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I'll be there when the shadows falls......... por Ame

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Notas del capitulo:

 

Siento el retraso al subir el capítulo. Es que me quedé atascada a la mitad...la historia tiene más o menos forma en mi cabeza, pero dársela en el papel es difícil a veces T_T

Podía haber colgado un trozo, ya que este capítulo es más largo que el otro, pero es que quiero que la historia quede en diez capítulos y si hacía este más corto luego el resto de partes de la historia no encajan donde tienen que ir XDD

Espero que os guste la continuación ^o^

Muchísimas gracias a todas las personas que han dejado reviews (ya están todos contestados), y también a aquellas que han leído la historia y les ha gustado, aunque no hayan dejado review.

 

Tus labios eran tan suaves como siempre me los había imaginado, simplemente no podía creer que estuviera besándolos al fin...

Tardaste unos segundos en reaccionar y apartarte. En ese momento lo que más quise creer era que aquella reacción significaba que yo también te gustaba, aunque fuera un poco...

- ¿Qué....qué haces Toto? - preguntaste, completamente confuso. Tus mejillas estaban teñidas de rojo. Supe enseguida que te preguntabas si aquello también era producto de mi embriaguez...pero no, no lo era, y no tardaste en averiguarlo. Mis últimas palabras habían sido demasiado claras y mis actos demasiado seguros. Genial. Ahí se esfumaba la única coartada que tenía en el caso de que las cosas no salieran bien. Ya ni siquiera podía hacerme el borracho.

"Bueno, ya lo he hecho una vez, por repetirlo no voy a cagarla más ¿no?" pensé.

Así que tomé tu precioso y sonrojado rostro entre mis manos y te besé de nuevo.

Suavemente te retorciste y te apartaste de mí.

- Toshiya....no... - dijiste, cuando estuviste ya apartado de mí, a unos metros, como si tuviera la peste. Como si tuvieras miedo de mi contacto.

Me sentí completamente destrozado. Simplemente no había querido plantearme qué pasaría si mi "plan" no daba resultado.

- ¿Por qué? - pregunté. Te miré, triste. Tú no sabías como reaccionar.

- No...no lo sé... - Tratabas de mirarme, pero tus ojos huían de los míos a cada instante. - De verdad no lo sé, Toshiya. Esto es todo tan raro...

Agaché la cabeza, derrotado. Bueno, unas veces se gana y otras se pierde ¿no? Pero es que yo odiaba con todas mis fuerzas perder...

- De acuerdo - dije. - Lo entiendo.

Mentira cochina...no lo entendía. Pero tú me gustabas. Me gustabas mucho, y yo lo último que quería era que te sintieras mal por mi culpa.

- Toto...yo...- parecía que no podías decirme una sola frase sin tartamudear. Era tan adorable...Todo en ti era tan adorable para mí...

Sin embargo ya no podía hacer nada más. Lo único que podía hacer ahora era seguir amándote....como amigo, como antes.

- No pasa nada, de verdad - sonreí. Mi sonrisa era tranquilizadora, cálida. Sonreía para ti. Mirando atrás, hay tantas cosas entre nosotros que nunca llegué a entender...que aquellas sonrisas me salieran cuando lo que en realidad sentía es que todo en mí se estaba desgarrando por dentro, es una de ellas.

Te tranquilizaste al verme sonreír.

"Bien" me dije a mí mismo. "Al menos algo ha salido bien esta noche"

- Ve a dormir Shinya. Yo me quedo aquí con Die y ya mañana será otro día ¿vale?

- ¿Seguro? - preguntaste.

- Sí, seguro - volví a sonreír.

- Bueno...está bien - sonreíste. De alguna forma esa sonrisa tuya hizo que aquella noche fuera menos fatídica para mí.

Observé como te levantabas, como te dirigías hacia la puerta y cómo salías por ella susurrando "Buenas noches"

"Buenas noches, Shin" susurré yo también. Cogí una de las mantas y la extendí sobre Die, que dormía plácidamente, ajeno a todo lo que había ocurrido. Yo me cubrí con otra de las mantas. Te había dicho que me quedaría ahí con Die...no dije nada de me quedaría allí y dormiría. Sabía que no podría hacerlo. Esa noche, para mí, iba a ser muy larga...

