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La Mejor Defensa por Charmeine

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Notas del capitulo:

Gracias por los reviews, aquí el siguiente capítulo traducido de La Mejor Defensa.

Nota mía:

'Trampa del Diablo' es la forma más exacta de traducir 'Devil's Snare'.
Es una planta que les parecerá muy familiar, y la razón es que la 'Trampa del Diablo' se usó en la primera película y el primer libro de Harry Potter, aunque es conocida como 'Lazo del Diablo'. Quize apegarme a la traducción literal de esta planta porque me pareció algo no-muy-importante.

En resumen: Trampa del Diablo, Devil's Snare, y Lazo del Diablo son la misma planta.

Capítulo 9
El Festín, Ojos Espía, y la Trampa del Diablo

   Hiei encontró que podía moverse de nuevo y se sacó el sombrero, calmo por fuera. ¿Gryffindor? ¿El Sombrero lo puso en Gryffindor? Coloco la maldita cosa en la estola, y caminó hacia la lejana mesa, su mente furiosa. Todos esperaban que estuviera en Slytherin. Él esperaba estar en Slytherin. Las pocas estrategias, vagamente planeadas que habían creado en equipo tendrían que ser borradas y re-escritas.

   Como antes del Sorteo, el oído agudo de Hiei captó murmurados comentarios y miró a la larga mesa, viendo a Harry. El chico se estaba inclinando para hablar con otro.

   "Muévete un poco, Neville. Lo conocimos en el tren. Esta algo nervioso."

   "N-nos esta viendo feo..."

   "Esta bien."

   Hiei mantuvo su expresión estoica, caminando para pararse junto a Harry, levantando una ceja hacia él y al otro chico. Lo salvaron de tener que decir nada cuando McGonagall llamó al siguiente.

   "¡Koorime, Yukina!"

   Hiei se sentó entre Harry y Neville, puños cerrándose fuertemente al mirar al sombrero en la cabeza de su hermanita. Él NO quería esa... esa cosa cerca de la mente de su hermana.

   "¡HUFFLEPUFF!"

   Hiei se relajó por un segundo, mientras Yukina emergía de bajo el Sombrero, radiante, y se unió a su mesa.

   "¡Kuwabara, Kazuma!"

   El Sombrero ni siquiera había tocado la cabeza de Kuwabara antes de gritar, "¡GRYFFINDOR!"

   "¡Ay, no, no con el enano!" Kurama soltó.

   Risas se oyeron en el Comedor. Fulminó con la mirada a Kuwabara, como si quisiera matarlo, mientras este se apresuraba a la mesa. El Tantei más alto atrapó la mirada de Hiei y prudentemente tomó un asiento muy lejos en la larga mesa. Hiei volteó sus fulminantes ojos a Harry y a Ron, y luego a Kurama. El zorro era uno de los pocos que no se había reído, pero Hiei sabía que Kurama se reía en su interior. NO era gracioso.

   "¡Minamino, Kurama!"

   Para indignación por parte de Hiei, Kurama le lanzó una mirada y le guiñó antes de tomar su lugar bajo el Sombrero.

*****

   "Hola, Youko Kurama."

   Debo estar en Slytherin.

   Kurama sintió al sombrero contraerse en su cabeza. "Que abrupto y directo. Esas no son cualidades particularmente Slytherin."

   Debo estar en Slytherin. Es vital

   "Hm..." Algo aleteó por los límites de la mente de Kurama, cerca de el vínculo altamente protegido que a veces usaba para comunicarse con Hiei. "¿Pero quieres estar en Gryffindor con el joven demonio, o no? Eres valiente, arriesgando todo para salvar a tu madre humana..."

   En primer lugar, no soy un adolescente. Trabajamos bien juntos, pero puedo sobrevivir sin él. Y en segundo, deja a mi madre fuera de eso. Debo estar en Slytherin.

   "Se nota que estas determinado, cierto." El Sombrero sonaba algo deprimido que Kurama no luchara más para su decisión. "Y está en tu naturaleza... es bueno que ya haya decidido, entonces. Perteneces a ¡SLYTHERIN!"

   Kurama se quitó el Sombrero y se levantó, nada sorprendido por el débil aplauso que se ganó de la mesa de Slytherin. Seguro que Malfoy ya estaba circulando información negativa en su contra, aunque seguramente le había hecho más daño a la posición de Hiei. Talvez era mejor para Hiei estar en Gryffindor, después de todo. Caminó calmadamente a la mesa de Slytherin, seleccionó un asiento al final de la mesa, y caminó por lo largo de el mueble, fácilmente evadiendo muchos intentos de hacerlo tropezar. Se detuvo cuando pasó detrás de Malfoy, sin mirarlo al hablar.

   "Realmente, Señor Malfoy, soy un pelirrojo, no un Weasley."

   Draco se tensó, dándole a Kurama miradas asesinas, pero el zorro pretendió no notarlo y tomó su asiento.

*****

   Harry estaba paralizado en su asiento, ojos fijos en Kurama mientras este se movía a la mesa de Slytherin. ¿Slytherin? ¿SLYTHERIN?

   "¡¿Slytherin?!" Ron siseó sin poder creérselo, haciendo eco de los pensamientos de Harry. "¡Pero era AGRADABLE en el tren!"

   "¡Y muy listo!" Hermione añadió, inclinándose sobre la mesa. Hiei la miró.

   "¿Y?" Preguntó.

   "¡¿Y?!" Ron susurró. "Y... y... ¡son Slytherin! Ellos son--"

   "Ambiciosos." Hiei interrumpió.

   "Iba a decir malignos."

   Hiei se encogió de hombros de forma indiferente, volteando sus ojos al Sorteo cuando McGonagall llamó, "¡Shinime, Botán!"

   "¿No te IMPORTA?" Harry rugió, súbitamente furioso. "¡Es tu amigo!"

   "Claro que me importa." Hiei dijo calmamente. "Es una buena Casa para él."

   "Pero..." Ron balbuceó. "Pero..."

   Hiei se inclinó sobre la mesa, mirando los ojos del pelirrojo con calma templada. "Kurama es leal, pero solo hacia los que son leales a él. Una vez que ha decidido que eres valioso, no te traicionará... a menos que lo traiciones primero. Él es vicioso cuando lo traicionan. Por eso esta en Slytherin. Recuerden eso."

   Ron tragó saliva. "Claro, amigo. Um..." Buscó cambiar el tema. "¿No es tu hermana a la que están Sorteando?"

   La mirada de Hiei se llenó de desprecio. "Mi hermana ya fue Sorteada. ESA es Botán."

   "HUFFLEPUFF!" Gritó el Sombrero.

