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Almas gemelas por ringox

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La imagen era del peliverde en su cama, llorando con unas flores ajadas entre sus manos. Llorando y pronunciando el nombre de Hyoga.

-"mi amor" "mi amor, no" "¿Por qué?"- De pronto dejó de llorar, y caminó hasta la puerta de su casa.

-No es justo que yo viva si tú estas muerto Hyoga - Salió de su casa y afuera caía la noche.

 

Paseó por las calles desiertas y llegó hasta el puente que cruzaba la ciudad. Miró durante mucho rato las aguas. Aún llevaba las flores con él. Las había preparado especialmente esa mañana, esperando que Hyoga pasara por la acera. Había escogido las flores que más le gustaban y se las ofrecería con un gentil "buenos días".

Quería llamar su atención, que le mirara con esos ojos que tanto amaba, y ahora jamás volvería a ver.

 

Las aguas negras le regresaron su reflejo oscuro. Las estrellas danzando como pequeñas chispas de luz. La culpa de la muerte de Hyoga calló sobre sus hombros. Si no fuera por él, él estaría vivo, si no fuera por él y sus estupidas flores, Hyoga viviría.

 

Ahora estaba muerto. Lejos de él, de cualquiera, y él era el culpable. Jamás volvería a verlo. Nunca más.

Sintió el frió y el calor de la muerte. Recordó la silueta inerte de su amor, y se arrojó a las aguas, que lo arroparon con fuerza y lo llevaron hasta el fondo.

 

Shun no quiso ver más y se quitó las orejeras. Llorando y sintiendose horrible. Pero los brazos de Hyoga lo rodearon y le susurro al oído.

-No es tu culpa, lo hice porque te amaba, porque te amo.

-Y yo no podría haber vivido sin ti, Hyoga, no podría.

 

Aldebaran se levantó sorprendido. Si bien Shaka le había contado los hechos a grandes rasgos. Ver lo que realmente había sucedido lo tenía desencajado.

-No quiero otra alma gemela Shun - le dijo Hyoga mientras lo abrazaba con fuerza, por primera vez como tanto había deseado.

-Hyoga, yo...tu mereces otra alma. Un alma que no sea tan cobarde como yo. - Shun terminó llorando y sintiendo que era lo peor del mundo. Pero fue en ese momento que los labios de Hyoga encontraron los suyos y se besaron. Ese beso que ambos soñaron tanto sin conocerse, temiendo ser rechazados y cuando llegó el momento, la muerte se los arrebato.

 

Ahora, podían estar juntos por primera vez y era triste saber que se les estaba condenado a no estar juntos por los mismos ángeles.

 

-Aldebaran, tienes que ayudarnos - Le rogó Hyoga mientras sujetaba con fuerzas el cuerpo de Shun entre sus brazos. - No quiero que nos separen, ¡No quiero!

-Hyoga, Hyoga no podemos. Yo seré condenado, sabes que sera así - Le decía Shun apretándose con fuerza en el pecho de su amor.

 

-Hay una forma - Interrumpió una voz a las tres almas en la sala. Death mask entró lentamente. Aldebaran asustado se puso de pie.

-Escuché todo, y Hyoga, Shun está a punto de ser condenado a vivir muchas vidas por lo que hizo. No se le asiganara una alma gemela aún, pero tú puedes hacer algo para permanecer a su lado.

 

-Dime que, dímelo que yo lo haré.

-Tienes que renunciar a ser un ángel - Pronunció sin sentimiento alguno.

-¡No Hyoga!, no puedes hacer eso, ser un ángel es hermoso, más ser un ángel de amor, tú lo mereces amor, ¡tú lo mereces! - El peliverde hundió su rostro en el pecho de Hyoga apretándolo con fuerza.

-No puedo ser un ángel de amor si he perdido a la persona que mas amo Shun. Yo me quedo contigo. No necesito ser un ángel. Yo soy feliz a tu lado.

-¡Bien! Entonces le comunicaré al consejo de Arcángeles que se requiere de una audiencia adicional.

El Arcángel desapareció dejando a Aldebaran, Hyoga y Shun en la habitación de cine.

El rubio sujetó con fuerza las manos de Shun, mientras abandonaban la sala.

-Yo, yo no sabía que tú sentías algo por mí, si yo lo hubiese sabido, no hubiese esperado tanto tiempo para hablarte - Le decía Hyoga a un triste peliverde.

-Yo tampoco sabía que tú...hasta que estabas ahí...no sabes que sentí. Yo ahora puedo recordar el miedo y el horror de verte... muerto...- La voz de Shun se quebró y comenzó a sollozar.

-Tranquilo, estoy bien y ahora estamos juntos.

-Pensaba que te gustaban las flores, por eso decidí darte un ramo de mis favoritas, así de alguna forma estar mas cerca de ti...

-Yo te miraba a ti, mi amor, cada día, cada vez, sólo deseaba verte a ti - Se abrazaron fuertemente y caminaron juntos tomados de las manos, la voz de Aldebaran los detuvo.