 

Por supuesto, yo nunca supe que en esa larga noche tú tampoco pudiste dormir. Despierto en la cama, acariciabas a Miyu y pensabas. Te llevabas una mano a los labios, rozándolos suavemente como habían hecho los míos, como si aún no pudieras creértelo....

Y pensabas...pensabas en que de repente algo en tu por fin tranquila vida se había salido de tu control y no sabías qué hacer...

 

A la mañana siguiente, sin haber dormido ni siquiera un poco me levanté cuando Die despertó, para ayudarlo a llegar al baño y vomitar. Nunca había visto a nadie arrojar tal cantidad de alcohol...y aún hoy, no he visto a nadie más que Die hacerlo.

-Juro que no voy a beber nunca más - dijo en medio de un quejido lastimero. - Lo juro, lo juro, lo juro.

Se llevaba las manos a la cabeza, masajeándose las sienes. Ya imagino la orquesta que debía tener ahí dentro.

- Ya, claro - dije. - Venga Die, sabes que la próxima vez pasará lo mismo. La solución no es que dejes de beber, tan sólo es que bebas un poco menos...

- Pero es que sabe taaan rico - susurró haciendo pucheritos.

Le pegué en la cabeza, sin compasión alguna por mi parte. Ahora sí que creía Die que la cabeza le iba a estallar.

- A mí no hace falta que me recuerdes lo bien que sabe el alcohol...y sé que a veces no soy el mejor ejemplo de autocontrol con la bebida...Pero Die, a mi no me pasa todas y cada una de las veces que salimos.

- De acuerdo, de acuerdo...intentaré contenerme la próxima vez.

Suspiré. Probablemente la próxima vez acabaría igual. Pero confiaba en que poco a poco dejaría de ser así.

En ese momento apareciste asomando la cabeza por la puerta del baño. Sonriendo, preguntaste qué queríamos para desayunar.

- Creo que yo tomaré sólo un té... - susurró Die, aún apoyado sobre la taza.

Tú frunciste el ceño.

- Te prepararé unas tortitas Die. Aunque no lo creas es mejor que comas algo para que no se te revuelva el estómago.

Die no tuvo fuerzas para quejarse. Entonces te dirigiste a mí.

- ¿Tú que quieres, Toshiya? - me preguntaste sonriendo.

- Las tortitas suenan bien, gracias.

Asentiste y te dirigiste a la cocina, canturreando. Lo de la noche anterior no parecía haberte afectado mucho. Por una parte eso me alegraba...pero por otra... ¿tan poco había significado eso para ti?

Justo entonces hizo su aparición Miyu, ladrando con alegría.

- Oh, no... - gimió Die. - Lo último que necesito ahora son los ladridos de ese perro-rata haciendo coros en mi cabeza...Toshiya, por favor, llévatelo.

No hizo falta, ya que tú enseguida desde la cocina la llamaste y Miyu se fue corriendo. Yo ayudé a ponerse en pie a Die, que se sobrepuso como pudo a las náuseas y así, agarrándole, nos dirigimos hacia la cocina.

 

Ciertamente el olor era delicioso. Se me hizo la boca agua sólo de olerlo. Cuando pude ver las tortitas en el plato frente a mí y saborearlas entonces ya me sentí en el paraíso.

Los tres estábamos desayunado alrededor de la pequeña mesa de la cocina. Die comía las tortitas con bastantes ganas teniendo en cuenta que minutos antes había dicho que no creía que su estómago aguantara ningún alimento dentro.

- Están riquísimas - dije sonriendo.

- Gracias - respondiste. - Pero no tiene mucho mérito, son muy fáciles de hacer.

- Sabes que nadie cocina como tú, Shinya.

Te sonrojaste.

- De verdad, no...

- Venga Shinya, admítelo - esta vez era Die quien hablaba. - No seas modesto, si no fuera por ti estaríamos desnutridos.

- No...bueno, cambiando de tema. Tenemos que decidir quién entra a la ducha primero. Yo suelo tardar un poco en ducharme, así que es mejor que me quede el último - dijiste.

- Yo pasaré primero - dijo Die. - A ver si una ducha me despeja...la verdad es que me siento horrible. Además me sabe la boca como si hubiera lamido un cenicero...

- Normal, besaste a Kyo...

- ¡¡¡¡¿¿¿QUEEÉ????!!!!