   "Er, correcto." Ron murmuró. Hiei apartó la mirada, viendo a la chica de cabellos azules sentarse junto a Yukina.

   "¡Urameshi, Yuusuke!" McGonagall llamó. El chico de cabello negro tomó su asiento con una sonrisa algo burlona. Los ojos de Harry se apartaron de él a Kurama, solo para ver que el pelirrojo también lo miraba. Kurama mantuvo su mirada por un momento, entonces sus ojos se movieron a Hiei y de regreso, y sonrió. Miró fijamente al Sorteo de nuevo, y Harry prontamente lo imitó.

   "¡GRYFFINDOR!"

   La última estudiante de intercambio, la chica de cabello castaño, espero cortésmente a que McGonagall llamara. "¡Yukimura, Keiko!" antes de irse a sentar a la estola. Fue solo un momento antes que el Sombrero gritara el último sorteamiento del año.

   "¡RAVENCLAW!"

   Dumbledore esperó a que la chica tomara su lugar en la mesa de Ravenclaw, y se levantó. "¡A nuestros invitados - bienvenidos! ¡A nuestras viejas manos - bienvenidos de nuevo! Hay un tiempo para hacer uso de la palabra, pero no es ahora. ¡Comamos!"

   Los estudiantes rieron y aplaudieron, la mayoría, mientras la comida aparecía en los platos. Los asados usuales, vegetales, panes, salsas, y jarras de jugo de calabaza eras acompañados por tazas de té y pequeñas cajitas de comida limpiamente acomodada. Un plato de arroz apareció junto al hombro de Hiei. Harry observó como Hiei seleccionaba un plato cubierto y unas pocas de las cajitas pequeñas, todas con algo diferente en ellas, y decidió probar un poco.

   Harry tomo la cajita más cercana a él, la comida preparada y sazonada para que se viera como una blanca flor de muchos pétalos. Fue fácil agarrar una parte de la ‘flor' con su tenedor, lo que era afortunado ya que no sabía usar los palillos chinos.

   "No sabía que a los Occidentales les gustara el pescado crudo." Hiei dijo, justo cuando Harry se lo metía a la boca y dio un mordisco.

   Los ojos de Harry se agrandaron, y rápidamente tomó la servilleta de su regazo, escupiendo el pescado en ella. Se tragó la mitad de su vaso de jugo de calabaza , tosiendo un poco al tomar aire. La cara de Ron era como de fotografía.

   "¡¿Pescado crudo?! Chilló, ojos grandes cuando Hiei mordió su propia ´flor´. Harry se terminó su jugo y se sirvió más, observando las comisuras de los labios de Hiei levantarse en un gesto de diversión.

   "Calamar." Hiei confirmó. Ron se puso algo verde. El tenedor de Neville se le calló al plato, la mano de Hiei rápidamente atrapando al chico por el frente de sus túnicas cuando estuvo a punto de caer hacia atrás.

   "¡Neville!" Hermione jadeó, saltando de su asiento un poco. Hiei jaló a Neville más cerca y miró a su cara.

   "¿Está bien?" Harry preguntó, tratando de ver alrededor de Hiei.

   "Se desmayó." Gruñó, jalando el cuerpo del chico hacia delante. Dean empujó el plato de Neville fuera del camino, dándole espacio a Hiei para que pusiera a Neville abajo. Hermione se sentó derecha de nuevo, relajada ahora que Neville ya estaba bien-algo. Sus ojos brillaron con una mirada a la que Harry estaba ya muy acostumbrado, cuando Hiei comenzó a comer de nuevo.

   "Así que, Hiei." Dijo ella. "¿Todo es pescado crudo?"

   "No."

   Harry bajó su copa. "¿Y qué es, entonces?" Preguntó.

   Hiei miró hacia arriba, ojos centelleando con resignación. Empezó a apuntar a varios platillos, cortésmente nombrando cada alimento entre mordidas. Neville despertó a la mitad de la lista de Hiei, y solo le picó a su comida por el resto de la cena.

   El postre vino y se fue, nadie diciendo nada cuando Hiei tomo un par de pastelillos en una servilleta y se la escondió en el bolsillo, y finalmente Dumbledore se levantó. El Comedor se silenció.

   "Bueno, ahora que todos estamos digiriendo otro maravilloso festín, ruego por un momento de atención para las usuales noticias de inicio de curso. Los de primer año y los transferidos deben saber que el bosque en los campos de la escuela esta prohibido para estudiantes-y algunos de nuestros estudiantes mayores deberían saberlo ya." Harry, Ron, y Hermione intercambiaron sonrisas.

   "El Señor Filch, el vigilante, me ha pedido, por la vez que él asegura es la cuatrocientos sesenta y dos, que les recuerde a todos ustedes que la magia no esta permitida en los corredores de la escuela, así como varias cosas más, que pueden ser revisadas en la extensa lista pegada a la puerta de la oficina del Señor Filch.

   "Estamos encantados de dar la bienvenida a la nueva profesora en nuestra escuela: La Profesora Genkai-" Muchos de los estudiantes jadearon con sorpresa, y el Comedor se rompió en emocionados murmullos al continuar Dumbledore. "-quien amablemente ha consentido a llenar el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras. Las pruebas para los equipos de Quidditch serán-"

   Ron salió de su estupor. "Wow." Masculló. "¡Esto es tan GENIAL!"

   "¡¿Hiei, por que no DIJISTE que Genkai era su sensei?!" Hermione preguntó, inclinándose sobre la limpia mesa. Hiei levantó una ceja y sonrió socarronamente, mientras ella seguía, "¡Esto es increíble! ¡Ella es LA líder de autoridad en el campo de criaturas Oscuras!"

   "Ya veo por que Kurama quería la carta de mi Rana de Chocolate..."

   "¿Así que les ha estado enseñando a TODOS ustedes, en privado?" Hermione preguntó a Hiei.

   "¿¡De verdad!?" Súbitamente varios de los Gryffindor se inclinaban hacia ellos, empujando a Harry y a Neville.

   "¿¡Por cuanto tiempo!?"

   "¿Los escogió a ustedes en especial?"

   "¿Cómo es ella?"

   Un flash de cámara se prendió cerca de la cara de Harry. "¡Colin, para con eso!" Dijo, tallándose los ojos. Veía puntos blancos. Una mano vino a posarse en su hombro.

   "Oi, oi, dejen de molestar al chico. ¡Oi! ¡Dije que se quiten! Quita la cámara, amigo, tienes todo el año para mirar a la gente. ¿Qué demonios pasa aquí?"

