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La Mejor Defensa por Charmeine

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Notas del capitulo:

Siguiente capítulo.

Tomó un rato traducirlo. El siguiente tomará un poco más porque no puedo dedicar todo el fin de semana a traducirlo, muchos deberes y tareas escolares.

  Capítulo 8
El Expreso de Hogwarts

   "Okay, esto dice que el tren se va alas once en punto, desde la Plataforma Nueve y Tres Cuartos." Keiko se detuvo. "No puede estar bien."

   Kurama reviso su propia carta. "No creo que sea un error." Sonrió. "Una vez conocí a alguien que vivía en el piso treinta y un tercio en una torre del Makai. Solo podías llegar a su suite si saltabas sobre cinco escaleras en el piso veintitrés."

   "¿Cómo llegamos a la Plataforma ‘y tres cuartos', entonces?" Preguntó. "¿Genkai?"

   La pequeña mujer renegó. "Estoy buscando. Hay encantamientos y protecciones sobre toda la estación, empeorando las cosas...¿cuántos creen que necesitan para ocultar una mugrienta plataforma? Idiotas paranoicos..."

   "¡Dijiste que ya habías estado aquí antes!" Yuusuke la interrumpió.

   "¡Dije que había estado en el Callejón Diagon! ¿Crees que estudié en la maldita escuela?" Lo fulminó con la mirada. "¿Bien?"

   "Er..."

   "Lo encontré." Hiei dijo planamente. Golpeó sus nudillos contra la esquina de una columna de ladrillo entre las plataformas nueve y diez. "Hay una entrada aquí. Este lado es una ilusión."

   Kurama se relajó. "Entonces deberíamos poder caminar a través."

   Hiei asintió cortésmente, y miró a los otros. "Ignoren los ladrillos." Les dijo. "Cierren los ojos si tienen que hacerlo." Entonces volteó su carro, empujó, y desapareció por el pilar.

   "Esto es demasiado parecido al verano pasado." Kurama murmuró, gimiendo cuando Yuusuke trotó junto a él, siguiendo a Hiei. "¡Caminando por los muros, es como si fuera un fantasma!" La palabra ‘de nuevo' se quedo silenciosa en el aire.

   "No es sólido." Botán le dijo, mientras Yukina se apresuraba dentro. Kurama apuntó su carro a los ladrillos.

   "Bueno, si se ve sólido."

   "Deja de mirarlo con tus ojos y comien-"

   Kurama corrió por la barrera, cortando el resto de la habladuría de Genkai, junto con el resto de el ruido de la estación que dejó atrás. Un segundo después, emergió del otro lado de la barrera, al notablemente reducido bullicio de una multitud más pequeña. Jaló su carrito fuera del camino del portal, mirando alrededor al unirse a los otros.

   Parecía que el pilar llevaba a una dimensión de bolsillo, oculta entre las plataformas nueve y diez en la estación Muggle. La dimensión era lo suficientemente grande para una plataforma y un tren: una locomotora de vapor antigua, pintada en rojo brillante. Kurama privadamente pensó que la pintura era algo llamativa, pero el efecto en si era encantador, como sacado de un libro de cuentos Occidental.

   Vagamente notó la llegada de Keiko, Botán, Kuwabara, y finalmente Genkai, quien llamó la atención de Kuwabara y le informó que se había ganado una semana extra de entrenamiento de meditación por su comportamiento en la barrera.

   "¿¡YO QUÉ!?"

   "Tu ESP se esta debilitando. Debes aprender a manejarlo, incluso en este... este horrible desastre de hechicería." Genkai refunfuñó. Kurama entendía porque estaba irritada; no había sido capaz de actualmente ver los encantamientos que habían llenado la estación Muggle en la forma que Hiei, Genkai, y probablemente Kuwabara podían, pero podía saber que la mujer mayor no bromeaba ni exageraba sobre su estado. Era capaz de sentir los quebrados restos de magia que estaba ahí desde hace décadas, si no siglos, debilitando y ocultando los efectos de los encantamientos más recientes, como oxido en el motor de un auto. Toda la estación debería tener una limpiada mágica, pero probablemente no pasaría a menos que alguien encontrara una forma barata de hacerlo, o alguien influyente se quejara.

   "Vayan al último carro." Genkai continuó. "Debería tener la mayoría de los compartimientos vacíos."

   Resultó que el último carro tenía exactamente un compartimiento vacío, que el Tantei reclamó como suyo. Mientras el tren empezaba a avanzar y empezaron a  sentarse, sin embargo, descubrieron que algo andaba mal con los espacios del tren.

   Cada compartimiento tenía espacio para seis personas. Seis pequeñas personas. Afortunadamente, todos era, con la excepción de Kuwabara, más pequeños que los Occidentales normales. Hiei, Yukina, y Genkai eran de hecho diminutos. Pero aún había ocho de ellos.

   Kurama evitó una pelea al grupo acerca de los asientos, simplemente metiendose entre Hiei y Kuwabara y empujando al demonio afuera al corredor con él. "Encontraremos un lugar más callado para sentarnos." Anunció. Con Yuusuke y Kuwabara en el mismo compartimiento, cualquier compartimiento del tren sería más callado.

   "Esperen." Genkai dijo velozmente, agarrando la manga de Hiei.

   "¿Qué?"

   "Quería hacer esto antes... ayer, de hecho. Oculi fulvus imbuite." Puso la punta de su varita entre los ojos de Hiei. "Recuérdame que te enseñe ese hechizo después."

   Hiei la fulminó con la mirada, y luego volteó hacia Kurama. El pelirrojo parpadeó, y se fijó en los ojos de Hiei más cuidadosamente. Hiei se alejó. "¿Qué haces? ¿Qué hizo?" Rugió.

   "Yo prefería el rojo." Kurama le dijo a Genkai frescamente.

   "Difícil." Le respondió. "Tuvimos suerte de que nadie se fijara en Hiei lo suficientemente cerca, ni que se fijaran en Yukina. Pudimos haber causado pánico, o pudimos haber arruinado nuestra cubierta." Firmemente cerró la puerta del compartimiento, efectivamente terminando la conversación.

   "Zorro-" Hiei empezó, frunciendo el ceño.

   "Kurama. Debes llamarme Kurama, Hiei." Sonrió. "Y ella volvió tus ojos negros, eso es todo."