 

Así que yo quedé segundo en los turnos para ducharnos. Apenas Die entró en el baño, tú te excusaste diciendo que tenías tareas de la casa que hacer. Eso me demostró que si que te había importado lo que sucedió por la noche...aunque no querer quedarte a solas conmigo no fuese la muestra de que te había importado que yo prefiriera.

Me quedé en el salón, curioseando. Cogí uno de los libros que estaban sobre la mesita de centro y lo leí para entretenerme un rato. Maldición. Era uno de eso horribles libros tuyos de acertijos. ¿Que por qué los odiaba tanto? Pues...porque me hacían sentirme estúpido. Muy estúpido. Por ejemplo... "Un hombre en un desierto entra a un bar y pide un vaso de agua. Entonces el barman le apunta con una pistola y el hombre dice gracias y se va. ¿Qué ha ocurrido?" Sí, ese era un buen ejemplo. No le encontraba el más mínimo sentido a ese acertijo, por más que le diera vueltas y más vueltas. En cambio tú, en cinco minutos tenías la maldita solución, que al decirla parecía más que obvia.

Arrojé el libro otra vez sobre la mesita, e intenté convencerme a mí mismo de que no, no era estúpido. Aún así, el condenado acertijo siguió dando vueltas en mi mente...

 

Alguien me tiró una toalla a la cara.

-  ¡Eh! ¡Vuelve a la tierra! - Era Die, claro. -Ya es tu turno.

Me levanté del sofá y me dirigí a la ducha. Entré en el cuarto de baño, que estaba ordenadísimo y lleno de maquillaje y productos para el pelo. No me extrañó mucho, el mío tenía aún más productos...pero distribuidos de tal forma que parecía que una panda de gals histéricas habían estado maquillándose ahí.

Me quité la ropa y entré en la ducha. Abrí el grifo y dejé que el agua caliente cayera sobre mi cuerpo, relajándolo. El agua empapaba mi pelo... se escurría por mis hombros, por mi espalda, por mis piernas...Cerré los ojos y suspiré de satisfacción.

Cogí tu champú (L'Oreal....porque Shin lo vale) y me dediqué a hacer en mi pelo espuma suficiente para montar un túnel de lavado. Me gustaba la idea de estar en tu ducha; en el lugar en que tú, como yo en ese momento, dejabas que el agua corriera por tu cuerpo desnudo...

Dejé que mi mente se fuera imaginando que tú estabas tras de mí...que eras tú quien me lavaba el pelo deslizando tus finos dedos cubiertos de espuma por toda mi piel...que me abrazabas, besando mi cuello mojado...imaginé que eran tuyas las manos que recorrían mi pecho, bajando cada vez más...Imaginé que tu nombre apenas gemido por mis labios llegaba a tus oídos...dejé que mi mano se deslizara hasta llegar a......

- ¡¡¡¡¡¡AAAAAAAHHHH!!!!!!!!

 

-Lo siento mucho, Toto - te disculpaste, avergonzado. - La instalación de la casa es algo antigua, y cuando se abre el grifo de agua caliente en la cocina...

- ¿No se te ocurrió mejor momento para hacerte un té caliente? - Miré a cierta persona con odio. Si las miradas matasen, ese idiota que era mi mejor amigo...ese idiota llamado Die habría abandonado el mundo es ese instante.

-Pero Totchi...-  me miraba con una carita de perro abandonado que hubiera deshecho al más duro...pero no me ablandé en absoluto. - Es que me volvieron las náuseas y me sentía muy mal...

-Me importa un rábano...¬¬

Justo en el momento en que comenzaba a imaginar que Shinya estaba haciéndome ciertas cosas - creo que al recordarlo me sonrojé un poco - el agua había empezado a caer completamente helada, haciéndome gritar y maldecir tan alto que se me oyó en toda la casa. Salí corriendo de la ducha -con lo que casi me mato, por cierto- y me envolví desesperadamente en una de las toallas que tú, siempre tan detallista, habías dejado encima del radiador. Cuando me recuperé del shock gracias a la agradable toalla calentita me vestí con la ropa que habías dejado y salí del cuarto de baño con un humor de perros.

-Bueno, bueno; lo pasado, pasado está - Die trataba de dejar el tema antes de que le matase de verdad. - ¿Qué vamos a hacer luego?

-Aún falto yo de ducharme - dijo Shinya. - En cuanto salga del baño podemos bajar a dar una vuelta y comer en algún restaurante de por aquí. Es mejor que os quedéis aquí, mi casa es la que más cerca está del estudio, y aunque Kaoru os perdonó el ensayo recordad que aún tenemos la sesión de fotos esta tarde.