   Harry parpadeó, los puntos desvaneciéndose, y miró hacia arriba para ver al otro estudiante de intercambio de cabello negro -su nombre era Yuusuke, si Harry recordaba correctamente-parándose junto a él, una mano en su hombro y la otra en el de Hiei.

   "Er..."

   La voz de Dumbledore pasó por encima de la confusión de Harry. "Veo que están muy emocionados por la nueva maestra. Eso es excelente, pero tal vez quieran ser menos efusivos con sus saludos." Miró expectante, y los incómodos Gryffindor se calmaron.

   Yuusuke se sentó entre Hiei y Harry, en lugar de regresar a su asiento. "¿Qué pasa con eso?" Preguntó calladamente, ignorando a Dumbledore.

   "Son ningen estúpidos." Hiei murmuró.

   "Trata de crear un record fotográfico de mis tiempos en Hogwarts." Harry dijo, aún más calladamente.

   Yuusuke le lanzó una mirada penetrante. "¿Y tu eres...?"

   "Harry Potter."

   "Oh." Frunció el ceño un segundo, pensando, antes de chasquear los dedos. "Oh, cierto. Oseizonsha-sama."

   Harry hundió su rostro en sus manos. "No eso de nuevo."

   Yuusuke le puso la mano en el hombro de nuevo. "¿Cansado de eso, eh? Lo entiendo. Solo te llamaré Harry-no, espera... nombre equivocado. Te llamaré Potter, entonces."

   Ron parpadeó. "¿No quieres decir Harry?" Preguntó.

   "Nah." Yuusuke se encogió de hombros. "Acabamos de conocernos. No nos conocemos tanto. Soy Uram-er, Yuusuke Urameshi. Pueden llamarme Urameshi."

   Hubo una conmoción a su alrededor; los otros estudiantes se estaban levantando, obviamente listos para irse. Hermione señaló a Harry.

   "Vamos, Harry, debemos guiar a los de primer año -y creo que a los de transferencia, también-al dormitorio." Le dijo.

   "¿Puede esperar un minuto?" Harry preguntó. Podía ver como se iban los profesores; tenía que preguntar sobre Snape-

   "NO, Harry, ¡Somos los responsables aquí!" Ron soltó un gruñido, y Hermione se volteó hacia él. "¡Lo SOMOS! Vamos, Harry."

   "Pero Hermione..."

   "Eso. Puede. Esperar." Genial...

   Hermione se levantó. "¡Primer Año!" Llamó. Se movieron hacia ella, y el estudiante de cabello naranja se unió a Yuusuke y Harry. Yuusuke lo introdujo como Kuwabara, y el grupo entero siguió a Hermione fuera de el Comedor.

*****

   Más tarde, muchos pisos más abajo en el castillo, Kurama entró a los dormitorios de los chicos de quinto año de Slytherin. Miró alrededor del cuarto desocupado, examinando su guarida asignada por el año. Era toscamente circular, conteniendo seis mesas arregladas como las conjeturas de una rueda, alrededor de un calentador. Cada una tenía cortinas pesadas y verdes, entonces sujetas para mostrar limpias camas, que se sentaban en alfombras de igual tono.  Un baúl se encontraba al pie de cada cama, y una mesita de noche a un lado de cada cama, contra la pared. Las telas en las paredes eran predominantemente verdes. Había solo un cambio en el cuarto lleno de verde, al otro lado de el cuarto, donde Kurama podía ver una ventana abierta hacia una agradable vista nocturna.

   Kurama encontró su baúl al pié de la cama más cerca de él, a la derecha. Era la mejor cama para escapar, si la ventana estaba bloqueada, pero era la peor cama en todos los demás aspectos. Estaba justo junto a la puerta, del lado al que se asía para abrirse, así que la cama de Kurama sería la primera atacada en cualquier tipo de asalto. Por la misma razón, sería la favorita para robos, bromas, y vandalismo. Debía arreglar eso.

   Cerró la puerta tras de si y empujó un poco de su poder en su voz para llamar a una criatura como los ogritos de Hiei en el Makai.

   "¡Elfo domestico!" Escuchó. ¿Ah, así se llamaban? Que interesante.

   El aire brilló frente a él, y una criatura se materializó. Kurama alzó una ceja, mirando el tamaño, los largos brazos y piernas, la cara plana con los ojos saltones, la suave, tersa piel verdosa, y la toalla de té que usaba. No esperaba esto.

   "¿Qué desea el amo? Tobbles está-" La criatura se congeló, ojos cayendo en Kurama. Se alzó ofendidamente. "¡Tú no eres amo! ¡Tú estudiante! ¡Tu no debes convocar a Tobbles!"

   "Mis disculpas, Tobbles. Soy nuevo aquí, no se las reglas aún." Kurama dijo, calmadamente. "¿Me preguntaba si me podías hacer un pequeño favor?"

   El elfo movió su cabeza hacia el lado. "Tobbles escucha. ¡Pero Tobbles no promete! ¡Estudiantes no serán ayudados a romper las reglas!"

   "¡Oh, no, no!" Kurama añadió rápidamente. "No quiero romper las reglas, pero... ¿sería aceptable que yo tuviera una pequeña maceta con tierra?" Trazó las dimensiones de una maceta para flores pequeña con sus manos. "¿Algo que pueda tener rosas? ¿Solo una? Estoy acostumbrado a cultivarlas junto a mi cama en casa."

   El elfo irradiaba felicidad. "¡No hay problema, estudiante, señor! ¡Tobbles irá ahora mismo!" Dio una pausa. "¡Pero estudiante no debe convocar elfos domésticos otra vez! ¡Amo podría enojarse si estudiante convoca elfos domésticos!"

   "Te lo prometo, Tobbles. No convocaré a otro elfo doméstico de nuevo. " Tobbles asintió, y se desvaneció. Kurama se sacó una semilla de el cabello, la hizo florecer, y ocultó su mano en las cortinas de la cabecera de su cama, dando más de su poder a la creciente enredadera. Se hundió en los dobleces, moviendo sus ramas, ocultándose en las pesadas telas y madera de la cama.

   "¡Tobbles esta de regreso, estudiante, señor! Tobbles trajo la tierra del estudiante!"

   Kurama parpadeó, y alejó la vista de la cama. "Gracias, Tobbles." Dijo amablemente. El elfo doméstico dejó la maceta en la mesita de noche y se fue. Kurama tomó un puñado de tierra con su mano libre, y se inclinó para colocarla en la esquina de la cabecera de su cama, justo entre los listones. Con su otra mano, cuidadosamente llevó la raíz de la planta hacia abajo, haciendo que creciera más del tallo en lugar de molestar a las enredaderas en sus cortinas, y la colocó suavemente en la tierra. Un segundo más de poder, y se enterró, asegurando que la tierra se quedaría en la esquina. Kurama regó un poco de agua de su jarra-de-noche a la raíz, y cuidadosamente la soltó. Su cama no se veía diferente a como lo hacía antes.