   "¿Ella QUÉ?"

   "Bueno, es un café muy oscuro si te acercas lo suficiente. Puedes verlo por ti mismo después. Kurama se detuvo. "Debimos recordarlo antes. Los ojos rojos son demoníacos." Le lanzó a Hiei un silenciador vistazo. "Y los magos Occidentales son prejuiciosos. Dudo que quieras a Yukina atacada por un mago adolescente frenético bajo la impresión de que es una demonio homicida. O por ser familia de uno." Hiei refunfuñó. "Lo pensé. ¿Vamos?" Señaló hacia el frente del tren.

   Los dos caminaron por el corredor vació, Hiei quedándose tras Kurama. El pelirrojo miraba en los compartimientos al pasar, encontrando que ya todos tenían cinco o seis estudiantes, la mayoría de los cuales solo les dirigieron miradas curiosas mientras avanzaban.

   "Esto es ridículo." Hiei murmuró, al pasar de un carro a otro.

   "Lo se, Hiei." Había contado exactamente tres estudiantes en el carro entero que les habían dado segundas miradas. Nadie pareció darse cuenta de que podrían no ser estudiantes, incluso aunque no parecían de primer año. "Pero aprenderán."

   El siguiente carro parecía un poco más vació. Hiei fue al frente esta vez, pasando las cabinas más rápidamente. Kurama miró en cada uno para ver lo que Hiei encontraba inaceptable en ellos. Cinco personas, cinco personas, seis personas, cuatro personas jugando juegos rudos, cinco personas...

   "Aquí hay uno."

   Kurama miró por encima del hombro de Hiei, y sonrió, viendo una cara familiar. "Interesante, el encontrarnos aquí."

   "¡¿Kurama?!"

   "Hola, Harry." Puso una mano en el hombro de Hiei. "¿Te molesta si los acompañamos? Nuestro compartimiento esta lleno."

   Harry intercambió miradas con las personas sentadas frente a él. "Seguro." Dijo. Kurama entró antes que Hiei, sentándose junto a Harry para darle a Hiei el asiento más alejado de los humanos. Harry empezó las presentaciones. "Estos son mis amigos, Hermione Granger," La chica de el cabello castaño ondulado asintió cortésmente "y Ron Weasley." El pecoso chico pelirrojo dio una sonrisa. "Chicos, este es Kurama Minamino..."

   "Y Hiei Jaganshi." Kurama ofreció. Se inclinó en una media-reverencia desde su asiento. "Un placer conocerles." Hiei dio un pequeño ruidito de estar de acuerdo, pero también pudo haber sido un ruido de desdén, dándoles a los tres miradas cuidadosas, escrupulosas. "Por favor, perdonen a Hiei." Kurama añadió. "Es tímido."

   Hiei lo fulminó con la mirada. Kurama lo ignoró.

   "¿Cómo se conocen?" Ron preguntó abruptamente. "Harry nunca te ha mencionado."

   Kurama rió. "Me confundió con alguien que conocía, ayer en la tienda, y me empezó a hablar. Entonces cometí el error de decirle que no sabía nada de Quidditch, y, bueno..." Se encogió de hombros. "Debí haber olvidado mencionar que iba a comenzar el curso en Hogwarts."

   "Dijiste que estabas de vacaciones." Harry balbució.

   "¡Oh, lo estoy!" Kurama le aseguró. "Estamos en un viaje de estudio del extranjero." Ron gimió. "¿Qué? Vivir en un castillo, con montones de estudiantes, todas nuestras necesidades cumplidas... nada de cocinar, nada de limpiar, nada de tareas, solo estudiar y socializar-"

   "Y solo una de nuestras clases con nuestra sensei en vez de todas." Hiei masculló, siendo más útil con la historia de lo que Kurama había esperado.

   "¿Qué es un sensei?" Harry preguntó.

   "Maestro. Profesor. Un experto en un campo de estudio." Los ojos de Kurama resplandecieron. "La nuestra es, generalmente, considerada un terror."

   Hermione, que parecía lista a explotar, de repente lo hizo. "¿Estudiantes extranjeros? ¿En Hogwarts? ¡No ha habido estudiantes de intercambio por décadas! ¿Por qué ahora? ¿Dónde estaban antes? ¿Por qué esta su sensei con ustedes? ¿Qué-"

   "¡Señorita Granger, por favor!" Kurama rió, levantando sus manos para parar el flujo de las preguntas. "¡Deme la oportunidad de responder!" Hermione se calmó. "Si, somos estudiantes extranjeros, y en Hogwarts. Ahora, por la razón de que nuestra sensei ha aceptado un lugar como maestra en la escuela, como parte del programa. Y antes de esto, estábamos en Japón."

   "¿Qué hay de Tú-Sabes-Quien?"

   Kurama miró a Hiei, quien se encogió de hombros, y se volteó a Hermione con una expresión complicada. "Um... ¿yo se quien que?"

   Hermione le dio una mirada exasperada. "¡Él! ¡Tú-Sabes-Quien!"

   "Quiere decir Voldemort." Harry dijo a modo de disculpa.

   Ron y Hermione gimotearon , y Ron murmuró. "Por favor, no digas ese nombre..."

   "¡Oh! ¡Él!" Kurama se puso radiante. "Una cosa horrible, nos dicen. Murió hace quince años más o menos."

   "Oficialmente." Hiei rumió.

   "Bien, si, oficialmente. Su Ministerio dice que se fue, y el nuestro piensa que el de ustedes debe conocer mejor el asunto, así que..." Notó las miradas incrédulas de Ron y Hermione, y que Harry súbitamente se negaba a mirar a nadie a los ojos, y suspiró. "Este programa ha estado trabajándose por un largo tiempo, y con ninguna razón oficial para retrasarlo de nuevo, bueno... los gobiernos forzaron el programa a resurgir." Algo. Genkai lo había empujado a la superficie, ofreciéndose a salir de su retiro para el programa, y también llevar a sus estudiantes personales en vez de arriesgar a cualquiera de los preciados niños magos en Japón.

   "¡Eso apesta!" Ron soltó.

   La cara de Hiei se obscureció. "Sabemos."