 

-Hyoga, espera, déjame decirte algo antes de que marches.- Hyoga se giró para ver al ángel.

-En el consejo nunca han cambiado de opinión, cuando toman una decisión respecto a un caso...

-Lo sé, en el Cielo no se cometen errores - Pronunció quedamente Hyoga.

-Te deseó mucha suerte. Espero que logres conservar a tu hermosa alma gemela, en verdad que lo deseo con todo mi corazón.

-Gracias Aldebaran.

 

Salieron del centro comercial, sin saber que hacer realmente. Fue en ese momento que un chico de cabello largo y negro llegó hasta donde estaban ellos.

 

-¡Buenas tardes! tengo una citacion para ambas almas al tribunal.- El muchacho estiró su brazo con un sobre plateado en sus manos. El rubio lo recibió con miedo y vio que los nombres de ambos estaban en ella. La cita era para el día de mañana, pero con letras grandes decía abajo que no podían estar juntos hasta el día de la audiencia.

 

-Señor alma, ¿Sería tan amable de acompañarme? - Le preguntó el ángel a Shun con un cordial gesto, mas Hyoga no soltó la mano de Shun

-No nos separaremos. Esperaremos juntos a esa audiencia.

-No se puede ir en contra de las órdenes del tribunal, son órdenes celestiales - Predicó el ángel.

-Es mejor así Hyoga, no hagamos que se enfaden más de lo que ya deben estar. No se suponía que nos reeencontraríamos.

-Eso debieron haberlo previsto. Ellos dejaron que andubieramos libres por el Cielo.

-Hyoga, mañana lo mas probable es que, es que...

-No lo digas Shun. Yo no quiero otra alma gemela, prefiero el infierno.

-No digas eso por favor. Tú mereces ser feliz, mereces ser un ángel y yo quizás, quizás, si vivo muchas vidas, pueda regresar al Cielo y...

-No, quieren que tenga otra alma y no lo permitiré. Yo sólo te quiero a ti, ¿Lo entiendes?

-Sí - respondió en un susurro el peliverde.

 

-Dejen que les de un consejo. Yo me iré con Shun y lo ayudaré a planear bien su defensa y tú puedes pedirle ayuda a Seiya.

-¿A Seiya? No creo que el quiera...

-Claro que querrá. Estará de parte del amor. Como todos en el Cielo

-¿Como todos? No me parece que todos estén de parte del amor, sólo siguen reglas.

-No es así. No olvides que las reglas que siguen son...

-¡Celestiales!- Gritó Hyoga desesperado

-Pues sí, celestiales, y en el Cielo no se comenten errores - Hyoga se quedó mirando con algo de ira al ángel.

-¿Tú quien eres? No dejaré que Shun marche con un desconocido.

-Soy Shiryu el ángel de la sabiduria. Te conocí cuando llegaste al cielo. Te tiré la puerta en la cara, lo siento por eso, pero hace mucho que nadie llegaba por esa puerta. Shaka la usa exclusivamente para almas como tú.

-¿Donde esta Shaka ahora?

-Él esta en una misión. Por eso no esta aquí. Pero estoy seguro de que él querrá ayudarte a estar con tu alma gemela.

-Hyoga, él es el ángel de la sabiduria, quizás pueda ayudarnos realmente con sus consejos.

-Shun, ¿Tu estas de acuerdo con esta idea? - Preguntó algo decepcionado Hyoga, esperando que Shun quisiera quedarse con él por encima de las reglas.

-Sí, creo que es lo mejor - Respondió soltando ligeramente su mano.

 

De esa forma fue como Shun partió con Shiryu y Hyoga se marchó en busca de Seiya.

Como no sabía donde encontrarlo, regresó con Aldebaran a la tienda. Pero él no estaba ahí, en su lugar estaba Shura.

-Shura, necesito que me ayudes en algo.

-Claro, ¿que se te ofrece?

-Necesito encontrar a Seiya.

-Eso es fácil. Di algo avariento y el aparecerá.

-¿Algo abariento?

-Sí, algo como...déjame pensar...*Vendería a mi madre por esa chaqueta*

Un ¡puf! Se escuchó fuerte en ese mismo momento.

-¿¿Quién es la cochina alma que vendería a su madre?? - De una nube de humo, había aparecido Seiya, mirando de un lado a otro.

-Nadie Seiya, esta alma quiere verte.

-Ha, eres tú. El futuro ángel de amor. ¿Y que puede querer un alma como tu conmigo?

-Bueno, Shiryu me dijo que...

-¿¿Qué demonios hacías tú con mi alma gemela??

-¡Seiya! ¡No digas esas palabras! - Le reprendió Shura.

-Pues, el vino a dejarnos un mensaje del tribunal y me dijo que podías ayudarme.- Seiya lo miró amenazadoramente.

-Sé que te reasignaran una nueva alma. Pero Shiryu esta ocupado, y yo no quiero cambios.

-No, no. Yo tengo una alma que amo y...

-Si bien lo recuerdo, me dijiste que no estabas enamorado.