   Se sacó dos semillas más del cabello, y empujó una a la maceta antes de tomar el siguiente puñado de tierra. Esta vez, fue a la ventana, y se subió al amplio borde. Casi ni se fijó en la espectacular vista -los dormitorios de Slytherin estaban en el lugar correcto para ver el lago claramente-mientras se concentraba en buscar una apertura o una imperfección en la pared de piedra sin quitar la hiedra que ya crecía ahí. Pronto encontró una, y la llenó de la fresca tierra y su semilla final por la noche. La hizo crecer, y esta sacó varios tallos delgados y casi transparentes, hojas con forma de lagrima creciendo al tamaño de la palma de Kurama.

   Kurama envió su poder por la enredadera algo más rápidamente que con la primera planta. No era tan notable si las plantas crecían fuera del castillo, e oposición a si crecían por dentro, y no había suficiente luz para que un humano viera el temblor de la nueva planta al enredarse con la hiedra. Concentrando la mayor parte de su atención en los crecientes tallos, buscó aperturas y hoyos en los lugares más lejanos. Encontró un buen número de los mismos, y envió a los tallos dentro, varios dando con callejones sin salida. Unos cuantos, sin embargo, entraron a los calabozos del palacio de nuevo.

   Kurama envió a esos a circular entre los corredores, en todas direcciones, quedándose en las esquinas de los muros y enterrándolos en piedras que los mantendrían ocultos. Ahora empezó a permitir al fruto de la planta -pequeños y cerrados capullos- florecer en puntos clave: en cuartos, al final de los pasillos, en intersecciones, y apuntando hacia arriba y debajo de las escaleras.

   Eventualmente, su enredadera estaba metida en cada parte habitable de los calabozos. Kurama se detuvo, tomó un respiro, y envió una última cantidad de poder por toda la enredadera, de kilómetros de largo, para hacer a cada pequeña y grisácea flor crecer, revelando un lente diminuto en el centro de cada una. Torció su poder, dejando sus ojos espía del Makai de ese tamaño, y liberó la planta. Lentamente quitó las manos de la enredadera, notando que le temblaban ligeramente, y las cerró en puños al levantarse. Ahora venía la parte difícil de la tarde.

   Lidiar con Malfoy.

*****

   Draco luchaba contra un dolor de cabeza al dejar la sala común para ir a los dormitorios. Voldemort, su padre, el bastardo Potter, la comadreja Weasley, la sangre sucia, el favoritismo de Dumble-dumb, y el idiota estudiante de transferencia en quinto año -al menos ese no quedó en Slytherin-y el estudiante de intercambio de Slytherin, la serpiente pelirroja, todos contribuyeron a un rápido ataque de dolor de cabeza por tensión de proporciones monstruosas. Sin mencionar los desagradables modales de mesa de sus secuaces habían sido los peores esa noche. Al menos habían prometido lavarse antes de regresar por la ronda de postres.

   Draco entró en el dormitorio silenciosamente, cabeza palpitante, e instantáneamente notó el lugar extra en el cuarto. Un flash de rojo (¡¿Rojo?!) llevó sus ojos a la ventana, y su dolor de cabeza se intensificó cuando reconoció a su nuevo compañero de cuarto.

   El chico era amigo de el maldito Potter. Había sido rudo con Draco en el tren. Lo hizo de nuevo en la mesa, justo frente a una horda de Slytherins que atacaban por la espalda. ¡NADIE era rudo con Draco Malfoy, especialmente no DOS VECES!

   Se movió silenciosamente hacia Minamino, velozmente haciendo un plan. El pelirrojo estaba al borde de la ventana, sin prestar atención al resto del mundo, talvez por última vez antes de unirse a las realidades del mundo. Vigilancia constante, el único punto en el que Draco estaría de acuerdo con cierto loco hacedor de hurones, que era necesario. Siendo así, Minamino estaba en la ventana, y no necesitabas fuerza -solo balance-para sostener a alguien de más o menos tu tamaño y peso peligrosamente cerca del borde de una. Draco tendría la ventaja, fácilmente, ¡y entonces le enseñaría y educaría al principiante estudiante de intercambio en el comportamiento apropiado hacia él!

   Minamino no lo vio. Otras diez pulgadas... seis... tres -sus manos se elevaron, yendo hacia Minamino--una--!

   Lianas atraparon las muñecas expuestas de Draco; algunas más le agarraron los tobillos. Instintivamente abrió su boca para gritar, y un montón de hojas se le metieron en la boca para acallar el sonido, el tallo  amarrándose alrededor de la cabeza de Draco para asegurar las hojas en su lugar. Las plantas quitaron a Draco del suelo y lo jalaron, peleando, a la cama de Minamino, haciéndose más fuertes cuando peleaba. Empujó contra el colchón, pateando el cubre cama y haciendo a los resortes protestar, las enredaderas apretando más hasta que Draco no se pudo mover, recostado en la cama con los brazos y piernas extendidos.

   Mordió fuertemente las hojas, furioso. ¡¿Cómo se atrevió Minamino?! ¿Cómo se atrevió él a... como se atrevió... como...? Draco se dio cuenta súbitamente de que no sabía que había hecho Minamino. No reconocía ni un rastro de magia familiar en las plantas, aparte de la pequeña sensación que las marcaba como manipuladas por magia. Nada de encantamientos, nada de pociones, nada Oscuro, ni un signo de el toque de un ser que razonara. Solo... magia de planta, pura. Minamino no le había hecho nada. ¿Qué rayos?

   Un sonido suave hizo a Draco voltear su cara hacia el lado. Minamino había salido de el estado de trance en el que se había encontrado, y ahora lo miraba a través de vacíos ojos medio cerrados. Draco no estaba enteramente seguro de chico estuviera completamente fuera de su trance.

   "Buenas tardes, Señor Malfoy." Murmuró. Draco intentó sisear a través de las plantas, jalando sus muñecas atadas y fulminando al chico con la mira. "Por favor, no se mueva." Minamino continuó. "La Trampa del Diablo es algo difícil. No querrá cortarse la circulación."

   Draco se tensó, pálido. ¡¿Trampa del Diablo?! ¡¿Estaba atrapado en enredaderas de una Trampa del Diablo?! ¿Por qué Minamino no estaba haciendo algo, como, oh, traer a un maestro para LIDIAR con la infestación? ¡¿Cómo habían dejado los elfos domésticos que algo así creciera tanto en sus dormitorios?! ¡Cuando estuviera libre, escribiría a su padre!