   "Nuestra sensei nos dijo algo distinto. "Kurama añadió, solemne. "Ella dijo que Volde--," Atrapó la expresión traumatizada de Ron, y cambió sus palabras. "Ya-Saben-Quien revivió hace varias semanas. Y si sabemos sobre algunas de las cosas que hizo cuando tenía el poder." Se reclinó en el asiento, mirando el techo del carro pensativamente. "Así que, sabemos que debemos ser cuidadosos."

   "A veces, cuidadoso no es lo suficientemente bueno." Harry murmuró.

   "No." Kurama dijo gentilmente, acorde. "A veces, no lo es." La cabeza de Harry se alzó, ojos verdes reflejando desconcierto. La mirada de Kurama se fijó firmemente en Harry por un momento, y entonces se volvió a Hermione. "¡Bien! ¿Le molesta que hagamos algunas preguntas ahora?" Preguntó, deliberadamente cambiando el tema.

   "Um... okay..." Hermione se veía algo confusa, pero aliviada.

   "¿Qué son exactamente las ‘Casas'?"

*****

   Harry tenía la mirada fija en la ventana, desviando su atención de la explicación detallada a cerca de el sistema de Casas. La discusión de Voldemort - y la actitud demasiado calmada de Kurama, casi feliz sobre la situación-le habían provocado pensamientos indeseables a Harry.

   ¡Maldito fuese ese idiota, Fudge, y Rita Skeeter por sus estúpidos artículos sensacionalistas! ¡Harry no estaba loco, Voldemort estaba de regreso, y la negación de Fudge tenía a los Ministerios de otros países haciendo cosas estúpidas como este programa de estudios extranjeros! El gobierno de Hiei y Kurama los había enviado a ellos, había enviado a niños, a terreno cero, y lo sabían. Hiei y Kurama sabían sobre Voldemort, e iban a ser "cuidadosos". ¡Cuidadosos! No lo entendían; no entendían a lo que se estaban exponiendo. ¡Kurama incluso lo llamó vacaciones!

   El tren entró en un túnel, y la oscuridad brusca distraía a Harry de sus pensamientos. Sus ojos se fijaron en su reflexión fantasmal en el vidrio, para luego caer más lejos al resto del compartimiento, encontrando que los ojos de Hiei estaban sostenidos en él. Se encontró con la mirada desconcertante de el chico calmadamente, mirando las cejas de Hiei lentamente acercarse la una a la otra bajo la protección de su venda blanca. Algo sobre la irritación en la cara de Hiei, que crecía a cada momento mientras Ron exponía cada vez más y más ruidosamente los defectos y maldades de Slytherin, le recordaba a Harry algo...

   Ojos oscuros. Ojos enfadados, fríos y brillantes, guardados y vigilantes como los de un halcón . Cabello negro. Slytherin.

   "¡Parece que la sensei tendrá las manos ocupadas con esa casa!" Kurama rió.

   Sensei significaba profesor.

   "Snape..." Harry masculló.

   "¿Qué fue eso, Harry?"

   Harry jaló sus ojos fuera de la reflexión, parpadeando. "Olvidé algo..." Olvidó algo de la visión de pesadilla de la noche pasada.¿Cómo se le pudo haber olvidado eso? Tendría que decirle a Ron y... espera. ¿Realmente quería discutirlo frente a Kurama y Hiei? Eran-bueno, Kurama era bueno, pero esto era privado. "No es nada, no importa."

   "Harry..." Hermione comenzó.

   Se salvó de contestas por un ruido en el corredor. "El carrito de dulces esta aquí." Dijo. Hermione abrió la puerta, y un minuto después compraban pasteles y dulces. Hiei parecía estar fulminando al carro con la mirada.

   Kurama eligió una Rana de Chocolate y se la ofreció a Hiei. "Es chocolate. Lo que le ponen al Pocky café. Te gusta." Hiei le quitó la rana, abrió la caja, y casi golpeó el techo -literalmente-cuando la rana saltó fuera.

   "Ku-ra-ma..." Rugió. Harry se acercó, tomando la rana de el asiento vacío frente a Hiei, y se la ofreció de nuevo a el chico enojado.

   "Solo pueden saltar una vez." Le dijo. "Es solo un encantamiento." Hiei miró la rana de forma sospechosa, antes de tomarla y arrancarle la cabeza de un mordisco.

   Ron abrió la última caja de sus Ranas de chocolate, expertamente agarrando al dulce cuando saltó de la caja, y sacó la tarjeta que la acompañaba. "Rayos."

   "¿Todavía no tienes a Agrippa?" Harry le preguntó. Ron tenía varias copias de todos los Magos y Brujas Famosos, excepto Agrippa. Había intentado conseguir la elusiva carta desde antes de su primer año.

   "Nop." Ron dijo. "Tengo dos Circes más, un Uric, una Genkai, y otro Lockhart." Hizo una mueca.

   Los ojos de Kurama se agrandaron como platos. "¡¿Una Genkai?!"

   "Si." Ron le pasó la carta a Kurama. El otro pelirrojo levantó una ceja al ver la foto, su expresión imitada por Hiei. "Nadie sabe si su cabello es realmente rosa o si es un encantamiento." Ron añadió, malinterpretando las miradas.

   "Maestra Genkai, Aurora retirada." Kurama leyó en voz alta. "Una bruja nada ortodoxa de Asia Oriental-" Oh, Harry pensó, por eso es que habían reaccionado así, seguro que ella era más famosa en su parte del mundo. "-La Maestra Genkai tiene la reputación de reinar autoridad en bestias sub-dimensionales, y es particularmente famosa por sellar las Islas Británicas de los demonios durante los años 1929-1969. La Maestra Genkai disfruta del Tai Chi y poesía Waka." Volteó la carta. "Se ve tan joven."

   "Es más vieja que todos los profesores en Hogwarts, excepto por el Director." Hermione dijo para ayudar. "He leído sobre ella." Ron giró los ojos. Claro que lo había echo. "Ella usa un estilo de magia que la hace ver solo de veinte cuando esta usando mucho poder."

   "¿Me la puedo quedar?" Kurama le preguntó a Ron.

   "Seguro."

   "Gracias." Se metió la carta en el bolsillo, mientras alguien golpeaba a la puerta.

   Harry miró. Una bajita, delgada chica Asiática  se paraba tímidamente en la puerta. Su cabello era de un suave tono acua -encantado o pintado, no sabría decir-y era muy espeso, jalado hacia atrás por un ornamento rojo de cristal, en una cola de caballo baja parecida a la de Kurama. Ojos grandes y color café miraron a los adolescentes en el compartimiento, deteniéndose en Hiei, y pareció brillar. "Oniisan." Dijo suavemente.