-Eso fue porque yo no podía recordar que lo est...

-¿¿No recordabas a la alma que amas?? - Preguntó burlonamente Seiya.

-No sé porque no la recordaba, pero cuando nos reencontramos y luego fuimos al cine...

-Cuento corto por favor.- Interrumpió seiya.

-Recordé que estaba enamorado - Respondió con un suspiro agotado Hyoga.

-¿Ves como en el Cielo no se comenten errores? - Contestó satisfecho Seiya y el rubio presintió que era mejor no llevarle la contraria.

 

Las cosas en el cielo parecían más turbias de lo que imaginó. Ángeles celosos y resentidos. Era muy distinto a lo que su madre le decía de pequeño. En ese momento recordó a su madre. ¿Qué diría al saber que estaba actuando en contra del tribunal?, ¿Qué no quería una nueva alma y quería la que ya tenía?

-¡Te estoy hablando almita! ¿En que se supone que te puedo ayudar?

-Bueno, yo...quieren que tenga una nueva alma, y mi alma gemela, la quieren enviar a vivir muchas veces porque se suicidó al ver que yo estaba muerto. Pero nos reencontramos aquí en el Cielo, y nosotros estamos enamorados, y no queremos nuevas almas gemelas.

-¡Mjum! Eso parece complicado. ¿Dices que Shiryu te mando a verme?

-Si, él se fue con mi alma gemela, para ayudarla a preparar su defensa, tenemos una cita mañana en el tribunal, pero se nos ordenó estar separados hasta entonces.

-Mm, sí, es mejor no llevarles la contraria, si no, las tomarán por almas rebeldes y disturbadoras. Mala influencia para el resto de las almas que residen en paz en el Cielo.
-Y dime, ¿Tú puedes ayudarme...?

-Sí, creo que sí, si Shiryu cree que debemos ayudarlos. Empecemos por que me muestres tu vida.

 

 

Mientras, lejos de ahí,  cerca de lo que llaman los jardines del Cielo. Shiryu paseaba con Shun, mientras este le relataba su vida, de igual forma que lo hacía Hyoga con Seiya.

 

-Y bien, pues debo admitir que le mentí a Ikki cuando le dije que ese color verde se le vía bien. Pero él estaba tan triste de que nadie le creía que éramos hermanos que...

-Bueno, eso es una mentira piadosa. No temas por eso, cuentame más.

-También, pues. Yo no sé, si es pecado aquí en el Cielo, para mi no lo era. O no sé. No tiene nada de malo imaginar ¿No?

-Pues no, no tiene nada de malo.

-Ni aun si es con un hombre. ¿Verdad?

-No claro que no.

-Pues yo imaginaba cosas con... incluso antes de saber que existía Hyoga, yo imaginaba cosas. De esas.

-Entiendo.

-Luego, pues cuando lo vi por primera vez, era cosa de todas las noches que antes de dormirme, me imaginaba con él. Solos los dos. En mi cuarto. Y me abrazaba a la almohada y...- El sonrojo de Shun ya era casi morado.

-Esta bien, eso no es pecado.

-¿Ni porque era un chico? - Preguntó sorprendido el peliverde.

-Ya te dije que no. Son cosas de los humanos en la tierra. No te hubieran dado una alma gemela chico si lo fuera.

-Es verdad...gracias- Respondió aliviado el pequeño.

-Tu único problema es la manera en que enfrentaste la muerte de Hyoga.

-Lo sé. Sé que es un pecado. Yo no pensé en lo valiosa que podía ser mi vida. Yo simplemente, me estaba muriendo de tristeza.

-Shun. La verdad, es que en el tribunal. Ya se tomó una decisión.

-¿¿Qué dices??

-Sí. Y a Hyoga se le dara a escoger. Si quiere ser un ángel de amor con una nueva alma gemela, O, volver a nacer sin ninguna al igual que tú.

-¡No! Eso no es justo. Hyoga no tiene porque pagar por mi cobardía, por mi estupidez, por mi debilidad - Decía el peliverde comenzando a llorar.

 

-Entonces... ¿Qué haras? - Le preguntó Shiryu con igual tristeza.

-Yo, yo deseo ir al tribunal ahora, y decirles que, que no le den a escoger a Hyoga. Yo pagaré mi condena y dejaré que él, que él tenga una alma nueva, que lo ame y que lo merezca. No una como yo.

-Bien, entonces, debemos ir inmediatamente - Le argumentó el ángel de la sabiduria con una pequeña sonrisa en su rostro.
-Hyoga no puede saberlo. De todas formas el me olvidara.

-No te preocupes por eso. Una vez que firmes tu condena. Todo estara solucionado- El pequeño tembló con temor por unos momentos, pero recordó la sonrisa de su amor, sus ojos tan hermosos, aquel beso ardiente que fue como un soplo de vida en su corazón. Al menos, conoció el amor y por un momento, un pequeño momento, disfrutó la dulzura de ser correspondido.