   Minamino se sentó junto a Draco en la cama, llevando la furia de Draco y su dolor de cabeza a otro nivel. ¡Estaba loco, tenía que estarlo! ¿Cómo se suponía que Draco saldría de la Trampa del Diablo si Minamino se quedaba atrapado también? ¡No se quería quedar atrapado con un lunático en una planta maldita toda la noche!

   "¿Le duele?" Minamino preguntó.

   Draco lo fulminó con la mirada. ¿Cómo se suponía que respondiera a eso, con un montón de húmedas hojas que sabían mal en su boca, y con enredaderas tomándolo por las muñecas tan fuerte que probablemente dejarían algunas marcas muy sugestivas, y acaso mencionó que tenía un dolor de cabeza intenso antes de que todo esto comenzara en primer lugar?

   Minamino extendió su mano, y rozó la punta de su dedo índice contra la enredadera sujetando la muñeca derecha de Draco. "Relaja tu agarre un poco." Ordenó. Confusión fue evidente en la cara de Draco por medio segundo, antes que las enredaderas sujetándolo se volvieran menos tensas. Instantáneamente intentó liberarse, y encontró que aún lo sostenían firmemente en su lugar, solo que no tan dolorosamente como antes. Miró a Minamino, mientras se adentraba a la realidad del momento. No podía sentir ningún hechizo en las plantas, ¡Pero la Trampa del Diablo NO te soltaba por comando!

   "Las controlo." Minamino confirmó, ojos vacantes firmemente fijados en los de Draco, que se notaban horrorizados. "Aún sientes dolor." Añadió, sin emoción alguna. Draco no lo entendía. Si ÉL tuviera un control como ese, si tuviera a alguien atrapado y adolorido, no estaría tan... tan... estoico consigo mismo. ¿Verdad?

   Minamino de pronto, suavemente, corrió una mano por su rojo cabello. Aplastó algo entre sus dedos, ojos yendo a Draco, y se lo sopló en la cara al rubio. Draco se movió hacia las plantas, soltando un ruido ahogado contra las hojas.

   "¿Mejor?"

   Draco estornudó, luego se acostumbró a las hojas, ojos cerrados en alivio. El dolor de cabeza se había ido. Su alivio vivió por muy poco.

   "Ahora, Señor Malfoy, lo dejaré ir... pero primero, creo que debemos aclarar algunos malentendidos." Los ojos de Draco se abrieron como platos, cuando una varita le acarició el lado de la cara. "Acerca de la defenestración-" ¡¿De-qué?! Draco se tensó mientras su mente rápidamente recorría las palabras menos usadas en su vocabulario, y se encontró con ‘Acto de arrojar a una persona por una ventana'. Oh. ¡¿Esperen, Minamino sabía?! "-y asumir cosas, y amigos y enemigos... e intimidación."

   Draco apenas se contuvo de tragar saliva ruidosamente. La voz del pelirrojo se había bajado en tono en la última palabra, y había algo naturalmente amenazador en la forma en la que se había acercado, como trajo la varita a descansar en un punto de pulso en la garganta de Draco.

   "Defenestración. Creo fuertemente que he dejado el punto claro sobre eso." Minamino dijo suavemente, dando golpecitos al pulso de Draco con la varita. Oh si, Draco entendía el punto. No significaba que no lo intentaría de nuevo bajo mejores circunstancias. Como, con compañía. O por poder. "Así que... asumir cosas. ¿Hoy ha sido un mal día para usted, o no, Señor Malfoy?" Continuó.

   Eso era una subestimación. La única forma en que pudo ser peor hubiera sido que alguien hubiese visto esto. Draco se sentía subitamente agradecido por la glotonería de Crabbe y Goyle, especialmente mientras Minamino se inclinaba más cerca, ojos brillantes con enojo ahora.

   "¿Asumió que, porque estaba en el compartimiento de Potter, debía haber estado en su contra, sin siquiera saber su nombre? ¡Le permití insultar a mi familia --una larga, honorable, puramente Japonesa línea familiar, sin un solo rastro de intrusos Occidentales en ella-- insultar mi honor en su ignorancia--!" Su mano se cerró en un puño alrededor de la camisa de Draco. "¡Evité que esos dos le saltaran encima después de que usted los insultó tan directamente-- talvez debí dejarlos aplastarlo!" Empujó a Draco al colchón y se sentó derecho, colocando la mano con la que sostenía la varita contra su sien. "Pero no quiero hacer enemigos. Incluso arreglé su dolor de cabeza después de que usted intento empujarme por la ventana."

   Los ojos de Draco fueron a la varita. Intentó levantarse inútilmente, su temperamento alzándose de nuevo. ¡Era SU varita! ¡El maldito novato estaba jugando con SU varita!

   Minamino lo miró, y siguió la mirada de Draco a la varita. El enojo se fue de su rostro.

   "Sou ka..." Murmuró. "Talvez esto si lo entienda, y pueda dejarlo ir." Y--¿qué? Minamino alzó la varita de Draco.

   "¿Es nervio de corazón de dragón, correcto?" Oh, genial. Minamino estaba jugando a ser Ollivander ahora. Draco se hubiera negado a responder si tuviese la opción. Estúpidas hojas. "Debió ser un oscuro y poderoso dragón." Minamino murmuró. Eso había dicho Ollivander. "Vicioso y bello, también." Añadió. Draco gruñó. Ollivander había dicho ESO, también.

   Minamino giró su muñeca con su mano libre. Una segunda varita salió de su manga y a su mano. Las sostuvo a ambas para mostrárselas a Draco. La nueva varita era más pequeña que la de Draco, más delgada y más angular que cualquier varita que el chico hubiera visto.

   "Estilo Oriental." Minamino respondió la pregunta muda de Draco. "Con corazón de cabello de demonio." Draco se puso pálido. ¿De-demonio? ¿Cómo demonio, demonio? ¿Criaturas más peligrosas y oscuras que los hombres-lobo y los vampiros? Minamino asintió lentamente. "Lo habría notado en la primera clase, de cualquier forma. ¿Después de todo, se dio cuenta de que no había ningún hechizo en las plantas fácilmente, verdad?" Se levantó, metiendo su varita en la manga, y colocando la de Draco en la mesita de noche. "¿Si quisiera hacer enemigos, se da cuenta de que ahora mismo usted estaría más que simplemente asustado ahora?" Tocó la rama más  cercana de la Trampa del Diablo, y la planta finalmente se alejó de la cabeza de Draco. Escupió las hojas y trató de hablar, solo sacando un gruñido seco. Asintió en vez de hablar. Minamino le sirvió una copa de agua de su jarrón de noche, y dejó a Draco tomarla.