   Los ojos del tosco chico se suavizaron. "Yukina."

   "Olvidaste tu almuerzo." Mostró sus manos, sobre las cuales reposaban tres paquetes, envueltos en seda olor azul pálida, verde, y negra respectivamente. Kurama sonrió y la invitó a pasar, haciendo las introducciones.

   "Yukina, estos son Harry Potter, Ron Weasley, y Hermione Granger. Chicos, ella es Yukina Koorime." Su sonrisa creció. "La hermana de Hiei."

   "Un placer conocerles." La chica murmuró, haciendo reverencia.

   ¿Su hermana? Harry miró de uno al otro, incrédulo y esperando que no se mostrara mucho en su rostro. Hiei era oscuro, Yukina pálida; Hiei era rudo, Yukina parecía gentil, y la lista seguía y seguía. No se parecían en nada... bueno, excepto en como eran sus cuerpos, ambos tan pequeños como niños de primer año, pero ambos obviamente mayores. Sus ojos también eran del mismo tono oscuro, pero el tono casi-negro se veía mucho más claro y cálido en Yukina.

   "¡¿Hermana?!" Ron soltó.

   Yukina resplandecía de alegría. "Somos gemelos." Nadie supo como responder. "¿Puedo?" Señaló al asiento libre, sentándose cuanto le asintieron torpemente. "Gracias." Le dio el paquete negro a Hiei, el verde a Kurama, y se quedó con el azul pálido. Desenvolvieron los paquetes bajo las miradas curiosas de los Gryffindor, revelando pequeñas cajas oscuras. Hiei le sacó la tapa a la suya, revelando que contenía comida: arroz, algo que parecía pollo, y algunos vegetales que no pudieron identificar, todos empacados juntos limpiamente. Los otros dos los miraron.

   "¿No tienen hambre?" Preguntó Kurama. "Podemos esperar." Ignoró la mirada molesta de Hiei.

   "Estamos, uh, bien." Harry mordió un pedazo de su pastel de calabaza, sintiéndose incomodo mientras los adolescentes Asiáticos tomaban palillos y empezaban a comer sus alimentos extraños con delicadeza. Hermione pronto comenzó a cuestionarlos sobre varios de los componentes de sus comidas, mientras Harry y Ron partían el sándwich del chico Weasley, y solo fue varios minutos después que alguno notó que l comida de Hiei no estaba yendo a su boca.

   Harry miró, incrédulo, mientras el agrio chico cuidadosamente elegía los pedazos de carne más pequeños, usando sus propios palillos para alimentar a un pequeño gatito negro con ellos, la cabecita del animal saliendo de la bufanda pesada y blanca que Hiei usaba. Era algo que Harry hubiera pensado normal, si hubiera visto a Kurama hacerlo, o a Yukina, pero... ¿Hiei? ¿El adolescente que no había dicho más de una sola palabra amable en todo el viaje? Talvez realmente solo era tímido, como dijo Kurama.

   "¿Cuál es su nombre?" Preguntó impulsivamente, señalando al gato. Hiei se congeló.

   "Nunca nos lo dijiste, Oniisan." Yukina añadió gentilmente.

   "........Yuki."

   "¿Yuki?" Harry repitió. "¿Cómo Yukina?"

   "¿Llamaste a tu gato como tu hermana?" Ron preguntó incrédulamente.

   "¡Eso es tan tierno!" Hermione suspiró.

   A Kurama le dio un ataque de tos que sonaba sospechosamente como una carcajada.

*****

   Draco Malfoy marchaba por el corredor del tren, con sus subordinaos, Crabbe y Goyle, detrás. La mayoría de los prefectos de este año se quedaban en el carro al frente del tren, pero Draco tenía otros planes. Esta era la ocasión para hacer uso de su autoridad, antes de llegar a la escuela y la noticia se perdiera en la palabrería sobre el verano, el Sorteo, y las tareas-en aproximadamente es orden de importancia.

   Además, ya había tenido bastante de oír a la tonta Tracy hablar de las nuevas tendencias que se mostraban en la última copia de Bruja Semanal. Él SABÍA que la prefecta de quinto año era más inteligente, más observadora, más Slytherin que eso.

   Casualmente fastidió a un par de niños de primer año, prestando atención especial a los Gryffindor -que mal que no pudiera quitar puntos aún, sería tan bueno ver a los Gryffindors acumular puntos negativos-y casi ignorando a los Hufflepuffs. La mayoría de ellos eran demasiado fáciles, especialmente de los primeros años- Quería una presa mejor, alguien a quien realmente odiara, alguien que necesitara que le bajaran los sumos... como Potter. Potter tenía su actitud de mejor-que-tú, y su bienhechora actitud de amo-a-los-Muggles que hacía a Draco rechinar los dientes. Además, se salía con la suya en cosas en las que Draco no podía (como quedar en el equipo de Quidditch un año antes). Y sus amigos eran igual de malos... peores, incluso, ya que eran una comadreja pobre y una sangre sucia.

   Encontró a sus presas en un compartimiento del segundo carro, al fondo.

   "Cinco puntos de Gryffindor por regresar, Potter." Dijo sin preámbulo.

   "¿¡Qué!?"

   "Y cinco puntos más por respondón." Oh, esto se sentía BIEN. Tendría que hacer esto en verdad cuando llegaran a la escuela. ¿Podrían tener las casas puntos negativos?

   "Diez puntos por abusar de tu posición, Malfoy." Granger le espetó.

   ¿Qué? "¡No puedes hacer eso! ¡No eres una prefecta!" ¡Todos los prefectos estaban en el carro de los prefectos, al frente!

   "De hecho, Malfoy, lo soy." Se sacó una placa de el bolsillo, mostrándola como prueba. Merlín, si que la odiaba. "Y también lo es Harry." El estomago de Malfoy dio un vuelco. ¡MALDITA perra! ¡Y maldita la suerte de Potter!

   "Veo que ser el chico dorado de Dumbledore te ha servido de nuevo." Draco chistó. Sabía donde escarbar para hacer a Potter enfadarse. "Ciertamente no conseguiste la posición por tus calificaciones."