Die y yo estuvimos de acuerdo. Sobre todo yo. Quería pasar contigo todo el tiempo que me fuera posible.

 

Por la tarde llegamos a la discográfica en el coche de Shinya. Subimos todos juntos hasta el estudio, con lo que una vez más pude librarme de la recepcionista. Una vez ahí, descubrimos que Kaoru y Kyo ya estaban allí y que por primera vez en meses podríamos empezar puntuales. Kaoru también se dio cuenta del "milagro" y sonrió.

-Vamos a la sala 12. Las maquilladoras nos están esperando allí.

Caminamos por el pasillo, hasta la sala. Noté que Die y Kyo evitaban mirarse a toda costa. Me pregunté si debía empezar a preocuparme por eso. Si las relaciones entre ellos comenzaban a estar tensas afectaría a toda la banda. Decidí dejar pasar un tiempo. Aún era pronto para preocuparse y ya tenía bastante con mi propia -y fallida- relación con Shinya.

 

La sala 12, como siempre, mareaba nada más entrar con su olor a laca y maquillaje; y el calor que desprendían los secadores. Sin embargo, me gustaba. Aquel era el olor que acompañaba a una de las cosas que más apreciaba en este mundo. Mi banda. Nuestra banda. Dir en Grey.

En seguida un par de maquilladoras se lanzaron a por ti. Disfrutaban tanto maquillándote como una niña con su Barbie nueva. Hacía tiempo que te habías resignado a ello y hasta parecía que te gustaba. Al otro al que se rifaban era a Kyo. Les encantaba maquillarle por que según ellas "era tan kawaii".

Kaoru tranquilamente comenzó a ponerse la ropa de la sesión. Die y yo, refunfuñando porque las maquilladoras no nos hacían caso, nos preguntábamos que tiene de kawaii una persona que amenaza con lanzarte a la cara tus propios órganos.

Las maquilladoras acabaron su trabajo con Kyo y contigo y entonces Die y yo, ya vestidos, nos sentamos en las sillas situadas frente a los tocadores para que nos maquillaran. Ahora era vuestro turno para vestiros y noté como Die le miraba el culo a Kyo de reojo, a través del espejo. Tuve que fingir un ataque de tos para disimular la risa.

- ¿Te pasa algo, Toshiya? - preguntó Die.

-N...no...estoy bien... - Ajajajajajajajaja. Menos mal que eso eran mis pensamientos y Die no podía oírlos

-Ah, vale - Die me miró extrañado.

- ¡Oh, no!

Todos nos giramos hacia ti.

- Me he dejado la ropa en casa... - dijiste apesadumbrado. - Me la llevé para hacer una prueba y se me olvidó traerla.

Kaoru inspiró hondo. Si hubiéramos sido Die, Kyo o yo quienes nos hubiésemos dejado el traje seguramente ahora seríamos bonitos cadáveres. Pero Kaoru no podía enfadarse contigo, con el miembro de la banda más sensato y tranquilo, el único que contribuía a su estabilidad mental.

-Tranquilo, Shin. Aún queda tiempo para que empiece la sesión. Tu casa está cerca, puedes acercarte un momento y lo coges.

Kaoru nos miró al resto del grupo. Su mirada se posó en mí, que era el único que ya estaba completamente vestido y maquillado.

-Totchi te acompaña.

"¿Ein?" "¿En serio tengo tanta suerte?" pensé.

-No Kaoru, no hace falta, de verdad - dijiste, ruborizado.

-Vamos Shinya, si a Toshiya no le importa - Kaoru no se enteraba de nada. Pero en esos momentos hablaba con su "tono de líder" y nadie era capaz de contradecirle.

Cediste.

-Vale.... - me miraste. - Vamos, Toshiya.

 

El viaje en coche hasta tu casa fue bastante incómodo. Ninguno de los dos hablaba y, aunque pusiste música, parecía que el abismo entre los dos crecía con cada segundo de silencio.

Afortunadamente, el viaje era corto y pronto llegamos a tu casa. Como sólo tenías que bajar el traje dijiste que no hacía falta que subiera y me quedé en el coche esperando.