   "¿Así que," Draco dijo toscamente, una vez que hubo tomado toda el agua necesaria para hablar apropiadamente. "que ES lo que quieres? ¿Para qué tanto melodrama?"

   Minamino parpadeó, sorprendido, mientras colocaba la copa en la mesita de noche. "Creí que estaba muy claro."

   "Ilumíname." Draco dijo, burlón.

   "Bueno, si no quiero hacer enemigos, talvez lo que quiero es hacer amigos."

   Ahora Draco parpadeó. "Estas bromeando."

   "No en este momento." Minamino dijo, sonriente.

   Draco abrió la boca para hacer una respuesta cruel, cuando los ojos de Minamino se agrandaron ligeramente y se colocó un dedo contra los labios para decirle que se silenciara. Draco instintivamente se detuvo, obedeciendo por el segundo que le tomó a Minamino reconocer lo que fuera que estuviese escuchando.

   Minamino tomó la enredadera, acariciándola suavemente con la mano libre, y Draco se encontró libre y yaciendo en la cama de Minamino, con las lianas fuera de vista. El pelirrojo rápidamente ayudó a Draco a levantarse, jalándolo alrededor de la cama de Goyle y sentándolo en su propia cama. Las cortinas alrededor de la cama de Minamino se cerraron solas.

   "¿Qué--?"

   "Piensa en ello. Pero no te tomes demasiado tiempo. ¿No lo tenemos, de acuerdo?" Giró hacia su cama, sacando un par de pijamas y una bolsa para ropa de su baúl, y se marchó, topándose y evitando a Crabbe y Goyle justo fuera de la puerta.

   Los dos miraron a Minamino, y entraron al cuarto con expresiones confundidas que eran idénticas. Miraron la cama nueva, y luego a Draco, expectantes.

   "Ni se molesten." Draco les dijo. "Ya le puso protecciones." Buenas, realmente buenas, y horrendas protecciones. Con Trampa del Diablo. Agitó una mano perezosamente, fingiendo desinterés. "Ya trabajaré en ello."

   Aceptaron eso, y fueron a sus propias camas. Draco se levantó y se marchó al baño de los prefectos.

*****

   Seguido de un largo baño, durante el cual Kurama se dio cuenta de que tendría que usar las facetas "Youko" de su personalidad algo más de lo que pensó, se vistió y se dirigió a los lavabos para cepillar sus dientes. Estuvo ligeramente sorprendido al ver a un Draco con cabello mojado en uno de ellos. Kurama había estado solo en el área de baño, y no había oído una regadera aparte de la suya.

   Draco se cepillaba el cabello, y la manga de su túnica se cayó por su brazo, revelando su muñeca. Kurama pudo ver las marcas rojas de las enredaderas contra la piel pálida, empezando ya a obscurecerse para dejar moretones. Gimió. Eso tenía que dolerle. Impulsivamente, metió la mano en su bolsa y encontró un pequeño jarrón.

   "Tenga." Dijo,  colocando la jarra junto al lavamanos. "Es sábila curativa."

   "Yo no acepto caridad." Malfoy soltó, lanzándole a Kurama una mirada furiosa.

   "Yo no doy caridad." Kurama le respondió planamente. "Yo causé esas. Úsela o no, eso depende de usted, pero la gente se dará cuenta, y habrá preguntas. Las preguntas pueden ser problemáticas." Volteó y se fue, atrapando la tangible esencia de su sábila justo antes de que la puerta se cerrara tras de si. Parece que Malfoy decidió usarla. Eso ya era algo, por lo menos.

   La primera noche de Kurama en Hogwarts iba bien, pero había sido algo dura. Si tenía suerte, las demás serían calmadas, más que esta.

*****

   Hermione guió a los nuevos Gryffindor por la ruta más simple -aunque no la más directa-hacia la Torre desde el Gran comedor (sin contar una que solo existía todos los Martes, ya que hoy era Viernes.). La ruta no tenía escaleras de trampa, ninguna puerta escondida, y llegaba a solo un pasaje secreto en el cuarto piso. Fue solo después de dejar ese pasaje que Peeves los encontró.

   El primer globo golpeó a una pequeña niña con coletas en la cabeza, desparramando pintura verde neón sobre la mayor parte de los chicos en frente del grupo. Todos giraron cuando el segundo globo vino volando por el aire y golpeó a Hiei en el pecho, cubriéndolo de magenta de su banda en la cabeza a los zapatos.

   "¡Peeves!" Harry y Hermione gritaron. El poltergeist rió con hilarante malicia y les envió un globo con pintura azul.

   "¡No me hagas ir por el Barón!" Hermione gritó.

   El cabello de la nuca de Harry se puso en punta, sintiendo el aire súbitamente calentarse a su lado. Miró, solo viendo a Yuusuke y a Hiei. Yuusuke miró a Hiei también, y de pronto tomó un paso al frente, empujando a Hiei en el hombro un poco para alejarlo un poco, en un gesto indiscutible de que se apaciguara.

   "¿Crees que es gracioso molestar niños?" Preguntó, fulminando al poltergeist con la mirada.

   Peeves radiaba asquerosamente. "No le puedo responder a los estudiantes."

   Yuusuke levantó su brazo derecho, dedo apuntando a el espíritu, mientras Peeves traía otro globo fuera y se preparaba a lanzarlo.

   "¡REIGUN!"

*****

   Para cuando los nuevos Gryffindor llegaron al retrato de la Señora Gorda, los estudiantes mayores estaban alterados por dos razones. Uno, los de primer año habían desarrollado una excesivamente vocal admiración por un nuevo héroe, enfocada en Yuusuke. Dos, había tomado tres personas y un hechizo silenciador de Hermione para sacar a Hiei de la escena. Harry estaba seguro de que las pocas palabras que Hiei había dicho no eran amables en Japonés, y fue algo bueno que no tradujeran.

   "Mimbulus mimbletonia." Hermione le dijo a la pintura que guardaba la entrada. Parecía tentada a empujar a los de primer año a través de el retrato. Harry sabía que EL lo estaba. Desafortunadamente, Hermione tomaba las reglas muy seriamente para dejar que se saliera con la suya. Además, solo eran niños.

   Ella, sin embargo, si le dio un empujón a Yuusuke y a Hiei cuando parecían querer quedarse en el corredor. Harry permitió a Hermione tomar la iniciativa y explicarle a los estudiantes las reglas, mientras él se apartaba para pararse cerca de Ron.