Ese mágico momento estaba gravado en su mente. Tan real y palbable, debía disfrutarlo con todo su ser. Mas tarde, él, por más que buscara en las profundidades de sus sueños, jamás encontraría su recuerdo. Una vida sin el mas hermoso milagro...el amor

 

-¿Un milagro? - Dijo dudoso Hyoga.

-Sí, sólo puedes esperar un milagro - Le respondió Seiya.

-Un milagro en el Cielo, no debería ser tan dificil de obtener, ¿verdad? - Preguntó ilusionado el rubio. Seiya lo miró

-En el Cielo, no se cometen errores Hyoga, y por eso, no se necesitan de los milagros. Se reservan para la Tierra, donde todo es un caos.

-Shun es como un milagro para mí. Cuando lo vi aquí en el cielo. Aún cuando no debía recordarlo, el poder de los ángeles no fue suficiente para apagar su luz. El es mi milagro - Respondió seguro Hyoga.

-Puede que en eso, sí tengas razón - Le respondió Seiya sonriendo, en su bolsillo, un mensaje de su alma gemela, le comprobaba que las cosas, comenzabas a tomar un giro sorprendente.

 

Shun se encontraba frente a tres Arcángeles que habían sido despertados de su sueño para la audición.

Alloros con el cabello enmarañado, miraba emocionado al pequeño peliverde, mientras Saga desviaba su mirada a su reloj a cada instante, inquieto por interrumpir su sueño. Death mask sin embargo, llevaba con él, CD y cintas de video. Y antes de que todos pudieran decir algo. Shun decidió hablar.

-Lamento haberlos levantado, pero se que ustedes valoran a Hyoga y por ello, les pido por favor, que no le digan nada de esto. Si él me va a olvidar con un...un nuevo amor - Las lagrimas no pudieron ser contenidas por los ojos de Shun, tan grandes y verdes - Entonces, no tiene sentido que le digan que fui condenado ahora. Solo haganlo.

 

-Entonces, ¿Renuncias a Hyoga por tu propia voluntad? - Preguntó Saga dudoso.

-...Sí - Respondió Shun con un nudo en su garganta.

-Es misterioso que ustedes lograran recordarse - Hablaba Saga - Hicimos que ambos olvidaran todo del otro y aún así...

-Es el poder del amor Saga - Le interrumpió Alloros - Un poder que no tiene límites, ya deberías tenerlo claro.

-Sólo no quiero hacer sufrir más a Hyoga. - Respondió Shun, tratando de mantenerse en pie, sentía ganas de desfallecer, gritar, llorar y llamar a su amor con todas sus fuerzas, pero debía resistir, por el bien de su él, por su futuro como ángel de amor.

 

-Entonces, está decidido - Interrumpió Death mask - Debes abordar el autobus que esta afuera y que te llevará de regreso a la Tierra. No recordarás nada de Hyoga, y vivirás una vida sin amor - Término con voz grave.

 

Saga lo miró molesto, incomodo y espectante a la reacción del peliverde. El que se dio vuelta y salió caminando lentamente.

Afuera un autobus de dos pisos, llevaba muchas almas. Que conversaban y reian animadamente. Shun pensó que seguramente no estaban condenadas como él, a vivir sin amor.

Subió lentamente los peldaños y volteó para despedirse de Shiryu con la mirada. Le agradeció a lo lejos inclinándose y las puertas del autobus se cerraron.

 

"Destino, la tierra.  Parada de una hora en la luna"

-Te lo dije - Argumentó Alloros a un Saga que miraba molesto todo lo que sucedía.

-Aún no me convence.- Miró a Shiryu y este con algo de fastidio envió un mensaje a su querida alma.

 

Mientras en un bar del cielo, Seiya le contaba a un frustrado Hyoga sus problemas con su alma gemela.

-Y siempre, ¡Siempre se cree que el hace milagros! Que por milagro que no soy más tonto, que por milagro que el Cielo me dejó entrar, que por milagro soy ángel, que por milagro esta enamorado de mí...

-Estoy muy ansioso, ¿Qué estará haciendo Shuni? - Interrumpió el rubio a un moreno que ya se había bebido más de medio litro de vino.

Bip bip,

Seiya miró su celular y se levantó horrorizado

-¡Hyoga! Tu alma, tu alma

-¿Mi alma?  ¿Qué pasa con mi alma?

-No, no la tuya, es decir sí la tuya, tu alma gemela, tu alma gemela esta en el bus expreso a la Tierra...

-¡¡ ¿Que?!! No puede ser, ¡Mañana es la audiencia en el tribunal!

¿¿Qué hago?? Shun, ¡Shuni! No pueden mandarlo a la Tierra, no hemos tenido una audiencia. No puede ser - Gritaba desesperado Hyoga mientras salía corriendo, sin saber bien a donde.

-¡Espera! - Corrió tras de el Seiya mientras intentaba decirle que el autobus tenía parada en la luna. Más en su mareo por efecto del vino, se derrumbó inevitablemente de rodillas.

-¡Tienes que ir al terminal de nubes! - Le alcanzó a gritar Seiya mientras el rubio corría en busca de su amor.