Los segundos pasaban y pasaban y yo me preguntaba qué diablos estabas haciendo para tardar tanto. Asomé la cabeza por la ventana del coche, aburrido. De repente, un hombre se acercó y sonriendo extrañamente me dijo:

-Hola, preciosa - supongo que el tono pretendía ser seductor, pero sonaba como un mamarracho.

¿Preciosa? Fruncí el ceño. Ah, claro. Mierda. Había olvidado que llevaba el maquillaje y la ropa de la sesión. El hombre continuó.

- ¿Qué te parece si nos vamos a dar una vueltecita por ahí? - dijo, sacando unos billetes de su cartera.

Sonreí seductoramente y salí del coche.

 

-Ya estoy - dijiste, jadeando. Seguro que habías subido y bajado los cinco pisos corriendo. - ¿Ha pasado algo? - preguntaste al verme un poco despeinado.

-No, qué va - respondí, sonriendo de oreja a oreja.

Asentiste, sin darle más importancia y arrancaste el coche. Pasamos tan rápido frente al callejón que había junto a tu casa que no te percataste del hombre que estaba allí tirado -más o menos artísticamente- entre bolsas de basura.

Joder, estaba harto de que me confundieran con una mujer de vida alegre.

 

Una vez en el estudio todo transcurrió sin más incidentes. Tú te vestiste al fin y fuimos al estudio de fotografía dispuestos a comernos las cámaras con la mirada.

Salieron muy buenas fotos aquél día y todos nos felicitaron por ello. Todos estábamos muy contentos con el trabajo, también el manager, el staff y todos los que trabajaban con nosotros. Con la satisfacción del trabajo bien hecho, empezamos a desvestirnos. Estábamos muy cansados... y encima, mañana aún había muchísimo trabajo esperando. Me encantaban las giras, pero todo el trabajo que se acumulaba en los días anteriores a su comienzo era simplemente de locos...

 

Nos despedimos a la entrada de la discográfica y cada uno se fue hacia su coche, excepto Die, que iba en el de Kaoru. Mi coche seguía allí desde ayer, ya que habíamos ido al bar en el de Kaoru y habíamos vuelto a la discográfica en el de Shinya.

Abrí la puerta y me senté frente al volante. Aún no me había dado tiempo ni a meter las llaves en el contacto cuando el coche de nuestro pequeño vocalista pasó junto al mío como un rayo, en dirección a su casa. Definitivamente, la velocidad a la que el enano conducía no era ni medio normal.

Arranqué, y estaba a punto de sacar el coche e irme cuando oí que venías gritando.

- ¡Toshiya! ¡Toshiya! ¡Espera!

Paré el coche inmediatamente y bajé la ventanilla.

- ¿Qué ocurre, Shinya?

-Mi coche no arranca...

Bajé del coche y te acompañé hasta el tuyo. Por más que miramos y remiramos no logramos encontrar nada raro. Pero el coche no arrancaba.

-Nada - dije, dándome por vencido. - Tendrás que llevarlo al taller.

-Ya - dijiste. Sí, te entendía perfectamente. Aunque a veces pasases más tiempo en los atascos que en otro lugar, era un fastidio quedarse sin coche en una ciudad como Tokio.

-Bueno, a estas horas de la noche ya no podemos hacer nada - dije, poniéndote una mano sobre el hombro. Te apartaste de mí, rápidamente. Al darte cuenta de lo brusco de tu reacción te avergonzaste.

-Lo siento, Toshiya...

-No pasa nada - dije, aunque por dentro no era eso lo que sentía. - Vamos, te llevo a casa.

-Gracias - susurraste.

 

El teléfono sonó, haciendo que yo me acordase de toda la familia del inventor de aquel aparato.

-Mmmghh....diga - acerté a decir, medio -o entero- dormido.

-Toshiya, necesito que me hagas un favor - dijiste.

Miré el reloj, ahora ya completamente despierto. Eran las tres y media de la mañana. No habían pasado ni tres horas desde que te había dejado a la puerta de tu casa.

- ¿Qué ocurre?

-Mi padre acaba de llamarme...han ingresado a mi madre en el hospital - tu voz sonaba compungida, como si estuvieses conteniendo las lágrimas. - Necesito ir, pero ya sabes....el coche...

-En quince minutos estoy allá - colgué.