   "¿Qué les pasa?" Ron preguntó, asintiendo hacia los estudiantes.

   "Nos encontramos con Peeves en el camino."

   "¿A quién molestó?"

   "Hiei y la chica junto a Urameshi. Globos de pintura." Ron le dio una mirada asustada a los estudiantes. "Hermione limpió la pintura." Harry añadió, y se detuvo un instante. "Después de que Urameshi noqueara a Peeves lejos."

   "¿Él QUE?"

   "Le apuntó, gritó algo que sonaba como ‘reigan', y a Peeves lo mandó lejos una gran esfera de luz."

   "¡Wow! ¡Quiero aprender ese hechizo!"

   "No creo que fuera un conjuro. No usó una varita."

   Ron parpadeó. "¿Sin varita?" Harry agitó la cabeza. "¿Te convencieron Fred y George para hacer una broma?"

   "¡No! ¡Mira, se que suena loco, pero pasó!"

   "¿Qué ocurrió?" Neville preguntó. Los otros dos no notaron cuando se acercó.

   "¡Urameshi hizo un hechizo sin su varita y noqueó a Peeves!" Ron dijo.

   "¿Q-que? ¡Pero eso es imposible!" Neville dijo.

   "Pregúntale tú mismo." Harry gruñó, moviendo su cabeza para apuntar a Yuusuke. Neville se puso pálido y meneó la cabeza violentamente. "Bien, pregúntale a los de primero. Lo vieron también." Pasó junto a ron y se dirigió a las escaleras, al dormitorio.

   Primero notó que el cuarto había crecido para que cupieran dos camas más. Después, que Hiei también estaba ahí, parado al pie de una de las camas nuevas. Tenía una pluma en la mano que brillaba ligeramente violeta, y cuidadosamente dibujaba en los postes de la cama.

   "¡HIEI!"

   "¿Qué?" Hiei mojó la punta de la pluma en un pequeño envase de tinta y siguió trabajando en el extraño diseño.

   "Estas, um..." Harry iba a decir que no les permitían dibujar en propiedad de la escuela, pero lo golpeó el hecho de que talvez no fuese lo que parecía. "¿Qué estas haciendo?"

   "Sellos."

   "¿Sellos?"

   Hiei miró a Harry como si fuera un idiota. "Hechizos de protección."

   "Pero estamos en Hogwarts."

   Hiei hizo un sonido de desdén, añadió un giro preciso al final de el diseño, y dejó la pluma en la cama. El brillo violeta se fue- Hiei levantó su mano, sosteniéndola paralela y una pulgada lejos de la delineación, y lentamente movió si mano hacia abajo.

   "¿Y ahora que haces?"

   "Los activo." Hiei se sentó en su cama y miró a Harry con una constante y desconcertante mirada. "Haces muchas preguntas."

   "Haces muchas cosas extrañas." Hiei levantó una ceja ante la rápida respuesta, su vagamente expectante sonrisa burlona apresurando a Harry a añadir. "Como magia sin varita."

   "No seas ridículo." Hiei le soltó. La sonrisa se mantuvo, quitando el aguijón de las palabras. "La magia sin varita es un juguete para hombres viejos y arrugados."

   Harry se quedó con la boca abierta. "Quieres decir que... ¿CUALQUIER persona puede hacer magia sin varita?"

   Hiei solo agitó la cabeza, aún sonriendo burlonamente, y se inclinó para sacar una camisa negra de su baúl. "Hasta mañana.."

   "Pero-"

   Hiei cerró sus cortinas para terminar con la discusión.

   Harry se volteó, herido. Había estado tratando de ser amable con el chico más bajo. Lentamente, se cambió a sus ropas de noche, aseguró su Capa de Invisibilidad bajo la almohada, y se metió en la cama, jalando las cortinas para que estuvieran bien cerradas.

   "Nox." Dijo, terminando con la luz en el cuarto.

   Que los demás pensaran que se fue a la cama temprano. No sería la primera vez que lo hacía. Tampoco sería la primera vez que fingiría dormir cuando los otros entraran. Era más fácil recorrer los pasillos de la escuela a destiempo si no estaba perdido a la hora que apagaran las luces.

   Después... encontraría la verdad sobre lo que le pasó a Snape. Después...

*****

   Hiei pasó de un sueño profundo a alerta total exactamente cuando lo había planeado, dos horas después de irse a la cama. Contó a los otros en el cuarto por sus respiros y su esencia: a tres no los reconocía, Harry y Ron, Yuusuke, y Kuwabara (quien roncaba). Todos profundamente durmiendo.

   Se sentó, refunfuñando por l sonido ruidoso de las ropas de cama, y sacó los pies de la cama, directamente a sus botas. Tendría que añadir un sello aprueba de sonido en su cama. Fue más cuidadoso con ser silencioso al abrir su baúl y sacar su katana de el bolsillo dimensional en la tapa.

   Ahora armado y con su capa, silenciosamente dejó la Torre y fue a los pasillos. Se aflojó el vendaje de la frente un poco, usando un poco del poder de su Jagan para mejorar la sensación de la intrincada magia del castillo, y empezó a explorar el nuevo territorio.

   La seguridad aquí era terrible, notó Hiei inmediatamente. Había dos tipos de sistema en su lugar. El superficial, que se supone que debía ser notado, consistía en cosas como retratos vivientes y escaleras movedizas. Hiei NO estaba impresionado con ese sistema. La Señora Gorda de su propio dormitorio estaba dormida, y no se había movido ni un poco cuando Hiei se fue. Un grupo de retratos vigilando tres corredores estaban en una pelea a mano limpia cuando pasó. Tres de las cuatro puertas de truco que encontró incluso estaban abiertas.

   El segundo sistema era también inaceptable. El doblez dimensional para evitar tele-transportación estaba firme y en su lugar, pero no había señal de que hubiera alguna protección contra transmisión (tele-transportación usando un objeto hechizado, en lugar de la propia magia de uno). También había encontrado varias chimeneas, incluyendo la que estaba directamente en la sala común de Gryffindor, que mostraban signos de ser parte de una red de transmisión y comunicación.

   Al menos la tele-transportación ERA imposible, y las chimeneas podían tener monitoreo. También parecía que el castillo no podía ser explotado, contaminado con pociones o enfermedades, inundado, hundido, quemado, o dañado por desastres naturales o simples asaltos hechos por magos humanos. Así que no estaban totalmente indefensos, pero bastante.

