Ron, los gemelos guiándolo hacia Madame Malkin's.  Volteó la cabeza cuando Harry empezó a seguirlos. "Hey, Harry, ve a ver si hay algo interesante en la tienda de Artículos de Calidad para Quidditch y luego me dices, ¿si? Aún estaremos en la tienda... las túnicas de vestir realmente tardan."

   "Seguro."

   Una ida a Gringotts después, Harry tenía un pequeño saco con dinero para el curso, y recordó una diligencia que prometió que haría. El cumpleaños de Remus Lupin llegaría pronto-‘solo porque hay una guerra no es razón para saltarse el cumpleaños de un amigo, pero al hombre es difícil conseguirle un regalo', Sirius había gimoteado en su última carta-pero Harry había pensado en algo durante su reciente estadía en cama. Aparentemente la Sra. Weasley era una de esas madres a las que les gustaba mantener a los chicos hidratados mientras estuvieran enfermos, y había usado sus propias tazas para la sopa y el té que le llevaba a Harry. Las tazas estaban encantadas para mantener los líquidos calientes o fríos sin importar cuanto los dejara Harry en la mesita de noche.  Pensó que sería un bonito regalo para Remus, si podía encontrar un juego con un diseño que no tuviera margaritas pintadas.

   Se metió en la tienda llena de personas, cuidadoso de no acercase demasiado a las Gobstones de oro, pasando por detrás de algunos compradores para ir hacia los juegos de té. Vio una pizca de una espesa, alta cola de caballo: una de las Hufflepuffs con la que Hermione hablaba cosas de chicas ¿cuál era su nombre...? Ella se movió hacia el lado un poco, llamando al encargado, y Harry vio los juegos que buscaba. Se movió para estar junto a ella.

   "¡Hola, Susan!" Dijo. Ella era fácil de sorprender, nerviosa. No quería que ella se volteara, que se tropezara con él ni nada, y que rompiese el equipo de té. "Estos son muy buenos." Lo eran. En caso de que la chica estuviera considerando comprar uno. "La madre de Ron tiene un juego. Espero que tengan uno con un diseño menos afeminado, para que pueda dárselo al Pro-un viejo amigo de mis padres. Bebe mucho té porque le da frío facilmen-" Miró hacia arriba... justo a la cara de un muy sorprendido muchacho. "¡OH! Cielos, yo-yo creí que eras uno de mis compañeros." No sólo eso, sino que lo confundió con una compañera mujer.  "Lo siento, um..." Esto era tan embarazoso. Trató de disolverse en la multitud, pero el chico lo atrapó por la manga.

   "Esta bien." Le dijo. También sonaba un poco como una chica. Harry sintió su rustro calentarse más, y rogó por que el pelirrojo no le fuera a restregar su error. El chico lo soltó y le extendió una mano, sonriendo radiantemente.  "Soy Kurama."

   "¿Kur...?" Había oido unos nombres muy extraños desde que se enteró de que era un mago, pero la mayoría estaban basados en palabras o nombres reconocibles.

   "-ama. Si. Mina..." Paró lo que iba a decir. "No, ah, Kurama Minamino." 

   Okay... ¿porqué se le complicaba decir su propio nombre? "Harry Potter."

   "Un placer conocerte." Kurama regresó a la exposición de juegos de te, cuidadosamente moviendo las figuras de china para ver las cajas de debajo. "Debería haber más diseños aquí..."

   Harry estaba confundido. ¿Kurama no notó su nombre? ¿O no lo había oído? "Hola. Mi nombre es Harry."

   Kurama le dio una mirada extraña, sonriendo de nuevo para mostrar que no intentaba ser grosero con sus próximas palabras. "Si, oí la primera vez." Señaló al dueño. "¿Podría empacarme esta, por favor?" El hombre tomó el juego, y Kurama empezó a sacar las cajas cerradas. "Mientras esté en tu camino, igual debería ayudar."

   "Um..." Harry aún estaba confundido y emocionado de que Kurama no reconociera su nombre. "¿Gracias?"

   "No hay problema." Kurama le puso una caja en las manos y siguió buscando. "Dijiste que un diseño menos afeminado, ¿te refieres a uno sin flores?"

   "Er..." Espontáneamente Harry se dio cuenta de que, en las esquinas de las túnicas de Kurama,  había sutiles dibujos de enredaderas y unos cuantos retoños. Oops.

   "Ese es un diseño simple." Kurama le dijo, apuntando a la caja que le había dado. No había nada en su voz que indicara que se sentía ofendido, o que siquiera se dio cuenta. "El resto son muy floridos." Concluyó, colocando las cajas en su lugar. Se levantó, alejando las arrugas y un poco de polvo de su ropa.

   "Um, gracias." Se sentía como un disco rallado, pero ¿qué más podía decir?

   "Oye, me preguntaba..."Kurama dijo mientras contaba su dinero para pagar. Harry se tensó, esperando que ahora viniera lo de la ‘celebridad'. "¿Hay algún lugar que no deba perderme?" O no. "Es mi primera vez en Inglaterra."

   ¿Huh? "Bueno, si estuviéramos en Hogsmade, diría Honeydukes... pero no estamos."

   "¿Qué es Hogsmade?"

   "Villa de magos. La única en Gran Bretaña. Pero está en Escocia." Haryr le respondió, pensando. "¿Hablas de vistas mágicas o muggles?"

   "Mágicas. El resto de Gran Bretaña tiene guías de turismo."

   "Buen punto." Harry lo consideró por un rato, al pagar. "Bueno.... muchas ‘vistas' mágicas son mencionadas en las guías de turismo Muggles, como leyendas."Hermione había echo a sus padres llevarla a las más posibles en el verano entre el primer y segundo año, el verano en que un elfo domestico bloqueó el correo de Harry. "La Torre de Londres esta llena de fantasmas y artefactos mágicos." Mientras él y Kurama salían de la tienda, Harry dio una pausa, y luego soltó. "Te puedo enseñar el lugar un poco." Kurama parecía algo sorprendido. "Mis amigos están consiguiendo túnicas; no debo estar con ellos por un rato." Y se sentía tan bien hablar con alguien que no sabía quien era para un cambio...

   "Si no te causa ningún problema." Kurama dijo lentamente. " Tengo algo de tiempo antes de ir con mi propio grupo, tambien."

   "Genial." Harry señaló al final de la calle. "Iba a ir a ver la tienda de Quidditch. ¿Te gusta el Quidditch?"

   "No se mucho de Quidditch." Kurama admitió.

   "¿ No ? ¡Es un deporte genial!"

   "¿Oí que es como básquetbol en escobas, pero con balas de cañón que persiguen a los jugadores?

   "Bueno.... es un poco más complicado que eso..." Y Harry comenzó a explicar todo sobre el Quidditch. 

**Continuará**

Notas finales:

Oniisan - Honorable hermano mayor

Youko - El nombre de Kurama antes de ser humano, y su especie de demonio.

Manga - Libros de historietas japoneses.

 ***

Reviews Apreciados. Acelera la traducción.


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