Me vestí lo más rápido que pude, lo que significa que me puse un abrigo por encima del pijama y unas deportivas. Cogí las llaves del coche y salí corriendo por la puerta de casa. Ya sabía anteriormente del frágil estado de salud de la madre de Shinya. Siempre había sido una de las preocupaciones de nuestro batería, aunque sabía por Kyo que habían encontrado un buen médico y eso hacía que Shinya hubiera estado más tranquilo los últimos años. Ahora, sin embargo, parecía que había tenido una recaída.

Maldije el tráfico de Tokio, que hacía que incluso a las cuatro de la mañana hubiese coches por todos los lados, aunque es cierto que si hubiese ocurrido a cualquier otra hora no hubiese podido llegar a casa de Shinya en los quince minutos que prometí.

Cuando llegué ya estabas esperándome en el portal, envolviéndote con fuerza en tu abrigo, muerto de frío. Nada más me viste llegar corriste hacia el coche. Abrí la puerta.

-De verdad lo siento, Shinya... - dije nada más subiste al coche. No dije nada más. Sobre eso no había nada más que yo pudiera decir.

Me miraste, agradeciéndome que hubiese ido a buscarte a esas horas.

-Siento, haberte hecho venir a estar horas, Toshiya. Llamé a Kyo, pero había apagado el móvil y desconectado el fijo...

Era de imaginar que hubiese llamado primero a Kyo, al fin y al cabo era su mejor amigo. También era de imaginar que Kyo en sus ansias por dormir sin interrupción se hubiese aislado del mundo.

-No tienes por que agradecérmelo. Es lo menos que puedo hacer por ti... ¿Cuál es el hospital? - pregunté.

Me diste la dirección y nos dirigimos hacia allí, en silencio, entre el mar de alegres luces y sonidos que era la capital de noche.

 

Me quedé allí toda la noche contigo, a pesar de tus protestas. Alguien tenía que llevarte mañana al trabajo, dije. Ya que yo te había llevado era lógico que fuese yo quien te trajera. Finalmente cediste.

Estuvimos allí esperando, junto con tu padre, toda la noche. Esperamos y esperamos las noticias de los médicos toda la noche. Te quedaste dormido sobre mi hombro, incapaz de soportar el cansancio más tiempo. Miré a tu padre, que me miraba extrañado, sin saber qué decirle. Él sonrió, simplemente, y luego volvió a lo suyo, a preguntar a las enfermeras. Ya imagino la imagen tan extraña que debíamos ofrecer, los dos juntos ahí, contigo dormido sobre mi hombro, con esa carita de nena.

Finalmente salió una enfermera a darnos las noticias. Te desperté suavemente y te levantaste para enterarte de qué ocurría. Tu madre estaba fuera de peligro y mañana podría irse a casa. Tu padre y tú suspirasteis aliviados. A continuación os dejaron entrar a verla.

Yo me quedé sentado, esperando. No quería entrometerme en el momento familiar. Sin embargo, desde allí alcancé ver como tu padre abrazaba a tu madre, que se parecía extraordinariamente a ti.

Tragué saliva. Lo único que deseaba es que algún día, nosotros pudiéramos ser así. Que me dejaras estar junto a ti todos los días de tu vida. Pasara lo que pasara.

 

Por supuesto al día siguiente llegamos a la discográfica hechos polvo. Casi no habíamos dormido y además, habíamos pasado más de media hora en un atasco a la salida del hospital para llevar a tus padres a su casa. Ambos se despidieron muy amablemente de mí. Tu madre incluso me dijo que fuera a comer un día con ellos. Me pregunto qué demonios le habría dicho tu padre.

Cuando llegamos al estudio Kaoru no nos echó la bronca. Supongo que si hubiese sido yo solo el que hubiese llegado tarde Kaoru hubiese cumplido su amenaza de matarme. Explicaste brevemente el motivo del retraso y todos se alegraron al oír que tu madre ya estaba bien. Kyo me agradeció que hubiera pasado la noche contigo.

Sin más que decir nos pusimos a ensayar. El ensayo duró unas dos horas y enseguida tuvimos que ponernos a revisar detalles de la gira. El equipo ya había preparado la mayor parte de las cosas, así que estuvimos mirando la lista de ciudades en que íbamos a actuar, los hoteles en que nos íbamos a alojar y las firmas de discos que había preparadas. Esa mañana se añadió algún concierto más y hubo que estar de un lado para otro confirmando detalles. Había tanto trabajo que incluso los miembros de la banda teníamos que andar por todo el edifico llevando y trayendo información. A estas cosas me refería cuando decía que el trabajo para preparar una gira era de locos.