   "¡Vete a freír espárragos, Malfoy!" Weasley le soltó.

   "Vaya, vaya, con tu temperamento, comadreja. Le vas a costar muchos puntos a tu casa por el lenguaje." Lucios servía de algo, después de todo, ya que ese comentario pudo haber venido de su boca. Draco miró hacia los otros estudiantes en el compartimiento, sacando a su padre de su mente. "¿Nuevos estudiantes?" Preguntó, sin esperar respuesta ni dando tiempo para una. Se fijó en el mayor, un Asiático pelirrojo junto a Potter. "¿Qué tenemos aquí, un primo Weasley? Tiene el cabello de la familia... ¿ pero es algo viejo para ser de primer año, o no? ¿Y qué, o talvez deba preguntar quien, se lo cogió para poder comprar seda?"

   El pelirrojo no lo miraba. "Dudo que me hayan cogido tanto como a usted, Sr. Malfoy." Murmuró, sin expresión

   Demonios, este era una serpiente. ¿Quién era? ¿Cómo se había mezclado con Potter? Y más importante, ¿cómo podría Draco minimizar el daño a su posición cuando el chico llegara a Hogwarts? Volteó a los otros dos: de primer año, un niño malhumorado y una chica de ojos saltones. Draco alzó una ceja hacia el blanco más simple.

   "¿Cabello verde? Que encantador toque de moda."

   Ella estaba radiante. "¡Gracias!"

   Draco parpadeó, y sus ojos se achicaron peligrosamente. "¿Estas jugando conmigo?"

   "Dejala en paz, Malfoy." Harry dijo.

   "¿Aún jugando a ser el héroe, Potter? ¿Tratando de reponer lo de Cedric?"

   Weasley se levantó del asiento con un grito de "¡Maldito BASTARDO!" Draco saltó fuera de rango, sacando su varita mientras la serpiente pelirroja se levantaba rápidamente y bloqueaba a Weasley y Potter. Potter estaba pálido y visiblemente tembloroso, Draco notó con una intensa satisfacción, antes de que la mirada del Asiático atrapara la suya.

   "Creo que es mejor que se retire, Sr. Malfoy." Dijo calmamente.

   "¿Y por qué debería?" Draco preguntó, sonriendo burlonamente. "Las cosas se están poniendo interesantes."

   "¡Te mostraré algo interesante, Malfoy!" Weasley masculló, tratando -y fallando- de salir de detrás del pelirrojo, cuyos ojos se habían achicado.

   "Adiós, Sr. Malfoy." Dijo firmemente, levantando su mano libre.

   "¡Kurama, no! ¡Por favor!" Era la chica. "¡Oniisan!"

   Antes de que Draco pudiera preguntarse que era ‘oniisan', sintió un dolor seco en el centro de su pecho. Dos más se impactaron contra su espalda y sus lados y el mundo giró, y su próximo pensamiento consciente fue de que el corredor de el tren se había movido, noqueando a Crabbe y Goyle contra él. Pero no, era ridículo; era todo lo contrario. A Draco lo habían movido, y lo empujaron contra sus secuaces. El chico malhumorado fulminándolo con la mirada desde la puerta del compartimiento de Potter aún tenía el puño alzado frente a él. ¿No se había molestado en usar magia? Que crudo. Draco abrió su boca para echarle un maleficio, y se ahogó un poco cuando el aire entro en los pulmones vacíos,  haciéndole toser dolorosamente. Movió su varita en forma de advertencia, prometiendo retribución mudamente mientras estornudaba.

   El pequeño punk simplemente lo siguió fulminando con la mirada y le cerró la puerta del compartimiento en las narices.

*****

   Yukina rompió el silencio. "¿Cedric?"

   Harry se derrumbó en su asiento al oir la suave pregunta. Ron lo imitó, pero tenso con enojo no disipado. Hermione se mordió el labio.

   "El chico al que mataron." Kurama murmuró, volteando a medias a ver al trío, tristemente. "¿Verdad?" Harry asintió cortésmente.

   "Oh..." Los ojos de Yukina fueron de Harry a el umbral donde Draco se había parado. Levantó una mano para cubrir su boca, que estaba algo abierta de la sorpresa. "¿Cómo pudo decir algo así?" Exhaló.

   "Porque es Draco idiota Malfoy y es un maldito perro al que le gusta que Tu-Sabes-Quien este de regreso." Ron gruñó.

   "Y siempre ha estado celoso de Harry." Hermione dijo. "Desde que empezamos la escuela y Harry no quiso ser su amigo."

   "Solo quería tener la fama de Harry." Ron gruñó.

   "¿Fama?" Kurama preguntó, sin emoción.

   Ron y Hermione lo miraron como si le hubiera crecido otra cabeza-aunque, considerando los hechizos que los gemelos usaban y a los que ellos ya estaban acostumbrados, la segunda cabeza probablemente hubiera sido menos bizarro de lo que habían oído.

   "Él es Harry Potter." Hermione dijo sencillamente. Cuando Kurama y Yukina aún se veían amablemente pasivos (y Hiei continuó ignorándolos a favor de fulminar a la puerta con la mirada), añadió con exasperación, "¡El-Niño-Que-Vivió!"

   "¿Oseizonsha-sama?" Yukina jadeó. La cabeza de Hiei giró súbitamente.

   "¿O-qué?"

   Los ojos de Kurama estaban muy abiertos al contestar, mirando a Harry. "Oseizonsha-sama. El más honorado y respetado Sobreviviente, el infante que-"

   "Se sabe su propia historia." Hiei lo interrumpió.

   "Cierto, cierto. Lo lamento." Kurama sonrió, aunque algo pesadamente.

   Hermione se notaba confundida. "¿No sabían su nombre?"

   "No." Antes de que Hermione pudiera preguntar, Kurama añadió. "Nadie en casa lo diría." Era verdad, de acuerdo con Genkai.

   "¿Pero si dicen el nombre de Tu-Sabes-Quien?" Presionó.

   Kurama se encogió de hombros. "Él perdió."

   "Bueno, ESA es una excelente forma de verlo." Ron remarcó, sonriente.