No tardó en ver señales donde se indicaba el terminal de nubes. Corrió y se encontró ahí con Shiryu.

-¡Shiryu! Shun, ¿¿Donde esta??

-Sabía que vendrías acá. El autobús lo recogió justo a la salida del tribunal Hyoga.

-¡No! ¿Como puedo alcanzarlo? Por favor ayudame

-Sólo te queda seguirlo en una mini-nube.

-No, interrumpió Hyoga. Tengo mis alas aquí. - Destapó el frasco con el líquido rosa que le había dado Aldebaran y lo bebió de golpe.

-No, no puedes ir con esas alas, hay que dejarlas reposar durante la noche, si no, no tienen sufciente fuerza.

Pero Hyoga no prestó caso a sus palabras y en cuanto de su espalda comenzaron a salir unos velos transparentes, que brillaban en tonos celestes y rosados. Los agitó sorprendiéndose de que podía manipularlos como si fueran dedos.

Se elevó de un lado sin ninguna estabilidad. Su nulo conocimiento en alas apenas le dejaba batirlas, como si fuera una libelula tratando de arrancar nerviosa de una trampa.

 

-¡Tranquilo, tranquilo! ¡No las agites tan rápido o comenzaras a volar en circulos!- Ante esta recomendación, Hyoga trató de no moverlas a esa velocidad y logró de esa forma mantenerse estable por sobre Shiryu.

-Ahora, poco a poco comienza a agitarlas por sobre tu cabeza y bajarlas con fuerza para ganar altura.

Hyoga así lo hizo y se sorprendió de que podía subir más alto.

-¿Por dónde se va el autobus? - Shiryu le indicó con su brazo, unas nubes a lo lejos.

-Toma ese camino, pero debes tener cuidado porque hay meteoritos pequeños y grandes que podrían... ¡HYOGAAAAAAAAAAAA!

Pero Hyoga ya estaba demasiado lejos, agitaba sus alas con fuerza tratando de poner todo su empeño en alcanzar las nubes, sabía que ese bus haría una parada en la luna y por eso, siguió volando en esa dirección a la máxima velocidad que podía.

 

Pronto divisó a lo lejos un punto brillante, y no se equivocó al pensar que ese era el vehículo donde su amado Shun regresaría a la Tierra a vivir una vida sin él.

Voló como jamás en sus sueños pensó volar. Rápido y constante, con fuerza y decisión. Entrecerrando los ojos para que el viento no le golpeara directamente en ellos, tratando de respirar en medio de la ráfaga de aire que le golpeaba la cara.

 

¡Paf!

 

Algo le había golpeado el hombro. Una pequeña roca que habia chocado con él en su vuelo. Si bien no lo detuvo, sintió dolor por primera vez desde que había muerto.

¿Sería porque ya había abandonado las celestiales tierras en su carrera por dar alcance a Shun?

 

Puso mas fuerza en su batir de alas y logró estar casi a la par que el bus.

Las ventanas estaban cerradas y la luz de adentro se apreciaba por ellas. Voló por el costado derecho recorriendo cada una de las ventanillas. Sorprendiendo y asustando a distraídas almas que contemplaban el paisaje.

 

Un pequeño destello de cabellos verdes llamó su atención, por el costado izquierdo y en el medio de la hilera de asientos, estaba Shun, sentado a la orilla del pasillo.

 

Voló rápidamente por el otro lado hasta la ventana y golpeó el cristal llamandolo desesperado. Una chica ocupaba la ventanilla, una chica que el conocía bien.

Saori estaba ahí, seguramente debía volver a vivir. Pero ella no miraba por la ventana. Y no fue hasta que golpeó con todo lo que pudo ese cristal, que ella miró y gritó aterrorizada. Shun pareció salir de un ensueño para mirar sorprendido como Hyoga le hacía señas desde afuera.

 

-Pero, ¿Pero qué? ¿Cómo? - Articuló estupefacto.

-¡Shun! ¡Shun! No puedes irte. Baja del autobús, baja.

-No Hyoga, olvídame, tienes que ser un ángel de amor y enamorarte de nuevo.

-¡¿Pero que dices Shun?! nunca podría enamorarme de nuevo. ¿No lo entiendes?  Yo te amo, te amo Shun.

 

Shun pasó por arriba de Saori y abrió la ventana dejando entrar una fuerte ráfaga de aire que desordeno papeles y cabellos.

-Hyoga... yo también te amo. Te amo con todo mi corazón - Gritó el peliverde con medio cuerpo afuera del bus, tratando de sujetar a Hyoga de las manos. Cuando su palma rozó con fuerza la mano de su amor, la sujetó apretándola fuertemente y jalándolo hacía él para besarlo.

 

"Un ultimo beso", pensaba el peliverde, "un ultimo beso para resistir una eternidad sin ti".

 

Su boca buscaba desesperadamente el calor de esos labios, Hyoga, ahora sujetado con fuerza del borde de la ventana, lo besaba profundamente, arrancadole suspiros tan profundos que le hacian estremecer. A su mente venian imagenes borrosas, en donde él, se escondía entre grandes arreglos florales para ver pasar a ese chico que amaba tanto.