Tú estabas anotando fechas de un papel a otro, completamente absorto en lo que estabas haciendo. Fruncías el ceño, mirabas los papeles y movías la cabeza en un gesto de "esto no cuadra". Se te veía preocupado.

-Shinya - llamé. - Me ha dicho Kaoru que apuntes que la firma de discos en Osaka está por confirmar aún.

No diste muestras de haberme oído.

-Shinya....

Ni la más mínima reacción.

-Eh, Shinya - dije, alzando la voz. - ¿Me estás escuchando?

Nada

-¡¡Shinya!! - grité.

Te sobresaltaste.

- ¡Toshiya! ¡¡¡Vete a la mierda!!! - pocas veces había oído palabras groseras de tu boca, así que me sorprendí mucho. - ¿No ves que estoy trabajando?

-Sí....sólo apunta lo de que la firma de Osaka está por confirmar...- dije dolido, mientras abría la puerta para irme.

 

Aquel día no volví a verte. El trabajo nos mantuvo ocupados el resto de la tarde, cada uno por su lado. Cuando terminé descubrí que ya te habías ido con Kyo. Cogí mi coche y conduje de vuelta a mi apartamento.

Me sentía tremendamente triste en esos momentos. Las luces de neón - rosa, rojo, amarillo, verde - pasaban veloces frente a las ventanas de mi coche, haciéndome sentir aún más solo. Conducía ya de noche, de vuelta a casa. A esas horas las calles hacia Shibuya, Harajuku y demás estaban llenos de ejecutivos que se dirigían a dejar grandes cantidades de dinero en bebida y mujeres...ejecutivos que le habían dicho a sus esposas que se quedarían a dormir en un hotel porque no les daba tiempo a volver a casa...Dios....a veces sentía que el mundo era tan miserable...

Me sentía solo en una ciudad de más de doce millones de habitantes...y en la que aunque estuvieses rodeado de gente, a nadie le importaba lo que te ocurriera.

En esas ocasiones tú eras lo único que me hacía pensar que el mundo merecía la pena, a pesar de todo...

Y sin embargo, esa noche, el recuerdo que me llevaba de ti era tu insulto...

De nuevo, estaba metido en un atasco, rodeado de cientos de personas.

Para colmo de males comenzó a llover.

A veces, estar rodeado de gente sólo te hace sentir más solo.......

 

Al día siguiente llegué a la discográfica muy cansado. No había dormido nada bien. Al llegar a casa estuve dando vueltas en la cama, mirando al techo, pensando, sin poder dormir. A veces todo parecía tan difícil...

Cuando llegué al estudio, de nuevo era Kyo quien volvía a llegar tarde. Kaoru estaba de un humor de perros y Die medio dormía en el sofá. Tú estabas frente a la ventana de nuevo, mientras hablabas preocupado por el móvil. Me pregunté qué ocurría, pero cuando volviste a sentarte en una silla y vi tu cara supe que era mejor no preguntar.

Por suerte no hubo que esperar mucho porque en seguida llegó Kyo y pudimos ensayar. Como ayer, el ensayo no duró mucho porque esta vez había que elegir los trajes que íbamos a llevar en los conciertos.

Die y yo, entusiasmados, nos pusimos a rebuscar entre los montones de ropa que habían traído para que eligiéramos. Poco a poco, cada miembro de la banda fue eligiendo aquello que le gustaba y dejándolo aparte, en unas cajas con el nombre de cada uno en una etiqueta. Die se quedó mirando uno de los modelitos que habías elegido y que te disponías a guardar en tu caja.

-Oooh.... ¡qué vestido más bonito Shinya! ¿De verdad te lo vas a poner? Vas a ser una nenita preciosa - se rió Die.

Tú pusiste cara de fastidio y lo ignoraste.

Yo hasta entonces había estado perdido en mi mundo feliz, imaginando lo perfectas que debían verse tus piernas con ese vestido, pero al oír el comentario de Die entre también en el juego. Verdaderamente soy idiota. Ojalá fuera capaz de morderme la lengua a tiempo.

-Oh, sí - sonreí burlonamente. - Shinya es nuestra princesita.

Die y yo nos echamos a reír. Estábamos tan acostumbrados a tomarte el pelo con eso... pero no nos habíamos fijado en que ese día no estabas para nuestras tonterías.