*****

   Hablaron de cosas inconsecuentes  por el resto de la tarde, discutiendo diferencias culturales como la comida, la música, y los juegos. Kurama y Ron se enredaron bastante en un tema por un rato, comparando las estrategias intrincadas de Go y el ajedrez. Hermione preguntó por la escuela, distrayendo a Kurama antes que los argumentos se fueran muy lejos. Los Gryffindors se sorprendieron de que, aunque Hiei y Yukina no lo hubieran hecho así, la mayoría de los otros alumnos de intercambio iban a escuelas Muggle y también entrenaban privadamente con su sensei.

   Demasiado pronto, el sol brillando a través de la ventana se volvió cobrizo con el ocaso, y se obscureció.

   "Casi llegamos." Hermione murmuró, mirando fuera de la ventana y a las montañas arboladas.

   "¿Eso significa que debemos cambiarnos a nuestras túnicas escolares, entonces?" Kurama preguntó, sonriente. Hermione asintió, y Kurama se levanto. "Las nuestras están con el resto de nuestras cosas, en el compartimiento original. ¿Los veremos en el festín?"

   "Seguro." Harry dijo. "Se pueden sentar con nosotros si quedan en Gryffindor."

   "Confiaré en tu palabra, si quedamos." Detrás de Kurama, Hiei y Yukina se alzaron, Hiei abriendo la puerta y saliendo un paso.

   "Gracias por su hospitalidad." Yukina murmuró, inclinándose educadamente antes de seguir a su hermano.

   Kurama dio una reverencia también. "Hasta el festín, entonces." Su sonrisa se volvió bromista y más amplia. "Oseizonsha-sama." Harry se ruborizó.

   "Solo Harry. ¿De acuerdo?"

   "De acuerdo. Te veremos después, Harry." Kurama repitió con una suave risa, saliendo al pasillo y cerrando la puerta. Volteó y comenzó a caminar a la parte trasera con los gemelos del Makai, su expresión de repente sobria. "Bueno. Parecen buenos niños."

   "Ruidosos, no piensan antes de actuar, y honorables." Hiei respondió planamente.

   "¿Pero esta bien, cierto?" Yukina preguntó. Hiei se encogió de hombros.

   Se acallaron cuando un par de estudiantes vestidos en túnicas se cruzaron con ellos en el pasillo desde los baños, sus ropas casuales en brazos, y regresaron el resto del camino en silencio reconfortante. Kurama llamó a la puerta, la abrió y entró, los gemelos tras él. "¿Chicos? Es hora de cambiarse. Casi estamos ahí."

   Yuusuke volteó con sorpresa, aflojando su agarre en la cabeza de Kuwabara. "¿Tan pronto?" Kurama asintió mientras Kuwabara se soltaba.

   Los adolescentes se metieron en el compartimiento, sacando túnicas de los vapulees y volteándose los unos de los otros bajo la dirección de Genkai. Hiei colocó a Yuki en una repisa alta de los asientos al cambiarse.

   "Se nos ha facilitado el trabajo, creo." Kurama dijo, alzando la voz para que llevara a las personas tras él, y no se silenciara con la pared a la que miraba.

   "¿Qué? ¿Por qué?" Yuusuke frunció el ceño.

   "Conocimos a Oseizonsha-sama." Kurama se sacó la camisa sobre la cabeza. "Su nombre es Harry Potter. Él es... ¿Cómo dijiste, Hiei?"

   "Ruidoso, no piensa antes de actuar, y honorable."

   "Si. Y sus amigos, Ron Weasley y Hermione Granger, son muy similares. La señorita Granger parece ser bastante inteligente e intensamente curiosa-"

   "Demasiado." Hiei masculló.

   "Y el Sr. Weasley parece tener un temperamento muy corto." Kurama continuó. "Otro estudiante, un tal Draco Malfoy, nos visitó e intento empezar una pelea. Casi lo logra."

   "Fue horrible." Yukina murmuró.

   "¿Cómo?" Botan preguntó.

   "Estaba molestando a Harry sobre un chico, Cedric." Kurama respondió. "El Sr. Weasley después nos dijo que a Malfoy le agrada que Voldemort esté de regreso." Se detuvo. "Oh, deberíamos evitar decir el nombre de Voldemort. La costumbre aquí es referirse a él como Tu-Sabes-Quien."

   Yuusuke le lanzó una dura mirada. "Eso." Dijo. "es realmente estúpido."

   "Es la costumbre, Yuusuke." Keiko le espetó. "¡Al menos intenta no ofenderlos por accidente!"

   "De hecho." Kurama les dijo. "No creo que los ofendas, exactamente, si lo dices. Parecen estar más asustados del nombre que cualquier otra cosa."

   "Raritos."

   "Toguro."

   A Yuusuke se le cayó la corbata. "Punto." Concedió, refunfuñando mientras la recogía. Tiró la túnica escolar sobre sus hombros mientras el tren se volvía lento y se paró.

   "Llegamos." Dijo Genkai sin necesidad. "Dejen sus cosas aquí; se las llevarán a la escuela." La siguieron del compartimiento a la plataforma, con algo de dificultad por el mar de estudiantes, varios más altos. La voz de un hombre se elevó por encima de las cabezas de los estudiantes.

   "¡Primer año! ¡Los de primer año, por aquí!"

   Genkai los miró sobre su hombro. "Vamos a ir con los de primer año." Les informó, caminando hacia la persona que hablaba. La siguieron presurosamente, perdiéndola entre la multitud de todos modos, pero para entonces ya eran capaces de ver al enorme hombre llamando a los de primer año.

   "Parece un gigante." Keiko le susurró a Botán.

   "Oh, no." Botán le respondió, también en susurros. "No puede ser más que medio gigante. Solo es el doble de nuestro tamaño." Cuado llegaron al grupo de pequeños estudiantes parándose junto a él, vieron a Genkai halar de su abrigo.

   "Ah, Profesora, ahí está." El hombre dijo, inclinándose para agitar la mano de la mujer. Genkai le llegaba apenas a la rodilla. "Rubeus Hagrid, guardabosques y Profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. Puede llamarme Hagrid. Bienvenida a Hogwarts." Se alzó y se dirigió a los estudiantes. "Muy bien. ¿Están todos? ¿No más de primer año? ¡Entonces síganme, y cuidado en donde pisan!" Los guió por un camino estrecho y oscuro, atrapando a niños que tropezaban con la facilidad que mostraba que había echo esto por años.