"¡Hyoga!" le había escuchado decir a un amigo del rubio que iba a su lado. - ¡Hyoga! - repitió entre jadeos de dolor. Este beso era el último. -Te amaré siempre, aunque no te recuerde, yo...en el fondo de mi corazón, siempre te amaré.

-¡No! , ¡Shun!, no te dejaré ir.

 

¡¡Crash!!

 

"Estamos entrando en zona de meteoritos, por favor, abrochen sus cintures de seguridad"

-Hyoga, debes regresar, ¡es peligroso!- Le rogaba Shun con lágrimas en sus ojos, mientras Saori le jalaba el cabello para obligarlo a cerrar la ventana.

-¡Estúpidos! ¡Todos vamos a morir por su culpa! - Decía la pelilila histérica.

-¡Ya estamos muertos! - Le gritó Shun desesperado a la chica que se quedó callada y enfadada.

 

Otro golpe seco y Shun vio con horror como Hyoga se había tambaleado chocando contra el propio bus.

 

-¡Hyoga! ¡¡Tus alas, tus alas se estan rompiendo!! - El rubio vio como efectivamente sus alas tenían pequeños rasgones y debía ejercer mas fuerza en ese agarre para poder mantenerse junto a Shun.

Pero lo inevitable llegó, y el poderoso viento desgarró las alas de Hyoga dejándole a merced de la fuerza con que el peliverde lo sujetaba, cerrando sus ojos para concentrarse en no dejarlo caer.

Los meteoritos comenzaron a aparecer. Estaban entrando a la zona más densa del espacio. La luna a lo lejos brillaba majestuosa. Los meteoritos comenzaron a golpear el bus con fuerza. Hyoga tembló.

-¡Shun!, ¡suéltame! - Le dijo comprendiendo su error al seguir ese autobus con esas alas no listas.

-¡No! ¡Te lastimarás! - Le replicó Shun con terror.

-¡Shun! ¡Suéltame! - Grito una vez más Hyoga.

 

Pero en ese momento una roca lo golpeó con fuerza, dejándolo sujetado del marco de la ventana. Shun gritó horrorizado y se asomó con más de su cintura fuera del bus.

 

-¡Hyoga! - Le gritó extendiendo su mano - ¡tómala!

-¡No!, te jalaré conmigo si la tomo - Gritó mientras perdía las pocas fuerzas que le quedaban y sentía que la ola de viento lo llevaría con destino incierto.

 

De pronto lo invitable. Rebotó con fuerza contra el bus y su mano quedó libre momentaneamente. Pero al segundo sintió la cálida mano de Shun sujetar la suya con fuerza. No había quedado libre en el hiper-espacio, estaba sujeto por la mano del amor.

Y Shun, lo abrazó contra su pecho y ya no estaban junto al bus, sino flotando en medio de una masa de estrellas que deslumbraban.

Cada una de ellas brillando en las pupilas esmeraldas de Shun.

 

-"El amor es un milagro" - Le dijo una voz tan hermosa que le hizo llorar, abrazado a ese chico que amaba con todas sus furezas, por el que dio su vida y por el que la daría una y mil veces mas. Por ese chico que no dudó en arrojarse del autobus, para no dejarle caer solo. Por ese chico que lo amaba tanto como él lo amaba. Y que no podía vivir, si no fuera a su lado.

 

Miró hacía arriba, un hermoso ángel los llevaba a ambos. Con unas alas verde brillante grandes y bellas.

El perfil de una mujer que fijaba su vista en el camino de regreso al Cielo. Atrás quedaban las luces de ese bus con parada en la Luna y destino en la Tierra.

El Cielo, nubes de infinitos colores, los esperaba tranquilo y más cálido que la primera vez que lo vio.  Porque esta vez, junto a él estaba Shun. Y las cosas siempre son mejores cuando estas con quien amas.

 

-Mamá...- Pronuncio sin saber porque.

-Mi pequeño, estoy aquí - Le respondió el ángel. Y Hyoga sintió que entraba en un sueño tan profundo que era difícil saber si todo aquello era una ilusión.

 

Una suave caricia sobre su mejilla, el olor a flores de Shun, las cálidas palabras de su madre. Eso era el Cielo.

 

 

-¿...Estoy muerto?

-Sí, lo estás - Respondió Shun con una sonrisa, besando los parpados cerrados de Hyoga.

-¿Shun? - Preguntó abriendo sus ojos y encontrandose con los  verdes de su pequeño.

-Aquí estoy Hyoga - Pasó sus dedos acariciando su cabello y sonriéndole

-Pero... ¿Qué pasó? - Preguntó sin entender nada, mientras disfrutaba de las caricias que Shun suavemente depositaba ahora en su cara.

-Tú Mamá nos salvó a ambos, después de que...- Shun que al recordar el angustiante momento, le costaba dejar salir las palabras sin terminar en llanto, prosiguió ante la mirada suplicante de Hyoga.