   Molesto, Hiei aterrizó en el angosto alfeizar de una ventana, justo encima de un par de escaleras corredizas. Estaba sucia y le faltaban pequeños paneles de vidrio, así que tuvo que mirar por los pequeños agujeros para orientar su posición relativa a otras partes de la escuela. Marcó las torres más cercanas --había marcado mentalmente todas con las que se había encontrado hasta el momento, y pudo ver Gryffindor, Librería, Astronomía, y Hueca-- atrapó un vistazo de un volador solitario en la esquina del atrio solitario. Sacó su katana ligeramente y la movió, la luna brillando en el filo expuesto, y la volvió a guardar cuando el volador se acercó más.

   "¿Hola?" Botán preguntó suavemente. Hiei no puso esfuerzo en ocultarse. "¿Hola?" Repitió, algo más alto.

   "Su seguridad es ridícula." Hiei dijo planamente. Botán se sorprendió, y alejó su remo un poco de la ventana como un reflejo.

   "¿Hiei?" Preguntó, flotando hacia arriba. "¡Me asustaste!"

   "¿Qué dices de la seguridad fuera del castillo?" Preguntó, ignorando su comentario.

   "Um... no hay mucha en las ventanas. Puedes entrar y salir con un remo fácilmente. No se si haya hechizos contra vuelo, o si los hechizos van enfocados a las escobas y mi remo no es afectado..."

   "Escudos en ventanas inadecuados." Hiei resumió impacientemente. "¿Qué más?"

   "Bueno." Botán dijo, pensándolo bien. "El bosque no es muy ‘prohibido'. No hay sellos ni nada para mantener a la gente lejos. Volé sobre una parte."

   Un susurro de magia pasó junto a Hiei, y se retorció ligera e irritablemente, alejando la molestia lejos mágicamente. Lo intentó de nuevo, y esta vez él la atrapó y la sostuvo. Unos segundos después, el sonido de roca moviéndose llegó por el atrio. Hiei sostuvo una mano en alto para silenciar a Botán y miró abajo. Varios pisos debajo, una escalera estaba moviéndose en su punto alto: la del segundo piso que llevaba a la Torre de Gryffindor. Hiei pudo ver fácilmente a dos figuras encapuchadas apresurándose por las escaleras.

   "¿Hiei?" Botán susurró. "¿Qué pasa?"

   "Ya cállate." Otro hilillo de magia, más persistente, pasó junto a Hiei, y atrapó este también. Sus ojos se achicaron y los examinó. El primero era un simple deseo de dejar el área. El segundo, el que había capturado después de notar a las personas bajando las escaleras, era un deseo más potente de quedarse.

   Hiei se apresuró por el atrio de escaleras, moviéndose tan rápidamente que sabía que el ojo humano solo vería el movimiento como una serie de destellos. Se percató ligeramente de que Botán lo llamó, afortunadamente no lo suficientemente alto para que los humanos escucharan, e incluso eso se desapareció después de cinco pisos. Otra onda de magia trató de dirigir a Hiei lejos de un arco en el nivel más bajo. Lo calló y siguió el camino que dejaba, atrapando con la mirada a los dos estudiantes mientras estos se paraban frente a un tapete.

   Apresurándose tras ellos antes de que la entrada mágica pudiera cerrarse, Hiei los siguió a una distancia discreta mientras se dirigían por un corredor lleno de puertas, cada una con una placa en la que se leía el nombre de los profesores. El tonto sistema de retrato-puerta era innecesario aquí, cada puerta cubierta con sellos personales tan identificables como las huellas de los dedos. Así que cuando los dos estudiantes se detuvieron en una puerta en particular, Hiei no necesitó ver la placa con el nombre para saber que era la de Genkai. Se colocó cerca del techo, en la sombra de una gárgola, y observo mientras ellos cubrían la parte delantera de la puerta con una capa de algo gris y líquido, trabajando juntos y en silencio con la facilidad de la práctica. Captó la esencia de roca mojada mientras uno de los chicos tapó y escondió la botella en sus túnicas de nuevo. El otro agitó la varita a la puerta mojada, secándola y presumiblemente activando la trampa, y ambos se escaparon sin más que un pulgar arriba para el otro. El sutil, débil poder tratando de alejar a Hiei se debilitó y desvaneció.

   No era la responsabilidad de Hiei ver por Genkai. Si no se podía proteger contra un par de adolescentes humanos, Hiei no la querría como compañera en una pelea. Pero... no significaba que no pudiese acercarse a ver la trampa que tan fácilmente fue puesta para ella.

   Saltó de su lugar, cuidadosamente aterrizando fuera del alcance del hechizo, y se arrodilló para examinarlo. Las comisuras de sus labios se levantaron un poco en una sonrisa socarrona mientras inspeccionaba las cualidades mágicas de los ingredientes de la poción. Ninguno era maligno, y de hecho estaban precisamente balanceados para la combinación más segura, en lugar de la más efectiva.

   Sería divertido ver la cara de Genkai si esta trampa en particular funcionaba apropiadamente.

   Sabiendo que podría localizar de nuevo a los dos diablillos con facilidad, Hiei decidió regresar a los dormitorios, para no levantar ninguna alarma. Regresó por sus pasos, chequeando la ventana del atrio para encontrar que Botán había volado lejos --bien--, y pronto se encontró de regreso en el retrato de la Señora Gorda. No se inmutó cuando Hiei dijo la contraseña y entró. Uno pensaría que al menos usarían retratos que no durmiesen, pensó enojadamente, mientras regresaba a la cama.

**Continuará**

Notas finales:

Los discursos antes y después del festín de Dumbledore son, la mayor parte, tomados de Harry Potter y la Orden del Fénix, y Harry Potter y el Prisionero de Azkaban.

Katana- tipo de espada Japonesa.

El Tantei piensa en métrico, el sistema estándar para la mayoría de el mundo Muggle moderno. Los magos piensan en no-métrico (pulgadas, millas) como los Americanos.

Kurama esta usando su nombre no-humano personal, porque el resto del Tantei no esta acostumbrado a llamarlo Shuiichi. Además, a la autora le gusta más, y ella (y la mayoría de la gente que conoce) esta acostumbradas a pensar en él como Kurama.

Oseizonsha-sama - Sobreviviente (Con el más formal y respetuoso honorífico añadido)

Kokuryuuha - ‘Onda del Dragón Negro' (toscamente) también ‘Flama del Dragón Negro'. Es el ataque más destructivo de Hiei. Cuando está inactivo, es un tatuaje de dragón negro alrededor del brazo derecho de Hiei, y necesita vendajes que sirven como sellos para mantenerlo inactivo. Cuando Hiei lo activa, se convierte en un enojado, hambriento, muy muy muy grande dragón de fuego negro, y destruye cualquier cosa en su camino.


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