   Kurama no tuvo problemas con el camino. Era tan oscuro como una noche en el Makai, probablemente porque árboles espesos crecían cerca y sobre la vía, pero la luz de la linterna de Hagrid era más que suficiente para él. Podría leer con esa luz. Atrapó a Keiko cuando se tropezó sobre una raíz, entonces caminaron por una vuelta en el camino y tuvieron su primer vistazo de Hogwarts, en un prado al otro lado de un pequeño lago.

   Hubo un "¡Oooooh!" por lo bajo. Yuusuke y Kuwabara chiflaron. Los ojos de Kurama y Hiei se agrandaron.

   El castillo no era tan impresionante como algunas de las fortalezas en las que Kurama había vivido y robado en sus siglos como Youko. Pero para méritos, era algo mejor que el castillo de las Cuatro Bestias de Youma. Pero ningún castillo del Makai tenía suficientes ventanas iluminadas para mezclarse con el cielo estrellado. Ningún castillo del Makai tenía un cielo sobre el mismo.

   "¡No más de cuatro por bote!" Hagrid les informó, rompiendo la sorpresa. Kurama miró hacia el lago para encontrar un grupo de pequeños botes de remos alineados en la orilla. Se metió en uno tras Yukina, Kuwabara, y Hiei. Los demás tomaron un bote junto al suyo, y miró como Hagrid ayudaba a Genkai a subir al de él. "¡ADELANTE!" El gigante gritó, y Yukina dejo salir un pequeño chillido cuando su bote empezó a avanzar por si solo. Se recuperó rápidamente, moviéndose hacia los asientos de la proa, inclinándose fuera ligeramente para observar el agua. Hiei y Kuwabara se tensaron un poco, miradas de preocupación idénticas en sus rostros al observarla. Volteó hacia ellos, cara radiante con felicidad.

   "Es tan hermoso." Dijo suavemente, sin necesitar alzar su vos sobre el sonido de algún motor, antes de inclinarse de nuevo para mirar el agua.

   "¡CABEZAS ABAJO!" Hagrid gritó, agachándose cuando su bote, al frente, pasaba por debajo de unas enredaderas que colgaban de un árbol. Kurama obedientemente se agachó igualmente, automáticamente identificando las enredaderas como hiedra cuando le rozaron la espalda, y encontró que habían encontrado la orilla. Los botes se alinearon ahí limpiamente, y los ocupantes salieron. Hagrid los guió por otro camino, este de piedra en lugar de árboles, y al castillo. Se detuvo frente a una pesada puerta de madera y tocó varias veces. Se abrió inmediatamente, revelando a una alta mujer, que se veía estricta, en túnicas verdes parada en el umbral.

   "Los de primer año y los transferidos, Profesora McGonagall." Hagrid dijo.

   "Gracias, Hagrid." Le respondió. "Si fueras tan amable de guiar a nuestra nueva profesora al Gran Comedor, yo me encargaré del resto."

   Genkai le señaló a sus alumnos quedarse, y se fue con Hagrid. La Profesora McGonagall se volteó, llevando a los alumnos por un pasillo principal más grande que el de la casa de Kurama, y hacia un par de puertas.

   "Bienvenidos a Hogwarts." Les dijo, mirándolos de nuevo. "El festín iniciara pronto, pero antes de que se sienten con sus compañeros en el Gran Comedor, serán sorteados a sus casas. La ceremonia tomará lugar después de que entren a la Sala.

   Las cuatro Casas son Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw, y Slytherin, y cada una tiene su historia, igualmente larga y noble. Mientras esten en Hogwarts, su casa será como su familia. Tomaran las clases con su Casa, comerán con ella, y vivirán en los dormitorios de su Casa. Sus logros le ganarán puntos a su Casa; romper las reglas les costarán dichos puntos. Al final del año, la Casa que tenga más puntos ganará la copa de las casas."

   Sus ojos se fijaron en el Tantei, juntos en un grupo notablemente más alto. "Llevaré a los de primer año para que los Sorteen primero. Espero que nuestros estudiantes de intercambio esperen aquí, calladamente hasta que las puertas vuelvan a abrirse. Cuando suceda, por favor muévanse al frente del salón." Se volteó de nuevo, abriendo las puertas, y llevó a los estudiantes más jóvenes al Gran Comedor. Las puertas se cerraron tras ella.

   "Bueno." Yuusuke dijo, sarcásticamente. "Eso fue amistoso."

*****

   La ida al castillo fue echa en silencio incomodo, el cuarto asiento de el carruaje ocupado por un Hufflepuff de tercer año, quien parecía casi retadora con su banda de brazo negra y la barbilla en alto. Harry y Hermione, y los otros prefectos de Gryffindor, habían sido sacados del grupo por la Profesora McGonagall en el pasillo de entrada, les dieron la contraseña de los dormitorios, y los enviaron al Gran Comedor. Así que Harry todavía no había podido mencionar a Snape.

   Se sentaron junto a Ron en la mesa de Gryffindor, y los ojos de Harry se fueron directamente a la mesa  mientras Ron se inclinaba hacia él.

   "¡No veo a Snape!" Susurró parcialmente. Los ojos de Hermione se agrandaron, y siguió la mirada de Harry, contando los asientos. "¿No creen que--?"

   "Hay un asiento vacío para la Profesora McGonagall, y Hagrid, y el nuevo Profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras... pero no para él." Hermione murmuró.

   "¿Quién?" Neville preguntó.

   "Snape." Harry dijo secamente. "No esta."

   Los ojos de Neville se agrandaron, y giró para ver la mesa de profesores, rostro volviéndose más alegre cuando notó que Harry tenía razón. "¿Dónde c-creen que... esta?"

   "¡Tal vez lo despidieron!" Ron dijo.

   "No, habría un nuevo profesor ahí, u otro asiento para uno." Hermione dijo. "Tal vez está enfermo."

   "Snape es muy mugriento para enfermarse." Ron gruñó.

   "¡Bueno, pues, no lo se!"