-Después de que te golpeara ese meteorito y te soltaras yo...

-¡Te lanzaste por mi!, ¡Te lanzaste para salvarme! - Le dijo Hyoga sorprendido e incorporandose en la cama.

-Bueno, eso dicen en el tribunal. Que yo, te salvé, sin importar que ocurriría con mi alma.

-Pero, entonces...

-Ya no estoy condenado a vivir Hyoga, ni a no tener una alma gemela.

- Eso quiere decir que tú y yo...

-Podemos estar juntos - Terminó el peliverde arrojandose a sus brazos y besándolo apasionadamente.

 

Hyoga que apenas podía creer lo que había sucedido, lo abrazó con fuerza, regresando la pasión del beso. Pero una duda le hizo separar sus labios momentaneamente para articular una pregunta.

-¿Quién...?

-Tú mami Hyoga. Ella era nuestro ángel de amor. - Le dijo Shun mientras el sonrojo en sus mejillas le hacía parecer aun más dulce.

 

-¿Mi mamá? ¿Ella en verdad estaba ahí? - Preguntó ilusionado Hyoga

-Si, ella nos trajo a salvo al Cielo y... -Dudó el peliverde en continuar.

-¿Y? - Trató de animarlo Hyoga mientras acariciaba su cabello.

-Ella dijo que, que estaba feliz de que yo fuera tu alma gemela - Dijo el pequeño completando el rubor de sus mejillas con una sonrisa tímida.

 

Hyoga lo abrazó mientras comenzaban a reír de felicidad. Se levantó, sujetando la mano suave de Shun y caminaron juntos fuera de la habitación.

En la entrada estaba Shaka, mirándolo con la misma tranquilidad con la que le recibió aquel primer día en el Cielo.

-¡Bienvenidos, ángeles de amor! - Pronunció el ángel solemnemente. Hyoga se sorprendió y miró con sus ojos abiertos a Shun que a su lado bajaba la mirada avergonzado.

 

-¿Serás un ángel de amor? - Le preguntó Hyoga con una sonrisa enorme en su rostro.

-Sí, me dieron  a escoger antes como una prueba, para saber si te merecía y saber si podía ser un ángel de...amor - Terminó el peliverde ruborizado al máximo. Hyoga pasó su brazo por la espalda de Shun y lo sujetó con fuerza. Más allá estaban Seiya y Shiryu tomados de la mano.

 

-Te dije que en el Cielo no hay errores - Alardeó Seiya sonriendo ampliamente

-Si los hay - Agregó Shiryu - Es un error que tú seas un ángel.

-¡No es cierto! Y si no te gusta, ya te puedes ir buscando otro - Respondió enojado Seiya.

 

-Si hay errores - Interrumpió una voz - Pero sabemos reconocerlos y enmendarlos - terminó Shaka, mientras miraba intensamente a los dos nuevos ángeles de amor.

 

Junto a los otros estaban Aldebaran, Kiki, Milo, Shura, Saga, Alloros, Death mask, Camus y Mu, mirándolos sonrientes y felices. Pero más allá de todos esos rostros, ahora familiares, estaba uno aún más importante para Hyoga. El de su madre.

 

Alta y delgada. Con sus cabellos sueltos ondulados y largos, cayendo graciosamente sobre su hermoso par de alas. Se acercó caminando lentamente hasta los dos chicos abrazados.

-Shun, Escogí estas hermosas alas para ti - Se acercó al peliverde que extendió su mano recibiendo en ella un frasco con un líquido color amarillo dorado. Luego ella fijó sus ojos celestes en su hijo. Aquel muchacho del cual fue separada al morir, pero que jamás dejo solo.

Siempre lo cuidó desde el cielo y lo visitaba cada vez que tenía una misión en la Tierra.

 

Sorprendentemente un día, su misión, era unir a su propio hijo con su alma gemela.

Cuanto gusto le había dado cuando descubrió que el alma destinada para él, era tan pura y hermosa. Trató con todas sus fuerzas de lograr que se conocieran, que Hyoga cambiara de camino, para pasar ahora por el frente de la floristeria. Lograr que entre el duro trabajo, Shun desviara su vista de las flores y encontrara el amor.

 

Ahora, su hijo caminaba por las nubes, de la mano de el alma que jamás le dejaría solo y siempre lo amaría. 

Se acercó a  Hyoga sin decir nada, no había palabras para ese momento. Acarició su mejilla y algunos cabellos tan rubios como los de ella y lo besó suavemente en la frente, mientras Hyoga lloraba al sentir la felicidad más completa que jamás soñó tener.

 

 

Días después, cuando ya todo estaba en orden. Hyoga recibió un nuevo par de alas. ¡Sin comprarlas claro! Unas nuevas, porque las otras las había perdido en su lucha por el amor de Shun.

 

Ahora, después de haber dormido plácidamente toda la noche, enredado en el cuerpo de su amante, despertaba sintiendo el renacer de las delicadas alas en su espalda, brillantes, fuertes y de un suave color esmeralda, como los ojos de su peliverde.