-¡¡¡Iros a la mierda los dos!!! No os aguanto, sois unos idiotas infantiles - gritaste, y dando un portazo, saliste de la habitación.

Todos nos quedamos mirando la puerta, sin creérnoslo aún. Después comenzamos a mirarnos entre nosotros. Die y yo teníamos cara de no saber qué demonios ha pasado, Kyo tenía cara de "ustedes lo hicieron, ustedes lo arreglan" y Kaoru nos miraba con cara de malas pulgas como diciendo "si no me traéis ahora mismo a mi baterista para que pueda seguir con las cosas tal y como las había planeado para el resto del día, sin una sola alteración, VAIS A MORIR". Miré a Die una última vea y salí corriendo por la puerta, tras de Shinya.

Miré a mi alrededor en el pasillo, tratando de averiguar por dónde habías ido. Me dirigí hacia la terraza del piso, pensando que si querías estar solo, aquél era el lugar que habrías elegido.

Acerté.

 

Te encontrabas en un rincón de la terraza, abrazándote las piernas y enterrando el rostro entre tus brazos. Podía oír tus sollozos desde donde estaba.

-Shinya....

Alzaste la cabeza, mirándome. Vi que te avergonzabas de que te viera llorando y tratabas de secarte en vano las lágrimas. Me arrodillé a tu lado y te abracé. Para mi sorpresa esta vez no huiste de mi contacto.

- ¿Qué te ocurre Shinya?

Volviste a echarte a llorar, apretándote aún más contra mí, como buscando refugio. Estabas tan cálido...

Simplemente dejé que te desahogaras, que lloraras cuanto te hiciera falta contra mi pecho, que dejaras salir todo lo que había dentro de ti...

Finalmente te calmaste. Con la voz agotada por el llanto me dijiste:

-Lo siento, Toshiya...

-No tienes que pedirme disculpas por nada - respondí.

Me miraste, con los ojos aún brillantes por las lágrimas.

-Sí que tengo que hacerlo....estos últimos días he estado insoportable...Pero es que mi madre....no está bien. Han vuelto a ingresarla. Y además todo este trabajo de locos...- te secaste los ojos con el dorso de la mano. -Pero aún así no tenía derecho a contestaros como lo hice...no tenía derecho a que ayer te llevaras ese mal rato por mi culpa, tú también estabas agotado...

Seguía abrazándote. Tú mirabas hacia el horizonte...un cielo azul claro salpicado por doquier por los innumerables rascacielos de Tokio. De repente dijiste:

-No sé cómo me soportas...

Abrí los ojos de la sorpresa. Cogiéndote de los hombros hice que me miraras.

- ¿Lo dices en serio?

Con una mirada triste me respondiste "sí". Te miré con dulzura.

-Porque te quiero...

"Porque te quiero, Shin. Porque por ti aguantaré lo que sea con tal de poder estar a tu lado"

Mi mirada se quedó perdida, mirando a ninguna parte, tras decir eso. Te había dicho lo que verdaderamente sentía, en el fondo de mi alma...ahora sólo pensaba en lo duro que era vivir con esos sentimientos, sabiendo que todo mi amor no era correspondido.

De repente me quedé sin aire.

No era sólo que me estuvieras abrazando tan fuerte que no dejabas que mis costillas se expandieran para coger aire.....era que el sentir tus labios sobre los míos, presionando fuertemente mientras se movían susurrando "Yo también te quiero, Toto" fue algo que me dejó sin aliento. Creo que hasta días más tarde no fui capaz de volver a coger aire. Esos días, simplemente, viví respirándote a ti.

Notas finales: De nuevo, perdón por tanto retraso al subir el capítulo. El próximo tiene una trama más ligera (lemon~~) así que espero tenerlo escrito pronto n.n No pude resistirme a poner el acertijo del hombre del bar en el desierto XD. Cuando leí en una entrevista que a Shinya le gustaban los acertijos no puede evitar acordarme de ese, porque me tuvo semanas dándole vueltas y sintiéndome idiota XDD

Y lo de la panda de gals histéricas no va con ánimos de ofender a ninguna gal U.U

En fin....dejen reviews, eso siempre hace ilusión ^o^

 

Por cierto....Versailles sacó ya el disco...qué bien se escribe cuando se tiene buena música XDD


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