   Harry había hundido bajo y más bajo mientras peleaban, deseando que la multitud no estuviera ahí para poder decirles. Aunque Hermione tenía su punto. Si Snape estuviera... ido, habría un nuevo profesor allí arriba. A menos que Dumbledore no hubiera logrado conseguir un substituto en el día después de la pesadilla... Atrapó movimiento por la esquina de su ojo, y se levantó expectante como el resto de los alumnos cuando la Profesora McGonagall entró con los alumnos de primer año. Estaban juntos nerviosamente entre las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff, mientras McGonagall colocaba un banquito de tres piernas frente a las mesas. Colocó un roto y usado sombrero de mago sobre el asiento. Todos lo miraron fija y silenciosamente por un momento. Entonces, un rasguño grande cerca de la base se abrió, y el Sombrero Seleccionador  empezó a cantar.

   Puedo ser solo un Sombrero, viejo como ves hoy
   Pero juzgo el carácter mejor que nadie alrededor
   Veré tu naturaleza interna, a eso es a lo que voy
   Te coloco en la Casa a la que pertenezcas mejor.

   Para Gryffindor los héroes
   Los valientes y los nobles
   Para Hufflepuff los pacientes
   Trabajo duro y la verdad
   Para Ravenclaw los listos
   Sedientos de saber e ingeniosos
   Para Slytherin los ambiciosos
   Los veloces y perspicaces

   ¡Así que colócame en tu cabeza!
   Dejadme ver la verdad en tu mente
   Dejadme cumplir mi deber
   ¡A la Casa que perteneces realmente!

   Todos aplaudieron, McGonagall desenrolló un pergamino largo, y el Sorteo comenzó. Harry trató de prestar atención, pero sus ojos seguían dirigiéndose a la mesa de Profesores, como si esperara ver al profesor al que más odiaba aparecer. No lo hizo, pero Harry vio a Hagrid llegar a su propio asiento, presumiblemente con el nuevo Profesor de Defensa junto a él. Harry no podía verla desde su asiento, Hagrid bloqueaba la vista.

   Finalmente, los de primer año fueron sorteados, aunque McGonagall no quitó el sombrero de la estola cuando Dumbledore se levantó.

   "Damas y Caballeros." Dijo alegremente. "Nuestro Sorteo no se ha terminado aún." Un murmullo de sorpresa pasó por el Salón. "Tenemos un grupo de estudiantes de intercambio este año. Dadas ciertas circunstancias inusuales, estos estudiantes serán puestos en quinto año." Miró a las mesas con una suave sonrisa. "Confió en que los harán sentir como en casa."

   Con eso, Dumbledore levantó su mano, y el gigante par de puertas que daban al Gran Comedor se abrieron de nuevo.

*****

   Las pesadas puertas de roble súbitamente se movieron, y empezaron a abrirse lentamente frente al Tantei.

   "Ya era tiempo." Yuusuke masculló. "Veamos contra que estamos lidiando." Entraron al Salón, los chicos tomando una formación defensiva por instinto, con Yuusuke y Kuwabara al frente, y Kurama y Hiei cubriendo las espaldas del grupo. Botán mantenía manos guía en los hombros de Keiko y Yukina. Las bajitas muchachas miraban el techo encantado con asombro explicito.

   Hiei no estaba menos asombrado por el techo reflejando el cielo, pero se rehusaba a caer en la tentación. En lugar de eso, mantuvo su atención en el resto del Salón, en guardia para todo. Tal vez esta sería la mejor noche para acabar con uno de los Tantei, después de todo, en la primera noche, antes de que conocieran sus alrededores.

   Su agudo oído captó comentarios susurrados mientras caminaban por el pasillo.

   "¿Van al quinto año?"

   "¿Qué hay con los niños?"

   "¡Olvida a los niños, mira a la zorrita!"

   "¿Cuál de todas?"

   "¡La pelirroja!"

   "Um, el pelirrojo es un chico... esta usando pantalones."

   "Rayos, tienes razón."

   Llegaron al frente del salón, y la charla murió mientras McGonagall se adelantaba y levantaba un sombrero viejo y usado de una estola frente a ellos. Ella los miró por encima de un rollo de pergamino en su mano. "Cuando diga su nombre, vendrán a sentarse en el banquillo." Les dijo. "¡Jaganshi, Hiei!"

   Hiei se salió del grupo, dando una pequeña pausa para mirar extrañamente a la estola y el sombrero, antes de sentarse. Tuvo solo un instante para ver los ojos de todos los ocupantes del Salón fijos en él, atrapando la mirada agresiva de Malfoy, antes de que algo suave se colocara en su cabeza sin aviso previo, cubriendo sus ojos. Se tensó.

   ¿¡Que demonios!?

   "¿Hm, qué tenemos aquí?" La pequeña voz parecía venir de algún lugar cerca de su oído, pero Hiei instantáneamente lo reconoció como telepatía. "¡Un demonio! ¡No he Sorteado a uno de tu especie en siglos!"

   Hiei trató de alcanzar lo que fuese que estuviera sobre su cabeza -esperen, ese sombrero que la ningen hembra estaba sosteniendo-y arrancarlo de ahí, pero no pudo moverse.

   "Vamos, vamos, no hagas eso. Tengo que sortearte. Puede tomar un rato; eres difícil."

   ¡Difícil! Hiei hubiera partido el Sombrero a la mitad, si sus brazos se movieran y tuviera su espada. ¡Te mostraré difícil, tu viola-mentes pedazo de cuero de vaca--!

   "No estoy tan profundo, joven demonio. Ni siquiera estoy tocando tu mente. Podrías ver lo mismo que yo con tu Ojo medio sellado." El Sombrero parecía menos alegre.

   Lo que sea, Hiei soltó, siseando. Solo colócame en Slytherin y termina con esto.

   "No puedo solo hacer eso. Cargas las cualidades de todas las Casas, en grandes medidas."

   No se de lo que hablas. Soy un demonio maligno. Quiero poder. Odio a los ningen, especialmente a los estúpidos sin magia.

   "Y estas muy seguro que eso es lo que las jóvenes serpientes son, ¿hm?" Hiei parpadeó, sorprendido, mientras el sombrero continuó. "Eres muy inteligente. Eres intensamente leal-"

   ¡NO LO SOY!

   "-hacia tu hermana. Tomaste el Ojo por ella."

   Y tu NO le dirás eso.

   "Por supuesto que no. Y te iras calladamente a..."

   ¿Dónde?

   "¡GRYFFINDOR!"

**Continuará**

Notas finales:

Reviews apreciados, aceleran la traducción --no realmente, pero intento hacerlos más rápido sabiendo que alguien espera para leerlo.


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