 

Miró el par que adornaba la blanca espalda de Shun y se maravilló con el hermoso color plata de estas, que brillaban tanto como sus cabellos.

 

- ¿Hyoga? - Murmuró Shun despertando y estirando sus brazos.

-Buenos días mi ángel - Susurró Hyoga mientras depositaba suaves besos en sus brazos extendidos. El peliverde sonrió complacido, girándose en busca de más, sintiendo las cosquillas que los labios de su rubio le provocaban en la piel. Pero una caricia suave en su espalda, ajena a las que le brindaba su ahora novio, lo sorprendió.

 

- ¡Tengo alas! - Gritó emocionado, mirándolas y tocándolas con sus dedos, con miedo a que fueran a desaparecer.

-¿Vamos a probarlas? - Preguntó entusiasta Hyoga.

-¡Claro! - Respondió el pequeño dándole un beso profundo en los labios.

 

Salieron juntos a los campos de nubes. Llanuras extensas y solitarias. Un horizonte dibujado por sobre la codicia, la maldad y el odio.

Shun probó un batir de alas, algo torpe y descontrolado. Su ala izquierda se batió con más fuerza que la derecha y lo hizo girar estrellándose contra Hyoga, que lo sujetó de su cintura mientras batía las suyas con mayor sincronización.

 

-¡No es justo! - Reclamó el peliverde enfadado. Deseaba sorprenderlo, que se sintiera orgulloso de él.

-Tienes que practicar, eso es todo - Trató de animarlo Hyoga - Recuerda que pronto tendremos que ir a visitar a Ikki. No podemos estrellarnos en las flores.

 

Shun lo miró por un largo rato en silencio.

 

-¿Qué sucede? - Preguntó Hyoga, mientras le llevaba de las manos volando unos pocos centímetros por sobre las nubes.

- Soy demasiado feliz - Respondió mirándolo con incredulidad. Nunca se imaginó que podría estar así junto a él. Era tan lindo, apuesto, sensual, tierno...quería tenerlo junto a él a cada instante, por toda la eternidad.

 

Hyoga lo jaló con más fuerza y subieron unos centímetros más. El peliverde consiguió batir sus alas con mayor destreza.

 

-Yo también soy muy feliz, Shun - Le habló con tranquilidad, rozando alguna de las delicadas plumas de sus alas con sus dedos - Podemos volar juntos por el Cielo. Besarte todo el tiempo, acariciarte. Compartir todo, ayudar a las personas a ser tan felices como nosotros.

 

Shun sonrió y se elevó más alto jalando a Hyoga con él.

 

Las nubes comenzaban a alejarse. La claridad celeste se volvía cada vez más azul marina.

 

-Puedo tocar las estrellas Hyoga  ¡Mírame! - El peliverde se soltó de las manos de Hyoga y voló más alto. Desde la posición del rubio, el universo parecía más inmenso que antes. Las alas plateadas del pequeño se agitaban ahora con delicadeza. La estela plateada que dejaba a su paso, iluminaba con fuerza su alrededor.

 

Entre el sentimiento de aventura y de curiosidad, había uno mucho más profundo. El amor. No importaba el lugar, el momento. El futuro incierto era prometedor.  

 

-¡Hyoga!  La tomé entre mis manos pero desapareció - Descendió triste el peliverde hasta donde estaba el rubio y se sentó cerca de él, en una cómoda nube.

-¿Qué desapareció Shuni? - Le dijo mientras le acomodaba la camiseta enroscada en su pecho a causa del vuelo rápido.

-La estrella...la quería para ti - Terminó el peliverde mirando curioso las densas nebulosas y buscando algún resto en sus manos y ropas.

El rubio acerco otro pequeño cúmulo de nube y se sentó cerca de Shun.

 

-No importa Shuni, te tengo a ti. La estrellita más hermosa de todas - Buscó sus labios y los besó, rozando sus mejillas rosadas...ardiendo. Su boca tímida era deliciosa.

 

-Te amo Hyoga...tu también eres mi estrellita - El pequeño ángel le desordeno traviesa mente el cabello.

-Te amo tanto...Shuni - Le respondió el rubio - Pero ahora... ¡te atraparé!

Shun voló de la nube riendo, aún con la sensación en sus dedos de los suaves cabellos dorados. Hyoga voló cerca de él, jugando a pillarlo. 

 

Probaron un batir de alas más. Un zumbido parecía escucharse al agitarlas muy fuerte.

 

Se sonrieron nuevamente.

 

Con fuerza agitaron sus alas y se elevaron por sobre las nubes de suave algodón una vez mas y volaron bajo ese otro zumbido, que era el de sus corazones, latiendo por el más puro amor.

 

Ellos eran almas gemelas.

 

 

 

^_^ Fin *_*

Notas finales:

ShunxHyoga 

Este dibujo, al igual que el fic, está dedicado y lo hice con mucho cariño para Sayo.

 Este es el link, por si no se ve la imagen.

http://mundoarchivo.com/show.php/70338_AG0.JPG.html


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